te esperan, en retorno, maizales y
sombreros.
Los volcanes nostálgicos de tus pies
esperan
30 que concluya este amanecer para
saludarte
junto a tus hijos con la garganta de los
ríos
donde un día donaste desnuda la
libertad
de tus semillas y tu amor de pájara
de fuego.
Un cementerio son tus manos, viaje en la
tormenta
35 de los caminos, carcomidas manos de otra
locura,
lagrimas sobre las fauces de un Jaguar
agónico,
que busca el fallido espacio de tu
sombra
para acompañar los pasos de
maíz amante
que alimentaba en la tempestad a tus
hijos.
40 Tomaste de nuestras manos los
cuchillos,
porque nuestra sangre abrigaba sus
filos.
Se quitó la luz que envolvió
nuestras mañanas
y aún quedó lumbre bajo la
huella de tu sombra.
Porque fuiste el reposo en la lucha y
callabas
45 porque no estuvimos solos, había
más que lumbre
más que vida en nuestros
pasos.
Tenías la mañana a tu favor,
la suerte y la sonrisa.
Vida que devolverle a la vida,
tenías las manos
rotas de labrar, la sangre y el
camino.
50 Hoy vas descalza sobre tu huella
serena,
vas en la raíz de un ala tibia y
hasta en el veneno
de un dardo callado liberando soles
esclavos.
Persigues las quimeras que nos
abandonaron,
antes de la vida, antes del filo de la
lluvia,
55 antes del nuevo paso de los
caminantes
que se fueron tras el silbo del
mar.
Vas amaneciendo en el paso de los
peregrinos
que avanzan a pesar de la sangre y el
duelo.
Vas desafiando otras noches, otros
atardeceres
60 de miles de pájaros, como
devolviendo
las preseas robadas a muerte.
¿Qué alegría
más grande nacía desde tu ser
que la muerte el brillo de tus pupilas
asaltó?
Madre, por ti intento detener con mi
voz
65 el tiempo y dejo en los días mis
palabras,
epitafios sonoros como tu rostro y tus
manos.
Madre, ¿Adónde fueron tus
manos y tus pasos?
¿Fueron tras tus hijas, madres
perfectas,
que dejaron sus hijos en pechos
ajenos?
70 Madre, partiste y en el corredor de la
casa
quedó tu anciano vino con su
lazarillo.
Mi padre se abrigó en tu silencio y
en ese día
se fue de casa el poeta, hacia el mar de
las noches,
marinero sin puerto donde anclar su
sombra
75 y en las fiestas de la ciudad
extravió su sueño
pero al amanecer volvió al camino
que lo llevaba
a tu mesa, a tu costurero, a tu antigua
librera.
Madre, eres un ejercito en la
ternura,
en el aire y en el brillo de las
calles.
80 Madres como tú, nunca se
marchan
cuando sus hijos son viejos
niños.
Como tú, viajan en cada amanecer y
esperas
a tus hijas cada tarde, sin que lo
advirtamos.
Madre, tu casa es mundo de quimeras
valerosas.
85 Escuché tu voz desde abril a
diciembre,
la traduje en esperanza y en esta
distancia
tu voz continúa abrigando mi
orfandad.
Pero hoy regreso a tu casa sin
prisa,
como volviendo a un reino
mineral
90 y de ella quiero ser techo y
cimiento.
Ser el árbol que el invierno no
vence,
ser un canto de luz entre los
pájaros.
Madre, deseo ser el alma de tu
casa
como tus pasos son a mi vida.
95 Tu casa hoy es el espíritu de la
ciudad.
Tu casa hoy tiene un árbol de
fuego
orgulloso sobre el paisaje.
Crece con las enredaderas de sus
muros.
En las veraneras, en la lluvia se bebe tus
flores.
100 Las jaulas volaron con sus
pájaros cautivos
Y otros gallos cantan es tus
amaneceres.
Tu casa que vuela con las golondrinas al
atardecer.
Madre, llego a tu casa, abro mis
ojos
y no hay obscuridad que la
invada.
CLAVE DE LUNA II:
Esposa
1) Connubio
Abril despertó el poema
y nos quemó la piel.
Nos llenó con albor y tormenta.
Por eso pude con tanta sed amarte
sin temor y sin pensar
que alguien más pudiera admirarte
beber tus ojos y escuchar tus versos.
Por eso
Déjame que te ame antes y siempre.
Déjame florecer de tu vientre y tu
deseo.
Déjame tu mejor segundo y tu noche.
2) Mi poema
Eres el peso de la noche y sus luceros.
La casa y el canto desde el alba al
anochecer.
Mi verdad y mi inventario.
Recompensa de mi pena.
Abrazo de multitudes que se volvió
presencia,
Quimera y claridad de mí poema.
3) Cónyuges
Eres milagro perenne buscándome.
Con diferente nombre y nueva vida.
Reeducaste mis sentidos,
liberaste mis versos y mi soledad.
Por eso te quise regalar doce tribus de
hijos,
ser mártir en todas tus horas
y asociarme a tus amaneceres.
4) Esposa
Eres Eva que creo un renovado huerto
desde sus besos.
Que dio a las aves el canto y sus nidos.
Que borro del gastado Edén de la
orfandad.
Que le dio nuevos ríos a la sed,
Un cielo que creciendo desde la piel.
Que engendró el almíbar de mis
sentidos.
El camino anónimo de mi huerto,
colmando de frutos mi
frío.
Señora del cantar y las
tormentas,
dueña del dolor y del
poema.
Inventando una empresa
para avasallar a la muerte,
en cada noche,
en cada rose y deseo.
5) Otra vez Eva
Venias
de donde nacen
las lágrimas y se apagan las
ciudades
por eso
fuiste
el árbol
de flores
nocturnas
que deshojó
en mí sus misterios.
CLAVE DE LUNA III:
Hija
1) Prólogo de la lluvia
Llueve sobre mi esperanza y cómo quisiera correr
hasta tus ojos. Cumples tres días reposando bajo ese rayo
azul en aquel edificio de maternidad. Hija, no habías
nacido pero florecías en mi espera. Hoy recuento los pasos
que me faltan para sostener tus manos, para llevarte bajo el
techo de mi abrazo.
2) Llegaste
En febrero te recibió mi alegría y no
soporté tu mirada. Me diste un mejor día, una
oportunidad en la antesala de tu nacimiento cunado te palpaba en
aquel vientre. Me crecía la sentimiento por conocerte.
Cuando llegaste con tus pasos tímidos. Mis lágrimas
no cesaban de celebrarte. Mis ojos eran torrentes antiguos, mis
pupilas, causes de histórica humedad.
3) Mi alegría
Decirte ¡Amiga! Hija, será mi
deporte; mirarte, mi conquista; oírte será mi
victoria. Darte mi beso, mi corona, será más que mi
alegría, mi sueño y mi fortuna.
4) Nuestra luna
Mamá te esperaba desde la gruta de sus ojos,
desde su alegría y tristeza. Te aguardaba con su fiebre,
imaginándote. Hoy podemos mirarte y eres la luz
compartida, en el inventario de nuestro caudal. Eres horizonte,
tacto y memoria. Calor que funde nuestro firmamento bajo tu
mirada.
5) Tu mirada
Tu mirada repone los ojos de mi madre, tus labios, las
voces de mis hermanas. Tu mirada acorta mi horizonte y mis
días, pero multiplica mi calendario. A tu mirada canto
desde mi ayer y golpeas mis lágrimas desde el primer
encuentro, cuando a tu piel nueva, mis lunas besaban.
6) Tus huellas
Tus huellas infantes, me escriben que la muerte no es
eterna. Por esos te necesita mi amanecer, te justifican mis
noches, y eres mi mejor poema. La madrugada, donde entonas tu
cantar de gesta; y el aleteo de tus manos mina mi ternura. Eres
un ángel anónimo que toca mis labios, la luna que
clonada mis alegrías, el altar de un misterio
esperado.
7) Bebedor de sueños
Bebedor de sueños soy, cuando invades el
territorio de mis tristezas y escampas en mis alegrías.
Agigantas mis horas, acrecientas mi dulzura. La vida me envejece,
pero me eterniza. Me regala una casa y tus manos me rompen libros
y horas.
8) Perennidad
Todas las mañanas vuelvo a ser niño bajo
tu mirada. Tienes el brillo de abuelos y pájaros al
despertar. Amamos el volcán, las Chiltotas y entre
árboles, miramos pasar por nuevas carreteras
automóviles, motos, bicicletas y niños que nos
dicen adiós. Cuando me besas la vida es veloz y cuando me
acompaña tu mirada frente a la mar, eres mi fiesta
permanente.
9) Mi victoria
Celebro el misterio de tus pasos, los años
acumulados y los segundos de tus ansias por nacer. Levanto mis
manos en victoria para recibirte. Tu pequeñez como un sol
va creciendo.
10) Tu amor
Tu amor afila mi tacto. Tu amor me libera, me exilia, me
da tus juguetes, me da la serenidad y reposo. Transforma mi
pequeñez y engrandece a mi corazón. Me devuelve
otro hogar y una nueva historia. Tu amor trae perfume de
días novedosos, segundos eternos a mi
algarabía.
11) Tus ojos
Tus ojos mino desde mi sueño, acampan en mis
desvelos, suavizan toda amargura. Han traído el amanecer
nuevos luceros y en cada aurora los puedo besar. Contigo llegaron
desde otros universos, pintaron con su trazo mi sonoro canto. Hoy
son el maíz que fermenta mi vida.
12) Niña
Por ti nuestro dolor no es dolor y a nuestro amor
refuerzas. Por ti nuestros días concuerdan con la vida,
levantan nuestro futuro, nuestro poema y hacen tempestivo nuestro
silencio. Tu amor es nuestra alborada y nuestra protesta. Eres
nuestro orgullo y nuestro soñar. Hija, por ti, nuestras
manos son ríos que se fortalecen.
13) Camino a tu escuela
Camino con esos niños que olvidan su orfandad,
camino llegando desde el caos. Salí desde el final de la
tormenta. Voy liviano como esos pájaros de rama en rama
cazando alimentos. Voy con ellos cuando bajan a jugar como viejos
niños llenos de novedad.
14) Mis preguntas
¿Adónde irían mis ojos, si les
faltara el plenilunio de tu sueño?
¿Irían de tu nombre a otro poema?
¿Adónde mis pasos en el país terrible?
¿Qué buscarían en otras ciudades? En casa
quedaría el jardín y el cerro y la laguna.
¿Adónde irían mis versos que le apuestan a
tu vida? ¿Que sería mi vida esperándote?
¿Dónde quedarían mis horas y mi
voz?
Datos
Biográficos:
Edgar Iván
Hernández
Correo:
Edgar Iván Hernández, Poeta,
nació el 2 de octubre de 1965, en Cojutepeque. Ha sido
miembro de los Talleres Literarios: XIBALBA, PATRIAEXACTA y
TALEGA (Taller de Letras Gavidia)
Es colaborador de Periódicos y revistas
culturales.
Ganador de los siguientes reconocimientos
Literarios:
– IX Juegos Florales Salvadoreños, 1986.
Zacatecoluca. Primer lugar en la rama de cuento y Segundo en la
rama de Poesía.
– Certamen Literario Alfonso Hernández 1990.
Primer Lugar compartido, rama de Poesía.
– Juegos Florales Santanecos 1995. Primer Lugar
compartido, rama de Poesía.
– II Juegos Florales de Soyapango 2002. Primer Lugar en
certamen nacional, rama de Poesía.
PUBLICACIONES COLECTIVAS:
Cuando el silencio golpea las campanas
Astac, 1991. Ganadores del Certamen
ANFONSO HERNANDEZ 1990
POESIA REFORMA 1991.
Iglesia Luterana 1992.
Ganadores del Certamen Literario Reforma 91.
POESIA JOVEN SALVADOREÑA
DECADA DE LOS 80.
Piedras en el Huracán, 1993,
compilada por JAVIER ALAS.
Santa Ana, 1995. Colección Juegos
Florales.
Concultura 1995.
POESIA A MANO, ANTOLOGIA
DE 40 POETAS SALVADOREÑOS, 1997.
Selección de JOAQUIN MEZA
ANTOLOGIA DE UNA DECADA,
ZACATECOLUCA 1985-1995.
Colección Juegos Florales. Concultura
1998.
EL JUEGO INFINITO
Antologia de TALEGA
Concultura, 1998.
DIRECCIONES EN LA RED.
1- www.
monografias.com
Últimas monografías
publicadas:
Colección Narrativa breve: Mini
relatos
?
Brevicuentos
?
Ciudario: San Salvador y otros poemas
2-
Dedicatorias
a María Isaac.
In memoriam
a Dominga Pavón de
Hernández
a Alejandra Verónica H.
Pavón
Autor:
Edgar Iván
Hernández
Colección poemas a la
familia
Rama: Poesía
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