El DSM IV y la ICD 10 son modelos de
clasificación basados en categorías, p. ej. : Un
trastorno es considerado presente si alcanza el umbral del
criterio establecido, y ausente si no lo alcanza. A favor del
modelo categórico de clasificación está la
facilidad de utilización y la familiaridad en el uso
clínico, en contra de este modelo figura la
imposición de límites inflexibles entre los
diversos trastornos de la personalidad y entre estos y la
normalidad.
El DSM IV divide los trastornos de la personalidad en
tres grandes grupos:
GRUPO A: Trastornos que se manifiestan por conductas
peculiares o excéntricas, como los trastornos de la
personalidad paranoide, esquizoide y
esquizotípico.
GRUPO B: Trastornos que se manifiestan por
síntomas dramáticos emocionales, como los
trastornos de la personalidad histriónica, narcisista,
antisocial, y borderline.
GRUPO C: Trastornos que se manifiestan por
angustia, miedo, ansiedad, como los trastornos de la personalidad
evitativo, dependiente, obsesivo-compulsivo, y
pasivo-agresivo.(ver cuadro pagina 1).
Breve
descripción de los trastornos
Trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo
Se consideran controladores y responsables tanto de
ellos mismos como de los demás. Es como si creyeran que
todo depende de ellos y por tanto deben alcanzar y mantener el
nivel óptimo de perfeccionismo. El resto de mortales
aparecen ante sus ojos como "ineptos" y "despreocupados". Para
sobrevivir necesitan orden y perfección. Para ellos es
catastrófico perder el control o no llevar a cabo los
"deberes" que a menudo se autoimponen. Cualquier fracaso puede
llevarlos a la depresión. Son individuos demasiado
exigentes con un alto nivel de ansiedad que se frustran
habitualmente.
Trastornos de la personalidad por dependencia
Se sienten desvalidos, desprotegidos necesitando
continuamente el apoyo de los demás. Son los otros, los
fuertes los que les proporcionan los recursos necesarios para
alcanzar la felicidad. Sin ellos, no son nadie. Son tremendamente
débiles y con una autoestima muy baja.
Este tipo de personas pueden funcionar perfectamente
mientras cuenten con el apoyo y cuidado de la persona "fuerte".
Si ésta les falla, se hunden. Su principal temor es el
rechazo o el abandono.
Trastornos de la personalidad pasivo-agresiva
Su estado levita entre la pasividad y sumisión
para mantener sus relaciones con el entorno y la agresividad que
explosiona frente a la pérdida de autonomía que
sienten en su interior. La ambivalencia les marca: necesidad de
apego y miedo al abuso fluctuando entre una conducta pasiva y una
conducta agresiva como aquel globo que finalmente se hincha y
explota.
Trastorno paranoide de la personalidad
El sujeto paranoide es desconfiado por naturaleza.
Siempre atento esperando pillar con las manos en la masa a
aquél que le traicione. Ve fantasmas donde no los hay.
Todo el mundo es una gran conspiración contra sí
mismo.
Es cauteloso, sus interpretaciones siempre son
complicadas y falsas. Teme ser secretamente manipulado o
controlado. La ansiedad continua que sufren provocada por sus
"manías" les hace a menudo solicitar terapia.
La esencia del paranoide es la desconfianza, la falta de
fe. La fe es una creencia ingenua, no analizable, de un precepto,
de una doctrina. Cuando uno usa la fe como fundamento, no se
cuestiona nada. En general usamos este patrón de fe para
movernos en la vida. Creemos que las cosas van a salir bien o que
las cosas se van a repetir tal cual se repitieron ayer o antes de
ayer y van a seguir con una proyección semejante, que
vamos a entrar a nuestra casa y no va a haber un extraño
robándonos, no vamos a encontrar muertos a nuestros
familiares, o que no va a caer una bomba en Buenos Aires, en fin,
hay toda una serie de creencias que nos ayudan a vivir
tranquilos.
En el paranoide se produce una ruptura de esta fe, de
esta confianza básica. Dice "esto que se me presenta hay
que razonarlo", es decir no se entrega espontáneamente a
las circunstancias, sino que utiliza una herramienta, que es el
razonamiento. Esto le produce duda, quiebra la fe, por eso el
paranoide es una persona que está alerta, a la
expectativa, en lucha ante la posibilidad de que algo sea
agresivo para él.
Rápidamente nos damos cuenta de que el paranoide
es un hombre temeroso y que en la esencia del paranoide
está el miedo. ¿Por qué uno se defiende? Uno
se defiende porque tiene miedo. Está temeroso de ser
perjudicado, atacado. Es un hombre a la defensiva. Y cuando uno
está a la defensiva, no es espontáneo,
está tenso. Cuando se está en lucha no se puede
disfrutar.
Recién cuando uno se relaja puede disfrutar, sino
está a la expectativa, hiperalerta, mirando de
dónde va a venir el sablazo. El miedo subyace en
todo.
Una vez que entendimos esto, rápidamente se
entienden las demás cosas, lo de la suspicacia, lo de
buscar las claves "este me dijo tal cosa, ¿qué me
habrá querido decir?". En un grupo "aquellos dos
están hablando, ¿a ver si están hablando
algo en contra mío?". Ahí viene la autorreferencia,
la susceptibilidad, estar pensando de qué manera una leve
señal, despierte una reacción grande, esa es la
susceptibilidad.
Son hiperrazonante y el tipo de razonamiento que usan es
el deductivo, es decir, parten de un concepto
general y lo adaptan a los hechos particulares. En otras
palabras, son prejuiciosos. O sea, se manejan con un juicio
previo y tratan después de corroborarlo con lo que
está pasando.
Un ejemplo rápido: parten del prejuicio "mi
pareja me es infiel" y desde ahí tratan de buscar
elementos, hechos particulares que puedan corroborar el
pensamiento inicial, el prejuicio de ser engañado por su
pareja. No es un razonamiento de tipo inductivo, que
parte de los hechos particulares, y por sumatoria obtiene una
conclusión general. Por ejemplo, la esposa llega tarde, la
ropa está toda arrugada, tiene pastitos en el pelo,
etcétera. Y concluye inductivamente que tal vez lo
engaña. Ese es el pensamiento inductivo.
Este exceso de razonamiento tiene sus pro y sus contra.
Le da al paranoide cierto aire de suficiencia. Suelen ser
inteligentes, con un buen capital ideativo. Y creen que siempre
tienen razón. Son muy críticos, no están
conformes, siempre les falta algo, no están satisfechos
nunca. Es el famoso "si, pero yo lo hubiera hecho así". El
paranoide es descalificador.
La otra característica es el respeto por las
jerarquías, es una persona que cuando respeta a su
jefe, es un muy buen colaborador y puede llegar a ser sumiso a
pesar de que es un hipervalorado. Puede tener acciones de
esclavo, cuando su jefe le da órdenes y a su vez ser un
tirano con sus subordinados o con su la familia. Tiene un manejo
del humor bastante particular, con los amigos puede ser alegre,
compañero, y dentro de casa es un amargado,
seco.
Cuando se leen los criterios que maneja el DSM IV, como
en este caso que describimos al paranoide, se llega a la
conclusión que uno conoce a muchos paranoides tanto en su
trabajo como entre sus familiares o incluso uno mismo. Es
decir que son muchos los que pueden ser señalados como
paranoides.
Trastorno narcisista de la
personalidad
Se consideran especiales, divas, superiores a todo ser
humano. Esa condición les posibilita un trato diferenciado
del resto de la humanidad. Si no lo obtienen, pueden castigar o
bien sentirse terriblemente frustrados.
Trastorno antisocial de la personalidad
Este tipo
de personas se consideran autónomas y con fuerza en
sí mismas. Creen tener derecho para violar las normas y
reglas impuestas. La personalidad antisocial "primero pega y
luego pregunta". Pueden delinquir abiertamente o bien ser
más sutiles y estafar mediante astutas
manipulaciones.
Su creencia es que el mundo es injusto y yo merezco
tener aquello que tienen otros. Sus actos delictivos siempre
están justificados por ellos. No hay normas, no hay
distinción entre el bien y el mal.
Trastorno esquizoide y esquizotípico de la
personalidad
La palabra clave es el aislamiento y su estrategia
mantenerse a distancia de los demás para preservar su
soledad al máximo. El acercamiento de los demás lo
viven como intrusión y ello representa una amenaza para su
vida.
Trastorno de personalidad por evitación
Estas personas desean la cercanía con el entorno pero a
la vez temen ser heridas. El temor al rechazo, al dolor les hace
evitar toda relación y así no pueden llegar a
sufrir. Evitan la evaluación, el riesgo porque el mayor
temor que pueden sentir es la humillación. El paciente
evitativo limita sus expectativas, se abstiene de compromisos
porque en ellos existe el riesgo al fracaso.
Trastorno histriónico de la personalidad
Se viven como encantadoras con cierto estilo y
totalmente merecedoras de atención por parte de los
demás. Necesitan cautivar como modo de funcionamiento,
atraer, expresar emociones de forma abiertamente manifiesta. Son
unos excelentes actores, pues su vida entera parece puro teatro.
Confabulan, manipulan siempre para conseguir que el resto se
mantenga a sus pies. Bajo un aspecto jovial y seguro se esconde
el temor a la indiferencia y rechazo.
Trastorno límite de la personalidad
Aquí se amontonan aquellos trastornos
difíciles de encasillar, que están a caballo entre
la neurosis y la psicosis. Se define como una pauta duradera de
percepción, relación y pensamiento tanto sobre el
entorno como sobre sí mismo en la que existen problemas en
diversas zonas, como por ejemplo en la relación
interpersonal, en la imagen que tiene de sí mismo, en su
estado anímico, etc..
Podemos alertarnos ante un TPL cuando veamos por
ejemplo: vivencias de relaciones intensas e inestables, conducta
compulsiva, sentimientos de vacío o aburrimiento
crónicos, impulsividad, ira intensa e incontrolable
episódicamente, no tiene muy claro sus metas, sus
prioridades, su escala de valores (confusión).
La Personalidad Psicopática
La personalidad psicopática ha sido largamente
estudiada a lo largo de la historia de la psiquiatría,
recibiendo variadas denominaciones tales como locura moral,
inferioridad psicopática, sociopatía, personalidad
amoral, asocial, antisocial o disocial. En la etiología de
esta entidad probablemente confluyan factores genéticos y
medioambientales (crianza, experiencias infantiles, etc). Algunos
estudios han encontrado alteraciones en el electroencefalograma y
otros han descrito pequeñas malformaciones
congénitas con mayor frecuencia que en la población
general.
Los psicópatas se caracterizan básicamente
por su desprecio hacia las normas establecidas por la sociedad.
Carentes de principios morales, sólo valoran a las
demás personas en la medida en que puedan serles de alguna
utilidad práctica, de modo que no tienen reparo alguno en
atropellar los derechos ajenos cuando estos representan un
obstáculo para el logro de sus propósitos. Vemos
así que en el historial del psicópata abundan actos
delincuenciales como robos, agresiones, chantajes, estafas,
violaciones y hasta crímenes. Su falta de sentimientos de
culpa se traduce en todo tipo de justificaciones para sus actos,
de modo que el psicópata se muestra a sí mismo como
incomprendido o víctima de la sociedad, guiándose
siempre por sus propias reglas y no admitiendo nunca el menor
remordimiento o vergüenza por sus atropellos.
Impulsivos por naturaleza, no miden el peligro ni las
consecuencias de sus acciones, incurriendo repetidamente en actos
riesgosos para sí mismos y para los demás, como
conducir imprudentemente, consumir sustancias adictivas o
participar en actos delictivos. Incapaces de tolerar las
frustraciones, pueden ser muy violentos si no consiguen lo que se
proponen por medios pacíficos. Propensos al aburrimiento,
buscan continuamente las emociones intensas y se consideran a
sí mismos como personas de acción,
intrépidos o temerarios.
Sus relaciones interpersonales son frías y
superficiales, se interesan sólo por sí mismos,
suelen ver a los demás como objetos intercambiables y son
incapaces de sentir afecto por otras personas, aunque pueden
aparentar lo contrario si lo consideran necesario. Son
manipuladores, utilizan a los demás para el logro de sus
objetivos y no dudan en aprovechar las debilidades ajenas, que
suelen descubrir rápidamente si son inteligentes. Son
también sumamente deshonestos, mienten con frecuencia y
con gran facilidad, y aunque pueden generar simpatía en
algunas personas por su aparente independencia y temeridad, no
son capaces de mantener relaciones sentimentales duraderas,
siendo por lo general infieles y promiscuos
sexualmente.
Este trastorno suele iniciarse tempranamente, en la
adolescencia o aun en la infancia, con mala conducta escolar,
maltrato de animales o niños pequeños, agresividad,
violencia, mentiras frecuentes y delitos menores como robos o
daños a la propiedad ajena.
La Décima Clasificación Internacional de
Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud
(CIE-10, 1992) define el trastorno disocial de la personalidad
según los siguientes criterios:
Por su parte, el Cuarto Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales de la
Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-IV, 1994)
utiliza los siguientes criterios para el trastorno antisocial de
la personalidad:
A. Un patrón general de desprecio y
violación de los derechos de los demás que se
presenta desde la edad de 15 años, como lo indican 3 o
más de los siguientes items: (1) fracaso para adaptarse a
las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal,
como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de
detención (2) deshonestidad, indicada por mentir
repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un
beneficio personal o por placer (3) impulsividad o incapacidad
para planificar el futuro (4) irritabilidad y agresividad,
indicados por peleas físicas repetidas o agresiones (5)
despreocupación imprudente por su seguridad o la de los
demás (6) irresponsabilidad persistente, indicada por la
incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse
cargo de obligaciones económicas (7) falta de
remordimiento, como lo indica la indiferencia o la
justificación del haber dañado, maltratado o robado
a otros.
B. El sujeto tiene al menos 18 años.
C. Existen pruebas de un trastorno de conducta que
comienza antes de los 15 años.
D. El comportamiento antisocial no aparece
exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un
episodio maniaco.
Aspectos
etiológicos
A- FACTORES GENETICOS:
La influencia genética es un factor
etiológico importante, los hallazgos en ésta
área han sido útiles para estimar el grado de
heredabilidad de la personalidad y de sus Trastornos.
Investigaciones recientes en gemelos, en las cuales se hizo un
estudio comparativo de la personalidad de gemelos
dicigóticos y homocigóticos, han confirmado que
alrededor del 50 % de la variabilidad observada en la
personalidad, está condicionada por factores
genéticos. La influencia del medio ambiente
hogareño compartido, era pequeña o desestimable,
esto sugiere que, contrariamente a la creencia popular, la
personalidad puede no ser formada por las tradiciones familiares,
sino, por una pléyade de experiencias que son
únicas para el individuo, y derivadas de sus experiencias
externas. Los Trastornos de la Personalidad son menos
heredables que los Rasgos.
La evidencia de factores genéticos en la conducta
criminal, los rasgos ansiosos, la personalidad obsesiva, y la
personalidad esquizoide y esquizotípica, son sustanciales.
Nuevas técnicas moleculares en genética, han sido
utilizadas para estudiar la asociación entre rasgos de
personalidad y genes que se piensa están involucrados en
la neurotransmisión del S.N.C. Hasta ahora, no existen
correlaciones evidentes.
B- FACTORES AMBIENTALES:
Muchos estudios han revisado la asociación de
eventos traumáticos de la infancia, con Trastorno
Borderline de la personalidad. Estos estudios han reportado un
alto número de experiencias traumáticas durante la
infancia, particularmente de abuso sexual y físico sin
embargo, la conclusión de que el abuso sexual y
físico produzca Trastorno de la Personalidad Borderline,
no está comprobada, visto que muchos niños
traumatizados, no desarrollan Trastorno de la Personalidad
Borderline. En conclusión, el trauma psicológico,
no es condición necesaria ni suficiente para el desarrollo
de Trastornos de la Personalidad.
C- INTERACCIÓN GEN-MEDIO
AMBIENTE:
Es posible que no exista un factor
único causal de Trastorno de la Personalidad. En cambio,
factores genéticos, biológicos, ambientales e
intrapsíquicos pueden contribuir aditiva, interactiva, e
independientemente. Esto se enmarca en las corrientes de
pensamiento actual, en donde los Trastornos de la Personalidad
serían otro ejemplo de trastornos mentales que se explican
mejor en el contexto Gen-Ambiente. Esto espera por posteriores
análisis y comprobaciones.
IMPLICACIONES DE LOS FACTORES BIOLÓGICOS
EN LA PATOGÉNESIS DE LOS TRASTORNOS DE LA
PERSONALIDAD
Evidencias recientes señalan que los factores
biológicos pueden ser tan importantes como otros en la
patogénesis de los trastornos de la personalidad, esto
podría proveernos del un aspecto fundamental, que junto
con los factores psicológicos, sociológicos y
culturales nos permita entender mejor el origen de estos
trastornos.
Los elementos biológicos pueden ser las bases o
los "factores constitucionales", que aunado a los otros
elementos, estructuran la personalidad.
Aunque la formación y desarrollo de la
personalidad depende de una gran variedad de factores
ambientales, un mejor entendimiento de los factores
biológicos subyacentes, puede ayudarnos a comprender mejor
como se trastorna esta.
Existiendo correlación entre factores
biológicos y genéticos, y los trastornos del Eje I,
existe la posibilidad que pueda encontrarse igual
correlación, entre estos y los trastornos del Eje
II.
Recientes estudios Neuroquimicos en pacientes con
Trastorno de la Personalidad Esquizotipico, sugieren que los
síntomas pseudopsicóticos de este trastorno
podrían estar asociados a incremento de la actividad
dopaminérgica, y que los síntomas deficitarios
prominentes como disminución de la memoria, y de las
funciones cognitivas pueden estar asociados a disfunción
cortical estructural e hipodopaminergia frontal, sin embargo una
actividad dopaminérgica aumentada en áreas
subcorticales, estaría asociada a los síntomas de
hipervigilancia y pensamiento estereotipado.
Pruebas neurofisiológicas y
psicofisiológicas, han demostrado anormalidades del
procesamiento de la información, y la mediación de
la respuesta en los trastornos correspondientes al espectro
dramático (afectivo e impulsivo).
Anormalidades de los sistemas de neurotransmisión
noradrenérgico, serotoninérgico, y
colinérgico, son consistentes con las perturbaciones de
los mecanismos neuroregulatorios, que modelan la afectividad, la
relación con el medio externo, y la inhibición de
los impulsos en los trastornos antes mencionados.
Otros estudios han relacionado la disminución de
la actividad dopaminérgica, serotoninérgica, y
gabaérgica, con aumentos en la actividad
noradrenérgica como probables marcadores para los
trastornos de la personalidad del cluster ansioso.
Historia del
concepto
Este es un tema que preocupa desde la antigüedad
porque siempre hubo personalidades anormales como parte de la
población. Personas cuyo tipo de conducta llamaba
fuertemente la atención y a las que no se las
podían calificar de locos ni de cuerdos, estaban en un
campo intermedio. Son individuos que se separan conductualmente
del grueso de la población. En este trabajo la
personalidad psicopática es definida como una variedad de
individuos con necesidades especiales y recursos atípicos
para satisfacerlas. Luego de la historia del concepto se
describen los rasgos más frecuentes en el siguiente
capitulo.
Pinel
Philippe Pinel (1745-1826) en 1801 publica su
Traité médico philosófique sur
l"aliénation mentale y habla de personas que tienen
todas las características de la manía pero que
carecen del delirio (Pinel llamaba manía a los estados de
furor persistentes y psicosis florida, distinto del concepto
actual de manía(9). Decía "me
admiré de ver muchos locos que en ningún tiempo
presentaban lesión alguna del entendimiento, y que estaban
dominados de una especie de instinto de furor, como si
únicamente estuvieran dañadas sus facultades
instintivas. La falta de educación o una educación
mal dirigida o bien un natural perverso e indómito, puede
ser la causa de esta especie de enajenación".
James Pritchard
Tanto Pinel como Pritchard luchaban contra la idea,
imperante en esos tiempos, del filósofo Locke quien
decía que no podía haber manía (furor,
psicosis) sin delirio (es decir sin compromiso del intelecto).
Por lo tanto los jueces no declaraban insano a ninguna persona
que no tuviera un compromiso intelectual manifiesto (delirio).
Pinel y Prichard trataban de imponer el concepto de que
existían insanias sin compromiso intelectual, y sí
afectivo y volitivo. Es decir que las funciones mentales
(intelecto, afectividad, voluntad) se podían enfermar
independientemente.
En 1835 James Cowles Prichard (1786-1861) en su obra
Treatise on insanity and other disorders affecting the
mind es el que habla de "Moral insanity".
El historiador G. Berrios(9) discute la
conceptualización de la insania moral como
equivalente a nuestro concepto de psicopatía. Según
este autor Prichard crea el término para referirse a
trastornos del comportamiento cuya insania característica
común era la ausencia de delirio. Y lo hace con una
finalidad forense, para poder ubicar dentro de las insanias a
enfermedades como la maníaco depresiva sin
características psicóticas. Así describe
como insanias morales típicas a casos "donde la tendencia
hacia la melancolía y la pena es el rasgo
característico. El individuo rodeado de todas las
comodidades de la existencia, se trasforma en triste y abatido,
sin esperanzas. Este estado de tristeza y melancolía da
paso a un período de condición opuesta de
excitación preternatural. En esta forma de desarreglo
moral la mente genera una necesidad de autodominio con continua
excitación, una inusual expresión de sentimientos
fuertes. Así, una mujer modesta y discreta se trasforma en
violenta y abrupta en sus maneras, locuaz, impetuosa y gritona".
Queda claro que Prichard no está hablando de una
personalidad psicopática.
Morel
Morel (1857) parte de lo religioso para elaborar su
teoría de la degeneración. El hombre ha sido creado
siguiendo un tipo primitivo perfecto y toda desviación de
ese tipo perfecto es una degeneración. La esencia del tipo
primitivo y, por lo tanto, de la naturaleza humana, es la
dominación de lo moral sobre lo físico. El cuerpo
no es más que "el instrumento de la inteligencia". La
enfermedad mental invierte esta jerarquía y convierte en
bestia al humano. Una enfermedad mental no es más que la
expresión sintomática de las relaciones anormales
que se establecen entre la inteligencia y su instrumento enfermo,
el cuerpo. La degeneración de un individuo se va
trasmitiendo (y agravando) a lo largo de las generaciones hasta
llegar a la decadencia (recordemos que Darwin da a conocer sus
investigaciones en 1854)(10). Valentín Magnan y sus
seguidores quitarán lo religioso de estas ideas y
acentuarán los aspectos neurobiológicos. Estos
conceptos van a afirmar la ideología de la herencia y de
la predisposición en varias teorías sobre las
enfermedades mentales.
Koch y Gross
En 1888, el alemán J. Koch(7) habla de
inferioridades psicopáticas, pero dice
inferioridades en sentido social y no moral como se entiende
erróneamente3. Para Koch, entonces, las inferioridades
psicopáticas eran congénitas y permanentes y las
dividía en tres formas: disposición
psicopática, tara psíquica congénita y
degeneración psicopática. Dentro de la primera
forma se encuentran los asténicos de Schneider,
dentro de la tara incluye a "las almas impresionables,
los sentimentalistas lacrimosos, los soñadores y
fantásticos, los huraños, los apocados, los
escrupulosos morales, los delicados y susceptibles, los
caprichosos, los exaltados, los excéntricos, los
justicieros, los reformadores del estado y del mundo, los tercos
y los porfiados, los orgullosos, los indiscretos, los burlones,
los vanidosos y los presumidos, los trotacalles y los noveleros,
los inquietos, los malvados, los estrafalarios, los
coleccionistas y los inventores, los genios fracasados y no
fracasados". Todos estos estados son causados por inferioridades
congénitas de la constitución cerebral, pero no son
consideradas enfermedades.
Otto Gross, austríaco, opinaba que el retardo de
la neurona para estabilizarse después de la descarga
eléctrica determinaba diferencias en el carácter.
Así en su libro "Inferioridades Psicopáticas" la
recuperación neuronal rápida determinaba individuos
tranquilos, y los de estabilización neuronal más
lenta (es decir mayor duración de la estimulación),
serían los excitables (inferioridades). Esto
influyó en Jung, quién llamó introvertidos y
extravertidos a estos tipos de Gross.
Kraepelin
Kraepelin, cuando hace la clasificación de las
enfermedades mentales en 1904 (7º edición), usa el
término "personalidad psicopática" para referirse,
precisamente, a este tipo de personas que no son ni
neuróticos, ni psicóticos, no están en el
esquema de manía – depresión, pero que sí
tienen un choque en cuanto a los parámetros sociales
imperantes. Incluye en ellos a los criminales congénitos,
la homosexualidad, los estados obsesivos, la locura impulsiva,
los inconstantes, los embusteros y farsantes y los
seudolitigantes.
Para Kraepelin, las personalidades psicopáticas
son formas frustradas de psicosis, las define siguiendo un
criterio fundamentalmente genético y considera que sus
defectos se limitan esencialmente a la vida afectiva y a la
voluntad.
Schneider
En 1923, Schneider da un sello al problema y hace una
conceptualización y clasificación de lo que es la
personalidad psicopática, que continúa
vigente.
K. Schneider(7) descarta en el concepto de
personalidad a la inteligencia, los instintos y
sentimientos corporales y la define como al "conjunto de los
sentimientos y valoraciones, de las tendencias y
voliciones", limitándolos al plano
psíquico.
Para K. Schneider las personalidades psicopáticas
son un subconjunto de las personalidades anormales (de acuerdo
con criterio estadístico, o sea que los tipos puros
son pocos), con la particularidad que sufren por su
anormalidad o hacen sufrir, bajo ella, a la sociedad. Pero
no por ello pueden ser nominadas como patológicas, y
aún "la valoración de hacer sufrir a la
sociedad es relativo y subjetivo: un revolucionario es un
psicópata para algunos y un héroe para otros". En
consecuencia no es válido realizar un
diagnóstico al modo de las enfermedades. A lo
sumo se puede mostrar, subrayar, destacar en ellos propiedades
que los caracterizan de manera sorprendente, sin tener con ello
en nuestras manos nada comparable a los síntomas de las
enfermedades. Un psicópata depresivo es, simplemente,
un hombre así.
Hay un determinismo en la concepción
schneideriana de psicopatía, los psicópatas "tienen
que llegar, más o menos, en toda situación
vital, bajo todo tipo de circunstancias, a conflictos
internos o externos. El psicópata es un individuo que por
sí solo, aunque no se tengan en cuenta las
circunstancias sociales, es una personalidad extraña,
apartada del término medio". La psicopatía no es
exógena, su esencia es disposicional,
innata, en el sentido de preexistente a las
vivencias. No por ello deja de anotar que toda personalidad se
desarrolla, y en esto tiene su parte el medio ambiente.
En consecuencias las anomalías conductuales secundarias a
alteraciones corporales (por ejemplo traumatismos en la corteza
orbitaria anterior – investigadas entre otros por E. Welt,
Kleist, Outes-Goldar, Isabel Benítez(16)-) serían
pseudopsicopatías
Es decir, la psicopatía se manifiesta.
Debe ser observada por los otros y esa conducta particular
valorada como anómala en relación al término
medio, y sufrir o hacer sufrir solamente sobre el eje de su
anomalía. Esto no significa que el psicópata
manifieste siempre su psicopatía, tiene
oscilaciones periódicas. Kahn distingue distintos cursos,
episódicos, permanentes, periódicos y
desarrollos psicopáticos. Aquí podemos
puntualizar que tampoco la conducta del psicópata es toda
psicopática, coexisten con ellas conductas adaptadas que
le permiten pasar desapercibido en muchas áreas de su
desempeño social. Esta integración conductual,
adaptado/psicopático, que se constata con mayor
frecuencia en las anomalías sexuales (donde lo
psicopático se suele manifestar en la privacidad) se hace
más difícil de ver cuando lo psicopático se
expresa sólo en determinadas circunstancias o sobre
determinado tipo de personas. El psicópata busca su
equilibrio en el otro complementario. La vivencia de no
completud genera tensión, sufrimiento al decir de
Schneider, y aunque encuentre las circunstancias, personas, cosas
o actos complementarios que hacen bajar su nivel de
tensión, siempre queda un quantum de tensión
vivenciado como insatisfacción o vacío interior.
Es, entonces, el complementario el que debe pagar por el
ajuste incompleto. Para el psicópata su incompletud es o
fue producida por otros, por lo que le parece justo que alguien o
algo pague por ello.
La postura de Schneider
Para Schneider el psicópata no es un enfermo; el
psicópata es un anormal. Esto, teniendo en cuenta que el
criterio a emplear para decir que algo es anormal, es el criterio
estadístico. Entonces dice "si nosotros tenemos
distribuida la población según la curva de Gauss,
anormales son aquellos que están en los extremos. El
grueso de la población ubicado en el centro sigue los
parámetros conductuales comunes, los del extremo
no".
Es importante retener este concepto porque lo que
está diciendo Schneider es que no son frecuentes. Es
más, son pocos y están en los extremos de la curva.
Hay marginales, desde el punto de vista estadístico, que
no son psicópatas.
Según lo expuesto anteriormente, Schneider se
pregunta ¿de qué manera se valora a un
psicópata? Como respuesta dice que " son aquellos
anormales que sufren o hacen sufrir por su anomalía".
Considera que no interviene, en esto, la inteligencia.
Recuerden que hay dos formas de valorar la normalidad,
según el criterio estadístico (la frecuencia de un
item en la población) y según el criterio normativo
(es normal lo que se ajusta a un modelo ideal, una persona debe
ser comprensiva, cariñosa, honesta, etcétera).
Considerando los parámetros y la norma puedo decir que si
el individuo A cumple la mayoría de estas normativas es
"normal", y si no, no lo es. Schneider dijo que eso era tan
subjetivo y tan poco fiable para hacer un trabajo serio, que
él decidió no fijarse en lo que debería ser
una persona, sino en lo que es.
Si ustedes observan el gráfico, se desprende que
Schneider tiene un pensamiento constitucionalista, no por azar
estas personas son marginales.
Dentro de las psicopatías, Schneider
diferenció distintos tipos, a saber:
De Cleckley al
DSM IV
En 1941, el americano H. Cleckley, escribe un libro
llamado "La máscara de la salud" y se refiere a este tipo
de personas. En 1964 da las características más
frecuentes de lo que hoy llamamos psicópata.
En 1961, Karpman dice "dentro de los psicópatas
hay dos grandes grupos, están los depredadores y los
parásitos" (haciendo la analogía biológica).
"Los depredadores toman las cosas por la fuerza y los
parásitos a través de la astucia y de la pasividad"
.
Henry Ey, en su "Tratado de psiquiatría" de 1965,
incluye a las personalidades psicopáticas dentro del
capítulo de las enfermedades mentales crónicas, que
considera como un desequilibrio psíquico destacando en
él las anomalías caracterológicas de las
personas y dice que las características básicas son
la antisociabilidad y su impulsividad.(5) En 1966 Robins comienza
con las bases para lo que se llamó después, en el
DSM, "trastornos de la personalidad".
Sintetizando, hay controversias entre las escuelas.
Todas, de alguna forma, apuntan a tres conceptos básicos.
La primera posición (intrínseca) corresponde a la
escuela constitucionalista y es que el psicópata deviene
de una constitución especial, viene genéticamente
determinado, y, en consecuencia, poco se puede hacer.
La segunda escuela es la social (extrínseca).
Ésta dice que la sociedad hace al psicópata, hace a
sus propios criminales por no darles los medios educativos o
económicos necesarios. Existieron dos estilos diferentes
de institutos especiales: La escuela inglesa Lyman (cerrada en
1972), con un sistema disciplinario rígido, autoritario,
duro, y la escuela Wiltwyck (fundada en 1937), estadounidense, en
donde la idea era crear un ambiente cálido, afectuoso,
propendiendo a la amistad, una "disciplina de amor" según
cita Cinta Molla(3). Los psicópatas constituían el
35% de la población en ambas escuelas, y si bien Wiltwyck
tuvo un marcado éxito inicial, la tasa de reincidencia en
actos antisociales, una vez egresados de estas instituciones, al
cabo de unos años, fue semejante.
La tercer escuela es la psicoanalista, que habla de
perversiones sólo en relación con la
sexualidad. Cuando el trastorno implica otras pulsiones, Freud
habla de libidinización de dicha pulsión, que ha
sido "pervertida" por la sexualidad. La perversión adulta
aparece como la persistencia o reaparición de un
componente parcial de la sexualidad. La perversión
sería una regresión a una fijación anterior
de la libido. Recordemos que para Freud el paso a la plena
organización genital supone a) la superación del
complejo de Edipo, b) la asunción del complejo de
castración y c) la aceptación de la
prohibición del incesto. Así la perversión
llamada fetichismo va ligada a la renegación de la
castración. La perversión sería el
negativo de la Neurosis, que hace de la
perversión la manifestación en bruto, no reprimida,
de la sexualidad infantil.
Desalmado en la paz, héroe en la
guerra
Siguiendo a Darwin se podría especular sobre un
por qué del psicópata. Tal vez estas personas sean
un reaseguro de la especie, del grupo. Ante una emergencia
alguien debe responder con características no habituales
para hacer frente a la situación totalmente
anómala, imprevista o extraña. Así, en un
caso de guerra, aquel que es tildado de desalmado, cruel e
insensible es el héroe. Es aquel que va al frente, que
asume riesgos que el grueso no, se arriesga, y lleva adelante
acciones que la mayoría no se animaría a realizar,
es el comando de un grupo de guerra. O sea, esa potencialidad es
totalmente desfavorable en tiempo de paz, y puede llevar a esta
persona a desarrollar conductas muy agresiva a su entorno,
(delincuencia, criminalidad, etcétera); en situaciones
anómalas se ajusta perfectamente a los requisitos de
emergencia que tienen que desarrollar. Los psicópatas
serían parte de la reserva del grupo en caso de
emergencia, pero que en estados normales son absolutamente
chocantes para la sociedad.
Aquellas personalidades anormales pueden tener cierta
adaptación a la sociedad, como el caso del
psicópata insensible que puede convertirse en un arrojado
policía, un buen militar, un torturador, un gobernante, un
talentoso deportista. La anticipación del peligro, el
miedo, no los inhibe para la acción. Y son, en
consecuencia, refractarios al condicionamiento
adversivo.
Empiezan a manifestar su psicopatía desde la
adolescencia y no se van a modificar después. El
psicópata no aprende de ciertas experiencias y menos
aún de la argumentación. Hay rasgos
psicopáticos que se observan desde la infancia, crueldades
sobre los animales o los otros niños, desprecio por las
jerarquías escolares, aberraciones de conducta, que suelen
ser "amortiguadas" por los docentes y familiares so pretexto de
"problemas emocionales" o "travesuras".
Introducción
a la Psicopatía
Desde los orígenes de la psiquiatría, los
profesionales han reconocido que hay personas cuyo
carácter antisocial no puede explicarse exclusivamente por
un trastorno emocional o mental, por motivaciones
neuróticas o por una crianza incompetente. El
término psicopatía debería usarse para
referirse a las personas cuyo carácter antisocial parece
resultado de un defecto o una aberración de ellos mismos,
no de un problema de crianza en sí.
Psicópata primario
Hervey Cleckley (1941, 1982) escribe en su libro "La
máscara de la salud (cordura)" a partir de una serie de
casos reales que él mismo tuvo que tratar: personas de
buena familia, inteligentes y racionales, sanos de mente y
cuerpo, pero con una florida conducta antisocial. Estas personas
no parecían afectadas por las consecuencias de sus
acciones.
Tal y como aparece presentado en los medios de
comunicación, el psicópata da una impresión
de peligro y de aspecto demoníaco. Sin embargo, esta
imagen no es totalmente correcta. Al igual que el
sociópata, el psicópata se caracteriza por una
falta de conciencia y de habilidades empáticas. Pero a
diferencia del sociópata, el psicópata primario no
ha desarrollado esta conciencia y esa empatía, no por un
problema de socialización, sino por alguna peculiaridad
psicológica inherente que le hace muy difícil de
socializar. Gracias a estas peculiaridades, el psicópata
parece indiferente a que se le castigue por sus acciones. En si
misma, esta característica no es perniciosa, pero al
combinarse con apetitos perversos o con un temperamento hostil y
agresivo, esa ausencia de restricciones normales puede dar lugar
a un paquete explosivo y peligroso. Algunos ejemplos son Ted
Bundy, Gary Gilmore, Diane Downs, o Neville Heath. La mejor
recopilación de ejemplos de psicópatas se puede
encontrar en la obra de Robert Hare "Sin conciencia"
(1993).
En marcado contraste con este carácter peligroso,
una ilustración de por qué a los psicólogos
criminalistas parece fascinarles el psicópata es el caso
de Oscar Schindler (el de La Lista de Schindler). Según
Lykken (1995) algunos de sus biógrafos retratan a
Schindler como oportunista, bon vivant, mujeriego, manipulador,
fracasado en los negocios legales, pero con mucho éxito en
los trapicheos que rodean una guerra. Siempre, según
Lykken, la acción de Schindler de rescatar un gran
número de judíos se comprende mejor como un hombre
de 35 años que se enfrenta él solo al Tercer Reich.
Cualquier "cerdo" podía matar gente en las condiciones de
ese momento. El reto estaba en rescatar personas, especialmente
judíos. Partes de la película de Spielberg no se
corresponden con el diagnóstico de la figura de Schindler
como psicópata primario, especialmente la escena final en
la que Schindler llora tras la liberación de sus
trabajadores. Este constituye un buen ejemplo de cómo un
psicópata puede desplegar conductas pro-sociales en
determinadas situaciones –si es que este retrato de sus
biógrafos resulta acertado. Otros personajes de la
historia que pueden ser diagnosticados de psicópatas
primarios son Lyndon Johnson, Winston Churchill o el explorador
británico Sir Richard Burton.
Estos ejemplos demuestran que estamos hablando de
clases de actores no de un patrón de acciones. Los
psicópatas tienen un riesgo de realizar conductas
criminales, pero no todos ellos toman ese camino. Incluso los
compañeros de un gemelo psicópata criminal no
tienen por qué seguir el mismo camino, a pesar de
compartir todo su ADN y haber compartido similares experiencias
de crianza. La mención de Johnson, Churchill o Burton
puede ser sorprendente, pero todos ellos comenzaron su vida
usando sus propias reglas, siendo aventureros y poco
convencionales. El talento, las oportunidades, y una suerte
planificada les permitieron alcanzar éxito y autoestima
usando métodos legítimos. Por tanto, constituyen
también ejemplos de psicópatas que acaban llevando
una vida pro-social. Según Lykken (1995) no hay nada
"determinista" en nacer con el talento natural para la
psicopatía.
Criterios de Cleckley
Estos criterios se han usado mucho en el estudio de la
psicopatía y han sido incorporados en un instrumento
psicométrico, el PCL –Psychopathy Check List—
de Robert Hare (1991). A diferencia de lo que sucede con el DSM
IV, algunos de estos criterios deben inferirse (p.e. "ausencia de
remordimiento"), pero eso no reduce sus garantías
psicométricas. Lo que es más importante es que el
PCL identifica un grupo más homogéneo.
Los 16 criterios de Cleckley
Tipificación de algunos
rasgos
Un rasgo no determina la etiqueta de psicópata,
deben reunirse un conjunto de ellos, de lo contrario
pensaríamos que estamos rodeados de psicópatas. Los
rasgos deben, además, ser persistentes y no ocasionales.
No deben ser egodistónicos sino que pertenecen a la manera
de ser de la persona. La intensidad y calidad del mismo debe ser
evaluada a través de la conducta y del efecto en su
entorno.
El psicópata en su accionar no es visiblemente
100% psicópata. No tiene una característica
física que lo distinga, como buscaba Lombroso. Es uno como
nosotros. Puede estar tomando apunte o dar una clase, ser un
compañero de trabajo, un líder social. Sólo
cuando actúa "psicopáticamente" se lo puede
reconocer. Tampoco son todos brillantes y exitosos, los hay
errabundos y marginales; otros se manifiestan en un ámbito
tan privado (perversiones) que, excepto para el complementario,
es una persona común. Estamos de acuerdo con la creencia
de que son pocos, algunas estadísticas señalan un
3% de los varones (1.050.000 accionando o en crecimiento, para
nuestro país) y 1% de las mujeres (350.000). A
continuación describimos los rasgos típicos que se
encuentra en la literatura sobre el tema.
Encanto
superficial
No todos los psicópatas son encantadores, los hay
anodinos, amargados, hoscos y algunos francamente repulsivos,
otros inspiran temor. El grupo de los que utilizan el encanto
corresponde más a los explotadores (estafadores,
vividores, parásitos) que lo usan como un medio de
captación. (véase manipulación)
Demuestra menor reacción
afectiva.
Algunos autores dicen que hay menor demostración
de ansiedad y gran tolerancia a la angustia en ciertas
situaciones penosas para el grueso de la población. Pero
(aclaran), funcionan a veces como ollas a presión, toleran
una gran cantidad de angustia y después por hechos
banales, fuera ya de la circunstancia de crisis, la descargan
impulsivamente.
A veces el psicópata, en situaciones extremas,
conserva la calma, toma decisiones, acciona, se ajusta a las
circunstancias y puede salir bien. Contaba una vez un profesor,
por ejemplo, (hablando sobre las personalidades de acción)
que un comisario entra a su departamento y se encuentra con un
delincuente que le apunta con un arma. El policía, sin
perder la calma, lo mira fijamente, lo paraliza, saca el
revólver y le pega un tiro. Eran dos personalidades de
acción (según el criterio de D. Liberman), pero una
era más fuerte que la otra. Simplemente se limitó a
mirarlo, luego lo mató. Si lo comparamos con un normal que
entra a su casa y ve a un tipo con un revólver, la
reacción puede ser muy distinta, tal vez pida por su vida,
se arrastre por el suelo, "¿qué querés?",
"llevate todo". Este no.
Vida sexual
impersonal.
Esto significa que no hay un compromiso afectivo, no hay
una resonancia afectiva con algunas parejas. Esto no quiere decir
que el psicópata sea técnicamente un mal amante. Es
más, muchos psicópatas son excelentes amantes desde
el punto de vista técnico y utilizan esa habilidad para
manejar a su pareja.
El psicópata es aquel que puede copular con una
anciana, de esas que uno mira y dice "no, con esa viejecita yo
jamás, ni por un millón de dólares", y sin
embargo el psicópata es capaz de ejercer su técnica
con cualquiera. Un paciente joven (del Dr. Hugo Marietán),
decía "me fui a Brasil y como no tenía plata para
estar allá, iba a una calle muy conocida en Río de
Janeiro donde paraban los taxi boys, me relacionaba con los
homosexuales y les cobraba por el servicio". Al preguntarle si no
se sentía menoscabado en su sexualidad, por comercializar
con homosexuales, él contestaba tranquilamente que
ése era el instrumento y la forma que tenía para
seguir en Brasil.
A eso se refiere lo que dice vida sexual impersonal.
Pueden ser grandes actores en el terreno afectivo y sexual. Por
eso muchas mujeres caen en manos de sujetos que las usan
económicamente (y para muchas mujeres psicópatas
ese es su medio de subsistir).
Amenaza de
suicidio
Como parte de la
manipulación.
Razonamiento
insuficiente
Es
necesario aclarar algo, por un lado decimos que son inteligentes
y por otro lado que tienen razonamientos insuficientes. Un
ejemplo de este tipo de razonamiento es "la maté para que
no sufra", "Me pareció que no le agradaba por eso lo mate,
ahora ella debe estar tranquila". Es mejor conceptualizar esto
como que el razonamiento es insuficiente para frenar ciertas
apetencias.
Mas ejemplos de este rasgo pueden leerse en los
artículos del capitulo XI de este trabajo.
No aprenden de la
experiencia.
El psicópata aprende y mucho de la experiencia.
Eso le sirve para manipular a los otros y conseguir sus metas.
Alguien que no aprende de la experiencia queda siempre en el
mismo lugar, anulado. No aprende lo que no quiere aprender, lo
que va en contramano de sus principios y de sus necesidades. La
repetición de un accionar calificado como erróneo
desde el común responde a satisfacer necesidades
profundas, incomprensibles para el que no esté en la piel
del psicópata.
Incapacidad de
amar
Creemos que el psicópata ama, pero de manera
distinta, o a cosas diferentes. Hay afectos del psicópata
que son profundos, pero en las cosas que a él le
interesan. Díganme si no han conocido a un fanático
¿ese afecto es superficial? Ese apego intenso hacia
ciertas cosas, que a veces no son humanas o ni siquiera
vivientes, un auto por ejemplo. Para lo que él considera
de valor, la afectividad es intensa, como cualquier otra
persona.
Pero
puede mantener contactosutilitarios, de ahí viene el tema
de superficialidad afectiva mal descripta. Son contactos
afectivos utilitarios, para conseguir algo. Aquí tenemos
otra forma de la mentira que es la actuación. Actuar es
mentir con el cuerpo. El psicópata puede actuar
afectivamente en el sentido de hacer entrar al otro en el
circuito psicopático a través de los afectos. Una
vez utilizada la persona, se la deja a un costado. La persona
dejada a un costado dice que el psicópata tiene una
afectividad superficial, que no tiene capacidad de amar. Y es
así, pero con ella.
Mentiras
El psicópata suele mentir, pero hay que
distinguir la mentira banal de la mentira psicopática. El
psicópata utiliza la mentira como una herramienta de
trabajo más, está tan acostumbrado a mentir que es
difícil captar cuando miente; son los que mienten mirando
a los ojos y con una actitud relajada. No es que el
psicópata mienta circunstancialmente y ocasional o
esporádicamente para conseguir desligarse de alguna
situación común o estándar. Sabe que
está mintiendo, pero no le importa, no tiene la resonancia
o displacer que uno siente cuando miente. Yo no lo
llamaría mentira patológica. Nosotros le damos
mucha importancia a las palabras y si estamos frente a un
mentiroso ¿cuál es el valor de esas palabras?
¿Cuál es el grado de verdad de esas palabras?
Tiende a cero.
Si utilizamos la sobrevaloración de las palabras,
caemos fácilmente en el circuito psicopático. Por
eso no sirven las escalas de autoevaluación, ni el
interrogatorio o la anamnesis.
El psicópata dice lo que conviene decir
o lo que se espera que conteste. El valor de lo que dice
el psicópata debe ser colocado entre paréntesis. Si
ustedes quieren evaluar al psicópata, lo importante es lo
que hace. Evaluamos al psicópata a través de la
conducta, de la acción. El psicópata puede mentir
con la palabra o con el cuerpo cuando actúa o simula, y
adapta la actuación a la persona que quiere captar.
Así me contaba una madre que su hijo de 15 años le
pedía las cosas con lágrimas en los ojos para
enternecerla, y al padre, que se desesperaba por conseguir el
afecto del hijo, lo manejaba con enojos y haciéndose el
ofendido.
Comportamiento
fantasioso.
Los mitómanos priorizan las fantasías
sobre algunas circunstancias reales.
El mitómano trata de adaptar activamente la
realidad a su imaginación, a su personaje del momento, de
acuerdo a la circunstancia. El mitómano es un fabulador
que actúa su fábula y su mentira activamente en la
sociedad. Puede convertirse en el personaje que su
imaginación creó y hacerlo actuar en el medio real,
generando en todos la sensación de que están frente
a un personaje verdadero. Está el famoso caso de aquel
mitómano que se hizo pasar por el hijo del Presidente de
la Organización de Estados Americanos (OEA), Pérez
de Cuellar. En una de nuestras provincias fue agasajado por toda
la sociedad y tratado durante bastante tiempo como un personaje
de alcurnia, hasta que finalmente, la madre, que era una mujer de
Buenos Aires, encontró a su hijo y ahí se pudo
revelar la verdad. Era simplemente una persona que no estaba
relacionada para nada con Pérez de Cuellar.
El patrón de conducta que sigue el
mitómano es establecido por su imaginación, no por
la realidad y suelen mudar de personaje, no está siempre
en el mismo personaje.
Droga, alcohol
Algunos necesitan de la sobre estimulación o el
aturdimiento. Un paciente de 16 años contaba que mezclaba
distintas drogas como cocaína, marihuana y
fármacos, no para sentir placer o estímulos, sino
para aturdirse, para estar "como entre nubes".
Se manifiesta en la
adolescencia
Estas personas empiezan a manifestar su
psicopatía desde la adolescencia. Como otros autores hemos
observados que algunas características psicopáticas
se manifiestan desde la infancia. Así recordamos el caso
de un niño de dos años que estrellaba a sus gatos
contra las paredes, logrando matar a uno de ellos. O bien el caso
de una niña de siete años que borraba y
volvía a escribir las notas de su libreta de
calificaciones.
Necesidades distintas,
códigos propios
Las acciones que realiza son, desde el punto de vista
del psicópata, totalmente ajustadas a su escala de
valores, a su criterio, por eso es que no tienen culpa. Si han
tenido la oportunidad de estar con psicópatas, saben que
si se les dice que hicieron algo mal, que hay cosas que no deben
hacerse, les van a contestar "¿Y quién dice lo que
está bien hecho y lo que está mal hecho?
¿qué es lo normal?".
Tienen una forma particular de valoración. El
psicópata tiene una escala de valoración que no
coincide, a veces, con la escala de valoración general. No
porque el psicópata desconozca la valoración
general, es decir las leyes, no es un negado cognitivo, sino que
antepone su escala de valores con respecto a la de los
demás. Tal vez porque tiene necesidades distintas es que
valora de diferente manera. ¿Cómo entender sino la
apetencia desmesurada de poder, las rarezas en la sexualidad, la
crueldad en el delito, la masacre innecesaria en el homicidio?
¿Y qué, si no es una necesidad, hace repetir el
mismo accionar?
Inteligencia
En su mayoría son
inteligentes.
El costo del
objetivo
Tienen un objetivo y lo tratan de conseguir. El costo no
es importante, lo importante es lograrlo pagando la menor
factura.
Cosificación
La cosificación del otro, es quitarles los
atributos que hacen a las personas semejantes a uno.
Así como para sacar un clavo, utilizamos una
tenaza y una vez utilizada, la tiramos en el cajón de
herramientas, así hace el psicópata con las
personas, las usa y cuando no le sirven las deposita en el
cajón de herramientas ya usadas. Hace una
cosificación de la persona.
Es decir, si yo cosifico al otro, el otro no es igual a
mí. Es algo inferior, neutro, a usar. Fíjense que
este concepto de cosificar, en el sentido exacto del
término, se puede implementar como ideología. Si se
les da un arma y les ordenan matar a uno de sus
compañeros, no lo van a poder matar, "él es mi
compañero, está en mi aula, es una persona como
yo".
Sólo se pueden matar
"cosas"
Ahora, si se los adoctrina de que ese compañero
es un asqueroso y repugnante terrorista, una basura que hay que
destruir porque es un peligro para nuestras familias y a nuestra
patria, este hombre al cabo de cierto entrenamiento, puede tomar
un revólver y matar o torturar. ¿Por qué?
Porque ya dejó de ser un igual, pasó a ser una cosa
peligrosa. Se puede matar a una cosa, pero a una
persona no.
La cosificación del otro está en forma
innata en los psicópatas y como ideología en muchos
los sistemas políticos.
Persona versus
cosa
Esa es la disyuntiva que se presenta en un hombre o
mujer que abre la puerta de su casa y siente detrás de
él a alguien que le dice "quedate quieto y entrá, o
te mato". En ese momento la víctima no puede dimensionar
en toda su magnitud que el que está detrás lo va a
matar, lastimar o hacer un daño tremendo dentro de su
casa. Entonces se enfrentan, por un lado alguien que tiene un
claro objetivo y que está haciendo su trabajo (el
delincuente), porque ese es su trabajo y eso que está
frente a él (la víctima) es un estorbo, una
cosa. Fíjense las distintas psicologías,
el psicópata está haciendo su trabajo, y para
él la cosa (la víctima) es un obstáculo que
si molesta lo mata sin problema. Y, por otro lado, la persona que
se siente agredida (la víctima), que mira atrás y
ve a otra persona armada (el delincuente). Hay una
distancia psicológica impresionante, que se da en el
grueso de la población. Muy pocos son los agredidos que
van armados, y menos aún los que usan las armas para
enfrentarse al delincuente. Son muy pocos los que reaccionan
así, tal vez otro como ellos. Pero generalmente esta
distancia psicológica es determinante, y el delincuente lo
sabe.
Manipulación y
coerción
La cosificación permite explicar varias de las
acciones de los psicópatas. Vemos que son
egocéntricos, manipuladores, utilizan a los demás
para conseguir sus propios objetivos.Sólo se puede
manipular a alguien si primero se lo ha seducido, si se lo ha
captado.
Nadie puede manipular a alguien que no se deje
manipular. Nadie puede hacerle hacer algo que el otro no quiera
hacer. Aquí tendríamos que hacer una
división virtual en cuanto a lo que uno lógicamente
quiere hacer y lo que irracionalmente desea hacer. Desde
el punto de vista de la lógica del individuo, de los
parámetros de las cosas que se deben hacer, uno
dice "yo no quería", "me vi obligado a hacer tal cosa".
Pero desde el punto de vista irracional, tal vez no sea
así. Aquí esta una de las cosas nucleares de la
psicopatía con relación a los otros. Yo creo que el
psicópata apunta a esto, puede o tiene la facilidad de
captar aquellas necesidades irracionales de los otros. En el caso
de un "estafado", en realidad está trabajando con la
ambición del otro, porque le ofrece una "pichincha", una
cosa que en situaciones normales sería muy difícil
de adquirir. O sea, el psicópata trabaja sobre esa parte
de la ambición del otro y después, evidentemente,
lo engaña. Recuerdo el caso de un viajante que
vendía en las provincias máquinas registradoras a
un precio muy por debajo del real (hecho que era muy comprobable
para el comprador); pero al panadero le vendía una
máquina específica para el almacenero y viceversa.
Al tiempo el comprador lo llamaba desesperado porque la
registradora no le servía y él, muy amablemente y
como un favor se la cambiaba "por otro modelo" a un precio mucho
más alto.
En la manipulación hay un grado de libertad del
manipulado que se somete a esto, es distinto de la
coerción, que es cuando se utiliza la fuerza o un
mecanismo de fuerza en un sentido físico o
psicológico para que el otro direccione hacia un objetivo.
Aquí se usa el temor en todo su gradiente.
¿Cuándo un
psicópata es beneficioso para el
grupo?
Un psicópata es de utilidad general, siempre y
cuando, los intereses generales coincidan con sus objetivos.
Ahí se ve, desde afuera, al psicópata generoso,
altruista, sacrificado. Y, sin embargo, él está
siguiendo, como siempre, exclusivamente sus objetivos. Lo que
ocurre es que coincide el interés general con el
interés particular del psicópata. Cuando ese
interés general deja de coincidir, el psicópata
comienza a hacer de las suyas.
Captar las necesidades del
otro
Este tipo de personalidad tiene como rara habilidad
captar las necesidades del otro. Esta capacidad determina otro
rasgo importante, que es la seducción, llevando
así a los demás a entrar en un circuito
psicopático. El psicópata les demuestra que le son
necesarios, pero que él le es mucho más necesario a
ustedes. Entonces se da un circuito entre el psicópata y
la otra persona. Se establece un circuito mutuo para suplir las
necesidades. Así surge el concepto del complementario
del psicópata basado en comunicación que
establece el psicópata con los patrones irracionales de su
víctima.
Si agregamos a esto que son inteligentes y
manipuladores, nos damos cuenta de que es muy difícil
resistirse a ellos. Relacionarse con un psicópata es un
viaje de ida con retorno complejo.
No toleran el fracaso y menos
aún la frustración
Llamamos fracaso al hecho de intentar una acción,
llevarla adelante y obtener un resultado desfavorable. Hablamos
de frustración cuando nos topamos con un obstáculo
tan difícil que no podemos ni siquiera intentar la
acción para conseguir el objetivo.
El fracaso (intentar hacer algo y que salga mal) genera
bronca, rabia y culpa por no haber previsto las consecuencias de
la acción, pero deja siempre una enseñanza "Si yo
lo hubiera hecho de tal y cual manera, hubiera salido
bien".
En cambio la frustración (no poder llevar
adelante la acción) genera sensación de
impotencia.
Cuando fracasamos nos ponemos a revisar los pasos que
llevaron a ese resultado desfavorable. De eso uno aprende, se
siente culpable de los errores. Pero los psicópatas no
pueden realizar ese razonamiento volviéndose así
intolerable el fracaso o la frustración, desarrollando lo
que llamamos "Defensa Aloplástica"
Defensa
aloplástica
¿Qué pasa con el psicópata? El
psicópata no hace ese razonamiento. El psicópata
hace lo que se llama la defensa aloplástica. "Me
hicieron fracasar", sitúa la responsabilidad en los otros.
No puede hacer el insigh de decir "Yo fui responsable por tal y
tal motivo". Todos ustedes conocen a psicópatas que son
"inocentes de todo". Cuando no pueden salir adelante dicen que la
responsabilidad es del país, que en Estados Unidos
sería diferente, podrían progresar,
etcétera.
Hacen defensa aloplástica, no se sienten
responsables.
La culpa
Para sentir culpa uno debe sentirse responsable de la
acción, debe sentir que ha fallado. Cuando se
evalúa que son los otros, el medio o las circunstancias
que lo han hecho fallar, –a través de la defensa
aloplástica-, entonces no hay culpa.
¿Por qué un psicópata no tiene
culpa?
A: Porque considera al otro como una cosa y no como una
persona.
B: Tiene distinta escala de valores.
¿Por qué tiene distinta escala de valores?
¿De donde viene? ¿Lo trajeron de Estambul?
¿Cómo puede ser que tenga otra escala de valores si
nació con nosotros, jugó al fútbol con
nosotros, estaba en nuestra escuela y se conocían nuestros
padres?
Lo que pasa es que el egocéntrico está
más atento a su propia necesidad y no a la del grupo. Hay
muchos que son así y son los egoístas. Se
justifican, pero ellos saben (los no psicópatas) que han
cometido algo vergonzoso. No por eso son psicópatas.
Recuerden que los psicópatas son pocos. No se debe
confundir la psicopatía con los egoístas, con los
neuróticos, con los ambiciosos, que son otras variedades
dentro de la especie. Los valores morales vienen de afuera y el
individuo los introyecta. El individuo está inmerso en
esos valores.
¿Por qué un individuo cumple una
norma?
Para evitar el castigo, por empezar.
Esto podría parecer que se es bueno a la fuerza,
así se está en contra de Sócrates, en contra
de Rousseau (El hombre nace bueno y la sociedad lo hace malo). Se
cumple una norma porque se cree que en el fondo de la norma hay
algo bueno para todos, para el grupo. No hay recompensa
suficiente que pueda hacer que uno cumpla una norma, que la siga
lealmente, dignamente, sabiendo que va hacia el mal. Uno cumple
la norma porque cree, en el fondo, que esta norma es para el bien
común.
Uno cumple una norma porque responde a un bien
común, y es lo dado. Como la sociedad es un resguardo del
individuo, entonces se da la retroalimentación, yo cumplo
la normativa y la sociedad me protege a mí, a mis hijos,
etcétera.
Porque cumplir las normas corresponde a lo que se llama
el bien común. Cuando el individuo comete un acto que es
trasgresor, siente culpa. ¿Por qué? Porque
él trasgrede la ley o la norma, pero pasando a
través de la norma, porque la tiene introyectada.
Sabe interiormente que lo que está por hacer es malo y le
genera ese displacer interno llamado culpa. Y no solamente lo
sabe, sino que lo siente. No solamente sabe la letra, sino
también tiene introyectada la melodía, la
música de la norma. Uno atraviesa la norma, la transgrede,
pero como resultado obtiene la culpa. Sabe y siente que
está haciendo algo mal.
El psicópata, como no tiene introyectada la
norma, la bordea. Para él la norma es un obstáculo,
es una piedra a saltar. No la tiene introyectada. Conoce la letra
pero no tiene la música, no tiene la melodía, el
sentimiento, no la siente. Rodea la norma como un
obstáculo. Conoce la norma, porque cognitivamente no es un
abandonado de Dios, pero no conoce el sentimiento, no le da
importancia al bien común, tal vez no crea que exista el
bien común.
Por eso la típica respuesta cuando se le dice
"¿Por qué hiciste esto, si no es bueno, no es
normal, no está bien?". Entonces él contesta
"¿quién dice que no es normal? ¿Qué,
dos o tres viejos (como decía un paciente mío) se
juntaron para decir, esto es malo y esto es bueno?". Uno, que lo
tiene introyectado ni se lo pregunta. La mayoría de
nosotros ni se lo plantea. Lo toma como un acto "casi religioso",
un acto de fe, sin razonamiento, sin hacer análisis. Las
cosas son así y punto. Uno no tiene que hacer esto, no
tiene que hacer lo otro, ya se sabe que hay qué hacer y
qué no. No hace falta andar explicitando y analizando en
cada momento, en cada acción, si es buena o
mala.
De esa manera, si no tiene internalizado los valores,
ahí sí se entiende dos cosas:
¿Por qué no existe el sentimiento de
culpa, de vergüenza? Vergüenza es la
manifestación social de la culpa o del ridículo. La
culpa es de uno con uno mismo, en cambio la vergüenza es la
manifestación social de la culpa. ¿Por qué
no aprende ni con argumentación, ni con ciertas
experiencias? Porque para él lo que está haciendo
está bien. Es egosintónico con su accionar. Si se
entiende esto es fácil entender lo demás. Para
él, lo que está haciendo es correcto de acuerdo a
su valoración de las cosas, es correcto para su propio
código. Entonces, si es correcto y sale mal, el
responsable no es él, sino que son los otros. Es la
defensa aloplástica. Y es así que el
psicópata vuelve a intentarlo otra vez.
Bumke decía que el psicópata vuelve a
realizar los actos como en "fotografía". Parecen calcados.
Uno observa que una y otra vez come ten los mismos "errores" y de
la misma manera, prácticamente, con distintos objetos
(llámese objetos a las personas que están alrededor
de ellos). Varían los objetos, pero el accionar, el
patrón de acción es el mismo.
Diario Clarín, 25/10/98
El autocastigo psicopático
El psicópata se castiga fuertemente, con mayor
dureza y crudeza con que lo harían las personas si lo
juzgaran a él.
¿Cuándo ocurre eso?
¿Cuándo un psicópata toma medidas
más extremas que las que la propia sociedad
adoptaría?
El psicópata se castiga y de forma también
psicopática, cuando se da cuenta que viola sus
propios valores, cuando quebró sus propios valores,
sus normas de conducta, entonces se autocastiga, y a veces con
muchísima crueldad, a través de castigos muy
severos. Esto lo van a ver si trabajan o conviven junto con
psicópatas, que hacen muchas barrabasadas con respecto a
los demás, pero se sienten al margen de la culpa. Y de
pronto hacen, para ustedes, una pavada, una tontería y se
castigan con saña. Y es porque esa tontería
quebró sus propias normas. Es el caso de algunos suicidios
raros, por ejemplo. O sea, existe un mecanismo de autocastigo muy
fuerte en el psicópata. Pero, se castiga rara vez, y
siguiendo su lógica.
El complementario del
psicópata
Cuando se está intrincado con un psicópata
¿cómo salir y sobrevivir en el intento? La primera
pregunta que hay que hacerse frente al paciente que está
en manos de un psicópata es cómo entró y por
qué.
El Dr. Marietan cuenta que tenía una paciente que
era la ex esposa de un profesional exitoso.
Estaban separados, él vivía en Capital y
ella en la zona sur. Lo que se repetía en el patrón
conductual era, con algunas variaciones, lo siguiente:
"A las dos de la mañana ella lo llama a él
y le dice me tomé 6 frascos de Lexotanil y no hay nadie en
casa, así que te digo adiós". Entonces él
iba raudamente hasta la zona sur, produciéndose una y otra
vez los mismos hechos. Este hombre subía al dormitorio
(por supuesto que ella había tomado la medicación),
la agarraba de la ropa y tomándola del pelo (vivía
en un dúplex), la arrastraba por las escaleras. Llegaban
al lavadero, le ponía el dedo en la garganta y la
hacía vomitar, todo esto a golpes.
Luego la llevaba al hospital de la zona y ahí le
hacían el lavaje de estómago. Cuando llegaba a la
consulta, venía con anteojos oscuros, apabullada, al
preguntarle por lo que había pasado, me decía: "no,
nada, tomé unas pastillitas y fulano me hizo vomitar. Lo
que pasa es que yo a veces lo provoco". Pero cuando se mencionaba
el hecho de violencia para ver si la paciente tenía alguna
idea de hacer una denuncia, ella lo minimizaba. Y lejos de
mostrarse llorosa o angustiada por lo que había pasado,
estaba tranquila."
Cuando el Dr. Marietan hablaba con este hombre,
él le decía "y ¿qué quiere que haga,
que la deje morir?, tengo que hacerla vomitar y ella no quiere
vomitar". En un seguimiento durante 6-7 meses. En 5 o 6
oportunidades repitió lo mismo. A veces no iban al
hospital, directamente lo solucionaba él.
¿Es esta una relación normal? Ni ella ni
él podían desprenderse de éste
círculo. Estaban enganchados en este juego
peligrosísimo. Y se repetía una y otra vez. Una
foto, como dice Bumke.
Y después está la regla de oro del
círculo psicopática, cuando se le dice por
qué no corta esto, entonces responden "yo, doctor, con
él estoy mal, pero sin él estoy peor", eso hace que
esto se perpetúe. "Si no está él me angustio
y quiero que venga a cualquier precio". Este sería un caso
de psicopatías complementarias.
Hay casos en que la persona realiza una actitud
complementaria con el psicópata y después ese
vínculo se deteriora y quiere zafar del
psicópata.
Todo sistema se mantiene si hay un acuerdo tácito
entre los miembros de ese sistema. O sea que cuando ustedes vean
una mujer golpeada y le pregunten cuánto hace que la
golpea y diga hace 5 años, es que hay un acuerdo
tácito de violencia. Porque una persona la puede golpear
una vez a su pareja, pero no un año seguido.
Cuando el complementario tiene un enganche del 100% con
el psicópata, es muy poco lo que se puede hacer. Se puede
actuar cuando hay pocos anclajes. Es ahí cuando la persona
que está con un psicópata consulta, si no, no
consulta. O bien lo hace por otras patologías. En los
ajustes 100%, como se da en algunas parafilias, nadie consulta.
Se consulta cuando hay pocos anclajes y el sufrimiento es
bastante duro de soportar (el psicópata hace sufrir). Si
una persona tiene dos anclajes (por ejemplo sexual, que es uno de
los más firmes) consulta, ¿qué le
dirían ustedes?, ¿cómo zafar de un
psicópata?
¿Qué son los complementarios para un
psicópata? – Terapéutica
Son objetos que le pertenecen por fuera de cualquier
otra normativa legal, social, o la que les parezca. Todo esto de
acuerdo a sus códigos psicopáticos, no hacia las
leyes. No crean que se van a salvar porque van a un abogado,
porque eso no le importa al psicópata. Esa persona le
pertenece y se acabó. Porque él así lo
considera.
Entonces el problema de separar al psicópata del
complementario es muy complejo. ¿Cómo convencer al
paciente de que ponga distancia y que no diga que primero quiere
hablar con él? En primer lugar tenemos que aumentar el
alicaído YO de esta persona. Porque el
psicópata socava la autoestima del otro, y al final el
otro cree que gracias al psicópata es alguien, porque si
no ella es lo que es, una basura.
Lo primero que hay que hacer es elevarle la autoestima,
fortalecer a la persona complementaria y en segundo lugar hacer
pedagogía, explicarle en qué consiste la
personalidad de su pareja. Tienen que ser creativos,
fortalecerles la autoestima como puedan. Tienen un caso muy
particular y muy especial, y tal vez las normativas
estándar de cómo implementar técnicas
psiquiátricas no sirven para nada o sirvan
poco.
Como integrante del problema hay una persona con
códigos propios, no se pueden implementar técnicas
que den resultados para el común y menos aferrarse
rígidamente al libro de siempre. Fortalecerle el yo,
fortalecerla, elevarle la autoestima. Y luego sí, una vez
que está logrado este objetivo, que tenemos la docencia
hecha, nos fijamos si alguna persona del entorno familiar del
complementario nos puede ayudar, alguien que sea una persona
significativa desde siempre.
Se van a dar cuenta, durante el tratamiento, que vamos a
necesitar a un tercero que sirva de apoyo. Luego hay que revisar
la logística.
La logística consiste en saber cuáles son
las factibilidades, con qué se cuenta para que esta mujer
lleve adelante las indicaciones que se le dan. De lo contrario se
está fantaseando y generando utopías. El
psiquiatra, dice Henry Ey, es un embajador de la
realidad.
Se debe pensar de qué medios económicos se
va a valer la mujer, si ha vivido dependiendo del dinero del
psicópata. A qué lugar va a ir, con quién va
a estar, quién va a cuidar a los hijos y todas esas cosas
que desde el punto de vista clásico, uno tendría
que desentenderse como psiquiatra y sin embargo, aquí son
importantes, porque de eso dependerá el éxito de
esta empresa.
Una vez que tenemos aumentada la autoestima, hecha la
pedagogía, la logística del entorno, recién
ahí podemos instrumentar el salto. O sea, imponer
distancia con el psicópata. Esto debe ser hecho con total
y absoluta dureza. Se debe instruir a la paciente que sea
extremadamente dura, sin ninguna concepción de
ningún tipo, porque él (psicópata) no la va
a tener con ella. El tipo de contacto que tiene que tener con el
psicópata desde ese momento en adelante, es
cero.
No debe, ni directa o indirectamente, relacionarse con
el psicópata. Miren de la dureza y de la postura extrema
que la que se trata. ¿Por qué? Porque apenas "B"
aviste a "C", se reinicia el circuito y ahí, todo vuelve
atrás.
Esto, a veces, no se puede instrumentar la primera vez
porque la mujer quiere hablar, quiere explicarle, pero apenas el
psicópata la ve, tiene la posibilidad de hablar tres o
cuatro palabras con la persona y es suficiente, esto es una cosa
de sugestión animal, la lógica queda muy
atrás.
¿Frente a los hijos ¿qué se
hace?
Algunos psicópatas le tienen miedo a la
policía. Entonces lo primero que se le indica a la persona
es que ante cualquier acto agresivo haga la exposición a
la policía y se lo haga saber al psicópata. Esto
puede volverlo agresivo, pero va a establecer cierto cuidado. Es
ahí donde va a funcionar el tema de los hijos. Los hijos
generalmente se dejan en la casa de la madre, el tipo los pasa a
buscar, los retira y luego los deja en la casa de la madre,
manteniendo contacto cero con el paciente.
Siempre con la amenaza de que cualquier cosa que pase,
se vuelve a hacer la denuncia. A veces hay que hacer dos o tres
veces la denuncia, y a veces la policía llama al
psicópata, por algún extraño motivo
conversan con él y lo persuaden.
Se ven casos en que venía la paciente llorando y
decía que ella hizo la denuncia y él fue, y a los
15 minutos estaban todos riéndose con él y lo
soltaron. Y ella quedó como una idiota. A veces el encanto
es fuerte.
Esto no da siempre buen resultado, pero se puede
intentar cuando el enganche no es muy fuerte. Hay que utilizar
antidepresivos y ansiolíticos porque la angustia en el
complementario, cuando está en este periodo, es fuerte
dado que la atracción es muy intensa, casi animal. Sufre
cuando está y se angustia cuando no está. Uno tiene
que trabajar mucho y hacer pedagogía.
El acoso del psicópata es de mucha
presión. Entonces tenemos que tener un tercero que proteja
a esta persona, que le sirva de escudo, porque sola no puede
soportar el acoso por teléfono, personal, a cualquier
hora; sale del trabajo y está el psicópata
ahí; quiere que el objeto vuelva a su
pertenencia.
Desde el
psicoanálisis
Otto Kernberg enfatiza en que hay que
diferenciar lo que es la conducta antisocial de la estructura de
personalidad antisocial y que es muy importante diferenciar la
conducta antisocial de la criminalidad.
La criminalidad es un concepto
legal, la conducta antisocial es un concepto
clínico psiquiátrico y critica al DSM III, porque
la definición de la personalidad antisocial lo realiza en
términos de conducta criminal.
Con respecto a la sinonimia, Kernberg dice
que el término tradicional para el tema que estamos
tratando, era de persona psicopática. Luego fue
reacción antisocial y el término
contemporáneo es personalidad
antisocial.
Personalidad Narcisita-
Antisocial
Para este autor, la personalidad
antisocial tiene una estructura de personalidad de tipo
narcisística. Kernberg dice que los fundamentos de
esta personalidad son:
1) Autorreferencia
excesiva2) Grandiosidad
3) Tendencia a superioridad
exhibicionista4) Dependencia excesiva de
admiración por parte de otros5) Superficialidad
emocional6) Crisis de inseguridad que
alternan con la grandiosidad usual
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