En cuanto conocimiento científico, la
ética ha de aspirar a la racionalidad y objetividad plena,
y a la vez ha de proporcionar conocimientos sistemáticos,
metódicos y, hasta donde sea posible,
verificables..
Las proposiciones de la ética deben tener el
mismo rigor, coherencia y fundamentación que las
proposiciones científicas.
Los principios, normas o juicios de una moral
determinada no tienen ese carácter. No hay una moral
científica, pero si hay o puede haber un conocimiento de
la moral que pueda ser científico. La ética no es
la moral, y por ello no puede reducirse a un conjunto de normas y
prescripciones; su misión es explicar la moral efectiva,
y, en este sentido, puede influir en la moral misma.
Su objeto de estudio lo constituye un tipo de actos
humanos: los actos conscientes y voluntarios de los individuos
que afectan a sí mismo y a los demás, a grupos o a
la sociedad en general.
La ética y la moral se relacionan, veamos desde
sus orígenes etimológicos: moral procede del
latín mos o mores "costumbre", en el sentido de conjunto
de normas adquiridas por hábito. Tiene que ver con el
comportamiento adquirido, o modo de ser conquistado por el
hombre. Ética proviene del griego ethos, que significa
"modo de ser" o "carácter", "costumbre", el modo de
conducta no responde a una disposición natural, sino que
es adquirido o conquistado por hábito.
LA ÉTICA Y SU RELACIÓN CON OTROS CAMPOS
DEL CONOCIMIENTO
La ética trata de dar explicación en forma
objetiva a la conducta moral, se ve en la necesidad de recurrir a
otros campos del saber, es decir la moral no se explica por
sí misma: requiere del auxilio de otras disciplinas del
conocimiento a fin de que sus explicaciones tengan cierta
importancia, como productos de investigaciones y reflexiones
interdisciplinarias. Todo tipo de conocimiento científico-
social que aspire a tal, deberá tener una
metodología de investigación, abierta al conjunto
multidisciplinario, dialógico, inclusive, polémico
que requiere la ética.
Si afirmamos que la conciencia y la moral
fáctica, no han surgido de la nada, sino que se nutren
siempre de un entorno social e histórico, habrá que
indagar sobre la naturaleza lógica de equis
determinaciones para aceptarlas, criticarlas o rechazarlas.
¿Por qué la moral que se dice o proclama como buena
en cierta estimativa de la sociedad, no es la misma moral que se
practica?¿Dónde están las fallas de este
tipo de contradicciones?"Por qué, siendo nuestra sociedad,
en general, tan católica, en un gran sector de la
población, actos tan reprobados en la conciencia moral
cristiana, como el aborto y la corrupción practicados en
amplios sectores de la población, hoy por hoy, florecen y
se desarrollan en forma alarmante?¿Se debe acaso a que la
moral cristiana se asume de palabra y no de hecho?¿Por
qué tal moral, en muchos casos resulta estéril, al
no resolver tan inmorales comportamientos de acuerdo con el
sentir general?¿No será, más bien que se
tendría que afirmar, que la relación moral-
sociedad, es súper compleja y difícil y en
consecuencia, debería estar en condiciones de plantear el
problema ventilando unas relaciones múltiples, de sistema
y subsistemas sociales, materiales, y culturales, que pueden ser
capaces, si no de destruir, sí de reducir la marcada
inmoralidad vigente en nuestra sociedad?.
La conducta moral, siempre es un hecho de la vida
social: familiar, cultural, política, etc. Así, se
puede afirmar que los individuos no inventan ni la sociedad ni su
moralidad. El propio comportamiento individual, es determinado
por la vida del hombre en sociedad; cultura, creencias, odios,
amores, tienen su origen en el complejo de las diferentes
prácticas sociales. Un individuo fuera de la sociedad y de
la historia, no se podría decir que actúa moral o
inmoralmente. La moral y sus prácticas son un
acontecimiento de los seres humanos que viven en sociedad, un
individuo aislado, el ejemplo de Robinsón Crusoe, no se
podría decir que actúa bien o mal, ya que no
habría quien lo dijera.
La realidad es que no sería posible vivir en una
sociedad y al mismo tiempo, no pertenecer a ella.
La filosofía es una ciencia. Independientemente
que los científicos pretenden restringir el área
sólo al de las ciencias experimentales como (la
Física, la Química, etc.), la filosofía, por
su parte, es también una ciencia, de acuerdo al concepto
de Aristóteles, "Ciencia es un conocimiento cierto de las
cosas por sus causas". En consecuencia, un conjunto de
conocimientos está en el nivel científico cuando
apunta a las causas de lo que se estudia, sea el fenómeno
físico, sea el origen del universo. La filosofía no
tiene otra pretensión, sino la de investigar el fondo
mismo del universo, las condiciones que hacen posible su
existencia, las causa que de hecho han originado las cosos de
este mundo. El instrumento de la filosofía es la
razón. Sólo con la razón se pueden descubrir
las causas de las cosas, la filosofía es la más
universal de todas las ciencias. Trata absolutamente de todos las
cosas, no hay un solo ser que se escape al horizonte propio de
las investigaciones filosóficas, tanto los seres
materiales, como los espirituales, los números, los
hombres, las máquinas; todo es tema propio de la
filosofía. Precisando que solamente estudia las causas
supremas de todas las cosas, se puede decir que la
Filosofía es el conocimiento científico de las
esencias y de los primeros principios de todo ser, o sea, de las
causas supremas de todos las cosas. Es en esa
profundización hasta la esencia de las cosas, en donde
reside principalmente el carácter filosófico de la
Ética. Que estudia los actos humanos en cuanto a su bondad
o maldad, es decir, profundiza en la esencia, por lo que al ser
la ética una rama de la filosofía como tal
participa de las características de la filosofía,
las dos están en el plano científico y las dos son
racionales.
La ética como tarea científica de
explicación, no se puede considerar tan solo como un
capítulo de la filosofía especulativa, tradicional
y metafísica. En este terreno, la ética, en su
afán científico de explicación considera la
naturaleza, condiciones y fundamentos de la moral, como
fenómeno que ocurre en la vida afectiva, real. La
ética responde hoy a una total racionalidad
empírica. No se justifica ya, una ética
casuística, ni especulativa. Si la moral es inseparable de
la actividad práctica del hombre, material y espiritual,
la ética no puede dejar de tener nunca como fondo la
concepción filosófica del hombre que nos da una
visión total de éste como ser social,
histórico y creador. Toda una serie de conceptos que la
ética maneja de un modo específico como los de
necesidad, libertad, responsabilidad, conciencia, valor,
presuponen una reflexión y esclarecimiento
filosófico.
Actualmente se entiende por psicología al estudio
científico de los fenómenos mentales y de la
conducta del individuo, ¿de qué manera pueden
relacionarse con la ética los fenómenos
psíquicos que afectan al individuo concreto y que son
estudiados por la psicología?, Como ciencia de lo
psíquico, la psicología ayuda a la ética al
establecer la importancia de las leyes que rigen la
motivación interna de la conducta del individuo,
así como al mostrar la estructura del carácter y de
la personalidad. Además de examinar los actos voluntarios,
la formación de hábitos, el origen de la conciencia
moral y el de los juicios morales. La explicación desde el
punto de vista de la psicología de la conducta humana
permite comprender las condiciones subjetivas de los actos de los
individuos.
La psicología como ciencia que atiende a los
problemas subjetivos internos de la conducta, resulta de
sobremanera necesaria para la ética, para determinar en
cada caso los correspondientes grados en que se manifiesta la
responsabilidad moral y la libertad de las personas. ¿De
qué manera puede a su vez la ética hacer
contribuciones a la psicología? A través de la
educación, de la formación humanística que
encierran sus reflexiones, necesarias en los terapeutas para que
éstos puedan ofrecer a sus pacientes, que carecen de dicha
formación, una mejor interpretación del sentido de
su vida.
El psicoanálisis, ha tenido importancia en la
ética porque sus concepciones de la vida mental, al
ampliar el campo de la conciencia del sujeto, propiciaron que los
valores morales provenientes de la tradición judeo-
cristiana, fueran clarificados en cuanto a la
significación que tienen como influencia para la
adquisición de patologías.
La economía como ciencia cuyo objeto de estudio
son las leyes generales de la producción,
circulación, distribución y consumo de los bienes,
es una ciencia estrechamente ligada con la ética, pues la
organización que se adopte, la organización
política y social que se constituya para organizar todos
los factores que intervienen en la producción,
habrá de repercutir en la formación moral de los
individuos. De los aspectos abordados por la economía
está el ejemplo: el carácter de la propiedad, sus
funciones y limitaciones, naturaleza y clases, etc. La
tecnología con las que se transforman los recursos
naturales para satisfacer necesidades; la división del
trabajo como consecuencia de la industrialización, etc.
Repercuten profundamente en la vida moral de la sociedad. La vida
familiar ha sufrido grandes cambios en la medida en que se ha
visto afectada por los medios masivos de comunicación, la
publicidad ha estereotipado muchas formas de vida. El
egoísmo individualista que engendra la competencia en el
mercado en la industria, la racionalidad económica y la
impersonalidad de la sociedad moderna amenazan muy seriamente su
unidad y coherencia[21]9].
La clase capitalista de la actualidad tienen el lema "
el negocio es el negocio", todo lo miden por este rasero, tanto
en el amor, como en la guerra o la empresa comercial e
industrial[22]11]
La sociología como ciencia de los hechos sociales
de la convivencia humana, de las relaciones específicas
que mantienen los hombres entre sí, desde el punto de
vista de su realidad objetiva, la sociología es una
ciencia que ayuda de manera importante a la ética. La vida
del ser humano es multifacética; religiosa, moral,
política, artística, psíquica, etc., pero
toda la vida humana es ante todo social. De ahí la
importancia de conocer, lo más objetivamente posible, las
características que adoptan las diferentes instituciones
sociales como la familia, la escuela, el estado, los centros de
trabajo, la iglesia, dentro de los cuales el individuo se
desenvuelve y fuera de las cuales su vida como ser humano
sería imposible.
La influencia del medio familiar, por ejemplo,
especialmente en nuestra infancia, es extraordinariamente
importante para la integración de los valores morales y el
desarrollo de la conciencia. La realidad social está
formada por todos y cada uno de los individuos que la
integran.
Somos individuos, y como tales, estamos obligados a
responder de nuestros actos hasta el límite en que nuestra
conciencia es capaz de intervenir en ellos.
LA MORAL Y SU RELACIÓN CON:
EL DERECHO
En las posibilidades de las relaciones existentes en la
vida real, encontramos que, el hombre tiene una gran diversidad
de formas de conocer su realidad y su entorno social, ya que de
manera cotidiana está manipulando, sea a la manera de
redescubrirlo, manipularlo, reconstruyéndolo,
contemplándolo, etc., esto responde a una gran variedad
específica de sus necesidades humanas reales. El hombre va
enriqueciendo su conducta con diferentes modos de comportamiento
que, con el tiempo, adquieren rasgos propios y
específicos.
Existe la creencia de que la ética y el derecho
son comunes como parte de la conducta social del hombre, ya que
estos comportamientos se encuentran sujetos a normas que regulan
las relaciones entre los individuos. Se llega a afirmar que la
moralidad deviene o se transforma en derecho, es decir, las
prácticas morales de importancia y trascendencia social,
llegan a convertirse en derecho, en normatividad de conductas de
observancia obligatorias. En un plano más académico
y analítico, también se afirma que el derecho, la
normatividad jurídica, no solamente no tiene que ver con
la moral práctica, sino que inclusive se opone a ella.
Así, se asegura que una cosa es la conducta moral, y otra
la conducta jurídica; en tanto que el derecho, opera al
margen y, a veces, en contra de la moral practicada.
En la aplicación de las normas del derecho
encontramos que no exigen un convencimiento interno por parte del
individuo, el sujeto debe cumplir la norma jurídica, aun
sin estar convencido de que es justa, la aplicación de
ésta, es externa, ya que dispone de un mecanismo o aparato
estatal, capaz de imponer la observación de la norma o de
obligar al sujeto a comportarse en cierta forma.
Las normas jurídicas están codificadas
formal y de manera oficial, mediante: códigos,
constituciones, reglamentos, leyes etc., la esfera del derecho la
encontramos en la regulación de las relaciones, entre los
hombres dentro del Estado. El derecho, esta relacionado, a un
aparato coercitivo, ligado necesariamente a la aparición
del Estado. Y sólo existe un derecho o sistema
jurídico único para toda la sociedad, aunque dicho
sistema no tenga el respaldo moral de todos sus miembros,
así pues, en la sociedad dividida en clases
antagónicas sólo existe un derecho, ya que
sólo existe un Estado.
La aplicación de las normas morales es diferente
ya que se cumplen a través del convencimiento interno de
los sujetos, y por tanto exigen una adhesión muy personal
a estas normas, nadie ni nadie puede obligarnos a cumplir la
norma moral, lo que quiere decir que no existe ningún
mecanismo coercitivo externo, que pueda pasar por encima de la
voluntad personal, auque la sanción de la opinión
pública, con su aprobación o desaprobación,
nos mueve a actuar en cierto sentido. Las normas morales no se
encuentran formalmente codificadas, ya que estas pasan de
generación en generación, con sus respectivas
modificaciones e innovaciones, se considera que la esfera de la
moral es la más amplia de todos los diversos
comportamientos, ya que si se quebrantan las diversas normas de
otros tipos de comportamiento, también son quebrantadas
las normas morales.
Se puede anexar que el derecho y la moral regulan las
relaciones que surgen entre los sujetos, mediante sus respectivas
normas: postulando una conducta obligatoria o debida, las normas
de ambas tienen el carácter de imperativos, exigen que se
cumplan, que lo individuos se comporten en cierta forma, ya que
responden a una misma necesidad social, regular las relaciones de
los hombres con el fin de asegurar la unidad y el orden social,
la moral y el derecho tienen cambios, al cambiar
históricamente el contenido de su función social,
así como varía la moral de una época a otra,
o de una sociedad a otra, así también sucede con el
derecho.
LA RELIGIÓN
La moral y la religión tienen una relación
en la medida que puede coincidir, las religiones se preocupan por
moralizar al hombre. Se puede decir que todas las religiones
contienen, implícita o explícitamente un
código moral. "Los Diez Mandamientos", son la
expresión clásica de esta relación entre
moral y religión.
En la religión, la norma moral tiene un origen
religioso, sobrenatural; es ahistórico, (fuera de la
historia) quiere decir: que no depende de los sucesivos cambios
que se producen en la vida real.
Él filósofo Risiere Frondizi,
señala que, la moral de origen divino, es una moral
negativa, ya que ocho de los diez mandamientos señalan
prohibiciones, las normas no deben tener sólo
señalamientos negativos, sino también un sentido
positivo.
La relación que hay entre moral y
religión, no significa que la moral misma se dé
necesariamente dentro de una actitud religiosa, los ortodoxos son
solidarios con la frase del escritor Dostoyevsky "Si Dios no
existiera, todo estaría permitido".
Como demuestra la historia de la humanidad, la moral no
sólo no tiene su origen en la religión, sino que es
anterior a ésta. Durante miles y miles de años, el
hombre primitivo vivió sin religión, pero no sin
ciertas normas que regulaban las relaciones entre los individuos
y la comunidad, y aunque de manera primitiva, tenían ya un
carácter moral.
Una de las tendencias del hombre contemporáneo
consiste en separar la moral de la religión. La moral, se
piensa, debe ser autónoma. El hombre no necesita
justificarse ante Dios, sino ante sí mismo.
"La religión, formando una conciencia del mundo,
puede muy bien servir de base a un sentido más estrecho de
nuestra mutua pertenencia a la comunidad y, de este modo,
coincidir con un código moral puro. Pero lo que no
podrá continuar haciendo es dictar una moralidad
autoritaria puesto que, así sublimada, no será ya
capaz de seguir definiendo preceptos morales para las ocasiones
concretas de la vida[23]12]"
LA POLÍTICA
Aristóteles, en su obra Política, Libro I,
Capítulo I, señala " es evidente la razón
por la cual el hombre es un animal político, aún en
mayor grado que las abejas y cuantos animales viven en
asociación. La naturaleza, como decimos, no hace nada en
balde. Sólo el hombre, entre todos los animales, posee el
uso de la palabra; la voz ( no la palabra) se les ha concedido
también a los animales, porque es el signo del dolor y del
placer. Todos los animales están organizados para
experimentar sentimientos de dolor y de placer y dárselo a
entender a unos y otros; pero la palabra tiene por objeto hacer
comprender lo que es útil o perjudicial y, por
consiguiente, justo e injusto. Lo que distingue singularmente al
hombre es su conocimiento del bien y del mal, de lo justo y de lo
injusto, como todos los sentimientos cuya comunicación
constituye precisamente la familia del Estado". En el orden
natural el Estado, está por encima de la familia y por
encima de cada individuo, porque al no poder bastarse a sí
mismo cada individuo aislado, la naturaleza inclina a todos los
hombres a tal asociación, hablar del hombre
político, es decir que tiende a vivir en sociedad, en el
Estado, el hombre tiende a vivir en, por y para la sociedad; en,
por y para el Estado.
La moral regula las relaciones entre los individuos y la
comunidad, la política comprende las relaciones entre
grupos humanos, la actividad de las clases o grupos a
través de organizaciones ( partidos políticos),
expresando abiertamente la actitud de conquistar el poder
estatal, o el mantenimiento y ejercicio del mismo.
Los sujetos participantes en la política son
individuos reales, participan como miembros de un grupo social
determinado, al actual defienden los intereses comunes del grupo
social correspondiente en sus relaciones con el Estado, con otras
clases sociales, con otros pueblos, con otras
naciones.
La política y la moral son formas de
comportamiento que no pueden identificarse. Ni la política
puede absorber a la moral, ni esta puede ser reducida a la
política, existen dos posiciones extremas acerca de las
relaciones entre estos comportamientos:
El hombre es un ser social, forzado a desenvolverse
siempre individual y socialmente, con su interés tanto
personal como colectivo, no puede dejar de actuar, a la vez moral
y políticamente. La moral y la política se hallan
en una relación mutua, pero la forma concreta que adopte
esa relación, dependerá del modo como en la
sociedad, se den las relaciones entre lo individual y lo
colectivo, o entre la vida pública y la
privada.
El hombre actual no puede renunciar a la moral, ya que
ésta siempre responde a una necesidad social; que es
lograr la cohesión entre los sujeto socialmente, y tampoco
por lo menos en un futuro previsible a la política, ya que
ésta también responde a una necesidad social. Pero,
en una sociedad superior, sus relaciones han de caracterizarse
por ser concordantes sin la pérdida de su ámbito
propio y muy particular. Por tanto, ni renuncia a la
política a favor de la moral, ni excluye a la moral a
favor de la política.
La política, intenta regular las relaciones no ya
del individuo y las demás personas, sino las
interdependencias entre grupos humanos.
Platón imagina tales relaciones en su obra la
República, obra concebida como proyecto de un estado
perfecto. En ese estado existen tres estamentos:
filósofos-reyes (de ambos sexos), los guardianes, los
campesinos y artesanos. Cada estrato de la sociedad tiene una
función y una virtud propias. De tal suerte, los
filósofos-reyes deben dedicarse a gobernar; se distinguen
por su sabiduría y conocimiento. Los guardianes, un
ejército profesional, se dedican a llevar a cabo las
órdenes de los gobernantes y a defender la patria en el
caso de una guerra; su virtud específica es la
valentía. Los campesinos y artesanos se encargan de
sostener económicamente a todo el estado, ya que los otros
dos estamentos no reciben ninguna recompensa económica por
su trabajo; deben cultivar la moderación. Al cumplir cada
estamento con su propia tarea sin entrometerse en las de los
otros estamentos, se da la justicia que es, según
Platón, la virtud política por
excelencia
LA CIENCIA
El problema de las relaciones entre ciencia y moral
puede plantearse en dos planos:
La primera cuestión ya se ha visto al definir a
la ética como ciencia de la moral. Se agrega un aspecto
más señalando que las ciencias son un conjunto de
proposiciones o juicios acerca de lo que las cosas son; enuncian
o indican lo que algo es. Sus enunciados no tienen un
carácter normativo, es decir, no señalan lo que
algo debe ser. En cuanto ciencia, la ética también
es un conjunto de enunciados acerca de un objeto propio, de un
sector de la realidad humana que se denomina moral. De este
objeto de la ética forman parte, las normas y los actos
morales que se ajuntan a ellas. La ética nos dice
qué es la norma moral, pero no postula o establece normas
específicas, estudia un tipo de conducta la del hombre
real, el que establece determinadas normas de conducta. La moral
responde a la necesidad social de regular en cierta forma las
acciones de los individuos en una comunidad dada; no es, por
tanto, la necesidad de aprender lo que algo es, es decir, de
conocerlo, lo que determina la existencia de la moral. La moral
es ideología, o sea, un conjunto de ideas, normas y
juicios de valor, junto con los actos humanos correspondientes,
que responden a los intereses de un grupo social. Una moral
basada en un tratamiento científico de los hechos morales,
y que, por tanto, tenga en cuenta las posibilidades objetivas y
subjetivas de realización que el conocimiento ético
le puede mostrar, no será ciertamente científica
por su estructura, ya que ésta será siempre
normativa, pero sí podrá basarse en el conocimiento
científico que le brindan la ética, y junto con
ella la economía, la historia, la psicología, la
antropología, etc., es decir las ciencias que estudian la
realidad humana.
La segunda cuestión se refiere al contenido moral
de la actividad del científico; o sea, a la
responsabilidad moral que asume: 1. – en el ejercicio de su
actividad, 2. – por las consecuencias sociales de ella. En el
primer caso el científico ha de poner de manifiesto una
serie de cualidades morales cuya posesión asegura una
mejor realización del objetivo fundamental que preside su
actividad que es: la búsqueda de la verdad. Entre esas
cualidades morales, propias de todo verdadero hombre de ciencia,
figuran de manera principal la honestidad intelectual, el
desinterés personal, la decisión en la defensa de
la verdad y en la crítica de la falsedad, etc., pero, en
nuestra época, que se caracteriza por la enorme
elevación del papel de la ciencia en el progreso
tecnológico, el contenido moral de la actividad
científica se precisa y enriquece aún más.
El uso de la ciencia puede acarrear grandes bienes o terribles
males a la humanidad. Si se aplica con fines bélicos,
puede convertirse en una gran fuerza de destrucción y de
exterminio del mismo ser humano. En cuanto que la ciencia no
siendo ideológica por su estructura puede estar al
servicio de los fines más nobles, o de los más
perniciosos para el género humano, el científico no
puede permanecer indiferente ante las consecuencias sociales de
su labor, es decir al uso que se haga de sus investigaciones y
descubrimientos. La ciencia por su uso y por las consecuencias de
su aplicación no puede ser separada de la moral, pero la
calificación moral no puede recaer sobre el contenido
propio e interno de ella, ya que la investigación
científica en cuanto tal es neutra moralmente.
El progreso económico, científico,
técnico y político- social en nuestros días
ha propiciado el surgimiento de la sociedad del bienestar, del
consumo, de la abundancia. Nuestra sociedad nos presenta un
amplio abanico de perspectivas y ofrece una amplia gama de
posibilidades:
Aquí es donde se presenta los problemas
prácticos – morales, ya que la sociedad al
presentarnos tantas posibilidades, exige, también, enormes
sacrificios, muchas personas encuentran bienestar y
satisfacciones; más aún para otras, nuestra
sociedad se convierte en un doloroso sufrimiento.
Resultado que cuanto mayores sean nuestras aspiraciones,
mayores pueden ser nuestras frustraciones, así
¿cómo acertar en nuestra
elección?¿Cómo no perderse entre la variedad
de alternativas?, Un joven sabe que debe estudiar; pero,
¿debe renunciar al deporte, al cine a ganar algún
dinero?, No se puede hacer todo, pero, ¿cómo elegir
entre ser ingeniero, deportista, o artista?¿Y si elijo ser
deportista y fracaso?, Estas frustraciones recaen en las
posibilidades de elección por lo que afectan a la persona
en primer lugar y a los demás con los que
convive.
MORAL Y EDUCACIÓN.
El mundo está cambiando a un ritmo potencial. Si
queremos enfrentar exitosamente el desafío que constituyen
los inquietantes cambios en ciencia, tecnología,
comunicaciones y relaciones sociales, no podemos quedarnos con
las "respuestas" del pasado; debemos confiar en los "procesos"
que generan los nuevos problemas. El cambio se sucede tan
rápidamente que las respuestas, conocimiento,
métodos y habilidades se vuelven obsoletos casi en el
momento en que los dominamos.
Esta situación no sólo implica elaborar
nuevas técnicas educacionales, sino establecer una nueva
meta. En el mundo que cotidianamente nos enfrentamos, el objetivo
de la educación debe desarrollar individuos abiertos al
cambio y con una verdadera capacidad de resolver la constante
problemática que se presenta. Sólo dichas personas
pueden enfrentar de manera constructiva las diferentes
situaciones, donde los problemas prácticos – morales
surgen con mucha mayor rapidez que las soluciones o respuestas.
Es imposible concebir una moral sin pensar en la
educación; ya que el ser humano no nace con determinada
moral, sino que dentro de su proceso de desarrollo en la
sociedad, se construye como agente moral, y la calidad de su
construcción moral depende en gran medida de la calidad de
educación que ha recibido.
LA URGENCIA DE MI SITUACIÓN CONCRETA O
MI COMPROMISO ËTICO
"La gente siempre está culpando a las
circunstancias. En este mundo triunfan aquellos que se levantan y
buscan las circunstancias que sean y, si no las encuentran, las
fabrican"(Bernard Shaw).
Es muy fácil decir que las cosas están
como están por culpa de los gobernantes o de la crisis, o
de la sociedad, o del sistema. Constantemente estamos
justificándonos para evadirnos de nuestras obligaciones
morales, desplazando las responsabilidades hacia entidades
abstractas u organismos que nada soluciona.
Se ha visto, sin embargo, que el hombre es un ser
incierto, tiene varias posibilidades de acción moral, y es
esta condición la que precisamente le provoca el
conflicto: ¿Qué hacer? ¿Cómo
responder?
El hombre que se contenta siempre con lo que hay, no
está haciendo valer su condición de persona, es
decir, de sujeto autónomo en desarrollo de sus
potencialidades.
Sabemos que el hombre no "tiene" la libertad; estamos
condicionados por todos los frentes: política, cultural,
socialmente; hasta nos "ordenan" lo que tenemos que pensar y que
desear, como se constata, por desgracia, en los medios de
comunicación.
Sin embargo, el hombre si sabe lo que es la libertad y
siente en sí mismo la aspiración hacia
ella.
Esta aspiración es la que le impulsa a la
acción; por ejemplo, la búsqueda de justicia, para
que todos alcancen la misma posibilidad de ser libres.
No basta, por otro lado, con ponernos una etiqueta y
conformarnos: "Es más fácil ser "humanitarios" que
dar a nuestro País lo que le corresponde. Es más
sencillo ser "Patriotas" que hacer de nuestra propia comunidad un
sitio más agradable para vivir. Cuesta menos ser
"líderes sociales" que tratar a nuestras propias familias
con amor y comprensión. Cuanto menor es el foco de
atención, más ardua es la tarea" (Sydney J.
Harris).
"Don Quijote discurría con la voluntad, y al
decir "¡yo sé quién soy!", no dijo sino
"¡yo sé quién quiero ser!". Y es el quicio de
la vida humana toda: saber el hombre lo que quiere ser. Te debe
importar poco lo que eres, lo cardinal para ti es lo que quieras
ser.
(M. de Unamuno, Vida de don Quijote y
Sancho).
Hablar de un "porvenir" en relación con la
ética encierra varias dificultades. En primer lugar, por
la condición misma de la ética, que nada tiene que
ver con las maravillas o desgracias que nos esperan en el futuro
sino con lo más prioritariamente inaplazable: el uso
actual de la libertad. La moral, como la vida a la que sirve y a
la que da sentido, nunca puede ser dejada para más tarde.
La política, por ejemplo, es una inversión a
más o menos largo plazo, que supedita la actividad
presente a determinados beneficios futuros: la
legitimación de los sacrificios hoy necesarios o de la
utilización actual de la violencia proviene del
mañana que, como resultado de todo ello, vamos
conquistando. Pero la ética trata de la
intervención oportuna en el momento crítico, de la
elección que calibra y decide entre las propuestas del
presente, no para ganar el mañana sino para dar sentido al
hoy: lo que cuenta no es lo que más tarde se tendrá
sino lo que ahora se quiere. El sujeto libre no busca el
ejercicio moral nada distinto y posterior a sí mismo. Sino
seguir mereciendo la confianza y el amor propio racional que se
profesa. Ninguna institución futura le dispensará
de continuar experimentando la urgencia sin excusas de la
opción presente.
Referirse al porvenir de la ética parece dar por
supuesto que se avecinan nuevos valores fundamentales y que cabe
esperar (sea con temor o con esperanza) un nuevo tipo de
moralidad. Los hábitos eróticos, las
ideologías políticas, las relaciones familiares,
las posibilidades creadoras o destructoras de la ciencia
aplicada, todo ello en vías de acelerada
modificación, darán lugar a códigos de
conducta distintos a los usados por nuestros padres y no digamos
por nuestros abuelos. Lo que ayer producía
escándalo, hoy es moda disfrutada sin escrúpulo;
comportamientos que ayer eran tenidos por normales y hasta
edificantes, hoy parecen impropios o brutales. En este sentido un
estudio sobre el porvenir de la ética podría ser
algo así como una escala futurológica que intentase
prefigurar los usos cuya valoración va a experimentar un
alza y aquellos que decaerán paulatinamente en el aprecio
público.
REAFIRMANDO LOS CONTENIDOS:
1.
¿Qué se entiende por Ética?
2. ¿Cuál es
el campo de la Ética?
3. ¿En que consiste
un problema Moral?
4. Escriba dos ejemplos de
problemas prácticos- morales
5. Señale la
diferencia entre un problema Ético de un problema
Práctico- Moral
6. Indique cuales
ciencias se relacionan con la Ética
7. ¿Cómo surge la
Moral?
8. ¿Cómo se mide el progreso
Moral?
9. ¿Cómo se relaciona la Moral
y el Derecho?
10. ¿Cómo se relaciona la Moral y la
Ciencia?
11. Escribe tu propia reflexión/ comentario
acerca de cada una de las Lecturas de Reflexión
Realice un cuadro comparativo de las
características de la Moral; primitiva, esclavista,
feudal, capitalista y socialista
LOS VALORES
La ética estudia los valores, es decir, todo
aquello que las personas desean, consideran importante de hacer o
conformar su manera de ser ( su personalidad. Los seres humanos,
por ser libres, vamos formando nuestro carácter, es decir,
la manera habitual de ser y hacer, mediante nuestros actos, la
formación del carácter presenta una doble
dimensión: en primer lugar, con cada acto elegimos una
entre varias posibilidades, como ejemplo; en este momento puedo
poner atención a las clases o utilizar mi tiempo para
escribir algo que me interesa, o no poner atención, ni
respetar el tiempo de otros, o fastidiar al maestro o a mis
compañeros, etc., en segundo lugar con cada acto
configuramos la conducta habitual: quien roba se hace
ladrón, quien miente se convierte en mentiroso, quien
estudia se convierte en estudiante. Haciendo el mal, adquirimos
hábitos negativos (vicios) y nos hacemos personas
negativas o viciosas; haciendo el bien adquirimos hábitos
positivos (virtudes) y nos hacemos personas buenas, correctas o
virtuosas.
En el proceso de elección y el hacer se nos
presenta siempre la posibilidad de elegir entre varios actos
posibles. Esta elección ha de basarse, a su vez, en una
preferencia.
Al hablar del término valor cuyo uso se extiende
hoy a todos los campos de la actividad humana, incluyendo la
moral. Corresponde a Carlos Marx el mérito de haber
analizado el valor económico ofreciéndonos con ello
los rasgos esenciales del valor en general. Veamos el problema
del valor con respecto a un objeto económico como: la
mercancía, es en primer lugar un objeto útil,
satisface determinada necesidad humana. Tiene una utilidad para
nosotros y, en ese sentido, posee un valor de uso. La
mercancía vale en cuanto podemos usarla y el objeto
útil no podría ser usado, y, por tanto, no
tendría un valor de uso, si no poseyera ciertas
propiedades sensibles o materiales.
Para que un objeto tenga un valor de uso se requiere
simplemente que satisfaga una necesidad humana, sea natural o
producto humano. Cuando estos productos se destinan no
sólo a ser usados, sino ante todo a ser cambiados se
convierten en mercancías, y, entonces, adquieren un doble
valor: de uso y de cambio. El valor de cambio de la
mercancía es indiferente a su valor de uso; o sea, es
independiente de su capacidad para satisfacer una necesidad
humana determinada, sólo un objeto útil puede tener
un valor de cambio.
El valor de cambio, como el de uso sólo lo posee
el objeto en su relación con el hombre, como una propiedad
humana o social suya, aunque esta propiedad valiosa no se
presente en el objeto(en la mercancía) con la claridad y
transparencia con que se da en ella el valor de uso.
El valor de cambio como el de uso, no existe, por tanto,
en sí, sino en relación con las propiedades
naturales, físicas, del objeto que lo soporta, y en
relación también con un sujeto, el hombre social,
sin el cual tal objeto no existiría, potencial ni
efectivamente, como objeto valioso.
La teoría que fundamenta los valores se le llama
axiología. El hombre siempre a estudiado los valores,
aunque no con el nombre y sistematicidad con que en la actualidad
se realizan. Ya los grandes filósofos como Platón y
Aristóteles, estudiaron con amplitud entidades como la
justicia, el bien, la responsabilidad, la moderación, la
libertad, etc., a las cuales las designaremos como valores
morales.
La historia de la filosofía reconoce como
iniciadores formales de la axiología a los
filósofos del siglo XIX, Hermann Lotze y Friedrich
Nietzsche, difundieron como señala Francisco Larroyo, las
frases que se emplean en nuestro tiempo por ejemplo: validez del
valor, tabla de valores, trasmutación de valores, y
otros.
Max Scheler estableció una escala
jerárquica de valores:
1. valores sensibles, como
lo agradable y lo desagradable
2. valores vitales, como
la salud, enfermedad, vejez, muerte
3. Valores espirituales,
que comprenden los valores estéticos ( lo bello y lo feo),
valores jurídicos ( lo justo y lo injusto), valores
ligados al ejercicio de nuestro conocimiento.
4. El grado más
alto coloca Scheler los valores religiosos, como lo sagrado y lo
profano.
5. La acción
ética para Scheler, consistirá pues, en la
realización de los valores según esta misma
jerarquía, los valores inferiores son sacrificados, cuando
sea necesario, por los de rango superior. El sentido de la vida
humana consiste para él, en la realización de los
mismos. Ello es posible mediante la facultad estimativa. Max
Scheler subraya el carácter absoluto y trascendente de los
valores. Según él, los valores son siempre los
mismos, lo que cambia es el hombre histórico, que altera
su orden respectivo. Pero los valores están ahí, y
se descubren al igual que la verdad. Cuanto más valiosa es
la persona, más abierta se encuentra a los
valores.
La mayoría de las personas no sabe qué son
los valores: pero reconoce lo valioso de los objetos, pues los
valora y se decide, al elegir o tener preferencia más por
unos que por otros.
Los valores no existen por sí mismos, al menos en
este mundo: necesitan de un depositario en qué descansar.
Se nos presentan por tanto, sólo como cualidades de esos
depositarios: la belleza de un trofeo, la hermosura de la rosa,
la utilidad de una herramienta, la armonía de una
escultura, en lo anterior existe cualidades para la existencia
misma del los objetos, el volumen, el peso, la exactitud, la
extensión, como ejemplo. Ninguno de estos objetos
podría existir a la falta de esas cualidades. Son
cualidades que los objetos comparten con los demás objetos
y que ellos mismos poseían antes de que se les incorporara
un valor.
A finales del siglo XIX el tema acerca de valores
cobró suma importancia, debido sobre todo a la obra de
Friedrich Nietzsche, tiempo después, surgieron dos clases
de opiniones contrapuestas respecto a la realidad del
valor[24]13]:
LOS SUBJETIVISTAS AXIOLÓGICOS
Defienden que no existen cosas valiosos por
sí mismas, ni tampoco valores, sino que todos los valores
son creados o inventados por las personas, es decir, valioso es
lo que los seres humanos consideran como tal, por tanto el
subjetivismo, traslada el valor del objeto al sujeto, y lo hace
depender del modo como soy afectado por la presencia del objeto.
Como representantes de esta corriente sitúan a los
siguientes filósofos:
1. Nietzsche., Reaccionó contra las ideas
platónicas y contra la moral cristiana, defendió
que los valores morales son valoraciones subjetivas, es decir,
que los valores dependen de las preferencias individuales y
colectivas y se encuentran sometidos a las modas y los caprichos
humanos.
2. Meinong., Afirma que una cosa tiene valor cuando
nos agrada y en la medida en que nos agrada.
3. Ehrenfels., En cambio, rechaza el sentimiento de
agrado como fundamento del valor. Según el mismo, si el
fundamento del valor fuera el agrado, sólo podrían
ser valiosas las cosas existentes, sin embargo, consideramos
también como valiosas las cosas que no existen; como la
justicia perfecta, la felicidad total, la democracia plena. Para
este filósofo el fundamento del valor reside en nuestro
deseo o apetito, valiosas son las cosas que deseamos o apetecemos
y porque las deseamos y las
apetecemos[25]14].
Los subjetivistas tienen razón al sostener
que no hay objetos valiosos de por sí, al margen de toda
relación con el sujeto, y más propiamente, con un
sujeto que valora.
Los subjetivistas no tienen razón al descartar
por completo las propiedades del objeto, sean naturales o las
creadas por el hombre, que pueden provocar la actitud valorativa
del sujeto. ¿Cómo podría explicarse que
distintos objetos susciten diversas actitudes valorativas en un
mismo sujeto, aunque ello no quiera decir que la relación
sujeto- objeto tenga un carácter estrictamente individual?
Es evidente que la existencia de propiedades objetivas distintas
contribuyen a despertar reacciones diversas en el mismo sujeto,
el modo de ser afectado el sujeto no puede ser reducido a una
reacción puramente individual sean modas, caprichos,
agrado personal o desagrado, nuestro apetito, gusto o estado
psíquico.
LOS OBJETIVISTAS AXIOLÓGICOS
Sus antecedentes históricos son lejanos ya
que los encontramos en Platón en su doctrina
metafísica de las ideas. Lo bueno y lo bello existen
idealmente, como entidades inmutables, intemporales y absolutas
que existen en sí y para sí, independientemente de
cómo se plasmen en las cosas empíricas, temporales,
mudadizas y relativas, e independientemente también de la
relación que el hombre pueda mantener con ellas
conociéndolas o intuyéndolas. Para los defensores
de esta corriente valorar consiste en descubrir
valores.
En esta corriente encontramos dos concepciones
distintas.
1. Para Max Scheler y Nikolai Hartmann., Los
valores son independientes, tanto de los sujetos que valoran como
de las cosas y los bienes en que se encuentran. Los valores son
entes ideales, objetivos y absolutos, existentes en sí y
por sí, que poseen una esencia propia y una existencia
ideal.
2. Otros filósofos pertenecientes a muy
diversas corrientes filosóficas, como Maritain, Ortega y
Gasset y casi todos los neoescolásticos, sostienen que no
existen valores independientes en sí, sino objetos reales
e ideales ( bienes), que por ser bienes poseen valor y se
presentan a las personas invitándoles a su
realización, o sea los valores son los propios seres
reales e ideales en tanto en cuanto se presentan como bienes a
las personas.
Las tesis fundamentales del objetivismo, pueden
sintetizarse de la siguiente manera: separación radical
entre valor y bien, y entre valor y existencia
humana.
Los valores morales únicamente se dan en actos o
productos humanos. Sólo lo que tiene una
significación humana puede ser valorado moralmente, pero,
a su vez, sólo los actos o productos que los hombres
pueden reconocer como suyos, es decir, los realizados consciente
y libremente, y con respecto a los cuales se les puede atribuir
una responsabilidad moral. En este sentido, se puede calificar
moralmente la conducta de los individuos o de grupos sociales,
las intenciones de sus actos, y sus resultados y consecuencias,
las actividades de las instituciones sociales, etc.
Un producto humano puede soportar varios valores, aunque
uno de ellos sea el determinante. Así, por ejemplo un
poema puede tener no sólo un valor literario,
histórico, sino también político, o moral.
Es legítimo abstraer un valor de esa gran formación
de valores, pero a condición de no reducir un valor a
otro.
Puedo juzgar un poema por su valor literario o
político, pero siempre que no se pretenda deducir de esos
valores su valor propiamente histórico. Quien condena un
poema desde el punto de vista moral, no dice nada que afecta a su
valor histórico, simplemente está afirmando que en
dicha obra no se realiza el valor moral que él considera
que debiera realizarse en ella.
Un mismo acto o producto humano puede ser valorado, por
tanto, desde diversos ángulos en cuanto que en él
se encarnan o realizan distintos valores. Pero, aunque los
valores se conjuguen en un mismo objeto, no deben ser
confundidos. Esto se aplica de un modo especial a los valores
morales y no morales. Hay que tener presente que los valores
morales sólo se encarnan en actos o productos humanos, y,
dentro de éstos, en aquellos que se realizan libremente,
es decir, consciente y voluntariamente.
LO NORMATIVO Y LO FÁCTICO
Si por moral se entiende como: un conjunto de normas,
aceptadas libre y conscientemente, que regulan la conducta
individual y social de los hombres.
En la definición encontramos: normas y
conducta.
1. Lo referente a normas (
normativo), está constituido por las normas o reglas de
acción, e imperativos que enuncian algo que debe
ser.
2. Conductas
(fáctico), o plano de los hechos morales, constituido por
ciertos actos humanos que se dan efectivamente, es decir, que
son, independientemente de cómo creamos que debieron
ser.
En el terreno normativo se encuentran las reglas
que postulan determinado tipo de comportamiento: "respeta la
propiedad ajena", "no adquieras cosas robadas", "obedece a tus
padres", "sé solidario con tus amigos" etc.
En el terreno de lo fáctico; están todas
las acciones concretas, el acto X de Juan que obedece a sus
padres, el acto por el cual María muestra su solidaridad
con su amiga Rocío, el acto de Pedro no aceptar comprar
objetos robados etc.
Estos actos se ajustan a determinadas normas morales y
justamente porque pueden ser puestos en una relación
positiva con una norma, en cuanto se ajustan a ella o la ponen en
práctica, cobran un significado moral, son actos morales
positivos o moralmente valiosos. Se puede considerar otro tipo de
actos: el incumplimiento de una promesa dada, la falta de respeto
entre los compañeros del grupo, los actos irrespetuosos
hacia las autoridades, etc., éstos no se consideran actos
morales positivos en cuanto están quebrantando las normas
morales, pero no por ello dejan de ser de la esfera moral. Lo
normativo se encuentra, a su vez, en relación con lo
fáctico, ya que toda norma, establece algo que debe ser,
un tipo de comportamiento que se considera el adecuado, apunta a
los hechos, ya que implica una exigencia de hacerlo. Lo normativo
existe para ser realizado, lo cual no quiere decir que se realice
necesariamente, establece una conducta que se considera adecuada,
es decir, que debe de hacerse, aunque en la realidad no se cumpla
la norma, pero, el que no se cumpla la norma no invalida su
exigencia de realizarla, las normas se dan y valen
independientemente del grado en que se cumplan o no. Las normas
deben de cumplirse, y los hechos se relacionan con las normas a
realizarse.
ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL
¿Qué es un acto moral?,
¿Cuáles son las condiciones o requisitos que
reclama un acto moral?, ¿Cuáles son los elementos
esenciales que conforman al acto moral?.
El acto moral implica todo un proceso en que sé
interrelacionan una serie de elementos o pasos, se puede definir
como: " es el proceso mediante el cual un sujeto moral realiza un
comportamiento susceptible de ser valorado bajo un sentido moral
( bueno o malo)".
Los requisitos para efectuar un acto moral son: la
libertad y conciencia del sujeto. Un acto adquiere su
calificativo moral cuando se realiza en una forma libre y
consciente. La libertad es una condición fundamental y
necesaria en el acto moral. Según John Dewey, en su obra
Teoría de la moral, los requisitos que debe poseer un
sujeto para realizar un acto moral son:
1. debe saber lo que
está haciendo
2. debe escoger ese acto
por él mismo (libertad)
3. debe ser el acto moral
la expresión de un carácter formado y
estable
4. El acto debe ser
voluntario, manifestar una elección como expresión
de la tendencia y disposición general de la
personalidad.
Los actos que realizamos en la vida diaria, son
insignificantes en forma aislada, pero son importantes en su
conjunto, como señala Dewey: "si un hombre que tuviera que
acudir a una cita importante por la mañana, sé
rehusa a levantarse de la cama por pura pereza, la calidad moral
indirecta de ese acto, en apariencia automático,
sería evidente. Se realiza un gran número de actos
que parecen triviales en sí, pero que en realidad son
apoyos y puntales de otros actos, en los que están
presentes consideraciones morales definidas. La persona que
pasara por alto completamente la conexión de la gran
cantidad de actos más o menos rutinarios con el
pequeño número de aquellos que tienen una clara
consecuencia moral sería una persona totalmente
irresponsable e indigna de confianza".
Siguiendo la estructura que presenta Adolfo
Sánchez Vázquez, se pueden distinguir los
siguientes elementos que integran el acto moral.
1. Primer elemento del
acto moral es el sujeto moral. Es el individuo dotado de
conciencia moral, es un ser concreto, ubicado en una determinada
circunstancia histórica y social, por ello también
se le llama sujeto real.
2. Motivos o intenciones.
Cuando nos preguntamos qué es lo que nos lleva a actuar o
perseguir un determinado fin. Se puede decir que un mismo acto
puede realizarse por diferentes motivos: buenos o malos,
conscientes o inconscientes. Pero, en todo caso, los motivos
inconscientes están fuera del mundo moral, por lo que, el
acto moral, se centra solamente en los motivos conscientes del
sujeto. Las teorías motivistas o de las intenciones
consideran que lo bueno de una acción descansa en los
motivos de un sujeto. Como representante está Kant.
Según la teoría motivista, se puede hablar de los
actos que son realizados con buenas intenciones, pero cuyos
resultados no son por diversas circunstancias, buenos o
positivos.
3. Conciencia del fin que
se persigue. Es aquello que se entiende como la
anticipación ideal del resultado que se pretende alcanzar.
Este momento del acto moral es vital para cualquier sujeto,
puesto que todavía no se ha realizado efectivamente,
pudiendo, así, orientarlo hacia un sentido u otro.
Así por ejemplo: dos alumnos visitan a un compañero
de clase que está enfermo:
El primero espera que su visita reconforte y apoye
moralmente a su compañero.El segundo, espera que mediante su visita, su
compañero (enfermo), que es el líder de los
estudiantes, lo tome en cuenta para poder ocupar una cartera
política en el estudiantado.
4. Decisión. La decisión le
otorga al acto moral su carácter autónomo y
voluntario, ya que la decisión debe ser la
expresión de la propia voluntad y responsabilidad del
sujeto, y no de la voluntad ajena ( heteronomía.
Definiendo la decisión como la capacidad que tiene el
sujeto para actuar por sí mismo, en concordancia con lo
que cree que es la mejor elección o alternativa
5. Elección.
Implica una elección entre varios fines posibles. En un
acto moral uno siempre se pregunta ¿cuáles son los
fines preferibles para llevar a cabo el acto moral?, Dewey
señala un ejemplo de elección "Una persona va abrir
una ventana porque siente necesidad de aire fresco; ningún
acto podría ser más "natural", más
moralmente indiferente en apariencia. Pero recuerda que su
acompañante es un minusválido muy sensible a las
corrientes de aire. Ve ahora su acto bajo dos aspectos
diferentes, dotado de dos valores distintos y tiene que hacer una
elección. Cuál es el fin adecuado: la
satisfacción de un placer personal o la
satisfacción de las necesidades de otro?"
6. Medios. El empleo de
los medios adecuados no puede entenderse cuando se trata de un
acto moral, en el sentido que todos los medios sean buenos para
alcanzar un fin o que el fin justifique los medios. Un fin
elevado no justifica el uso de medios más bajos, como
aquellos que contienen el tratar a los hombres como cosas o meros
instrumentos.
7. El resultado. El empleo de los medios permite
alcanzar, el fin, el resultado deseado. El acto moral se consuma
en el resultado, o sea, en la realización del fin
perseguido[26]15].
8.Las circunstancias. Es otro ingrediente del acto
moral, entendiendo a éstas como las diversas situaciones
que rodean al acto moral, una forma de enumerar las
circunstancias de acuerdo a Austín Fagothey son a
través de preguntas:
¿quién?¿Cuándo?¿Cómo?¿A
quién?¿Con qué medios?¿Por
qué?¿Conque
frecuencia?¿Dónde?
En el acto moral concurren una serie de elementos o
momentos; Todos ellos deben ser cumplidos de manera positiva para
que nuestro comportamiento sea moralmente bueno en una forma
plena.
LAS NORMAS MORALES.
Cuando analizamos la historia vemos que el ser
humano, en todas las épocas y en todas las sociedades, ha
desarrollado principios morales, de acuerdo con los cuales ha
intentado regular las conductas personales y sociales. Estos
principios morales han ido variando con el transcurso del tiempo:
los deberes y los derechos aceptados por unos pueblos eran
rechazados por otros. Con frecuencia, en una misma sociedad
encontramos aciertos morales y errores aberrantes.
Como ejemplo, en la Grecia de Pericles, al mismo tiempo
se intentaba desarrollar un sistema político
democrático, y se aceptaba la existencia institucional de
la esclavitud, en la actualidad se habla de globalización
comercial, política, cultura, libertad, mientras tiene
lugar las guerras intestinas, la muerte sé seres humanos
por falta de alimentos, pobreza extrema, etc.
Los seres humanos han sido capaces de imaginar y dar
vigencia social a las más variadas formas morales. ;
parece evidente que, basándose en unos u otros principios
o en unas u otras costumbres, todas las sociedades se han visto
obligadas a regirse por determinadas normas de moral, en lo que
respecta a todos los actos humanos de determinada
sociedad.
Los éticos han advertido que se comprenda bien
qué es una norma si se compara con el concepto de ley
natural, en el lenguaje cotidiano, se utiliza, el concepto de ley
al referirse a la norma moral. ¿En qué se
diferencian las leyes naturales de las normas o leyes
morales?
Sobre la ley natural se han expresado muchas
definiciones, todas ellas tienen en común lo siguiente: la
ley es una relación constante entre los hechos. La ciencia
se ocupa de las relaciones constantes e invariables entre los
hechos, y a este tipo de relaciones se les llama leyes. La
palabra ley (en griego nomos) significa mandato, imperativo. Se
llama así la relación permanente entre los
fenómenos, debido a que es forzosa. Una
característica esencial de la ley es que se trata de un
juicio que señala relaciones constantes entre los
fenómenos. Y esto se basa en el principio de causalidad
que sostiene que a determinadas condiciones corresponden
necesariamente determinadas consecuencias. Por ejemplo, si arrojo
una moneda al aire, sé de antemano que ésta
tenderá a caer y no a quedar suspendida en el espacio, en
virtud de la ley de la gravitación. La ley no admite
excepciones, no dice que unos cuerpos caen y que otros no caen;
su carácter de ley radica en que señala una
necesidad.
Podemos preguntarnos ¿Acaso la norma moral es
semejante a la ley natural?, ¿La norma moral
también expresa una necesidad causal?. Se observa que la
norma moral se dirige a seres capaces de cumplirla o no
cumplirla. Si no se piensa en un margen de libertad, entonces la
norma moral es imposible, ¿Qué caso tendría
prescribir la norma "los hombres deben ser veraces", si
éstos fueran necesariamente veraces?. La norma moral se
distingue de la ley natural en que no expresa una relación
constante o necesaria, sino que descansa en el supuesto de la
libertad. Por su finalidad las leyes naturales y las normas
morales se diferencian porque las leyes son explicativas. El
científico no hace juicio de valor, sólo se
pregunta a qué leyes obedecen ciertos fenómenos. La
función de la ley consiste en explicar un hecho con base
en la relación que éste guarda con otro. En cambio,
las normas morales son prácticas, no tratan de explicar
sino de provocar, de suscitar un comportamiento que se considera
adecuado o valioso. Las leyes naturales necesitan ser comprobadas
por los hechos, deben ser verificadas en la experiencia
(carácter a posteriori de las leyes. En cambio, la
comprobación empírica no existe en el orden
normativo(carácter a priori de las normas morales, la
validez de la norma moral es a priori.
Las normas morales son interiores. Para satisfacer estas
normas, es indispensable que el obligado esté consciente
de que debe acatarlas: en caso contrario, sólo
habrá cumplimiento legal, pero no moral. Si una persona
aplica la norma "respeta a los ancianos a su conducta externa,
entonces sólo estará cumpliendo con una norma de
trato social.
Las normas morales son unilaterales: porque
únicamente obligan, pero nadie tiene derecho a exigir su
cumplimiento. Si fueran bilaterales, se convertían en
normas jurídicas.
Las normas morales no son coercibles. No se pueden
cumplir mediante la fuerza. El obligado debe acatar la norma de
manera individual, natural y espontáneamente.
Las normas morales son autónomas. El sujeto moral
es su propio autor, porque surgen de su propia
naturaleza.
Continuamente emitimos juicios sobre el comportamiento y
los actos de los demás. Con frecuencia, nos convertimos en
jueces de los demás, y nos pronunciamos sobre la
honestidad o la deshonestidad del comportamiento
ajeno.
En otras ocasiones intentamos dar razones que convenzan
a las personas que nos rodean de que nuestros actos han tenido
que realizarse así y no de otra manera.
EJERCICIO A MANERA DE
INTRODUCCIÓN:
a) Lorena le mintió
a sus Papás
b) Está en lo
correcto
c) No está bien
mentirle a los papás
d) Cada cual hace lo que
puede
a) El atentado
terrorista a las torres gemelas de Nueva York mató a miles
de personas
b) Fue una acción
correcta
c) Es el acto terrorista
más negativo y repulsivo
d) Las venganzas a través
del terrorismo son venganzas políticas
En cada uno de los bloques anteriores consta de
cuatro juicios. Las expresiones precedidas por la letra a de
estos ejercicios no son juicios morales. Las expresiones
precedidas por las letras b, c, y d, sí son juicios
morales
Decir Lorena mintió a sus Papás no es
más que expresar un hecho acontecido, del que podemos
tener cierta constancia. Es, por tanto, un juicio de experiencia
(empírico), si lo hemos comprobado. Puede incluso, ser
falso, por razón de que Lorena no haya mentido, pero, en
cualquier caso, es un juicio que se refiere exclusivamente a un
hecho que ha podido ocurrir o no. Decir el atentado terrorista a
las torres gemelas de Nueva York, mató a miles de
personas, es un hecho comprobado, nos lo han transmitido los
testigos y sobrevivientes del suceso, lo han documentado los
medios masivos de comunicación, lo ha verificado el
gobierno, etc., este juicio se refiere a un hecho
ocurrido.
Los juicios b, c y d no se refieren a juicios ocurridos,
sino a la consideración que para nosotros tienen tales
hechos.
¿Cómo son posibles los juicios morales?,
¿Qué es lo que hace que en un momento determinado
podamos pronunciarnos sobre la bondad o maldad de un acto?, Se
puede afirmar que los juicios morales son posibles por el Sentido
Moral. Es el conjunto de esquemas, normas y reglas que hemos
adquirido a través de nuestra educación, familia y
medio ambiente, y que mantenemos en el momento de emitir un
juicio moral, si revisamos nuestra propia historia individual,
podremos recordar, con facilidad, lo que a lo largo de ella se
nos ha trasmitido, un conjunto de reglas o normas morales, pautas
de conducta. ¿Pero quién nos las ha trasmitido?. En
primer lugar, nuestra familia, luego, las instituciones
educativas en las que hemos estado, también la propia
sociedad en la que vivimos y de la que dependemos.
Se nos ha dicho continuamente lo que es bueno y lo que
es malo, o, lo que, nuestros educadores consideraban bueno o
malo, ante este aprendizaje y, ante esas normas de conducta hemos
podido tener tres actitudes:
Rechazo, Indiferencia, Aceptación.
Rechazo, cuando la norma o normas que se nos han
trasmitido no nos han convencido y, tras un razonamiento y una
crítica, hemos decidido olvidarlas, rechazo
también, cuando por cansancio o saturación hemos,
sin más, prescindido de ellas. Rechazo, también,
cuando las hemos sustituido por otras.
Indiferencia, cuando la norma o regla no nos dice nada,
y volvemos la espalda a su contenido. No es un rechazo efectivo,
pero tampoco una aceptación consciente.
Aceptación, cuando esa norma o normas,
constituyen lo que podríamos llamar nuestro equipaje
moral. El conjunto de reglas que hemos mantenido, conservado, con
las que crecemos, caminamos por la vida y que constituyen lo que
en un principio hemos llamado sentido
moral[27]16].
El término conciencia puede utilizarse en dos
sentidos: uno general, el de la conciencia propiamente dicha, y,
otro específico, el de la conciencia moral. El primero es
el que encontramos al expresarnos como: "Lorena a perdido la
conciencia", "Oscar no tenía conciencia de la gravedad de
sus hechos", con estas expresiones concuerda la de "tomar
conciencia de nuestros actos", que equivale a tomar conciencia de
nuestros actos o de lo que estamos haciendo. En todos los casos,
el conocimiento o reconocimiento de algo, y el tener conciencia o
ser consciente es comprender algo que está sucediendo o
también registrar su existencia y ponerse a cierta
distancia de lo real, además la conciencia anticipa
idealmente en forma de proyectos, planes o fines, lo que va a
suceder. Y, en este sentido, se dice que "Oscar no tenía
conciencia de la gravedad de sus hechos; es decir, no anticipaba
idealmente lo que podía sucederle.
En el segundo sentido del término conciencia es
el específico de conciencia moral, que nos expresamos de
la manera siguiente: "mi conciencia me dice", "la voz de mi
conciencia", etc.
La conciencia moral sólo puede existir sobre la
base de la conciencia en el primer sentido, y como una forma
específica de ella.
La conciencia moral no la posee el individuo desde su
nacimiento ni se da tampoco en el hombre al margen de su
desarrollo histórico, y de su actividad práctica
social. La conciencia moral es, por tanto, en la forma en que la
conocemos ya en tiempos históricos; es decir, convertida
en una voz interior o juez interno de nuestros actos.
Aristóteles (siglo IV a. C.) pensaba ya que para
que haya una acción moral es preciso que junto a la
acción voluntaria ( libertad de la voluntad), haya una
libertad de elección, ambas estrechamente
vinculadas.
Los actos propiamente morales sólo son aquellos
en los que podemos atribuir al individuo una responsabilidad no
sólo por lo que se propuso realizar, sino también
por los resultados o consecuencias de su acción. El
problema de la responsabilidad moral se halla estrechamente
ligado, a su vez, al de la necesidad y libertad humana, pues
sólo si se admite que el agente tiene cierta libertad de
opción y decisión cabe hacerle responsable de sus
actos. No basta, por ello, juzgar determinado acto conforme a una
norma o regla de acción, sino que es preciso examinar las
condiciones concretas en que aquél se produce a fin de
determinar si se da el margen de libertad de opción y
decisión necesario para imputarle una responsabilidad
moral.
¿Cuándo puede afirmarse que un individuo
es responsable de sus actos o se le puede eximir total o
parcialmente de su responsabilidad?. Aristóteles
señalaba ya dos condiciones fundamentales:
1. Que el sujeto no ignore
las circunstancias ni las consecuencias de su acción; o
sea, que su conducta tenga un carácter
consciente.
2. Que la causa de sus
actos esté en él mismo, y no en otro agente, que le
obligue a actuar en cierta forma, pasando por encima de su
voluntad; o sea, que su conducta sea
libre[28]17].
Existen condiciones que eximen al sujeto de la
responsabilidad moral:
1. LA IGNORANCIA.
Si sólo podemos hacer responsable de sus actos al
sujeto que elige, decide y actúa conscientemente, es
evidente que debemos eximir de responsabilidad moral al que no
tiene conciencia de lo que hace, es decir ignora las
circunstancias, naturaleza o consecuencias de su acción.
No basta decir que se ignora las circunstancias para eximir de
una responsabilidad[29]18]. Es necesario agregar
que no sólo no las conocía, sino que no
podía ni estaba obligado a conocerlas. Sólo
así su ignorancia le excusa de la responsabilidad
correspondiente. Sin embargo, debe preguntarse: ¿la
ignorancia es siempre una condición suficiente para eximir
de la responsabilidad moral?, Veamos el siguiente ejemplo: un
conductor que va manejando en una carretera tras largas horas al
volante choca con otro vehículo descompuesto en una curva,
provocando graves daños personales y materiales, puede
decir en su defensa que no vio el vehículo ( es decir
ignoraba su presencia), a causa de la luz de los faros de su auto
que era débil. Esta excusa no es moralmente aceptable, ya
que pudo y debió ver al coche averiado si hubiera revisado
las luces de su auto, antes de iniciar el largo recorrido,
aquí el conductor ignoraba, pero pudo y debió no
ignorar. La tesis de que la ignorancia exime de responsabilidad
moral tiene que ser precisada, pues hay circunstancias en que el
sujeto ignora lo que pudo haber conocido, o lo que estaba
obligado a conocer[30]19]
1. COACCIÓN EXTERNA
La segunda condición fundamental para que pueda
hacerse responsable a una persona de un acto suyo es que la causa
de éste se halle en él mismo, y no provenga del
exterior, es decir, de algo o alguien que le obligue contra su
voluntad a realizar dicho acto[31]20]. En cuanto
que la causa del acto está fuera del sujeto, escapa a su
poder y control, y se le cierra la posibilidad de decidir y
actuar de otra manera, no se le puede hacer responsable de la
forma que ha actuado veamos el siguiente ejemplo: en su centro de
trabajo un empleado lleva con extremo cuidado un frasco de vidrio
conteniendo una fórmula química peligrosa, y en ese
momento inicia un movimiento de tierra de gran intensidad, y
él cae al suelo y se rompe el frasco cuando otros
compañeros pasan corriendo, provocando que varios de ellos
sean alcanzados por el líquido contenido en el frasco,
provocándoles serias lesiones, ¿El empleado es
responsable moralmente del hecho?. Es obvio que las causas
externas influyeron en él. La causa de su acto estaba
fuera de él, por lo que no se considera responsable. La
coacción externa exime aquí de la responsabilidad
moral. Ya señalaba Aristóteles, la coacción
exterior puede provenir no sólo de algo, circunstancias
extrañas, que obliga a actuar en cierta forma contra la
voluntad del sujeto, sino de alguien que consciente y
voluntariamente le obliga a realizar un acto que no quiere
realizar, es decir, que el agente no ha escogido ni decidido.
Ejemplo, si alguien secuestra a Pedro y obligan a su Padre a
robar para pagar el rescate. Aquí la coacción
externa es tan intensa que no queda margen o si queda, es
demasiado escaso, para decidir y actuar conforme a la voluntad
propia.
2. COACCIÓN INTERNA.
Si el individuo no es responsable de los actos que
tienen su causa fuera de él, ¿lo será, en
cambio, de todos aquellos que tienen su causa o fundamento en
él mismo?. ¿No pueden darse actos cuya causa
esté en el interior del sujeto, y de los cuales no sea
responsable moralmente[32]21]?
Un individuo normal es responsable moralmente de un acto
realizado cómo ejemplo: un robo, pero no lo es por el
contrario, un cleptómano que roba por un impulso
irresistible. En este último caso, el sujeto no es
conciente, al menos en el momento en que realiza dicho acto. Tal
vez posteriormente, cuando lo ocurrido ya sea irremediable, el
sujeto adquiera conciencia de todo ello, pero incluso así
no podrá garantizar no volver a hacer lo mismo bajo un
impulso irresistible o una motivación inconsciente. Los
psiquiatras y psicoanalistas conocen muchos casos de este
género, es decir casos de individuos que realizan actos
que tienen su causa en ellos mismos, y que, sin embargo, no se
les puede considerar responsables moralmente.
LIBERTAD
Sánchez Vázquez, señala tres
posiciones fundamentales a propósito de la
libertad:
1. "Si la conducta del hombre se halla determinada, no
cabe hablar de libertad y, por tanto, de responsabilidad
moral.
en las universidades cubanas.
1. Resumen
2. Introducción
3. Desarrollo
4. Conclusiones
5. Referencias y Bibliografía
RESUMEN:
La estrategia maestra de la Educación Superior;
es el enfoque integral para la labor educativa y político
ideológica, el mismo constituye una herramienta
metodológica de incalculable valor para la
formación axiológica en las universidades, su
dimensión caracterizan el trabajo metodológico de
los diferentes niveles para formar profesionales con una conducta
responsable y comprometida con la solución de los
problemas de su entorno laboral y una actuación ciudadana
digna de los más altos valores morales que distinguen
nuestra sociedad.
Palabras claves: labor educativa, trabajo
metodológico, formación
axiólogica
CATEGORÍA: PEDAGOGÍA O/Y
EDUCACIÓN
INTRODUCCIÓN.
El enfoque integral para la labor educativa y
político ideológica constituye la estrategia
maestra de la Educación Superior, para las universidades
resulta un verdadero reto formar profesionales cuyos valores
respondan a una actuación profesional responsable y
comprometida con la solución de los problemas de su
entorno laboral, demostrando competencia en su desempeño y
una actuación ciudadana digna de los más altos
valores morales que distinguen nuestra sociedad.
El centro de la labor educativa es la formación
ética del profesional para ello el enfoque integral
potencia la aplicación de métodos y el despliegue
de los contenidos de las asignaturas para formar desde la
instrucción los valores éticos que caracterizan a
cada profesional.
Las universidades constituyen un espacio cosmopolita
para el aprendizaje ético ya que son centros difusores de
cultura por excelencia; la universidad y sus claustros de
profesores han estado siempre en el vórtice de las
transformaciones que la sociedad le impone, en sus recintos ha
primado como tendencia fundamental el pensamiento crítico,
la necesidad del progreso, la búsqueda del rigor y de la
verdad en todos los ámbitos y procesos, más cuando
se trata de los cambios en las formas de pensamiento y de
promover la capacidad de los estudiantes hacia estos mismos
procederes, pareciese que se produjera incomunicación y
distanciamiento entre los profesores y estudiantes, en virtud de
que los primeros tratan por todos los medios de preservar las
tradiciones que caracterizan a la universidad, este
análisis conduce a la reflexión acerca de que las
relaciones entre los profesores y las nuevas generaciones de
universitarios confluyen en una situación de
tensión entre la necesidad de preservar la
tradición y la necesidad de cambios hacia una
visión de modernidad (1).
A las instituciones universitarias no les falta
motivaciones para el cambio, lo que sucede es que en ocasiones
falta la voluntad política para realizarlos, mientras por
una lado se promueven las mejoras para el proceso docente
educativo y se aceleran las investigaciones para la calidad de la
docencia no ocurre del mismo modo con las mejoras encaminadas a
la formación en valores y en especial del aprendizaje
ético. No es menos cierto que se ha avanzado en la
incorporación al currículo y a los procesos
sustantivos de la educación superior aspectos que tributan
a la formación ética del profesional y en el
ámbito investigativo se han dado pasos de avance, pero
aún es insuficiente y queda mucho por hacer para lograr la
formación ética de los futuros egresados y
contribuir al enriquecimiento de la formación personal en
la dimensión ética y moral.
El objetivo de este trabajo es exponer algunas
consideraciones teóricas sobre el aprendizaje ético
y el papel del trabajo metodológico en el diseño de
la dimensión ética del enfoque integral para la
labor educativa y política ideológica como la
estrategia maestra para la labor educativa en la Educación
Superior Cubana.
DESARROLLO
Algunas consideraciones sobre el aprendizaje
ético en las universidades.
Las continuas y sustanciales transformaciones de la
sociedad actual, generan un sin número de conflictos
existenciales que ponen en crisis los valores
históricamente formados, surgen nuevos valores en una
contradicción dialéctica entre "lo nuevo" y "lo
viejo" que representa un estado de necesidad para las
innovaciones educativas en las universidades. Quizás esta
exigencia de la sociedad constituya un reto que ayuda a promover
los cambios en la universidad ante la tarea de formar valores en
los estudiantes y no quedarse en la simple "aphrensión" de
actitudes que no llegan nunca a transformarse en convicciones y
consecuentemente contrastan con los nuevos paradigmas de la
sociedad. La formación axiológica se ubica en el
debate de los objetivos y los contenidos que son objeto del
aprendizaje de los estudiantes como parte de su formación
universitaria, por lo que los métodos y los procedimientos
que el profesor diseñe para el proceso de enseñanza
aprendizaje de su asignatura, determinan en gran medida la
eficiencia en el proceso de formación axiológica,
particularmente aquellos que tributan a la formación
ética, los cuales serán el centro de la
atención.
La incorporación de los aspectos éticos al
proceso de enseñanza aprendizaje en las universidades y la
creación de condiciones que posibiliten un escenario
altamente estimulante para el aprendizaje ético, requiere
de una clara comprensión sobre el papel del enfoque
integral y su instrumentación en el proceso docente
educativo, pasando por el diseño del modelo de
formación de valores en la carrera y concretándose
en los objetivos formativos del año, como el
subsistema donde se logra la integración de lo instructivo
y lo educativo.
Los valores surgen en un contexto socio-histórico
y tiene por objeto dotar al ser humano de un instrumental
simbólico y de prácticas adecuadas para sobrevivir
y desarrollar una vida plena. Resulta normal que la
formación y asimilación de esos valores se produzca
allí donde se generen; dentro de la construcción
cultural misma en las prácticas sociales;
económicas, políticas, en la reproducción de
la vida, la educación formal solo puede venir a afianzar
lo que la vida cotidiana del mundo laboral y las relaciones
sociales determinan. Mediante la educación se identifican
los contenidos éticos y espirituales de esa
prácticas cotidianas, luego y como elemento que refuerza y
consolida esa formación esta la comunidad la cual estima
en su experiencia como valiosos por su eficacia aquellos valores
que logran reproducir la calidad de vida de la persona y permitir
a la generación presente dejarlos en herencia digna a la
venidera. (2)
El enfoque integral forma parte del paradigma educativo
social humanista de las universidades cubanas en la
formación de los profesionales en una cultura general
integral, donde los valores se erigen en rectores de la
formación de la personalidad, de ahí que el proceso
de enseñanza aprendizaje constituya la vía
más eficaz para la formación axiológica de
los estudiantes, durante su diseño y realización se
propiciará un papel activo del profesor y la
dedicación de este en la planificación,
organización y ejecución de las actividades
docentes, extensionistas y socio-políticas que tributan al
proyecto educativo de año, donde los estudiantes son
actores fundamentales del proceso de aprendizaje
ético.
La formación ética forma parte del sistema
de aprendizaje axiológico, el diseño del modelo de
la carrera, identifica los valores éticos que caracterizan
el modo de actuación profesional, en cada una de las
direcciones de la formación axiológica que
caracterizan el enfoque integral; dígase la
formación ético-moral, y la formación
ideo-política.
La universidad un espacio cosmopolita para la
formación ética.
La Educación Superior en el siglo XXI enfrenta un
sin número de paradojas que resultan un estigma en su
gestión y repercuten en la universidades lastrando su
capacidad para la innovación, el cambio y la pertinencia;
estas paradojas resultan del contraste entre su misión y
las limitaciones que existen en muchas sociedades y que son
reflejo del actual proceso de globalización neoliberal; el
acceso a los estudios superiores como un derecho humano, la
equidad social, los procesos de exclusión de
minorías por razones de raza, sexo, religión u
otras causas y la pobreza que alcanza a millones de personas en
el mundo, determinan un modelo de formación de valores
donde prima el individualismo como rasgo fundamental.
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