La realidad muestra que esta era la manera
como se manejaban los desastres en las Américas hasta los
primeros años de la década de los setenta. La mayor
parte de las veces en socorro se prestó con mucha
generosidad y solidaridad, pero adoptando medidas improvisadas y
poco coordinadas, con lo que se presentaron problemas de
competencia entre sectores y adicionalmente una respuesta
internacional de ayuda que no era la más apropiada
técnicamente o la mas sensible culturalmente. Esta
respuesta o fase de socorro que incluía la
rehabilitación y reconstrucción inmediata, cada vez
se hizo mas frecuente y mas compleja debido al crecimiento de la
población expuesta al riesgo y a la dependencia en aumento
de la sociedad respecto a servicios indispensables como agua,
electricidad, comunicaciones, carreteras y puertos.
Estas experiencias traumáticas
mostraron a los países la necesidad de organizarse con el
fin de responder mejor a los diferentes problemas que
generalmente acompañan a un desastre, es decir: rescatar a
los sobrevivientes, atender a los heridos, apagar los incendios y
controlar los escapes de sustancias peligrosas, brindar albergue,
agua y alimentación a los damnificados, evacuar a las
personas a lugares más seguros, establecer comunicaciones,
resguardar la seguridad y el orden público, e identificar
y disponer de los cadáveres, entre otros.
Varias catástrofes pusieron de
relieve las deficiencias de una respuesta organizada. Asignar
toda la responsabilidad a las fuerzas armadas u otro
órgano similar, sin inversión previa de recursos y
participación del resto de la nación, trae consigo
una fase caótica en la que los sobrevivientes enfrentan
además de la recepción de la asistencia, a veces
contraproducente, de una multitud de organismo e instituciones
locales, nacionales e internacionales que actúan, no
sólo por mandato, sino también porque por buena
voluntad quieren brindar ayuda a los que sufren los efectos del
desastre.
La fase de respuesta es compleja, porque
además de la gran cantidad de entidades que participan, el
problema mayor radica en la toma de decisiones sin medir sus
repercusiones. Se complica aún más si se pretende
tomar decisiones y dirigir las operaciones sin conocer siquiera
su funcionamiento en condiciones normales en lugar de coordinar
los esfuerzos de los actores locales.
En todos los tiempos y culturas el ser
humano generalmente ha tenido una actitud pasiva y facilista o
ignorante frente a las dinámicas del medio ambiente
físico. Aún está profundamente arraigado el
considerar las manifestaciones violentas de la Naturaleza como
designios de Dios o asuntos ineludibles de la Naturaleza misma.
Es común que ello se exprese en actitudes fatalistas, de
resignación y postración, o simplemente de rechazo
frente a un tema en el cual el bienestar o incluso la vida
están comprometidas en un futuro incierto.
Planificar con el factor riesgo es,
fundamentalmente (y el término mismo lo implica) un
proceso de toma de decisiones frente a incertidumbre. Cada vez
más, se espera de la Ingeniería un estrecho
compromiso entre la búsqueda de mejor calidad de vida, de
opciones de desarrollo y de la menor influencia adversa sobre el
Medio Ambiente, lo que conduce a la necesidad de entender la
complejidad del problema del manejo de riesgos, tratando sus
diversas facetas: culturales, históricas,
antropológicas, científico-naturales,
técnicas, económicas, entre otras.
Gran parte del riesgo asociado a los
fenómenos naturales puede atribuirse a problemas de
percepción. Así como el riesgo de los
fenómenos de evolución rápida (p. ej.
sismos) no se percibe bien por su escasa ocurrencia, el riesgo
que causan fenómenos de evolución lenta,
generalmente no es percibido adecuadamente por esa
característica, su lento y poco violento desarrollo. La
escasa percepción de riesgos también puede deberse
a negaciones individuales y colectivas que, incluso en lapsos de
pocos años, pueden borrar de la memoria la ocurrencia de
fenómenos amenazantes.
Para aportar a una nueva visión de
los fenómenos amenazantes, de la vulnerabilidad de
poblaciones y de las obras civiles y, sobre todo, al
entendimiento que los desastres no sólo son producidos por
eventos de gran magnitud que ocasionalmente afectan extensas
regiones y producen ingentes daños, si no que en nuestro
medio socioeconómico y cultural hacen parte de la
cotidianidad y que, probablemente, están creciendo en
frecuencia y en efectos.
Esta información, o la más
reciente sobre los centenares de eventos desastrosos, desde los
que afectan a individuos y pequeñas comunidades hasta los
que producen víctimas fatales, reportados en los
últimos meses, serían motivo suficiente para que en
la Ingeniería colombiana se pensara más en la
responsabilidad que le cabe frente a su interacción con la
Sociedad y con la Naturaleza, siempre dinámica y actuante
según leyes que a veces se nos olvidan, incluso en el
salón de clase.
"Cuando llegue a
Curacutín
Estaba lloviendo ceniza
Por voluntad de los volcanes
Me tuve que mudar a Talca
Donde habían crecido
tanto
Los ríos tranquilos de
Maule
Que me dormí en una
embarcación
Y me fui a Valparaíso
En Valparaíso
caían
Alrededor de mi las casas
Y desayune en los escombros
De mi perdida biblioteca
Entre un Baudelaire sobrevivo
Y un Cervantes desmantelado"
Pablo Neruda
De "desastres"
Del Corazón Amarillo
3.
Objetivos
General
Redactar un documento de fácil
entendimiento que refleje claramente la cronología de los
desastres y sus efectos sobre los grupos humanos afectados dentro
de un contexto global, considerando la función de la
Ingeniería Sanitaria en las actividades de
recuperación.
Específicos
•Hacer un recuento de algunas de las
catástrofes que han ocurrido durante la historia de la
humanidad.
•Explicar los conceptos básicos
referidos a los desastres.
•Identificar el papel del Ingeniero
Sanitario frente a los desastres.
4. Marco
Teórico
Definiciones Y Conceptos
Básicos
Todavía no existe una
unificación clara en el manejo del vocabulario y conceptos
relativos al problema de riesgos. En el marco de esta
monografía se adoptan los siguientes, tratando de ilustrar
los alcances de cada uno de ellos:
¿Qué es amenaza?
El término amenaza (en
inglés, hazard) se refiere a la probabilidad de la
ocurrencia de un fenómeno natural o tecnológico
potencialmente peligroso. Generalmente se aplica a los
fenómenos de ocurrencia sorpresiva, de evolución
rápida y de relativa severidad (o violencia). Sin embargo,
en rigor, la peligrosidad de los fenómenos naturales tiene
que ser vista en relación con el grado de previsión
de los elementos vulnerables y sobre todo, para las obras de
infraestructura vital en plazos de tiempo relativamente largos;
esto hace recomendable incluir en la categoría de amenazas
también algunos fenómenos de evolución lenta
(por ejemplo cambios en cursos fluviales y fenómenos de
erosión). Conviene, con la finalidad de orientar
eficazmente las medidas de mitigación, distinguir aquellos
fenómenos amenazantes que pueden ser híbridos, es
decir, causados o incrementados por acción humana, como
los deslizamientos y las inundaciones.
Estrictamente, ningún
fenómeno es inherente a una amenaza o peligro. Aunque por
profundas razones antropológicas o psicológicas
algunos, como los terremotos, jamás
dejarán de ser así. Este
carácter se lo da nuestra percepción, y más
específicamente nuestra vulnerabilidad y exposición
al fenómeno.
Fenómenos asociados (o efectos
secundarios). Se denominan así a aquellos que son causados
por otros fenómenos amenazantes (por ejemplo
deslizamientos inducidos por terremotos). En algunos casos estos
fenómenos asociados (que generalmente dependen de
condiciones locales) pueden significar mayor peligro que su
fenómeno causante (las tuberías enterradas, por
ejemplo, son más sensibles a desplazamientos del suelo que
a las fuerzas impuestas por vibración
sísmica).
Escenario de amenazas. Es una
composición descriptiva de las características
espacio-temporales de aquellos fenómenos más
probables y relevantes en donde es más posible que ocurra
un fenómeno que afecte a una comunidad, a una ciudad, o a
un conjunto de sistemas vitales o de bienes y
servicios.
El término exposición se
refiere a un área o región, expuesta a un
fenómeno amenazante, o a un elemento potencialmente
sometido a él (vidas, estructuras).
Amenazas frecuentes. Los procesos y
fenómenos periódicos y con lapsos de retorno cortos
no son, en general, considerados como amenazas. Casi siempre las
estrategias de adaptación a fenómenos
estaciónales, a las mareas oceánicas, a las
inundaciones en llanuras o a las lluvias periódicas, son
eficaces. Sin embargo, en ocasiones, la intervención
humana sobre el medio ambiente físico desconoce aún
estas manifestaciones tan frecuentes; como por ejemplo, cuando se
obstruyen, mediante procesos de urbanización, los canales
naturales de drenajes permanentes o intermitentes.
5.
Caracterización de amenazas
Un fenómeno natural puede
caracterizarse como amenaza en relación con tres variables
que permiten identificarlo como peligroso:
a. Ubicación.
b. Severidad.
c. Recurrencia.
Los literales a y c caracterizan el
comportamiento espacio-temporal del fenómeno, mientras que
el literal b caracteriza la forma en que se
manifiesta.
Cada una de estas variables básicas
puede ser reducida a componentes. Esta reducción,
generalmente, es necesaria para la evaluación misma de la
variable, en función de responder, mediante
investigaciones pertinentes, a preguntas como las
siguientes:
a. Ubicación: ¿Cuáles
son sus fuentes, cuáles sus extensiones, cuáles sus
manifestaciones (sus áreas de ocurrencia), cuáles
sus zonas de influencia?.
b. Severidad: ¿Cuáles son los
tipos de efectos esperables?.
c. Recurrencia: ¿Cuáles son
los lapsos de tiempo en que el fenómeno puede ocurrir, con
un tamaño e intensidad definidos?.
En la realidad, ante limitaciones
fundamentales (conocimiento científico) y circunstanciales
(información accesible o disponible), es más o
menos difícil caracterizar estas tres variables con la
deseable exactitud y resolución. La más
difícil de caracterizar es la recurrencia.
La ubicación se puede caracterizar
mediante información y registro geológico,
arqueológico e histórico, en combinación con
características del ambiente físico natural tales
como terrenos, topografía, drenajes, huellas de
fenómenos anteriores y cercanía de fuentes de
amenaza.
La severidad también puede ser
evaluada mediante registros naturales y documentales, por
extensión y tipo de efectos observables o por
comparación con regiones similares.
Pero la recurrencia está sujeta a
múltiples limitaciones. Muchos de los fenómenos
ocurren en lapsos de tiempo promedio que pueden abarcar desde
varias generaciones hasta miles de años, frente a los
cuales el conocimiento científico todavía no puede
establecer anticipaciones seguras de ocurrencia.
Gran parte del riesgo asociado a los
fenómenos naturales puede atribuirse a problemas de
percepción. Así como el riesgo de los
fenómenos de evolución rápida (p. ej.
sismos) no se percibe bien por su escasa ocurrencia, el riesgo
que causan fenómenos de evolución lenta, no es
percibido adecuadamente por esa característica, su lento y
poco violento desarrollo. La menguada percepción de
riesgos también puede deberse a negaciones individuales y
colectivas que, incluso en pocos años, puede borrar de la
memoria colectiva la ocurrencia de fenómenos
amenazantes.
Ejemplo típico de esto es el
fenómeno El Niño, la anomalía
climática global más importante conocida hasta hoy.
Sólo después del "Súper Niño" de
1982/1983, cuyos efectos sobre la economía del Perú
fueron desastrosos (en donde su impacto es más directo),
recibió la atención científica y de los
medios que merecía. Aún cuando este Niño
también afectó a Colombia, el fenómeno solo
llegó a percibirse como grave para el país cuando
su ocurrencia, en 1991/1992, lo dejó -entonces dependiente
de la energía hidroeléctrica como nunca antes-
sumido en una prolongada y muy costosa crisis de racionamiento
eléctrico. La falta de previsión en sectores
modernos y estratégicos de la economía –pesca
industrial en el Perú y generación eléctrica
en Colombia- causó pérdidas socio económicas
de largo alcance. Colombia, otrora orgullosa de ser el primer
país en la utilización de fuentes de energía
"limpias" (agua), tuvo que reorientar su política
energética, incorporando el diseño y
construcción de importantes proyectos de generación
de energía a partir de combustibles fósiles
.
6.
¿Qué es vulnerabilidad?
Este término tiene múltiples
connotaciones, dependiendo si se trata de personas, de conjuntos
sociales o de obras físicas. En su definición
latina significa que puede ser herido o sufrir daño.
Según esto, puede definirse como el grado de
propensión a sufrir daño por las manifestaciones
físicas de un fenómeno de origen natural o causado
por el hombre. La vulnerabilidad de una comunidad o de un bien
material depende de varios factores, entre los cuales pueden
destacarse los siguientes:
•Su grado de exposición a un
tipo de amenaza (localizado sobre un terreno inundable o no
inundable, corrientes de viento que arrastran substancias
contaminantes, suelos blandos que pueden amplificar las ondas
sísmicas, sobre (o aledaño) a un terreno que puede
deslizarse, etc.).
•El grado de incorporación en
la Cultura de la educación y de los conocimientos que
permita a los pobladores reconocer las amenazas a las cuales
están expuestos. Es decir, el grado de entendimiento sobre
los procesos naturales y tecnológicos que pueden
afectarlos, como insumo básico para prevenir y mitigar
(evitar o disminuir) los efectos de los fenómenos
considerados como peligrosos. Es más vulnerable una
comunidad que ignora o desafía los procesos del Medio
Ambiente en el cual vive, que una consciente de ellos.
•La calidad del diseño y de la
construcción de las viviendas y de otras edificaciones, y
de la urbanización (por ejemplo la disposición de
suficientes espacios libres y de vías amplias); la calidad
de los servicios públicos; la calidad de los terrenos
sobre los cuales se habita o se construye o la presencia o
ausencia de medidas físicas adecuadas de
protección.
•El grado de organización de la
Sociedad y la capacidad de interacción y de diálogo
entre sus diversas instituciones: las de la comunidad, las del
Estado, las de las Organizaciones No Gubernamentales, las de las
empresas privadas, las de los gremios y las asociaciones
profesionales, etc.
•La voluntad política de los
dirigentes y de quienes toman decisiones (incluyendo a las
organizaciones comunitarias de base), y la capacidad de los
equipos de planificación para orientar el desarrollo
físico, socioeconómico y cultural, teniendo en
cuenta medidas de prevención y de mitigación de
riesgos.
•Las capacidades de las instituciones
que prestan apoyo en las emergencias, como los sistemas locales
de servicios de salud y los organismos de socorro (Cuerpo de
Bomberos, Cruz Roja, Defensa Civil, etc.).
7.
¿Qué es un desastre?
Un desastre es un evento o conjunto de
eventos, causados por la Naturaleza (terremotos, sequías,
inundaciones, etc.) o por actividades humanas (incendios,
accidentes de transporte, etc.), durante el cual hay
pérdidas humanas y materiales tales como muertos, heridos,
destrucción de bienes, interrupción de procesos
socioeconómicos, etc.
8.
¿Cuál es la escala espacio-temporal de los
desastres?
Los desastres ocurren en una gama amplia de
escenarios del territorio y en períodos de tiempo
variables. Por ejemplo: un pequeño deslizamiento que
afecta a una familia y que puede ocurrir en cosa de pocos
minutos; un terremoto que afecta a una gran región,
causando muchos daños y que salvo excepciones, no se
percibe por más de un minuto; una inundación que
dura horas, días o incluso meses, afectando a una
comunidad, a una ciudad o a una extensa región; una
sequía o déficit de lluvias que conduce a
racionamientos de energía y que puede durar meses o
años.
Todavía es común que esta
palabra se utilice solamente para aquellos fenómenos que
generan muchos muertos, heridos y destrucción de bienes
materiales. Esta idea parece haber surgido de las agencias y
organismos internacionales especializados en el socorro y la
asistencia postdesastre, para quienes se trata por ejemplo, de
"una perturbación ecológica abrumadora que excede
la capacidad de ajuste de la comunidad afectada y, en
consecuencia, requiere de asistencia externa" (OPS-OMS, 1994).
Sin embargo, una investigación reciente en varios
países de América Latina, partiendo de
hipótesis tales como que los pequeños y medianos
desastres son cada vez más frecuentes por las condiciones
crecientes de vulnerabilidad de los pobladores y que tras un gran
desastre realmente existen múltiples desastres,
dependiendo de cómo sean afectados los diferentes
territorios municipales y las diferentes comunidades, ha
recopilado y evaluado la ocurrencia de más de 25.000 en un
período promedio de 15 años en 9 países de
la región de Las Américas (OSSO – LA RED,
1996).
Emergencia. Se denota con ello situaciones
en las cuales se requieren operaciones fuera de las actividades
normales, para volver a la normalidad. En este sentido, no existe
un límite definido entre las emergencias y las situaciones
de desastre, aunque estas últimas se diferencian porque en
ellas se produjeron pérdidas directas asociadas a un
evento.
9. ¿Puede
hablarse de "desastres naturales"?
No. Hay fenómenos de origen natural
(amenazas), que por sí mismos no son desastres. El
desastre ocurre cuando el fenómeno encuentra un
núcleo social (comunidad, ciudad, región, etc.) al
cual las manifestaciones físicas del fenómeno
pueden hacerle daño, es decir, cuando ese núcleo es
vulnerable.
10.
¿Qué es riesgo?
El riesgo es la probabilidad de ocurrencia
de efectos adversos sobre el medio natural y humano en su
área de influencia. En este sentido, es una
conjugación de las características de las amenazas
y de las vulnerabilidades. Estrictamente, es el cálculo
anticipado de pérdidas esperables (en vidas y en bienes),
para un fenómeno de origen natural o tecnológico,
que actúa sobre el conjunto social y sobre su
infraestructura.
Riesgos primarios. Son aquellos que pueden
ocurrir como efecto directo de las manifestaciones físicas
de un fenómeno (licuación de suelos y consecuente
destrucción de edificaciones y ruptura de tuberías;
daños en equipos de control de una industria o de un
sistema de línea vital; destrucción de viviendas
por deslizamientos o por crecientes torrenciales de un
río, etc.).
Riesgos secundarios son aquellos que los
efectos directos pueden inducir, o sea, impactos sobre la salud,
sobre el hábitat, sobre el medio ambiente, sobre los
costos y rentas de la operación de un sistema social
productivo. El conjunto de riesgos constituye una cadena,
distribuida en el espacio y en el tiempo.
¿Qué es riesgo
aceptable?
Es una decisión sobre el nivel de
pérdidas esperables que se asume como resultado de aceptar
que ocurrirán fenómenos naturales o
tecnológicos, los cuales incidirán sobre las vidas
y bienes expuestos. En la toma de esta decisión para cada
tipo de riesgo es óptimo que se balanceen los
conocimientos disponibles sobre las amenazas (ubicación,
severidad y recurrencia), y los costos de medidas preventivas y
de mitigación (reducción de las
vulnerabilidades).
Las decisiones sobre el riesgo aceptable
son, entonces, producto de la conjugación de
consideraciones y de variables técnicas,
económicas, sociales y políticas en el marco de un
proyecto cualquiera. En nuestro caso particular y a la escala de
la ciudad, este Plan provee algunos de los anteriores insumos en
la búsqueda de una optimización del
futuro.
11.
¿Qué son líneas vitales?
Se utiliza el término línea
vital (del Inglés lifeline) para referirse a los sistemas
y redes que proveen bienes y servicios públicos
imprescindibles para las formas de vida modernas (sistemas y
redes de acueducto, alcantarillado, energía,
hidrocarburos, transporte y comunicaciones). Por su
carácter esencial se considera que el nivel de riesgo
aceptable debe ser comparativamente muy bajo, es decir, todas sus
componentes deben ser virtualmente invulnerables a influencias
adversas probables, como por ejemplo, fenómenos naturales
peligrosos.
12.
¿Qué es mitigación?
El término mitigación
(sinónimo de reducción) abarca todas aquellas
acciones tendientes a reducir la exposición o la
vulnerabilidad de una comunidad, de un elemento o de un sistema,
amenazados por uno o por varios fenómenos de origen
natural o tecnológico previsibles. Las principales medidas
de mitigación se conciben en el mediano y largo plazo, e
incluyen tanto medidas de planificación del desarrollo (p.
ej. estatutos de usos del suelo, áreas de reserva,
áreas no urbanizables por amenazas, normatividad
constructiva y urbanizadora, medidas de educación
continuada), medidas ingenieriles tales como obras de
protección, y medidas de relocalización.
Éstas últimas normalmente se toman cuando la
exposición a un fenómeno previsible es considerada
como alta; se trata, entonces, de alejar a la población
y/o a los bienes de esa exposición, para disminuir su
vulnerabilidad.
13.
¿Qué es prevención?
Prevención es el conjunto de medidas
anticipadas, principalmente de corto y mediano plazo, para evitar
o reducir los efectos de los desastres. Por ejemplo:
preparación de organismos de socorro e instituciones
públicas y privadas y de líderes de la comunidad;
coordinación de los mismos; evacuación de
áreas de peligro inminente; elaboración de planes
de contingencia para atender escenarios previsibles de
emergencias, etc.
14.
¿Qué es atención?
Todas las acciones dirigidas a controlar
los efectos de un fenómeno desastroso, desde el momento de
su ocurrencia (o si ello es posible, desde el instante en que se
prevé su inminencia), hasta la superación de las
consecuencias más graves y básicas (atención
de heridos, alojamiento provisional de damnificados, suministro
de elementos de supervivencia tales como carpas, raciones de
alimentación, etc.).
Estas medidas están, principalmente,
a cargo de organismos como la Defensa Civil, la Cruz Roja y los
Cuerpos de Bomberos, y del Sector Salud.
El énfasis en la atención y
en los preparativos institucionales para emergencias por parte de
este tipo de organismos ha empezado a variar en los
últimos años, reorientándose hacia
estrategias de prevención y de mitigación. Un
ejemplo de esto puede ilustrarse con varios hechos:
•A raíz del terremoto que
afectó a la Ciudad de México en 1985, en el cual el
caos fue mayúsculo y las comunidades afectadas actuaron
por sí solas durante horas y días, se
reconoció que en complejos urbanos, los pobladores mismos
juegan un papel determinante, incluso en contra de instituciones
paternalistas del Estado, de las ONGs, o de organismos
internacionales (Carbó, et al, 1987).
•Después del terremoto de Loma
Prieta en California (Estados Unidos, 1989), instituciones
técnicas de planificación y de socorro, difundieron
ampliamente un documento conjunto en el cual los conceptos de
mitigación y de prevención priman sobre los de
atención (USGS, American Red Cross, United Way,
1990).
15. Eventos
naturales relacionados con desastres
De tipo geológico:
Deslizamientos
En principio, las rocas más duras
(diabasas y sedimentarias) cuando no se encuentran alteradas, es
decir, transformadas en lo que comúnmente se llaman
"suelos", presentan buena estabilidad, mientras que aquellos que
si lo están, tienen posibilidad de deslizarse.
Las causas naturales son: excesivas
pendientes, naturaleza de los terrenos (grado de
alteración), planos de debilidad, saturación por
infiltración de aguas a partir de lluvias fuertes o
prolongadas, socavación de orillas de drenajes naturales y
movimientos sísmicos.
Las causas humanas son, principalmente, el
uso urbano de deslizamientos antiguos que pueden removilizarse,
deforestación y urbanización que facilitan la
escorrentía y la saturación por agua de masas de
suelo; construcción inadecuada de banqueos y pozos
sépticos; vertimiento de aguas por fallas en redes de
acueducto y vertimientos de aguas servidas, sobre las
laderas.
Los procesos erosivos pueden ser
superficiales, tales como la erosión laminar o arrastre de
partículas en superficie por acción del agua, o
erosión concentrada en forma de surcos y cárcavas;
también pueden ocurrir en masa, en forma de
desprendimientos de bloques, coladas de barro, y deslizamientos
que pueden ser rápidos (de varios metros por segundo) o
lentos (de hasta centímetros por año).
Por ser fenómenos que ocurren en o
muy cerca de la superficie, normalmente las primeras
manifestaciones de los deslizamientos, tales como agrietamientos
o cambios en las formas del relieve, pueden ser observados con
cierta anterioridad al desplazamiento o deslizamiento de la masa.
Por esta razón, la comunidad puede ser capacitada para la
detección temprana del fenómeno.
Algunas de las acciones de
mitigación, además de la educación a la
comunidad, son:
•cambios de uso del suelo y
relocalización de asentamientos hacia zonas de menor
peligro;
•reforestación con especies
apropiadas, disposición de barreras vivas y
técnicas adecuadas de uso del suelo;
•dotación de obras civiles de
infraestructura tales como captaciones de escorrentía,
acueducto, alcantarillado, pavimentación de vías,
muros de contención;
•diseños urbanísticos y
reglamentación sobre la densidad de ocupación de
los terrenos en ladera.
16.
Terremotos
Es característico de los terremotos
– y esto los distingue de otros fenómenos tales como
deslizamientos, inundaciones e incendios – que sus consecuencias
en un ambiente urbano generalmente pueden abarcar áreas
más extensas (en el peor caso, toda la ciudad) y ser
más diversas (víctimas, destrucción de
edificaciones, ruptura de líneas vitales, incendios,
trastorno del tráfico vehicular, suspensión de
servicios de energía eléctrica, agua y
teléfono, deslizamientos, etc.). Ejemplos recientes en
todo el mundo así lo confirman, incluso en sociedades con
larga tradición en mitigación y prevención
de los efectos sísmicos (Popayán, 1983; Pereira,
1995; Ciudad de México, 1985; San Salvador, 1986; Los
Ángeles en Northridge, 1993, Kobe, 1995, …). Pero
también en pequeñas poblaciones y en regiones de
poca densidad de población y de vivienda (Atrato Medio,
1992; Páez, 1994).
En los últimos cien años se
han producido terremotos de gran intensidad en muchos
países de las Américas, provocados por una
interacción entre seis placas tectónicas muy
activas. La mayoría de los terremotos han ocurrido en
áreas donde se unen estas placas. Llevando a cuestas la
base del Océano Pacífico, la placa de Cocos se
emplaza por debajo de la placas Americana, que es más
liviana, esta clase de actividad –la colisión a
subducción entre placas continentales y las placas
oceánicas Cocos, Nazca y del Caribe – es la
responsable de la gran cantidad de sismos que ocurren a lo largo
de la costa del pacifico en América Central y del Sur. En
Centroamérica las placas de Cocos y del Caribe
están fracturadas en distintos segmentos, en tanto que
depresiones estructurales llenas de sedimentos volcánicos
y de los ríos, marcan las interrupciones transversas a los
ejes volcánicos. Debido a la riqueza del suelo en tales
depresiones, estas zonas son muy proclives al desarrollo de
asentamientos densos, donde precisamente tienen lugar terremotos
con epicentros cercanos a la corteza terrestre.
No se puede saber cuando va a ocurrir el
próximo evento, ya que la predicción sísmica
es una meta a largo plazo; tampoco se pueden modificar las
características de este fenómeno natural. En
consecuencia, la protección de vidas y bienes, como tarea
de mitigación, debe estar enfocada hacia la
reducción de su vulnerabilidad. Esto quiere decir que debe
evaluarse el probable nivel de peligro sísmico, reconocer
los terrenos que por su naturaleza y origen son más
susceptibles a efectos locales de amplificación de ondas y
de deslizamientos, asentamientos y licuación de suelos
(incluso sin esperar a contar con los necesarios estudios de
micro zonificación sísmica del territorio),
evitando en lo posible emplazar allí poblaciones e
infraestructura crítica; hacer las edificaciones e
instalaciones resistentes a las fuerzas de las vibraciones
sísmicas (refuerzo de las existentes, diseño y
construcción sismorresistente, redundancia en sistemas de
líneas vitales); educar hacia el comportamiento defensivo
durante y después de terremotos y preparar sistemas de
comunicaciones de emergencia y a las entidades encargadas, hacia
mejorar la capacidad de socorro y rehabilitación en caso
de un terremoto.
Aún no es posible predecirlos con
precisión pero sabemos que seguirán ocurriendo. Lo
que si podemos es reducir sus efectos con construcciones
adecuadas y actualizaciones prudentes y oportunas.
17. Erupciones
Volcánicas
Los volcanes son desfogues en la corteza de
la tierra a través de los cuales las rocas derretidas
salen como lava o son arrojadas como cenizas o escombros a veces
acompañados de vapor y gases calientes y a veces
venenosos. Las amenazas asociadas incluyen terremotos y derrumbes
de lodo y rocas. Las erupciones volcánicas ponen en
peligro a cualquier persona que viva dentro de la zona de alto
riesgo. Las erupciones difieren de la mayor parte de las
demás causas de desastres como terremotos, huracanes e
inundaciones, por cuanto causan prácticamente
destrucción total de la vida y propiedades dentro de
áreas relativamente pequeñas que se pueden delinear
fácilmente.
18. Maremotos
(Tsunamis)
Los maremotos son causados por terremotos,
actividad volcánica y derrumbes en el suelo
marítimo. Las olas de gran tamaño generadas por los
tsunamis tiene características particulares: tienen una
longitud de cien kilómetros o mayor y velocidades en aguas
profundas de hasta 700 Km/h y son difíciles de monitorear
y detectar. Las inundaciones costeras causadas por los maremotos
son similares a las provocadas por olas ciclónicas.
Aproximadamente un 805 de los tsunamis ocurren en el
océano Pacífico, pero ha habido un número
significativo en el Caribe.
De Tipo
Hidrometeorológico
19.
Inundaciones
Las inundaciones son, quizás, el
tipo de desastre más frecuente y devastador; sin embargo,
casi nunca reciben la misma atención que, por ejemplo, un
terremoto.
Pueden ser rápidas o lentas. Las
primeras ocurren especialmente en quebradas y ríos que
bajan por las laderas de las montañas. Las segundas
afectan especialmente los valles de los ríos en zonas
planas. Evitando la erosión y asentamientos humanos en el
lecho de los ríos disminuirán los efectos de las
inundaciones. Las viviendas deben construirse dejando un margen
de seguridad.
Emergencias por inundaciones han estado
asociadas primordialmente, a los siguientes factores
físicos, urbanísticos y de uso del
suelo:
•utilización urbanística
de cauces de inundación;
•utilización urbanística
de la llanura de inundación del río
Cauca;
•desborde de caños y canales
por aguaceros torrenciales;
•obstrucción de redes de
alcantarillado, caños y canales;
•escorrentía concentrada en
áreas urbanizadas y en laderas deforestadas.
Las actividades de mitigación,
prevención y atención de emergencias por
inundaciones que se deben realizar son entre otras:
•campañas de educación y
reforestación en comunidades rurales y
suburbanas;
•mantenimiento de las redes de
alcantarillado y de los caños y canales;
•ampliación de caños y
canales colectores;
•dotación de motobombas en
barrios localizados bajo el nivel de crecientes;
•construcción y mantenimiento
de jarillones;
•formación de líderes
comunitarios en prevención y atención de
emergencias por inundación;
•emplazamiento y operación de
plantas de bombeo.
El potencial de inundaciones está
asociado a diversidad de fenómenos:
•obstrucción de drenajes por
sedimentación y basuras;
•lluvias intensas;
•avenidas torrenciales de los
ríos que drenan al Cauca;
•obstrucción o deterioro y
ruptura de tuberías subterráneas de gran
diámetro, o de canales;
•períodos lluviosos que superan
los niveles de regulación de presas y los niveles de los
jarillones;
•ruptura de jarillones por crecientes,
por actividad humana o por sismos;
•mal función o daño en
plantas de bombeo.
Autor:
Jaime Bauza
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