- Aclaración
- Introducción
- Cuál es el valor de la filosofía y por qué debe estudiarse?
- ¿Cómo debe ser la actitud del estudiante ante la filosofía?
- ¿Cuál es el papel del maestro en su quehacer filosófico?
- ¿Cuál sería la metodología para "enseñar" al estudiante a filosofar?
- La filosofía y la definición de identidad del estudiante
- El objetivo central del filosofar: aprender a pensar (pensar por sí mismo)
- Filosofar como arte vivir y como "medicina" para la mente
- Influencia de la filosofía y de los sistemas filosóficos
- Influencia de la filosofía y de los sistemas filosóficos
- Influencia de la filosofía y de los sistemas filosóficos
- Influencia de la filosofía y de los sistemas filosóficos
- Influencia de la filosofía y de los sistemas filosóficos
- Influencia de la filosofía y de los sistemas filosóficos
- Referencias bibliográficas
- Referencias bibliográficas
- Referencias bibliográficas
- Referencias bibliográficas
- Referencias bibliográficas
- Referencias bibliográficas
- Referencias bibliográficas
Aclaración
El presente texto, que ya, un poco distinto, había publicado (en
su totalidad) en www.monografías.com, en 2009, (con el título
de La filosofía y su importancia en la educación)
pretende resaltar la importancia de la filosofía en la educación,
ofrecer algunas consideraciones sobre tan apasionante rama del conocimiento
humano e invitar a los estudiantes a que aprendan a pensar por sí mismos
y a desarrollar y fortalecer el espíritu crítico. Ahora presento
otra edición revisada, reformada, corregida, replanteada, repensada,
reconstruida y reescrita, con el ánimo de ofrecer a quienes se interesen
en el tema un trabajo más reflexivo e investigativo con ligeras ampliaciones
y modificaciones. En esta ocasión he quitado la segunda parte y los apéndices,
por cuanto aquélla y éstos no se relacionaban específicamente
con la importancia de la filosofía, la enseñanza de ésta
y el aprendizaje del filosofar, que son los temas tratados con relativa profundidad
en la primera parte, es decir, la que publico esta vez.
Sin "dármelas" de filósofo (filósofo Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes, Locke, Leibniz, Kant, Hegel, Marx, Nietzsche, Sartre, etc.), luego de haber obtenido mi licenciatura en filosofía y letras, me dediqué con cierto empeño a consultar textos y a dialogar con profesores de filosofía, con el ánimo de elaborar un documento en donde quedaran consignados algunos aspectos que, a mi juicio, considero de interés, para rescatar el valor de la filosofía y su importancia en la formación de los estudiantes. Al igual que el popular filósofo Fernando Savater, pienso que soy un "filósofo con minúscula"; es decir, que "soy un simple profesor de filosofía que trata de acercar inquietudes, ideas y conquistas de la tradición filosófica a la mayor cantidad de gente posible, porque creo que la filosofía es para las personas, que no es simplemente un juguete cuyo monopolio tengamos los profesores, los especialistas, sino que es un instrumento para ayudar a vivir a la gente o para suscitar inquietudes entre la gente. Lo único que intento es acompañar en ese camino hacia la reflexión sobre la vida de la gente" ( www.filosofandoyotrascosas.blogspot.com).
Con el propósito de imprimirle relativa "autoridad" al texto, reiteradamente acudí a planteamientos de auténticos filósofos, profesores de filosofía, pedagogos y otros intelectuales, no por falta de criterio propio, sino porque el escrito requiere del sustento filosófico y pedagógico que poseen los autores consultados y del cual carezco yo como profano de un saber tan amplio y complejo como lo es la filosofía y su didáctica.
Es mi deber como intelectual imparcial aclarar que la elección de los diversos autores que cito en el presente texto no obedece a criterios ideológicos ni a posiciones políticas, sino a su pensamiento crítico y a su condición de intelectuales iconoclastas, irreverentes, controversiales y contestatarios. No me declaro ni de derecha ni de izquierda, ni capitalista ni socialista, ni idealista ni materialista, ni racionalista ni empirista, ni ateo ni creyente, ni reaccionario ni adoctrinador, ni mesías ni profeta堓i bien es cierto que profeso una moderada simpatía por ciertos planteamientos filosóficos, también lo es que con ellos guardo la debida prudencia que me aconseja mi criticidad. Parodiando un aserto del filósofo José Félix de Restrepo, puedo decir que los filósofos no tenemos por qué postrarnos de rodillas para usar como oráculos los caprichos de algún filósofo. Tal como dijera Francisco José de Caldas (el "sabio Caldas"), pero sin ser tan radical, "mis rodillas no se doblan delante de ningún filósofo". Con mi trabajo filosófico sólo pretendo modestamente ser un hombre universal y un humilde e inquieto buscador de lo que el consenso ha denominado como la "verdad".
Queda, pues, a consideración de los amables lectores para que lo cuestionen, controviertan, actualicen o modifiquen, y, posiblemente, complementen sus saberes sobre tan grandioso tema. Así como muchos de los autores y profesores consultados aceptan que no tienen la última palabra al respecto, soy consciente que mi escrito será apenas un breve esbozo del gran caudal de conocimientos que debemos adquirir si en realidad queremos desempeñar con responsabilidad e idoneidad la tarea como "profesores" de filosofía.
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