A través de los bíforos o unidades de
fuerza psicosomática, que actúan en el citoplasma,
el espíritu encamado imprime sus características
evolutivas a todas las células del cuerpo físico.
Le compete a la epifice ejecutar esa tarea de sintonía
proyectando sobre las células, y consecuentemente, sobre
el cuerpo, los estados de la mente, que estarán
ennobleciendo o agravando la propia situación de acuerdo
con la escogencia del bien o del mal.
La acción del espíritu será
ejercida según la secuencia:
Espíritu -Periespiritu- Fluido Vital o Doble
Entérico Cuerpo Físico (Epifisis
célula-bióforo– mitocondrio) de lo que
resultará, el acumulado o dispersión de
energía.
De ese modo, todas las estructuras del cuerpo
físico, representadas por sistemas, aparatos,
órganos y células, en fin, todo el organismo, tiene
su representatividad en el psicosoma, modelo organizador
biológico, sobre la dirección del Espíritu,
que es comandante de todas sus acciones.
Dios nos creó espíritus simples,
ignorantes e inmortales, para que seamos espíritus
perfectos; desde luego, ayudados por nuestros propios
méritos. Para eso, con su bondad, justicia y misericordia,
nuestro Creador, no castiga, dándonos siempre
oportunidades. Esa es, exactamente, la nueva oportunidad que
tenemos como espíritus encarnados, para que, con el tesoro
de nuestras adquisiciones y el impulso de nuestros
propósitos, podamos comandar, con la fisiología del
alma, nuestro cuerpo físico, préstamo Divino, que
está orientado por el mapa de la regeneración. Nos
conducimos hacia la perfección, establecida como meta
infinita, por esta fuerza poderosa que todo determina; dentro de
ese prisma, no será lo que equivocadamente queramos y
sí que precisamos y tenemos que ser. Nuestro maestro
Jesús nos trajo esa directriz en su Evangelio: "Sed
perfectos`
Hagamos de nuestro cuerpo el vehículo de nuestra
regeneración, el camino es largo, no tardemos en la
caminata.
¡Hombre que soy ahora, por el foro Divino, vivo de
cuerpo en cuerpo para forjar mi destino, que me lleve a trasponer
la claridad de las estrellas!…
"El cuerpo humano "es un universo en miniatura'; es
una máquina pensante, obra idealizada por nuestro Creador;
cada vez que la ciencia va descubriendo sus misterios y
estrechando sus lazos con el microcosmos, así como con el
macrocosmos, también va descubriendo la presencia de
Dios"
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
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NACIENTES, Antenor
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EspíritusJORGE ANDREA DE LOS SANTOS Enfoque Científico
de la Doctrina espiritaCARIBAR SHUTEL Materia, Fluido Vital y
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1991JOSE JORGE, Antología del
Periespíritu. 5° ed, Celd, 1997.
CAPITULO VII
El aura
humana
De la autoría de Leonidov, la revista
UNIÓN SOVIÉTICA, publica un reportaje ilustrado
acerca de Semion Kirlian, mecánico electricista ruso y su
esposa Valentina, que consiguieron fotografiar el fluido emanado
del cuerpo humano, denominado. BIOPLASMA, por los
científicos de la U.R.S.S.
La experiencia bien realizada presenta una prueba
más de la insofismable existencia del aura
humana.
Desde hace mucho tiempo, ciertos estudiosos de los
asuntos psíquicos venían asegurando que nuestro
cuerpo es circundado por una especie de emanaciones
fluídicas, como una luz o fosforescencia, apenas visible
para las personas sensibles y predominantes, alrededor de la
cabeza y en las extremidades de los dedos.
Esa es el aura humana, definida por el Yogi
Kharishnanda. Siendo este, el campo magnético,
que circunda el cuerpo físico, cuyos tonos de coloraciones
dependen del estado vibratorio de la energía; según
el desenvolvimiento psíquico del individuo y de las
fuerzas vitales del cuerpo.
En el interior y en las ligazones sutiles de esa
túnica electromagnética, de que el hombre se
trajea, y circula el pensamiento, coloreándola con las
vibraciones e imágenes, de que se constituye; allí
exhibiendo primeramente las solicitudes y los cuadros que
improvisa, antes de irradiarlos en los rumbos de los objetos y de
las mentes que demanda.
Manifiesta Andrés Luis en la página 129
del libro Evolución en dos Mundos: "Esa
túnica o halo energético fue bautizado por
el varón de Reichembach con el nombre de Od, y de
ahí ya la expresión consolidada, en la
metapsíquica, de efluvios ódicos". Es con
razón, la aureola de los santos del catolicismo. Hay quien
juzgue encontrar una representación simbólica del
aura conviniéndose llamarle, efluviografia. La
captación en negativos fotográficos, de la
configuración de los efluvios ódicos,
también denominados como rayos V (de la vida), por
Brondlot y de rayos XX (X elevado a la potencia X), por el Dr.
Ochorowicz. Al parecer, en 1882, el comandante Darget, fue el
primero en intentar semejante experimentación. Surgieron
después, aplicadas con relativo éxito, las
técnicas del Dr. Luys, Adirei Majewski y Gabriel Delanne.
El profesor Walter y Kilner, del Colegio Real de los
Físicos de Londres, entre los años 1912 y 1920,
divulgó un método destinado a tomar visible el aura
humana, a la cual fue dado el nombre de efluvioscopia, acerca de
éste método escribe Hernani Guimaraes Andrade, en
su libro: Nuevos Rumbos a la Experiencia Espirita.
El paciente, cuya aura debe ser examinada, es colocado
de espalda y de píe, contra un fondo negro. El observador,
de espaldas hacia una ventana de iluminación, mira al
paciente a través del fondo colorido. Al cabo de unos
minutos, comenzará a distinguir en torno de la persona
observada, una luminiscencia de forma ovalada rodeándolo
totalmente, para los espiritas; todo es encarado con mayor
claridad, sin sorpresa ni estupefacción. Simplemente,
porque ya en el siglo pasado, afirmaba Kardec: "El
periespíiritu no se halla encerrado en los límites
del cuerpo, como en una caja. Por su naturaleza fluídica
es expansible, irradia para el exterior y forma en tomo del
cuerpo, una especie de atmósfera que el pensamiento y la
fuerza de voluntad pueden dilatarse más o
menos.
Por eso sucede que persona alguna, sin estar en
contacto corporal, puede tomar contacto con su
periespíritu y permutar su mal grado de impresiones y
algunas veces, pensamientos, por medio de la
intuición.
Las investigaciones del matrimonio Kirlan, fueron
impresas como se ve en concepciones y experimentos interiores; se
revisten, entretanto, de especial significado porque oriundas de
un país materialista, cuyo interés máximo es
el de negar la realidad del espíritu, sus manifestaciones
y la sobrevivencia[5]
PSIQUISMO: CONSCIENTE E
INCONSCIENTE
La organización psíquica humana puede ser
apreciada en la triada: consciente, superconciente e
inconsciente. Las dos primeras zonas, la consciente y
superconciente, hacen parte de la organización material,
estarían estribadas en las neuronas de la zona
encefálica, donde el trabajo psíquico,
comúnmente, se afirma en el intelectualismo
analítico. Esto es la conclusión del trabajo de la
zona consciente, es el trabajo de nuestro cotidiano vivir, no
existiendo dudas sobre su entendimiento. Para percibir el trabajo
intelectual necesitamos del análisis de sus respectivos
elementos. Entre tanto, el trabajo de la zona inconsciente es
más avanzado, siendo poco o casi nada percibido por la
zona consciente. Entiéndase, que la zona consciente no
posee los elementos necesarios para la participación
integral de lo que realiza el inconsciente. De ahí,
innumerables procesos de la zona inconsciente o espiritual no
pueden ser avaluados y mucho menos percibidos por el consciente.
Éste, algunas veces, puede alcanzar los efectos reflejados
de esas actividades profundas del psiquismo, sobre formas de
símbolos y fragmentos, por su menor capacidad de
elaboración. La zona superconciente sería una
elaboración consciente más avanzada, donde el
trabajo analítico conciencial tuviese posibilidades de
ampliación en una síntesis. Sería como que
el consciente, percibiendo dentro de sus posibilidades el
desenvolvimiento del inconsciente, abriera una percepción
consciente en fajas más desenvueltas, cuya esencia del
fenómeno pudiese ser registrada. Sería un
fenómeno intuitivo, sin análisis, desenvuelto en la
zona consciente, por eso, con foros de certeza y veracidad. La
percepción superconciente representaría la
posición fenoménica, intermediaria entre el trabajo
del consciente y los complejos mecanismos del inconsciente: Por
todo esto, se concluye que: definir la zona espiritual, por la
reducida tela de la consciencia, sería siempre en
carácter de hipótesis y con estrechez de conceptos,
a pesar del auxilio y trabajo de la zona súper
consciente.
La zona espiritual o del inconsciente presentaría
una serie de fajas con funciones apropiadas, donde
podríamos discernir, un centro emisor de todas esas
energías, que por su condición de pureza y
perfección denominamos como inconsciente
puro[6]Siguiendo del centro para la
periferia, es decir, del espíritu para la materia, en
otros términos, del inconsciente para el consciente
percibiremos una zona espiritual donde estarían grabados
todos los elementos adquiridos en las diversas experiencias, con
incorporación de las respectivas aptitudes, lo que nos
llevó a denominarlo como inconsciente pasado o
arcaico. Esta zona retendría, todos los elementos de
la vivencia de un determinado ser, cuyo camino será
infinito en posibilidades.
Existiría otra faja más periférica
que en virtud de su actuación, muy próxima de la
zona consciente y como relacionándose con la zona material
actuante, la denominamos como: inconsciente presente o
actual.
ZONA DEL INCONSCIENTE PURO
Centro de la vida: punto de partida de las
energías directivas del espíritu a distribuirse,
por toda la estructura del psiquismo. Es una zona inaccesible por
cualquiera de los métodos psicológicos en vigor.
Representaría, la zona del auténtico yo, con
características de campo dimensional, de
energías tan específicas, que por su intermedio
tendría la posibilidad de pensar que el fluido
universal (elaboración del pensamiento Divino)
ahí se encuentra en posición de penetración
y consecuentemente, de orientación y abastecimiento de las
inagotables vibraciones Divinas para los seres. Sería una
zona quintaesenciada, faja de nacimiento de las
energías creativas del propio psiquismo, el puente de
comunicación y local de la canalización de la gran
ley de la vida; sería la fuente de energía
Crística que todos los seres vivos poseemos. Las
energías creativas de esa zona que denominamos como
inconsciente puro, distribuyen, con orden y precisión, los
necesarios impulsos nutritivos para la faja que a
continuación le sigue, denominada por nosotros como
inconsciente pasado o arcaico. Ésta a su
vez, orientaría la que le sucede y así en adelante
hasta el cuerpo físico. De ese modo el centro de la vida,
que es la fuente creativa estaría con su inteligente
directriz en las células físicas, orientando los
procesos bioquímicos, como energías perfectamente
adaptadas por las respectivas filtraciones, que las fajas
dimensionales del psiquismo pueden ofrecer.
ZONA DEL INCONSCIENTE PASADO O
ARCAICO
Es la camada que circunda al inconsciente puro y donde
estarían sedimentadas todas las experiencias que
determinado ser vivenció a través de los tiempos.
Allí encontraremos los núcleos de esos
archivos, que por su intensa actividad denominamos como
núcleos en potenciación. Podríamos
nombrarlos, dentro del pensamiento junguista, como arquetipos.
Cuanto más vivenció determinado ser, mayor es el
lastre de esas fuentes vibratorias por el mecanismo
incorporativo, en esa absorción y en la debida
metabolización de la mecánica psíquica, los
archivos del espíritu allí situados, siempre se
expresarán en una posesión de unificación y
totalidad sobre las formas de aptitudes.
Así, los cimientos de las experiencias acumuladas
se transforman en aptitudes que podrían ser cada vez
más buriladas, ampliadas y mejoradas en la medida en que
la evolución individual se vaya afirmando.
De los núcleos en potenciación,
partirán energías que recorrerán las
diversas fajas o camadas del psiquismo hasta henchir el
paredón de las células físicas,
específicamente en sus núcleos, impulsando y
comandando el laboratorio del código genético. De
ese modo, sería que las fuerzas del espíritu
intervienen en la organización física.
ZONA DEL INCONSCIENTE ACTUAL O
PRESENTE:
Esta tercera zona de revestimiento, representaría
una región cuyas funciones psicológicas al estar
aproximadas a la zona física, más fácilmente
se mostrarían aparte de esa dinámica ya bien
percibida por la zona consciente. Es la zona donde los conflictos
del psiquismo, sobre forma de neurosis, más
fácilmente, se vierten en la zona consciente natural,
canal de derivaciones.
En consecuencia de esa exposición,
diríamos de manera lógica, que es en el
inconsciente pasado, donde los torbellinos
energéticos del espíritu se encuentran enraizados
para absorber experiencias de la zona consciente y por proceso
inverso, con posibilidades de nutrir los mecanismos de la vida
material. Esas fuentes inagotables de energía espiritual,
por la condición de constante vibración, nos
llevarán a denominarlas núcleos en
potenciación. Y los correspondientes en la periferia
(célula del cuerpo físico), los elementos donde los
torbellinos de esos núcleos pudiesen encontrar
receptividad, como si fuera una tela captativa; serían los
genes de los cromosomas. Vamos a ver que el psiquismo, en esa
hipótesis de trabajo, tendría correlación
con canales de acoplamiento entre el espíritu y la
materia. Con el fin de que esos campos consigan entre sí
acoplamiento y sintonía; deberán ser adaptados, por
los diversos campos dimensionales. Las fajas del psiquismo deben
presentar más condensación en la periferia de la
zona corporal, pero cuanto más en el centro, de la zona
espiritual, es más quintaesenciada por la pureza
dimensional.
Aún podríamos agregar en el esquema del
psiquismo, el cuerpo mental envolviendo el inconsciente actual.
En cuanto a esta camada, tenemos que ampliarnos en las
informaciones espirituales, ya que, no existen posibilidades de
conocimiento de esa zona, por sus reflejos en la zona consciente.
Por lo que nos habla Andrés Luis (entidad espiritual),
ella representa el envoltorio sutil de la mente, podríamos
decir que, en esa región, posiblemente el psicosoma
encuentre sus cimientos.
La zona o faja intermediaria que podría ofrecer
todas esas condiciones de adaptación entre centro
espiritual y periferia corporal, sería el psicosoma o
periespíritu. Es en la red psicosomática que los
canales del psiquismo encuentran los auténticos caminos de
engranaje de energías.
PERIESPÍRITU O
PSICOSOMA
Vimos al respecto de la estructura espiritual o zona del
inconsciente, que a pesar de ser región energética,
estaría constituida de zonas perfectamente definidas. En
nuestros estudios, representa los ligamentos del inconsciente
puro, inconsciente pasado, e inconsciente actual todas ellas
demarcadas por el cuerpo mental. Tales zonas serían la
consecuencia de campos energéticos, diferenciados
estructuralmente para presentar funciones bien
específicas. Por tratarse de campos vibratorios,
estarían sujetos a expansiones, que a su vez, se vierten
en la intimidad del cuerpo físico, como un succionador de
aquellas energías.
Las expansiones energéticas, a manera de velo,
constituirían, como una cubierta o envoltorio, para
resguardar las zonas del inconsciente o campo espiritual. Con
eso, el psicosoma, sería el envoltorio intermediario entre
la zona espiritual y la zona física, sirviendo de filtro
en la dosificación de las energías espirituales con
la organización física. Por envolver al
espíritu con profundidad fue denominado como
perispíritu o psicosoma.
La organización psíquica con profundidad,
en sus diversas camadas, al sufrir condensación, a medida
que nos aproximamos hacia la periferia o cuerpo físico,
emitirá expansiones cuyo conjunto representaría el
cuerpo del espíritu– cuerpo mental. De esos cimientos,
posiblemente, partirán las formaciones energéticas
del psicosoma, lo más condensado de esos cuerpos
energéticos, solamente suplantado (en condensación)
por el cuerpo físico, que en un sentido geográfico
está para envolver toda la organización. De otra
manera las fajas energéticas se van superando hacia el
foco central del YO, centro del inconsciente puro,
envolviéndolo a manera de verdaderas cubiertas o sobres
que van circunscribiendo, cerrando, como aislando, las
irradiaciones energéticas de las zonas profundas, que
serían las más purificadas.
Así, la energética más sutil,
pura, originada en el inconsciente puro sólo
alcanzará la periferia, en la zona más externa del
inconsciente actual; por la filtración en las diferentes
paredes energéticas que ahora sin modificar las
posibilidades del centro emisor le dan, no en tanto, color
apropiado. La razón de todo esto estriba en el hecho, de
que los centros nerviosos de toda la zona consciente tienen
necesidad de amparo y orientación en sus respectivos
trabajos por la zona inconsciente o espiritual y reciben la
energética del YO con la vibración que la materia
soporte y que se pueda hallar más afín, esto
sólo se conseguirá si las vibraciones puras del
centro vital en el inconsciente puro sufren adaptaciones,
verdaderas condensaciones, antes de alcanzar las telas de sus
manifestaciones en el consciente.
Es en esa organización del psicosoma que se
infiltrarían en los torbellinos energéticos de los
genes de los cromosomas, que por eso pasarían a ser las
telas de manifestación de las energías profundas
que poseemos. Por lo tanto, los núcleos de las
células físicas serían las zonas por donde
las energías espirituales podrían mostrar su
influencia y orientación magnética. El psiquismo
poseería organización funcional muy superior a la
materia, influenciándola, llegándose a pensar con
lógica que ésta sería el resultado de
aquella. Nunca podríamos concluir, que la materia del
cuerpo físico a través de subioquimismo, pudiese
originar las fuerzas del inconsciente que poseemos; sin embargo,
con ese pensamiento materialista es que la psicología de
nuestros días procura fundamentar sus métodos,
inclusive los del psicoanálisis. Sabemos, por las
consecuencias de la experimentación psicológica y
parasicológica, de la ampliación funcional de los
campos psíquicos del inconsciente o espíritu y de
la relativa pobreza del campo intelectual de la zona consciente,
siendo la función consciente menor y más reducida
que los campos espirituales o del inconsciente; jamás
podríamos concluir que el menor contuviese el mayor y le
diese ese origen, por el contrario, el mayor en funciones y
estructura es quien dirige las funciones del menor. De ahí
pensamos en las dificultades de la psicología para
desenvolver métodos de investigación
psíquica, tomando como base la zona conciencial y haciendo
de ella la fuente de origen de toda su
fenomenología.
Los campos psicosomáticos serían mucho
más avanzados en comparación a los campos del
consciente. Los primeros comandarían los segundos,
obteniendo de esa forma una organización estructural
especial, en la que los detalles se nos escapan. Varios estudios
vienen demostrando la existencia en el psicosoma de discos
energéticos llamados Chacras, como verdaderos
controladores de las corrientes de energía
centrífugas, del espíritu hacia la materia, o
viceversa, que ahí se instalan como manifestaciones de la
propia vida.
Esos discos energéticos comandarían con
sus superfunciones, las diversas zonas nerviosas y de
manera particular, el sistema neurovegetativo, convidando, a
través de los genes y el código genético, al
trabajo ajustado y bien ordenado de la arquitectura
neuroendocrina.
Las energías de esa zona psicosomática en
su penetración en todo el cuerpo físico se
transfunden por la periferia corporal en pequeña
extensión mostrando un campo extremo bien evidente llamado
AURA. Ese campo ya fue fotografiado por el método kirlian
(aurografía) y está siendo ecuacionado, en fase de
sus modificaciones, en las oscilaciones emocionales y
desarmonizaciones, de orden patológico.
Los Rusos lo denominan como campo bioplásmico y
los Americanos como campo psiplasma. La futura psicología
encontrará en esas emanaciones periféricas grandes
posibilidades de estudio y experimentaciones, ampliando el campo
de conocimiento y ecuacionando mejor la ciencia del
espíritu.
No podríamos dejar de elucidar sobre las
posibilidades de la existencia de un campo energético
apropiado, entre el psicosoma y el cuerpo físico, (doble
etérico), sería una zona vibratoria ocupando
posición de destaque en fase de los fenómenos
conocidos tales como materializaciones y efectos físicos.
Acreditamos que el campo energético de esa zona, en sus
expansiones con la del psicosoma, se entrelace en las
irradiaciones del cuerpo físico y produzca excelente
material en la formulación de los fenómenos
psicosinéticos y otros tantos de esa esfera
parapsicológica. Con eso podríamos explicar muchas
de las curas que los llamados pases magnéticos pueden
propicia en auténticas transfusiones de energías –
expansiones del aura humana.
GENES DE LOS CROMOSOMAS
Gracias a la investigación constante, el hombre
ya logro descubrir e interpretar el genoma humano.
Los genes representan para la biología hoy
día lo que el átomo representó para la
física en el siglo pasado. En aquella época, el
átomo fue la consecuencia de estudios que exigieron su
presencia en la construcción de las ecuaciones de
física; así en adelante no se pudiese verificar,
como actualmente sucede con los genes, su
presencia[7]
Actualmente sabemos que los genes ya están
perfectamente definidos y situados; así como los
átomos ya fueron fotografiados, a pesar de sus dinamismos,
Hoy día se admite las investigaciones y los avances del
ADN (ácido desoxirribonucléico), a la manera de un
tapete material; que albergará los genes que se
encontrarían en un estado menos condensado que la materia
que le abriga; sin embargo muy afinadas por la misma. De esa
manera, los genes estarían distribuidos por todos los
cromosomas, en su intimidad, en estado dimensional más
avanzado, esto es, de sustancia menos condensada, lo que
dificultaría el registro de su presencia
Ese concepto discrepa con la idea que se tiene
actualmente sobre los genes a representar unidades materiales, en
el propio cromosoma, haciendo parte de su molécula. Con
eso, la construcción, en laboratorio del gene
sintético, por el equipo del Doctor Korana, en el
Instituto de Tecnología de Massachusetts E.U.A, él
fue, con las cuatro unidades básicas del código
genético. El gene creado, por ese experimentador de valor,
fue un gene de ARN transferencial de tiroxina, incluyendo los
mensajes "de partida" y "parada" moleculares.
Para mayores detalles véase el libro del
autor Jorge Andrea "Palengensis la Gran ley". Editora camino de
la Liberación. Rio. 1980 2° edición
(píe de página)
Esto significa que estos elementos seriados en
determinado cromosoma pasarán a hacer parte de su
organización Y de su específica función todo
eso representa un gran paso científico. Así, vemos
que el gene está conceptuado en ecuaciones absolutamente
físicas. Lo que estamos proponiendo es la
conceptualización del gene como campo dinámico de
energía en serie y manipulando la molécula
básica (ADN) de la vida. Podríamos señalar
esta idea, esquemáticamente, en la figura 2.
Partiendo de esa posición, de que los genes
serian torbellinos dinámicos, ahora con
"personificación," en la intimidad de la materia
cromosómica y por las ya existentes ecuaciones
biológicas, en que se hallan envueltos; es de pensar, que
esas fuentes energéticas serian las conductoras y
orientadoras del cromosoma. Consideremos también que en
los cromosomas los más altos fenómenos de la vida
se expresan, siendo imposible considerarlos como efecto de simple
bioquimismo causal o máximo, a expensas de los mecanismos
neuroendocrinos, y éstos, como precisos mecanismos
activadores y reguladores, cuando de su formación en la
célula huevo sería la consecuencia ¿de
qué?.
Así, en el campo energético de genes a
denotar superioridad sobre la materia cromosómica,
¿no haría parte de un campo organizador
específico y a su vez a sustentarse en orientadores o
energética más avanzada? Es claro que una fuente
energética más avanzada sólo podría
estar en el psiquismo. El campo organizador sería el
propio psiquismo. No el psiquismo material, físico o zona
consciente, consecuente del trabajo de las neuronas pero
sí un psiquismo de profundidad en las zonas del
inconsciente o zona espiritual, donde toda la materia
estaría sobre su influencia y como envuelta en sus
mallas.
Y para que la materia pudiese atender a la
dirección y a la orientación de esa
energética Espiritual, las telas receptivas de los genes
representarían campos ideales para tal fin. En la
intimidad del psiquismo sus torbellinos dinámicos y
más específicos, elaborados por las adquisiciones
de una serie de vivencias, encontrarían en los genes las
telas de sus manifestaciones después de la
filtración por las fajas dimensionales, que es el propio
psiquismo, que nos muestra de un lado, una energética bien
perfeccionada, los torbellinos del espíritu o del
inconsciente; del otro los genes como telas de manifestaciones de
aquellas energías a dirigir, los procesamientos del
código genético como incentivo de la vida material.
Con eso, la fenomenología de la zona consciente, en pleno
crisol celular, sería orientada e influenciada, por las
fuentes de energías específicas de la zona
inconsciente o del espíritu.
Las telas genéticas de los cromosomas
serían también los campos de absorción de
todas las experiencias y mecanismos desencadenados por los
factores del medio o procesos en la zona material del cuerpo.
Hubiera un hecho y efectivo intercambio, donde todos los
procesos, inclusive, los de la intelectualización,
serían absorbidos para la zona espiritual, sobre forma de
actitudes, constituyendo sedimentos de la estructura evolutiva de
determinado ser. Solamente un campo energético, que
subsista a la muerte del cuerpo físico, tendría
posibilidades de alcanzar evolución. El proceso evolutivo,
sólo podría ser obra del tiempo, inmensurable,
cuyas adquisiciones de variados matices, serían
producidas, por renovaciones periódicas, que las
reencarnaciones pueden propiciar. Reencarnación e
inmortalidad de la energía psíquica serían
los pilares donde la evolución podría fijar sus
bases, produciendo un mañana a la
biología.
En cuanto más adentro del esquema del
espíritu, las energías del psiquismo serían
más perfeccionadas y menos condensadas, haciendo parte de
dimensiones también evolucionadas cuanto más, hacia
la periferia corporal habrá más condensación
y dimensiones menos evolucionadas, hasta que en la materia
tendríamos el punto máximo de condensación
de ese sistema. Los genes representarían, como
energía, un campo de transición entre materia y
espíritu. Sería una energía más
condensada, en fase de las otras, del psiquismo de la zona
inconsciente, llegando casi a la condensación de la
materia, pero que aún es energía imposible de
revelación por los métodos científicos
actuales.
Como la materia posee su psiquismo, con elaboraciones
bien expresivas, con buena razón los campos
energéticos internos tendrían una mayor tonalidad
de trabajo y, como tal, responsables por la dirección y
orientación de la organización física del
ser. De esa manera, el gene sería la tela de
manifestación de la energética espiritual a dirigir
y a orientar toda la riqueza del metabolismo celular, como
también transfundir el manantial de psiquismo de
profundidad sobre formas de tendencias, símbolos,
intuiciones, diversas creaciones, sueños etc. al reducido
e ilimitado psiquismo de la zona consciente en su apropiado campo
de trabajo.
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Francisco Cándido Xavier —" Evolución en dos
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Janeiro.Andrea Jorge, la Gran Ley, Editora Caminos de
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Janeiro.Andrea Jorge —Energética del psiquismo,
Fronteras del alma, Editora Caminos de Liberación.
2° Edición 1978, Río de Janeiro
CAPÍTULO VIII
Sonambulismo
Hemos llegado a uno de los puntos capitales del
magnetismo, como es el sonambulismo.
Se sabe que el sueño, en el orden natural de las
cosas, es un fenómeno necesario lo mismo indispensable a
la existencia de los seres humanos y de los animales.
La ciencia, por eso, capaz de prescribir los agentes
terapéuticos susceptibles de provocar el sueño, se
muestra incapaz de apuntar a su naturaleza esencial.
Lo que importa, dice Teste (228), es determinar y
analizar la causa natural e inmediata del sueño. Esto en
efecto interfería resolviendo los más interesantes
problemas de la Fisiología.
En verdad, se sabe que la salud perfecta, la
alimentación sana, los ejercicios moderados, mas la calma
del espíritu y de los sentidos, constituyendo las
condiciones mas favorables al sueño; empero las
condiciones favorables a la producción de de un
fenómeno pueden ser, entre tanto, extrañas a la
causa que lo determina. Así la enfermedad, los abusos de
la alimentación, la inactividad o la fatiga, la
excitación del espíritu o de los sentidos, etc.,
son obstáculos al sueño. Mas, por qué?
Cómo? Sobre este punto, dice Teste, la Ciencia es
muda.
Volvemos, pues nuestra atención para la
explicación del sueño en el sentido espiritual, o
sea, en el sentido del papel que en este fenómeno
representa el alma.
Verificaremos de inmediato que la causa del seño
reside precipitadamente en el alma, en la lucha constante por su
emancipación o regreso al mundo de donde ella
provino.
Kardec se refiere al sueño precisamente en el
capítulo VIII, sobre el título—"De la
emancipación del alma". El sueño por tanto, se
caracteriza por la necesidad que tiene el alma de
emanciparse.
Y como sabemos que haya recíprocas reacciones
entre el alma y el cuerpo, fácil será deducir las
circunstancias o condiciones favorables o no a la
producción del sueño.
"El sueño libera el alma parcialmente del cuerpo.
Cuando duerme, el hombre se halla por algún tiempo en el
estado en que queda permanentemente después que muere.
Gracias al sueño, los Espíritus encarnados
están siempre en relación con el mundo de los
Espíritus.
Quiso Dios que, queriendo estar en contacto con el
vicio, pudiesen ellos ir a retemperarse en la fuente del bien, a
fin de igualmente no fallar, cuando se proponen a instruir a los
otros. El sueño es la puerta que Dios abrió, para
que el espíritu pueda relacionarse con la otra
dimensión.; es el recreo después del trabajo, en
cuanto esperan la gran liberación, la libertad final, que
los restituirá al medio que le es propio.
Uno de los efectos del magnetismo es el sonambulismo,
que es un estado de emancipación del alma más
completo de lo que es el seño, en que sus facultades
adquieren mayor amplitud.
Es precisamente porque los sonámbulos no duermen,
en la acepción vulgar del vocablo, entienden algunos
magnetizadores que es impropia la denominación
dada.
Es curioso señalar que participan de esa
opinión los propios sonámbulos, que protestan
contra la alegación del sueño cuando ellos
están viendo, escuchado y sintiendo.
Los magnetizadores espiritas por eso y en conformidad
con la Doctrina, saben igualmente, que en el sueño
común el alma jamás está inactiva, y que el
reposo del cuerpo se verifica en virtud de libertad o ausencia
parcial de aquella. Nos parece así, que deberá ser
mantenida aquella denominación, por que ambas son
expresiones – sueño y sonámbulo –
indican para nosotros un estado de emancipación del alma
y, consecuentemente, de reposo del cuerpo.
La concepción espiritualista es que nos importa.
Y pasando de largo sobre las leyendas y supersticiones, como
acontecía en el siglo XVI, en que a los sonámbulos
eran denominados como mal- bautizados, porque
suponían tratarse de una afección que tenía
como causa el olvido de alguna palabra sacramental o de ceremonia
importante en la ocasión que fue bautizado por el
sacerdote (230).
Dentro de esa concepción nada hay a innovar en el
resumen teórico del sonambulismo presentado por Allan
Kardec (231).
"Los fenómenos del sonambulismo natural dice el,
se producen espontáneamente e independientemente de
cualquier causa exterior conocida; empero, en ciertas personas
dotadas de especial organización, pueden ser provocados
artificialmente, por la acción del agente
magnético.
El estado que se designa por el nombre de
sonambulismo magnético apenas difiere del
sonambulismo natural en que uno es provocado, en cuanto al otro
es espontáneo.
"El sonambulismo natural constituye hecho notorio, que
ninguno mas se recuerda de poner en duda, no obstante el aspecto
maravilloso de los fenómenos a que da lugar.
¿Por qué sería entonces más
extraordinario o irracional el sonambulismo magnético?
¿Apenas por producirse artificialmente, como tantas otras
cosas? Los charlatanes y algunos criminalistas o forenses lo
exploran. Razón por demás para que no les sea
dejado en las manos. Cuando la Ciencia se hubiere apropiado de
el, mucho menos crédito tendrán los charlatanes
junto a las masas populares. En cuanto eso no se verifique, como
el sonambulismo natural o artificial es un hecho, y como contra
hechos no hay raciocinio posible, va el, ganando terreno, a pesar
de la mala voluntad de algunos, en el seno de la propia Ciencia,
donde penetra por una inmensidad de portillos, en vez de entrar
por la puerta grande. El sonambulismo es más que un simple
fenómeno psicológico, pues es una luz proyectada
sobre la psicología. Es ahí que se puede estudiar
el alma, porque es donde ella se muestra al descubierto. Ahora,
uno de los fenómenos que la caracterizan es el de la
clarividencia independiente de los órganos ordinarios de
la vista.
El alma tiene sus propiedades, como los ojos tienen las
suyas. Cumple juzgándolas en si mismas y no por
analogía.
"De una causa única se originan la clarividencia
del sonambulismo magnético y la del sonambulismo natural.
Es un atributo del alma, una facultad inherente a todas
las partes del ser incorpóreo que existe en nosotros y
cuyos límites no son otros si no los asignados a la propia
alma. El sonámbulo ve en todos los lugares donde en
espíritu pueda trasportarse, cualquiera que sea la
longitud.
En el caso de visión a distancia, el
sonámbulo no ve las cosas de donde está su cuerpo,
como por medio de un telescopio. Ve las presentes, como si
estuviese en el lugar en que ellas existen, porque su alma, en
realidad, allá está. Por eso es que su cuerpo queda
como que aniquilado y privado de sensación, hasta que el
alma vuelve a habitarlo nuevamente. Esa separación parcial
del alma de su cuerpo constituye un estado anormal, susceptible
de duración más o menos larga, por eso no
indefinido. De ahí la fatiga que el cuerpo experimenta en
cierto tiempo, normal mente cuando aquella se entrega a un
trabajo activo.
Las vista del alma o del Espíritu no es
circunscrita ahí no tiene sede determinada. De ahí,
porque los sonámbulos no le pueden marcar órgano
especial. Viene porque viene, sin saber el motivo ni el modo, una
vez que, para ellos, en la condición de Espíritus,
la vista carece de foco propio, si se reportan al
cuerpo, ése foco les parece estar en los centros
donde mayor es la actividad vital, principalmente en el cerebro,
en la región del epigastrio, o en el órgano que
consideren el punto de ligación mas fuerte entre
el Espíritu y el cuerpo.
El poder de la lucidez sonambúlica no es
ilimitado. El espíritu mismo, completamente libre, tiene
restringidos sus conocimientos y facultades, con forme al grado
de perfección que haya alcanzado. Todavía mas
restringidos los tiene cuando ligado a la materia, a cuya
influencia está sujeto, es lo que motiva no ser universal,
ni infalible la clarividencia sonambúlica y tanto menos se
puede contar con su infabilidad, cuanto mas desviada sea del fin
viciado por la naturaleza y transformada en objeto de
curiosidad y de experimentación.
En el estado de desprendimiento en que queda colocado,
el Espíritu del sonámbulo entra en
comunicación más fácil con los otros
Espíritus encarnados, o no encarnados,
comunicación que se establece por el contacto de los
fluidos que componen los periespíritus y sirven de
transmisión al pensamiento, como el hílo
eléctrico. El sonámbulo no precisa, por tanto que
se le fuguen los pensamientos por medio de la palabra articulada.
El los siente y adivina. Es lo que lo torna eminentemente
impresionable y sujeto a las influencias de la atmósfera
moral que lo envuelve. Esa es también la razón por
que una asistencia muy numerosa y la presencia de curiosos
más o menos malevolentes le perjudican de modo esencial el
desenvolvimiento de las facultades que, por así decir, se
contraen, solo se desdoblan con toda la libertad en un medio
íntimo o simpático. La presencia de personas
mal intencionadas o antipáticas le producen
efecto idéntico solo con el contacto de la mano en
sujeto.
El sonámbulo ve al mismo tiempo su propio
espíritu y su cuerpo, los cuales constituyen, por
así decir, dos seres que le representan la doble
existencia corporal y espiritual, existencias que, por lo tanto,
se confunden mediante los lazos que las unen. No siempre el
sonámbulo se percibe de tal situación y esa
dualidad hace que muchas veces hable de sí, como
si hablase de otra persona
En cada una de sus existencias corporales, el
espíritu adquiere un acrecimiento de conocimientos y de
experiencias. Los olvida parcialmente, cuando encarnado en
materia por demás grosera, por eso de ellos se
recuerda como Espíritu. Así es que ciertos
sonámbulos revelan conocimientos por encima del grado de
instrucción que poseen en la presente existencia. Por
tanto, de la inferioridad intelectual y científica del
sonámbulo, cuando despierto, nada se puede inferir con
relación a los conocimientos que por ventura revele en el
estado de lucidez. Con forme a las circunstancias y en fin que se
tenga en cuenta, el los puede eludir de su propia experiencia, de
su clarividencia relativa a las cosas presentes, o de los
consejos que reciba de otros Espíritus. Empero, pudiendo
su propio Espíritu ser más o menos adelantado, le
es posible decir cosas mas o menos ciertas.
Por los fenómenos del sonambulismo, cual natural,
cual magnético, la Providencia nos da la prueba
irrecusable de la existencia y de la independencia del alma y nos
hace asistir al sublime espectáculo de su
emancipación. Nos abre de esa manera, el libro de nuestro
destino. Cuando el sonámbulo describe lo que pasa, a
distancia, es evidente que ve, mas no con los ojos del cuerpo. Se
ve así mismo y se siente transportado al lugar donde
observa lo que describe.
En cuanto a el hombre se pierde en las sutilezas de una
metafísica abstracta e ininteligible, en busca de las
causas de nuestra existencia amoral, Dios cotidianamente nos pone
sobre los ojos y alcance de la mano, los más simples y
patentes medios de estudiarnos la psicología
experimental"
Ahora un poco larga, esa transcripción se
hacía necesaria. En vez de tomar algunas a través
de ciertas situaciones, sobre la teoría del sonambulismo,
preferimos recurrir al resumen de Kardec, en que la lógica
y la claridad están en perfecta consonancia con el
sistema.
Como vimos, para el Espiritismo, en la opinión
del maestro, el sonambulismo es más que un
fenómeno, es una luz proyectada sobre la
psicología, para el estudio del alma, en que esta surge en
estado, no de absoluta, por demás completa
emancipación. Fue por eso que se dice que los
magnetizadores presintieran el mundo espiritual.
Los adversarios del Espiritismo, criticando la
reencarnación extrañan que, en su nueva vida
corporal, el Espíritu olvide todo su pasado. El
sonambulismo les demuestra la improcedencia a ese reparo, de
ahí que en el relativo estado de emancipación en
que se encuentra el alma del sonámbulo, este al despertar,
esto es al contacto con la materia grosera, olvida todas las
ocurrencias. Ahora si así acontece en un estado
momentáneo, y de relativa emancipación, sin el
completo abandono del cuerpo. ¿Qué se dice
después de un estado absoluto de separación y
emancipación del Espíritu?
También ahí el estudio del alma nos lleva
a las mismas y exactas observaciones a que llegó e
Espiritismo.
Los magnetizadores en general confirman la
lección de Kardec sobre la analogía del
sonambulismo natural y del artificial,
Todos conocen dice Du Potet (232), los casos de los
sonámbulos naturales, entre otros, el del seminarista que
se erguía durante la noche y escribía sus sermones,
haciéndoles correcciones minuciosas, componía
música, sabiendo distinguir todas las notas, releía
todo lo que fuera escrito. Ahora, dice él, es la imagen de
lo que acontece en el sonambulismo artificial.
Es cierto, y ya tuvimos oportunidad de decirlo, que la
finalidad del magnetismo no es la de provocar el sonambulismo, y
si la de curar los enfermos.
Agradecemos a la Providencia la gracia que nos concede,
advierte Gauthier (233), proyectando luz tan preciosa en el medio
de las tinieblas de nuestra ignorancia, y no caminemos más
allá. Nos recuerda que no magnetizamos para obtener una
vana satisfacción de amor propio chicaneando las ideas y
las palabras, por eso, únicamente para aliviar los
sufrimientos del enfermo que se entrega a nuestros cuidados, a
nuestra benevolencia y a nuestra caridad.
"El primer concejo que puedo dar, dice Delueuse (234),
es lo que nunca se debe provocar en el sonambulismo, mas dejarlo
ver naturalmente. Sería inoportuno que un enfermo pudiese
acreditar que solo le es posible la cura tornándose
sonámbulo, pues de cien personas, apenas diez caen en el
estado "sonambúlico"
Por eso, solamente cuando el magnetizador percibe que el
paciente es sonámbulo y se convence de que, en ese estado,
el podrá concursar para su propia cura, y que debe
auxiliar la producción del sonambulismo.
El sonámbulo ve a través de cuerpos opacos
y las distancias mas o menos considerables.
El ve su propio mal, prevé sus crisis y las de
los demás, y anuncia la manera y la época del
término final
Ve el origen de las molestias y puede indicar los medios
más acertados para curarlas.
Experimenta momentáneamente la molestia de las
personas con las cuales fue puesta en relación.
Presenta al espíritu todo cuanto sabe, y puede
percibir, a veces lo que no sabe.
Lee el pensamiento, escucha y responde sin que se le
esté hablando.
Magnetiza sin tener ninguna noción de los
procesos magnéticos.
Ve las radiaciones magnéticas, ve el fluido
escaparse de las extremidades de los dedos del magnetizador y
apunta a este a su cualidad y fuerza.
Ejecuta en si mismo y en los otros operaciones
quirúrgicas y percibe cuando los instrumentos y las manos
del operador se introducen y actúan en el interior del
cuerpo humano.
Es susceptible de recibir impresiones morales y recibir
sugestiones para después del despertar, cuando pierde la
memoria de sus actos y hasta antes del recibimiento de la propia
sugestión, que persiste todavía.
Esas facultades no existen siempre reunidas en el mismo
sonámbulo, conviniendo aumentar, entretanto, que, como
transcurrí ente del estado de emancipación del
alma, todos son capaces de ver los espíritus.
Sobre la facultad extraordinaria de realizar
intervenciones quirúrgicas, Gauthier (235) os indica el
caso de la pequeña Magdalena Durand, que, afectada a los 7
años, de un tumor canceroso en la boca, fue abandonada por
la medicina, que juzgó inejecutable la operación.
Esa pequeña en estado sonambúlico, en el día
previamente por ella indicado, hizo la incisión y
cortó con el bisturí el tumor, cuyas partes le
salían por la boca; después de esa primera
operación, realizó otras, hasta que la autocura se
verifico.
El sonambulismo producido por los procesos
magnéticos consigue apurar y regular esas preciosas
facultades, al paso que el sonambulismo provocado por los
hipnotizadores no consiguió realizar esos efectos,
siguiendo la opinión insospechosa o fidedigno del Dr.
James Braid, citado por Bué (236):
"Los magnetizadores – dice Braid, el fundador del
hipnotismo – aseguran positivamente poder realizar ciertos
efectos que yo nunca pude provocar con mi método, a pesar
de haberlo intentado. Los efectos a que aludo son, por ejemplo,
leer la hora en un reloj colocado por detrás de la cabeza
o en la cavidad epigástrica, leer cartas dobladas o un
libro cerrado, reconocer lo que se pasa a distancia de algunos
kilómetros adivinar la naturaleza de las enfermedades e
indicarles el tratamiento sin poseer conocimientos
médicos, magnetizar sonámbulos a distancia de
muchos kilómetros, sin que ellos tengan conocimiento de la
operación que se proponen realizar. Debo decir, a este
respecto, que no juzgo razonable ni conveniente, poner en duda
las afirmaciones de experimentadores, hombres de talento y de
observación, cuya palabra constituye autoridad en otras
materias, con el pretexto de que no fue personalmente testimonio
de los fenómenos, o que no pude reproducirlos, por mi
método, o por cualquiera de ellos."¿Donde
estará la razón de esa diferencia?
¿Será porque los hipnotizadores, actuando
violentamente sobre los sentidos, desequilibran el sistema
nervioso, al paso que los magnetizadores, actuando de preferencia
sobre el" plexo solar ", denominado "el cerebro de la vida
orgánica", consiguen establecer mejor aquel
equilibrio?
"desde el comienzo, las cosas parecen
misteriosas:
El cometa, el rayo, la aurora, la lluvia, son otros
Tantos fenómenos misteriosos para aquel que los Ve por
primera vez, todo parece razonable, encarado sobre un punto de
vista conveniente; las posibilidades del universo son infinitas,
como su extensión física.
¿Por qué negar siempre "a
priori" la imposibilidad de las cosas que suceden de nuestra
concepción ordinaria?
No debemos retroceder delante de problema
alguno, desde que se presente la oportunidad de
aportar.
No debemos vacilar en proseguir libremente la
investigación de las leyes misteriosas aunque, rigen la
vida y el espíritu; lo que sabemos, nada es al lado de lo
que nos resta aprender.
Querer restringir a nuestra investigación, a los
territorios ya medio conquistados, es engañar la fe de los
hombres que luchan por el derecho del libre examen, para traer
las esperanzas mas legítimas de la Ciencia
[8]
Vimos que el sonambulismo es natural, o provocado. Mas
no solo el magnetismo y el hipnotismo pueden provocar ese estado.
Otras Causas, muchas veces aún desconocidas, pueden
igualmente provocarlo.
Los autores poco se detuvieron en el estudio de esas
causas. Quien más ampliamente examinó el asunto fue
el Dr. Prosper Despine (237), consagrándole todo el
capítulo IV de su notable obra, y llegando a la
conclusión de que diversas causas mórbidas,
provenientes de ciertas afecciones, de accidentes, de
aspiración de tóxicos etc., pueden conducir al
estado sonambúlico.
Todavía, el sonambulismo provocado por esas
causas mórbidas difiere profundamente del sonambulismo
magnético. Al paso que, en éste último, se
busca influir equilibrio a la actividad nerviosa.,
tornándose excelente proceso terapéutico para
determinados casos, aquel se presenta como fenómeno
patológico, y en este carácter debe ser
tratado.
Para ilustración, y también porque se
trata de libro raro, citaremos dos casos curiosos de dos enfermos
indicados por Despine.
El primer caso se refiere a la intoxicación por
el gas carbónico, que, respirado durante algún
tiempo, en lugar de producir la asfixia, determinó un
acceso de sonambulismo:
En una casa de tolerancia, en el Havre, residían
L…de 35 años de edad, y la señora R.., de 40
años. Percibiese que la puerta del alojamiento que
ocupaban estaba cerrada hacia muchos días. Se llamaba y
nadie respondía. Se procedió entonces al
derrumbamiento de la puerta. Se verificó que dentro del
cuarto todo estaba herméticamente cerrado, al lado, un
fogón ya extinto. Un olor putrefacto y asfixiante
infectaba el apartamento. Al aproximarse las autoridades,
encontraron a una mujer, en traje de dormir, pálida,
magra, como si fuera un espectro ambulante, se erguía
tambaleante y, fijando en ellos sus ojos inexpresivos dice:
— silencio! Yo digo a vosotros que el
duerme….
Los agentes prosiguen y descubren en el lecho el
cadáver de L., vestido y en estado de franca
descomposición. Una fragancia infectada exhalaba del
ambiente en que la pobre loca había pasado ocho
días y ocho noches, resistiendo a la doble acción
de gas carbónico y de los miasmas de la
putrefacción.
R. fue transportada para el hospicio en un estado que se
asemejaba mas al de una criatura muerta que al de una persona
viva. Convenientemente tratada, ella recuperó en poco
tiempo la razón. Interrogaba sobre lo que había
pasado durante los ocho días en que quedara encerrada en
el cuarto, respondió que de nada se recordaba.
Evidentemente el estado anormal de esa mujer, calificado de
locura por los presentes, nada mas era de lo que el
estado de sonambulismo causado por la acción del gas
carbónico sobre la sangre, y consecuentemente sobre el
cerebro.
Síntomas semejantes fueran verificados con la
intoxicación por el protóxido de azogue y por el
hidrato de cloro.
Nota Del Autor Libartm: También tenemos
nuestras propias experiencias respecto al
sonambulismo.
En la obra Psiquismo y Elementales de nuestra
propia autoría, hacemos una exposición,
precisamente en el tema sobre ondinas; cuando después de
haber pasado por el estado de naufrago y al haber arribado a una
isla de un Río, después de llegar a una vivienda
campestre, entré en estado de sonambulismo durante tres
días y noches sin recordar en absoluto sobre mis
actividades durante esa estadía
Mas adelante también exponemos otros casos
extraordinarios de sonambulismo en el seno de la familia y en
casos tratados en nuestra institución
Espirita.
Gauthier (239) confirma que la sensibilidad moral y
física del sonámbulo llega a causar espanto.
Así como las emanaciones físicas de los seres vivos
los afectan fuertemente, los sonámbulos resisten, por
igual, los efectos del pensamiento de los que los cercan y de los
sentimientos que en el momento traen. El fluido de cada persona
es sentido por el sonámbulo. De ahí la
perturbación que le causan la diferencia y la
desarmonía de los fluidos.
Es pues un error suponer que los sonámbulos son
generalmente insensibles. La insensibilidad ocurre, a veces en
consecuencia de una predisposición natural o de
magnetización intensa y mal dirigida (240).
Tocando una persona enferma, el sonámbulo
generalmente se resiente de los dolores en la parte
correspondiente a la afectada en el paciente. Esos dolores son
momentáneos, mas persisten algunas veces hasta el
despertar.
Veremos ahora, como actuar para favorecer el
sonambulismo magnético, o para provocarlo, en los casos en
que eso se torne absolutamente necesario para la cura del
enfermo.
Cada magnetizador tiene su proceso, mas todos operan
rigurosamente dentro de los principios del magnetismo, habiendo,
por tanto, mucha semejanza en el modo de conducir los pases y
dirigir el fluido para los puntos esenciales del organismo,
puntos que favorecen la producción del
fenómeno
Aconsejamos el proceso de Bué (241), que es el
mismo preconizado por Gauthier (242) y seguido por otros
experimentadores, con ligeras modificaciones:
Cuando, al magnetizarse un individuo, no con la
intención de sonambulizarlo, más de curarlo o
aliviarlo, sobrevienen bostezos acompañados de temblores
de los ojos, choque y cerrado de los párpados,
inclinación de la cabeza, somnolencia mas o menos profunda
aparece querer invadirlo, se puede favorecer este estado
somnoliento conservando las manos o imponiendo los pulgares sobre
el epigastrio; después, cuando los ojos cesaren de girar
sobre los párpados y el movimiento de deglutición,
por momentos acelerado, hubiere disminuido, levantándose
las dos manos por encima de la cabeza del paciente, se hace una
imposición por algunos segundos en el cerebro,
descendiéndolas en seguida, en pases largos , muy lentos
en la extensión de los brazos, hasta las extremidades de
de los dedos.
Repítanse pases semejantes, en frente al tronco,
hasta la altura del epigastrio, donde se hace una pausa y a la
vez con los dedos extendidos.; también se aplican pases
imponiendo las manos sobre el cerebro y descansándolas por
detrás de las orejas y de las espaldas,
volteándolas por los brazos, de manera completamente
envolvente al paciente con pases de gran corriente.
Y la mejor manera de actuar para producir normalmente el
estado sonambúlico, es desenvolver subsecuentemente la
lucidez. Poniendo toda la incitación directa y violenta
sobre el cerebro, acarreará inconvenientes. El
desequilibrio nervioso, es perjudicial a los
sonámbulos.
Después de haber operado de este modo, durante
algunos momentos, se interroga delicadamente al paciente sobre su
actual estado: — "¿Está durmiendo?""
Si el estuviere apenas en un estado de somnolencia,
despertará, se suspende entonces la operación,
dispersase los fluidos, trasfiriendo para otra ocasión una
tentativa que, en beneficio del propio enfermo nunca debe ser
llevada al extremo.
El sueño puede ser tan profundo que ningún
ruido, ninguna sensación venga a perturbar el paciente;
interrógasele, y el no responde; se le toca, y ni siquiera
pestañea. Este es el primer paso para el estado
sonambúlico.
Poco a poco, este estado se acentúa sobre el
impulso de la acción magnética prolongada; el
paciente acaba por percibir el sonido de la voz; en ese momento
entretanto, no lo instigue a hablar; le es necesario tiempo para
habituarse a su nueva situación: se conserva en un sopor,
en un aniquilamiento corporal en el que se complace; de
ahí a pocos instantes la voz responderá por una
señal de cabeza o de la mano, e indicará el momento
en que desea ser despertado. Por veces pregunta –
Dormis? y o como fuerza eléctrica, el le responde. Es
una señal manifiesta de que el paciente se halla en estado
sonambúlico completo.
Luego de que se tenga certeza del estado
sonambúlico del paciente, cumple evitar tratarlo con
soberbia a base de preguntas.
Deleuze (243) recomienda que las preguntas sean
circunscritas a lo siguiente:
Duerme?
–Podéis ver — cómo se
sientes?
-¿ves vuestro mal?
— ¿los procesos que empleo para vos son
convenientes?
–¿sabes cuál es el remedio para la auto
cura?
–¿continuaras a ser sonámbulo?
–¿cuánto tiempo deseas dormir?
–¿queréis ser magnetizado
aún?
–¿Tienes algunos consejos para darme?
¿Podéis ver si hasta la próxima
sesión ocurrirá alguna modificación en
vuestro estado y a cuyo respecto debéis
instruirme?
–"¿Despertareis sin ninguna intervención,
o será necesario que vos despiertes?"
Es este último caso, para despertar el paciente,
debe el operador emplear los procesos que ya fueran explicados en
páginas anteriores, utilizando las dispersiones, las
insuflaciones frías a distancia, sobre la frente y
sobre los ojos, tocando vivamente las cejas, desde su origen
hasta las sienes. Es importante dispersar bien, a fin de evitar
el peso de la cabeza y el adormecimiento de las piernas que
pudieran persistir.
Todos los autores advierten que, no obstante el empleo
riguroso de los procesos dispersivos, ocurre a veces que los
enfermos puestos en estado sonambúlico, en pocos minutos,
no pueden ser despertados al cabo de muchas horas. Du Potet (244)
confirma que, en casos semejantes, cuanto mayor era el esfuerzo
de su voluntad para despertar al paciente, tanto mayor
parecía la intensidad del sueño.
Lafontaine (245) a su vez cita diversos casos ocurridos
con magnetizadores de sus relaciones, siendo que en alguno de
ellos, hubo necesidad de su intervención personal para
hacer cesar el estado de sonambulismo.
Discuten los autores sobre la intensidad del
sueño magnético, clasificándolo en grados.
Sobre ese aspecto es curioso señalar que, en cuanto todos
los hipnotizadores usan las expresiones— estado de
hipnosis— clasificándolos en grados más, o
menos profundos y más o menos superficiales, los
magnetizadores hablan en grados de sonambulismo o del
sueño magnético.
Es que la palabra hipnosis es creación de los
hipnotizadores y no puede servir para el magnetismo, cuyos
principios se asientan en otras bases, como quiera que sea la
palabra ya está consagrada por el uso.
En esta materia de clasificaciones y grados de
sonambulismo o de hipnosis, es interminable el debate. Los
magnetizadores no están lejos de un acuerdo general, lo
mismo porque juzgan tratarse de la cuestión de
interés más de orden taxonómica más
propiamente fisiológica, al paso que los hipnotizadores
salvo algunas excepciones se pierden en la complejidad de
precisión, presentando las más arbitrarias
clasificaciones.
En la realidad, dice Bué, solo las distinciones
siguientes deben y pueden ser establecidas: "El sonámbulo
duerme, mas no habla— primera fase. Habla; sin embargo,
concentrado en si mismo, no siente la voluntad del magnetizador
es el clarividente — tercera fase. Si el sonámbulo llega
a ver su molestia a preverle la crisis, y puede indicar la mejor
marcha a seguir para obtener prontamente la cura, ¿desde
el punto de vista curativo no es esto todo cuanto se debe esperar
del sonambulismo?"
Y mas adelante completa su pensamiento:
"Si el estado sonambúlico solo comporta tres
fases, y si esas tres fases realmente no son mas que grados
ascendentes de un todo indivisible, no es menos verdad que el
fenómeno se nos presente sobre apariencias complejas, muy
propias para nosotros engañarnos. Son tan diferentes los
sonámbulos, en cuanto las variaciones que ellos presentan.
Del mismo modo que ningún ser es igual en su naturaleza,
así también sonámbulo alguno es igual a otro
sonámbulo. Cada individuo, inversamente influenciado en la
razón de su idiosincrasia y temperamento, ve surgir en si,
en ese estad mixto, toda la interrumpida sujeción de las
relaciones que, sobre la influencia de condiciones especiales de
tiempo, medios o incitaciones diversas, pueden, incesantemente,
producirse entre las influencias internas y externas.
" Y , como en el calidoscopio, una diversidad infinita
de combinaciones y de gradaciones que se manifiestan durante la
producción del fenómeno; y delante de tal variedad
de manifestaciones, no es de admirar que los experimentadores, se
engañan en cuanto al origen de los hechos, tengan atributo
al propio fenómeno aquello que en la realidad es apenas
simple reflejo de la idiosincrasia de los sonámbulos sobre
los cuales se experimenta; de ahí esas agrupaciones
artificiales y esas clasificaciones que, luego de esclarecer el
problema, apenas conseguirán dificultarlo.
Importa precipitadamente, por tanto, la
observación apurada de los hechos y de los
fenómenos. El estudio de cada caso, con atención y
criterio, es todo cuanto se puede recomendar, en todas las fases
del sonambulismo, sean ellas dos o treinta.
"El sonambulismo natural y artificial, el éxtasis
y la doble vista son efectos variados, o de modalidades diversas
de una misma cosa. Esos fenómenos, como los sueños,
están en el orden de la Naturaleza. La razón por la
cual han existido en todos los tiempos. La Historia muestra que
fueron siempre conocidos y hasta explorados desde la más
remota antigüedad y en ellos se nos depara la
explicación de una inmensidad de hechos que los
preconceptos fijaran y fuesen considerados como
sobrenaturales[9]
Verificamos que la tendencia de los magnetizadores es en
el sentido de reconocer la existencia de tres grados en el estado
sonambúlico, conforme la clasificación de Charcot:
la letargia, la catalepsia y el sonambulismo.
Esa igualmente es la clasificación aceptada por
Kardec (253)
El estado letárgico es el más profundo. El
paciente nada escucha, nada siente, no ve el mundo exterior,
tornándose incapaz de toda vida consciente. El más
completo aniquilamiento de la personalidad humana, dice Luys
(254), es el que se verifica en ese estado.
Para despertar el paciente es necesario hacerlo pasar
para el estado cataléptico, lo que se consigue casi
instantáneamente por el erguimiento de los
párpados.
No hay aún opinión definitiva sobre el
período de duración del estado letárgico.
Casos hay en que el paciente, entregue la propia suerte, puede
así permanecer durante treinta o más días, o
hasta sucumbir.
La catalepsia se caracteriza por la inmovilidad de los
músculos y por la fijación de las actitudes en que
el paciente es colocado por el experimentador. Así, si le
fuere erguido un brazo, en esta posición quedará
indefinidamente.
En ese estado, los ojos permanecerán grandemente
abiertos, fijos, con el semblante inmovilizado, presentando el
paciente una fisonomía indiferente, sin emoción y
sin fatiga.
El operador, por medio de sugestiones, puede hacer al
paciente expresar las más diversas emociones, sin la menor
resistencia. Así, puede provocar en el, la mímica
del éxtasis religioso, de la cólera, de la
alegría, del disgusto, de la aflicción, de la
repulsión etc.
Es muy conocida la experiencia que se hace con las
personas en estado cataléptico, que son colocadas en
posición horizontal entre dos asientos, teniendo sobre
ellos el cuerpo apenas apoyado por la cabeza y los pies. En esa
situación, la contracción de los músculos es
de tal orden, que el cuerpo puede resistir a los mayores pesos.
Esa contracción muscular tan, extraordinaria es que
ninguno en estado normal pudiera presentarse prolongado por
varios minutos, en una completa rigidez.
El cataléptico es verdaderamente un
autómata en las manos del magnetizador, perdiendo toda la
libertad de acción y de movimientos; no anda, no habla, no
escucha, no piensa, si no por determinación del
experimentador, que podrá hacerlo reír, llorar,
cantar, gritar, sentir calor o frío. Etc.
Si el magnetizador dice, al cataléptico:–
¡Ah que linda música! Veréis que él
pasa inmediatamente a la actitud de quien busca escuchar para
enseguida responder: — ¡Oh! ¡Es verdad! ¡Nunca
he escuchado música tan bonita! Y en su semblante presenta
desde luego una expresión de contento. (255).
Precisamente porque el cataléptico no ofrece la
menor resistencia a las determinaciones del operador.
Prestándose así de esta manera a las situaciones
cómicas o ridículas que le son impuestas, es el
estado preferido para las representaciones públicas, para
deleitar a los auditorios, que en vía de regla, ignoran
los graves peligros de esos espectáculos para los pobres
sujetos, que son atraídos para la experimentación.
Puede ocurrir un desequilibrio nervioso como puede sobrevenir una
contractura generalizada, que es siempre difícil de
vencer.
Mas allá de los tres casos señalados
– letargia, catalepsia y sonambulismo—, algunos autores
estudian separadamente el éxtasis, que penetra en un mundo
desconocido, y de los Espíritus etéreos con los
cuales entra en comunicación, sin que todavía, le
sea lícito ultrapasar ciertos límites, porque, si
los transpusiese, totalmente se partirían los lazos
que lo prenden al cuerpo, lo cercan entonces resplandeciente y
desusado fulgor, le embriagaban armonías que en la tierra
se desconocen indefinible bienestar lo invade, gozando
anticipadamente de la beatitud celeste, y bien se puede decir que
posee un pie en el limite de la eternidad.
En ese estado, desaparecen todos los pensamientos
terrestres, cediendo lugar al sentimiento apurado, que constituye
la esencia misma de nuestro ser inmaterial enteramente entregado
a tan sublime contemplación, el extático considera
la vida apenas como paraje momentáneo.
Se da con los extáticos lo que se da con los
sonámbulos: mas, o menos perfecta podrán tener la
lucidez, el Espíritu mas, o menos está apto a
conocer y a comprender las cosas, de acuerdo sea mas o menos
elevado. Muchas veces, por eso haya en ellos exaltación
que verdaderamente muchas veces la exaltación les
perjudica la lucidez. De ahí y serán
frecuentemente, sus revelaciones un combinado de verdades y
errores, de cosas grandiosas y cosas absurdas, y hasta
ridículas. De esa exaltación, que es siempre una
causa de debilidad, cuando el individuo no sabe reprimirla,
Espíritus inferiores acostumbran aprovecharse para dominar
el extático, tomando con tal intuición, sus ojos,
apariencias que mas lo aferran a las ideas que nutre en el estado
de vigilia. Haya en esto un escollo, mas no todos son
así.
Trataremos ahora de la clarividencia sonambúlica
y del fenómeno de la lucidez.
Todos los autores estudian el asunto con mayor o menor
amplitud, no habiendo uniformidad en el modo de apreciarlo.
Dentro de nuestro punto de vista, de situar nuestro estudio sobre
su aspecto predominante espiritualista, abandonamos aquí
la opinión de los autores profanos para nosotros apoyarnos
en la lección magnífica de Kardec (257), que nos
explica la causa y la naturaleza de la clarividencia
sonambúlica y el fenómeno de la lucidez. Es la
siguiente:
Siendo de naturaleza diversa de las que ocurren en el
estado de vigilia, las percepciones que se verifican en el estado
sonambúlico no pueden ser transmitidas por los mismos
órganos. Es sabido que en este caso la visión no se
efectúa por medio de los ojos que, mas allá se
conservan, por lo general cerrados y que entonces pueden ser
favorecidos de los rayaos luminosos, de manera a apartar todo
motivo de sospecha.
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