Gestión Turística del Patrimonio Sub-Acuático del Centro Internacional de Buceo -El Colony-

El presente trabajo aborda el diseño de un proyecto de gestión turística para la zona de Punta Francés en la Isla de la Juventud, a partir de la necesidad de explotar racionalmente las enormes potencialidades con que cuenta este patrimonio natural para el desarrollo de diversas modalidades turísticas.

Contiene una breve historia sobre el surgimiento del turismo, el desarrollo
de las etapas del mismo en Cuba y en la Isla de la Juventud, el diagnóstico
de la situación actual de este enclave y la propuesta de un diseño
de producto turístico a tono con las exigencia actuales del sector a
nivel mundial que, en armonía con la naturaleza, logre el desarrollo
de un turismo sostenible y los ingresos que necesita la economía pinera
para su desarrollo.

El turismo como factor de desarrollo económico local constituye
en la actualidad un tema de vital importancia dentro de la economía mundial.
Nuestro país no está exento de esta tendencia, desde la década
de los noventa, debido a manifestaciones coyunturales y estructurales de la
economía cubana, este sector se ha ido situando en la vanguardia
dentro del ámbito económico.

La propuesta de diseño, aprovecha la importante oportunidad para la Isla del creciente interés de los turistas por descubrir lo natural y su mayor conciencia sobre la protección del medio ambiente, captando un segmento de turistas que según se pronostica continuará creciendo en los próximos años y que se asocia al turismo de naturaleza, lo que permitirá diversificar la oferta y afianzarse como un turismo de excelencia.

Introducción

El turismo considerado por muchos como la actividad económica más dinámica del siglo XX es un fenómeno característico e irreversible de nuestra época, con especial importancia en el desarrollo de nuestra sociedad, entre otras causas, por la gran cantidad de personas que en él participan y su amplia repercusión en lo ecológico, económico, social y cultural.

El desarrollo del turismo a escala mundial y en el Caribe es una realidad y de hecho constituye el modo de vida principal para no pocos países en desarrollo. Sus efectos multiplicadores pueden y deben entonces ser aprovechados en beneficio de sus economías.

Para las primeras décadas del siglo XXI se espera continúen las tendencias de crecimiento del turismo y según expertos las llegadas de turistas alcanzarán en ese año los 1.600 millones de turista e ingresos por 2 billones de dólares lo que implica tasas de crecimiento anual medio sostenido del 4,3 y 6,7 % respectivamente.

Las tendencias del turismo muestran que, sin despreciar la supervivencia del turismo de playa, se producirá el crecimiento del turismo de naturaleza, la diversificación de las ofertas, la revalorización del turismo activo frente al turismo pasivo y el desplazamiento a destinos cada vez más lejanos e insólitos. Esto implica un fuerte reto para los países receptores y en especial para aquellos que como Cuba han basado su desarrollo turístico en la explotación y masificación del turismo de sol y playa.

Es por esto que el diseño de un proyecto de gestión turística no debe realizarse sólo a partir de las cifras de llegadas, ingresos, sino que debe estar estrechamente relacionado con el estudio del espacio turístico. A la hora de planificar el desarrollo del turismo en un espacio receptor entonces se ha de tomar en cuenta además de los elementos económicos, socio-culturales y ambientales, el papel de la estructura territorial sobre la que se quiere implantar la actividad, ya que finalmente las actividades turísticas que desarrollarán en ese espacio determinado, aunque las relaciones económicas y sociales que se establecen rebasan este espacio.

Turismo en el Caribe

En los últimos años en el contexto internacional se ha producido un incremento en la atracción simbólica de las islas (especialmente tropicales) afianzado esto en una gran promoción turística que las señala como lugares paradisíacos, convirtiéndolas en sitios de esperanzas, exotismo y aventuras. Las islas tropicales y en particular el Caribe presentan como recursos turísticos más importantes sus altos valores estéticos, relacionados con la existencia de fenómenos naturales espectaculares como son: las playas y los arrecifes coralinos, la exuberancia de su flora y fauna desarrollada en condiciones de aislamiento y lejanía con una alta biodiversidad y endemismo y por último sus extraordinarios valores socio-culturales.

Según cifras de la OMT, en 2010 la llegada de turistas a la región fue de más de 16 millones, con un crecimiento del 6,4% (superior a la media mundial que fue del 3%) y un aumento en los ingresos del 4,6% con un valor de 13.600 millones de dólares (excluyendo el transporte internacional), a pesar de la crisis mundial a la que no escapa esta región.

Para el año 2020 se prevé la llegada de 40 millones de turistas a la región lo que implica un gran reto por los fuertes impactos ambientales, económicos, sociales y culturales que esto generará.