Estrategias disposicionales y de apoyo: Estrategias afectivo–emotivas y de automanejo
- Definiendo las estrategias disposicionales y de
apoyo - Uso de
las estrategias disposicionales y de apoyo - A
manera de reflexión - Fuentes consultadas
Ensayo
El tema de estrategias de aprendizaje es un asunto
reiterado para la Maestría en Educación
Mención Estrategias de Aprendizaje, sin embargo, en
esta oportunidad, dedicaré el escrito a una
reflexión acerca de las estrategias disposicionales y de
apoyo, las cuales entran en la categoría de estrategias de
aprendizaje según Díaz (2009). Empiezo
aproximándome a la defunción de las estrategias
disposicionales y de apoyo según los aportes de la
psicología. Seguidamente hago la referencia del uso de las
mismas según la influencia del medio ambiente y
finalmente, presento mis reflexiones finales.
Definiendo
las estrategias disposicionales y de apoyo
Si bien, hay muchos autores que definen y describen las
estrategias disposicionales y de apoyo, también es cierto,
que todos coinciden en clasificarlas en la categoría de
estrategias de aprendizaje y abordan un conjunto de descriptores
que se aproximan entre sí. Para este ensayo,
asumiré la definición planteada por Moreneo (citado
por Concha, 1999), quien dice que son aquellas estrategias que
ponen la marcha del proceso y ayudan a sostener el esfuerzo.
Explica que se incluyen dos tipos de estrategias:
a) Estrategias afectivo – emotivas y de
automanejo: que integran procesos motivacionales,
actitudes adecuadas, autoconcepto – autoestima, sentimiento
de competencia, relajación, control de la ansiedad,
reducción del estrés, etc.b) Estrategias de control del
contexto: se refieren a la creación de
condiciones ambientales adecuadas, control del espacio, del
tiempo, del material, etc.
De acuerdo a esta definición se puede inferir que
estas estrategias están directamente vinculadas a los
recursos y condiciones que se requieren para ampliar la
disposición de aprendizaje. Bien lo describe Vigotsky
cuando en el modelo de aprendizaje que aporta, explica que el
contexto ocupa un lugar central. Al referirse al contexto, no tan
sólo refiere las condiciones genéticas que el
niño ha heredado[1]y el mecanismo de
adaptación que hace con respecto al comportamiento de su
grupo de oares, sino también a las condiciones
físico ambientales y emocionales que lo
circundan.
Cada una de las corrientes del pensamiento
pedagógico se pudieran tomar como referencia para
justificar el uso de las estrategias de apoyo, sin embargo, en
esta oportunidad haré referencia a la importancia del uso
de estas estrategias desde el punto de vista de la
psicología, ya que desde mi formación profesional
(Trabajadora Social) y mi ejercicio como docente, tengo la
permanente preocupación por atender a las condiciones
afectivas y de contexto para estimular el aprendizaje.
En la psicología ambiental, se hace
mención a dos términos fundamentales que inciden la
motivación del aprendizaje como son isomorfismo y el
macroisomorfismo.
Jiménez (2001), define el isomorfismo (semejanza
en la forma) como la unidad eco-comportamental que implica una
congruencia entre la forma del medio físico y la forma del
comportamiento, por ejemplo, una clase en la que alumnos y
profesor se sientan en círculo para leer en alto y debatir
después sobre un tema. De acuerdo a este autor, el
isomorfismo es una unidad ambiental que posee un tiempo y un
lugar determinado; cuando este se modifica cambian también
las limitaciones y posibilidades del comportamiento de los
alumnos.
Jiménez, igualmente menciona que los ambientes
generados por los escenarios físicos y los programas
educativos de las diferentes etapas educativas pueden ser
denominados macroisomorfismos o ambientes dentro del sistema
educativo general.
Al respecto de estos dos términos, se han llevado
a cabo investigaciones que focalizan su atención en el
análisis de los efectos que producen los diferentes
diseños escolares sobre el desarrollo cognitivo y social
de los niños. El desarrollo de capacidades cognitivas y
sociales se ha medido a través de la socialización,
la autonomía y el comportamiento exploratorio de los
niños, hecho que corrobora la importancia y necesidad de
planificar permanentemente con estrategias disposicionales y de
apoyo, que nos permitan como docentes, centrar la atención
no tan sólo cognitiva sino emocional del niño para
la aprehensión del conocimiento.
En tanto, podemos resumir que las estrategias
motivacionales y de apoyo, son aquellas acciones tácticas
dirigidas a estimular y predisponer la psique para el
recibimiento de la información. Es decir, que estas
estrategias son complementarias con aquellas que tienen como
objetivo la aprehensión de elementos cognitivos. Desde mi
percepción, una estrategia de apoyo no funcionaria por
sí sola si no cuenta con una estrategia de ensayo, de
elaboración, de organización, etc. De la misma
manera, las estrategias mencionadas no funcionarían por
sí solas sin la combinación con una estrategia
afectiva.
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