Manejo Operativo del Divorcio – Monografias.com
Manejo Operativo del
Divorcio
Cascio Francisco
(Ensayo)
Es fundamental destacar el papel que juega la asignatura
de Educación para Padres en la formación de un
orientador de la conducta, en este caso específicamente
porque se abordará un tema muy importante, del cual es
pertinente tener conocimiento y saber manejarlo, como lo es el
divorcio, puesto que es una problemática social cada vez
más presente y observable en la realidad, involucrando a
toda la familia (padre, madre e hijos). Por ende, se
trabajará el manejo operativo del divorcio, su
definición, características y las condiciones
básicas para manejarlo, así como la
transformación de la familia, ya sea en materno filial o
paterno filial, demostrando que sí existen estrategias
adecuadas que permitirán que os padres asuman de la forma
más apropiada el divorcio, especialmente con sus
hijos.
En tal sentido, según Gadner
(2005):
El divorcio es la consecuencia de la decisión
acordada entre los dos cónyuges o tan sólo la
voluntad de uno de ellos, según corresponda el caso, de
disolver el vínculo matrimonial por las diferencias
irreconciliables que se suscitaron en la pareja (s/p).
A partir de lo planteado, se ha coincidido sin ninguna
duda al hablar de la familia, que ésta es el núcleo
de la sociedad y que su importancia es vital para el sano
desarrollo de todos los seres humanos. Sin embargo, en algunas
circunstancias se debe analizar la situación de divorcio,
puesto que hay relaciones de pareja que se han tornado demasiado
conflictivas, teniendo repercusiones graves sobre los hijos y
habiendo agotado todos los recursos para solucionar esta
realidad.
Del mismo modo, Bianco (1991) expresa: "El divorcio es
la disolución de un compromiso legal de una pareja,
estableciendo una nueva situación" (s/p). Por tanto, los
padres se pueden sentir desconsolados o contentos por su
divorcio, pero los niños se sienten asustados y
confundidos por la amenaza a su seguridad personal, además
se sienten culpables y desean reconciliar a sus padres,
haciéndolos vulnerables a enfermedades físicas y
mentales. Por ello, los padres deben estar atentos a cualquier
señal de sus hijos, como rebeldía, falta de
interés, agresividad; y deben hacerles saber que
seguirán siendo sus padres, aunque el matrimonio haya
terminado.
Cabe destacar, que en una separación, los hijos
experimentan una especie de duelo por la pérdida de la
vida junto a sus padres y por el rompimiento de la estabilidad
familiar, además de la amplia gama de pensamientos y
sentimientos que se producen. También experimentan rabia
hacia alguno de sus padres o impotencia por no poder hacer nada
para evitar el rompimiento; otros pueden bajar su rendimiento
escolar, encerrase en sí mismos, sentir tristeza,
preocupación, vergüenza o confusión. Sin
embargo, no todos los hijos reaccionan de la misma manera, lo que
depende de su edad (bebés, niños o adolescentes) y
de sus características personales.
Como resultado, los hijos llegarán a entenderlo,
si es bien manejado e incluso podrán llegar a asumirlo
como una experiencia más de su vida que los hará
crecer como personas. En consecuencia, Pachano (2002) expresa:
"Los niños tienen el derecho de ver y estar con sus padres
cuando lo deseen, así que no deberá
prohibírsele el poder hacerlo" (s/p). Es muy importante
que los hijos sepan que el hecho de que sus padres se hayan
divorciado no significa que se han divorciado de ellos, ya que
algunos piensan que los abandonarán, puesto que al ocurrir
la separación suelen vivir la mayor parte del tiempo con
uno de sus progenitores, pero el que no sigue viviendo con
él seguirá siendo su mamá o su papá,
eso no cambiará.
Por otra parte, algunas características
básicas del divorcio son la existencia de un rompimiento,
la declaración de una separación, implicando una
pérdida de pareja que los integrantes de la familia
deberán aceptar, siendo un período doloroso, de
cambio y adaptación. No obstante, la situación
operativa del divorcio tiene también unas
características como la presencia de la autoestima como
base fundamental; la protección a la integridad de la
persona y de la familia; la repartición justa de los
bienes; el establecimiento de las necesidades básicas y su
cobertura; el seguir desempeñándose operativamente;
continuar con el proceso de vida; mantener los horizontes
abiertos y efectuar los reacomodos necesarios en cada
ámbito.
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