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Un día cualquiera – Análisis de la obra de Wilfredo David Auris Villegas (página 2)




Enviado por fiorella



Partes: 1, 2

Exhausta y temblando de miedo, trasladada
de esa asombrosa realidad o desalmado ilusión se incorporo
con dificultad extrema sobre su lecho color rosa, el salvaje
abatimiento se había apoderado de esta pobre muchacha que
atinaba a mascullar alguna palabra. Una encantada y atractiva
atmosfera había tomado por asalto todo el espacio de su
habitación con abluciones de estilo ibérico y
lumbreras amplias, cubiertas de cortinas color violeta que
invitaban a la nostalgia.

Optaba sucumbir desveda a esa hora de la
madrugada.

Lo único que recordaba era las
mismas palabras que por ultimo evocara antes de iniciar aquel
largo viaje sin itinerario ni premeditada programación,
prescindiendo programación, prescindiendo de su ligero
equipaje, un viaje por las sinuosidades de la subconsciencia, no
podía creer haber en vejecido tanto durante su largo
recorrido por la horrorosa capital, sin compras y
fotografías para el recuerdo.

Su sencilla habitación estaba oscura
y todo su organismo desprovisto parpadeaba de miedo vivía
sola. Era sencillamente una alucinación, si ayer estuvo
conversando, ayer escucho esas palabras. Era virgen y siempre lo
había sido. La congénita depresión hizo
presa de su dilatado viaje-¿Quién sabe a
donde

"-, alcanzo todavía a verse a
sí misma dentro de ese alguien que había dejado de
ser ella. Experimentó los infortunados giros de la vida,
que uno puede envejecer tanto en una noche, en unas horas, en
unos segundos, en una palabra.

Desde entonces había sobrevivido con
esa oscura intriga, todo este periodo que logró su largo
periplo por la nada. Nunca más había vuelto a verlo
en su vida. Nunca supo si consiguió casarse.
Únicamente se entero por noticiero su trágico
final. Tarde llego a sus funerales fue incinerado.

El abogado insospechadamente había
tomado por asalto su frágil corazón y el alma desde
su lejana adolescencia. Cuando fue abuelo supo que nunca la amo.
Proverbialmente especulaba sobre él, en su brillante
profesión de jurista inteligente, en su bello rostro del
típico limeño que aun no ha mezclado su sangre, en
su voz tierna de un muchacho capitalino.

Cada vez que andaban de putas por las
calles limeños, sobre gélidas y pétreas
aceras, caminaba a su siniestra, dejando atrás avisos
publicitarios, polvorientos edificios rugientes
automóviles, era su lado preferido. Siempre hablaba de
él, le contaba todo . Nicolás se limitaba a
escuchar; bajando la mirada enmudecía. Al caer la tarde se
despedía.

Lo vio por primera vez en el primer verano
del milenio, asentada al fondo de una vieja combi en los
arrabales de la hipócrita lima que se marcha sin
despedirse. Al descender sobre la firme grisácea se
acerco, conversaron como dos viejos amigos. Trataban de escapar
de la misma inextricable situación. En su memoria n
habitaba el jurista, su expresión fina y delicada le
infundía esperanza que algún día se
casaría con ella. Y podía darle el gusto de
apellidarse DE PARDO. Bet de Pardo, soñaba.

Nunca supo decirle nada. Nunca se
casaron.

En realidad solía verlo
únicamente en sus inofensivos quimeras como hoy , raras
veces se perdía en los fríos brazos de un brazo de
un hombre que nunca la amo, le encantaba envolverse en su fino
perfume francés .

Acariciar confundir sus afiladas manitas
blancas en su cabello gris y ensortijado.

Desde entonces, durante cinco años
consecutivos se frecuentaron con extraño tributo y
ponderación. Cada mañana deslizaba su voz
provinciana a través del hilo telefónico. Nunca le
llamo, ni siquiera en su triste cumpleaños. Pero palpitaba
algo en ella que ahora recién comprendía,
extrañaba su voz cuando tardaba timbrar el
teléfono. Escuchar sus sueños que no era otra cosa
que los de ella, rara vez hablaba de su noctambula vida sin
importancia, había olvidado preocuparse por sí
mismo, exclusivamente vivía para ella. Lentamente
había dejado d existir permitiendo que Bet viviera en todo
el espacio impalpable de su alma y corazón de
niño.

Con pericia podía avizorar
desdibujado sus anhelos estrellándose en el precipicio de
una abismal realidad.

Los tristes recuerdos de sus fracasos, los
breves intentos fallidos sin pena ni gloria. Nunca llego a
decirle aquello que sentía en sus fibras más
intestinales.

Nunca sabremos porque dijo que nunca la
amaba.

Nunca escucho decirle que la
amaba.

Ahira que disimuladamente bordea los
sesenta, vagos recuerdos se filtran en su solitaria vigilia
– a esta edad vivimos solo de recuerdos decía su
abuela-, lo recordaba todo, cada palabra que agonizaba en su
garganta, cada gesto que se perdía en los perfiles de
viejos edificios, su débil sonrisa que retrataba a
través de la tarde, su vida de un noctambulo empedernido,
su perversa tentación de tropezar siempre con la misma
piedra.

Cuando la conoció, deliberadamente
se enamoro de ella. Su peculiar pusilanimidad se lo
impidió obligando a tomar el filoso e hipócrita
puñal condenando al abismal ostracismo al bello gusano que
corroía su alma hermosa a cambio de unos segundos de
compañía sin igual.

Fue un insólito amor que afloro
desde los rincones del olvido y dándose vuelta
volvió a desaparecer en la misma nada.

Nunca pudo perdonarse aquella
sombría desidia, la de negarse a cobijar aquel amor castro
e inmarcesible .Fue torturante y terriblemente doloroso, como al
único hombre que todavía no han amado en la
tierra.

¡Cuánto daría por vivir
que renuncio vivirla, cuanto!

¡Qué ironía del
destino!

Pero así es la vida. Quisiera contar
esa tortura increíble a que la había conducido ese
abrazo de pocas horas de sueño, de un viaje imprevisto, la
más dura realidad; quizás era el preludio
próximo e inevitable destino de esa pobre mujer que apenas
rebasaba la barrera de los treinta, con su frágil y
delicada figura sin huella de poderosas fibras masculinas , en
esa gélida noche de invierno, postrada y miserablemente
envejecida, sus padres habían adquirido en los
últimos años de su primera juventud cuando emigro a
la Argentina, esta joven desconocía este raro accidente de
la naturaleza. Ayer, al comienzo de la noche, allí estaba
Nicolás, sentado junto a la ventana, ahora inexorablemente
compendiaba sus días.

Desconocemos el origen de todo este suceso.
¿Acaso la consecuencia de un amor clandestino no
correspondido como los grandes amores de la historia?
Padecía a consecuencia d haberse quedado dormida esa
noche, ¿Qué hubiera pasado si optaba por la
vigilia?, pensando y recordando esas mágicas y
comprometedoras palabras, recordaba perfectamente ese oscuro
universo de Nicolás a punto de romper en llanto, el
único amigo pendiente de ella, el suicida que la amo con
extremada vehemencia, escuchando resignado "eso jamás",
como el filoso bisturí que corta una verdadera esperanza,
Sus labios dejaban escuchar el nombre del limeño- que baya
no se acordaba-. A estas altura de su vida , Nicolás
habitaba en su frondosa memoria y en todo su ser, mientras que el
jurista fue el hermoso canto del cisne que había
estrellado su acrobático vuelo hace muchos cielos de
sueño.

No era el hombre de su vida, con la
esperanza de tener cerca la suave caricia del cabello corto y
escuchar la voz de Gabriela, ella lo había abandonado por
un alucinado noctambulo, se lo había dicho varias veces
mientras hacían el amor en su alcoba favorita.
Silenciosamente vivía odiando a ese hombre que nunca llego
a conocerlo. Era consciente que ella no lo amaba, pero se
contentaba tenerla a su lado.

Siempre sospecho que alguna vez ese
matrimonio de conveniencia terminaría.

Cuando retorno a su casa de ancón,
allí estaba leyendo ULISES DE JOYCE. Le miro compungido,
fue e darle el cotidiano beso. Esquivo.

Era bueno, pero llegaron a
amarse.

-Ha vuelto – dijo.

-¿Quién mi amor?

-Tú sabes, el, tropecé al
salir del banco de la avenida Canadá.

Era que tanto esperaba, rebosando de
alegría llego a casa dispuesto a no volver a perderlo como
hace veinte años, en la mediocre continuidad.

-Perdóname cariño- es que no
entiendo.

Desconcertado dijo Ricardo llanos, tirando
la puerta.

Mi primer enamorado

Al escuchar semejante palabra- mi primer
enamorado-, no atino a responder, desplomándose sobre el
sillón, acostumbrado a la vida y los gustos de
Bet.

-Sabes bien que siempre lo he amado, no he
podido olvidarlo, fue el primero en mi vida, la que me hizo
mujer- dijo con dureza y nostalgia.

Obnubilado Ricardo recostó su
descomunal cuerpo sobre la cómoda, empezó
transpirar copiosamente, oscureció su mente al escuchar
semejante confesión. Era cierto no había sido su
primer hombre, solamente se consolaba con su extremado parecido a
Gabriela, aquel hombre que cada noche se acostaba a su lado.
Nunca llegaron a saber que ambos soñaban con otras
personas. Al único hijo que tuvieron lo llamaron Fernando,
la soporto por amor.

Siempre había amado, desde el primer
momento que la casualidad quiso.

Ricardo había soportado todos los
berrinches que una mujer que ama es capaz, y nunca elevo su voz
de protesta, incluso en la casa, estaba acostumbrada a llegar a
cualquier hora sin rendir cuenta a nadie.

Se habían casado hace más de
cinco años. El único hijo que les nació
había muerto hace ocho meses, lo que quizás hubiera
sido el punto clave y consolide aquel matrimonio dispar y
absurdo. En realidad ella se había casado por la
intolerancia presión social que casi nunca da marcha
atrás, temerosa de la vida solitaria. Ella seguía
amando al jurista, brillante y exitoso asesor de varias prosperas
empresas. Deambulaba en lujosos automóviles.

-Voy a salir- dijo impaciente.

-Vuelve pronto- dijo Ricardo detrás
de la alcoba que secretamente guardaba polvorientas y acuosas
historias.

Sollozando dijo Ricardo y reaccionó
arrodillándose ante lo que más había
creído amar en el mundo. Gabriela fina y
delicada

-Lo siento, tu bien sabes que lo
amo.

No pudo contenerse y rompió en
llanto.

Su corazón dejo de latir.
Imposibilitado de retenerla a Gabriela, trato de abrazarla y no
lo consiguió. Nunca había escuchado la voz de su
madre. Ahora era tarde, Lucia hace muchos años
había muerto. Era el último de los hermanos,
dedicado a su trabajo de libreros en el centro de lima que le
permitía vivir como toda clase media.

-Adiós-escucho extrañado esa
voz triste de su mujer apagándose al golpear la
puerta.

Se marcho ansiosa y pensando. Le
había dicho que aun la quería , la amaba, que
siempre la llevaba en su equipaje de largos y pausados viajes
alrededor del mundo.

Se caso casi a los cuarenta años, al
no saber nada de el por más de veinte años,
solamente se enteraba a través de viejas amistades y los
periódicos que revelaban sus éxitos.

-La fina lluvia bañaba los cristales
de su amplia ventana.

Se encontraron en el jirón de la
unión como la primera vez, pasaron por alcanfores,
convergiendo en el hotel de la calle Tiziano, a pasar la noche,
ella dijo que lo había extrañado todos estos
años.

-Aguarda- dijo- te llevare en mi
coche.

-No hace falta, puedo ir en taxi, te
amo.

Habían hecho el amor como
jamás.

Atravesaba una situación
difícil. En realidad nunca la había amado, la
casualidad pretendió que se volvieran a encontrar en este
sueño que parecía real, gozaba al verse al lado del
hombre de su vida que tanto amaba, pero en los sueños uno
nunca se acuerda de esta vida real. Poe ello, después de
ese raro encuentro el jurista torno a olvidarse y se preparo para
ir al Cuzco con su novia en turno. Mientras que Gabriela llego a
casa al mediodía.

El librero estaba en casa a esa hora ,
había clausurado la tienda y podía leerse en el
letrero:"Se traslado a Trujillo".

Sentado sobre el viejo sillón de
caoba, en la sala que daba al jardín, mirando vagamente
las enredadas tapias que siempre había amado. La
más hermosa se llamaba BET, cuyo perfume se
esparcía hasta los vecinos de al lado que finamente
acariciaba su sueño. Ella ingreso sin decir nada, intento
abrazarlo

-Aparta tus maldito brazos, imbécil-
dijo furiosa.

Volvió a ponerse de rodillas,
balbuceando dijo:- te aaamo, que será de mi si me deeejas,
no podré vivir sin ti Gabriela.

-No soportaría la vida sin ti-
repitió rápido, con voz quebrada.

-Nunca me hables así- se marcho a su
alcoba.

Nunca había comprendido a su mujer,
amaba a sus cabellos y su fina voz de ave que realmente era de
otra, el amaba a esa otra persona en la ligera figura de BET.
¿Es posible que siempre habite Gabriela dentro de la
delicada imagen de BET?

BET celosa e impotente contemplaba la burla
del destino.

Intento despabilarse.

Se comunico y le recordó que
volverían a verse a la altura del centro comercial
Arenales. Nunca llego la ansiada cita

Ella no despertó.

Rompió en llanto, miro con desprecio
a su esposo, luego d la ducha se precipito sobre la redonda
cama.

Había resuelto enfrentarse a la
realidad. Remato su apartamento de soltero que su padre la
obsequiara y le propuso viajar al Cuzco o fuera del país
por un par de meses, quizás salir del sueño era lo
más prudente, despertar; no llego a convencerlo.
Continuaba el viaje impostergable. Inundado de infinitos temores
su cuerpo tembloroso palpitaba.

Aterrorizada e inexperta, oteaba confundida
sin poder abrir los ojos.

-¡Nunca viajaría contigo a
ninguna parte, déjame en paz,!- grito e intento salir del
oscuro sueño.

Había sufrido un accidente y se
marcho a Europa, no volvió, llamo por teléfono,
para formalizar su relación.

Entonces aguardo aquellas días
infinitos, como una novia fiel esperando a su príncipe
azul, como en la vida real estaba acostumbrada, desde
siempre.

Arribaron los días esperados y
volvieron a encontrase, esta vez se perdieron en el hotel de la
avenida próceres, la conmovedora confesión tuvo su
apropiado lugar.

-Nunca te ha amado

-Pero aquella que tú me
decías cada vez que salíamos- lleno de
lágrimas alcanzó a recordar.

  • Lo siento, debo marcharme
    lejos.

  • -No me abandones, te amo. Realmente
    ella nunca supo si lo amaba, se encontraba enredada en la
    memorable vida de Scarlet O "Hará, frente al
    débil, culto y fino Asley Wilkensoy que nunca le
    había amado, confundida, sin despedirse se marcho a
    casa. No estaba su esposo, lo busco portadas partes, se
    había marchado lejos.

Lo busco.

Lo encontró bajo el puente
Rímac, vagabundeando junto a BET.

-te amo, mi alma, soy feliz a tu lado, te
necesito, no me dejes, extraño tu sonrisa, tu cabello liso
y azabache- tristemente se escuchaba envuelto en el aire
limeño.

-Nunca te dejare Ricardo- amor
mío.

Tomados de la mano desaparecieron en la
noche.

-También te necesito, eres la
razón de ni existencia- susurro mas – vámonos
querida, vámonos mi amor a un país lejano donde
nunca haya una mañana

Adiós

BET sintió un profundo vacio en el
alma, "¿Qué será de nosotros cuando tengamos
cuarenta años?"

Camino descalza por las orillas del rio
infestado de pájaro y audaces ladronzuelos, por
extraños dementes y ancianos alucinados que habitan esa
otra vida, deambulando a lo largo la gran avenida del rio, como
este viaje a lo desconocido.

Nicolás, Nicolás,
Nicolás, palpitaba en sus oídos, su herido
corazón latia , no supo que decir al ver sus pies
pequeños sorprendidos y mojados, sentía el
abrumador frio de la garua limeña.

Mientras a lo lejos a lo lejos se escuchaba
una voz triste que se alejaba.

-Te amo bet, es tarde ya, mi cielo, mi
dicha, mi tesoro, mi mundo, adiós mi amor. Era la voz
olvidada y triste que clamaba del mas allá.

Las ardientes palabras que nunca
había sido capaz decirlas, se las decía
somnolientos.

-Adiós mi amor.

Fue lo último que escucho y nunca
supo más de su vida.

-"Que será de nosotros cuando
tengamos cuarenta años".

Nicolás se había suicidado de
un balazo a la altura del corazón.

Entro a la perfumada alcoba, que
premeditadamente había preparado todo con la minuciosidad
de un experimentado criminal, desde hace varios años,
desde su adolescencia, comentaba los noticieros.

Cierto día amaneció muerto en
el jardín de su casa de ancón, a orilla de La maja
desnuda de Goya escuchando La traviata de verdó, su
música favorita, al menos eso informaban ellos noticieros
de la madrugada. Decía la radio. Embadurnado en su gran
charco de sangre con los ojos abiertos escudriñando al
horizonte y yacía el cadáver frio e inerte, por
cuyo labio se filtraba una fina secuencia de sangre de color
oscuro. BET daba vueltas en su cama, temblorosa y aterrorizada.
Que no había envejecido tanto en una noche.
Despertó empapada de un sudor viscoso y amargo,
Miró a todas partes. Pensó que tal vez todo eso era
un sueño, solamente un sueño. Se puso a
llorar.

Ahora saldría a buscar a
Nicolás. Terminaría con el jurisconsulto,
envolviéndose dentro de sus trapos ve cruzar por el piso
de abajo a Ricardo su vecino, apenas un chiquillo dedicado a
jugar la canicas en el vecindario. Recordó a Gabriela. No
dijo nada. Cogió el auricular para llamar por primera vez,
una voz triste y sollozante de anciana contesto al otro lado del
teléfono, Nicolás había muerto en medio de
sus libros sobre un charco de sangre. Estupefacta palpo yodo leve
cuerpo, recordando las enigmáticas palabras de este
noctambula que nunca llegaría a los cuarenta años.
TODO ERA UN SUEÑO, UN PARDO VIAJE POR LAS OSCURAS GUARIDA
DE LO ABSURDO. Se vistió de negro para los funerales.
Nunca más volvió a verlo.Habian incinerado su
cuerpo.

Aquel vulgar sueño se convertido en
la más cruel realidad jamás imaginada.

No estaba vieja, nunca se había
casado con nadie, todavía guardaba celosamente su
virginidad. Se retiro sollozando a lo largo de la avenida
colmena, cruzando los sucios edificios, llevando sus bolsos
marrón lleno de recuerdos, de Nicolás, de su sangre
salpicada en su alma de niña, Lo amaba tanto. Nunca dio
esa oportunidad. Nunca deslizo la caricia de su loco
amor.

Nunca supieron realmente que fue aquello
que lo condujo a suicidarse con la pistola de sus
antepasados.

Hay personas que se van a esa otra vida sin
despedirse, quienes se conforman con un frio hola, un beso en las
mejillas y largos paseos por las alamedas del
sueño.

Doblo la esquina y al abrir la puerta, lo
vio de espaldas leyendo el periódico del día.
Nicolás estaba sentado sobre el sillón reclinable,
al acercarse para palparlo, desapareció sin decir nada,
así es cada vez que vuelve a casa, a veces cree que la
esta cuidándola, como a una pequeña de pies
descalzos que juega a orillas de la playa, así será
su vida cada noche por el resto de sus días. Como ahora en
la mañana, antes de salir a verme se ha despedido de
Nicolás

Auris y la política .- Descree de la
política y escéptico no cree que puede salvar al
mundo o a cualquier país lejano o algún pueblito
desconocido, pues la corrupción se ha enquistado en ella.

Auris y la Educación .- Educador
convencido que la única manera de desarrollarnos
sostenidamente, es en base a una pedagogía revolucionaria,
una educación solidaria, concientizándola,
compartiendo los ideales de Cristo, Paulo Freire, Car Rogers y
Claudio Naranjo.)

Aporta mucho a la educación,
publicando sus libros y enseñando en diversas
universidades para brindar todo lo aprendido.

Obras .- Entre las pocas obras que ha publicado
figura sólo tres, ya que desconocemos sus demás
publicaciones, considerándolo por el momento una especie
de "escritor anónimo y marginal"

  • Cuentos de medianoche
    (relatos)

  • Mañana cuando me vaya piensa en
    mí. (poemario)

Rikchari Llacta (Revista)

  • Estrategias de estudios y
    metodología de investigación universitaria.
    (ensayo)

  • Comprensión lectora y
    creatividad de textos para la vida. (ensayo)

Argumento:

Una noche en la vida de
BET

ARGUMENTO

Este cuento trata sobre un joven
Nicolás quien vivía enamorado de una hermosa dama
llamada Bet el cuenta que una noche Bet tuvo un sueño ella
soñaba que está casada con Ricardo quien era su
amigo de infancia del barrio donde nacieron ambos sabían
que no se amaban.

Bet después de cinco años
encuentra a Fernando el amor de su vida y está dispuesta a
no perderlo como hace veinte años sin importarle arriesgar
su matrimonio Fernando y Bet mantuvieron una relación
fugas y en la última cita Fernando le confiesa que nunca
estuvo enamorada de ella ni la amaría ella al ver que
Fernando le dijo eso fue y le pidió disculpa a su esposo
Ricardo fue ahí donde se dio cuenta que lo
amaba.

Bet escucha la voz de Nicolás quien
la llama constantemente y le dice que la quiere y la ama y se
despide de ella.

Al despertar estaba empapada de sudor y se
dio cuenta que todo había sido un sueño.
Salió a la calle a buscar a Nicolás y vio cruzar a
Ricardo quien apenas era un chiquillo que jugaba canicas
cogió el teléfono y llamo a Nicolás pero
quien contesto fue su madre quien le dijo que Nicolás
estaba muerto.

Bet nunca estuvo vieja nunca se
había casado con nadie solo se llevó su bolso lleno
de recuerdo de Nicolás lo amaba tanto

Personajes Principales.-
BET

Personajes secundarios.-
Nicolás, Ricardo, Fernando

Trama.- -Te amo bet, es tarde ya, mi cielo, mi
dicha, mi tesoro, mi mundo, adiós mi amor. Era la voz
olvidada y triste que clamaba del más
allá.

Las ardientes palabras que nunca había sido capaz
decirlas, se las decía somnolientos.

Tema.- trata sobre el romanticismo

Crítica respecto a la obra
formal.-
El lenguaje debería más simple sobre
todo para que los niños también puedan entender

Crítica general a la obra.-
La obra está muy bien sobre todo porque nos narra cosas
que pasan y que a veces no somos capaces de hacer lo que nos diga
el corazón y tarde nos damos cuenta

1.8.- Enlaces en
internet.

http://davidaurisvillegas75.blogspot.com/


/usuario/perfiles/wilfredo_david_auris_villegas

– En google: David Auris
Villegas

 

 

Autor:

Fiorella Yoselin Villavicencio
Oliva

Pisco -Perú (1992).

Estudiante del segundo ciclo de
Ciencias contables en la Universidad ALAS
PERUANAS quien desarrolla el presente trabajo en el curso de
Literatura Peruana.

Ciudad. PISCO

País. Perú.

Año. 2010

Partes: 1, 2
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