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COLOMBIA AYER Y HOY: Desde la aldea muisca a la aldea global y la paz soñada (página 2)



Partes: 1, 2

La aldea
muisca

El territorio colombiano estuvo habitado desde tiempo
atrás por diferentes grupos humanos que una vez llegados
por diferentes rutas al ser, la actual Colombia, paso obligado de
las migraciones provenientes del norte, el sur y el oriente del
continente americano, iniciaron un proceso de adaptación
al medio ambiente y en una época inicial se localizaron en
las costas y en las riberas colombianas dando origen a la llamada
cultura de los concheros, entre las cuales caben resaltar las
culturas de Malambo y Momil en la Costa Atlántica. En
dichos asentamientos se dio una economía de
apropiación y los inicios de la horticultura con el
cultivo de la yuca, además en Puerto Hormiga se tiene
registro de la producción de la cerámica más
antigua del continente. Como señala Orlando Fals Borda
(1982:14) "en la costa Atlántica se observó un
temprano surgimiento de la pesca, como primera actividad
económica, antes que la agricultura y la caza. En Puerto
Hormiga (cerca a Cartagena) y muchos otros sitios, los
móviles habitantes dejaron pilas de cochas que confirman
esta creencia. Allí formaron también la cultura
más antigua de Colombia (3000 años antes de
Cristo), con la más antigua cerámica de toda
América. Luego se desarrollo la agricultura a base en yuca
y ñame con la pesca sedentaria de agua dulce y caza de
reptiles"

Por lo tanto, el actual territorio de Colombia fue el
solar de pueblos amerindios de origen y desarrollo cultural muy
diversos. La civilización más evolucionada fue la
de los chibchas o muiscas del altiplano cundiboyacense, en la
cordillera Oriental. A mayor altura aún en algunos
aspectos (cerámica, orfebrería) estaban los
Quimbayas del valle del Cauca. En el nacimiento del río
Magdalena floreció la cultura megalítica de San
Agustín; en la Sierra Nevada de Santa Marta, la importante
cultura Tairona. Mucho más atrasados, los pueblos llamados
genéricamente Caribes ocupaban las áreas bajas en
las vertientes. Las formas de vida comunes a la gran hoya
amazónica irradiaron sobre otros conjuntos de tribus que
se mantuvieron aislados por mucho tiempo y hoy viven como grupos
considerados patrimonio cultural de la humanidad.

A estas organizaciones sociales corresponde un nivel de
bandas y clanes, los cuales van a dar paso en otros ambientes
geográficos a los cacicazgos, una forma de
organización que caracterizo a los Muiscas y Taironas, los
grupos indígenas de mayor desarrollo que encontraron los
españoles a su llegada. En efecto, en tierras del
altiplano cundiboyacense habitaban tribus de lengua chibcha que
dominaban un amplio espacio que limitaba al sur con los dominios
de los Incas y llegaba al norte hasta la serranía de
Mérida en Venezuela.

Eran los muiscas una nación numerosa que se
encontraba en disputa interna entre los Zipas, los Zaques y los
Iracas máximos caciques que buscaban unificarse para
enfrentar a tribus rivales, con una economía basada en el
cultivo del maíz, la elaboración de tejidos y
cerámicas y una activo trueque, los muiscas fueron
excelentes orfebres que trabajaron con gran maestría el
oro y que dejaron una gran riqueza oral en sus mitos y leyendas,
entre la que se destaca la de El Dorado, que da cuenta de un
mítico hombre de oro que despertó la codicia de lo
europeos llegados con Gonzalo Jiménez de Quesada el
ilustre fundador de Bogotá, hoy capital de Colombia. Sobre
la forma de organización tributaria que poseían los
muiscas Fals Borda (15) dice: "la organización social era
mas compleja entre las tribus sedentarias, esto es, las que se
establecieron en sitios fijos con base en una agricultura
desarrollada, utilizando herramientas de madera y piedra que
permitieron ya acumular y disponer de excedentes, y algunas
formas de explotación".

La conquista por
los europeos

Fue la conquista de América un proceso militar de
sometimiento donde unos europeos de los tiempos de Renacimiento
se enfrentaron a poblaciones con desigual nivel de desarrollo que
no conocían la rueda, la aplicación de los metales
a la producción y la utilización de animales de
tiro, pero que tenían un gran respeto por la naturaleza,
trabajaban la tierra y el oro con gran maestría y
avanzaban hacia una forma de organización donde la
diferenciación social y la tributación eran el
germen de una naciente organización estatal, que se vio
truncada ante el empuje de los invasores.

"Esta población indígena estaba
representada por una pluralidad de culturas de muy diverso
desarrollo, que probablemente estaban en proceso de
unificación al producirse la conquista, pero que no
llegaron a constituir un imperio como el peruano o el mexicano de
los aztecas" (Jaime Jaramillo Uribe, 1996:4)

La conquista española se prolongó cerca de
medio siglo, desde las primera exploraciones de Alonso de Ojeda y
Rodrigo de Bastidas (1499-1501) hasta la confluencia, en 1539, de
tres expediciones distintas y que habían partido de bases
opuestas: la de Gonzalo Jiménez de Quesada, quien
sometió a los muiscas y fundó Santa Fe (1538), la
actual Bogotá, una vez remontado el valle del Magdalena en
una heroica travesía alimentada por la leyenda de "El
Dorado" (el hombre cubierto todo de oro que se sumergía en
la laguna y era homenajeado por sus súbditos con toda
clase de piezas de oro) que fascino a los europeos ávidos
por ese metal precioso y que entre los nativos solo representaba
un objeto bello de valor religioso o de culto; la columna enviada
desde Venezuela por los banqueros alemanes que buscaban cobrar
parte de las deudas contraídas con ellos por la corona
española, al mando de Nicolás de Federmann, que
dejo su impronta genética en tierras del actual Santander;
y la de Sebastián de Belalcázar, procedente de
Quito y pronto desgajada de los intereses pizarristas en el
Perú en pos del esplendor de los Incas, que la
habían promovido y que una vez arriba al altiplano recula
para fundar Santiago de Cali y Popayán en la región
sur.

Tras la conquista se dio la aniquilación de
muchos indígenas, el saqueo de sus riquezas acumuladas y
el despojo de sus tierras que pasaron a manos de los
españoles quienes impusieron instituciones como la
Encomienda y la Mita para aprovechar la mano de obra disponible y
dar paso al proceso de colonización, que se inicia con la
fundación de ciudades a lo largo de la zona
montañosa y la Costa Atlántica, puntos claves para
la organización del vasto imperio colonial surgido tras la
gesta conquistadora.

Para asegurar el dominio, la corona española
creó en 1549 la Real Audiencia de Santa Fe o del Nuevo
Reino de Granada, dependiente del virreinato peruano. Durante la
época colonial y los años precedentes a la
independencia los pilares básicos del sistema colonial
español descansaron en la Encomienda, institución
socioeconómica que sujetaba a los indios a la tierra en un
régimen de servidumbre bajo la tutela de un español
que se encargaba del adoctrinamiento y aculturación de los
nativos y a cambio cobraba los tributos, y, la Mita trabajo
forzado de los indígenas para la explotación minera
(que afectó aún más duramente a la
población aborigen) y mediante la cual los caciques eran
obligados a suministrar periódicamente grupos de hombres
para el laboreo de las minas de oro, el trabajo en las haciendas
y algunos obrajes, estos indios desarraigados de sus comunidades
morían a causa del duro del trabajo o no volvían a
sus aldeas; La crisis demográfica alentó la
introducción de mano de obra esclava, proveniente de
África y servida por el tráfico negrero.

Correspondió a la iglesia católica dar
bendición a la empresa española, definir si los
indios tenían alma o no e iniciar el proceso de
evangelización que junto a la imposición del
castellano como idioma, se convertirían a la postre en el
mas importante legado de los españoles que desde la
metrópoli buscaron mantener el monopolio comercial con sus
nuevos dominios, dejaron en manos del gobierno representativo del
Virrey y sus órganos de gobierno la suerte de la
política e impusieron una tajante división entre
los estamentos sociales de la nueva sociedad donde los blanco
peninsulares tienen toda clase de privilegios, en
oposición a la masa de indios diezmada y la creciente
población mestiza marginada de cualquier beneficio y
asumidos como vasallo de una corona lejana a la cual deben ser
fieles y sostener con sus tributos.

Pero el inconformismo no se hizo esperar y a los gritos
aislados de libertad de los negros esclavos que habían
sido traídos del África, donde eran cazados como
animales para ser marcados y vendidos en los centros negreros, se
sumaron los de los indígenas, en su reclamo por recuperar
las tierras arrebatadas, los de mestizos sobre los que recae el
peso de la producción y la tributación, y, la de
los criollos hijos españoles nacidos en América
pero que eran marginados, por el "pecado de la tierra" de haber
nacido en el nuevo mundo, de los privilegios de los blancos
peninsulares, en cuyas manos reposaba el gobierno, la
administración de justicia y el prestigio social. Sobre el
carácter mestizo del país Jaramillo Uribe (1996:4)
dice:"La rápida desaparición de su población
aborigen y un intenso proceso de mestizaje iniciado desde la
segunda mitad del siglo XVI, explican el hecho histórico
de que en Colombia , la huella indígena sea relativamente
débil y en cambio muy vigorosa la marca de lo
hispánico"

Desde 1717, con las reformas borbónicas
promovidas desde España para dar un mejor manejo a las
colonias a la Real Audiencia se le transformó en el
virreinato de Nueva Granada, que incluía los actuales
estados de Panamá, Colombia, Venezuela y el Ecuador. En un
importante movimiento social, el de los comuneros del Socorro
(1781-82), se plasmo una temprana expresión las
reivindicaciones de las capas criollas, que protestaban por el
cobro de impuestos, la prohibición del cultivar tabaco y
la competencia de los productos traídos desde
España.

Pero la bandera de lucha que enarbolaron los comuneros
del Socorro representa el primer grito de lucha social, pero es
ante todo una lucha anticolonial donde los sectores criollos
actuaron como fuerza dirigente de una amplio movimiento popular
que hizo las veces de fuerza motriz, pero que no logró
cristalizar sus aspiraciones al no haber madurado
políticamente, por eso fueron fácilmente
manipulados por las autoridades coloniales y sus dirigentes
duramente reprimidos en una lección histórica que
se repetirá a lo largo de las luchas populares en
Colombia.

La independencia
política de 1810

No fue sino hasta 1810 cuando la elite intelectual
criolla alimentada por las ideas de la ilustración
francesa cuestiono la dominación política y ante el
vacio de poder que se vivía en España por la
invasión napoleónica, lanzo el grito de
desconocimiento a las autoridades españoles gobernantes en
América, juró fidelidad al rey Fernando VII y
declaro la independencia política del virreinato de la
Nueva Granada dando paso a la formación de juntas
provinciales, que impulsaron el proceso de emancipación,
pero que pronto se vieron enfrentadas entre sí y con la
Junta Suprema de Santa Fe.

Lo que vino después fue un periodo de
inestabilidad política (1810-1816) conocido como la
"Patria Boba" por sus especiales características que
culminaron con la primera guerra civil entre centralistas y
federalistas que facilito la posterior reconquista
española encomendada al general Pablo Morillo quien
retomó el dominio español, implantó el
"Régimen del Terror" y llevó al patíbulo a
los dirigentes criollos, privando al país de su mejor
clase política y dando paso para que sectores inconformes
de terratenientes, comerciantes dejaran en manos de
Bolívar y Santander la suerte de la campaña
libertadora, que en la decisiva batalla del puente de
Boyacá (7 de agosto de 1819) remató la
independencia colombiana.

El Ecuador sería liberado por el Mariscal Antonio
José de Sucre, y Venezuela por las expediciones
emprendidas desde Colombia por el Libertador Simón
Bolívar. Los tres antiguos componentes del virreinato
granadino se agruparon, como lo dispuso el Congreso de Angostura
(1819) en la Gran Colombia, bosquejo de la gran
confederación latinoamericana concebida por
Bolívar, frustrada en el congreso de Panamá (1826)
ante la concurrencia de defecciones continentales. La propia
unión de la Gran Colombia fue disuelta en 1830 ante las
presiones de los poderes locales en Venezuela representados por
José Antonio Páez y en el Ecuador por Juan
José Flórez.

Para acentuar su diferenciación, la naciente
república de Colombia reunida en el Congreso de
Cúcuta, designó como primer presidente a Francisco
de Paula Santander, restableció el nombre de Nueva Granada
(que perduraría hasta 1858) y generó una rivalidad
entre este y los partidarios del libertador, en la cual algunos
historiadores ven el origen histórico de los partidos
políticos Liberal y Conservador.

En efecto, una vez lograda la independencia se inicia un
periodo en el cual no se logra cristalizar el sueño de la
Gran Colombia planteado por Bolívar y la Nueva Granada
inicia su camino en medio de las guerras civiles promovidas por
los caudillos militares salidos de la guerra de independencia y
que tras varios intentos por alcanzar la estabilidad
política a través de sucesivas constituciones, se
empieza dar origen a los primeros partidos políticos, los
cuales se articulan como liberales alrededor de las tesis de
Ezequiel Rojas y como conservadores en torno a las ideas de
Mariano Ospina Rodríguez.

A partir de entonces la trayectoria histórica
subsiguiente giró en torno a las luchas entre las
oligarquías conservadoras y liberales, las concepciones
federalistas y unitarias y la decisiva intervención de
Gran Bretaña en el terreno económico. Estas pugnas
hicieron endémicas las guerras civiles y ampararon las
tentaciones caudillistas de figuras como Rafael Urdaneta, Mariano
Ospina y Tomas Cipriano de Mosquera, aunque no logró
afirmarse ninguna dictadura, como las que se dieron por la
época en otros países suramericanos.

Por otra parte, las diferencias entre el ideario
conservador y el liberal no suponían una
transformación profunda de las estructuras sociales
heredadas del largo periodo colonial, ni de la marginalidad de la
población amerindia; pero, al menos, el mandato de un
liberal, el general José Hilario López (1849-53),
puso fin a la esclavitud uno de los vestigios más
flagrantes de la estructura colonial que se mantenía
intacta.

En este juego político se aprecia que la citada
independencia no produjo de inmediato una ruptura con el pasado
colonial y que la forma de vida heredada de la época
colonial se mantuvo hasta mediados del siglo XIX cuando sectores
liberales encabezados por los artesanos y por el ala radical de
dicho partido planteo un nueva forma de organización que
permitió la realización de importantes reformas, la
introducción de los ferrocarriles, la navegación a
vapor por el rio Magdalena y el impulso a la colonización,
en medio de una ambiente de libertad individual llevado al
extremo, que permite entender este proceso como parte de
espíritu liberal que caracterizo a la revoluciones
burguesas en Europa y Estados Unidos.

La organización económica se
orientó hacia el monocultivo (tabaco, quina), firme apoyo
de unas capas sociales poderosas en las que se combinaban los
intereses de los terratenientes y la burguesía comercial.
Reflejo de esta nueva coyuntura fueron como se planteo en el
párrafo anterior las luchas de 1858 a 1886, con el papel
destacado del radicalismo (o ala extrema del liberalismo) y la
adopción de un régimen federalista
(Confederación Granadina) y, desde 1861 con la
promulgación de la Constitución de Rionegro la
formación de los Estados Unidos de Colombia.

Sin embargo, los sectores más tradicionales
representados por los terratenientes y la iglesia católica
apoyan el proyecto político de Rafael Núñez
conocido como la Regeneración que culmina con la derrota
militar de los liberales en una de las continuas guerras civiles
del siglo XIX y la promulgación de la constitución
de 1886, de corte conservador, que volvió a la forma
unitaria con el nombre de República de Colombia y
regirá al país durante buena parte del siglo XX. El
sistema centralista, la creación del ejercito nacional y
el uso del papal moneda, permiten cierta estabilidad, que sumada
a los ciclos de bonanza económica alrededor del cultivo de
la quina, el tabaco y el añil, van a dar paso a una
economía mono exportadora en torno al cultivo del
café.

La última guerra civil del siglo XIX conocida
como la Guerra de los Mil Días (1899-1902) va a tener un
final devastador para el país en cuanto a pérdida
de vidas humanas, la desarticulación de la economía
y la posterior perdida del Panamá, antiguo departamento de
Colombia que apoyado por los Estados Unidos, país
interesado en la construcción de un canal
interoceánico, logra su independencia y da paso a la
penetración imperialista de la potencia norte en Colombia.
Fue así, como aprovechando la postración
colombiana, Estados Unidos, que desde fines del s. XIX
había sustituido a Gran Bretaña como la potencia
más influyente en la región, promovió la
separación de Panamá ocurrida en 1903.

La paz entre liberales y conservadores se firmo a borde
de un buque norteamericano y más tarde los EU van a pagar
una indemnización por la separación de
Panamá, dineros que se van a sumar a las primeras
inversiones gringas en sectores como el cultivo de banano y la
explotación petrolera por parte de compañías
norteamericanas. En este marco hace crisis la república
conservadora instaurada desde los tiempos de Núñez
y el país se apronta a iniciar un camino de
modernización en manos de los gobiernos liberales de la
segunda década del siglo XX en adelante.

El comienzo del
siglo XX

La primera mitad del siglo XX estuvo presidida por la
extensión de las plantaciones de café,
algodón y banano, que vino a completar el recurso
inesperado del petróleo. A las consecuencias determinantes
en la fisonomía socioeconómica, se sumó la
espiral de la conflictividad rural, con sus episodios más
virulentos en el sector bananero, impulsado por capitales
estadounidenses.

Fue así como con el avance de la
penetración imperialista se da la organización de
los primeros sindicatos los cuales se van a alimentar con las
ideas del socialismo triunfante en la URRS lo cual va a generar
un nueva dinámica en la relación de los sectores
trabajadores con las clases dominantes, que sin embargo no logro
consolidar una alternativa política popular y le
correspondió al partido liberal en cabeza de Alfonso
López Pumarejo canalizar las aspiraciones de los sectores
obreros fortaleciendo al partido en los cada vez mas crecientes
sectores urbanos.

La extensión de la base obrera genero las
primeras protestas sociales que como en el caso de las
registradas en la zona bananero fueron duramente reprimidas por
los patronos en asocio con las fuerzas del Estado, de igual
manera los trabajadores de las petroleras promovieron la
organización sindical e iniciaron una serie de luchas en
busca de mejores condiciones de trabajo. Se inicia así en
el país la heroica lucha de los trabajadores que a lo
largo del siglo XX alcanzaran grandes conquistas en medio de la
continua represión oficial algunas veces soterrada otra
directamente ejecutada en contra de la dirigencia
sindical.

El signo político de esta etapa como se ve fue la
República liberal (1930-1946), de relativa estabilidad,
que intentó aminorar las trabas casi feudales derivadas de
la propiedad de la tierra, que obstaculizaban la
concentración y penetración capitalista en el campo
y la naciente industria colombiana. En 1948, el asesinato en
Bogotá del líder liberal Jorge Eliecer
Gaitán provocó una insurrección popular (el
Bogotazo), duramente reprimida por el régimen conservador.
En el ámbito rural, las contradicciones partidistas
degeneraron en el período que se conoce significativamente
con la denominación de «la Violencia»
(1949-1953) donde se han estimado en unas 300.000 las
víctimas, bajo la égida conservadora de Mariano
Ospina Pérez, su esposa Bertha Hernández de Ospina
y Laureano Gómez.

De este modo, hacia los años 50 la violencia
bipartidista invade los campos y ciudades de Colombia,
situación que va a empujar a los dirigentes de los
partidos tradicionales liberal y conservador a constituir un
frente común que terminará por consolidar un
sistema hegemónico, que en manos de las oligarquías
permitirá la alternancia en el poder y el cierre a
cualquier oportunidad de participación política al
resto de clases y sectores sociales del país. Esta
exclusión va a ser el germen para que los grupos de
inspiración izquierdista se lancen a la lucha armada y la
guerrilla como fenómeno social y político haga su
aparición en Colombia alzando las banderas de cambio y la
revolución, alimentadas por el triunfo de la
revolución cubana y los éxitos aparentes del
socialismo en la URRS, China, Europa Oriental y otros
países del mundo.

Se marca aquí la tendencia de la violencia como
una constante en la historia política y social de Colombia
que en los últimos años del siglo XX se
recrudeció al entrar en escena diferentes actores armados
que convirtieron al conflicto colombiano en uno de los mas
complejos y violentos del mundo actual, donde son evidentes las
continuas violaciones al los derechos humanos y a las normas
establecidas en el Derecho Internacional Humanitario.

Más aún, los periodos de mayor
recrudecimiento de la violencia coinciden con épocas de
bonanza económica o son el preámbulo para el
proceso de acumulación capitalista en renglones como el
cultivo del café, la ganadería, el cultivo de
banano o el inicio de explotaciones petroleras o
carboníferas en diferentes zonas del país. La lucha
por la tierra, los asesinatos de líderes sindicales y el
desalojo de campesinos son las formas que toma la violencia en
las zonas productivas.

Retomando el recuento histórico que traemos, tras
el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán en
1948 se inicia una ola de violencia promovida desde el gobierno
conservador contra los sectores liberales que eran mayoría
entre la creciente población urbana y rural del
país. Esto genero focos de gran actividad en zonas de
importancia económica como el eje cafetero, el Valle del
Cauca, Tolima, Cundinamarca y los Santanderes, donde se dio
cuenta de asesinatos, masacres y persecuciones contra los
liberales que se organizaron en forma de guerrillas de
resistencia, siendo muy famosas las encabezadas por Manuel
Marulanda Vélez "Tirofijo", Guadalupe Salcedo y
Efraín Gonzales, quienes se enfrentaron a los celebres
pájaros o policía conservadora conocida como los
"Chulavitas".

Del Frente
Nacional a nuestros días

Años más adelante al firmarse el acuerdo
político conocido como el Frente Nacional, el país
entro en nueva senda de desarrollo económico con mayor
presencia del capital extranjero en diferentes ramas de la
industria, la minería y la agricultura. Además del
auge en las exportaciones de café y el avance en la
urbanización del país. Sin embargo, al éxito
económico, no le correspondió un mayor bienestar a
la población y se generaran nuevas formas de
oposición ahora inspiradas y fortalecidas con el triunfo
de la revolución cubanas que vio florecer en todo el
país los nuevos grupos guerrilleros de inspiración
marxista como las FARC, el ELN y el EPL, mas tarde en los
años 70 aparece la guerrilla urbana del M 19, surgida tras
el fraude electoral en contra de la ANAPO en 1970.

El asesinato político, la expoliación
violenta del campesinado y el bandolerismo adquirieron carta de
naturaleza, a la par que, como se dijo, empezaban a cobrar fuerza
los movimientos guerrilleros. A la efímera solución
de una dictadura militar en cabeza del Teniente Coronel Gustavo
Rojas Pinilla (1953-1957) sucedió la del acuerdo entre los
tradicionales partidos conservador y liberal (concretado en pacto
de Sitges), que estableció su alternancia pacífica
en el poder y el reparto de los cargos de la
administración durante dieciséis años en el
citado Frente Nacional. Este sistema encarnado en la presidencia
por los liberales Alberto Lleras Camargo y Carlos Lleras
Restrepo, y los conservadores Guillermo León Valencia y
Misael Pastrana Borrero, resistió hasta el último
tercio del siglo, en que se agudizaron los desequilibrios
sociales y económicos

Los gremios económicos agrupados en La
Federación Nacional de cafeteros, La Federación
Nacional de Comerciantes (FENALCO) la Asociación Nacional
de Industriales (ANDI) y la Sociedad de Agricultores de Colombia
(SAC), entre otros, abogan por el control del aparato de Estado
en manos de los partidos tradicionales Liberal y Conservador, con
miras a la defensa de sus intereses, en tanto que los sectores
populares agrupados en las Centrales Obreras, la
Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC y los
diferentes sindicatos, inician una oposición a las
políticas gubernamentales en favor de campesinos, obreros
y sectores populares. Por su parte los grupos alzados en armas
plantean una forma de oposición que llena de violencia los
campos y ciudades de Colombia,

El Estado que no puede contener el poder de las
guerrillas recurre a los aparatos de seguridad y a los llamados
escuadrones de la muerte para poner fin a la insurgencia armada,
aplicando las políticas de la llamada Seguridad Nacional
promovida por los Estados Unidos en la región con la cual
se buscaba crear un "cordón sanitario" que impidiera el
avance del comunismo en el continente y no tener que enfrentar un
nuevo Vietnam en el hemisferio, Se inicia una ola de
represión contra todo lo que para ellos constituye la
llamada amenaza del comunismo.

Los gobiernos que trascurrieron después del
Frente Nacional hasta 1990 enmarcan el desarrollo de una crisis
política en medio de un modelo de desarrollo capitalista
que le dio la Estado una gran capacidad para reproducirse en
medio de un modelo cerrado y circular, que impidió
cualquier forma de participación a las diferentes fuerza
sociales que se movían en el país, la cuales
necesitaban construir espacios económicos, sociales y
políticos para creer y legitimarse.

Fue así como durante los sucesivos mandatos
liberales de Alfonso López Michelsen (1974-1978) y Julio
Cesar Turbay Ayala (1978-1982) se produjo el ascenso de las
guerrillas y la creciente participación del
ejército en el restablecimiento del orden. El conservador
Belisario Betancur (1982-1986) ensayó una línea
diferente de reconciliación nacional, mediante
conversaciones de paz con las diferentes facciones guerrilleras,
particularmente con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias
Colombianas) y el M-19 (Movimiento 19 de abril), que no llegaron
a fructificar en acuerdos duraderos. Un golpe especialmente grave
a los objetivos de la política de paz de Betancur fue el
sacrificio indiscriminado de miembros de la magistratura en el
Palacio de Justicia de Bogotá (1985), al rescatar el
ejército este edificio tomado por un comando del M-19,
hechos aun objeto de investigación.

Sobre los gobiernos de Turbay, Betancur y Barco se puede
decir que cada uno de ellos busco soluciones pero solo lograron
agravar la crisis. "Cada uno estos gobiernos represento un modelo
diferente de solución condicionado por el fracaso del
anterior. Al modelo represivo del presidente Turbay se contrapuso
el del dialogo de Betancur, y a este el de la mano tendida y
pulso firme de Barco. Todos y cada uno de ellos estuvieron
cruzados por el desborde violento de los conflictos y en todos se
busco acomodo dentro de un estado que la mayoría de los
grupos dominantes estima inmodificable" (Francisco Leal Buitrago,
1992:486)

Al adquirir dimensiones alarmantes el problema del
narcotráfico, convertido en gigantesca fuente clandestina
de extracción de recursos y ante su decidida
persecución por parte del gobierno de Betancur, se produjo
el asesinato de diferentes personalidades y del propio ministro
de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla (1984) por parte de las mafias
locales, que aspiran a ser protagonistas de la vida nacional en
lo económico con sus enormes riquezas, en lo social por el
reconocimiento que adquieren y en lo político para incidir
en la toma de decisiones y ocupar puestos en el aparato de
Estado. A este respecto Leal Buitrago (1992:486) dice "En los
años ochenta, el narcotráfico quiso abarcar, con la
misma velocidad con que había crecido, espacios
políticos y sociales equiparables a su gran poder
económico. Al ascender se encontró con la realidad
de la estrechez de los canales de legitimación que los
grupos dominantes se habían cuidado de no
modificar"

Con el asesinato de Lara Bonilla el narcotráfico
"se convirtió en agresivo instrumento para mantener,
contradictoriamente, con golpes terroristas generadores de
inestabilidad social, la estabilidad del sistema político"
(Leal Buitrago, 1992:487). Fue así como los
narcotraficantes progresivamente se abrieron paso en los altos
círculos pasando en la década de 1990 a ser parte
de las clases dominantes, a ser factor clave en la
economía y la vida política e incidir de manera
determinante en el Estado y en todas sus
instituciones.

Con la ayuda de las fuerzas militares, pretendieron los
narcotraficantes ser aliados del Estado en su lucha contra las
guerrillas, pero terminaron hacia finales del gobierno de
Virgilio Barco enfrentando a sectores del Estado y la sociedad,
dado su ambivalente juego y la naturaleza misma de sus
actividades delincuenciales. Al final el impulso de su desaforada
riqueza y audacia criminal, que ya mostraba a hombres como Carlos
Ledher y Pablo Escobar, termino por acabar con la efímera
estabilidad política.

En este clima político y social,
acompañado de una situación económica
positiva (crecimiento sostenido, deuda exterior manejable), fue
elegido en las elecciones de 1986 el liberal Virgilio Barco
Vargas, quien trazó sus directrices y prioridades en un
Plan de Economía Social, para luchar contra la pobreza
absoluta. En 1989 se avanzó sustancialmente en la
resolución del problema de las guerrillas con los
diálogos del proceso de paz, los cuales permitieron al
grupo M-19 integrarse, en 1990, a la vida civil y conformar un
partido político.

Por otra parte, el asesinato del senador y líder
liberal Luis Carlos Galán Sarmiento por las mafias de
narcotraficantes dio lugar a un choque frontal entre éstas
y el Estado colombiano. En 1990 resultó elegido tras una
agitada contienda electoral como presidente Cesar Gaviria
Trujillo, del Partido Liberal, que inició un proceso de
reforma constitucional, convocó elecciones en octubre de
1991 para conformar la asamblea Nacional Constituyente, que tras
seis meses de deliberaciones, aprobó la nueva
Constitución Política de 1991 que sustituyo a la de
1886 en un intento por adecuar el aparato político del
país a las nuevas realidades de finales del siglo
XX.

La nueva constitución inicio su camino cuando el
movimiento estudiantil con su propuesta de la séptima
papeleta en las elecciones de 1990 impulso la convocatoria de una
asamblea nacional constituyente. Un hecho que motivó y
presionó en cierta manera la realización de la
asamblea nacional fue cuando el Ejercito Popular de
Liberación EPL condicionó su desmovilización
a la realización de la asamblea constituyente. De otra
parte el M-19 como movimiento político mas joven de la
vida nacional visualizó la asamblea nacional como
oportunidad inmejorable de fortalecer su influencia en la
opinión pública.

El presidente Cesar Gaviria Trujillo avaló la
asamblea nacional constituyente con el compromiso de no alterar
la composición, del congreso electo en marzo del 1990 con
mayorías del partido liberal. Los empresarios por su parte
fueron receptivos a regañadientes de la convocatoria a la
asamblea nacional. Desde luego esta concepción pluralista
no fue suficiente para acallar la continuación del
conflicto armado, cabe anotar que a pesar del asesinato de tres
candidatos presidenciales en menos de un año y asesinato
de miles de militantes de organizaciones políticas y
sociales fuera de los partidos tradicionales, la asamblea sesiono
pero tuvo que ceder ante presiones como las ejercidas por el
narcotráfico que logro incluir en el texto constitucional
la no extradición de colombianos al exterior.

Entre los cambios que se deben destacar dados en la
asamblea nacional constituyente figuran la eliminación de
los auxilios parlamentarios; el establecimiento de un
régimen de inhabilidades e incompatibilidades de
intereses; el voto de censura individual a los ministros de
gobierno; y la imposición de limites a la
delegación de la legislación en el ejecutivo, entre
otros. Los constituyentes abocaron por un sistema político
pluripartidista; financiación parcial de las
campañas por parte del estado y las facilidades para la
constitución de partidos y movimientos políticos
diferentes a los tradicionales. El primer gran disenso en la
asamblea se dio en torno al modelo de orden público y el
modelo de desarrollo económico de corte
neoliberal.

Es de resaltar que ningún país de la
región ha dado cambios culturales tan importantes y
acelerados como los que dio el país con la
expedición de la constitución del 1991. En el marco
de la unidad política dada por la nueva carta
política, cabe destacar la afirmación de la
diversidad y la diferencia. Las decisiones de la corte
constitucional, mas adelante en desarrollo de los principios
constitucionales, han permitido estos cambios en la vida
política colombiana. Sin embargo se aprecia de manera
implícita una relación estrecha entre el pluralismo
cultural y la tolerancia política. Uno de los objetivos de
la constitución de 1991 era la de recuperar la eficacia y
la eficiencia de la justicia en Colombia que rayaba en la
impunidad. Lamentablemente en ese momento la prioridad
institucional estaba centrada en la lucha contra la guerrilla y
el narcotráfico relegando a segundo plano las demás
formas violentas y de criminalidad al interior del
país.

La constitución de 1991 ha permitido cambios en
la historia política colombiana abriendo espacios de
participación democrática. La realidad
política actual colombiana nos dice que son
múltiples los lugares donde se toman decisiones pero que
la mayoría de ellos no son lo suficientemente
transparentes. Las instituciones representativas y los partidos
políticos existentes, están lejos de responder a
las nuevas realidades como la globalización y el
neoliberalismo. El esquema gobierno oposición no ha
logrado traducir a la esfera de la política muchas de las
demandas de los ciudadanos. La dinámica del juego
político en Colombia con su sustrato democrático
tiene todavía rasgos muy patriarcales. La
participación directa de los ciudadanos en la
política no ha conducido a decisiones más
razonables y autónomas. Sin embargo, es evidente que la
democracia está lejos de cumplir sus promesas.

Al tiempo que se da un nuevo marco institucional al
país, el gobierno de Cesar Gaviria implementa una
política económica de apertura que rompe con los
parámetros que habían orientado el desarrollo
nacional durante los últimos 40 años. Estas nuevas
orientaciones en el campo político, administrativo y
económico se ven opacadas por un incremento de la
violencia proveniente tanto de los grupos guerilleros, que no se
han acogido a las propuestas de reinserción del gobierno,
como de los grupos de narcotraficantes enfrentados con el
Estado.

Dentro del proceso de integración con los
países de América Latina y del Caribe, en octubre
de 1993 se reanudaron las relaciones diplomáticas con
Cuba, suspendidas desde 1981, y en noviembre se firmó el
tratado de delimitación marítima con Jamaica. En
marzo de 1994 se aprueba la adhesión del país al
Protocolo II del Convenio de Ginebra de 1949. El convenio trata
sobre los Derechos Internacionales Humanitarios de los
países que se encuentran en conflicto armado.

Durante las elecciones presidenciales celebradas en mayo
y junio de 1994, resultó elegido presidente Ernesto Samper
Pizano, del partido Liberal. Fue la primera vez en la historia
del país, que se recurre a la segunda vuelta electoral,
dado que ninguno de los aspirantes obtuvo el 50% más uno,
de los votos, en la primera vuelta. El gobierno de Samper propuso
una política social que frenara la apertura
económica y la imposición del modelo neoliberal,
pero se vio cuestionado por la supuesta introducción de
dineros provenientes del narcotráfico en su campaña
electoral y que dio lugar al sonado proceso 8.000

A partir de los años 90 el auge de la
economía del narcotráfico hace que las guerrillas
en crisis ideológica, tras la caída del socialismos
en la URSS, se coloquen la servicio de los carteles de la droga y
se conviertan en organizaciones muy fuertes que aspiran a
controlar regiones del país y a buscar una
negociación con el Estado, para ello recurren al secuestro
de policías soldados y miembros de la clase
política con el apoyo soterrado de países como
Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Cuba entre otros.

Durante el gobierno de Andrés Pastrana se inicio
una fase en los diálogos con las guerrillas y se le
concedió a las FARC una zona de despeje en la
región del Caguan al sur del país, donde dicha
organización concentró sus efectivos militares e
inicio unos diálogos de paz que no tuvieron un final feliz
y el país presencio la consolidación de las FARC en
una amplia zona del país, que fue retomada a medias por el
ejercito cuando se anuncio el rompimiento de los diálogos
y una nueva esperanza de paz truncada para Colombia. Ya por esta
época las FARC se muestran como una organización
fuertemente vinculada al tráfico de drogas, lo cual las
fortaleció económica y militarmente.

Esta situación, el recrudecimiento de la
violencia y el terrorismo allanaron el camino para que el ex
gobernador de Antioquia Álvaro Uribe Vélez
propusiera una política de seguridad democrática
que lo llevaría al poder con una de las votaciones
más altas en la historia colombiana. Ya en el poder Uribe
inicia su plan de lucha contra la subversión, incrementa
la extradición de capos del narcotráfico y plantea
una desmovilización de las fuerzas paramilitares. El
proyecto Uribista plantea la reelección del Presidente y
este logra un segundo mandato del año 2006 a
2010

El 23 de julio de 2007 cuatro jefes paramilitares
"Salvatore Mancuso", "Adolfo Paz", "Diego Vecino" y "Jorge 40",
se reunieron en Santa Fe de Ralito (Córdoba) con 28
personalidades de la vida pública y política de la
Costa Caribe. El resultado de las conversaciones fue un documento
"confidencial y secreto" de 3 paginas que dice "hoy nos confiere
la irrenunciable tarea de refundar nuestra patria, de firmar un
nuevo contrato social", este acuerdo lo hizo publico a finales de
noviembre de 2006, el senador Miguel Alfonso de la Espriella y
dio origen al escándalo de la parapolítica que
sacude al segundo gobierno de Uribe Vélez y donde se
evidencian los nexos de la clase política y el gobierno
con los grupos paramilitares que operaban en las diferentes
regiones de Colombia.

El
paramilitarismo

Durante la década de los 70 aparecen los grupos
de autodefensa o paramilitares con el apoyo del gobierno nacional
y grandes gremios económicos como ganaderos y
terratenientes con el objetivo de poder fin a la violencia en el
país y combatir a los grupos guerrilleros de
inspiración marxista como las FARC, ELN, EPL Y M-19
principalmente. En Efecto, para enfrentar la amenaza de los
insurgentes y cortar el apoyo generado entre diversos sectores
sociales, el gobierno nacional con el apoyo de algunos gremios
económicos como ganaderos y terratenientes impulso la
formación de grupos armados conocidos como autodefensas o
paramiltares

Estos grupos armados empezaron a operar en zonas de
marcada influencia guerrillera y actuaban con la "complacencia de
la fuerza publica" y en su accionar contra la guerrilla se fueron
convirtiendo en protagonistas del conflicto irregular que azotaba
a campos y ciudades colombianas. Con el auge de la
economía del narcotráfico los grupos paramilitares
vieron aumentar su poder y riqueza convirtiéndose en una
poderosa organización criminal que controlaba extensas
zonas del territorio nacional e incidía cada vez
más en la vida económica, política y social
de las mismas.

Bajo el mando de Carlos Castaño Gil las
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se proclaman como una
organización nacional de resistencia civil de armas,
militar y políticamente enfrentan a la subversión
(guerrillas) en diferentes zonas del país.
Políticamente enfrentan al Estado en demanda de
eficiencia, probidad, asistencia y estricto cumplimiento del
mandato delegado por el pueblo.

A comienzos de los ochenta, algunas organizaciones
logran que el gobierno de Belisario Betancurt acepte discutir
sobre una salida negociada al conflicto. A partir de ello, las
FARC participan en la creación de un partido
político, la Unión Patriótica (UP), el cual
debería tomar su lugar en la vida constitucional y
democrática de llegar las negociaciones a buen
término. Paralelamente, mientras el gobierno decía
querer la paz, se implementaba la "guerra sucia" contra
dirigentes populares, sindicales y campesinos. Así
empezó uno de los matrimonios de conveniencia más
sanguinarios de la reciente historia política colombiana.
En medio de ello, el Ejército produce otro "Reglamento de
combate de contraguerrillas" (EJC 3-10, Reservado, 1987), el cual
dividía a las fuerzas subversivas en dos: "
población civil insurgente y grupo armado", donde "La
población civil por lo tanto es uno de los objetivos
fundamentales de las unidades del Ejército".

Con el paso del tiempo el paramilitarismo se consolida
como el fruto de una relación de narcotraficantes,
militares descarriados de ideología fascista,
terratenientes y campesinos organizados contra los abusos de la
guerrilla en especial las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación
Nacional (ELN). En su lucha, las autodefensas combaten a los
grupos de guerrilleros y les disputan el control de zonas
importantes como Urabá, Córdoba, sur de
Bolívar, el Catatumbo, etc. Su accionar se asocia con la
realización de masacres y asesinatos de supuestos
"colaboradores de la guerrilla".

Desde la segunda mitad de la década de 1980 se
hizo más evidente el peso del negocio de la droga en el
corazón económico del país, lo que se hizo
visible la conformación de la narcoburguesia, con
presencia directa en las principales decisiones de la vida
nacional. Fue así como durante la década de los
ochenta los paramilitares se fortalecen con el
narcotráfico dando lugar a la narcoburguesia propietaria
de un capital, así fuese de origen mafioso o no y a
propietarios de las mejores tierras y grandes extensiones, dando
curso a la mas criminal contrarreforma agraria, que como
resultado del conflicto hizo que masas de campesinos abandonaran
sus tierras y éstas pasaran a manos de los actores armados
y sus testaferros.

Para mediados de los años noventa el "terrorismo
de Estado", sirviéndose del paramilitarismo llamado
"sicariato", "escuadrones de la muerte" o cualquiera de los
tantos nombres que se le ha dado para ocultar su real rostro,
había asesinado y desaparecido unos 25 mil miembros de la
izquierda y personalidades progresistas. Con esto la fuerza del
paramilitarismo se dirigió no solo a acabar con la
guerrilla y sus colaboradores, sino a participar en el negocio de
las drogas y a incidir en el curso de la vida política
nacional apoyando a diferentes candidatos locales (para
alcaldías y gobernaciones) así como a candidatos a
diferentes corporaciones publicas (concejos municipales,
asambleas departamentales, Cámara de Representantes y
Senado de la República)

El gobierno por su parte guardó silencio y
fortaleció los llamados grupos paramilitares los cuales se
convirtieron en fuertes organizaciones que en su afán por
acabar con la guerrilla se convirtieron en grupos de control de
las actividades del narcotráfico y al entrar en conflicto
con el Estado plantean una desmovilización que
terminó por evidenciar sus nexos con la clase
política del país.

Fue así, que con la llegada al poder de
Álvaro Uribe Vélez se planteo una política
de desmovilización, entrega de armas e
incorporación a la vida ciudadana de los miles de
combatientes agrupados en los diferentes bloques de las llamadas
Autodfensas Unidas de Colombia AUC. Este proceso dado tras la
presunta muerte del Líder paramiltar Carlos Castaño
Gil puso en la escena nacional a personajes como Salvatore
Mancusso, Jorge Cuarenta y otros jefes paramilitares
desmovilizados quienes iniciaron un proceso de sometimiento a la
controvertida Ley de Justicia y Paz

El paramilitarismo constituye una de las mayores
afrentas sociales violatorias de los derechos humanos y en
particular del Derecho Internacional Humanitario, debido a que su
blanco de ataque son las masas populares, las organizaciones
sociales y dirigentes de oposición democrática
revolucionaria al Régimen, puesto que presume que algunos
de sus miembros son proclives o tienen nexos con la insurgencia
armada.

Uno de los métodos más infames de la
estrategia paramilitar, consiste en aniquilar totalmente o lograr
el desplazamiento forzado, mediante el terror y la
intimidación de poblaciones enteras, en aquellas zonas en
las cuales no basta el asesinato selectivo de dirigentes o
personas que considera desafectos al programa político
uribista y se requiere de un dominio hegemónico
económico, político y militar total para sus
huestes

Las negociaciones tienen como fin el indulto a los
paramilitares, lo que les permitiría reintegrarse en toda
legalidad dentro de uno de los tantos aparatos que se
están creando (informadores, milicias campesinas, etc.) y
así continuar con su "trabajo". A casi nadie parece
importar el que serían los primeros "terroristas" y
narcotraficantes en recibir tal beneficio. El indulto no lo
merecen jurídicamente, pues al reconocer que su "lucha" es
en defensa de las instituciones estatales "organización
parasistema", dicen sus jefes, y al ser parte esencial de una
estrategia contrainsurgente, no pueden adquirir status
político.

El gobierno del presidente Uribe Vélez se siente
firme en sus decisiones. Pero ante todo tiene el respaldo de la
administración Bush, quien permitió que los aportes
para la llamada lucha antidrogas, en el cuadro del Plan Colombia,
sean utilizados para combatir a la guerrilla.

Dentro del proceso de desmovilización de los
grupos paramilitares las negociaciones tienen como fin el indulto
a mismos, lo que les permitiría reintegrarse en toda
legalidad dentro de uno de los tantos aparatos que se
están creando (informadores, milicias campesinas, etc.) y
así continuar con su "trabajo". A casi nadie parece
importar el que serían los primeros "terroristas" y
narcotraficantes en recibir tal beneficio. El indulto no lo
merecen ni ética ni jurídicamente, pues al
reconocer que su "lucha" es en defensa de las instituciones
estatales y al ser parte esencial de una estrategia
contrainsurgente, no pueden adquirir status
político.

El país estuvo a la expectativa de las
declaraciones de los ex-jefes paramilitares Salvatore Mancuso,
Jorge Cuarenta y otros detenidos en las cuales se sigue
vinculando a políticos, ganaderos, militares y
demás personalidades de la vida nacional cercanas al
actual gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez,
quien se muestra interesado en que al país se le diga la
verdad y poder sacar así en buen termino el proceso de paz
iniciado con las AUC y la aplicación de la nueva ley de
Justicia y Paz. La extradición a Estados Unidos de los
detenidos acogidos al proceso abre una nueva expectativa, pero
aun no se avizora una solución al grave conflicto y una
verdadera reparación al daño causado en miles de
familias víctimas de los grupos paramilitares.

La
globalización

En los últimos tiempos se ha puesto de moda el
término "globalización" para hacer alusión
al proceso político, económico, social, cultural y
ecológico que está teniendo lugar actualmente a
nivel mundial, gracias al cual cada vez existe una mayor
interrelación económica entre los diferentes
países, por alejados que estén, siempre bajo el
control de las grandes empresas multinacionales. Un mundo donde
con solo dar click en el computador nos podemos conectar con
cualquier persona en el mundo, se puede comprar en el
hipermercado un producto que viene de muy lejos, o acceder a las
más variadas formas de entretenimiento virtual.

La globalización como hecho complejo que
caracteriza al mundo de hoy, tiene que ver con la
articulación de un sistema económico liderado por
las empresas multinacionales, la extensión de los medios
de comunicación y la implantación de una cultura
uniforme para todos los países que integran la llamada
"Aldea Global". Para poder entender hacia donde vamos, hacia
donde se dirigen las sociedades capitalistas del nuevo milenio
hay que entender en todas dimensiones el fenómeno
globalizador.

El fenómeno de la globalización es la
etapa culminante del capitalismo y como todo acontecimiento
social posee un ciclo de vida que se acrecentó hacia los
años 70 del siglo pasado, cuando se fue acrecentando el
poder de las grandes corporaciones y su influencia se
extendió por todo el planeta, hoy parece estar en todo su
apogeo.

La globalización puede ser entendida como la
"extensión" y profundización de un proceso de
internacionalización de la economía en el campo
empresarial e institucional, que abarcando los flujos de capital,
comercio y personas se ha acentuado en las tres ultimas
décadas, aprovechando la alta velocidad del cambio
tecnológico en la actualidad.

Pero de modo mas cotidiano la globalización
implica que cada vez más ámbitos de la vida son
regulados por el "libre mercado" y la ideología neoliberal
se aplica en casi todos los países con mayor intensidad y
las mega corporaciones consiguen cada vez más poder a
costa de los Estados y los pueblos. Los Estados-Nación,
antes muy fuertes, ahora van jugando un papel cada vez menos
importante como reguladores de las actividades económicas
que tienen lugar en su territorio, las fronteras de los
países se diluyen ante el avance de los flujos de capital
y las empresas multinacionales cada vez influyen mas en las
decisiones de los gobiernos e imponen sus técnicos y
burócratas en los altos puestos.

No cabe duda que el avance en los medios de
comunicación con el internet a la cabeza nos envuelve en
un constante bombardeo de información y transformaciones
en todos los sentidos: culturales, económicos, sociales y
políticos, en donde el dominio de las finanzas está
por encima de la producción y las corporaciones
transnacionales o globales tienen un poder influyente sobre los
Estados. Ya no se habla de grandes potencias mundiales, se habla
de compañías que se pelean y se reparten el mundo a
su antojo para obtener materias primas y conquistar mercados para
sus productos

Las compañías globalizadas se fusionan
para obtener capital y poder competir unas con otras. La
reubicación de las industrias está motivada por
factores que les facilitan reducir sus costos, como lo son los
laborales, que en los países subdesarrollados existe un
desnivel que no existe en los que se encuentran desarrollados, al
igual que los costos impositivos (los impuestos que deben pagar
de las ganancias) son menores debido a las exenciones de estos
que les son otorgados a las zonas francas y también los
costos ambientales en donde en países desarrollados
podrían verse limitados por las fuertes medidas que rigen
a través de los tratados de integración.

Algunos ven en la globalización un aspecto
positivo de la expansión del capitalismo mundial que
redunda en mejor calidad de vida en la medida que la prosperidad
económica se extiende a varios estados y cada vez es mayor
el numero de personas que tienen acceso a un nivel de vida mas
confortable: se puede disponer de múltiples elementos de
consumo, se accede a mejores y sofisticados aparatos
electrónicos, aumenta la seguridad privada, se puede
escoger el mejor colegio privado o universidad para llevar los
hijos, a que sistema de salud privado acudir, en que fondo de de
pensiones invertir, e incluso desde la propia casa acceder a
través del computador a una maravilloso mundo de
información entretenimiento y compras.

Se dice que el momento actual de globalización no
es mas que la intensificación, y la profundización
de una de las características principales del capitalismo
y su internacionalización, en la búsqueda de ser
"sistema mundo", que pudiera estar originalmente centrada en el
momento de la expansión colonial española,
holandesa, portuguesa y europea en general, y esa primera
mundialización de los mercados derivada de la
generación del transporte marítimo y posteriormente
de otros medios de transporte. En esa secuencia histórica
el fenómeno de la globalización actual seria un
segunda Revolución al interior del capitalismo, en el cual
el intensifica el tiempo y el espacio a través de la
creación de nuevas normas de energía potenciando
tecnológicamente un nuevo lugar a la productividad y a la
ganancia capitalista.

En ese sentido, la globalización es entendida
como un nuevo estadio del desarrollo del capitalismo, en lo cual
su característica principal es la transformación de
las fuerzas productivas y por tanto la modificación de las
relaciones sociales, intensificando también sus
características de exclusión y de
monopolización del capital (Marco Raúl
Mejía, 1999).

Sin embargo, en países como Colombia esta manera
de vivir holgadamente disfrutando de la globalización es
un privilegio de una minoría muy reducida, la gran
mayoría de la población vive en estado de pobreza y
miseria y parece que el efecto de la globalización termina
por ahondar la brecha entre pobres y ricos, en el fondo la
prosperidad económica de la globalización es puro
cuento, es una historia con final feliz que nos quieren hacer
creer y que tiene muy poco que ver con la realidad de los
colombianos, dado que la inmensa mayoría de los habitantes
del país no entra dentro del sistema de consumo y mercado
global , puesto que sus ingresos no le permiten ser consumidor y
por el contrario si entran a engrosar las estadísticas de
los 30 millones de personas que mueren de hambre en el
mundo.

Para un país como Colombia la
globalización a medio plazo, puede beneficiar a algunos y
perjudicar a otros al darse un aumento de empleo, transferencia
tecnológica y calidad y precio de bienes y servicios,
así como una mayor exigencia por desarrollar instituciones
educativas, sociales y políticas que mejoren la
productividad y la institucionalidad.

Se pueden asumir dos grandes acciones frente a la
globalización: el de hacer un esfuerzo enorme por
desarrollar y copiar tecnologías sofisticadas para la
exportación de bienes, o. hacer que el país
simplemente abra sus fronteras a la inversión extranjera
en desmedro de empresas nacionales privadas y
estatales.

Es una realidad que la nueva tendencia globalizadora
obliga a obtener una mejor preparación en todos los
sentidos para estar a la vanguardia de los nuevos tiempos y ser
mas competitivos en todos los ordenes. El momento actual obliga a
estar más preparados para los cambios que se van a seguir
presentando día tras día. En un país como
Colombia donde hay muy pocas ventajas competitivas, se debe hacer
un esfuerzo aún mayor por prepararse, ser más
cualificados mentalmente, ya que la globalización es una
clara tendencia de los países desarrollados a la
reubicación de sus industrias en los no desarrollados,
para reducir así sus costos de mano de obra, que
normalmente tienen un costo más bajo. Hay que prepararse
más, aprender a relacionarse sin importar el idioma (en
estos tiempos es necesario saber más de dos idiomas), ni
las fronteras (es imprescindible aprender a utilizar Internet y
la tecnología de vanguardia) y ser más competitivos
(el producto mejor, a menor precio es el que mejor se
vende).

Es en este contexto donde cobran participación
los grupos sociales a modo de colectivos alternativos que se
convierten en foco de resistencia a la globalización y el
neoliberalismo, pero para que dicha resistencia sea
verdaderamente efectiva y pueda tener algún eco entre la
sociedad colombiana es necesaria que las formas de acción
sean unitarias y coordinadas, siempre dentro del respeto de la
autonomía de cada sector social.

En nuestro país la globalización se puede
asumir como un fenómeno que repercute en todos los
órdenes de la vida nacional y que deja sentir sus efectos
en la economía y la cultura fundamentalmente, la entrada
de nuevas mercancías y el establecimiento de nuevas
empresas extranjeras, ponen en manos de los consumidores una
amplia gama de productos de diversa calidad que altera el ritmo
de los mercados y en ocasiones perjudica los productos de la
industria nacional que no puede competir en precios no obstante
su buena calidad.

En el plano cultural los valores, creencias y
tradiciones surgidos en el contexto colombiano a lo largo del
proceso de mestizaje colonial y de época republicana se
ven amenazados por las expresiones culturales que llegan al
país a través de los medios de comunicación
masiva: internet, tv satelital, cine.ete, y que
rápidamente son acogidos por los sectores juveniles y se
van posicionando dejando de lado o en segundo plano lo que nos ha
identificado como cultura mestiza americana para dar paso a una
cultura clonada que nos convierte en una especie de pueblos de
segundo orden en el conjunto de la nueva cultura globalizada,
neoliberal y excluyente.

En síntesis para un país como Colombia la
globalización puede ser benéfica o perjudicial
según se le mire desde diferentes ópticas: El
país puede ampliar los niveles de dependencia con respecto
a las potencias extranjeras, ahora representadas por las empresas
multinacionales o iniciar un proceso de modernización que
coloque a nuestro aparato productivo en condiciones de competir
con otras economías. Es indudable que la brecha
tecnológica es el talón de Aquiles o cuello de
botella y punto álgido donde la globalización
pareciera dejarnos relegados.

Hay que dejar de ser simples consumidores de
tecnología y productos elaborados en el exterior e iniciar
procesos educativos de calidad que fomenten la creatividad y
desarrollen el talento humano que ahora gracias al internet y las
comunicaciones puede acceder a amplios volúmenes de
información.

Finalmente, dejemos las palabras de un experto en
globalización como Drucker (1993:181-182) quien
señala que "Aunque la economía mundial
seguirá siendo una economía mercado y
conservará las instituciones propias del mercado, su
sustancia ha cambiado ya radicalmente. Si es un "Capitalista", es
el "capitalismo de la información", lo que domina. Las
industrias que han ocupado el centro de la economía en los
últimos cuarenta años, tiene como negocio la
producción y distribución de cosas. El verdadero
producto de la industria farmacéutica es el saber; las
píldoras y las pomadas no son más que la envoltura
del saber. Tenemos las industrias de telecomunicaciones y las que
producen instrumentos y equipos para procesar información;
computadores, semiconductores y soportes lógicos, tenemos
los productores y distribuidores de información;
Películas, programas de televisión, vídeos,
CD ROM, etc".

Desde la aldea de los muiscas hasta la aldea global de
hoy, Colombia ha tenido una importante presencia histórica
que compromete a cada uno de sus pobladores a construir una
sociedad más equilibrada y justa, donde la paz
soñada empiece a ser vivida por todos y seamos reconocidos
por nuestra multifacética cara, que hoy quiere limpiarse
de tanta sangre derramada en las interminables luchas de su
día a día, pero que en medio de banderas tricolores
celebro su bicentenario de las independencias no logradas en los
últimos 200 años, pero que llena de optimismo a
propios y extraños que ven aquí un espacio y unas
gentes capaces de levantarse del dolor para sonreír,
cantar y bailar alegremente.

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DIRECCIONES EN INTERNET

www.banrep.gov.co/blaavirtual

www.colombia.com/colombiainfo

www.nuestracolombia.org.co

www.semana.com

 

 

Autor:

Javier Pena

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