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Las ciencias sociales (página 5)




Enviado por ela mori diaz



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Al momento del contacto el control del curaca se
mantiene intacto o está en aumento mientras que su alianza
con el Estado cuzqueño va perdiendo importancia, en un
primer momento, y con posterioridad el nuevo gobierno hace un
esfuerzo por eliminar a los curacas de rango inferiores. El
resultado de estas 2 fuerzas fusionadas en la persona de los
curacas principales, quienes verían fortalecida su
posición social, política, económica al
tomar el control directo de la administración dada a los
curacas inferiores, pero de manera más importante al
haberse reducido o eliminado el control estatal hasta que se
fortificase el nuevo orden colonial, el cual se iba aclarando de
manera acelerada. Muchos nativos descubren que el régimen
colonial abre nuevas posibilidades de escalamiento personal, los
curacas en una situación favorable para crear alianzas con
lo europeos y de esta manera adquirir bienes y jerarquía
social dentro de su tradición, pero el pensamiento europeo
de ascenso no tenía el mismo significado que el andino,
por lo que estos escalones se ven en la necesidad de buscar
acceso a los medios de poder tradicional; es notorio que al
introducirse un nuevo sistema de acumulación de riqueza
debe recurrirse a canales tradicionales para reafirmar ante los
ojos de sus propia comunidad la nueva posición
recién adquirida, entonces no es suficiente que los
representantes locales de la sociedad española reconozcan
el ascenso logrado por el individuo nativo, también su
propia sociedad debe reconocer esta nueva situación, de
allí la necesidad de recurrir a canales nativos una vez
que la nueva posición es reconocida por la sociedad
española la cual tenía 2 sistemas paralelos
(español y andino) que no están totalmente aislados
como se vio anteriormente en las instituciones europeas tales
como la iglesia y la cofradía que encuentran un lugar en
la sociedad andina colonial. La iglesia cubre parte del
vacío creado por lo intentos de exterminar instituciones
nativas intolerables a ojos europeos. El nuevo orden, el
acomodamiento creado por el contacto entre 2 sociedades
varió paralelamente de un lugar a otro.

Cuando los españoles llegan al Perú se
reparten todo el territorio del Tahuantinsuyo en encomiendas
(partes de tierra) cada parte con sus integrantes, implantan el
feudalismo (que estaba desapareciendo en Europa) mediante el cual
se va a tributar, trabajar en minas, tierras, etc. Los
españoles al darse cuenta de la importancia que
tenían los grandes curacas les dan el cargo de de realizar
estos vínculos, des esta manera estos estaban involucrados
entre la sociedad hispana y el mundo andino por lo que
tenían que ser consecuentes (explotar a su propia gente y
cumplir alguna de las funciones k cumplía en la sociedad
autónoma).

El invasor español, trajo al Perú su
filosofía de producción de tipo aún feudal
en tránsito hacia el capitalismo, con una
concepción del mundo sobrenatural y escolástica,
con una ideología decadente de versión retrograda
en que se considera al otro como inferior y este dilema los
vencedores deben imponer todo lo que portan en desmedro de la
cultura y conocimiento de los "vencidos". Así, la
invasión y el proceso de colonización posterior se
caracterizó en eliminar todo lo que conectara con el orden
reinante anterior.

Luego la conquista, dejó como proceso, una
ruptura del desarrollo histórico natural de la cultura
inca, basada en el sistema de reprocidad en un contexto de
jerarquización de clases y etnias dominantes, con una
concepción filosófica que no existe nada fuera de
la pachamama, y que el espíritu es parte del cuerpo, como
realización de ser en sí mismo y para la
sociedad.

  • I. La sociedad colonial:

El ordenamiento legal que se realizó entre los
dos grupos poblacionales de mayor número (indios y
españoles) caracterizó la vida colonial en los dos
virreinatos americanos. La separación en dos
repúblicas tuvo varias razones. La primera fue de
carácter económico: para una mejor
tributación los indígenas debían estar
censados y "reducidos" en pueblos o rancherías cercanas a
alguna parroquia. El conocimiento exacto de su número
permitía al corregidor establecer las formas del tributo
(si es que debían ir a la mina, o debían pagar en
especias o contante). El problema con este registro es que no fue
exacto debido a que muchos indios huían de sus reducciones
o se hacían pasar por mestizos para evitar el pago. Hay
que tener en cuenta que las enfermedades diezmaron a la
población indígena a tal punto que hubo pueblos
enteros que fueron devastados por la viruela, sarampión
disentería, etc.; especialmente en las zonas costeras
(costa atlántica y la del pacífico de México
y en la costa del virreinato peruano), por lo que la
tributación fue excesiva en muchos casos, debido a que los
sobrevivientes debían cargar con el tributo de los
muertos.

La población más numerosa de ambos
virreinatos fueron los indígenas (pertenecientes a la
república de indios). Estos eran considerados legalmente
como menores de edad, por lo que no podían ser juzgados ni
tomados en cuenta como testigos. Las leyes de Indias protegieron
a los descendientes de los Incas y a las familias "nobles" o
panacas del antiguo Tahuantinsuyo. Esta parte de la
población indígena estaba exenta del tributo. Por
ello muchos indígenas hicieron grandes fortunas
comerciando (algunos productos vernaculares como el olluco, la
oca, camote, etc. estaban igualmente libres de impuestos), o con
el arriaje de mulas de carga.

Con las reformas borbónicas (durante
la década de 1770) fueron aplicados impuestos a los
productos indígenas, originando rebeliones y revueltas en
ambos virreinatos. La república de españoles estaba
conformada por los peninsulares llegados a América y sus
descendientes directos: los criollos. En un primer momento a la
cabeza de esta república debieron estar los encomenderos,
grandes terratenientes y los funcionarios públicos, como
los oidores, corregidores y el virrey. Con el tiempo, los
encomenderos fueron suplantados por personajes de mayor
jerarquía, poseedores de títulos nobiliarios
(condes, marqueses y hasta algún "grande" de
España). La mayor cantidad de hombres y mujeres con
títulos se concentró en el virreinato de la Nueva
España. De igual manera, las familias más pudientes
se concentraron en la ciudad de México, Oaxaca, Guanajuato
y Veracruz. En Lima se concentraba una pequeña
porción de hombres adinerados, resultantes de matrimonios
estratégicos entre familias pudientes. La compra de cargos
públicos daba igualmente prestigio, pero ello
pauperizó el sistema administrativo colonial pues se
entregaban al mejor postor y no importaba si es que sería
el comprador adecuado para el cargo o no. La necesidad de fama y
riquezas era todavía una herencia medieval. Se
buscó perpetuar los cargos nobiliarios con la familia,
así como con tierras y propiedades que generalmente se
encontraban en mayorazgo (por lo general dadas al hijo mayor). No
se debe olvidar que México poseía el mayor
número de nobles y "ricos" de todas las colonias
españolas en América debido en gran parte por el
boom minero que experimentó en los siglos XVII y XVIII. En
cambio el virreinato peruano no llegó a tener más
de 300 nobles cuyo máximo caudal llegó a ser 120
000 pesos por casa familiar (cifra sumamente baja si se compara
con el promedio mexicano: 600 000 pesos por familia noble).
Ingresar a una casa de caballería confería una
posición de privilegio. Las más importantes fueron
las de Calatrava, San Juan de Jerusalén, Alcántara
y Santiago.

  • II. La república:

  • La República de los Indios:

Dentro de las reformas que Francisco de
Toledo aplicó en la década de 1570 se encontraba la
división de la sociedad en dos repúblicas
conformadas por los dos grupos poblacionales más
importantes: los indios y los españoles. La
república de indios la conformaban todos los
indígenas nobles, es decir, todos los descendientes de la
elite cuzqueña incaica y de las panacas reales. Fueron
también nobles reconocidos aquellos indígenas
descendientes de las grandes tribus macroétnicas
costeñas y andinas. Instaurado el virreinato la
condición de estos nuevos nobles no fue aceptada pues los
conquistadores creían que estos indígenas
podrían encabezar alzamientos y revoluciones tal como
sucedió durante la crisis de Vilcabamba entre 1542 y 1570.
Sin embargo, durante el siglo XVII los curacas nobles fueron
reconocidos y aceptados, inclusive muchos de ellos tuvieron
comercio directo con la población española pues
tuvieron acceso a tierras y chacras. Hay que anotar que los
nobles indígenas se encontraban exentos de tributar y de
ir a la mita por lo que el comercio se convirtió en una
fuente de ingresos importante. Los nobles indígenas,
aprovechando su condición, muchas veces comerciaban con
productos que a su vez se encontraban libres de impuestos
(olluco, oca, papa, etc.) y que tenían gran demanda entre
la población vernacular. La corona buscó igualmente
consolidar su posición creando para ello colegios
especiales para curacas. En ellos además de ser
correctamente evangelizados aprendían gramática y
ciencias.El sector más numeroso de la república de
indios fue el que conformaban los indígenas del
común. Fueron ellos los que cargaron con el pesado aparato
tributario virreinal. Durante la conquista los indios fueron
repartidos o encomendados o un español (el encomendero)
que usufructuaba su energía en trabajos de mita minera o
agrícola. Los encomenderos debían velar por la fe
del indígena así como por su vestimenta y
alimentación. Sin embargo la corona no continuó con
el régimen de encomiendas y derogó para siempre
este sistema con las llamadas Leyes Nuevas de 1542. No fue sino
hasta la década de 1570 que se reglamento el sistema de
tributación. El virrey Francisco Toledo, tras las visitas
que realizó por todo el virreinato, implantó las
reducciones de indios. Los indígenas eran reunidos en un
pueblo donde vivirían apartados de los españoles.
Esta medida tuvo dos finalidades: primero, facilitar la labor
evangelizadora a las órdenes religiosas y segundo, saber
el número exacto de indios para estimar el tributo que los
indígenas debían entregar a los corregidores. La
carga tributaria variaba de acuerdo al número de
pobladores de una reducción o pueblo de indios. Y es que
esta reglamentación no tuvo en cuenta la variabilidad en
el número de la población andina (los
indígenas se movían entre los diferentes pisos
ecológicos para intercambiar productos agrícolas),
ni tampoco los estragos que causaron las enfermedades europeas
que llegaron al virreinato del Perú en los primeros
años de conquista. Al llegar a la edad adulta los
indígenas debían, o bien pagar un tributo en
especias o en dinero, o aceptar mercaderías que los
corregidores les entregaban (especie de crédito forzoso),
o por último pagar su tributo a través de la mita
minera. Ante esta crítica situación muchos
indígenas preferían huir de las reducciones y
llegar en el mejor de los casos a una hacienda donde siempre
faltaba la mano de obra. Otra forma de tributo fue la mita
minera. Esta fuerza de trabajo distaba mucho de la mita
prehispánica pues los indígenas no recibían
nada a cambio. Ya no era dentro de los cánones de
reciprocidad, sino para cubrir, con energía humana, los
pagos del tributo asignado.

Por último, pertenecían hasta cierto grado
a la república de indios los llamados mestizos.
Discriminados por los españoles e indígenas por no
tener pureza en la sangre, los mestizos lograron insertase a la
sociedad durante todo el siglo XII y ocuparon cargos menores como
artesanos o servidores.

  • La República de los
    Españoles:

La república de españoles,
tal como su nombre lo indica, estuvo conformada por los
peninsulares que llegaron al Perú durante el proceso de
conquista y por sus descendientes directos nacidos en tierra
americanas: los criollos o también llamados
españoles americanos. Fueron muchos los españoles
que llegaron a las "indias" con la ilusión de obtener fama
y fortuna. Se calcula que fueron alrededor de 220 000
(sólo en el siglo XVI) los españoles que cruzaron
el Atlántico y formaron parte de los virreinatos del
Perú y Nueva España (México). Cabe resaltar
que durante el siglo XVI los españoles llegados a
América provenían principalmente de
Andalucía, Castilla y Extremadura. Las costumbres y
tradiciones de estos lugares calaron fuertemente en la sociedad
colonial, configurando el carácter y gusto del hombre
peruano. Fue la casa de Contratación de Sevilla la
encargada de dar los permisos para el viaje a América.
Estuvieron impedidos de viajar judíos, moros o
protestantes. De igual manera no podían venir al nuevo
continente hombres o mujeres de otros países europeos sin
un permiso especial de la Casa de Contratación, aunque
muchos se las ingeniaron para llegar a América sin
problemas.

La república de españoles
estuvo conformada por los hidalgos y nobles llegados al
Perú durante el proceso de conquista. Por su
participación y valor en las luchas con los naturales
obtuvieron cargos administrativos, encomiendas y títulos
de nobleza. Cabe anotar que muchos de los hombres ricos en el
virreinato peruano tenían la ilusión de regresar a
España y ser reconocidos en su patria como nobles.Los que
no poseían título nobiliario alguno buscaron
establecer matrimonios estratégicos con las hijas de
algún rico encomendero o noble adinerado. Otra forma de
obtener poder y prestigio fue la compra de cargos
públicos. Durante el siglo XVII y XVIII se hizo
común la compra de cargos sin importar si es que el
comprador era idóneo para el cargo o no. Es posible que
esta política de compras haya sido fruto del crecimiento
de la burocracia estatal. En su intento por frenar el poder de
los criollos, la corona creó mecanismos de control cada
vez más fuertes. A medida que pasaron los años, la
administración virreinal creció enormemente pues
buscó cubrir todos los aspectos del reino. Así
fueron creados cada vez más cargos alrededor de la figura
del virrey. Cuando éste venía de España,
llegaba con un séquito de consejeros y validos que
rápidamente se instalaban en los mejores cargos
administrativos. Sin embargo, con el correr de los años
los criollos también lograron ocupar altos cargos
administrativos. El único cargo que nunca obtuvo un
criollo fue el de virrey, el resto tuvo más de una vez a
un español americano en su dirección. Los miembros
del Tribunal de Consulado y del gremio de comerciantes fueron
parte de la república de españoles. Estos hombres
tenían el poder económico suficiente como para
comprar cargos u obtener privilegios y mercedes de la corona,
aunque en un inicio el poder adquisitivo no fue suficiente aval
para obtener algún título nobiliario. Fue
recién en el siglo siguiente que pudieron, acceder al
privilegio que otorgaba la compra de cargos y
títulos.

Los españoles que lograron amasar
grandes fortunas en el virreinato peruano buscaron perpetuar su
grandeza a través del mayorazgo. Este fue una forma de
mantener las posesiones o porciones de territorio al linaje pues
era una herencia a la que el hijo mayor tenía derecho y de
la cual no se podía separar. A falta de hombres el
mayorazgo recaía en la hija mujer.

Otro grupo importante de esta
república lo conformaron los profesionales, religiosos y
artesanos. Los profesionales fueron principalmente profesores
universitarios civiles y religiosos que enseñaban en
seminarios o colegios mayores. Su posición fue
privilegiada pues eran requeridos como consejeros en varias
dependencias administrativas. Los artesanos en el virreinato del
Perú lograron tener estándares de vida mucho
más altos que sus pares de España. Boticarios,
zapateros, panaderos entre otros oficios tuvieron importante
demanda ya que la población crecía año tras
año gracias a la llegada de grandes grupos de
españoles.

  • III. La familia
    hispánica:

La familia hispana es una institución más
importante en el mundo hispano. Antes la familia nuclear era
grande y estaba formada por los padres y 3 o 4 hijos.
Además la familia también incluía a los
abuelos, tíos, sobrinos que muchas veces vivían en
la misma casa. Ahora la familia hispana es mucho más
pequeña, y aunque todavía muchas familias viven con
los abuelos, tíos y sobrinos, esto ya nos es tan
común como antes.

Hoy en día debido a la mayor frecuencia de
divorcios o separaciones de padres, también hay familias
donde existe la figura de un padrastro o madrastra.

En la familia tradicional del pasado solo los hombres
trabajaban fuera de la casa y las mujeres tenían la
responsabilidad de los quehaceres domésticos y del cuidado
de los niños, en cuanto a la educación el hijo
mayor debía ser militar , el segundo abogado y el tercero
cura. En la actualidad, muchas mujeres también trabajan
fuera de la casa y además deben hacer las labores
domésticas, sin embrago, entre las parejas jóvenes
es cada vez más frecuente compartir las tareas. En
familias hispanoamericanas de clase media y clase media alta, es
común tener un empleado (a) que ayuden en la cocina,
limpieza de la casa, cuidado de niños. En algunos lugares
además de los abuelos, tíos, primos, sobrinos hay
otros que forman la familia hispana. Estos son los padrinos,
amigos íntimos de los padres, a quienes se les llama
cariñosamente tíos y a los hijos de estos,
primos.

La vida social en los países hispanos es
generalmente una vida en familia, los vuelos, nietos, padrinos,
tíos y primos están presentes todos en las mismas
reuniones y fiestas. La familia hispana tiene una larga
tradición de ser numerosa y unida.

EL HOMBRE Y LA FAMILIA: SU MATRIMONIO
Y SU ORGANIZACIÓN POLÍTICA – SOCIAL EN
Q"ERO

El hombre y la familia:

El hombre Q"ero tiene mentalidad clara, ingenua,
habla poco pero se muestra hospitalario con el extranjero, no
tiene vicios (solo bebe licor en festividades).

Vive de sus mitos, leyendas y tradiciones, tiene
conocimientos de astrología lo que explica el mundo que
los rodea, así como también el manejo de
khipus.

Su textilería utiliza varios recursos y
tecnologías, utiliza diversos tintes de múltiples
colores.

Presentan un acondicionamiento biológico
debido a la constante migración.

Las mujeres, niños y ancianos tienen sus
propias obligaciones en el núcleo familiar, mientras que
los varones labran la tierra del propietario (propiedad privada)
como compensación del uso de tierras que no le
pertenecen

La familia mantiene una estructura coyuntural
patrilocal que es la base del medio económico y la
relación local pero puede haber variabilidad entre la
familia coyuntural y la unidad compacta económicamente
activa, en el primer caso la pareja conyugal es la
cohesión del núcleo y en el segundo es la propiedad
ganadera que mantiene unido dos o más parejas
conyugales.

Cuando los hijos toman conyugues los padres entregan
una parte del ganado y retiene una porción para el
último hijo quien tiene la obligación de vivir con
el padre aunque tome conyugue hasta que este fallezca y es el que
se queda con la casa.

En cuanto al parentesco de filiación es
patrilineal pero antiguamente en los registros parroquiales de
Paucartambo se encuentra que las mujeres llevan solo el apellido
materno, los hombres solo el apellido paterno, y un porcentaje
más alto toma apellido de forma arbitraria (nombres que
agradan a quienes los toman). De esta manera parecen tener un
sistema de filiación ambilineal y un sistema actual
patrilineal.

Matrimonio:

A partir de la adolescencia y durante la época
prematrimonial los jóvenes de ambos sexos tienen una
completa libertad sexual. La pareja escogida es definitiva, la
fidelidad tiene un severo control social para las mujeres
más que para los hombres, sin embargo se considera un
comportamiento vergonsoso; las prohibiciones del incesto son
terminantes y su infracción constituye uno de los hechos
más vergonzosos, por esto los hombres tratan de buscar
muchachas que vivan en zonas muy alejadas, antes de la
unión definitiva los jóvenes acuden donde
algún Qhawaq o adivino o van a consultar a algún
Kuraq Tayta o anciano para que vea en la coca si estos tienen
compatibilidad. Una vez realizada la unión definitiva y
aunque exista incompatibilidad la pareja no se podrá
separar y aceptar su estado hasta el fín.

Reconocido el destino, la pareja se pone de acuerdo y
cualquier día se va a la casa de los padres del muchacho,
sin previa consulta de ellos; los padres del muchacho
señalan un día para ir a la casa de la muchacha y
lo hacen a la media noche, después de intercambios de
palabras de los padres de ambos muchachos se da la unión
(warmichakuy) de estos y se consolida con la masticación
ceremonial de la coca, los padres reparten la herencia a sus
hijos. Ambos jóvenes adquieren el status de casados en la
sociedad y los hijos concebidos son legítimos, ya que si
estos han sido concebidos antes del matrimonio o si la muchacha
quedara embarazada en las primeras relaciones antes del
warmichakuy, estos hijos son denominados q"aqa (niño sin
padre conocido) a los cuales se les determina el infanticidio ya
que es vergonzoso para el padre y para la madre.

Después de varios años de convivencia
se puede realizar el matrimonio católico, que sirve como
un paso para consolidar la carrera social y política del
hombre que asume la categoría de alcalde, existen entonces
2 actos fundamentales vinculados a la ceremonia del matrimonio;
el primero que es un ritual sencillo con algunas frases
estereotipadas que constituye la pareja conyugal y el segundo que
constituye sociológicamente un matrimonio real
identificado como casaracuy.

Los conquistadores quienes tomaron como auxiliares a
indígenas a quienes el Obispo nombraba alcaldes estaban
libres de pagar tributos a sus encomenderos, por lo cual era una
posición deseada por todos no solo por el aspecto
económico sino por el rango elevado respecto a los
demás integrantes de su sociedad; cuando empieza a decaer
esta posición de alcaldes, los aspirantes a esta
situación se reducen ya que estos pasan a ser un agente al
servicio del proletario de la hacienda que termina por
enemistarse con la gente de su clase, por lo tanto ya no es muy
importante el matrimonio religioso. Por otro lado al hacerles una
encuesta a los indígenas que no han llenado el rito
católico nos responden que no están casados, que
solo conviven ya que el matrimonio católico es el
matrimonio real socialmente establecido; lo cual causa una
impresión diferente a los observadores ya que consideran
al warmichakuy como equivalente al sirvinakuy o matrimonio de
prueba, que es un error ya que estos toman como referencia
única los patrones de su propia cultura, y se afirma que
en Q"ero no existe el sirvinakuy.

Organización política y
social:

Existen 2 caminos que conducen a conquistar un status
elevado que son la función pública y la
brujería, los hombres pueden aspirar a cualquiera de los
dos o a los dos simultáneamente mientras que las mujeres
solo tienen acceso a la hechicería; pero son muy pocas las
personas que se lanzan al segundo campo.

El poder de las fuerzas sobrenaturales comprenden 3
niveles: el primero es el de curandero a base de yerbas o tierras
y la adivinación del ganado perdido, en el segundo nivel
los hechiceros tienen los conocimientos anteriores y el poder
suficiente para hacer daño por lo que son temibles y
respetados, el último constituido por el alto misayoc que
tiene todos los poderes anteriores y la facultad para hablar con
las huacas y Apus. Las personas ingresan a este mundo a los 30
años y los que ingresan a la función pública
a partir de los 11 años, en los cuales los cargos son
jerárquicos (alguacil, regidor, fiscal, contador, alcalde,
mandón).

El cargo más lato es el de mandón y
concluye en el cargo de alcalde, hace aproximadamente 15
años el alcalde era elegido por la comunidad la cual era
confirmada por el patrón, el contador es nombrado por el
patrón y sus funciones se limitan a ejercer control sobre
las cosechas y llevar por medio de los khipus el registro y
contabilidad de productos agrícolas y los baños de
la hacienda.

La brujería (carácter descubierto, que
puede provocar abiertamente la presión social) como la
función pública (carácter encubierta opera
en la conducta individual) son organizaciones sociales que operan
de manera distinta sobre el individuo, pero la más
eficiente es la segunda debido a que se opera en todos los campos
de la actividad humana.

Se basa la hipótesis cronológica de que
toda sociedad tiende a desarrollar cualquier patrón, y una
vez desarrollado tiende igualmente a conservarlo, aunque
después se produzca presión externa, contra
él.

Del mismo modo, muy pocas sociedades llegan a
desarrollar patrones ya prohibidos antes de su
introducción. Pues es probable que la organización
de paralizados en Q"ero se introdujo cuando la estructura
comprendía el cargo de Fiscal de Doctrina, y no
después de que se hiciera patente y efectiva la
prohibición de dicho cargo.

Los ritos de
transición andina

Los ritos pueden ser individuales o colectivos y
además de desempeñar un rol significativo en el
mantenimiento de las creencias religiosas, es el camino que les
permite a los grupos sociales introducirse en el universo de lo
sobrenatural y vivenciar de esta manera los mitos. Los ritos de
transición o de paso se efectúan cuando una persona
cambia de status dentro de la sociedad.

El bautismo en el mundo andino lo recibe la generalidad
de los individuos durante los primeros días o meses de sus
vidas; esta ceremonia bautismal instituida desde la Iglesia
Católica, se encuentra mezclada con antiguas creencias
religiosas y ceremonias heredadas del Incanato. Se considera que
el infante que no es bautizado y fallece corre peligro de ser un
"niño moro" y en consecuencia transformase en duende.
Junto con el bautismo y también vinculado con el
compadrazgo, tenemos un ritual llamado "corte de pelo"
(chukcharutukuy) que se le realiza a un niño de
aproximadamente tres años, se le peina el cabello con
pequeños moños y luego se invita a los padrinos de
bautismo a cortarlos, continuando los presentes con la misma
ceremonia. Cada persona que secciona el pelo del pequeño,
deja a manera de retribución un pequeño obsequio o
dinero en efectivo.

El Quicuchico que es el rito de
transición para las mujeres del imperio incaico cuando
tenían su primera menstruación en el cual las
adolescentes eran recluidas en sus casas y guardaban ayuno
durante tres días. Al cuarto día sus madres les
lavaban el cuerpo, les trenzaban el cabello y les vestían
con trajes nuevos. Luego llegaban los parientes y comenzaba una
fiesta de dos días. La muchacha se encargaba de servir la
comida y bebida a los invitados. En medio de la fiesta el
tío más querido y respetado le ponía el
nombre que debía usar para toda la vida, y le aconsejaba
la forma de comportarse desde ahora, como una mujer correcta.
Después del Quicuchico la doncella era reconocida
como mujer lista para el matrimonio.

Casi no se conserva con suficiente énfasis es el
rito de transición a la edad adulta: el warachikuy que era
el rito para calificar a los nuevos hombres públicos,
principalmente guerreros. Este rito de iniciación de paso
de la juventud a la madurez, se hace a través de
exámenes y severas pruebas físicas competitivas y
de habilidades entre jóvenes de la nobleza inca, es decir
que existía una calificación previa para advertir a
los nuevos ciudadanos con rango y jerarquía.

Aunque el colegio de Ciencias hace una
representación de él todos los años en
primavera, no se hace la carrera hacia el Wanakauri que daba
lugar a su iniciación como hombre. Solo se conserva una
fiesta al cumplir quince años pero para las mujeres. Para
los hombres (y las mujeres) solo queda el rito de
confirmación católico para marcar ese importante
cambio de status.

La muerte es el paso de la vida terrenal al upamarca, el
lugar mudo o lugar de los mudos, el reino de los muertos. Al
entrar al upamarca, el difunto regresa al lugar de sus
antepasados, dacha, paccarina, donde posee chácaras y
ganado y se dedica a las mismas actividades que tenía en
la vida terrenal.

El ingreso al uparmarca no era
automático. Los condenados a la pena de muerte eran
destruidos con su ejecución; eran indignos del derecho a
la veneración por sus descendientes. Con esto eran
también afectados, por ejemplo, los hanpiyoc (curanderos),
que habían abusado de sus conocimientos y artes
mágicas para hacer daño a su ayllu. No sólo
recibía la pena de muerte, sino también todos sus
hijos y nietos, con excepción de los niños
aún lactantes.Los cadáveres de los ajusticiados no
tenían derecho a ser enterrados, sino dejados en las
tierras yermas como alimento de cóndores, gallinazos y
zorros. También los adúlteros, falsos sacerdotes,
aclla desobedientes, nobles traicioneros y delincuentes del
pueblo, eran castigados con la pena de muerte, de manera que
estaban excluidos del culto a los difuntos.

Si se trataba de jefes nobles del
ejército, auquicuna, después de ser ejecutados, sus
cadáveres eran tirados como pasto de animales; los
cadáveres de la gente del común eran arrojados al
río. La piel de traidores se usaba para fabricar tambores,
sus dientes eran usados para hacer collares y de sus
cadáveres se hacían vasos para chicha.

El paso al upamarca estaba
acompañado por diversos y complejos ritos funerarios con
participación de la familia. Inmediatamente después
de la muerte comenzaba el pacaricui (velorio), que duraba cinco
– y en caso de los nobles hasta ocho – días.
Todos los parientes se reunían en la casa del difunto. Si
había fallecido una persona del alto rango, todo el ayllu
se reunía, y en caso de la muerte del Inca, llegaba toda
su panaca (hanan o hurin) para el velorio.

Durante el pacaricui, se comía
solamente maíz blanco o carne; sal y el ají estaban
prohibidos.Para evitar el retorno, cutimuni, del difunto como
alma en pena, ayampurin (el muerto caminando), se esparcía
ceniza en la entrada de la casa acompañado con los
lamentos de las plañideras. Se cortaba el cabello al
difunto para ofrenda a la dacha después de un año.
Si había sido un simple runa se le vestía con ropa
limpia. A menudo, se trataba de sólo un camisón y
era acompañado con ropa nueva y doblada, colocada a su
lado. Un dignatario fallecido, incluido el Inca era ataviado con
ropa de alto valor, de lana o de algodón, con plumas,
joyas de plata y oro.

Hasta el verdadero entierro, se bailaba con la
música de una tinya (tambor) y de un pincullo (flauta
grande). Los parientes y amigos del finado iban por las calles y
plazas, frecuentadas por el finado en vida, y recordaban sus
hechos y costumbres, se trataba de "recoger los pasos del
muerto". Durante los cinco u ocho días del pacaricui, las
mujeres se tapaban la cabeza con la lliclla. Cuando
fallecía un noble, sus esposas acostumbran cortarse el
cabello.

Al quinto día, pichicanmi, se realizaba el
entierro según la costumbre regional: en cuevas, en las
chacras, chullpas o bóvedas. En la tumba se colocaba al
lado del muerto utensilios domésticos y telas. Como
informa Guaman Poma, los nobles recibían telas
especialmente finas, así como objetos de oro y plata.
Además de los objetos domésticos, se colocaba
alimentos y bebidas para el camino al upamarca.

Al terminar los funerales todos los parientes y amigos
se purificaban lavándose en el río. Seguidamente se
quemaba la ropa usada y los adornos del difunto. En su casa, se
limpiaba el cuarto que había ocupado anteriormente y se
cerraba la puerta, por la cual había salido su
cadáver, para siempre. Si en los días siguientes,
el fuego del fogón echaba chispas o un búho o una
lechuza llamaba en el techo, esto era una señal de que el
difunto estaba con hambre o frío como remedio se quemaba
maíz o papas.

El día décimo después
de la muerte, chuncanmi, los parientes renovaban sus quejas y
hacían una ofrenda en la tumba, quemando una llama. Si el
fuego del sacrificio en la hoguera llameaba con ruido, se
concluía que el alma, ppitin, del difunto ya había
llegado al zamayhuaci, casa del reposo. Para la población
del chinchasuyu y de andesuyu, el zanayhuaci significaba lo mismo
que la región del caray-pampa (tierras altas,
frías, infértiles); para los habitantes de
collasuyu y de condesuyu, el zamayhuaci era la región de
puquina, pampa y coropuna. En todas partes se creía que
los muertos se visitaban dentro de las "provincias" en el mundo
de los antepasados y que tenían sus propias fiestas y
reuniones.Mas estas provincias de los antepasados no eran el
lugar de estadía definitiva de los difuntos. Guaman Poma
menciona otras dos regiones, una de llas muy fría, la otra
muy caliente, ambas vinculadas con trabajo, hambre y sed. Es por
eso, que se procuraba aprovisionar a los difuntos de alimentos y
bebidas.

La ceremonia del chuncanmi terminaba en un
manantial donde todos los parientes más cercanos se
sumergían tres veces al agua; luego se lavaba la ropa que
no se había quemado del difunto todos reunidos
bebían y comían juntos.

En el sexto mes, soctaquillampi,
después de la muerte, se organizaba otra ceremonia,
sacrificando una llama y bebiendo. La viuda se descubría
el rostro públicamente por primera vez mantenido cubierto
desde la muerte de su esposo. En la tumba se hacía de
nuevo ofrendas de comida y de bebidas.

Después de doce meses, uatachan
michaquinmi, en el aniversario, se realizaba la última
ceremonia: de nuevo se le ofrecía al difunto ropa,,
aliments y bebidas. Guaman Poma informa que en esta oportunidad
los habitantes del chinchasuyu sacaban la momia del difunto y la
cargaban en una procesión. Después de esta
última, la viuda acababa su luto público y se
purificaba conjuntamente con los demás parientes, en el
tinoc yacu (unión de dos ríos).

Al tinoc yacu pertenecía
también una prueba, que realizaba la viuda para saber si
iba a morir pronto. En algunas regiones esta prueba
consistía en la costumbre de pasar la mujer por debajo de
una bóveda. En todos los pueblos había un santuario
parecido, que tenía una bóveda con entrada y
salida. Si la viuda se demoraba era señal de su pronta
muerte.

Además de las ceremonias familiares para los
difuntos, todos los años en noviembre, aya marcay quilla,
se organizaba en todo el imperio inca, veneraciones a los
difuntos con ofrendas de ropa, alimentos y bebidas. Las momias de
los difuntos eran paseadas en procesión por las calles y
las casa, hasta que finalmente eran devueltas a sus tumbas.
También se rendía culto a los muertos, antes de la
siembra; como ofrenda, se rociaba la tierra con
chicha.

Lo mismo se hacía con ocasión de la
cosecha. El primer fruto era ofrendado a los antepasados. En
realidad, este culto estaba limitado a la línea de los
antepasados directos (padre, abuelo, bisabuelo, etc.), los
"parientes colaterales" (por ejemplo, hermanos) quedaban
excluidos.

Los parientes se reunían todos los años
para recordar a sus difuntos del ayllu daban extensos cunacuy,
consejos, a los miembros más jóvenes de la familia,
recomendándoles dedicación, obediencia y respeto al
inca y a los nobles.

Si moría un Inca, las ceremonias fúnebres
eran bastante parecidas de duración más larga y de
un costo mayor. La panaca del Inca preparaba su cadáver
para la momificación. Acompañado por los hatunruna
se visitaban los lugares frecuentados por el Inca había y
los parientes cargaban su vestimenta y sus armas, elogiando sus
hechos y virtudes. Durante los funerales estaba prohibido comer
sal.

El cadáver momificado del Inca era llamado yllpa
(rayo), mientras que el de un simple runa se llamaba aya. El
difunto Inca era enterrado un mes después de su muerte.
Sus objetos de uso de oro y plata, además de lo que se le
había mandado desde todo el reino (oro, plata, ganado,
alimentos, etc.), eran colocados a su costado.

Durante el segundo mes después de la muerte del
Inca, los nobles del reino y todos los descendientes del Inca
hacían ejercicios de penitencia y ayunaban. Al
término del tercer mes, se hacían sacrificios al
sol, en el cori cancha (patio de oro) en el Cuzco. Un gremio
formado por los auquicuna (nobleza de sangre) elegía al
nuevo Inca entre los hijos legítimos del difunto, que
recibía, como signo de su dignidad, la masca paicha, que
se llevaba en la frente como símbolo del capac inka. Los
demás hijos seguían perteneciendo a la clase de los
auquicuna.

  • El rol de los ancianos:

A partir de los 60 años aproximadamente, el hatun
runa era liberado poco a poco de sus obligaciones activas frente
al estado y se dedicaba más y más a su ayllu, a su
familia. En la medida de sus fuerzas, seguía ayudando con
trabajos, como el desgranado del maíz, el hilado, el
tejido, el cuidado de los niños, la preparación de
la comida, etc. En su ayllu, responsable de su
alimentación, el hatun runa ya entrado en años
tenía un estatus especial: En asuntos difíciles, se
recurría a sus experiencias y consejos.

Los que ya no podían caminar, puric macho, las
abuelas, pallacona, los que ya no podían oir, rocto macho
y las que pasaban acostadas, sin fuerzas, punoc paya dependen
completamente del ayllu, de la familia extensa.

Se dice que los ancianos tuvieron una gran importancia,
ellos se encargaban del cuidado de las huacas, liberándose
así de la labranza de la tierra. A cambio de la labor de
los ancianos, las tierras del culto local eran trabajadas por la
comunidad tanto para sustento de los sacerdotes como para el
sacrificio a los dioses del ayllu o grupo
étnico.

  • Concepciones sobre la muerte:

Es en este sentido que los andinos entendemos que la
muerte es como un viaje a otra dimensión de la vida.
Aún así, no es posible dejar la pertenencia a este
mundo. Los muertos viven en permanente atención y
relación con sus familiares y la comunidad. Esta realidad
de relaciones del alma con los vivos, incluso se logra
después de los tres años, cuando se despide para el
encuentro con el origen. A los difuntos de les puede llamar
cuando es necesario.

A partir de la experiencia de la muerte en las
comunidades andinas, se comprende el sentido de la trascendencia
e inmanencia del espíritu de los seres. Después de
la muerte podemos estar en el más allá y
también en el mundo de los vivos.

Consideramos que la experiencia de la muerte es algo muy
importante en la vida. Es importante para quien llegará
ese momento de morir y es también importante para la misma
comunidad. Estamos hablando de una experiencia personal y
comunitaria que afectará o beneficiará a
todos.

La llegada de la muerte debe ser esperada y preparada de
una manera muy adecuada. Podemos compartir tantas experiencias en
relación a la espera de la muerte, donde se ve que ese
momento es más importante que el mismo hecho de estar
viviendo. Se muestra también en estas experiencias de
cómo se da todo lo necesario material y espiritualmente
para la llegada de la muerte. No ocurre lo mismo, cuando
sería necesario para conservar vivo el cuerpo de una
persona.

Lo importante es morir bien, ser bien atendido en la
muerte y después de la muerte. En nuestras comunidades,
los funerales realmente tienen el carácter festivo. Se
presenta una gran abundancia de comidas, bebidas,
colaboración solidaria de la comunidad, gastos fuertes de
dinero. El muerto debe ser bien atendido, celebrado y despedido
con todo lo que necesita.

"Ujllatamin wañunchij kay kawsaypiqa",
"Solamente una vez morimos en esta vida". Así
también, una vez se tiene el derecho a la mejor
atención. En este sentido, las almas tienen sus propias
exigencias, según sus costumbres y tradiciones conservadas
durante su vida. En este sentido, tenemos que manifestar que
estas atenciones al difunto no solamente responden a los miedos
al castigo o penas del alma; más bien, responden al mismo
hecho del sentido de la muerte, dentro de la percepción
andina del mismo.

El proceso de
migración interna

La Revolución Industrial provocó un
importante flujo migratorio interno dentro de los propios
países. El ejemplo más significativo de este modelo
migratorio fue el gran desplazamiento de habitantes de las zonas
rurales a los centros urbanos. Este movimiento comenzó en
los países industrializados en el siglo XIX y
estalló en los países en vías de desarrollo
en el siglo XX. Otro tipo de migración interna, en
retroceso en los países más desarrollados, es el
desplazamiento en las zonas rurales para la recogida de las
cosechas. Este tipo de migración interna es temporal o
estacional, los temporeros trabajan en determinadas épocas
del año y regresan a casa después.

Las migraciones internas también implican
importantes redistribuciones de población a escala
nacional. En los Estados Unidos, el desplazamiento de
trabajadores y sus familias hacia el oeste y hacia el sur, a las
zonas cálidas del denominado 'Sun Belt' siguiendo los
procesos de relocalización de las actividades
económicas, ha renovado el mapa demográfico de la
nación. Además, los Estados Unidos han conocido la
difusión gradual de los distintos grupos étnicos a
través del país; por ejemplo, la población
de color ha migrado hacia el norte desde los estados
sureños.

  • 1) El proceso de migración interna en el
    Perú:

Las migraciones internas constituyen procesos sociales
que tienen un carácter histórico estructural, las
mismas que adquieren características significativas por su
intensidad a partir de la década del 50, contribuyendo a
acelerar el proceso de urbanización y litorización
en el Perú, con el crecimiento inicial de las ciudades de
la costa, posteriormente algunas ciudades de la sierra y
más recientemente, otras menores que abren un proceso de
selvatización, urbano-rural.

La contribución de las migraciones en la
redistribución de la población en nuestro
territorio, se evidencia en la aparición de nuevos focos
de atracción de población. En el periodo 1981-1993,
puede observarse cómo se acentúan y expanden estas
tendencias en especial en ciertas reas de la selva alta (San
Martín y Ucayali) y en algunas ciudades que corresponden
al Trapecio Andino. De otro lado, aunque se aprecia un descenso
relativo de las migraciones a Lima Metropolitana; en
términos absolutos el incremento es significativo. La
capital sigue siendo la principal receptora de población a
nivel nacional.

Las migraciones están articuladas y condicionadas
por otros procesos socio económicos que giran en torno a
la estructura productiva, especialmente la agropecuaria, la
violencia, el narcotráfico, etc. a los cuales hacemos
referencia pero no con la rigurosidad del caso. Hablar de las
migraciones internas en el Perú conlleva riesgos como caer
en generalidades o eludir aspectos sin duda importantes. Sin
embargo, haremos el esfuerzo de abordar las tendencias más
relevantes de este proceso.

  • 2) Condicionantes económico-sociales
    asociados

En el Perú, también la migración
está condicionada por distintos factores singulares, entre
ellas, la producción cocalera y la violencia por el
terrorismo.

  • Violencia y desplazamiento de
    población

En la década del 80, a la escasez de tierras de
cultivo, la concentración de la propiedad, el predominio
de tierras de secano, la presión demográfica sobre
la tierra, la falta de apoyo técnico y crediticio,
además de oportunidades de empleo, educación y
recreación, como condicionantes de la migración, se
añade un nuevo elemento: la espiral de violencia,
índole a la migración interna un carácter
compulsivo y masivo. La violencia terrorista se focalizó
en la sierra central del país. Se estima que
aproximadamente 200 mil familias (alrededor de 1 millón de
personas) han sido desplazadas por la violencia entre 1980 y
1992. Los 5 primeros años de la década del 80, los
atentados violentistas estuvieron focalizados principalmente en
el departamento de Ayacucho y en menor medida Junín,
Huancavelica, Cusco, Arequipa y Apurímac. Entre 1983-85 se
habrían producido el 23% del total de desplazados,
esencialmente de procedencia ayacuchana. A partir de 1985 las
acciones subversivas se incrementan de manera alarmante en Lima y
Callao, pasando de 16.6% en 1984 a alrededor de 30% en los
años 1985, 1986 y 1987. Declina ligeramente los
años siguientes y adquiere características
dramáticas a partir de 1991, registrando casi la mitad de
todos los atentados del país. Entre 1986 y 1989 los
desplazamientos se elevan al 45%.

La escalada de violencia originada en Ayacucho, se
extiende a la Sierra Central (Junín, Huancavelica), Sierra
Norte (Ancash) y posteriormente hacia el resto y del país.
Entre 1989 y 1993, el promedio anual de atentados subversivos fue
de 2,725, significativamente mayor al registrado entre 1981-88,
con una media de 1749. El incremento de las últimas
acciones subversivas, además de Lima, se opera en
Junín, Ayacucho, Ancash, Huancavelica y en menor medida
Huánuco. Son precisamente estos 4 últimos
departamentos que en el quinquenio (1988-93) expulsan mayor
volumen de población. Entre 1990-92 se producen el 27% de
desplazados por la violencia.

Según regiones naturales, se observa que desde el
inicio de las acciones subversivas más del 50% de las
mismas tuvieron lugar en la sierra, llegando incluso al 72% en
los años 1983 y 1984. A partir de 1990 declinan,
ubicándose alrededor de 40%, pasando la capital de la
República a concentrar la mayoría de los atentados.
Las áreas de recepción más importantes de
los desplazados después de Lima son Junín, Cusco,
Ica, y los mismos departamentos de Huancavelica, Apurímac
y Ayacucho. La inmigración se orienta principalmente hacia
el área urbana especialmente a sus capitales
departamentales.

  • Producción de coca y migraciones

En la década del 80 y los primeros años del 90
varias actividades económicas de la Selva, especialmente
de la parte alta, se encuentran influenciadas por el
narcotráfico, el mismo que ha contribuido
significativamente a un mayor crecimiento demográfico
especialmente de sus ciudades. En esta década de 20
importantes productos tropicales, la coca ocupaba formalmente el
sexto lugar con 26,000 hectáreas de cultivo. Los primeros
lugares se reservaban para el café, maíz y arroz
con 249 mil, 163 mil y 127 mil hectáreas de cultivo
respectivamente. Sin embargo, por estos años la superficie
cocalera era realmente mayor. Según la ENACO los cultivos
de coca en 1980 se estimaron en 35,000 hectáreas,
aumentando en 1986 a 135,000. Según fuentes de la DINANDRO
la superficie cultivada de coca se estima que decrece de 129 mil
a 108 mil hectáreas entre 1992 y 1994 respectivamente. En
el primer año más del 55% de la superficie
cultivada se concentraba en el valle del Huallaga, ubicado
mayormente en el departamento de San Martín, descendiendo
al 47 y 41 por ciento en los años 1993 y 1994 debido a la
erradicación y represión de estos cultivos
especialmente en el Alto Huallaga.

Entre 1993 y 1994 la producción de coca evoluciona
favorablemente de 55,500 a más de 163,000 toneladas
métricas. En el primer año el 58% de esta
producción corresponde al valle del Huallaga, descendiendo
después al 51%. La misma fuente afirma que 200 mil
familias se dedican al cultivo de la coca o a la
producción de droga, quiere decir que un millón de
personas vivirían de este negocio ilícito. Muchas
de las cuales anteriormente se dedicaban a cultivos legales pero
no encontraron canales adecuados de comercialización y
precios razonables para sus productos. Además conspiraba
contra esta población su aislamiento por la ausencia de
vías secundarias de comunicación. A esto
habría que agregar la degradación de la capacidad
productiva del suelo, la baja productividad, la baja
capitalización y baja rentabilidad. Para estos
agricultores, muchos de ellos inmigrantes serranos, la coca
resuelve los problemas de rentabilidad, estabilidad y
adaptabilidad que no tienen otros productos tropicales.

En 1993, San Martín es el quinto departamento del
país con mayor volumen de inmigrantes. Entre 1981 y
1993‚estos se incrementaron rápidamente en 100,000
personas, el más numeroso después de Lima-Callao.
Sólo entre 1988 y 1993 llegaron 70,000. Ucayali es otro
departamento cuya población inmigrante aumenta
significativamente (55,000) entre 1981 y 1993. En estos
departamentos se opera un proceso de selvatización que
implica un crecimiento demográfico
urbano-rural.

  • La redistribución espacial de la
    población en el Perú

Los movimientos migratorios se explican por el
desarrollo desigual de las áreas. Sin la
comprensión de la estructura desigual del desarrollo en el
orden espacial no pueden ser comprendidas, las causas de los
cambios de población en la ocupación del
territorio. Las áreas de mayor atraso expulsan
población hacia otras que presentan mejores condiciones.
Por tanto los desequilibrios regionales asociados a la existencia
de una sobrepoblación relativa regional, constituyen el
punto de partida en la explicación de los flujos
poblacionales desde las reas rurales a las urbanas y de la Sierra
a la Costa y la Selva.

  • Cambios en la composición
    urbano-rural

Durante las últimas seis décadas la
sociedad peruana ha estado marcada por una clara tendencia a la
urbanización, expresada en la redistribución
poblacional en el territorio. Los flujos migratorios se
evidencian, primero, a través de un acelerado crecimiento
de la población de las reas urbanas, así como de un
lento crecimiento y una pérdida relativa de
población de las áreas rurales.

Los cambios en la composición de la
población peruana entre 1940 y 1993, son significativos.
De una población mayoritariamente rural en 1940 (65%) pasa
a una población predominantemente urbana en 1972 (60%),
aumentando su participación en 1993 a 70%. La
población urbana ha crecido mucho más
rápidamente que la rural. As¡, las tasas de
crecimiento de la primera en los períodos 1940-61 y
1981-93 fueron de 3.7 y 2.8 por ciento respectivamente. Mientras
que la segunda en los mismos periodos creció a un promedio
de 1.3 y 0.9 por ciento respectivamente. Se aprecia en el
último periodo un descenso relativo de la velocidad de la
urbanización.

De 1940 a 1993, la población urbana ha crecido 6
veces, mientras la población nacional casi 3 veces, la
rural apenas en 0.6. Dada la intensidad del crecimiento
demográfico urbano en 4 departamentos (Ucayali, Ica,
Loreto y Piura), casi duplican su participación relativa
entre 1940 y 1993. En otros 4 departamentos (Tumbes, Ancash, La
Libertad y Madre de Dios) se incrementan en más del doble
y un departamento (Moquegua) más que triplica su aporte
porcentual urbano.

Por el volumen de población urbana destacan los
departamentos de Lima, Piura, La Libertad, Arequipa, Lambayeque,
Junín y Ancash. Todos los departamentos de la Costa,
así como los de la Selva, tienen poblaciones
predominantemente urbanas. Hacia estos confluyen los principales
desplazamientos poblacionales, teniendo como punto de origen la
región andina.

El predominio de la población urbana,
expresión del proceso de urbanización de la
sociedad peruana, cobra especial interés en la
década de 1980. El crecimiento desigual entre las
áreas urbana y rural, debido al flujo de migrantes
orientado a las ciudades de mayor tamaño, se ha ampliado a
otras intermedias y menores, configurando un proceso de
urbanización secundaria.

  • El crecimiento de las ciudades

La población de las ciudades evidencia un
rápido crecimiento. Se advierte la presencia de 32
ciudades que en 1940 representaban más del 18% de la
población nacional y en 1993, superan el 50%. Es decir,
más de la mitad de la población del país se
distribuye en apenas 32 localidades urbanas.

Para 1940, sólo una ciudad con más de 100
mil habitantes, albergaba al 10% de la población del
país. Para 1993, existen 17 ciudades con más de
100,000 habitantes que concentran más del 45 por ciento de
la población del país. En este contexto, la
participación de Lima Metropolitana evoluciona del 10 por
ciento en 1940 a cerca del 29 por ciento en 1993, es decir, casi,
uno de cada tres peruanos vive en la capital de la
República. Esta concentración de población
tiene que ver con la débil existencia de ciudades
secundarias.

La población de las 32 localidades urbanas,
incluidas las capitales de departamento, posee altas tasas de
crecimiento demográfico, entre 1981-93. Pero varias son
decrecientes respecto a períodos anteriores (1961-72 y
1972-81) especialmente aquellas superiores a 100,000 habitantes
como Lima Metropolitana, Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Piura,
Iquitos, Sullana, Ica y Cusco, entre otros.

En el mismo periodo (81-93) se advierte el acelerado
crecimiento demográfico de otro grupo de ciudades, con
tasas ascendentes, como Pucallpa (5.6%), Huánuco (5.6%),
Tarapoto (6.9%), Abancay (7.4)%), Huancavelica (3.3%), Moyobamba
(4.6%), Chachapoyas (2.4%), Tocache (15.4%), Moquegua (4.8%) y
Huancayo (3.8%). La mayor parte de estas ciudades corresponden a
la Selva y algunas a la Sierra que secundariamente configuran
nuevos focos de atracción y concentración de
población en el conjunto de conglomerados urbanos del
país. Esta redistribución de la población
especialmente en los espacios urbanos andinos y
selváticos, responde en la última década a
una dinámica influida por la violencia y por actividades
vinculadas al narcotráfico. De todas formas, las ciudades
de la costa siguen constituyendo los principales focos de
atracción de población.

  • Litorización y
    selvatización

La distribución
de la población según Regiones Naturales se ha
transformado significativamente en los últimos 50
años, como consecuencia de las migraciones internas,
generándose un doble y simultáneo proceso de
litorización y urbanización acelerado, o lo que es
lo mismo una alta concentración de la población en
la Costa y en las principales ciudades del país. Siendo
los más importantes desplazamientos de población
los rural-urbanos y Sierra-Costa, puede advertirse en estas dos
últimas décadas una moderada reorientación
de los movimientos migratorios hacia la Región de la
Selva, especialmente a su parte alta. Por el interés que
adquieren estos últimos desplazamientos podría
hablarse de un proceso de selvatización, que incluye no
sólo el poblamiento de las principales ciudades, sino
también de las áreas rurales.

La Región de la Costa, principal receptor de los
flujos migratorios andinos, concentra la mayor población.
Entre 1940 y 1993 eleva su participación del 28 al 52 por
ciento de la población total del país. La Costa es
una estrecha franja de cerca de 130,000 km2 donde residen
más de 15'500,000 habitantes generando una densidad de 120
personas por km2. Esta región posee las ciudades m s
importantes del país, las tierras m s ricas, casi en su
totalidad irrigadas, permitiendo desarrollar una agricultura de
alta productividad (algodón, azúcar, arroz). La
tasa de crecimiento demográfica entre 1981 y 1993 es de
2.6 por ciento. Contiene además el conglomerado urbano
más importante del país: El Área
Metropolitana de Lima y Callao con una población 10 veces
mayor respecto al año 1940.

La Selva, a partir de 1,940 comienza a crecer
significativamente. En ese año representaba cerca del 7%
de la población nacional; en 1,972 aumenta al 10%,
llegando en 1993 al 12.1%. Su dinámica demográfica
se expresa también en tasas de crecimiento, muy superiores
a las del país y en evidente detrimento de la
región serrana. La Selva tiene dos subregiones: Alta y
Baja, que es la más extensa. Hasta 1961 la Selva baja
tenía una población superior. En 1972, la
población de la Selva Alta es mayor, tendencia que se
acentúa entre 1981-1993, con una tasa de crecimiento que
alcanza a 3.5 por ciento mientras que la selva Baja llega a 3.1
por ciento.

Esta rápida expansión selvática en
el curso de medio siglo, es resultado del desplazamiento de
amplios sectores de población serrana, generando
mayormente las denominadas colonizaciones espontáneas y en
menor medida las colonizaciones dirigidas. Al igual que en otras
regiones del país, la selva, experimenta un rápido
proceso de concentración urbana, pero que no hace perder
la importancia de las reas rurales. La presencia significativa de
la población urbana sería mayor, si no estuviera la
rural nutriéndose continuamente con el arribo de cientos
de nuevos colonizadores. El proceso de selvatización
involucra el crecimiento de la población urbana y rural.
Esta última sigue creciendo en términos absolutos
contribuyendo a expandir la frontera agrícola. La
población rural de los departamentos de San Martín
y Ucayali configuran altas tasas de crecimiento llegando a 3.8% y
5.1% respectivamente. La inserción de los inmigrantes en
las ciudades selváticas, en general, es precaria y
desordenada, la barriada resulta siendo el inevitable lugar de
asentamiento poblacional.

  • La informalidad, la barriada y la
    cultura chincha

  • La informalidad

El llamado "sector informal" en América latina
parece ser una categoría analítica reservada a las
ciencias sociales de lo actual o de lo reciente. No sin
razón dado que ese fenómeno no emerge
significativamente antes de los años 1940 – 1960,
cuando aparecen inquietudes relacionadas con la
generalización de las primeras favelas, barriadas,
ciudades-miserias y otros "barrancos" – suburbios donde se
revierten crecientes éxodos rurales que el mercado de
trabajo urbano se revela incapaz de absorber . Designando (fuera
tanto de las sociabilidades tradicionales como del sector ya
integrado al modo de producción capitalista cumplido) los
sectores sociales que escapan a las estadísticas del
Estado o de las empresas "asalarizantes", el término
promete no desaparecer pronto ni del vocabulario ni de la
realidad. Todo lo contrario, porque desde hace 20 o 25
años las políticas de ajuste estructural parecen
generalizarlo por todo el continente. Con lo cual, aunque siempre
son ellos capaces de definir con exactitud ese "conjunto
confuso", antropólogos, sociólogos, economistas y
urbanólogos no han terminado de hablar de dicho "sector
informal". Y los historiadores? Salvo raras excepciones, parecen
ausentes del debate. Eso se puede entender si tomamos en cuenta
que:

  • 1) Por ser relativamente reciente, el
    fenómeno parece escapar de las responsabilidades de
    una disciplina ante todo dedicada al estudio del
    pasado.

  • 2) Por ser relativamente nuevo, el
    fenómeno (consecuencia de la evolución
    acelerada de América latina hacia el capitalismo en
    sus últimas etapas keynesiano-fordista de 1935 a 1975
    y neo-liberales desde 1980) no tiene, tal cual, antecedentes
    históricos que los historiadores hubieran podido
    encontrar en sus investigaciones.

Pero inmediatamente se presentan dos objeciones a esos
dos argumentos:

  • A pesar de ser reciente, el fenómeno existe
    ya desde hace 2 o 3 generaciones. Es entonces de historia
    reciente, por lo tanto "historiacizable"

  • Por cierto, el fenómeno es nuevo, pero si
    tiene ciertos antecedentes de "informalidades sociales" en el
    pasado: no las relacionadas con el actual capitalismo
    empresarial – financiero mundializado, sino las
    relacionadas con el capitalismo liberal importado en el siglo
    19 o, antes, con las sociabilidades mercantiles –
    organicistas predominantemente precapitalistas del Antiguo
    Régimen colonial.

Por supuesto los historiadores clásicos,
legítimamente fascinados por la monumental obra
institucional de España en sus colonias o, después,
por la difícil construcción institucional del
Estado independiente, en su inmensa mayoría prestaron
– y todavía prestan hoy, cuando se mantienen neo
– institucionalistas – muy poca atención a
esos fenómenos de informalidades sociales pasadas, hasta
cuando los archivos oficiales (a condición de leerlos
entre las líneas) confiesan algo al respecto. Salvo, por
supuesto, cuando una crisis mayor e inocultable de la sociedad
estudiada (desórdenes que siguen la Conquista,
revoluciones contemporáneas) deja aflorar por un momento
los de abajo o los de afuera en las narrativas de los
historiadores los más tradicionalistas o conservadores.
Pensándolo mejor, se puede decir que hasta hace poco la
mayoría de la corporación histórica
latino-americanista ha producida una visión
artificialmente majestuosa de la acción de las elites
dirigentes y de la potencia reguladora de las instituciones que
produjeron, inspiradas por el "Espíritu de la Historia"
(según el caso: neo-escolástico, liberal o
neo-corporativista). En tales condiciones, por supuesto que los
historiadores poco iban a contribuir a los debates con los
demás científicos sociales con respecto a los
fenómenos de informalidad social de ayer o de hoy ! Cierto
es, repitamos lo, que estructuralmente las informalidades del
pasado, por haber sido producidas en condiciones tan diferentes
de las de hoy, no pertenecen a las mismas lógicas de
producción y reproducción y no tendrán las
mismas características. Por lo tanto: ¿nada paso
del gaucho pampeño al descamisado porteño?
¿De las sociedades artesanales coloniales o
primo-republicanas al movimiento obrero naciente? ¿De las
plebes delincuentes finicoloniales a ciertas subculturas
criminales actuales? ¿De los indios o esclavos fugitivos
de los siglos 16 XVI al 19 XIX a los migrantes que subvierten las
fronteras oficiales de América central por los mismos
senderos clandestinos a través del desierto o la jungla?
¿De los bandolerismos y montoñerismos del siglo 19
a ciertas guerrillas "marxistas" o "antisubversivas" que
todavía operan en 2006 en rincones del continente?
Apoyándome sobre lo poco que se dé la historia de
Guatemala, y más particularmente de la historia del
Quiché, pretendo aquí no digo demostrar, pero
sugerir que sí es posible intentar reconstituir la
historia de fenómenos de informalidad social que pueden
haber tenido cierta influencia en los acontecimientos posteriores
y hasta recientes de la historia del país – a
condición, bien evidentemente, de alejarse
mínimamente de los prejuicios de una historiografía
exclusivamente arqueo o neo institucionalista.

  • La barriada y cultura chicha

Es la representación de la fusión entre el
mundo urbano, moderno y occidentalizado de Lima y el mundo
andino. De cómo lo andino invade la urbe produciendo un
fenómeno en que cada uno quiere asumir el papel del otro y
el de la lucha constante de espacios, físicos y
culturales. Una lucha de colores de sabores e
idiosincrasias.

Ahora la forma de representarla no sólo es como
recurso fotográfico, lo cual es una representación
figurativa, sino más bien el contacto directo que podemos
tener en un momento de nuestra vida.

Lo resultante de esta fusión es la cumbia
peruana, los cerros que se llenan de casas y de colores, las
invasiones, los nuevos inquilinos de la urbe, cómo estas
manifestaciones andinas llegan a la urbe y se entremezclan con
las manifestaciones de esta y surge como tercer elemento una
nueva cultura.

La literatura es una fuente inagotable de memorias
que da cuenta de los cambios en la textura de la ciudad.
Recordemos sino al pequeño personaje de Alfredo Bryce,
Julius, cuando recorre la Lima de los cincuenta. Julius observa
los cambios que se producen en su viaje desde Miraflores al
Rímac, las casas que se hacen cada vez más
pequeñas y de otra apariencia. Esos ojos infantiles se
sorprenderían si recorrieran hoy distritos como San Juan
de Lurigancho, Villa El Salvador o Los Olivos, como puntos
cardinales de una nueva Lima. Son casas de mil colores: "las sin
piel" de ladrillos expuestos, o la expresión del
cartón, la madera o el plástico, siempre a medio
construir o a medio acabar; éstas se combinan o se
contagian en la continuidad de la calle con "las de piel",
tarrajeadas o enchapadas de tonos chirriantes, con ventanas y
puertas, con techos inclinados y tejas. Conforme al signo de los
tiempos, las casas "con piel" tienen formas de artefactos y de
cristal templado, y reflejan en los fierros de
construcción que sobresalen en las esquinas del
último techo, los deseos de quienes las habitan y sus
proyecciones futuras como bienes deseados.

Son los barrios populares,
autourbanizados (por que se ocupan siguiendo el ciclo:
invasión/construcción de la vivienda por etapas,
legalización, dotación de servicios y equipamiento,
crecimiento con una escalera exterior e inventando departamentos)
y auto construidos (sin ingeniero o arquitecto, acompañado
por un maestro de obra, contando con el ahorro familiar). Se
trata de un acelerado proceso de ocupación urbana, donde
antes sólo existía el silencio del arenal hoy se
levantan más de quinientas mil viviendas que cubren como
un manto de ladrillo y cemento los extremos de la ciudad. Es
posible afirmar que dos de cada tres viviendas de la capital se
asientan en la singular denominación de pueblos
jóvenes.

  • Los ancianos en los sectores urbanos
    marginales

Las condiciones de miseria de los adultos mayores tanto
urbanos como mas en zonas rurales, nos plantean una realidad que
no escapa a la de los demás sujetos en cuanto a las
carencias cotidianas con las que se desarrolla su
vida.

La vejez en estos sectores, fundamentalmente en sectores
de pobreza estructural plantea ciertos agravantes en las
condiciones de vida, que nos permiten plantear además la
noción de envejecimiento en ésta población.
Sin embargo consideramos que no han sido profundamente estudiadas
las condiciones de vida de éstos sujetos -adultos mayores
pobres y los rasgos en la población que nos permiten
aludir a un mayor envejecimiento en ésta población.
Planteándonos en: Envejecimiento y calidad de vida en
adultos.

Los diversos espacios vigentes plantean los rasgos de
una crisis de larga data, que impacta de diferentes formas en los
sectores sociales pobres. Particularmente en los sectores urbanos
marginales y rurales, incide de manera irreversible en la vida
cotidiana, otorgando características particulares
según el sujeto de que se trate. Las condiciones de
pobreza de los adultos mayores en éstos grupos sociales
nos plantean una realidad que no escapa a la de los demás
en cuanto a las carencias cotidianas de su vida, sin embargo
registra agravantes. Y son éstos agravantes en las
condiciones de vida, que nos impulsan a plantear como un rasgo
especial el envejecimiento en ésta población
derivado de las condiciones de vida y pobreza.

Al profundizar el estudio de vejez y pobreza es un punto
útil para mostrar que si bien el género calza en el
análisis de la pobreza, sin embargo no es reducible a
él. La pobreza puede ser vista como una forma dual de
privación: privación de las necesidades
básicas, y privación de aquellos elementos que
permitirían satisfacer las necesidades. En el marco de los
mercados laborales y de la producción, hombres y mujeres
pueden cambiar lo que poseen o controlan por un conjunto de
recursos mediante la venta de su fuerza de trabajo en la
producción de mercancías y servicios por un pago en
dinero o en especies: es decir puede cambiar las
mercancías que ha producido. Sin embargo en el caso de los
adultos mayores, el deterioro, las condiciones de salud y la
posición familiar, las condiciones en relación a la
formación/ educación, son situaciones que
obstaculizan de manera notable la inserción en el mercado
laboral.

Es necesario entonces que las diversas disciplinas
científicas especializadas en la materia se den a la
tareas del estudio de las condiciones de vida de los adultos
mayores pobres y los rasgos en la población urbano
marginal y rural que nos permiten aludir a un mayor
envejecimiento en ésta población.

Indagar las condiciones de vida del anciano/a de las
condiciones es socioeconómicas dejan a la vejez en una
situación de riesgo social, aislándolas de sus
posibilidades por carecer de alternativas para satisfacer sus
necesidades, siendo esto agravado en los sectores de
pobreza.

Dos terceras partes de la población de adultos
mayores en probablemente vive en situación de pobreza de
la cual pertenece a sectores de pobreza estructural. El
envejecimiento poblacional plantea una crisis en el plano
laboral, sanitario, educativo y urbanístico. Un gran
sector de ancianos/as debe continuar trabajando en malas
condiciones laborales para la propia supervivencia.

No debemos olvidar además que cuando aludimos a
trabajo, en particular en éstos sectores aludimos a
trabajos precarios. Y por otra parte se realizan trabajos de
fuerza y desgaste físico notorio. Así el trabajo
más frecuente es entre las mujeres el doméstico y
las tareas relacionadas a la construcción en los hombres,
de los casos. Está claramente focalizado en las mujeres y
entre los hombres se puede mayor dispersión en otras
tareas.

Lamentablemente son solo algunos la población que
percibe ingresos por jubilaciones. "Aun siendo bajo, este
porcentaje es mayor que el encontrado en poblaciones similares de
mujeres en edad adulta". De acuerdo al género
además de las condiciones de vida y el estado de salud
plantean distintas dificultades de inserción laboral y
deterioro por ende de su vida. Un factor que genera además
aislamiento es la modificación en las condiciones
familiares, y las serias dificultades habitacionales de los
sectores de pobres estructurales.

El adulto mayor en estos espacios sociales, sostienen el
proceso que tiene que ver no solo con los cambios que le ocurren
al individuo desde el nacimiento, sino que por su carácter
multidimensional debemos incorporar al análisis no
solamente los factores cronológicos y biológicos,
sino también los condicionamientos psicológicos y
sociales, es decir, el estado de ánimo, la
adaptación a los cambios, a las pérdidas y a los
roles sociales asumidos. Y obviamente los factores sociales que
aluden a las condiciones de vida de los sectores en
cuestión.

El adulto mayor que toda su vida a trabajado con su
cuerpo y que se encuentra en una situación de deterioro
donde podríamos decir que la vejez comienza antes.
"(…) el proceso de expropiación del cuerpo,
particularmente como fuerza de trabajo define problemas de salud
particulares y acentuados en éstos sectores tanto en
hombres como en mujeres. Debemos señalar como un dato
sumamente relevante acerca del deterioro que éstas
personas hoy ancianas, comenzaron a trabajar cuando eran
niñas." (Canal, 107). Probablemente que desde antes de los
12 años se sumaron al mercado laboral en tareas sumamente
precarias.

En algunos sitios familiares localizamos se pueden
localizar hasta de tres ancianos viviendo, esto dificulta las
condiciones y modo de vida de esas familias y de los mayores de
60 años y más, donde se toma en cuenta: cantidad de
personas, presencia de otros miembros no adultos mayores y la
edad del Jefe de Hogar. "De este universo, los hogares donde
todos son adultos mayores, comparten los mismos porcentajes
(unipersonales y multipersonales).. Pero en los otros dos grupos
que conviven con otras generaciones se diferencian las jefaturas
ancianas casi 3 veces más que los hogares donde el anciano
no es jefe de hogar.

Sería importante dejar de lado done el mito
popular pasa de extremo a extremo, de ser una carga a contar con
ellos para todo, quedando sus necesidades para un después.
Pero esta postergación social que ser traduce en lo legal,
en lo educativo, en la salud etc. encuentra un eco en la persona
mayor como autopostergación, pensándose a sí
mismo como un ser que ya no tiene derechos, que no tiene sexo
(tanto de género como sexual), sueños.

En los sectores de pobreza estructural, además
el/la anciano suele encontrarse su supervivencia sobre la base de
redes sociales que son por demás inseguras a la hora de
garantizar la sobrevivencia y obviamente la calidad de vida. Es
importante analizar en éste sentido como se componen los
ingresos de los adultos mayores. Y en particular de las mujeres,
ya que son ellas quienes "reconstruyen un mapa de ingresos sobre
la base de diferentes procedencias". Es notable por ej. en
relación a quienes reciben dinero de sus hijos como las
mujeres reciben más frecuentemente y más dinero de
sus hijos.

Una buena calidad de vida en condiciones pobreza y
discriminación, presenta múltiples
obstáculos a la hora de precisar teóricamente en
vistas a la complejidad y a la necesidad de realizar una
construcción del concepto que involucra aspectos
diferentes según sea esa construcción.
Particularmente cuando aludimos a la noción de calidad de
vida en el presente proyecto, estamos involucrando aspectos
ligados a la situación del sujetos en su ámbito
cotidiano (familiar y comunitario) y además desde
posición asumida por el equipo en torno a la
problemática del envejecimiento hemos enfatizado
expresamente la noción de violencia hacia éste
sujeto particular: los adultos/as mayores. Motivo por el cual
haremos también algunas precisiones
conceptúales.

Cuando hablamos de otros hechos sociales
polémicos estamos hablando de una problemática
social que nos remite a la trama social misma y de connotaciones
"estructurales". "Se vincula a causas vinculadas al cómo
está organizada nuestra sociedad" . Esto nos señala
desde un inicio la complejidad del problema que pretendemos
abordar. Sostenemos que la violencia se instala en las formas de
organización de nuestras sociedades porque estamos
aludiendo a sociedades donde la subordinación plantea una
estrategia de organización social fundada en relaciones de
poder, asimétricas y que se encuentran naturalizadas. Y
donde el adulto mayor, se encuentra sin duda en el marco de una
relación asimétrica y de menor poder en
relación a otros adultos que por su edad se encuentran
ocupando espacios ligados a la vida productiva, o en edad
reproductiva, condiciones mayormente valoradas a nivel social. El
lugar que ocupan las personas en la sociedad (ubicación a
nivel de sector social, a nivel de género, a nivel
etáreo, y otras), es uno de los aspectos que pauta
relaciones de subordinación y mayor exposición a la
violencia social, de género o etárea. Y que
están sostenidas por las instituciones sociales de las que
formamos parte, y en las que circulamos.

Este tipo de interrelaciones sociales están
incorporadas de manera tal que nos aparecen a nuestro juicio como
naturales, factibles de reproducir e incluso hasta necesarias. La
violencia hacia el adulto mayor podemos decir que aparece en
términos sociales con el lugar que ocupan los ancianos en
la sociedad, su participación en la escena pública,
el deterioro de sus ingresos, o la ausencia de ellos, las
inexistentes políticas sociales que asuman la
problemática, etc.

Este sentido de maquillar las condiciones reales del
modo de vida de los adultos mayores nos lleva a la
subordinación de los adultos mayores a nivel social, nos
remite a aludir a formas de relacionarse desde la
subordinación. Donde reconocemos existen desigualdades
(relaciones desiguales entre personas), pero que además
existen " asimetrías" (diferentes poderes entre las
personas). Esto responde a una de las formas de definir la
violencia que la plantea como una imposición de la
voluntad de unos /as sobre otros, donde su nota esencial nos
remite a que va desde el / la que tiene poder hacia el /la que
tiene poder.

Otra característica esencial en la a la violencia
y las relaciones de subordinación es que plantea una
presencia sutil, permanente, que se instala hasta en nuestros
cuerpos, y nuestras acciones. Y que desarrolla actitudes de
restricción, de autocensura, de miedo. Por otra parte
así como la violencia se sostiene desde las instituciones
sociales, existen instituciones, como la violencia en éste
caso, que toman cuerpo en toda la trama social, y se instalan en
relaciones que además "desvalorizan a algunos sujetos de
mayor manera que a otros", tal es el caso de los "viejos". En
este proceso de envejecimiento, vejez, violencia, está
afectada en mayor medida la población anciana pobre, por
encontrarse en mayores desventajas al ubicarse desde siempre en
condiciones de marginación.

Presentar el concepto calidad de vida en poblaciones que
envejecen y empobrecidas lleva a remitirse a las condiciones que
hacen de este sector social un grupo vulnerable, invisible y
marginado. Necesidades Básicas Insatisfechas, necesidad de
mejor movilidad, acceso a servicios de salud, pérdida de
su estatus en la familia, marginación del mercado laboral
formal y un vacío legal van generando la situación
de vulnerabilidad que deteriora su desarrollo personal y
social-comunitario. Así también, la capacidad de la
comunidad de atender a estos miembros se dificulta por la falta
de recursos materiales y humanos asociados, sin duda, con la
crisis.

Podemos diferencia cuatro rasgos específicos de
adultos mayores y sus condiciones que aumenta su vulnerabilidad:
las persona mayores solas, aisladas, débiles o
incapacitadas. Parejas de personas mayores aisladas o parejas en
donde una o dos de ellas está(n) discapacitadas. Las
personas mayores viviendo con dependientes jóvenes. Y las
personas mayores aisladas viviendo con familias que no las
apoyan.

Las condiciones de calidad de vida del adulto mayor va a
depender de las oportunidades, de las formas en cómo
transcurre la vida, no sólo depende de los recursos
cuantitativos, sino de cómo es el desarrollo cualitativo
de su vida, con quiénes se vincula el adulto mayor,
cómo lo hacen, dónde se dirige cuando tiene
necesidades particulares, a quién frecuenta,
etc.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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