Luego los católicos cayeron sobre
Copérnico. Giordano Bruno (1548-1600), filósofo y
poeta renacentista italiano, pagó con su vida en la
hoguera por sus "desviaciones doctrinales, herejías y
blasfemias". ¿Pero cuál fue su osadía para
merecer tan absurdo castigo? Haber planteado que el universo es
infinito, que Dios es el alma del universo y que las cosas
materiales no son más que manifestaciones de un
único principio infinito; afirmar que las estrellas no
parecen cambiar de situación por las enormes distancias
que las separaban de la tierra; sostener la infinitud el universo
físico, y sugerir que podían existir numerosos
sistemas planetarios como el nuestro y multitud de planetas
habitables. Defendió, al igual que Galileo, la tesis
copernicana de que tierra gira en torno al sol. Sostuvo que las
estrellas son soles distantes con sus propios planetas, que el
universo es infinito, que se puede convocar a las almas de los
muertos por la necromancia y la magia, y que es mentira el dogma
de la Santísima Trinidad. ¿Mereció morir
así uno de los precursores de la filosofía y la
astronomía moderna? "La ciencia fue menos perseguida en
los países protestantes porque allí la
dominación eclesiástica no era tan fuerte", aclara
la Enciclopedia Superior del Círculo de Lectores. La vida
y obra de Bruno son clara manifestación del
dramático enfrentamiento que se vivía en la
época. En el mundo medieval, teocrático,
inmovilista, con pretensiones de conocimiento absoluto frente al
cual no tenían los hombres otra opción que la recta
interpretación y recta opinión, la ortodoxia
resistía el advenimiento de una nueva e inquietante
postura intelectual. Igual suerte corrió el médico
y teólogo español Miguel Servet (1511-1553).
¿Por qué? Mantener una concepción personal
sobre el dogma de la Santísima Trinidad. Las opiniones
religiosas de Servet fueron combatidas por los católicos y
por los protestantes de la época. Este español
rebelde, que descubrió el intercambio de sangre entre el
corazón y los pulmones, contradiciendo a católicos
y protestantes, negó la doctrina del pecado original y la
doctrina de la Santísima Trinidad. En Del error de la
Trinidad (1531) repudió la personalidad tripartita de
Dios y el ritual del bautismo. Sus contribuciones
científicas también fueron notables: La
restauración del cristianismo, publicado poco antes
de su muerte, contiene la primera descripción rigurosa del
sistema circulatorio pulmonar. Acusado de herejía y
blasfemia contra la cristiandad, murió quemado en la
hoguera. ¿Cómo es posible que la Iglesia, que se
dice defensora de la vida, haya cometido semejantes exabruptos
con éstas y otras personas que trataron de abrir los ojos
del relativo oscurantismo medieval? Además de la muerte en
la hoguera de estas dos luminarias del pensamiento y la ciencia,
junto con muchas otras, también debieron permanecer muchos
años en ignominiosas prisiones y someterse a la
vergüenza de retractarse públicamente de sus
afirmaciones. Marsilio de Padua (1280-1343), filósofo
italiano (teórico del estado), fue excomulgado y condenado
como hereje por sus ideas de avanzada y tesis filosóficas
en las que defendía el estado fundado en la
soberanía popular (el rey libremente elegido por el
pueblo, debía ser independiente de la jerarquía
eclesiástica; los obispos respecto al papa, la comunidad
eclesial respecto al párroco).
Desiderio Erasmo de Rotterdam, en su libro Elogio de
la Locura, criticando la dinámica medieval, plantea
una postura filosófica, radicalmente antiteórica,
en la que manifiesta un rechazo a la tradición
escolástica-aristotélica a favor de una
filosofía vital, de gran aplicabilidad en la
práctica cotidiana activa. "No saben nada, pero afirman
que lo saben todo; no se conocen a sí mismos, a veces no
logran darse cuenta de los hoyos o de las rocas que tienden
delante, porque la mayoría de ellos están ciegos o
porque siempre están en las nubes. Y, sin embargo,
proclaman con orgullo que ven bien las ideas, los universales,
las formas separadas, las materias primeras, las
quiddades… todas estas cosas tan sutiles que ni siquiera
Linceo lograría penetrar con su mirada".
Baruch Spinoza o Benito
Espinosa (1632-1677), filósofo holandés,
de origen español, fue apartado de la sinagoga
judía, excomulgado por los rabinos y desterrado de
Ámsterdam. ¿Por qué? Haberse apartado del
judaísmo como consecuencia de haber iniciado sus estudios
acerca de las ciencias físicas, así como por el
efecto que tuvieron en su pensamiento los escritos del
filósofo inglés Thomas Hobbes y los del
científico y filósofo francés René
Descartes.
El filósofo Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) fue
víctima de persecución por parte del poder
religioso y político. La Enciclopedia Microsoft Encarta
señala que "sus poco convencionales opiniones le
granjearon la oposición de las autoridades francesas y
suizas, y le alejaron de muchos de sus amigos", debido a que "se
mostró contrario al absolutismo de la Iglesia y el Estado
en Europa…" La publicación de sus obras, que
sirvieron de base al Romanticismo, a la Revolucuión
Francesa y a la Declaración de los Derechos del Hombre, le
trajeron graves consecuencias: el Emilio fue confiscado
en Francia y Rousseau debió huir para evitar el arresto, y
el Emilio y el Contrato Social fueron quemados
en Ginebra y Rousseua tuvo que refugiarse en Motiers, en el
principado de Neuchatel, dependiente del rey de Prusia, donde
redactó cartas replicando la condena del Emilio
por el arzobispo de Parías, y en respuesta a la
prohibición impuesta por las autoridades de Ginebra. "Su
posición laicista, práctica, realista y duramente
crítica respecto de las anquilosadas reglamentaciones
educativas de la tradición cristiana, le granjearon
enemistades mayores. El asunto se hizo tan grave que las
autoridades determinaron condenar expresamente la lectura de la
obra y la quemaron en ceremonia pública, para escarmiento
del autor y de quienes pudieran manifestarle alguna
simpatía… El Senado de Berna lo expulsó y
Rousseau se vio precisado a refugiarse en Inglaterra…"
(Clásicos del Pensamiento Resumidos, de Rafael
Méndez Bernal).
Uno de los ideólogos de la Ilustración y
promotores del Enciclopedismo, el filósofo francés
Denis Diderot (1713-1784), tuvo serios problemas con la Iglesia y
el Estado, quienes lo condenaron, ya que "el primero en expresar
la idea de que todos los seres vivos pudieron provenir de un
antepasado común" (Ideas. El espíritu del
hombre mueve el mundo, de Círculo de Lectores).
Además, fue enviado a prisión por dudar de la
perfección de la naturaleza. "Con ayuda de los más
prestigiosos escritores de la época, entre los que
figuraban Voltaire y Montesquieu, el escéptico y
racionalista Diderot empleó la Enciclopedia como
una poderosa arma de propaganda contra la autoridad
eclesiástica, la superstición, el conservadurismo y
el orden semifeudal de la época. En consecuencia, Diderot
y sus colaboradores se convirtieron en el blanco de las
críticas clericales y reales. En 1759 el Conseil du
Roi suprimió formalmente los diez primeros
volúmenes (publicados a partir de 1751) y prohibió
la publicación de la obra" (Microsoft Encarta)
Las enseñanzas teológicas de Immanuel
Kant, un filósofo absolutamente genial, (basadas
más en el racionalismo que en la revelación divina)
le crearon problemas con el gobierno de Prusia y, en 1794, el rey
Federico Guillermo II le prohibió impartir clases o
escribir sobre temas religiosos. Kant acató esta orden
hasta la muerte del Rey; cuando esto ocurrió se
sintió liberado de dicha imposición. Los ministros
de este totalitario e intolerante mandatario le enviaron una
carta prohibiéndole escribir, debido a que en su libro
La religión dentro de los límites de la
razón el que el clero, especialmente, salía
muy mal librado. "La crítica señalaba que la
religión revelada era muy mal tratada, y quedaba sometida
a una vulgarización bastante burda, sólo apropiada
para gentes que no tuvieran propiamente moralidad" (Kant y la
educación, de Estanislao Zuleta). ¡Qué
paradójico! Esta infame persecución contra Kant, un
extraordinario pensador, quien, precisamente,
diseñó su monumental sistema con el ánimo de
defender la religión católica y de conciliar la
ciencia y la religión.
Tras la publicación de la novela Mademe
Bovary, del genial escritor francés Gustavo Flaubert,
fue sometido a juicio por supuestos "atentados a la moral"
establecida y convencional. Afortunadamente, resultó
absuelto en un acto de auténtica justicia.
El filósofo e historiador Rafael Méndez
sobre esta oprobiosa realidad, considera que las fuerzas
intelectuales emergentes de la época, "desde las cuales el
humanismo y la visión histórica se imponían
sobre un ordenamiento trascendente y cerrado, provocaron todo
tipo de reacciones. Desde la simple y puramente abstracta censura
de opinión, hasta los más ruidosos procesos y
condenas. Surgieron héroes de otro tipo, que
reemplazarían el prolijo santoral cristiano.
Mártires también, aunque entregados a una
vocación radicalmente distinta… El conocimiento, la
verdad, la libertad, la inteligencia, el progreso, eran los
valores propiamente modernos, que con el paso del tiempo
constituirían el cuerpo espiritual de otra visión
del universo. Copérnico, Galileo, Bruno y otros
más, desde la certidumbre de su razón, desafiaron
autoritarismos y limitaciones para llegar, en múltiples
oportunidades, hasta las últimas consecuencias… El
individuo, eclipsado durante largos siglos en los cuales el
centro de todas las cosas era la sacralidad, hizo su
aparición de manera dramática, arrastrando con la
fuerza de su eclosión un universo de de relaciones
reblandecidas a fuerza de reiteración e ineficacia. Y con
él, con la fuerza de la personalidad individual que se
hace matriz y centro de la historia, aparece un mundo nuevo,
abierto, pragmático y desafiante…"
Pero a pesar de la férrea oposición de la
iglesia, ¿cómo evolucionó la ciencia?
Pensadores como Galileo y Descartes escribían en sus
lenguas románicas maternas y no en latín (la lengua
de la iglesia medieval), y sus escritos se difundían
rápidamente. En Inglaterra y en Holanda, durante la
época isabelina y el siglo XVII, no hubo
persecución científica y las ideas de
Copérnico, Kepler y Galileo eran muy profesadas. Mientras
tanto, Europa continental estaba bajo la influencia de Descartes,
que se dedicó a la matemática con preferencia a la
astronomía. Aunque la persecución acabó
temporalmente con la ciencia, en algunos países no tuvo
éxito. Hasta 1822 la iglesia romana siguió
ordenando que la teoría copernicana se manejase
sólo como un procedimiento matemático.
Es evidente que la ciencia moderna acertó
certeros golpes a los dogmatismos religiosos. El primero se lo
propinaron Copérnico, Kepler y Galileo al establecerse que
la tierra no era el centro del universo, como sostenía la
Iglesia Católica, perdiendo su majestuosa inmovilidad
privilegiada para ponerse a girar en torno al sol. El segundo lo
asestó Darwin al demostrar de manera convincente que
nuestra especie es una más en el conjunto de los seres
vivientes y, lo más demoledor, afirmar que no hemos sido
creados directamente por Dios a su imagen y semejanza sino que
provenimos por mutaciones azarosas de una larga serie
genética de mamíferos antropoides. Las afirmaciones
de Darwin en su teoría de las especies chocaron contra la
ortodoxia política y religiosa de su época y
estremecieron el mundo cristiano. "Si fueran ciertas las
hipótesis de Darwin, el Génesis sería una
fábula, todo el sistema del libro de la vida y la
revelación de Dios al hombre, constituirían una
quimera y una insidia", manifestaba alarmado un dogmático
clérigo de su tiempo. El tercero lo infligió
Sigmund Freud al convertir nuestra conciencia o alma en algo
complejo y nada transparente, traspasado por impulsos
inconscientes de los que no somos dueños. Estas
revoluciones científicas socavaron los fundamentos
teológicos, implementados en dogmas irracionales
más que en realidades evidentes. ¡Las cosas
no son lo que parecen ni parecen lo que son!
La denominada Iglesia Católica Apostólica
y Roma romana fue infame al publicar su índice de
Libros Prohibidos. "El Leviatan de Hobbes fue prohibido en
cuanto apareció, pero no fue el primero ni el
último gran libro que tuvo dificultades con la
política religiosa. En el siglo XX, dicho índice ha
prohibido en uno u otro momento las Obras completas de Freud,
así como libros de Aldous Huxiey, James Joyce, Alfred
Kinsey, Thomas Mann, Margaret Mead, Bertrand Russell y H. G.
Wells, entre otros. Puede que uno se pregunte:
"¿Cómo van a madurar los seres humanos más
allá de las ideas de Freud si ni siquiera están
autorizados a estudiar dichas ideas?" Aun así los tiempos
están cambiando deprisa. Bajo el mandato del papa Juan
Pablo II, la Iglesia romana reconoce ahora que El origen de las
especies de Darwin (número uno en el índice desde
que apareció en 1859) es compatible con el
Génesis… Más recientemente, la
encíclica del papa Juan Pablo II Pides et ratio (Fe y
razón) exhortaba a todos los católicos a centrarse
en la filosofía. "El Papa tiene un elenco de héroes
filosóficos que habría hecho palidecer a los
pontífices anteriores", informó el London Daily
Telegraph. Admira no sólo a los filósofos
orientales sino los textos sagrados de la India, las
enseñanzas de Buda y las obras de Confucio. De modo que
ahora quizás heredemos una nueva pregunta retórica:
en lugar de preguntar "¿Es católico el Papa?",
podremos preguntar "¿Es filosófico el Papa?"
(Más Platón y Menos Prozac, de Lou
Marinoff). El mismo Papa Juan Pablo II afirmó que
"muchas personas avanzan por la vida dando traspiés al
borde del abismo sin saber adonde van. A veces, esto ocurre
porque aquellos cuya vocación es conferir una
expresión cultural a su pensamiento ya no miran a la
verdad, puesto que prefieren el éxito fácil a la
labor de investigar pacientemente lo que hace que la vida merezca
la pena."
Incluso la filosofía se vio eclipsada bajo el
yugo, la dominación y el oprobio de la Iglesia,
viéndose opacada la capacidad humana de reflexionar, y
teniéndose que aceptar los dogmas sin refutar. "La
filosofía, por su parte, todo lo cuestiona. Esta
dicotomía fundamental entre la teología, que exige
fe, y la filosofía, que ejercita la duda, hace que a
menudo ambos campos sean incompatibles, tal como ciertamente lo
fueron durante más de un milenio, hasta el advenimiento de
la Reforma y el inicio de la revolución
científica", puntualiza Marinoff.
La nueva
visión de la ciencia
La nueva visión de la ciencia se resiste a
encajar en el esquema newtoniano, excesivamente mecanicista. De
alguna manera hemos pasado de un "paradigma de relojería",
en donde todo estaba mecánicamente predeterminado, fijo y
lineal, a uno mucho más abierto, flexible,
holístico y ecológico que exige de todos una
transformación fundamental de nuestros pensamientos, de
nuestras percepciones y de nuestros valores. Este pensamiento del
nuevo paradigma lleva consigo un cambio de la mentalidad
occidental y consiguientemente una profunda modificación
de la mayoría de las relaciones sociales, así como
de las formas de organización. Un cambio que, como asegura
F. Capra "va mucho más allá de las medidas
superficiales de reajustes económicos y políticos
tomados en consideración por los dirigentes
actuales".
Joost Kuitenbrouwer sintetiza así lo que debe
significar el nacimiento de esta nueva conciencia: "Los
descubrimientos de la teoría cuántica y de la
relatividad, es decir, de la nueva física, que
señalan que no hay objetividad y que somos nosotros
mismos, por la calidad y modo de nuestra percepción,
quienes generamos y creamos la realidad tal y como ella se
desenvuelve, implican una ruptura epistemológica radical
con la percepción mecanicista anterior. No podemos
interpretar, entender el mundo, hablar del mundo, sin
examinarnos, sin llegar a entendernos a nosotros mismos… Es
esta conciencia la que nos obliga a examinar dentro de nosotros
mismos las fuentes de la violencia y a descubrir estilos de vida
cualitativamente distintos. Hay una creciente conciencia,
independiente de posiciones políticas e
ideológicas, de que existe una relación concreta
existencial mutua entre nosotros, nuestras maneras de ser y la
calidad del mundo en que vivimos".
La profundidad de los cambios globales que con tanta
rapidez se suceden en la actualidad; la acumulación
tecnológica basada en la intensidad del conocimiento; la
automatización y robotización de la
producción; la transnacionalización del comercio;
la revolución de la informática, de la
biotecnología y de las telecomunicaciones ponen de
manifiesto que la historia de la humanidad ha entrado en una
etapa sin precedentes y con imprevisibles repercusiones para las
sociedades en el siglo XXI.
Este nuevo escenario mundial que implica la
pérdida del paradigma que presidía nuestro accionar
hasta el momento, significa por lo mismo un espacio
inédito que requiere de nuevas respuestas en todos los
órdenes, político, económico,
ecológico, cultural y muy en especial en el
educativo.
Epistemología
genética
Teniendo en cuenta que el conocimiento es
dinámico, en el siglo XX los epistemólogos
revaluaron muchos de los planteamientos en torno al saber
científico. Es así como Jean Peaget, uno de los
más brillantes filósofos, epistemólogos y
psicólogos del siglo XX, encuentra que las concepciones
filosóficas clásicas (Platón: conocer es
recordar; Descartes: carácter universal de la
razón; y Kant: existencia de las ideas a priori) sobre la
naturaleza, condición y posibilidad del conocimiento deben
ser replanteadas, porque conciben el conocimiento en
términos de resultados y no de procesos, y parten de la
realidad de una serie de constructos que nunca han sido sometidos
a comprobaciones. La ciencia, así, era sólo
construcciones teóricas sin comprobación, puros
argumentos de poder, "verdades reveladas" con pretensión
de universalidad. "En Efecto, la tradición
filosófica clásica, en su afán de dar
solución al espinoso asunto de la naturaleza,
condición y posibilidad del saber, había
desarrollado una serie de concepciones que habrían de ser
enjuiciadas a la luz de las nuevas condiciones históricas
del siglo XX. Fuera la versión trascendental de
Platón y su concepción ideal del saber humano, el
racionalismo universal cartesiano, o las ideas a priori de Kant,
se trataba de establecer el conocimiento a partir de entidades,
facultades o instancias más o menos definitivas",
señala Rafael Méndez analizando el libro
Epistemología Genética de Piaget.
Según Piaget, no basta examinar la conciencia de los
sujetos, sino que hay que ver sus condiciones previas.
Así las cosas, Piaget, que enfrenta la
constitución de una epistemología genética
que de respuestas al origen del conocimiento humano, propone
reglamentar la metodología investigativa. Considerando que
la epistemología es "la teoría del conocimiento
válido" y que el conocimiento no es un estado sino un
proceso, la epistemología debe ser interdisciplinaria. La
nueva investigación ha de situarse en una perspectiva
genética, en colaboración con la sicología,
la lógica, la ciencia especializada, la matemática
y la cibernética. "Considerando el conocimiento como un
proceso en continuo trance perfección y desarrollo, la
investigación ha de situarse desde una perspectiva
genética, la cual supone una regla sustancial de
cooperación. El psicólogo debe ocuparse del
desarrollo de las facultades subjetivas que hacen posible la
adquisición e incremento del conocimiento; el
lógico se hará cargo de los niveles de validez
formal que equilibren y consoliden los diversos niveles activos
que concluyan los psicólogos, y los científicos
especialistas se ocuparán de los contenidos y alcances del
campo determinado. Se añaden los esfuerzos de los
matemáticos, que establecerán los vínculos
entre las proposiciones lógicas y el campo en
cuestión, y los de los cibernéticos, que aseguran
el vínculo entre la sicología y la lógica",
agrega Méndez.
A partir de la epistemología genética,
espacio, tiempo, causalidad, número y otras tantas
categorías, otrora reducidas a la reflexión
filosófica hipotética, deductiva o
dogmática, adquieren un carácter experimental y
constatable. "La epistemología genética equivale,
entonces, a una comprensión de las estructuras generales
de las ciencias y de los métodos usados por ellas, desde
la perspectiva de la construcción operacional, vale decir,
de la acción en cada caso vital del organismo y no de la
organización vital considerada en su conjunto", puntualiza
Méndez.
El concepto de falsabilidad
En la evolución y desarrollo del conocimiento
también debemos tener en cuenta uno de los más
valiosos aportes epistemológicos del siglo XX como lo es
el concepto de falsabilidad, acuñado por el
filósofo Karl Raimund Popper, que designa la posibilidad
que tiene una teoría de ser desmentida, falseada o
"falsada" por un hecho determinado o por algún enunciado
que pueda deducirse de esa teoría y no pueda ser
verificable empleando dicha teoría. Según Popper,
uno de los rasgos de toda verdadera teoría
científica estriba en su falsabilidad; si una
teoría logra no ser falseada, puede mantener sus
pretensiones de validez. Con este planteamiento, Popper
pretendía resolver los problemas de la teoría de la
inducción clásica del neoPositivismo, así
como introducir un mayor nivel de confrontación en el
análisis de las pretensiones de verdad y validez de una
teoría científica. Así, en lugar de
verificar inductivamente una teoría, lo que se intenta es
mantenerla a salvo de las posibilidades que esta teoría
tiene de ser falseada. En realidad, una teoría que no se
encuentra abierta a la falsabilidad no puede ser considerada una
teoría científica.
La falibilidad de la
ciencia
A pesar de que la ciencia y otros saberes actuales
estén en capacidad de "revelarnos" parte de una "la
verdad", no podemos estar seguros de su infalibilidad, de su
certeza. Es muy posible que estas realidades, por ahora, en
cierta manera, "incontrovertibles", en un futuro cercano ya no
ofrezcan una validez aceptada por la mayoría. El progreso
en todos los campos del quehacer humano evidenciará nuevos
paradigmas, nuevas miradas del universo. ¿Dónde
situarán los límites del universo dentro de un
siglo? Los conocimientos que habrá alcanzado el ser humano
para entonces sobre el cosmos son difíciles de imaginar.
Sin embargo, por las tendencias científicas actuales
podemos prever qué misterios se resolverán en el
siglo XXI: teoría del campo unificado, el esclarecimiento
del enigma de la materia oscura, la reproducción en la
tierra de los hornos nucleares de las estrellas…
¿Resultará ser el universo en su conjunto un
proyecto cósmico que se autoorganiza y se marca sus
propios fines?
Es cierto que la ciencia nos ha brindado muchas
respuestas de interés para tratar de comprender el
universo y mejorar la calidad de vida. Pero la ciencia aún
no ha podido responder, entre otras, a las siguientes preguntas:
¿Cuál es la dimensión real del universo?
¿De qué depende el clima? ¿Existen los
extraterrestres? ¿Quiénes fueron los primeros seres
humanos? ¿Acabaremos con las enfermedades? No tenemos
certeza de muchas cosas. Hoy nadie duda de que la tierra gira
alrededor del sol y que éste es el centro de nuestro
sistema solar. Aceptamos sin vacilar el modelo
heliocéntrico y descartamos rotundamente el modelo
geocéntrico. Pero, ¿de dónde sacamos esa
certeza? ¿Se debe únicamente a que el modelo
heliocéntrico es más sencillo que el
geocéntrico? ¿Quién nos asegura que la
actual descripción del sistema solar es la correcta? No
podemos descartar que pueda descubrirse un camino nuevo y mejor
para explicar la observación astronómica, aunque
hoy nos parezca impensable.
El científico Paul Davies, en su artículo
"¿Podemos fiarnos de los científicos", nos
invita a que "echemos un vistazo a la historia de la ciencia y
comprobaremos que la naturaleza tiene la desagradable costumbre
de engañar una y otra vez al hombre, de modo que
éste confunde lo realmente existente con sus propias
imaginaciones". Pero ¿por qué ocurren esos
engaños? Según el filósofo Thomas Kuhn, los
científicos desarrollan determinadas convicciones a las
que resulta evidente que se trata de absurdos. Davies nos invita
a que no nos fiemos de las apariencias. "Hay científicos
que ven algo que realmente no está ahí, pero en
cambio, no ven otras cosas que ciertamente están delante
de ellos. Durante muchos decenios los astrónomos dudaron
de la existencia de los meteoritos que caen a la tierra
procedentes del espacio. Tuvo que caer en Francia un fragmento
inmenso de roca espacial para que la muy honorable Academia
Francesa modificara su punto de vista", precisa
Davies.
Los investigadores, consciente e inconscientemente, se
dejan guiar por los paradigmas. Cuando en la ciencia se produce
un cambio de paradigma se desencadenan acaloradas discusiones.
"Hay personas obstinadas en entender la realidad sólo con
su inteligencia y sentido común. Por eso luchan contra las
ideas generalmente aceptadas de la nueva física. La
Teoría de la Relatividad de Einstein, por ejemplo, atrae
especial inquina. Al cabo de 80 años de su
publicación, las redacciones de las revistas
científicas están desbordadas por manuscritos,
cuyos autores intentan todavía demostrar algún tipo
de error de Einstein, a fin de poder regresar al antiguo
absolutos, devolviendo su constancia al parámetro tiempo",
puntualiza Davies. Durante los años 30 del siglo XX los
físicos, por ejemplo, se dejaron influir notoriamente por
el Positivismo. Para sus seguidores, la realidad solamente puede
fundarse en aquello que efectivamente pude ser observar. La
visión que obtendremos del universo será
radicalmente distinta de la actual. Según el físico
Paul Davies, a la vista del estado presente de la física,
es legítimo considerar que se puedan encontrar extensiones
o modificaciones de las leyes establecidas que incorporen a nivel
fundamental la capacidad de la materia por sí
mismas.
La ciencia ha dado algunas respuestas de manera
suficientemente válida, pero otras continúan
abiertas. "Nuestra investigación de los secretos del mundo
progresa muy lentamente, y la ciencia no ha encontrado aún
respuesta a muchas interrogaciones. De todos modos, la labor
científica es, a nuestro juicio, el único camino
que puede llevarnos al conocimiento de la realidad exterior a
nosotros" (El Porvenir de una Ilusión, de Sigmund
Freud).
Quienes pensaban y sostenían que no
existía vida extraterrestre deberán cambiar su
punto de vista, porque es muy posible que no estemos solos en el
universo. ¿Por qué? La astrobiología es una
nueva ciencia que busca dar respuesta a las siguientes preguntas:
¿Estamos solos en el planeta tierra? ¿Hay otros
planetas habitados por seres vivios o por humanos? Veamos
qué dice esta ciencia. Es muy posible la vida
extraterrestre de acuerdo con los siguientes
argumentos:
1. Los científicos últimamente han
descubierto más planetas fuera del sistema solar que
dentro de él.
2. La vida puede existir en unas condiciones tan duras
que antes eran impensables.
3. Múltiples datos demuestran que en Marte
existió agua.
4. El tiempo que necesita la vida para surgir es
relativamente corto.
5. Otros planetas, como Marte, podrían haber
sufrido una evolución cambiante similar a la
terrestre.
6. Se ha demostrado que la vida terrestre es capaz de
sobrevivir en el espacio.
7. Los cometas y los asteroides pueden suministrar agua
o partículas orgánicas útiles para la
vida.
8. Los procesos naturales como cataclismos e impactos de
asteroides pueden transferir material vital de un planeta a
otro.
Pero ¿qué es la astrobiología? Es
una ciencia que se propone dar respuesta a una sola pregunta con
múltiples facetas: ¿Qué es y cómo se
originó la vida? ¿Existen otras formas de vida
además de la terrestre? ¿Cuál es el destino
de la vida en el cosmos, sea cual fuere su expresión? "La
astrobiología estudia algunas manifestaciones terrestres
susceptibles de ser buenos modelos de vida alienígena. Una
de ellas la constituyen los virus y, más concreto, los
virus ARN", precisa Jorge Alcalde en un artículo de la
revista Muy Interesante (No. 167). La astrobiología
desarrolla su quehacer con la ayuda de otras disciplinas
científicas como: biología, planetología,
física, bioquímica, cosmología,
robótica, tecnología aeroespacial,
telecomunicaciones, astrofísica, astronomía,
matemáticas, entre otras. Según Jorge Alcalde,
"todos estos científicos tienen como objetivo común
tratar de comprender hasta qué punto estamos en
condiciones de establecer una conexión entre el mundo
inorgánico y el mundo animado. Quieren averiguar si la
vida es un imperativo cósmico y si se puede describir con
las ecuaciones y el método científico de hoy en
día". El físico Douglas D. Oskeroff, premio Nobel
en 1996, opina que es más que factible la existencia de
vida en otros mundos debido a las dimensiones infinitas del
universo.
Así las cosas, ¿quién puede afirmar
que está en "posesión" de la verdad? Entonces
volvemos a la eterna y silente pregunta: "¿Qué es
la verdad?" La auténtica respuesta continuará
siendo un secreto enigmático, misterioso, complejo,
profundo e insondable. ¡Las cosas no son lo que
parecen ni parecen lo que son!
Posibilidad de
unificar teorías
La gran mayoría de los científicos en el
siglo XX han mantenido que todos los fenómenos
físicos se explican por el comportamiento mecánico
de cada uno de sus elementos constituyentes, que el universo se
comporta de acuerdo con leyes reduccionistas, con base al estudio
de casos ideales y sencillos, prácticamente inexistentes
en el mundo real. Los científicos del siglo XXI
posiblemente no pensarán así. Dirán: "El
todo es mayor que la suma de sus partes". "Cualquier
acontecimiento está relacionado con todos los
demás". "El modelo del universo que tenían en el
siglo XX no era más que un caso muy particular del
verdadero, más complejo y creativo".
Ilsa Prigogine, premio nobel de química, ha
propuesto una modificación de las leyes
microscópicas. Pretende que debemos centrarnos en los
problemas de la biología y la química., para lograr
entender la complejidad de la naturaleza y descifrar así
cómo a partir del caos se generan las estructuras, el
orden. Su universo es rabiosamente innovador y antireduccionista.
Cree que se probará que el cosmos tiene voluntad propia,
al menos en determinados períodos evolutivos.
Brillantes científicos como Stephen Hawking,
Sydney Coleman y Juan Pérez Mercader, auguran un
espléndido siglo XXI a la cosmología
cuántica, nueva ciencia que aplica la Mecánica
Cuántica al universo como un todo. Esta poderosa
herramienta científica es posible que contribuya a
explicar la creación del mundo a partir de la nada, el
problema de la constante cosmológica, los atajos en la
dimensión espacio-tiempo y la comunicación con
universos paralelos.
En los últimos años se ha impuesto en el
campo de la física matemática un objetivo
prioritario: la unificación de todas las leyes. Muchos
físicos teóricos esperan y confían en que
todas las leyes básicas de la física puedan
fundirse en una única superrey. Esta teoría se
podría expresar como una breve fórmula
matemática. A partir de esa fórmula, se
podría deducir luego la descripción de toda la
naturaleza. Hawking considera la gran posibilidad de que el
estudio del universo primitivo y las exigencias de consistencia
matemática nos conduzcan a una teoría unificada
completa dentro del período de la vida de alguno de los
que estamos hoy aquí, siempre suponiendo que antes no nos
aniquilemos a nosotros mismos.
Los científicos proseguirán en su
quijotesca tarea de tratar de unificar las teorías para
intentar dar una explicación más concreta y menos
vaga del universo. Según Hawking, en su Historia del
Tiempo, si encontramos un conjunto completo de leyes
básicas, quedará todavía para los
años venideros la tarea intelectualmente retadora de
desarrollar mejores métodos de aproximación, de
modo que podamos hacer predicciones útiles sobre los
resultados probables en situaciones complicadas y realistas. Una
teoría unificada completa, consistente, es sólo el
primer paso: nuestra meta es una completa comprensión de
lo que sucede a nuestro alrededor y de nuestra propia existencia.
"No obstante, si descubrimos una teoría completa, con el
tiempo habrá de ser, en sus líneas maestras,
comprensible para todos y no únicamente para unos pocos
científicos. Entonces todos, filósofos,
científicos y gente corriente, seremos capaces de tomar
parte en la discusión de por qué existe el
universo, seremos capaces de tomar parte en la discusión
de por qué existe el universo y por qué existimos
nosotros. Si encontrásemos una respuesta a esto,
sería el triunfo definitivo de la razón humana,
porque entonces conoceríamos el pensamiento de Dios",
propone ¿utópicamente?) Hawking.
El impacto de las
revoluciones del conocimiento
Actualmente los descubrimientos, hipótesis,
teorías y planteamientos de los filósofos y
científicos anteriores a nuestro tiempo, no nos parecen
sorprendentes, a veces las percibimos ingenuamente como
elementales, obvias. Pero no ocurrió lo mismo en la
época en que se formularon. El impacto fue grandioso en su
tiempo. Muchas de ellas sacudieron hasta los cimientos de la
teología y del universo científico. Así hoy
nos parezcan "normales" sus descubrimientos, no podemos olvidar
que para demostrar sus teorías, Newton, uno de los genios
más brillantes de todos los tiempos (el más grande
para los británicos), por ejemplo, tuvo que inventar los
cálculos diferencial e integral, inexistentes hasta
entonces. Algunos de sus descubrimientos no fueron importantes
por sí mismos, sino por lo que significaron y
representaron en la evolución científica; probaron
la enormidad de posibilidades ofrecidas por el nuevo modo de
pensar. Después de Newton hubo una tendencia a dejar de
explicarlo todo enteramente, sacando la explicación de su
propio entendimiento. Las fórmulas newtonianas siguen
teniendo plena vigencia en la actualidad, sirviendo de base, por
ejemplo, para los ordenadores utilizados por los técnicos
de la NASA. Todas nuestras actividades están relacionadas
con la fuerza de gravedad, descubierta por este genio.
Newton explicó los movimientos de los planetas,
lunas y cometas hasta en sus menores detalles, las mareas y el
movimiento de la tierra que origina la procesión de los
equinoccios: una proeza deductiva de extraordinaria
magnificencia. Además, su ley de la gravitación
universal tuvo y tendrá enorme influencia en la
concepción del universo. Pero ¿qué dice esta
ley? "Todo cuerpo material atrae a otro con una fuerza
directamente proporcional a sus masas e inversamente proporcional
al cuadrado de la distancia entre ellos". Genial esta
afirmación. Su concepción del mundo, con base en
esta ley, confirmó la hipótesis de Galileo sobre la
homogeneidad del mundo físico, en el sentido de que tanto
los fenómenos físicos como los cósmicos
siguen las mismas leyes. Pero ahí no para su grandeza. El
desarrollo de su obra por los grandes matemáticos de los
siglos XVIII y XIX originó la mecánica celeste, una
gran rama de la astronomía que permite calcular con gran
precisión el movimiento de los planetas del sistema solar
bajo la acción de la mutua atracción gravitatoria.
Pero su genialidad fue más allá, porque así
como influyó poderosamente en la física, la
matemática y la astronomía, lo hizo profundamente
en la filosofía. Su leyes tienen grandes repercusiones en
la filosofía y en el pensamiento social, a saber: 1. Toda
acción genera una reacción. Esta afirmación
fortaleció el mecanicismo filosófico. 2. Todo
cuerpo, cualquiera sea su estado de movimiento o de reposo,
tiende a conservarlo hasta que una fuerza superior lo altera.
Desde el punto de vista filosófico, interesan el
método usado en la exposición de los principios
mecánicos de la filosofía, y el espacio, el tiempo
y movimiento absolutos. Su grandeza y genialidad nunca
podrán ser desconocidas, así muchos de sus
planteamientos ya hayan sido refutados o superados. Por algo los
ingleses lo consideran como la persona más influyente en
toda la historia.
El mismo Einstein (nada más y nada menos que el
más grande y genial de todos los científicos)
reconoció, con motivo del bicentenario de la muerte de
Newton, que éste había sido un genio brillante que
había "determinado el curso del pensamiento y la
investigación en Occidente como nadie lo había
hecho antes ni nadie lo ha hecho después".
Señaló que antes de Newton no existía un
sistema completo de causalidad física, capaz de
representar cualquiera de las características profundas
del mundo empírico.
Lo mismo podríamos decir de la revolución
científica del filósofo inglés Fracis Bacon
(1620-1626). En su obra Novum Organum plantea que la
experimentación es uno de los requisitos indispensables
para el método científico; expuso su método
de lógica inductiva, creando así el método
inductivo, con lo cual se oponía al método
deductivo propuesto por Aristóteles. Bacon, rompiendo la
tradición medieval, que clasificaba las ciencias por el
objeto, las dividió según el sujeto. Planteó
el problema de la ciencia como una cuestión de
método. Su Novum Organum influyó
mucho en la aceptación en la ciencia de una
observación y experimentación precisas. En esta
obra mantenía que había que abandonar todos los
prejuicios y actitudes preconcebidas, que llamó
ídolos, ya fueran la propiedad común de la especie
debido a modos comunes de pensamiento ("ídolos de la
tribu") o propios del individuo ("ídolos de la caverna");
ya se debieran a una dependencia excesiva del lenguaje
("ídolos de la plaza del mercado") o de la
tradición ("ídolos del teatro"). Controvertir,
entonces, a Aristóteles, era como estar en contra de la
Iglesia Católica. Antes de Bacon, la ciencia era un
conjunto de saberes que se transmitían de
generación en generación. Los principios que se
plantean en Novum Organum tuvieron gran importancia en el
subsiguiente desarrollo del empirismo. No se puede desconocer que
su planteamiento es muy revolucionario y demasiado importante
para el posterior desarrollo de la ciencia moderna. Todo esto,
tan sorprendente en su época, ahora nos parece sumamente
obvio, pero en los comienzos del siglo XVII tales afirmaciones
eran muy revolucionarias, como lo es ahora afirmar que en Marte
se encontraron evidencias de la existencia de agua.
Hoy en día las pretensiones de Laplace nos pueden
parecer extravagantes y poco razonables. Sin embargo podemos
encontrar extravagancias similares en cada etapa de la historia
de la ciencia, en la que cada generación se cree
firmemente en posesión de la "verdad absoluta". Y no
está del todo equivocada. Las ideas de cada
generación son de hecho la verdad absoluta, para ese
período. Pero todo lo que decimos cuando hacemos
afirmaciones de este tipo es: "Esto es lo más lejos que
podemos llegar en nuestra comprensión de la naturaleza,
con la información y las posibilidades tecnológicas
que tenemos actualmente". Por lo tanto no es incorrecto plantear
que estas son verdades absolutas para nosotros, en este momento
en concreto, porque no podemos basarnos en otras.
El filósofo George Berkeley, en el siglo XVIII,
asombró al mundo filosófico y a la comunidad
científica al afirmar categóricamente que la
materia no existía. "Lo que percibimos como sustancias
sólidas, por ejemplo la madera o el hierro, no son otra
cosa que una impresión que Dios hace que se produzca en
nuestro cerebro", sostuvo. Según él, la materia era
sólo una ilusión. Pero, a pesar de que hoy se ha
demostrado que la materia no es sólo una ilusión,
todavía no se puede definir qué es la materia.
Atacó el Materialismo científico, pero su
intención no fue destruir la ciencia, sino evitar que
perdiera contacto con las necesidades y problemas humanos.
Buscó una reconciliación entre la ciencia y la
religión. Ofreció a los científicos una
posición filosófica para proteger a la
religión de los excesos de la ciencia.
Los nuevos paradigmas
exigen una nueva educación
El proceso de saber qué son las cosas ha sido
afectado por algunos aprendizajes. La ciencia y la
educación se han basado en los supuestos mecanicistas de
la filosofía del siglo XVII y XVIII, dando por resultado
una ciencia fragmentada, positivista, reduccionista y
materialista que ha llevado a los seres humanos actuales a ser
depredadores de su misma especie y ha convertido a la
educación en un entrenamiento de la conciencia para que
actúe dentro de la rutina mecánicamente. Con el
desarrollo de los nuevos paradigmas de la ciencia estamos
viviendo un profundo cambio de época que se expresa en
todos los campos de la experiencia humana.
Desgraciadamente, muchos de nosotros fuimos educados
bajo la concepción mecanicista: los textos escolares, los
profesores y los lineamientos académicos estaban
prisioneros en ese paradigma. Nos "educaron" para la dependencia,
la domesticación, la servidumbre, la
incomunicación, la resignación, el conformismo, la
inseguridad, la heteronomía, la obediencia, el
determinismo, el sometimiento… Para ser personas del
"rebaño", simples "borregos". Así, la
educación era abiertamente mutilante, arbitraria e
irrespetuosa, en sus recios intentos de clasificar, por ejemplo,
la sensibilidad según el sexo, al asignar algunas formas
de sentir como propiamente femeninas y permitir o prohibir otras
masculinas.
Se requiere una reforma educativa no programática
sino paradigmática. El problema crucial de nuestro tiempo
es la necesidad de afrontar estos desafíos desde un nuevo
tipo de educación… Se trata de una reforma, no
programática, sino paradigmática, que concierne a
nuestra aptitud para organizar el conocimiento: conocer lo humano
no es sustraerlo del universo sino situarlo en él…
Paradógicamente, en la actualidad son las ciencias humanas
las que aportan la contribución más débil al
estudio de la condición humana… Debemos interrogar al
ser humano desde su doble naturaleza; biológica y
cultural. Unos pensadores científicos han ocupado el lugar
que dejó vacío una filosofía acurrucada
sobre sí misma y que cesó de reflexionar sobre los
conocimientos aportados por las ciencias.
Por eso es que la educación necesita ser
repensada no solo desde "la iluminación que le prestan las
ciencias humanas, la reflexión filosófica, sino que
hemos de dar un especial énfasis a las ciencias naturales
renovadas y reestructuradas que son la cosmología, las
ciencias de la Tierra, la ecología, la biología
molecular porque son las que permiten insertar y situar la
condición humana en el cosmos, en la Tierra, en la vida",
tal como lo plantea Edgar Morin.
Los tres principios que fundamentan el cambio educativo
son los mismos de la física cuántica. En el
átomo y en el universo vemos principios como el de la
atracción, relación, movimiento, fusión,
interdependencia y unidad. Todos estos principios emanan de la
física. La educación holística se basa en
esos mismos principios; por eso es que no es una moda sino que
tiene una sólida base científica.
Podemos y debemos crear una educación sobre una
base enteramente distinta, pero para hacerlo se requerirá
demoler totalmente el sistema actual… Probablemente vamos a
tener un colapso económico-ecológico antes de que
surja una nueva forma de educación que reemplace la manera
antigua.
El principio de autoorganización es
clave para conocer el paso del modelo mecánico de la
física estática de Newton, al modelo
dinámico de la física cuántica que explica
los procesos de los sistemas naturales y sociales como los flujos
permanentes de autoorganización.
La etapa del modelo mecánico que enfatizó
el orden establecido, uniformidad, control externo, estabilidad,
seguridad y equilibrio está siendo superada por una nueva
cuyas características, según Prigogine, son la
divergencia, dinamicidad, incertidumbre, interacción,
conectividad, interrelación,
autoorganización.
La realidad cotidiana desde la dimensión
cuántica no responde a cosas reales, sino más bien
a miríadas de posibilidades de incontables realidades. Lo
real puede ser controlado y gobernado, lo posible debe ser
deseado, inspirado, recreado. Estamos frente a dos
comportamientos, o dos modos de ser, no solo diferentes sino con
frecuencia contrapuestos.
Si, como dice Humberto Maturana, "las conductas humanas
se constituyen desde los deseos, desde las aspiraciones, desde
las envidias, desde los enojos, desde el amor, es decir, desde
las emociones y no desde la razón, el potencial
existencial está dentro de nosotros mismos como lo
están los flujos cíclicos de materia y
energía generadores de la miríada de posibilidades
que como co-creadores debemos traer a la existencia".
El principio de interdependencia es un concepto
clave para comprender los procesos de realización humana,
pues, como afirma Phip Snow, la interdependencia es el poder
espiritual que otorga sentido a todo el universo y
consiguientemente a todos los elementos que conformamos ese
universo. El éxito de los procesos vitales depende del
tipo de interrelaciones que logremos establecer entre los
diferentes elementos que conformamos el todo. Como asegura F.
Capra, "todos los miembros de un ecosistema están
interconectados en una basta y complicada red de relaciones que
conforman la trama de la vida". Nosotros los humanos, lo mismo
que los demás seres, somos lo que somos, como consecuencia
de esas relaciones.
La interdependencia es un principio de la física
cuántica según el cual las cosas y los sucesos que,
en la física clásica, fueron concebidos como
separados, como fragmentados en el espacio y en el tiempo, de
hecho, están íntimamente integrados, escalonados en
un proceso interrelacionado. Es precisamente la física
cuántica la que hace resaltar la relación
dinámica como base de todo lo que nos proporciona un punto
de vista del yo humano que es libre y responsable, que responde a
otros y a su medio ambiente, esencialmente relacionado y
naturalmente comprometido y en todo momento creativo. Son las
relaciones siempre dinámicas las que determinan la
interdependencia de los diferentes elementos que integran la
realidad.
La forma como debemos interactuar es uno de los aspectos
fundamentales del quehacer cotidiano y del sentido de ese
quehacer y por lo tanto del comportamiento humano. Como asegura
Jonas Salke, la relación es el fenómeno más
importante en el universo… y precisamente para comprender la
realidad es preciso encontrar el sentido de las conexiones
fundamentales que forman el trasfondo de toda
existencia.
En este orden de ideas la interdependencia sería
esa intrincada red de relaciones en donde el éxito del
sistema como un todo depende del éxito de cada parte, y al
revés, el éxito de cada parte depende del
éxito del sistema como un todo. Gracias a la
interdependencia se logra el sano equilibrio, así como la
interacción dinámica entre estabilidad y
crecimiento.
El mundo lo configuramos en el significado computacional
al construir esa red fluida de relaciones. El mundo no
está hecho de antemano. La cotidianidad, es ese espacio en
el cual todo es posible porque al construir la realidad,
construyéndonos a nosotros mismos, depende tanto de la
realidad como de la configuración que a cada instante le
debemos dar a nuestro devenir vital. Solo por nuestra
responsabilidad como seres humanos podremos llegar a esa red
ininterrumpida de configuraciones vitales.
Los principios de autoorganización e
interdependencia se complementan con el principio de
sostenibilidad y viceversa. La sostenibilidad es
esencialmente la posibilidad que tiene cada organismo, cada
especie y cada sistema para conservar su estabilidad en un
proceso que con frecuencia resulta muy vulnerable y delicado pues
depende de los recursos, que requiere y que es preciso que
adquiera, para su propio desarrollo. En este aprendizaje, dentro
del propio entorno, juega un papel primordial la
cooperación y la sociabilidad que debe darse entre todos
los elementos o componentes que conforman el propio ecosistema y
como resultado de las relaciones significativas con otros
ecosistemas.
La ecología profunda da la razón de las
muchas y variadas fluctuaciones de los ciclos ecológicos
que muchas veces al no poder autoregular sus relaciones ponen en
peligro su ciclo vital. Lo mismo sucede en el ser humano como
individuo y como ser social. Se habla mucho en el día de
hoy de la gravedad de traspasar los límites de la
tolerancia. Leonardo Boff, en su libro "Ecología: grito de
la tierra, grito de los pobres", insiste en la urgencia de no
hacernos sordos ante la agresión ecológica de
nuestro planeta Tierra y la agresión cada vez más
feroz, hacia los excluidos.
El reemplazo de una teoría excelente por otra
aún mejor ha sido descrito de modo particular en el libro
del historiador y filósofo estadinense Thomas Kuhn (1922)
La estructura de las revoluciones científicas
(1962), según lo registrado en la Biblioteca de Consulta
Microsoft Encarta. Su punto de vista ha ejercido una enorme
influencia. Este autor presta especial atención a los
«cambios de paradigma», usando la palabra
«paradigma» en un sentido bastante especial. Su
tratamiento enfatiza los cambios que, en cuestiones de principio,
se producen al imponerse una teoría mejorada.
En el caso de la gravitación, Khun podría
señalar el hecho de que la teoría newtoniana hace
uso de la «acción a distancia», es decir, de
una fuerza gravitatoria que actúa instantáneamente,
mientras que en la teoría einsteniana la
interacción gravitatoria se propaga a la velocidad de la
luz, al igual que la interacción electromagnética.
En la teoría no relativista de Newton, el espacio y el
tiempo se consideran separados y absolutos, y la gravedad no
está relacionada en forma alguna con la geometría;
por su parte, en la teoría de Einstein, el espacio y el
tiempo se confunden (como ocurre siempre en la física
relativista) y la gravedad se halla íntimamente
relacionada con la geometría del espacio-tiempo. La
relatividad general, a diferencia de la gravitación
newtoniana, está fundamentada en el principio de
equivalencia: es imposible distinguir localmente entre un campo
gravitatorio y un sistema de referencia uniformemente acelerado
(como un ascensor). Lo único que un observador puede
percibir o medir localmente es la diferencia entre su
aceleración propia y la aceleración local debida a
la gravedad.
La interpretación basada en el cambio de
paradigma, dice un artículo de la Biblioteca de Consulta
Microsoft Encarta, se centra en las profundas diferencias
filosóficas y de lenguaje entre la teoría antigua y
la nueva. Kuhn no subraya el hecho (aunque, por supuesto, lo
menciona) de que la vieja teoría puede proporcionar una
aproximación suficientemente válida para realizar
cálculos y predicciones dentro del dominio para el que fue
desarrollada (en este caso sería el límite de
velocidades relativas muy bajas). Sin embargo –prosigue el
escrito-, me gustaría destacar esta característica,
pues en la competencia entre esquemas en el marco de la empresa
científica, el triunfo de un esquema sobre otro no implica
necesariamente que el anterior sea abandonado y olvidado. De
hecho, al final puede ser utilizado con mucha mayor frecuencia
que su más preciso y sofisticado sucesor. Eso es lo que
pasa ciertamente con las mecánicas newtoniana y
einsteniana restringidas al sistema solar. La victoria en la
pugna entre teorías científicas competidoras puede
ser más una cuestión de degradación de la
teoría antigua y promoción de la nueva que de
muerte de la teoría desbancada. (Ni que decir tiene que a
menudo la vieja teoría pierde todo valor, y entonces
sólo los historiadores de la ciencia se molestan en
discutir sobre ella.)
Según Kuhn, las ciencias no progresan siguiendo
un proceso uniforme por la aplicación de un
hipotético método científico. Se verifican,
en cambio, dos fases diferentes de desarrollo científico.
En un primer momento, hay un amplio consenso en la comunidad
científica sobre cómo explotar los avances
conseguidos en el pasado ante los problemas existentes,
creándose así soluciones universales que Kuhn
llamaba "paradigmas". En un segundo momento, se buscan nuevas
teorías y herramientas de investigación conforme
las anteriores dejan de funcionar con eficacia. Si se demuestra
que una teoría es superior a las existentes entonces es
aceptada y se produce una "revolución científica".
Tales rupturas revolucionarias traen consigo un cambio de
conceptos científicos, problemas, soluciones y
métodos, es decir, nuevos "paradigmas". Aunque estos
cambios paradigmáticos nunca son totales, hacen del
desarrollo científico en esos puntos de confluencia algo
discontinuo; se dice que la vieja teoría y la nueva son
inconmensurables una respecto a la otra. Tal
inconmensurabilidad supone que la comparación de las dos
teorías es más complicada que la simple
confrontación de predicciones contradictorias.
La
construcción de la realidad social
El filósofo y psicólogo norteamericano
Daniel Coleman, en su libro Psicología del
Autoengaño, nos muestra como los marcos referenciales
condicionan nuestra manera de percibir y de actuar en nuestro
marco social.
La construcción de la realidad por
excelencia
El contexto condiciona hechos y conversaciones.
Determina cuáles actitudes son apropiadas o inapropiadas,
qué percibir y qué ignorar. En el ámbito
social encontramos los marcos referenciales. "Un marco
referencial es una definición compartida de una
situación, que organiza y gobierna los eventos sociales y
nuestra participación en ellos… Es la cara
pública de los esquemas colectivos… Se origina cuando
los participantes activan esquemas compartidos con respecto a
determinada acción o situación". En áreas
sociales, cuyo marco referencial conocemos, procedemos sin
inconvenientes, espontáneamente y dominando la
situación. El lenguaje influye en la vida cotidiana, y
"marca las coordenadas de mi vida en la sociedad y llena esa vida
de objetos significativos… No es sino esquemas hechos audibles:
los actos sociales son esquemas hechos visibles". Los esquemas
organizan el lenguaje. El marco referencial confiere el contexto,
y nos indica cómo leer lo que sucede. "Es algo altamente
selectivo; aparta la atención de todas las otras
actividades que se producen simultáneamente y no
corresponden a ese marco". Todo lo que está fuera del
marco no merece atención. "Lo que está fuera del
marco referencial también está al margen de la
conciencia consensuada, inmerso en un especie de submundo
colectivo". El mundo social está lleno de marcos
referenciales que orientan la atención hacia ciertos
aspectos de la experiencia y la apartan de otros.
La tiranía y la libertad de los
marcos referenciales
Los marcos referenciales condicionan nuestra
cotidianidad en el mundo laboral. Uno aprende la disciplina
laboral al "ser sometido a las fuerzas que, sutilmente, dirigen
nuestra atención y moldean nuestra experiencia dentro de
la organización". La persona es vista sólo desde el
rol social que desempeña; no se tienen en cuenta otras
dimensiones personales de su ser. "La unidimensionalidad de la
gente en sus roles sociales es sintomática de una
alienación cada vez más amplia en nuestra
condición moderna… La unidimensionalidad de los
individuos en sus roles nos exige que ignoremos el resto de
ellos". Uno de los beneficios de la unidimensionalidad del marco
referencial es la autonomía interna, en donde la persona
dirige el resto de atención a intereses y placeres
privados en medio de la vida pública. Hay libertad por
cuanto al desempeñar solamente su rol social, el individuo
no tiene que hacer intercambios plenos y auténticos con
cada persona que trata en el desempeño de su rol. "Las
anteojeras que provee el rol permiten a la persona que
desempeña ese rol deshumanizarse en lugar de liberarse".
No se traspasa el rol para llegar a la persona que hay dentro del
mismo. "Preferimos no ver, preferimos ignorar, en lugar de
enfrentar a la persona, y prestamos atención sólo
al rol, que ofrece una salida fácil, incluso, un momento
agradable".
La mirada bien educada
"Los marcos referenciales definen el orden social. Nos
dicen qué es lo que está pasando, cuándo
hacer y qué y a quién. Dirigen nuestra
atención hacia la acción que se encuentra dentro
del marco y la apartan de lo que, si bien e accesible a la
conciencia, es irrelevante… Cada cultura es un conjunto de
marcos referenciales. En la medida en que los marcos difieren de
cultura a cultura, los contactos entre la gente de distintos
países pueden resultar un fracaso… Los marcos
referenciales no sólo dirigen la interacción, sino
que también dictan de qué manera debe considerarse
a la gente en sus distintos roles… Cuando nuestros marcos
referenciales no coinciden, el orden público se
tambalea… Muchas veces no estamos demasiado seguros respecto de
cuál es el marco de referencia correcto para un momento
dado… La socialización del niño equivale a
incorporarlo a los marcos corrientes y válidos… Es
esencial que los niños aprendan qué cosas se pueden
ver y cuáles hay que ignorar… Los esquemas sociales
domestican la atención… Los marcos referenciales tienen
la capacidad de desviar la atención de aquellos hechos que
implican urgencia".
La mirada de los
jóvenes
Los jóvenes se encuentran desorientados porque su
realidad difiere de los patrones y paradigmas familiares,
escolares y sociales. Los códigos de entendimiento
utilizados por los mayores no son entendidos por la juventud, que
cada vez se encuentra más confundida a medida que recibe
diversos tipos de información que no satisface sus
expectativas al no situarla en su entorno o contexto social,
desde donde debe partir su educación que le permita
construir, vivenciar y "hacer" su propia y verdadera historia,
poder ser él mismo.
Los jóvenes, dentro de su percepción de
las cosas, requieren de un trato sincero por parte de los
adultos, el afecto que se les brinde debe ser demostrado no
sólo en forma verbal, es necesario conocerlos
integralmente, con sus fortalezas y debilidades, con sus
capacidades y limitaciones, sin juzgarlos, lo cual sólo
contribuirá al agravamiento de las múltiples
crisis, que podría traer consecuencias devastadoras para
su futuro sistema familiar.
Las expectativas y
desafíos del nuevo milenio*
El nuevo
milenio, paso del segundo al tercer milenio
de la era cristiana, ha originado reflexiones y efectos en la
psicología colectiva en muchos países. No obstante,
la llegada de un "nuevo milenio" no es más que una
convención cronológica propia del calendario de la
cultura occidental. Tiene que ver con la llamada era cristiana,
que comienza a contar desde el año en el que se supone que
nació Jesucristo. Otras culturas, como el Islam,
establecen un año diferente para el comienzo de su era y,
por lo tanto, según su calendario no están a las
puertas de un nuevo milenio.
El comienzo del siglo XXI, y por ende,
del tercer milenio, tendrá lugar en un mundo que ya vive
una acelerada transformación en todos los ámbitos.
Los cambios afectan a todo el orbe y señalan a un futuro
cada vez más próspero e interconectado, pero
también amenazado por importantes retos y graves
problemas. Los aspectos más destacados son la
mundialización de las relaciones entre los pueblos, los
progresos en la técnica y la ciencia y la
revolución de las comunicaciones. Junto a ello encontramos
un mundo con profundas desigualdades, con conflictos
endémicos y con un crecimiento industrial que puede poner
en peligro el medio ambiente si no se hace especial
hincapié en la aplicación de las teorías del
desarrollo sostenible.
El progreso de la ciencia y de la
tecnología ha mantenido, desde la segunda mitad del siglo
XX, un ritmo espectacular. Los resultados de la
investigación científica y tecnológica se
han convertido en elementos normales en la vida diaria, hasta el
punto de que la mitad de los productos utilizados habitualmente
por la humanidad eran desconocidos al finalizar la II Guerra
Mundial, en 1945. Este proceso, que algunos especialistas han
calificado de revolución científica y
tecnológica, no ha hecho más que empezar y, si no
se producen novedades importantes, seguirá siendo una de
las características de la civilización del nuevo
milenio. Muchos son los campos en los que se pueden centrar los
avances que se prevén: las ciencias de los nuevos
materiales, la robótica o la tecnología de los
alimentos serían tal vez algunos de los principales. Pero
hay tres áreas de la investigación que deben ser
destacadas como líneas de progreso de un futuro imparable:
la electrónica, la astronáutica y la
ingeniería genética.
En la actualidad, los ordenadores son
protagonistas de una verdadera "revolución
informática" que afecta decisivamente a una sociedad cada
vez más digitalizada. Ello permite, y permitirá
cada día más, una auténtica
transformación de todos los aspectos de la vida cotidiana
y de la economía, tanto de la productiva, como de la de
los servicios.
La investigación aeroespacial
está convirtiendo en realidad la cada vez más
cercana conquista del espacio. Es de prever que se establezcan
estaciones habitadas por humanos de manera permanente en el
espacio. Ya se anuncian viajes turísticos al espacio
exterior y parece que, en menos de un siglo, el viajar a la Luna
estará al alcance de muchos ciudadanos.
En el campo de las investigaciones
biológicas, el descubrimiento del ácido
desoxirribonucleico (ADN), a mediados del siglo XX, y el
posterior desarrollo de la llamada ingeniería
genética permitirá, en los próximos lustros,
avances espectaculares. Muchas de las enfermedades podrán
alcanzar una explicación en la estructura genética
de los seres humanos y ello facilitará su curación;
será posible la creación y modificación de
nuevos organismos vivos realizando una adecuada alteración
genética, lo cual supondrá una auténtica
revolución en la agricultura y la ganadería. La
nueva genética comporta, sin duda, indudables ventajas,
pero se encuentra sometida a límites de responsabilidad
ética en su desarrollo.
El extraordinario progreso en las
técnicas de comunicación e información puede
ser comparado al nacimiento de la escritura o de la imprenta.
Como en estos dos acontecimientos, la revolución de las
comunicaciones lleva a la formación de una particular
cultura que tiene, en esta ocasión, un carácter
universal que se convertirá en un signo del inicio del
nuevo milenio.
La revolución de las comunicaciones
hace posible presenciar, en tiempo real, guerras, acontecimientos
deportivos y culturales, y todo tipo de eventos. Millones de
personas, que viven en lugares muy alejados entre sí,
pueden escuchar una canción y una conferencia al mismo
tiempo. El acceso a la información hace que, a
través de Internet u otras redes informáticas, sea
posible obtener rápidamente más información
de cualquier ámbito de la ciencia o la cultura de la que,
hasta hace no muchos años, hubiese sido imposible
imaginar. El perfeccionamiento de estas redes planetarias, fruto
de la denominada revolución de la información,
hará que en pocos años se pueda disponer en cada
domicilio de acceso a las principales filmotecas, bibliotecas,
hemerotecas e incluso puntos de venta.
El progreso de las comunicaciones y
el auge de la sociedad de la información ha provocado una
carrera tecnológica sin precedentes, motivada por el deseo
de dominar el mundo de la comunicación. El ganador de esta
carrera está siendo Estados Unidos, pero todos los
países desarrollados siguen invirtiendo enormes sumas en
este campo.
En los últimos años del
siglo XX tuvieron lugar una serie de fenómenos de
carácter "global" que habrían sido impensables unos
decenios antes. Un conjunto de comportamientos, gustos y valores
son compartidos en la actualidad por millones de personas que
pertenecen a culturas muy diferentes. Los medios de
comunicación han reducido las distancias físicas y
han hecho que tiempos diferentes sean vividos al unísono
ante las pantallas de televisión o ante un determinado
producto de consumo.
La globalización es un
fenómeno nuevo y aún resulta difícil
calcular sus consecuencias para el siglo XXI. Sin embargo, hay
tres campos en los que su influencia se acentúa
notablemente: la economía, la política y la
cultura.
La globalización tiene su ámbito
más preciso en el mundo de la economía, sobre todo
en los niveles comercial, financiero y organizativo, donde
funciona ya de un modo eficaz. La globalización
económica supone una absoluta libertad de intercambio. Con
ella, la producción de mercancías sólo se
encuentra limitada por ventajas físicas o
geográficas; las empresas se encuentran organizadas de un
modo muy flexible para que tengan mejor acceso a los mercados
globales; al tiempo que el mercado financiero se halla
descentralizado, tiene un carácter instantáneo y
escapa a la influencia de los gobiernos.
En el ámbito de la política,
la globalización afecta a la estructura de los gobiernos y
de las decisiones políticas. En un mundo global, la
soberanía de los estados parece debilitarse, se crean
múltiples centros de poder y las organizaciones
internacionales ven incrementada de forma notable su
importancia.
La cultura se ve afectada de
múltiples formas por el proceso de globalización.
La creación de grandes símbolos tiene un
carácter mundial. Hay una tendencia a la diversidad
cultural y al triunfo de un cosmopolitismo que va más
allá de los propios estados. La información no
tiene un único origen local y se difunde de un modo muy
veloz a todo el mundo. El ocio y el turismo crecen hasta niveles
insospechados. Los instrumentos de universalización y
conexión cultural, como Internet (uno de los más
importantes fenómenos del final del siglo XX), se
multiplican y obligan a idear nuevas formas de
aprendizaje.
La globalización es un
fenómeno nuevo, que afecta a la estructura de las
sociedades, los gobiernos y las formaciones culturales: se
encuentra llena de interesantes cuestiones y de respuestas
todavía inciertas. El nuevo milenio irá
configurando el nuevo mundo globalizado que ya
percibimos.
No obstante, ante este nuevo mundo
tecnológicamente desarrollado y con más capacidad
de producción por habitante de la que haya existido en
cualquier otro momento histórico, la humanidad ha de
enfrentarse a graves problemas, los más destacados de los
cuales son los que siguen.
La existencia de un mundo dual: por
un lado, la diferencia entre países ricos y pobres, por
otro, la desigualdad de riqueza en el seno de las sociedades de
los países ricos. Más de las tres cuartas partes de
la humanidad vive en países que no han alcanzado un grado
de desarrollo suficiente y la mayoría de sus habitantes
apenas puede sobrevivir. Estos países se encuentran en
Sudamérica, Asia y África. Entre ellos hay grandes
diferencias: algunos se encuentran en vías de desarrollo,
pero otros viven sumidos en la pobreza. El hambre, la enfermedad
y el analfabetismo son graves carencias sociales que afectan a
buena parte de los habitantes de estos países. En el mundo
inmediatamente anterior al comienzo del tercer milenio,
más de 800 millones de personas pasan hambre y 500
millones se alimentan de modo insuficiente. Las enfermedades
degenerativas, provocadas por la malnutrición, siguen
haciendo estragos. En los países más pobres de la
Tierra, el analfabetismo alcanza, como media, a un 60% de la
población. Ello supone que la mayoría de los seres
humanos se ve privada de instrucción.
Las sociedades de los países ricos
ven surgir en su seno un conjunto de graves problemas entre los
que destaca la marginación social. En las sociedades
desarrolladas la pobreza afecta fundamentalmente a los parados de
larga duración, que ya no cobran el seguro de desempleo.
Junto a éstos, los inmigrantes (sobre todo los procedentes
de los países del Tercer Mundo) y las mujeres son los
principales protagonistas de la pobreza en el cambio de siglo.
Hay una forma más trágica de pobreza, la de los
más pobres de entre los pobres: las personas "sin techo",
los marginados por la droga y muchos de los inmigrantes
extranjeros; las ciudades del mundo industrial ven aumentar sin
cesar el número de estas personas.
Paradójicamente, un elevado
número de emigrantes se agolpa en las fronteras de los
países ricos, en busca de mejores condiciones de vida. El
aumento de la intolerancia y del racismo en los países
desarrollados convierte a muchos extranjeros que consiguen entrar
procedentes de países pobres en grupos marginados y, en
ocasiones, perseguidos.
El derrumbamiento desde 1991 de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS), así como el de los gobiernos de los países
de la órbita de ésta, ha supuesto un nuevo reto
para el siglo XXI. Los antiguos países comunistas han
visto caer sus sistemas económicos y se enfrentan a
difíciles transiciones hacia formas distintas de
economía y de gestión política. Esta
transformación comporta graves problemas sociales, que
sumen en la miseria a gran parte de sus habitantes.
El grave problema del consumo y el
tráfico de drogas están alcanzando cotas
inimaginables entre los sectores jóvenes de muchos
países desarrollados. Junto a ello existe el temor a
enfermedades nuevas, como es el caso del síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (SIDA), que afecta de forma brutal a
los países pobres, pero no sólo a éstos.
Estas nuevas epidemias vienen a sumarse a otras tradicionales,
como la malaria, que produce todavía casi tres millones de
muertos cada año en las poblaciones africanas,
asiáticas y sudamericanas.
El peligro de un desarrollo
industrial desenfrenado, que ya ha provocado graves problemas
ecológicos, sigue siendo en este nuevo siglo un riesgo que
amenaza con una degradación irreparable del medio
ambiente.
Los conflictos bélicos son
todavía una experiencia habitual en determinados lugares
del mundo. Las guerras entre países o las que pueden
considerarse guerras civiles ocasionan el sufrimiento y la muerte
de muchos miles de personas. Entre las zonas de permanente
conflicto se encuentran Oriente Próximo, la
península de los Balcanes y muchos países
africanos.
Por último, aunque la democracia
ha dado en ser considerada como el "menos malo" de los sistemas
políticos, los países que disfrutan de ella se
encuentran lejos de colmar las aspiraciones de sus ciudadanos.
Las críticas que este hecho suscita, realizadas en gran
medida por destacados representantes de la política y por
muchos de los militantes en los nuevos movimientos sociales, se
basan en el deseo de redefinir los principios de la
participación política, de la gestión de los
asuntos del Estado y de la construcción de sociedades
más justas.
No es de extrañar que el
comienzo del nuevo milenio genere en ocasiones un juicio
pesimista sobre el futuro. Sin embargo, cabe señalar la
presencia de algunos motivos para la esperanza: el desarrollo
tecnológico ha permitido la mejora de las condiciones de
vida de millones de hombres y mujeres, al mismo tiempo que los
derechos democráticos se están extendiendo y
permitiendo mayores cotas de igualdad y libertad en muchas
naciones.
Pero, sobre todo ello, cabe destacar el
progresivo aumento de la solidaridad humanitaria que surge de
forma espontánea y que se hace necesaria ante la presencia
de los graves problemas que afectan al mundo
contemporáneo. Será la combinación entre una
verdadera actitud solidaria e igualitaria y la constante
crítica ante todo exceso de poder y ante la injusticia la
que permita construir un mejor siglo XXI. Y en esa tarea se
encuentran empeñados, afortunadamente, millones de hombres
y mujeres, muchos de ellos activistas de las llamadas
organizaciones no gubernamentales.
* CUENCA, Fernando. El nuevo milenio.
www.monografías.com.
Conclusiones
Como se puede apreciar, la percepción de las
cosas es multifacética y relativa. Circunstancia que
confirma que no todos percibimos, interpretamos y sistematizamos
la realidad de la misma manera; existen muchas múltiples
cosmovisiones de ésta, muchas maneras de relacionarnos y
de interactuar con las cosas. Lo importante es aprender a vivir.
¿Cómo se aprende a vivir? Recibiendo, analizando
críticamente y asimilando los mensajes que la realidad nos
envía permanentemente; siendo abiertos a los demás,
a las circunstancias y a las experiencias; llevando una vida
abierta, examinada, serenamente crítica.
Conscientes de que las cosas no son lo que parecen
ni parecen lo que son, debemos replantearnos la
concepción mecanicista del universo o de la realidad por
obsoleta y determinista, y adentrarnos en el conocimiento de los
nuevos paradigmas, que han permitido un giro "copernicano" en la
comprensión del universo o de la realidad. Las nuevas
concepciones, las nuevas miradas, permiten establecer que no
existen verdades eternas, absolutas, inmutables; lo que ayer era
un axioma irrefutable e incuestionable, hoy ya es insostenible,
incierto. Es muy posible que en el futuro algunas de las verdades
actuales ya no sean verdades. En años venideros nuestras
ideas del cosmos podrían ser tan extrañas como las
de los observadores antiguos.
El destino de la humanidad depende de la capacidad que
tengamos de asumir el desafío frente a "los nuevos modos
de ser, de sentir, de pensar, de valorar, de actuar, de rezar",
que necesariamente conlleven, según Leonardo Boff, "nuevos
valores, nuevos sueños y nuevos comportamientos asumidos
por un número cada vez mayor de personas y
comunidades".
Con el surgimiento de la Mecánica Cuántica
reconocemos que los acontecimientos no pueden predecirse con
completa precisión, sino que hay siempre un grado de
incertidumbre.
Ante este universo de incertidumbre, es bueno recordar
las estrofas poéticas de Rafael Núñez,
quien, con mágica pluma y fecunda inspiración, nos
decía: "No sé si la ignorancia y la pobreza /
dan al pecho del hombre más tristeza / que el influjo del
oro corruptor. / Si es la ciencia dudosa que aquí hallamos
/ escala vacilante en que pasamos / de un error a otro
error.
El cambio de paradigmas supone un modo
nítidamente nuevo de enfocar antiguos problemas. No
podemos solucionar los problemas actuales con las soluciones de
ayer porque eso estaría indicando nuestra incongruencia y,
tal vez, nuestra testarudez y nuestra falta de ética con
nosotros mismos y con los demás.
Visualicemos algunas implicaciones inherentes a los
nuevos paradigmas que nos presentan algunos de los autores
más conocidos por sus aportes en el caminar
científico fundamentalmente.
Necesidad de abrir caminos nuevos:
Hoy vivimos una encrucijada histórica que algunos
consideran como una bifurcación catastrófica: Ante
esta situación se nos plantea un dilema; o seguimos los
viejos caminos o abrimos caminos nuevos. En el viejo caminar
seremos conducidos por el poder institucional de la
ideología de las ciencias y las religiones. En el caminar
por nuevos caminos, el poder proviene de la dinámica de
las interacciones. Nos encontramos en el punto de tensión
máxima entre dos culturas: una mecánica,
individualista y egocéntrica: cultura de la inmutabilidad
y de la institucionalización; otra fluida, autoorganizada,
interactuante y con muchas formas de conocer y actuar.
Necesitamos pasar de una mentalidad mecanicista,
gobernada por estructuras hechas y normativas impuestas, a una
dimensión de procesos autoorganizados.
Seamos protagonistas de nuevas formas
culturales:
Según Fritjof Capra, "mientras sobreviene la
transformación, la cultura en decadencia se niega a
cambiar, aferrándose cada vez más a sus anticuadas
ideas; las instituciones sociales dominantes, por su parte, se
niegan a ceder el papel protagonista a las nuevas fuerzas
culturales. Pero inevitablemente decaerán y se
desintegrarán, mientras la nueva cultura continuará
ascendiendo, y a la larga asumirá el papel protagonista.
Al acercarse el punto crucial, la comprensión de que
cambios evolutivos de esta magnitud no pueden evitarse con
actividades políticas a corto plazo nos da una mayor
esperanza para el futuro".
Necesidad de abrirse a la comprensión de la
naturaleza:
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