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Heterosexuales y homosexuales. ¿Una relación de amistad posible? (página 2)



Partes: 1, 2

La emancipación plena de los hombres homosexuales
implica promover y lograr cambios en el imaginario de una
sociedad que todavía no acepta la homosexualidad aunque se
muestre más comprensible y flexible ante la presencia de
este "fenómeno," comparado con tiempos anteriores. Por tal
razón el presente trabajo pretende fundamentar como los
estereotipos y prejuicios presentes en nuestra sociedad irrumpen
el establecimiento de relaciones de amistad entre los
jóvenes varones homosexuales y
heterosexuales.

Los estereotipos y prejuicios que existen en nuestra
sociedad sobre la homosexualidad constituyen una de las
principales causas del rechazo y la discriminación por
parte de los heterosexuales hacia estas personas con esta
orientación sexual, influyendo esto negativamente en el
desarrollo personal y bienestar de los jóvenes varones
homosexuales, pues se limitan los grupos a los cuales ellos
pueden pertenecer, y con ello se obstaculiza o dificulta el
proceso de socialización por el cual atraviesa el joven, y
por ende dificultan el establecimientos de relaciones de amistad
entre las personas con estas orientaciones sexuales.

Por tanto es necesario conocer que la juventud (desde
los 16 hasta los 23 años aproximadamente) en nuestra
sociedad es una etapa de relevante importancia, pues constituye
el tránsito esencial de la infancia a la madurez, donde se
consolidan y afianzan los lazos de amistad, los cuales tienen un
especial acento selectivo, emocional e íntimo. Aquí
serán otros los criterios que se tendrán en cuenta
para la elección del amigo. En esta etapa la estructura de
los roles de la personalidad ya adquieren una serie de cualidades
nuevas, adultas. Ocurre todo un proceso de socialización
de la vida emocional y afectiva del joven, por tanto la juventud
es una etapa de afianzamiento de las principales adquisiciones
logradas en períodos anteriores y en especial de la
adolescencia, consolidación que se produce en consonancia
con la tarea principal que debe enfrentar el joven, la de
autodeterminarse en las diferentes esferas de su vida.

Desarrollo

Se considera de mayor interés para nuestro
trabajo a los jóvenes por el nivel de protagonismo e
implicación que tienen a nivel social en las actuales
situaciones de la Batalla de Ideas que libramos en nuestra
Revolución Cubana, donde los jóvenes son los
protagonistas esenciales para la emancipación de nuestra
sociedad y por ende les ocupa un rol eminentemente responsable en
la elaboración, ejecución y perfeccionamiento de
las acciones sociales, razón por la cual constantemente
son evaluados por la sociedad, quien construye representaciones
sociales y expectativas con respecto a su desempeño, lo
que se convierte en punto de partida para la crítica
cuando los comportamientos que exhiben no se corresponde con lo
que de ellos se espera, fundamentalmente cuando se trata de la
expresión de su orientación sexual, y
mayoritariamente cuando se evalúa con quién se
relaciona, cómo lo hace, para qué lo hace, es decir
en sentido general el establecimiento de sus relaciones sociales
y entre ellas, con muy marcada significación, las
relaciones de amistad.

Aunque en el presente, en nuestra sociedad se ha ido
cambiando en cierta medida la visión que se tenía
acerca de "cómo debe comportarse el varón" y
"cómo debe hacerlo la hembra", o sea, qué elementos
deben caracterizar a estos sexos, si la debilidad, la fuerza, la
sensibilidad o la inteligencia para uno u otro, y en este sentido
se es más flexible hoy en día, continúan
siendo los jóvenes varones mas cuestionados que las
hembras, pues a su vida sexual se le da más espacio y se
considera más interesante por el papel que socialmente se
le ha conferido; se considera que el deseo y la
satisfacción sexual de la mujer dependen en gran medida
del hombre, que a ellos los debe caracterizar la rudeza y nunca
la debilidad, pues esto es para la mujeres, que mientras
más relaciones sexuales tengan con mujeres más
"hombres" son, y que en esa relación deben ser ellos
quienes tengan el dominio y el control.

Con respecto a lo anterior se plantea que con el
transcurso del tiempo se ha ido creando "un modelo
hegemónico de masculinidad" donde las asignaciones
más importantes al varón son: el dominio, la
posesividad, la fortaleza, la inteligencia, la virilidad, la
potencia sexual desligada del afecto y las emociones,
asumiéndose esto como lo relativo a su sexo, lo que niega
cualquier posibilidad de ser diferente y a la vez mantenerse
"hombre", producto a que se naturalizan conductas, actitudes y
roles social e históricamente asignado a dicho modelo de
masculinidad (Álvarez, M. 2001)

Esta situación implica para el varón un
conjunto de expropiaciones de necesidades insatisfechas y de
limitantes para su desarrollo personológico y humano, que
traen como consecuencia afectaciones para su salud.
Evidentemente, son los varones homosexuales los que más
sufren y los más perjudicados en este sentido, por ser
ellos los que menos se corresponden con el "ideal de
varón", que la sociedad espera, por el solo hecho de
desear a una persona de su mismo sexo.

¿Por
qué la homosexualidad masculina?

En todas las épocas se han creado imágenes
hostiles en torno a los hombres homosexuales, y especialmente en
torno a su sexualidad. De forma periódica, el temor a la
homosexualidad masculina se ha reflejado a través de
largos e intensos debates sociales.

La sociedad ha intentado, a lo largo de los años
controlar de distintas formas la sexualidad de los hombres
homosexuales. Antes se alegaba como excusa, el deseo de proteger
a la juventud. Hoy la excusa es el SIDA. De lo que en realidad se
trata hoy en día, como entonces, es de la misma
incomprensión hacia aquellas personas de
orientación homosexual.

La construcción de la realidad homosexual ha
estado condicionada por un número de circunstancias, y a
lo largo de la historia ha sido nombrada de diversas
maneras.

La palabra homosexual fue acuñada en 1869 por
Benkert y se popularizo posteriormente, desplazando a otras
denominaciones como: amor griego, sodomía,
inversión sexual, entre otras. (Orlandini, A.
1995).

La revolución sexual, comenzada a partir de los
años 60, ha incluido dentro de sus temáticas la
defensa de los homosexuales y han predicado la tolerancia a las
personas con una orientación sexual diferente a la
heterosexual. Desde esa época los homosexuales se han
considerado como minorías discriminadas y victimizadas por
la sociedad, lo cual ha repercutido negativamente en su conducta
y su autoaceptación.

Desde 1974 los psiquiatras de Estados Unidos han
"despatologizado" la homosexualidad, y como tal, la han retirado
de la clasificación de las enfermedades, con la
excepción de la homosexualidad ego-distónica
(aquellas personas que no se aceptan como homosexuales y desean
dejar de serlo), en el cual el conflicto homofóbico
ocasiona sufrimientos en el psiquismo (Orlandini, A.
1995).

Actualmente la CIE-10 reconoce solamente a la
homosexualidad ego-distónica como una patología
pues estas personas pueden asumir comportamientos que van desde
un detrimento de su salud tanto física (falta de apetito o
por el contrario aumento de este debido al estado de ansiedad en
que viven, dificultades para conciliar el sueño, entre
otros) como psicológica (estados de depresión,
temor a que su familia o la sociedad lo rechace, aislamiento
social, ruptura de relaciones interpersonales, estrés,
incertidumbre, baja autoestima, pobre autoconocimiento,
sentimientos de inferioridad, trastornos de conducta y
psicofisiológicos, intentos suicidas que pueden provocar
la muerte, etc.)

No obstante reconocemos que aquellas personas con
homosexualidad egosintónica, a pesar de no ser
consideradas como enfermas, pues se aceptan como tales, o sea,
como homosexuales, lo que facilita que no presenten determinados
síntomas patológicos, también experimentan
sufrimiento debido al rechazo que reciben de la sociedad. Por
tanto, pedir a las personas que se comporten de forma contraria a
su orientación sexual, pone en serio peligro la salud y el
equilibrio psicológico de esas personas. 

Han sido muchas las definiciones que sobre la
homosexualidad se han dado, no obstante la asumimos como una
variante de la conducta sexual humana, como una
orientación sexual con las mismas posibilidades reales que
las otras y por ende, con la aceptación equitativa que
requiere.

Según el Centro Nacional de Prevención de
las ITS-VIH / SIDA, 2004, la orientación sexual, es la
preferencia y/o el deseo sexual por personas del mismo o distinto
sexo. Es una atracción constante hacia un tipo particular
de personas en el plano emotivo, romántico, sexual o
afectivo. Reconocemos además el plano cognoscitivo
(pensamientos, puntos de vista), el cual puede ser objeto de
atracción para la persona.

Es esencial aclarar que la orientación sexual es
diferente del comportamiento sexual. La orientación sexual
se relaciona con los sentimientos y la autoimagen, y representa
un tipo de disposición sexual hacia las personas del otro
sexo, del mismo o de ambos. Esta es una dimensión de la
sexualidad muy estable aunque no estática. Los
comportamientos sexuales no siempre son arraigados, las personas
pueden tener determinados comportamientos en contextos
específicos y cuando cambia el contexto pueden cambiar los
comportamientos. No siempre los comportamientos sexuales expresan
la orientación sexual de una persona.

Por otra parte la formación y
transformación de la orientación sexual no depende
únicamente de la voluntad de las personas, puesto que
inciden otros factores (biológicos, sociales, culturales y
psicológicos), por lo que resultaría muy
difícil querer cambiar la orientación sexual que
presentan las personas, mediante la movilización de su
conducta, por medio de la presión social, ejercida desde
las concepciones machistas existentes en nuestra
sociedad.

Si bien la minoría de los homosexuales lleva una
vida "exitosa y feliz", la mayoría a menudo bajo
presión por parte de su familia o de grupos sociales y
religiosos, desean cambiar su orientación sexual por medio
de la terapia. Sin embargo, la realidad es que la homosexualidad
no es una enfermedad, por tanto no requiere tratamiento y no se
puede cambiar porque se desee.

Según Bell y Weinberg, la homosexualidad puede
ser vivida – lo mismo que la heterosexualidad – con una variedad
de estilos de vida y esperan que "las investigaciones futuras
quizás lleguen a probar que estos índices diversos
son mucho más importantes para entender la
situación de una persona que la orientación sexual
por sí sola".

Según estos autores los homosexuales forman un
grupo extraordinariamente variado al igual que los
heterosexuales, esto se debe a que nuestra personalidad es
diferente e inigualable, pues la formación y desarrollo de
esta dependen de la historia de vida individual de cada persona y
de la manera en que se interiorice y asimile la influencia que
recibimos del medio, que va a depender en gran medida de nuestras
necesidades, intereses, motivos etc., sin olvidar el papel activo
y emprendedor del hombre, por tanto sería errado
caracterizar a la persona por su orientación
sexual.

Ellos plantean que "Se entiende mejor a los hombres y a
las mujeres homosexuales, cuando se les considera como seres
humanos con necesidades, actitudes, hábitos, pensamientos,
emociones, sentimientos y no únicamente en término
de su comportamiento sexual".

Evidentemente no se puede juzgar ni cuestionar a los
homosexuales por su orientación sexual, pues entonces
sólo se tendría en cuenta la preferencia sexual de
la persona y no quién es en realidad, por lo que se
expresarían actitudes mecánicas y rígidas al
atribuirle características específicas (sensible,
débil, "afeminado", incapaz de realizar algunas
actividades que requieran de fuerza, etc.) a los homosexuales,
que estarían dadas por su orientación sexual y
excluiríamos por completo el carácter único
e irrepetible de la personalidad así como el papel activo
y transformador del ser humano, su autonomía,
autoconciencia y formas exclusivas e irrepetibles de manifestarse
ante las situaciones cotidianas que se les presentan en su
devenir histórico social. Las cuales al querer
homogenizarlas, sólo conllevaría a la
enajenación del sujeto y por ende a la pasividad de la
respuesta social que debe brindar en las relaciones que establece
durante todo su proceso de socialización.

¿Qué son las relaciones de
amistad y cómo surgen?

Las relaciones de amistad están incluidas dentro
de las relaciones interpersonales. Al igual que éstas
tienen como rasgo específico e importante la base
emocional, lo que significa que las relaciones de amistad surgen
y se desarrollan sobre determinados sentimientos, generados en
las personas en su relación mutua, aunque las relaciones
entre las personas no se forman únicamente sobre la base
de los contactos emocionales directos.

Las relaciones de amistad evolucionan a lo largo del
ciclo vital. El concepto de amistad y la forma de comportarnos
con nuestros amigos cambia en las distintas etapas del desarrollo
a medida que avanza nuestro nivel cognitivo y adquirimos
experiencias racionales con compañeros y amigos. Cambia el
significado de la amistad, la forma de comportarnos con nuestros
amigos, los sentimientos hacia ellos, lo que pensamos, esperamos
y exigimos de ellos, la forma de expresar la amistad y las
variables que van a condicionar, en cada etapa de la vida que
tengamos o no amigos. Por el contrario existen también
algunos aspectos de la amistad que no cambian, que permanecen
constantes en el transcurso de nuestra vida, como la
elección voluntaria de los amigos, la reciprocidad, el
deseo de proximidad, protección, apoyo emocional, entre
otros.

Han sido muchas las definiciones que se han dado sobre
la amistad, no obstante la que sustenta o acoge esta
investigación es la de Ruth Sarabany, 2000, la cual
concibe a la amistad como un apego específico a otra
persona que implica mantener el contacto con el otro (desear
estar con él), compartir conocimientos (contarse cosas y/o
introducir temas de agrado e interés), intereses conjuntos
(deseos de ir al mismo sitio o hacer algo juntos), inquietudes y
sentir afecto por el otro.

Partimos de esta definición pues los elementos
que aborda Sarabany (apego, contacto con el otro, compartir
conocimientos, intereses conjuntos y sentir afecto por el otro)
son precisamente los más difíciles de lograr en la
relación que puede establecer la persona heterosexual con
la homosexual, debido a la presencia de estereotipos y
prejuicios, que impiden el vínculo directo, afectivo,
fraterno y cordial entre estas personas de diferentes
orientaciones sexuales, manteniéndose "distancia"" entre
ellos, pues los heterosexuales cuestionan con gran fuerza el
hecho de sentarse a conversar con los homosexuales durante
determinado período de tiempo o simplemente ir juntos a
algún sitio, siendo más criticable el sentir afecto
por estos, ya que supone para ellos la identificación con
esta orientación sexual, y por tanto es puesta en duda por
el resto de la sociedad su "hombría". Esta
situación genera temor para los heterosexuales ya que
pueden ser calificados como homosexuales, aunque demuestren o
estén conscientes de que no lo son, lo que resulta
degradante para ellos.

Ahora bien, es preciso conocer que una auténtica
amistad rara vez surge de golpe. Esta, suele estar precedida por
búsquedas, fracasos, relaciones transitorias. Sobre la
base de esta experiencia se va plasmando y puliendo el ideal
personal del amigo y de la amistad. Se ha demostrado que es
más fácil que surjan relaciones y más
difícil que se consoliden y se profundicen.

La elección de los amigos es un proceso complejo
que requiere de valoraciones individuales y factores sociales
compartidos y ante la pregunta de cómo suelen elegirse
entre sí quienes tienen status idénticos y aquellos
que tienen status diferente en la sociedad (Maisonneuve, 1955)
contesta:

  • Existe una propensión entre los sujetos
    populares a elegirse mutuamente, contrariamente a lo que
    sucede entre los sujetos medios y excluidos.

  • Existe una tendencia inversa de los sujetos
    populares a evitar a los aislados.

  • Existe una mayor tendencia de los sujetos medios a
    asociarse más bien a los populares que a los
    aislados.

Esto demuestra que el desarrollo de las amistades en los
grupos sigue una secuencia cuyo primer estadio seria la
proximidad, atracción física y semejanza en el
status social, luego viene el status del que disfruta cada uno
dentro del grupo y la seguridad que perciben en él;
más tarde sería el acuerdo sobre valores e
intereses y por último la complementariedad.

Aunque existan estos elementos que le dan una secuencia
al surgimiento y formación de las relaciones de amistad
según este autor, se considera que lo primordial es la
aceptación de la persona tal y como es, pues de no ser
así la relación de amistad no sería
posible.

Se ha demostrado que los sujetos con problemas de
ansiedad, desajuste, hostilidad e incapacidad personal suelen ser
más rechazados por los compañeros que aquellos que
no presentan estos problemas, igual sucede con los homosexuales,
pues son considerados por la sociedad como portadores de
características que no se corresponden con su sexo, lo que
resulta "anormal" y por tanto son aislados y discriminados,
siendo su comportamiento en todo momento objeto de
crítica, lo que tiene su base en los prejuicios y
estereotipos que sobre la homosexualidad existen y que vinculan
la existencia de conductas desviadas de las establecidas
socialmente como "adecuadas", que cuestionan todos los procesos
que se suceden en la reciprocidad afectiva y la intimidad que
pueda existir entre amigos heterosexuales y
homosexuales.

Ahora bien, según la teoría de la
autoestima las personas se sentirán atraídas hacia
aquellas personas que le suministran informaciones favorables y
alejadas de aquellas cuya información resulta
desfavorable, al margen de que el feedback sea o no consistente
con sus puntos de vista. El hecho de que la información
recibida sea favorable o no va a depender en gran medida en este
caso de los prejuicios y estereotipos sociales que sobre los
homosexuales se tienen así como de la cultura en sentido
general.

Es importante tener en cuenta que el individuo intenta
asemejarse a aquel colectivo en el que se siente integrado. En la
mayoría de los casos son muy pocos los homosexuales que se
sienten integrados (independientemente de que quieran o no) a
aquellos grupos conformados por personas heterosexuales debido a
los prejuicios y estereotipos que hacia los homosexuales existen
en nuestra sociedad y que asumimos sin siquiera
cuestionárnoslo, los cuales limitan en gran medida las
relaciones interpersonales entre estos, especialmente las
relaciones de amistad.

Aunque existan criterios acerca de la elección de
los amigos, lo cual, como hemos visto está influenciado
por los estereotipos y prejuicios existentes en nuestra cultura,
se considera que podemos llegar a ser amigos, y buenos amigos de
quienes inicialmente despiertan en nosotros sentimientos
negativos. Por tanto se deben fomentar y potenciar las relaciones
de amistad, ellas son importantes y necesarias para todas las
personas ya sean homosexuales o heterosexuales.

¿Por
qué son importantes las relaciones de
amistad?

Las relaciones de amistad son acreedoras de
satisfacciones a necesidades que encuentran su
materialización sólo a través del contacto o
en la actividad con el otro, lo que supone que los amigos deban
compartir ciertas características afines, que
permitirá una mejor interacción y por tanto
congruencia en las acciones de la relación.

Se puede afirmar entonces que el afecto que surge de la
amistad mejora nuestro equilibrio psicológico. La amistad
es una forma de amor que se basa en la comunicación, el
apoyo mutuo, la comprensión, la aceptación, la
tolerancia, el cariño, entre otros, elementos estos que
son necesarios en nuestras vidas y que no están presentes
en la relación que se establece entre la persona
heterosexual y la homosexual, debido a los estereotipos y
prejuicios que sobre la homosexualidad se tienen, los cuales
deben ser disminuidos por las consecuencias negativas que traen
consigo para el ser humano.

El establecer relaciones de amistad con los
homosexuales, permitirá tanto al homosexual como al
heterosexual fomentar en ellos la colaboración, el
intercambio, el reconocimiento del otro, la alegría
compartida, además de reducir la agresividad, la
desconfianza y las actitudes defensivas. Los ayudará a
conocerse mejor a ellos y al mundo, haciéndoles ver las
cosas desde otros puntos de vista (empatía, mayor
realismo). De igual forma mejorará no solo su autoestima
sino también el control, además de ayudarlos a
combatir y aliviar la soledad (inherente al ser humano y la
existencia misma), lo que permitirá que estas personas con
diferente orientación sexual puedan llevar una vida "plena
y feliz".

Es esencial conocer que no tener amigos puede ser tan
dañino para la salud como el tabaco o el sobrepeso, de
ahí la gran importancia que tienen principalmente para los
homosexuales (ya que son rechazados y aislados por la sociedad y
sus relaciones son limitadas en comparación con las del
heterosexual) el establecimiento de verdaderas relaciones de
amistad, pues se ha demostrado que los vínculos sociales
disminuyen el riesgo de algunas enfermedades al reducir la
tensión arterial, las afecciones cardiacas y el
colesterol, activa el sistema inmunológico. Las relaciones
de amistad activan ciertas áreas del cerebro y liberan
hormonas que facilitan la relajación y el bienestar
(López, A. 2005).

La amistad puede llegar a ser un valor para las
personas, ya sea un valor formal si regula el comportamiento del
individuo ante situaciones de presión o control externo o
un valor personalizado, si el sujeto que lo asume lo expresa de
manera legítima y auténtica.

Se puede apreciar como en este sentido la amistad de los
heterosexuales con los homosexuales se expresa, en la
mayoría de los casos, sólo como un valor formal,
pues es manifestada solo en determinados lugares y ante
determinadas situaciones, fuera de estos marcos, el
vínculo o relación entre ellos es imposible,
pudiéramos mencionar por ejemplo a un grupo escolar o
laborar donde para lograr los objetivos del mismo se necesita de
la comunicación, cooperación y el apoyo de todos
sus miembros y fuera de este contexto es apreciada como
innecesaria y vergonzosa la relación de amistad entre
estas personas que tienen diferente orientación sexual, lo
que tiene su base en los prejuicios y estereotipos que aún
perduran en nuestra sociedad.

Por ende, es meritorio que la amistad que se establezca
entre homosexuales y heterosexuales sea asumida como un valor
personalizado, pues esto contribuye a que estas personas
establezcan determinados proyectos, propósitos y metas;
ayuda a que se tenga una alta estima a otros individuos, y por
ende se le reconozcan; contribuye además a que se
prioricen las relaciones de amistad de acuerdo al sentido que
estas tengan. La amistad como valor constituye una guía
general de conducta que le da sentido a la vida, propiciando su
calidad.

Referido a la importancia de la amistad dijo
Aristóteles, que se puede ser feliz sin dinero y sin
poder, pero no sin amigos, lo que una vez más resalta la
gran significación que tienen las relaciones de amistad
para los individuos.

En la juventud, el significado y la importancia de las
relaciones de amistad adquiere un carácter especial, pues
estas se resaltan, al cumplir variadas funciones, como el
desarrollo de las habilidades sociales, como ayuda para enfrentar
las crisis y los sentimientos comunes, ayuda a la
definición de la autoestima y status, no por lo que dicen,
sino por la posición del grupo al que pertenecen
(Remplein, 1971; Hurlock, 1980; Craig, 1997 Cit por Moral MV. y
Ovejero A. 2003 ).

Con respecto a lo que plantean estos autores se puede
afirmar que en el caso de los homosexuales estas funciones que
cumple la amistad apenas pueden ser percibidas debido a la
limitadas y pobres relaciones de amistad que tienen la
mayoría de los homosexuales, lo que está dado por
el rechazo que reciben de los heterosexuales, al ser considerados
para estos, como portadores de características negativas
que no se corresponden con lo que de ellos se espera de acuerdo a
su sexo. Por lo cual muchos homosexuales experimenten
sentimientos de inferioridad, miedo a expresar lo que sienten, a
ser menospreciados, soledad, inseguridad, angustias,
etc.

Convendría preguntarse entonces
¿qué significa tener amigos? "Tener amigos
es un logro social significativo, un indicador de competencia
social y un signo de buena salud mental" (Hartup, 1984, p.408).
En efecto la competencia social procede en gran medida, de las
interacciones entre iguales, de modo que en este proceso de
interacción se adquieren y afianzan ciertas habilidades
sociales como se planteaba anteriormente, que son, hasta cierto
punto imprescindibles para el joven (sea homosexual o
heterosexual) que se desenvuelve en un ámbito
académico y grupal específico.

Las relaciones de amistad son imprescindibles para los
jóvenes dado que de la propia integración y
aceptación por el grupo va a depender la
conformación y afianzamiento de su identidad personal, por
tanto se hace necesario percibir con mayor apertura y
flexibilidad las relaciones de amistad que se establezcan entre
homosexuales y heterosexuales, lo que supone eliminar o disminuir
en gran medida los prejuicios y estereotipos que dificultan el
establecimiento de estas relaciones.

Para ello, se debe partir de que son precisamente las
relaciones de amistad una de las bases para el desarrollo
adecuado de los seres humanos (independientemente de su
orientación sexual) en su vida comunitaria, en el
intercambio continuo y cotidiano de intereses, valores, afectos y
forma de actuar y de pensar, de ahí que pertenecer a un
grupo de amigos fortalece nuestro sentido de identidad,
posibilita descubrirnos como somos en esa relación
interpersonal, lo cual sirve también para fortalecer la
propia estima, ayuda a desarrollar seguridad, aporta estabilidad
en momentos de inquietud, dudas y sentimientos confusos: permite
identificarnos y reconocernos como iguales ante otras
personas.

Se puede apreciar como las sociedades justas tratan de
condicionar un sistema educacional basado en el logro del
establecimiento de relaciones interpersonales adecuadas,
fraternales, conciliadas bajo la esquela de atención al
prójimo, intercambio cultural y motivacional, esmero con
el amigo, cuidado de los valores positivos que se generan y
contribución al desenvolvimiento de una sociedad
protectora, potenciadora de proyectos de vida y atención
al ser humano, desde la base familiar, lo cual propicia la
necesidad de incrementar el desarrollo de las relaciones de
amistad que pueden considerarse movilizadoras de acciones en
conjunto, influyentes en el estilo de vida de las personas y
modificadoras de su conducta a favor del cumplimiento de
determinadas normas y leyes sociales (Santana, Y. y Soteras, M P.
2001).

En este sentido no se establecen diferencias entre el
homosexual y el heterosexual pues el tener relaciones
interpersonales adecuadas, fraternales y especialmente relaciones
de amistad, como se planteaba anteriormente no dependen de la
orientación sexual de la persona, pues todos tenemos
derecho a vivir nuestra sexualidad a plenitud, sin tener que ser
discriminados ni rechazados.

Podemos señalar que una persona puede tener
varios amigos con intereses diametralmente opuestos, la
flexibilidad (participar de las actividades y aficiones que
gustan de los demás, aceptar los consejos y las
recomendaciones sobre nuestra persona con sencillez y serenidad,
reconocer nuestros errores, aceptar los puntos de vistas de los
otros etc.) nos permite alejar ese sentimiento de exclusividad
que muchas personas equivocadamente reclaman.

Cada persona al ser diferente aporta algo distintivo en
la vida de los demás, en eso consiste el enriquecimiento
personal y el cultivo de amistades, por tanto, uno de los valores
que deben primar en las relaciones de amistad es la flexibilidad,
la apertura hacia los demás, el reconocimiento de las
diferencias individuales, lo que nos permitirá establecer
el diálogo abierto y sincero sobre disímiles temas,
con esos individuos que son portadores de diferente
orientación sexual, encontrando satisfacción al
intercambiar vivencias y conocimientos con estas personas y
conocer otros puntos de vista, otra manera de ver la
vida.

¿Qué son los estereotipos y
prejuicios y cómo irrumpen el establecimiento de
verdaderas relaciones de amistad entre los jóvenes varones
homosexuales y heterosexuales?

Los prejuicios están basados en un conjunto de
creencias que condicionan nuestras actitudes y comportamientos
hacia grupos de personas que por alguna condición
particular: raza, edad, etnia, sexo, religión, etc. son
evaluados como portadoras de características negativas, lo
que nos puede llevar a crear situaciones discriminatorias dentro
de los grupos.

Algunas fuentes de origen de los prejuicios
son:

1. La no aceptación de las
diferencias. Intolerancia de determinados grupos o su incapacidad
para asimilar prácticas culturales o
características diferentes en otros grupos o personas.

2. Conflictos sociales. Existencia de una larga
historia de conflictos entre grupos, etnias, etc. motivada por
factores económicos, religiosos u otros.

3. Aprendizaje social. Papel de modelo, como el de
los padres, que influyen en la adquisición de ciertas
actitudes por parte de sus hijos, que además reciben el
refuerzo del medio social correspondiente.

4. Categorización social: proceso de
categorización de la realidad, apoyado en determinadas
creencias a partir de las cuales se divide el mundo social entre
"nosotros y ellos", atribuyéndose generalmente
características negativas a estos
últimos.

Los prejuicios que existen sobre la homosexualidad y el
rechazo que reciben las personas homosexuales, provoca que hasta
los propios homosexuales interioricen todo esto, desarrollando
una tendencia hacia una baja autoestima. Esto no quiere decir que
todas las personas homosexuales tienen una autoestima baja, pero
sí existen muchos factores que lo condicionan.

Por su parte el estereotipo sexual, significa los
mandatos y las prohibiciones de la sociedad que determinan los
roles femeninos y masculinos de sus miembros. Resulta una entidad
rígida, cuya falta de flexibilidad ocasiona no pocos
sufrimientos y malestares a las personas independientemente de su
edad o sexo.

Los estereotipos consisten en aplicar de manera
indiscriminada un patrón para la valoración de
personas o situaciones.

Dentro de los estereotipos masculinos que existen en
nuestra sociedad podemos citar algunos ejemplos:

  • El varón no puede ser emotivo ni tierno, debe
    ser un "duro".

  • El varón debe de acostarse con todas las
    mujeres que pueda, pues eso lo hace más
    "hombre".

  • Al varón lo debe caracterizar la rudeza, la
    fuerza, porque si no, es un débil, un
    "flojo".

  • El varón no debe jugar con muñecas y
    debe de andar suelto para hacer todo lo que quiera, ya que
    "es de la calle y no de la casa".

Estos estereotipos privan al hombre homosexual de poder
vivir a plenitud su sexualidad pues en cierta medida se ven
obligados a "cumplir con la sociedad", lo que significa reprimir
su verdadera orientación sexual, afectando sus relaciones
interpersonales, en todas sus aristas y fundamentalmente las
relaciones de amistad.

Los estereotipos más dañinos se han
originado sobre la base de la ideología machista. Debido a
la nocividad de los patrones genéricos, los
sexólogos modernos abogan porque se "desestereotipen" los
códigos sexuales.

Los estereotipos y prejuicios que en torno a la
homosexualidad existen, impiden que estas personas con esta
orientación sexual sean consideradas como seres humanos
"normales", con iguales derechos de expresar sus sentimientos,
sus puntos de vista, sus gustos y preferencias, como los
heterosexuales (claro está, con sus diferencias, las
cuales no están dadas por su orientación sexual,
sino por el carácter único e irrepetible de la
personalidad).

El temor que sienten los heterosexuales de ser
catalogados como homosexuales es un reflejo de los estereotipos y
prejuicios que en nuestra sociedad existen, pues ser homosexual
para ellos es indigno y bajo, lo que conlleva a que una buena
parte de los heterosexuales rechacen a los homosexuales y por
tanto establezcan limites muy estrictos en sus relaciones con
estos; no van a ningún lugar con ellos, no se detienen a
entablar una conversación fuera de los marcos donde por
obligación sea necesario, no piden una opinión ni
un consejo acerca de determinadas cuestiones que se han asumido
en la sociedad como "propias de los hombres" (ya que estos
los homosexuales– son percibidos como "afeminados"), no
se identifican con los problemas y alegrías de ellos,
además de no frecuentar lugares que por costumbre sean
visitados por homosexuales.

Para algunos heterosexuales en nuestra sociedad, la
homosexualidad como una orientación sexual normal no tiene
cabida, y con no poca frecuencia han manifestando opiniones como:
"esas personas no deberían existir", "la homosexualidad es
un pecado condenado por Dios, una aberración", "es una
degradación del sexo masculino", entre otras.

En otros heterosexuales se puede apreciar una mayor
apertura hacia el entendimiento y comprensión de la
homosexualidad, como una variante sexual normal, e incluso hay
quienes llegan a establecer un vínculo afectivo directo y
sincero, pero a pesar de ello limitan sus relaciones con los
homosexuales y evitan ser vistos con estos en determinados
lugares y realizar algunas actividades donde estén otras
personas homosexuales, ya que le confieren gran
significación a la opinión que los otros puedan
tener de ellos. Esta situación tiene como base los
prejuicios y estereotipos que no permiten apreciar y valorar a la
persona homosexual fuera de los marcos de sus preferencias
sexuales.

Como una de las consecuencias negativas de estos
prejuicios y estereotipos pudiéramos referirnos en este
sentido a la homofobia la cual suele definirse como el rechazo
que sienten los heterosexuales hacia los homosexuales (Centro
Nacional de Prevención de las ITS-VIH / SIDA, 2004),
aunque es necesario aclarar que los homosexuales también
sienten homofobia hacia sí mismos aunque no siempre
estén conscientes de ello.

La homofobia como todo prejuicio, descansa no
sólo en el desconocimiento, sino sobre un conjunto de
valores compartidos por la sociedad en general. La misma se
traduce en una serie de estereotipos y prejuicios sumamente
dañinos en su mayoría falsos, que facilitan que
muchos homosexuales hayan sufrido insultos y burlas desde la
infancia y hayan interiorizado la percepción de una
sexualidad inadecuada, enfermiza, burlesca o vergonzosa, lo que
influye negativamente en el desarrollo adecuado de estas
personas, teniendo una marcada significación y
repercusión en la juventud, debido a las
características de dicha etapa.

La homofobia conlleva a que los jóvenes
homosexuales sean caracterizados por la sociedad como enfermos,
anormales, transgresores del orden (peligrosos), culpables de una
deformación, objeto de burla, de crítica, de
maltrato, de discriminación, lo que traen consigo que sean
rechazados, desvalorizados, etc.

Ante esta situación su reacción es de
aislamiento de los pares: "que nadie se entere", no socializa el
aprendizaje, existe un distanciamiento por parte de los seres
más cercanos y de posibles apoyos en su desarrollo, se
puede apreciar falta de modelos a imitar, no encaja con lo
socialmente esperado, se sienten despreciados y buscan la
aceptación de su orientación sexual sobre la base
de "falsas apariencias" para poder ser acogidos por la sociedad
(se produce una disociación en el desarrollo de su proceso
sexual). El proceso de socialización en ellos es a partir
de la decepción, lo que trae consigo que vivan en
permanente manipulación por parte de la sociedad, en vez
de ser espontáneos. Todas estas reacciones provocan muchas
veces en los jóvenes encuentros sexuales
despersonalizados.

Los principales temores que tienen estos jóvenes
frente a la sociedad son:

  • temor al rechazo social,

  • temor a la condena de los otros,

  • temor a verse aislados forzosamente,

  • temor a los abusos físicos,

  • temor a sentirse discriminados,

  • temor a sentirse limitados educacionalmente y en las
    carreras profesionales u oficios que elijan.

Estas reacciones y temores tienen que ver con que el
joven está determinado por multitud de condicionantes y
connotaciones sociales que, en buena medida, le sirven como punto
de referencia. De ahí que necesita la aceptación
del grupo y conseguir un cierto equilibrio, vinculado a la
interpretación, a nivel afectivo, entre otros, de esa
evaluación y valoración que hacen los otros de
él.

Estos temores influyen negativamente en el desarrollo
personológico de los jóvenes, afectando no
sólo su salud mental, sino también somática;
independientemente de que en esta etapa se haya alcanzado cierto
nivel de estabilidad, aún se dan cambios importantes en la
vida del joven, que necesita del apoyo y la aceptación de
sus coetáneos, pudiéramos mencionar dentro de estos
cambios que se dan a nivel personológico en el joven, la
aparición de la concepción del mundo y la
autovaloración como unas de las principales adquisiciones
en esta etapa que requieren del sistema de relaciones que
establece el joven y que deben reforzar desde lo positivo sus
puntos de vistas, su autoestima.

El modo como se enfrenten estos resultados negativos y
temores en el joven, producto del rechazo de la sociedad,
dependerá entre otras cosas de la aceptación que
encuentre el mismo en el seno familiar y en el grupo de
coetáneos, lo que será posible si se disminuyen los
prejuicios y estereotipos que sobre la homosexualidad se
tienen.

Acerca de la actitud que asumen los heterosexuales con
respecto a los homosexuales y su repercusión negativa en
el desarrollo y bienestar del ser humano, Schofield 1961,
plantea: "La homosexualidad es una condición que en
sí misma sólo tiene efectos menores sobre el
desarrollo de la personalidad. Pero las actitudes, no del
homosexual, sino de las demás personas hacia esta
condición, crean una situación que puede tener un
efecto profundo en el desarrollo de la personalidad y puede
conducir al deterioro del carácter de un tipo de
orientación sexual, que desea la integración
efectiva en la comunidad. Muchos de los problemas que abruman al
homosexual son creados en gran medida por la hostilidad de la
sociedad". (Cit por Gauthier L. 2004).

Es válido señalar que no todo lo que
concierne a los estereotipos es negativo, pues ellos constituyen
pautas de comportamientos para los diferentes sexos, que son
aprendidas por el individuo mediante el proceso de
socialización, en la medida en que este se va insertando a
los diferentes grupos de los cuales llega a formar
parte.

Conclusiones

La realidad demuestra que aunque en la actualidad existe
una mayor apertura hacia la homosexualidad aún persisten
con gran fuerza en nuestra sociedad falsos estereotipos y
prejuicios en torno a este tema, los cuales tienen su base
principalmente en el desconocimiento de este "fenómeno" o
en una percepción inadecuada del mismo, limitando
así las relaciones interpersonales entre ellos
(heterosexuales y homosexuales), especialmente las relaciones de
amistad.

La relación de amistad entre homosexuales y
heterosexuales es posible si se asume, que la homosexualidad es
una orientación sexual más, y que son precisamente
los estereotipos y prejuicios que poseemos los que nos impiden
concebir a estas personas como seres humanos con necesidades,
intereses, gustos, etc. que nunca van a ser iguales a los de los
otros, puesto que poseemos una personalidad única e
irrepetible independientemente de la orientación sexual
que tengamos, y que esta (orientación sexual), por si
sola, no define ni caracteriza a la persona.

Para fomentar adecuadas relaciones interpersonales y
poder establecer una auténtica relación de amistad
con un homosexual (o cualquier otra persona) es imprescindible la
aceptación de la persona tal cual es, a partir del respeto
por las diferencias individuales en cuanto a criterios, puntos de
vistas, concepción del mundo, necesidades, intereses,
preferencias, autopercepción, etc., lo que supone la
apertura hacia la diversidad, la flexibilidad, la
comprensión, la tolerancia y la empatía.

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Autor:

Yorkys Santana González

ysan[arroba]csh.uo.edu.cu

yorkyss[arroba]yahoo.com

Universidad de Oriente. Cuba.

Yanet Ricard

Universidad de Guantánamo. Cuba.

María del Pilar Soteras del
Toro

maripili[arroba]csh.uo.edu.cu

Universidad de Oriente. Cuba.

Barry Schneider. Universidad de Ottawa.
Canadá.

Contactos:

Barry Schneider

barry[arroba]uottawa.ca

Partes: 1, 2
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