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La oralidad en "Salomón" novela de Gustavo Luis Carrera (página 2)




Enviado por Midalys Roque



Partes: 1, 2

Diálogo y
oralidad

Salomón es la novela más reciente de
Gustavo Luis Carrera. En ella se evidencia una parte de
sabiduría popular a través de sus personajes. Son
los recuerdos los que revelan el camino de un sin fin de cuentos,
que dejan al descubierto la identidad de un pueblo. La obra
presenta variedad de matices en el lenguaje utilizado; se pasea
por la palabra cotidiana, expresiones populares y ordinarias. Es
un lenguaje popular que en cierta forma se opone al lenguaje
culto de la novela y se presenta en forma de
diálogo.

En esta obra el autor se vale de la escritura como
soporte de la oralidad, para desarrollar la narración.
Esto se observa a través de los cuentos populares, los
cuales están enraizados en costumbres y valores propios de
una comunidad de cultura oral. En su transcripción trata
de reproducir el lenguaje que los caracteriza e incluso logra
describir ademanes propios de la expresión oral. Por lo
tanto la obra asume características de la oralidad y esto
prevalece en su desarrollo.

En este análisis se hace referencia a la
literatura de tradición oral, al observar como expresiones
populares, dichos, refranes, proverbios, etc., reproducidos en
Salomón, conservan la originalidad y frescura propias del
contexto en el cual se desarrolla la novela

Gustavo Luis Carrera, a lo largo de la novela,
ficcionaliza unas conversaciones dentro de las cuales da cabida a
distintos géneros y estilos discursivos: coplas, salmos,
poesía, leyendas. La escritura se entrecruza con la
expresión oral para crear una novela que no es más
que el espejo de la vida. Esto se da a través de una
multiplicidad de diálogos que reproducen la realidad de un
venezolano o, más específicamente, la vida de un
cumanés.

Sin duda, lo más interesante de la obra es el
empleo del diálogo como técnica, la cual
amplía las posibilidades de conocer el mundo literario a
través de sus personajes. Como bien lo explican los
autores Bourneuf-Ouellet (1989:217):

Es sobre todo el diálogo lo que permite dar
no sólo un conocimiento directo de un personaje,
puesto que tanto la palabra como el gesto son una respuesta
a la imagen que se proyecta…, es fácil darse
cuenta de que el diálogo narrativo eficaz,
además de revelar la simpatía o el conflicto
más o menos latente entre los personajes, permiten a
éstos, aunque no quieran, lo que ninguna otra
técnica narrativa permitiría conocer o
entrever.

El diálogo convence al lector de que lo
leído tiene un carácter verosímil. Se hace
énfasis en el discurso que presenta el hablante e incluye
indicios suficientes que proyectan la personalidad y contexto en
el cual se desarrolla el personaje. Estamos hablando de una
situación comunicativa que nos remite a marcos de
referencias propios de la re-escritura como lo son: la
función metalingüística, de preguntar y
preguntarse sobre el registro lingüístico que se
emplea; los elementos paralingüísticos, que describen
los gestos; las formas interrogativas y la relación
interlocutiva. Con estas referencias identificamos al
diálogo, o sea, una manera de representar el
comportamiento lingüístico en las relaciones
interpersonales, como lo afirma Leonardo Romero Tovar
(1985:95):

La comunicación tejida en torno a las
preguntas y respuestas, a las divagaciones inesperadas, es
también un elemento de participación en las
transmisiones orales de textos literarios.

De allí la importancia que tiene el
diálogo en el texto literario. Abre el espacio para el
intercambio ideológico y los complejos sentimientos, con
los que se caracterizan a los personajes que son la viva imagen
de los seres humanos, como lo expresan Bourneuf-Ouellet
(1987:217):

El intercambio verbal, por su carácter
espontáneo e imprevisible, da origen a sentimientos
e ideas y transforma el paisaje interior (…)

El diálogo involucra más directamente al
lector con el personaje. Este vive con intensidad lo que el
personaje puede transmitir. Esto le da a la obra una veracidad y
naturalidad que permite mostrar los caracteres de los personajes
y su evolución moral e intelectual.

2.2.1 Diálogo en Salomón

En Salomón la comunicación es el eje
fundamental, alrededor de ella giran todas las acciones y las
relaciones que se establecen en el desarrollo de la obra.
Aquí vemos la comunicación como un hecho cultural,
un aspecto más de la humanidad que se expresa en la
cotidianidad de las vivencias, en lo fantasioso del relato, en
las fábulas, en la sabiduría de un hombre que
intercambia y relaciona todo su ser con todos los
demás.

El recurso predominante en la obra es el diálogo.
Salomón, más que una narración, es la
escritura de un diálogo que se ha dado en un tiempo ya
pasado. Es un diálogo del cual el lector se hace testigo.
Las historias tienen un hilo conductor que es un cuenta cuentos,
representado por el personaje principal de la obra:
Salomón Rivas.

En la obra hay un diálogo principal que orienta
las historias que allí se cuentan. Este se da entre dos
narradores (extradiegético e intradiegético) que
son los que hilvanan la historia principal. La historia de
Salomón Rivas permite al lector disfrutar de una gama de
cuentos que son parte de la conversación que sostienen
ambos narradores. La novela recrea un discurso oral, que no es
más que un diálogo entre Salomón Rivas
(personaje principal de la obra) y una voz interlocutora
probablemente el autor)[1]. Con respecto a este
diálogo Haydeé Párima (1995:40)
refiere:

Los dos narradores a que hiciéramos
referencia, y si sus voces, al hallarse cada una libre de
la otra, no convergen en el diálogo propiamente
dicho, sino como palabras que se oponen debido a la
diferencia entre ambas, por ejemplo, en lo relativo a la
restricción o elaboración de los
códigos lingüísticos, esa diferencia y
la concurrencia simultánea en mismo texto, la
novela, de hecho las dialogiza.

El diálogo como recurso en la novela muestra una
realidad ficcionalizada y a través de los personajes
presenta las vivencias de un pueblo. El sentir colectivo se puede
captar a través de las relaciones entre los personajes.
Estos se presentan con mucha espontaneidad. Pero el
diálogo entre Salomón y la voz interlocutora es el
que orienta los demás, pues es uno de los más
importantes en la obra. Otro muy interesante es el que se
establece entre Salomón personaje y Salomón
bíblico. Hay otros no menos importantes que se destacan en
cada relato. Entre estos podemos nombrar: el que se da sobre la
vida y muerte de Basilio (diálogo con Basilio y Damaseno),
el del Padre Arteaga (diálogo de Salomón con este
sacerdote), más los diferentes diálogos que
Salomón relata al recordar su estancia en la
marina.

En la novela prevalecen características
dialógicas, que son parte de esa conversación de
Salomón con la voz interlocutora. Efectivamente, por cada
acontecimiento que cuenta el personaje, la voz interlocutora
emite una respuesta inmediata.

Pero no es esto lo que te quería referir.
Al menos no en este momento. El velorio está
avanzando y me toca contar mi primer cuento

[Te oigo hablar, Salomón y la sola
palabra velorio me conduce al vacío de una madrugada
fría…] (.14)

Con algunos aspectos sobre diálogo, a los cuales
hace mención Paul Zumthor (1991:31) podríamos
ilustrar mejor lo antes dicho:

En efecto, la intención del locutor que se
dirige a mí no es únicamente comunicarme una
información, sino conseguirlo provocándome a
reconocer esta intención y someterme a la fuerza
ilocutiva de su voz. Mi presencia y la suya en un mismo
espacio nos ponen en posición de diálogo,
real o virtual.

Hay infinidad de diálogos en la narración
que nos remiten a una variedad en los tipos de
reconstrucción de éstos. La emisión de cada
enunciado obedece a interrogantes que son dirigidos al
interlocutor. De esta forma se logra conservar y respetar en
buena medida el estatuto oral que presenta la obra.
También reconocemos el diálogo en la obra, cuando
las oraciones no son debidamente marcadas por el orden y pausas
determinadas por las normas de la escritura, sino que se pueden
apreciar repeticiones y otras características propias de
la oralidad.

Podríamos decir que el ejercicio comunicativo que
comporta la oralidad en Salomón tiene una marcada
intención. El autor logra una articulación entre la
expresión oral y la palabra escrita, generando en el
lector la sensación de estar "oyendo".

Esto se logra en la relación que establece
Salomón cuando dialoga con los demás personajes; la
voz interlocutora, el Rey Salomón, Damaseno y el Padre
Arteaga. Cada uno de ellos está unido a Salomón por
la amistad que comparten con Basilio.

(…) ¡Porque Basilio era un señor
donde tú lo pusieras! No tenía esas riquezas
y esos estudios que algunos cargan por ai, pero eso
sí: un señor, un señor de respeto, de
palabra, de amistad. (.25)

Ciertamente, en la mayoría de los casos, el
relato de la muerte de Basilio propicia la conversación
con cada uno de los interlocutores. Con Damaseno, por ejemplo,
Salomón Rivas hablaba con él sobre la causa que le
ocasionó la muerte a Basilio.

(…) No siento ganas de ponerme hablar con
cualquiera de mi compadre Basilio. Se dijeron tantas cosas,
tanta lengua suelta… Nada más con Damaseno me
gusta conversar de ese asunto, porque ése sí
lo quiso de verdad; además le debe la vida:…
(.63)

Con esto se demuestra lo fraternal que es Salomón
con los personajes con quien dialoga. Damaseno es el amigo que al
igual que él valora la labor que cumplía Basilio en
el pueblo, incluso fue su paciente. Basilio es el curandero del
pueblo a quien todos le deben respeto. Su muerte causa gran
conmoción puesto que se le atribuye al desdén que
causó la polémica entre la medicina popular y la
científica.

Así mismo, la voz interlocutora comparte los
relatos que se originan a propósito del velorio de
Basilio. También comparte el don de la palabra hecha
relato. "[Hecha mi palabra, tu verdad será nuestra y
como tú viviré por la palabra, hoy y aquí.
¡Salomón permíteme que también rompa a
contar (…).
]" (.45). La voz interlocutora permite darle
forma a las tramas que se desarrollan en esta obra. A ésta
Salomón Rivas dirige todos los cuentos que han formado
parte de su vida y en el momento de contárselos pasan a
ser suyos también,de esta manera conocemos la vida de
Salomón Rivas personaje principal de la obra.

[Salomón, perdona que te interrumpa y que
pretenda también empezar a contar algunas veces. (…) me
he ganado el derecho a decir, por mi parte, algo de lo que has
contado de tus cosas y de tu vida.]
(.45)

Por otra parte, la conversación con el Padre
Arteaga forma parte de lo que es la vida de Salomón,
puesto que su interés por las historias y proverbios del
Rey Salomón lo lleva a entablar una interesante amistad
con el Padre. Hay una fraternal amistad entre estos personajes y
Salomón que se evidencia mejor en los diálogos que
describiremos a continuación.

2.2.2.- Diálogo entre Salomón y la voz
interlocutora

La novela se inicia con un narrador que cuenta
cómo ha sido su infancia y toda su vida, es interrumpido
por una voz que hace una acotación que se corresponde con
lo último que dice Salomón, lo cual nos permite
suponer que se trata de una conversación.

La voz se puede reconocer en el texto porque aparece
demarcada por corchetes, empleados de manera intencionada para
resaltar la voz de interlocutor. La letra con que está
impresa difiere de las demás palabras y la forma de
expresarla lo que le da la singularidad a este personaje. En
comparación con la forma de expresarse Salomón, hay
una marcada intención de resaltar la diferencia entre el
personaje y la voz, esta última es de una persona letrada,
mientras que el primero corresponde a alguien que tiene un
contacto eventual con la escritura. Esta es una diferencia que
estaremos mencionando reiteradamente en nuestro análisis,
para lo cual hemos partido de las reflexiones de Walter Ong
(1972). Específicamente nos referimos a la diferencia
entre oralidad primaria y oralidad secundaria ya abordadas en el
primer capítulo.

Entre los diálogos de la novela destacamos el de
Salomón y la voz interlocutora, porque se mantienen desde
el inicio hasta el final de la obra. Este diálogo simula
una conversación de la cual el lector es testigo u
"oyente". Hay un intercambio interesantísimo entre ambas
voces; mientras una se expresa de manera diáfana y
sencilla, la otra aguarda con silente atención
respondiéndole siempre con la palabra acertada. A
través del diálogo, se observa que hay una gran
amistad entre el personaje y esa voz interlocutora. Los une un
sentimiento fraternal y comparten desde sus experiencias una
visión de mundo, que va del saber académico al
más cotidiano.

Por contraste, de el lenguaje sencillo y cotidiano
empleado por Salomón, con la voz que conversa con
él, se reconocen las características de una persona
culta. En la intervención de la voz interlocutora siempre
hay una explicación de las acciones que se desarrollan en
la obra y de alguna manera indica que se trata de un texto
escrito, en el cual se recrea la oralidad:

Pero la verdad es que no somos nada!

[Oigo la conversación de los amigos de
Salomón y me siento como ante una familia que se
preocupa por la vida cercana de uno de sus
pobladores…]

Pero ese no es el caso. Hay luces que uno se
explica. Y le entra a uno una cosa mala en el cuerpo y
entonces es mejor regresarse y no tentar la suerte… Oye
esto que me pasó en Cantarrana y dime si todas esas
palabras que tú sabes le encuentran
explicación.

[… Si me sucediera algo así
Salomón, yo me tragaría mis palabras
racionales, una a una como píldoras apresuradas. No
me quedaría más remedio que dar entrada a la
luz fantasmal en el retiro del tacto y la palabra
cotidiana. Aunque siempre sería posible aferrarse a
la tabla de explicación científica,…]
(.17)

A través de la disparidad entre los personajes,
el autor establece una armonía entre el discurso oral y el
discurso escrito, logrando destacar la recreación del
discurso oral sin desvirtuar su originalidad y riqueza. Ello es
así no porque no se pretenda que sea oralidad, sino porque
el lector así lo reconoce y lo asume con su lectura. Sin
duda esto es parte de la dimensión oral del lenguaje y el
escritor se está valiendo de ella. Aunque hagamos la
distinción entre las voces de Salomón y la voz
interlocutora, no podremos negar que ambas representan la
oralidad, aunque cada una emplea un lenguaje
diferente.

Salomón Rivas está contando su vida y la
voz interlocutora en algunas oportunidades completa las
historias. "Diré contigo sin decir por ti. Lo que no
quieras decir sencillamente no existe." (.45). Porque conoce
cómo ha sido la vida de Salomón, hay pasajes en la
novela que se refieren a Salomón que son contados
completamente por la voz amiga. ["Salomón, no quiero
perderme la oportunidad de que sea yo quien lo cuente. Mis
razones ya tú la sabes; y te aseguro que no voy alejarme
en nada de tu relato…"] (.54) En toda esta jornada sucede
así. Sin duda, la relación fraternal entre los dos
personajes permite que esto sea así. Están unidos
por la palabra y es a través de ella que se comunican,
dando como resultado este diálogo.

[Le daré a este pacto que te pido que
aceptes, la fuerza fiel de la hermandad de la palabra,
igualitaria y diferenciadora a la vez, siempre en todas
partes. Tu palabra será la mía sin dejar de
pertenecerte. Hecha tu palabra tu verdad será
nuestra. Y como tú viviré por la palabra, hoy
y aquí. Salomón permíteme que me rompa
a contar y desate estas ganas de decir que me comen la
lengua en prisión y me queman la mano impaciente!.]
(pág. 45)

"Tu palabra será la mía sin dejar de
pertenecerte", es así como se expresa la voz interlocutora
ante Salomón. Guarda distancia por lo que va a contar
porque se trata de la vida de su amigo. Respeta una a una las
historias que conoce de Salomón y las repite tal cual como
éste se las contó, porque sencillamente le
satisface el hecho de sentirse partícipe de la palabra que
ambos comparten.

(…) Amalia toma la responsabilidad de la casa, a
la muerte de mamá. Ella tenía entonces
diecisiete años, pero parecía mayor. Era alta
y delgada, siempre con el pelo recogido
atrás…

[Déjame seguir yo la historia,
Salomón. Pensé mucho lo que dijiste sobre el
espejo y he llegado a sentir todo lo de Amalia como cosa
mía. Además, así te evito repetir algo
que te amarga cada vez que lo dices. (Nunca te he visto
gesto tan decaído y ojos tan apagados como cuando me
lo contaste…)…

Amalia permaneció allí.
Siguió siendo la casa, recuerdo, el aire que
hacía pervivir Cumaná.
]

Así es. Pero no solamente era la casa y la
familia. ¿Cómo te diría yo? Para
mí, Amalia era Cumaná. (.115)

El diálogo de Salomón Rivas con la voz
interlocutora revela la mayor parte de la vida del personaje
principal, que no es más que la trama de la novela. A
través del intercambio de estas dos voces se puede
observar cuáles son los sentimientos, los ideales de estos
personajes y de qué manera los comparten. Se evidencia
(una vez más) la fraternidad que los caracteriza y permite
que el diálogo se extienda hasta el final de la
obra.

Este diálogo podríamos describirlo
según cada jornada. En la primera, las intervenciones de
la voz interlocutora son muchas y bastante extensas. Esto se debe
a la importancia que se le da a la memoria, puesto que los
recuerdos familiares son la esencia de la narración. "…
¡Cómo no ver, Salomón, la plenitud, tu
plenitud espontánea al alcance del tacto y al sabor de la
memoria!…" (.89). Ciertamente, es la vida de Salomón
Rivas la que se relata en la primera jornada, que
prácticamente es contada entre los dos…"No
agregaré nada a lo que has contado. Sólo te digo lo
que tú me has dicho otras veces: por la palabra vive el
hombre y tu palabra es vida…" (.88) Para Salomón su
familia era importante, por ella se enfrenta en la vida. "-;Eso
era una pobreza demasiada; sin comida no hay familia,
continúas con cinco hijos y todo eso… la familia tuve
que irla haciendo yo"(.13).

Es así como desde temprana edad va adquiriendo
todo lo que conoce y le permitirá defenderse, "lo que
más enseña la vida es a aprender". Así lo
expresa él mismo y de toda experiencia va aprendiendo
formándose su valor sobre el conocimiento.

Ya se señaló en el capítulo
anterior que, en una cultura oral, la memoria es la fuente y
poder del conocimiento. Tal es el caso de Salomón, quien
tiene una memoria invalorable, con la cual demuestra su
sabiduría.

En la segunda jornada la sabiduría es el
principal tema de conversación de este diálogo. La
voz interlocutora se interesa por las actividades de
Salomón.

¿Qué? ¿tu crees que se me
pasó la mano con el número de postas?
¡si te digo que era un Señor
sábalo!

[Está bien, Salomón. Pescador
que no hace crecer con la lengua su pesca, no es
pescador…
] (. 105)

Cada uno de estos personajes tiene inteligencia,
perspicacia y discernimiento para enfrentar la vida desde sus
experiencias. La razón predomina y sostiene cada una de
las historias, la palabra es una constante en la obra.

Pero, déjame, más bien terminar de
contarte lo que te venía contando…

[Si hay una cosa que admiro en tu palabra,
Salomón, es que nunca cesa, siempre vive una
historia que viene comenzada y debe seguir su
camino…
] (.97)

En esta jornada se desarrollan la mayoría de las
historias, son protagonistas de la conversación. Ahora es
Salomón Rivas quien tiene la voz cantante en el
diálogo, su intervención es más explicativa
porque todo gira en torno a los caminos recorridos por él.
La voz interlocutora después de un silencio interviene de
manera oportuna. Para ambas, la palabra es la acción
misma, por lo que establecen una relación interesante
"palabra – acción" con respecto a la vida. Así se
expresan:

– Uno siempre ve el tiempo de antes como la
cartilla donde aprendió a leer.

[Es cierto. Y entonces esas primeras letras
son la medida de las lecturas de toda la vida.

]

– Sobre todo yo siento que esa cartilla es el
punto de comparación inevitable: todas las cosas que
vives tienen que mirarse en el espejo.

[Y no sólo eso. Los otros tiempos
provocan el descontento, pero también infunden el
consuelo:… y cada generación juega el juego feliz
de: hay presente pero hubo un pasado.
]

– Nadie puede olvidarse de recordar.

[Pero, recordando tantas cosas debes sentirte
muy viejo.
] (.111)

La vida, sabiduría, conocimiento, justicia, son
los temas que mantienen el hilo del diálogo, que tiene
atento al lector; el cual se hace sus propios juicios de
quién es cada quien y puede conocer sus
características como personajes.

En la tercera jornada el diálogo se hace con
menos réplicas, aunque la intervención de la voz
interlocutora se haga más seguida (veinte
veces).

2.2.3. Diálogo de Salomón
con Salomón bíblico

Salomón Rivas era un hombre astuto, justo y muy
sabio; tenía muchas vivencias y un gran interés por
tener su propia visión del mundo. Por eso su
sabiduría estaba inspirada en lecturas sobre la vida del
Rey Salomón. Esto se puede observar en la obra en las
conversaciones de Salomón con el Padre Arteaga. Todo se
inicia por la admiración que sentía Salomón
por su homólogo; deseaba conocer su vida por sentirse
identificado con él. Su curiosidad lo hizo leer varios
textos y cuentos sobre el rey Salomón e incluso se
dedicaba a estudiar los pasajes de la Biblia con el Padre
Arteaga. Salomón averiguó todo lo referente al Rey
Salomón. Su inquietud era tanta que indagó desde la
vida del rey David (padre de Salomón) hasta lo más
íntimo del rey Salomón.

(…) <<En tiempos del rey Salomón,
hijo David…>> me acordé de mis
conversaciones con el Padre Arteaga en Cumaná, y de
la historia completa del rey David… La lección del
Padre Arteaga y otras cosas sobre el afamado rey David que
había leído en el almanaque sabelotodo del
año anterior:…(.74)

Salomón le daba a las lecciones del Padre Arteaga
un especial valor, puesto que procuraba en su vida seguir el
ejemplo del rey Salomón. Éste representa para
él, el mejor consejero que ha tenido la humanidad.
Salomón Rivas tiene una gran habilidad para adaptarse a
cualquier situación, la que siempre corrobora con algunas
máximas parecidas a las del rey Salomón.

Dicen que la ocasión tienta, pero la
palabra también. Saber callar salva, pero saber
decir también; así es: si tú dices lo
que debes decir dejas de decir no lo que no debes… (.
42)

El matrimonio es sal y la vida es puro llover; si
el techo no es firme, la sal se va en el agua.
(.135)

El mismo Salomón Rivas se compara con el rey
Salomón. "Hay muchas cosas en las que nos parecemos, y
hasta somos iguales. Usted es poderoso por el mar de su
inteligencia y yo nada más sé medio leer, pero me
defiendo…" (.82).

Es así como se plantea el diálogo entre
Salomón Rivas y Salomón bíblico. Las ansias
del personaje por conocer al rey Salomón son tantas, que
imagina qué podría preguntarle y de qué
conversarían. En el diálogo tratan acerca de las
interrogantes que se hace acerca de las verdades y mentiras que
se dicen del rey Salomón, e intercambiar sus conocimientos
y sobretodo establece una relación fraternal por coincidir
en tantas cosas comunes.

Le propondría un convenio: "Señor
Rey Salomón aquí estoy deme un consejo; …,
piense muy bien y dígame dónde está la
felicidad mía; … Dígame usted, Rey
Salomón, y yo le diré también.
¿Qué puede decirle un hombre como yo? Algunas
cosas puedo enseñarle como hombre y como parte de
esta playa… y por ahí me iba yo pensando en esa
conversación… (. 82)

Ciertamente, Salomón Rivas logra lo que
más había anhelado, el diálogo con el Rey
Salomón y la forma en que se presenta el diálogo se
presta a muchas interpretaciones podríamos decir que es a
través del sueño la forma más evidente en
que lo podemos observar. Lo conocemos por la voz interlocutora
que narra cómo fue que pasó todo.

[Puedes decirlo Salomón, como me lo
contaste a mí. Una vez tú estabas pescando
solo, (…) ya habías cogidos unas cuantas, cuando
se hizo de repente una calma grandísima y se
sintió un extraño aire de lluvia sobre nubes
pequeñas y grises; de un golpe, sin haber llovido,
apareció el arco iris(…); recordaste que Damaseno
cuenta que del otro lado, en el extremo contrario del arco
iris, en tierra, pueden encontrarse conchas y piedras de
mar, que el arco iris lleva hasta allá, como puede
llevarse la embarcación y la gente que se halle
justo en el punto del arco iris toca el mar; lo pensaste,
pero no mucho, porque sentiste un sueño o algo que
te fijó en el punto, (…) y tú,
después sin saber si te dormiste y soñaste o
si te había dominado el encanto (…)Lo que
sucedió allí, se lo contaste a Damaseno

] (. 82-83).

Las descripciones que se hacen del lugar
podríamos decir que tienen características
mágico-religiosas, que bien podrían explicar el
origen del diálogo.

– ¿Qué es esto? ¿Dónde
estoy? ¿De dónde vienen todas esas luces?
¡Gran poder de Dios! ¿Y tú quién
eres? ¡Magnificat anima mea! ¿Quién
eres?…

Soy el Rey.

– Fue una voz tranquila, clarita, como
conversando.

– Salomón, rey por siempre -;dice la
voz.

– Salomón ¡no es posible! -;le digo
yo- ¡Oh, rey bendito y santo!.

(…)

– ¿Dónde estoy? -;le
pregunto.

– No muy lejos de donde estabas. Un poco
más alto; nada más…¿Tanto
querías hablar conmigo como acostumbrabas
decir?

– Si, rey -;le dije yo.

– Bueno. Pronto hablaremos. Aquí mismo. Me
lo dijo para terminar. Ya la voz no se oyó
más. (p.83-84)

El sueño se presenta como el posible elemento que
explicaría este diálogo. El mismo Salomón
señala que es un sueño el que orienta su vida: "Si
supieras que hasta soñé con referencia al asunto:
mi papá se llamaba en el sueño David… Me
veía y me decía: Hijo, tienes que aprender; si no,
no serás rey nunca" (.74). En este caso la referencia del
sueño en la novela, es un indicio de lo que más
adelante se desarrollará como subtema." Por la
mañana pensé en el asunto de aquel sueño,
tratando de entenderlo. Yo no acepto mucho eso de los
sueños; pero algo hay…" (.75). Ese algo era la
señal de la presencia del diálogo entre
Salomón Rivas y el Rey Salomón.

Evidentemente, en el desarrollo del análisis
vamos corroborando cada una de estas cosas señaladas. Tal
es el caso de la relación del rey Salomón con la
frase "tienes que aprender", pues allí se puede vislumbrar
de qué manera se da el diálogo. Esto lo podemos
observar en otros diálogos que son el sustento de la
conversación del Rey Salomón con Salomón;
este es el caso del diálogo con el Padre Arteaga y con la
voz interlocutora.

El Padre Arteaga… me leía, con ese gusto,
pedazos de aquellas historias cada vez que lo visitaba
Salomón, yo no sé si disfruto más con
las historias de tu tocayo, o con la cara que tú
pones al oírlas… (.175).

La referencia al Padre Arteaga es obligada al hablar de
este diálogo, puesto que hay una relación directa
entre estos dos diálogos. Salomón investiga la vida
del rey con el padre y luego las confirma con éste
mismo.

Una vez llegó a la casa del Padre Arteaga,
en Cumaná, y él me dice: "Salomón, te
voy a leer algo de este libro. Siéntate en esta
silleta". Esa fue la primera vez en que empezó a
leerme las historias proverbiales del gran Rey…
¿Te das cuenta, Salomón, de cómo se
teje la historia en el letargo de las pasiones diversas
pero siempre bajo la dirección de la mano que lleva
la trama: la ambición? (.76)

El rey no tardó en responderme
después de que le referí, sin quitar nada, la
lectura del Padre Arteaga.

Ese libro es una terrible mezcla de historias,
leyendas y cuentos de camino… ¿Qué deseas
saber? Como él me dio el chance de preguntar, yo lo
aproveché:

Yo me imagino, Rey, la real hembra que debe haber
sido la reina Saba… (. 177)

Es notable que el diálogo que se identifica con
los guiones, que es la forma habitual. Describe un comportamiento
lingüístico propio del proceso de
aprendizaje.

2.2.4. Diálogo entre
Salomón y el Padre Arteaga

Entre estos dos personaje el motivo de
conversación es el conjunto de las historias del Rey
Salomón. Ya hemos señalado que hay una estrecha
relación entre este diálogo y el de Salomón
con el Rey Salomón. Estos coinciden en tener la misma
forma de presentación. A pesar de ser Salomón quien
anticipa con algunas descripciones la presencia del
diálogo, los enunciados son transmitidos directamente por
el personaje e introducidos por comillas que identifican
inmediatamente la voz del padre.

La lectura de las historias proverbiales del Rey
Salomón fue otro motivo más de amistad entre
el Padre Arteaga y yo. Eramos amigos de antes, pero lo que
quiero decir es que nos veíamos con más
frecuencia que nunca. Cuando no era la Biblia, eran las
historias;… Me duermo, pues, completamente…

En eso llega el padre: "¡Salomón,
despierta! ¡Ahora fui yo quien te agarró
dormido, con esa cara de angelito que pones cuando
duermes!… le conté mi sueño, me dijo:
"¡Cará, Salomón, tú si es verdad
que estás en sintonía con las historias del
Rey Salomón! Yo diría que estás como
obsesionado. No me vas a creer lo que te voy a decir: eso
que me estás diciendo que soñaste tiene que
ver con lo que yo había preparado para leerte
hoy"… (.172)

En este diálogo Salomón se dirige al Padre
Arteaga con preguntas sobre el Rey Salomón, para que luego
sea el padre quien tenga mayor poder de expresión en la
conversación. Por supuesto se convierte en hablante por
que maneja más información, lo cual le
permitirá satisfacer las inquietudes de
Salomón.

De igual manera, tendríamos que detectar las
marcas de los dos puntos (:) y los signos de exclamación
(¡!) que también identifican este diálogo. La
marca de los dos puntos (:) abre el espacio
lingüístico que permite la aparición de la voz
del Padre Arteaga. Esto a su vez está complementado con
los signos de exclamación, que bien podrían denotar
la admiración de este personaje por las ocurrencias de su
interlocutor, además de resaltar la entonación del
Padre Arteaga. Con estas descripciones tenemos indicios
suficientes para inferir cómo son los caracteres de estos
personajes y cuáles son los ideales que
comparten.

Esa tarde llego casa del Padre Arteaga y lo
encuentro hablando con unas viejecitas… En tres patadas
las despachó y viéndome reír, se
rió él también. "- Es que tengo algo
especial en las historias, una cosa indiscutible que te da
una imagen más real del Rey Salomón, y no me
aguanto las ganas de leértelo.

Pero no sólo me reí de lo sucedido
con las viejecitas,… definitivamente me convencí
de algo que me dio mucho gusto: ya éramos dos los
dominados por el tema… Pero, es que además el tema
del rey Salomón lo agarra a uno y no lo suelta.
¡Hay tanto que buscar y tanto que interpretar!" Ese
era el padre explicándome su actitud
¡Cómo si hiciera falta que me explicara eso a
mí!… (.266-267)

Obviamente, el interés de
Salomón por el rey es tanto que despierta la curiosidad
del Padre Arteaga. Más aún cuando tiene la
posibilidad de confirmar la veracidad de las historias con el
mismo Rey Salomón.

2.2.5. Diálogo de Salomón con
Damaseno

Cada diálogo tiene su por qué. El de
Salomón con Damaseno aparece para darle cabida a la
historia de Basilio. La voz interlocutora es quien precisa este
diálogo.

[Salomón y Damaseno gustan de recordar
una y otra vez la historia de Basilio, como si estuviera
muy distante la muerte de ese hombre que todavía
espera el reposo de la sepultura…
]
(.246)

Damaseno es el receptor de Salomón y a su vez
interlocutor. Ambos comentan como fue la situación de
Basilio. También están unidos por la amistad;
ésta les permite abordar su historia con particular
familiaridad.

  • El jefe civil de Marigüitar que era amigo
    del compadre (…) vino a prevenirlo de la gravedad del
    caso.

  • ¿Prevenirlo, Salomón?
    ¿Qué salida le dio? Ninguna. Eso no era
    para prevenirlo, sino prepararlo para el
    golpe.

  • Bueno, tu tienes razón. Lo que
    él le propuso fue que el compadre
    declararía en el periódico renunciando a
    su derecho a curar y atacando a todos los curiosos
    (…) Después la llegada del reportero le dio
    una esperanza.

  • Esperanza de tísico, Damaseno. Ya todo
    estaba perdido. (.246-247)

Este diálogo proporciona el espacio
lingüístico apropiado para dar a conocer el relato de
Basilio, que subyace a la historia principal. Por supuesto
éste lo propicia Salomón debido a que este es su
compadre.

(…) No siento ganas de ponerme a hablar con
cualquiera de mi compadre Basilio.

Se dijeron tantas cosas, tanta lengua suelta (…)
Nada más con Damaseno me gusta conversar de ese
asunto, por que ése si lo quiso de verdad;
además, le debe la vida… (.63)

El autor emplea este diálogo para revelar otros
datos sobre los personajes. Así como éste hay otros
más que convierten al diálogo en uno de los
aspectos más resaltantes de la oralidad en la
novela.

Relaciones
paratextuales y oralidad

La novela Salomón está impregnada de
oralidad desde el principio hasta el final. En ella se observa
una serie de elementos que lo corroboran; hay una gama de cuentos
enmarcados en la literatura de tradición oral, hilvanados
con historias de carácter anecdótico narrados por
el personaje Salomón, quien tiene las
características de un hombre de cultura oral. Por su forma
de expresarse es evidente que sólo así sabe
relacionarse con los demás.

Esta oralidad que venimos indicando también se
evidencia en la estructura de la obra. Dentro de esta estructura
es importante señalar la presencia de la transtextualidad,
que amplía la visión del mundo ficcional y lo cual
está definida por Genette (1980:10):

Como la relación efectiva de un texto con
otros (…). En mayor o menor grado todas las obras se
relacionan con otras hasta constituir un solo libro,
vastísimo e infinito…

De alguna manera la transtextualidad es el componente
que le da transcendencia a las producciones literarias. Toda obra
nos remite a varios referentes, establece una relación en
la que concurren diversos significados para formar un solo
sentido, el cual difiere en las interpretaciones de los
lectores.

Gerard Genette clasifica la transtextualidad en cinco
tipos: metatextualidad, hipertextualidad, architextualidad,
intertextualidad y paratextualidad. La última es de
nuestro interés debido a la relación referencial
que establece la obra con otros temas. Genette (1989:11)expone
que la paratextualidad es la:

Relación, generalmente menos
explícita y más distante que, en el todo
formado por una obra literaria, el texto propiamente dicho
mantiene con lo que sólo podemos nombrar como su
paratexto:…

Hablar de paratextualidad es referirse a la proximidad o
semejanza que pueda tener una palabra o discurso dentro de un
texto en función de las relaciones que puedan establecerse
entre ambos. Para Genette (1989:11-12) paratexto es:

Título, subtítulo,
intertítulo, prefacios, epílogos,
advertencias, prólogos (…) y muchos otros tipos de
señales accesorias, autógrafas o
alógrafas, que procuran un entorno (variable) al
texto y a veces un comentario oficial u oficioso del que el
lector más purista y menos tendente a la
erudición externa no puede siempre disponer tan
fácilmente como la desearía y lo
pretende…

En este apartado se analizarán los paratextos que
tiene la obra y los posibles datos que servirán para
establecer y poder hacer una correlación con otras
características.

Por lo que el autor se vale de todo lo que rodea su
creación y le permite enriquecerla. Sin duda, toda obra
literaria tiene su fin último en el lector. A éste
va dirigida con el propósito de divertir, recrear e
informarle. Los elementos con que se relaciona la obra pueden ser
otros textos escritos o no, siempre y cuando tenga incidencia
(directa e indirecta) sobre la obra literaria. Esta depende de
una serie de componentes de toda especie y de todas las
épocas que hacen que el texto funcione como un hecho
literario. Refleja un cúmulo de ideas o acciones que
pueden referirse a alguna tendencia literaria que esté en
boga, a alguna inquietud personal, experiencias, o a una
manifestación muy propia del autor expresada en la palabra
escrita, que cada lector en su interpretación lo
extenderá al ámbito que más le
interese.

En este apartado analizaremos los paratextos:
título, subtítulo, epígrafe e índice
y su relación con la oralidad.

2.3.1 Título

Si observamos detenidamente la estructura de la obra
Salomón, podemos establecer una relación entre el
título y la palabra sabiduría, puesto que este
enunciado mismo nos remite a un significado. Por otra parte, la
sabiduría se relaciona con la prudencia y con la palabra
divina, cuya vinculación la extraemos de la historia
bíblica del rey Salomón. Según I de Reyes
4:30 "…La sabiduría de Salomón es mayor que la de
todos los hijos de Oriente, fue más sabio que todos los
hombres…" Conocemos por la historia que de todos los reyes de
Israel fue el único que dejó de pedir riquezas para
pedir sabiduría e inteligencia. Así aparece en la
Santa Biblia versión Reina-Valera (1987:587) en I de Reyes
3;11,12:

"Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no
pediste para tí riquezas, ni pediste la vida de tus
enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para
oír juicio,12 he aquí lo he hecho conforme a
tu palabra; he aquí que te he dado corazón
sabio y entendido,…

Hay entonces una relación muy estrecha entre el
título de la obra y la personalidad de Salomón,
porque éste tiene su mayor riqueza en su sabiduría.
La ha adquirido en la vida con las experiencias cotidianas. Para
todo tiene una decisión justa y oportuna que siempre
cierra con la palabra certera. Salomón ha recorrido
mundos. Ha desempeñado toda clase de trabajos, es un
"toero". Es así como él mismo define el oficio.
Bien es cierto que no es un rey, pero sí es un
señor de pueblo muy astuto y ¿por qué no?,
sabio. El ha sabido manejarse, como lo hizo el rey
Salomón, en la disyuntiva entre el mal y el bien. Su
interés por el rey es por la admiración que siente
hacia su sabiduría (.81). "Esa es la fama que él
dejó en el mundo: su sabiduría. Por ella no hay
quien no lo conozca y ya no es posible que sea olvidado…"
(.82). Él mismo Salomón se compara al
Salomón bíblico. "Usted quiere saber un asunto".
Hay muchas cosas en las que nos parecemos, y hasta somos
iguales…" (.87)

De allí la visión amplia de Salomón
sobre la vida hasta en el nefasto momento de la partida de un ser
querido.

El golpe de la muerte debe servir por lo menos
para que los vivos juzguen al muerto como fue de verdad,
con sus fallas, pero también sin olvidar el
empeño que es vivir, la fuerza difícil y
porfiada que es necesaria para vivir la vida que le toca a
uno, que si no es la vida que tú quisieras, es la
que te pone la ley del universo. (.78)

Para cada acontecimiento que le sucedía
tenía una explicación lógica de la
vida:

La gente siempre pregunta ¿quién
fue? o ¿a qué se debe?. Es la necesidad de
encontrar un culpable o una causa para todo. Algunos dicen
que es la forma de fabricar un consuelo; pero, yo
también veo que es la manera de derramar sobre
alguien el odio que han causado otros muchos, tanto que no
es posible vengarse de todos. (.99)

Salomón Rivas en el devenir de su vida logra una
sabiduría amplia, con sentido filosófico y madura
reflexión. En este sentido podemos hablar de que la
relación entre Salomón y Salomón
bíblico, se ajusta a la realidad importante que ellos
viven. La relación con la oralidad entre el título
de la obra con el Rey Salomón, se establece a raíz
de la tradición del cuento oral y las constantes
repeticiones de los proverbios, que aún perviven en las
mentalidades de los pueblos de cultura oral.

Esta oralidad se refiere a los proverbios que hemos
heredado a través del tiempo. Los hemos aceptado como una
forma de expresión, la cual usamos a diario.

2.3.2 Subtítulos

Los subtítulos son considerados paratextos, por
Genette(1989:11) pues "nutren el entorno del texto y constituyen
a su alrededor un primer comentario…" En el caso de
Salomón, no sólo se trata de la relación del
título con el contenido de la obra, sino también de
la propia división de la novela.

Los subtítulos en Salomón llevan el nombre
de jornadas; ellas corresponden a lo que en otras obras son los
capítulos. Estas a su vez se dividen en estancias que
identifican los episodios. Las jornadas se distinguen por la
frase con la cual anuncian la continuación de la
narración. La primera es "Éranse que se eran
aquellos tiempos", la segunda, "Cuando las historias dicen a
caminar" y la tercera es "Hasta el sol de hoy".

La jornada corresponde a un día (duración
del velorio). También se define como parte del camino que
se recorre en un día de viaje. Ambas definiciones
coinciden con el tiempo cronológico de la novela que es la
duración del velorio. En éste es el mismo
Salomón con sus cuentos quien nos da a conocer todas las
travesías que ha hecho en su vida. Las acciones que se
desarrollan en la obra están enmarcadas en este
espacio.

Los subtítulos de cada jornada concuerdan con los
caminos que recorre Salomón en su memoria, mientras va
narrando cómo han sido sus experiencias y sus
travesías por los diferentes puertos, que es su vida
misma, y son los relatos que constituyen la narración en
sí misma.

Las tres jornadas representan tres momentos importantes
del velorio: "ahí en el cuarto está Basilio entre
cuatro velas y las mujeres que lloran (…). Aquí en el
corredor hace fresco, la noche está serena…" (.15).
Está empezando a caer la noche y el velorio se mezcla con
el fresco nocturno, mientras va tomando su apogeo.

La primera jornada se refiere directamente a lo narrado
en ese episodio: " Eranse que se eran aquellos tiempos". Este
enunciado nos remite a la oralidad. Es el típico
"Érase una vez" de la tradición oral. Si nos
fijamos en la connotación de la frase, observamos que
"aquellos tiempos" tiene una carga significativa de
añoranzas y recuerdos muy clara. Este enunciado sugiere un
sin fin de historias por recordar y todos los relatos contados
tratan de lo que fue la vida de Salomón Rivas en su
infancia.

El verbo recordar encabeza la mayoría de los
relatos: "recordando cosas y personas yo no sé de
qué se admira uno más:…"(.33), "Cuando se
recuerda un lugar,…"(.36), "en aquellos años pasaron
cosas que la gente recuerda…"(.60), "Yo me pongo a recordar las
cosas que he vivido en Cumaná…"(.65), "Recuerdo que la
llegada fue un viernes…"(.70). Con estas frases se puede
evidenciar la presencia de los recuerdos en esta jornada.
Además de los relatos de su infancia, Salomón
también recuerda cuáles fueron las causas de la
muerte de Basilio.

Pareciera que la intención del autor es
exponernos a manera de introducción dónde se
origina cada historia. Sin duda, hay un magnífico manejo
del tiempo narrativo que conjuga el pasado del personaje con el
presente de la historia principal.

Así mismo sucede con la segunda jornada;
ésta se inicia con la frase "Cuando las historias dicen a
caminar". En esta jornada Salomón se retira del velorio
para ir a su casa.

Al coger camino para mi casa, sentí
completo el fresco de la madrugada en la cara y
contemplé el cielo de estrella desde el centro, en
lo más alto, hasta el borde de los cocoteros
regados…(.93)

Ya la noche había avanzado, entraba la madrugada.
La descripción del ambiente juega un papel fundamental en
la novela. Es la presencia de la noche y la madrugada en el
momento en que la narración se desplaza al espacio –
temporal concreto (velorio), a través del narrador
intradiegético, Salomón. Éste crea una
asociación entre su estado de ánimo y el entorno
del velorio.

Por lo general, en estas circunstancias se viven
momentos de tristeza. Casi siempre se relacionan con lo
fría y desolada que suele ser la noche. Es esto lo que
hace el personaje cuando se va a referir al velorio. Incluso, en
alguna oportunidad relaciona el cansancio de la gente con el
transcurrir del tiempo de duración del velorio. A medida
que pasa la noche la energía de los presentes se va
agotando por el trasnocho. Por los demás elementos son
propios del contexto en el cual se desarrollan las acciones, un
pueblo que aún conserva costumbres y
características de la cultura oral, a pesar de su contacto
con la escritura.

El momento en que Salomón sale del velorio se
hace imperceptible, a pesar de que es él quien ha
mantenido despiertos a los presentes. Conocemos más del
recorrido de Salomón por la vida. Tal como lo dice la
frase, son "las historias las que dicen a caminar". Y realmente
son ellas las que hablan. Se presentan los conflictos en las
acciones y algunas de ellas alcanzan su desenlace.

La tercera jornada aparece con la presencia de
Salomón en el velorio. La frase con que se inicia esta
jornada es "hasta el sol de hoy", la cual tiene la
connotación de un final. Generalmente, se escucha esta
frase en los pueblos, cuando se quiere expresar que por el
momento las cosas no han variado, que han terminado o hasta
allí llegaron. Es esto lo que sucede en este
capítulo, todas las historias concluyen y con ellas el
entierro de Basilio.

,cuando se fueron los últimos a vestirse
para el entierro. En el mar, como un plato, se veían
dos, tres botes fijos en sus puntos de pesca. Los pueblos
costeros: Capiantar, (…), parecían pájaros
adormecidos, todavía en silencio, con la media luz
de las seis… (.346)

El entierro de Basilio fue al día siguiente
del velorio. No hay mucho que decir, como nada demasiado se
puede decir de un entierro. Cuando en el velorio se
había acabado el café repartieron la
última taza de chocolate a lo que quedaban, pero ya
sin galleta de soda y sin queso rallado. Olía a
esperma, a humo dulce, a flores trasnochadas, cuando se
fueron los hoy tuvimos a Basilio con nosotros.
(.347)

Se observa el atardecer con el cual termina todo,
precisamente con el concluir del sol de ese día. En esta
jornada no hay un verbo que explícita el por qué de
la frase " hasta el sol de hoy", pero se observa que todas las
historias terminan allí. Algunas veces porque la
conversación es interrumpida. En efecto, el contenido de
esta cita da elementos conclusivos. Es con la "media luz de la
tarde", que nos damos cuenta de que ya enterraron a Basilio. Una
vez más la descripción del ambiente determina las
acciones del velorio. Observamos que con el entierro se acaba
todo por ese día. Bien podría decirse en el
discurso narrativo "Hasta el sol de hoy" tuvimos a Basilio con
nosotros.

En conjunto todos los subtítulos tienen una
relación muy estrecha con los contenidos de las jornadas y
la oralidad es el elemento constante en esta relación. Las
tres frases son expresiones propias de las culturas orales
primarias que han venido repitiéndose de boca a oreja. Son
expresiones que contienen una significación determinante
en la novela, como es el caso de cuando " las historias dicen a
caminar". En otras palabras, una vez más, esto suele
suceder en las conversaciones de gente de pueblo, puesto que
siempre se remontan a cuentos para reafirmar o ejemplificar el
tema del que vienen hablando. En la novela todos los cuentos se
desprenden de otros y cuando no, hay una reflexión o
explicación de las acciones.

2.3.3 Epígrafe

A diferencia de otros textos, la obra Salomón
tiene un epígrafe de su propio autor. Este ilustra muy
bien todo lo que va ser dicha obra. Además anuncia lo que
va a presentar a manera de primer comentario, referido
esencialmente a cómo se da la oralidad en la obra.
Igualmente coincide con la definición de epígrafe
del Diccionario de Retórica (1989:75):

Para la literatura interesa una particular
especificación del término: las frases cortas
de un autor (un verso, una frase, etc.) que se colocan al
principio de un libro, de un capítulo o de un poema,
que sirven para indicar el clima de éste.

Este epígrafe, en cierta forma, abrevia los
aspectos más importantes que en ésta se
narrarán, es decir el epígrafe habla por sí
mismo:

O sea:

Las aventuras ciertas

del esforzado caminante

SALOMON

referidas por él mismo:

prodigio de jugadores,

de astutos

y de contadores de cuentos

En este epígrafe tenemos en forma resumida, lo
que encontraremos en el desarrollo de la obra. Analicemos la
frase "O sea": nos damos cuenta que tiene un sentido explicativo,
en la mayoría de los casos se usa para anunciar la
explicación de algo que ya se ha dicho. En este caso nos
referimos a las palabras que especifican, lo que implica la
novela: "aventuras," "caminante," "SALOMON," "jugadores,"
"astutos," y "contadores de contadores". De todo lo anterior,
podemos inferir que se relatará la vida de un personaje,
que ha sido aventurero, jugador astuto y contador de cuentos. De
esta manera el lector juega con los posibles matices que puede
tener la narración: anecdotario tradicional, popular,
oral, entre otras; más aún cuando se nos anuncia
que son "referidas por el mismo".

El epígrafe tiene dos puntos que aparecen dos
veces. Estos indican una pausa que inevitablemente nos anuncia el
orden de lo antes dicho. Asumimos que su presencia no es
simplemente por ser signos de puntuación (que obviamente
así está empleado), sino porque permiten aclarar,
explicar las frases que los anteceden; en el caso de los primeros
dos puntos, en la frase "O sea:", explicarán el
título Salomón y los segundos dos puntos, en la
frase "por él mismo:" explicarán las
características del personaje.

En cuanto al epígrafe, se observa que la
diagramación de las letras, tiene una ubicación
intencional. Por ejemplo el nombre "SALOMON" aparece sólo
y en mayúscula. Evidentemente se quiere resaltar, puesto
que nos remite de inmediato a la sabiduría popular, que
suele evocar al personaje protagónico y a su referente, el
Rey Salomón. Sin duda es éste en quien se piensa,
por ser el máximo representante de la sabiduría en
la humanidad y por supuesto no equivocamos nuestra
presunción, porque esto es lo que corroboramos en la
obra.

2.3.4 Índice

En el Indice de Salomón se puede identificar de
inmediato la voz del personaje Salomón Rivas, que presenta
a manera de cuento el orden en que aparecen las historias en la
novela. La narración, que está en primera persona,
mantiene la forma de un franco diálogo con el lector. La
manera como está elaborado ayuda a ubicar el contenido con
más facilidad desde el primer relato contado, hasta el
último. No sólo eso, sino que da el más
mínimo detalle.

La enumeración especifica la página de
cada uno de sus relatos y de algunas de las conversaciones y
pensamientos que desarrolla Salomón en toda la
obra.

El Indice está conformado por dieciséis
páginas sin numeración, distribuidas en ellas las
descripciones de cada Jornada y cada Estancia. Se observa que en
el Indice se anuncia el porqué de la aparición de
cada uno de los relatos.

(…) donde se habla, de primeras, sobre el
secreto de Belisario (p.99) (…)y cómo un barco
italiano se rindió al francés (p.101); da
comienzo la historia del secreto de Belisario(p.101) y
explico de qué manera el juego no me permitió
salir limpio de la marina(p.102);sigue, pues, lo del
secreto de Belisario (p.103) (…) ya va cogiendo cuerpo la
historia del secreto de Belisario…

Tal como aparece en la obra, el narrador anticipa
acciones que después desarrolla como historias, que
entremezcla con otras. Esto es parte de la narración en
forma de conversación, propia de ella es el uso del
conector aditivo "y", que indica la marca de oralidad.

(…) sigue creciendo el asunto de la
procesión : la talla de la virgen no tenía
cara y el compadre Ignacio me dijo: << La cara
será mi firma >>, y me fui más
preocupado que antes (p. 195); donde llega el día
anterior a la procesión y se muestra el rostro de la
virgen, y la firma del compadre resultó unos ojos
pintados que lloraban hacia afuera y veían para
adentro (p.196);…

Asimismo cada Estancia está separada por puntos y
en su contenido por comas y puntos y comas. Estos marcan las
pausas que hace el narrador, que simula la voz del cuentacuentos.
Por supuesto en la medida que el Indice se desarrolla como
cuento, adopta características de relato de
tradición oral. Las reiteradas referencias que hace el
narrador sobre el valor del cuento para el hombre y lo que
representa para el pueblo. De allí su carácter
popular y es evidente que toda la narración está
dirigida a un público, no solamente lector, sino
también "oyente". Lo tradicional es por el contenido de la
obra: cuentos, anécdotas, leyendas, proverbios, canciones
que son propias de la cultura oral de un pueblo.

Dentro de la novela se puede resaltar la presencia de
diez cuentos pertenecientes a la cultura oral. El título
de estos cuentos aparece en letras cursivas, al contrario del
resto de la narración, que no está en cursiva. Se
refieren a ellos por formar parte del velorio de esta manera nos
recuerdan que es la trama que subyace a la historia de la vida de
Salomón Rivas. Lo podemos corroborar con la siguiente
cita:

JORNADA PRIMERA

Estancia primera: De cómo se abren
mis ojos a la vida, a la necesidad y a la astucia (p.13); y
paso ahí mismo al velorio del compadre
Basilio(p.14), (…), y le toca turno al Cuento de
Perrito Tigrero
(p.16)

(…) y viene pues, en el velorio, el Cuento
del Hombre que se Puso Luto Durante Quince Años Por
la Muerte de su Perrito
(p.26);…

Así mismo aparecen las referencias al Libro de
los Libros y los proverbios de Salomón. Se puede observar
que hay citas de estos textos en letras cursivas. Son estos los
que aluden a ciertas verdades justas, que el pueblo de cultura
oral para emitir sus propios juicios ante la vida.

(…) es tiempo de repetir lo que dice el
Libro de los Libros: un amigo puede ser el
bastón para el camino o peligroso como la peste
(p.22),…

(…)<<El agua que se estanca,
corrompe>>, dice el Libro de los Libros
(p.69), y con esa bandera por delante paso a contar el
viaje…

(…)buscando lo que hay más allá de
las palabras, el hombre ha dispuesto el arte de la
poesía, como dice el Libro de los Libros
(p.250); lo que pasa es que para el contador de cuentos el
premio es la risa y la curiosidad,…

Es de hacer notar que después de las referencias
al Libro de los Libros, hay cabida a un cuento de la vida de
Salomón. Así se demuestra de qué manera se
ve ilustrada la vida en este tipo de frases. También
quedan demostradas las habilidades de Salomón como
contador de cuentos, a lo que reiteradamente él hace
mención y que nosotros relacionamos con el arte de
contar.

 

 

Autor:

Lic. Midalys Roque

UDO – Sucre

[1] María Jiménez en su trabajo
“Del buen y mal humor en Salomón” de G.L.C.
confirma esta probabilidad en: “Anticuento para una
novela. De cómo conocí a Salomón”,
(Carrera, 1996:23), el autor biográfico narra como fue
tentado por el sereno secreto de Salomón Rivas,
referente extraliterario, epónimo de su última
producción narrativa.

Partes: 1, 2
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