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Goldman Sachs: El “vampiro” de la crisis (página 3)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Los preparativos para el robo comenzaron el 4 de
noviembre cuando los cuatro actores principales ingresaron a la
red informática de RBS WorldPay desde una ubicación
fuera de EEUU, según el documento. Los delincuentes
distribuyeron cerca de 44 números de tarjetas de
débito prepagas con sus claves de identificación
personal a su red de "cajeros". El 8 de noviembre de 2008, los
ladrones les indicaron a los cajeros que empezaran a realizar los
retiros. En el curso de las siguientes 12 horas, desaparecieron
más de US$ 9 millones desde cuentas en ciudades que van
desde Atlanta a Hong Kong. A los que retiraron el dinero se les
permitió quedarse con hasta la mitad del efectivo robado y
el resto fue enviado a los líderes de la pandilla,
según los fiscales. RBS WorldPay detectó el hurto
el 10 de noviembre y lo dio hizo público el 23 de
diciembre.

¿Goldman
hace
el trabajo de Dios…o de Yahvéh?
¿Será por la "contabilidad
creativa"?

"El presidente ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd
Blankfein, defendió la política de bonus de los
banqueros y afirmó que el regreso a los grandes beneficios
debería ser bien recibido por la gente, como prueba de que
la economía se está recuperando". El jefe de
Goldman Sachs: "Los banqueros hacen el trabajo de Dios" (Libertad
Digital – 11/11/09 – Por Ángel
Martín)

La percepción popular de las grandes entidades
financieras no ha salido bien parada tras la crisis. De manera
justa o no, buena parte de las culpas de los problemas actuales
se atribuyen a la irresponsabilidad y avaricia de grandes
ejecutivos y banqueros estadounidenses, que jugaron con fuegos
altamente peligrosos y finalmente no sólo se quemaron
ellos, sino que difundieron el fuego hacia todo el país, y
en consecuencia hacia todo el mundo.

Goldman Sachs es uno de esos casos, especialmente si
unimos el hecho de que hay amplias sospechas de su estrecha
relación entre el Tesoro norteamericano y la Reserva
Federal de Nueva York para recibir fondos públicos a costa
del contribuyente. Sin embargo, al principal responsable de la
entidad no parece importarle demasiado la mala imagen
pública, a tenor de sus últimas declaraciones al
Times británico, donde muestra escasa sensibilidad
diplomática.

El diario británico Telegraph se hacía eco
de estas declaraciones: "El jefe de Goldman Sachs: "los banqueros
hacen el trabajo de Dios"", titulaba, nada más y nada
menos, este rotativo. Lloyd Blankfein, CEO de la
compañía, no tuvo ningún reparo en afirmar
que la vuelta a los grandes beneficios y a los bonus para los
banqueros debería ser bien recibido por la gente, como
prueba de que la economía se está
recuperando.

En este sentido se manifestó recientemente otro
alto cargo de la compañía, Lord Griffiths, quien
sostuvo que "no deberíamos estar avergonzados de ofrecer
compensaciones" a los banqueros, añadiendo su
opinión al debate acerca de la legitimidad y deseabilidad
de los bonus.

No obstante, los grandes beneficios de los bancos
podrían estar, en buena parte de los casos, inflados y no
basados en la realidad. Esta "contabilidad creativa" parcialmente
se debe a las reformas recientes en los estándares
contables a nivel internacional, mediante las cuales se
sustituía el coste histórico por el llamado valor
razonable (algo así como el valor de mercado) en la
valoración de los activos. De esta manera, si los pisos
subían un 50%, los activos de los bancos se revalorizaban
en la misma proporción.

Esta reforma fue criticada por eminentes economistas,
como el caso del catedrático de economía
política Jesús Huerta De Soto, quien ya en 2003
alertaba sobre los efectos pro-cíclicos de esta reforma.
Tras el estallido de la crisis se ha reafirmado en su
posición en recientes artículos.

Tampoco parece excesivamente acertado el ejecutivo de
Goldman Sachs cuando afirma que la economía se está
recuperando. En el caso de EEUU, los datos positivos se deben
principalmente al gasto público, y la angustia en la
economía norteamericana apenas se ha reducido,
además de que numerosos analistas alertan del
empeoramiento de las condiciones económicas en un futuro
cercano.

Un elemento de notable preocupación es la salud
del balance de la Reserva Federal, que a fuerza de salvar a los
bancos privados comprándoles activos malos, ella misma
está ahora en una posición muy delicada.

En declaraciones a The Sunday Times, Blankfein daba gran
importancia a los bancos como motor del crecimiento
económico al ayudar a las empresas a captar capital y
así generar riqueza: "Nosotros tenemos un propósito
social", afirmaba. Y aunque decía entender el enfado de la
gente ante los bancos, no se cortó y dijo que "Todos
deberían estar felices. Las compañías
están creciendo de nuevo y captando dinero", aunque
reconocía que "El sistema financiero puede habernos
conducido a la crisis pero él nos
sacará".

La entidad ha capeado mejor que otros competidores la
crisis financiera y las turbulencias bancarias, aunque algunos
apuntan a que las administraciones públicas les han echado
una generosa mano. Tan buena parece ser la posición de
Goldman Sachs, que, recientemente, consideraron donar 1.000
millones de dólares a caridad, con el objetivo de acallar
las críticas que penden sobre ella.

La web de análisis Daily Bell respondía a
las declaraciones de Blankfein con severas críticas.
Situaba éstas en el contexto de anteriores afirmaciones en
el mundo bancario, como la de altos cargos del Banco de
Inglaterra al culpar del desastre económico a la
fusión entre los bancos de inversión y comerciales,
o las de John Reed, anteriormente en Citigroup, quien se
lamentó de haber construido una firma financiera tan
grande. Para estos analistas lo que hace Goldman Sachs es
mantener y "operar en el centro del mercantilismo americano". Un
particular sistema en el que "grandes empresas líderes
usan las relaciones con el Gobierno para eliminar la competencia
y ganar ventajas competitivas que de otra manera no serían
capaces de asegurarse".

Así, esta firma se beneficia, no por casualidad,
de las leyes y relaciones con el Gobierno, hipótesis que
apoyan con la recurrente presencia de importantes miembros de
Goldman en altos cargos en el Tesoro y otras plazas del Ejecutivo
estadounidense.

Además de aprovechar estas ventajas,
también les acusan de beneficiarse y favorecer las
expansiones crediticias de los bancos centrales, causando un auge
artificial e insostenible que reporta pingües beneficios,
especialmente, a las firmas financieras como Goldman
Sachs.

En cambio, cuando llegan los tiempos malos, los
gobiernos y bancos centrales suelen acudir en su ayuda, haciendo
así que las ganancias sean privadas mientras que las
pérdidas se distribuyan entre los contribuyentes. Un
negocio redondo para cualquiera con cierta perspicacia y no
demasiados escrúpulos morales.

– La Bonus
Expeditionary Force (los "malus" que pagan
"bonus")

Monografias.com

Goldman tiene apartados 16.700 millones
para pagar bonificaciones.

Obertura: La rueda de la fortuna

Como vimos en el Apartado anterior: "El presidente
ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, defendió la
política de bonus de los banqueros y afirmó que el
regreso a los grandes beneficios debería ser bien recibido
por la gente, como prueba de que la economía se
está recuperando". El jefe de Goldman Sachs: "Los
banqueros hacen el trabajo de Dios" (Libertad Digital –
11/11/09)

Tal vez, por aquello de que Dios está en todas
partes, pero atiende en Wall Street, Helicopter Ben se encargaba,
a los pocos días, de "aterrizar la ilusión": "Tanto
la disminución en los empleos como el incremento en la
tasa de desempleo han sido más severos que en cualquier
otra recesión desde la Segunda Guerra Mundial", dijo
Bernanke en un discurso preparado con anticipación para
ser emitido ante del Club Económico de Nueva York…
(Bernanke prevé un crecimiento económico moderado
en EEUU- The Wall Street Journal – 16/11/09)

La percepción popular de las grandes entidades
financieras no ha salido bien parada tras la crisis. De manera
justa o no, buena parte de las culpas de los problemas actuales
se atribuyen a la irresponsabilidad y avaricia de grandes
ejecutivos y banqueros estadounidenses, que jugaron con fuegos
altamente peligrosos y finalmente no sólo se quemaron
ellos, sino que difundieron el fuego hacia todo el país, y
en consecuencia hacia todo el mundo.

Goldman Sachs es uno de esos casos, especialmente si
unimos el hecho de que hay amplias sospechas de su estrecha
relación entre el Tesoro norteamericano y la Reserva
Federal de Nueva York para recibir fondos públicos a costa
del contribuyente. Sin embargo, al principal responsable de la
entidad no parece importarle demasiado la mala imagen
pública, a tenor de sus últimas declaraciones al
Times británico, donde muestra escasa sensibilidad
diplomática.

El diario británico Telegraph (11/11/09)
se hacía eco de estas declaraciones: "El jefe de Goldman
Sachs: "los banqueros hacen el trabajo de Dios"", titulaba, nada
más y nada menos, este rotativo. Lloyd Blankfein, CEO de
la compañía, no tuvo ningún reparo en
afirmar que la vuelta a los grandes beneficios y a los bonus para
los banqueros debería ser bien recibido por la gente, como
prueba de que la economía se está
recuperando.

En este sentido se manifestó recientemente otro
alto cargo de la compañía, Lord Griffiths, quien
sostuvo que "no deberíamos estar avergonzados de ofrecer
compensaciones" a los banqueros, añadiendo su
opinión al debate acerca de la legitimidad y deseabilidad
de los bonus.

En declaraciones a The Sunday Times (11/11/09),
Blankfein daba gran importancia a los bancos como motor del
crecimiento económico al ayudar a las empresas a captar
capital y así generar riqueza: "Nosotros tenemos un
propósito social", afirmaba. Y aunque decía
entender el enfado de la gente ante los bancos, no se
cortó y dijo que "Todos deberían estar felices. Las
compañías están creciendo de nuevo y
captando dinero", aunque reconocía que "El sistema
financiero puede habernos conducido a la crisis pero él
nos sacará".

Scherzo ma non
troppo: Apariciones, espectros y sombras

Pero salen al cruce algunos análisis, que
permiten abrigar serias dudas sobre las posibilidades de que los
Mariscales de la derrota no vuelvan a repetir la jugada (si no lo
están haciendo ya). Las "mismas manos" a un lado y otro
del Atlántico…

"Un informe de la ONG europea Alter-EU acusa a la
Comisión Europea (CE) de que la mayoría de sus
expertos financieros representan a bancos e inversores
responsables de causar la crisis económica internacional.
Entre los casos más llamativos, está el de los
componentes del Grupo Larosière, a quien José
Manuel Durão Barroso encargó un informe aún
sobre la mesa para abordar la supervisión financiera, y
que están ligados a entidades como Lehman Brothers, BNP
Paribas, Goldman Sachs o Citigroup". Los expertos financieros de
la CE son los mismos banqueros que causaron la crisis (El
Confidencial – 15/11/09)

Alter-EU también afirma que la CE no cuenta con
las voces de la sociedad civil para dibujar el futuro del sistema
financiero. Alter-EU es una ONG europea (Alianza para una
regulación de Transparencia y Ética en materia de
lobbying en la UE) que agrupa a 160 organizaciones de la sociedad
civil, sindicales, académicas y de relaciones
públicas que se preocupan por la creciente influencia de
los lobbystas del mundo de los negocios sobre el programa
político de la UE.

El informe de Alter-EU titulado "Una Comisión en
cautividad – el papel de la industria financiera en la
elaboración de la reglamentación de la UE",
denuncia que el brazo Ejecutivo de la Unión se apoya casi
exclusivamente en la visión de la industria financiera,
antes, durante e incluso después del estallido de la
crisis financiera internacional.

Según los autores del informe, el estudio sobre
cuestiones financieras cruciales en materias como la
regulación bancaria, los hedge funds, las agencias de
rating, los paraísos fiscales o las normas de
contabilidad, demuestran cómo el sector financiero ha
participado activamente en el diseño de las
políticas que han contribuido a la inestabilidad
financiera actual.

"La regulación que se está tocando puede
que facilite los negocios, pero no ha protegido nuestros ahorros
ni nuestras pensiones (…) Si la Comisión quiere
restablecer la confianza en nuestros sistemas financieros, debe
liberarse de este yugo de asesoramiento parcial", afirmó
Paul de Clerck, miembro del comité directivo de
Alter-EU.

Actualmente, existen 19 grupos de expertos que asesoran
a la CE en cuestiones financieras. Los expertos financieros
provenientes del sector superan a los representantes del mundo
académico, sindical, y grupos de la sociedad civil en una
proporción de cuatro sobre uno. Según el informe de
Alter-EU, incluso superan al número de funcionarios
responsables de la política financiera.

La CE presentó a finales de mayo su nuevo modelo
de supervisión financiera basado en las propuestas del
informe que Durão Barroso encargó al Grupo de
Expertos de Alto Nivel, presidido por el ex gobernador del Banco
de Francia Jacques de Larosière. Larosière
también estuvo presente durante la oleada de ajuste
estructural de los años ochenta como director gerente del
Fondo Monetario Internacional (FMI). Actualmente, es consejero
del banco francés BNP Paribas.

Uno de los miembros más polémicos de este
Grupo es Callum McCarthy, al frente de la Autoridad de Servicios
Financieros de Gran Bretaña entre 2003 y 2008, organismo
fuertemente criticado por no pronosticar el desastre del banco
Northern Rock. Otros miembros que mantienen vínculos con
instituciones financieras implicadas en la crisis son Rainer
Masera (Lehman Brothers), Otmar Issing (Goldman Sachs) y Onno
Ruding (CitiGroup).

Mientras tanto, los principales bancos estadounidenses
no sólo han vuelto a ser rentables, sino que muestran
cierta soberbia. Las ganancias han mejorado, los jugosos paquetes
de remuneración están de vuelta, al igual que las
apuestas riesgosas.

Las empresas han vuelto a vender productos financieros
exóticos parecidos a los que derribaron a los mercados y a
la economía mundial a fines del año pasado. Y el
apetito por el riesgo ha vuelto a aumentar. Los cinco mayores
bancos estadounidenses podrían haber perdido, en conjunto,
cerca de US$ 1.000 millones al día en el segundo trimestre
de 2009 en caso de que sus apuestas hubieran salido mal, un nivel
récord.

Ahora, el gobierno estadounidense ha caído en una
suerte de limbo regulatorio. El gobierno insiste en que se
mantiene fiel a su compromiso de impedir que la historia se
repita y ha solicitado nuevas facultades para hacerlo. Si hoy
colapsaran los mercados o un banco importante se declarara en
bancarrota, tiene pocas alternativas a su disposición,
salvo lanzar un nuevo rescate. "No hay un cambio fundamental en
la manera en que los bancos son gestionados o regulados", afirma
Peter J. Solomon, un ex vicepresidente de Lehman que ahora dirige
un banco de inversión en Nueva York. "Lo único es
que hay menos bancos". A un año del estallido de la
crisis, la reforma financiera no se concreta (The Wall Street
Journal – 10/9/09)

Wall Street ha "retomado lentamente las viejas
costumbres", señala Robert Glauber, quien encabezó
hasta 2006 la Asociación Nacional de Corredores de
Valores, el organismo que supervisa a Wall Street. "Tiene mala
memoria".

Tal vez el mejor indicio de la renovada exuberancia de
Wall Street es su persistente búsqueda de instrumentos
financieros exóticos. El mercado de derivados de
crédito, considerado uno de los grandes culpables de la
desestabilización de los mercados, sigue siendo
inmenso.

El valor nocional de los derivados de crédito
circulando en el sistema bancario estadounidense alcanzaba, al 31
de marzo, los US$ 14,6 billones (millones de millones),
según la Oficina del Contralor de la Moneda. La cifra
representa una caída de 8% respecto de los tres meses
anteriores, pero prácticamente triplica los US$ 5,5
billones de hace tres años.

Hace dos años (septiembre de 2007), la
economía global entraba en su peor crisis desde la Gran
Depresión. No se trataba simplemente de una crisis
financiera; era una crisis moral y una crisis de legitimidad.
Surgida en los meandros de Wall Street y de la City, los
corazones del capitalismo occidental, la crisis ha puesto en
cuestión gran parte de los fundamentos intelectuales y
morales de las finanzas modernas. La confianza en la capacidad de
las grandes entidades financieras para medir y gestionar el
riesgo mediante las modernas tecnologías se ha visto
profundamente debilitada ante la quiebra de varias de esas
grandes entidades y la cuasi quiebra de otras.

En la actualidad (noviembre de 2009), hay importantes
instituciones en EEUU, el Reino Unido y otros lugares del mundo
que están funcionando bajo la tutela del Estado. Se ha
puesto en evidencia que la ideología del libre mercado que
ha gobernado el mundo desde los años de Reagan/Thatcher es
un modelo inadecuado para gobernar la economía
mundial.

Desde la nacionalización de facto de grandes
bancos como Citigroup, Inc. y Bank of America hasta el aval a AIG
y los rescates de Fannie Mae y Freddie Mac, el capitalismo de
libre mercado ha pasado a la historia. Francamente, la mera
existencia de empresas cuasi gubernamentales como las dos
gigantescas entidades hipotecarias debería haber servido
de aviso de que los libres mercados estaban completamente
podridos mucho antes de que estallara la crisis.

La implicación de la Reserva Federal en
políticas monetarias pro cíclicas muy
intervencionistas bajo los mandatos tanto del anterior presidente
de la Reserva, Alan Greenspan, como del actual, Ben Bernanke,
también han distorsionado de manera superlativa los
mecanismos del libre mercado. Estas políticas han
enriquecido a Wall Street a expensas de Main Street (al sector
financiero a expensas de la economía real) y a un
pequeño grupo de privilegiados a expensas del
norteamericano medio.

Además, cuando el sistema se ha visto amenazado
por la catástrofe, las mejores soluciones han consistido
en socializar aun más los riesgos sin tener en cuenta
quiénes se habían llevado los beneficios en el
pasado.

El problema es que las medidas adoptadas para
restablecer la estabilidad están sembrando las semillas de
otra burbuja a largo plazo. Esta nueva burbuja se encuentra en
sus primeras fases y, durante algún tiempo, va a resistir
sin estallar, pero los inversores no se quieren enterar a pesar
del riesgo que están corriendo.

Adagio presto: Pasiones antisociales

Pero éste no es el único problema
permanente que nos va a dejar esta crisis. El otro, es la quiebra
de valores. Pero no los de las clases trabajadoras, sino los de
ciertas élites financieras, corporativas y
políticas. La corrupción, fraude, abuso,
desigualdad, injusticia, desconfianza es de tal naturaleza que,
si queremos mantener la legitimidad social de la economía
de mercado y la eficacia de las reformas y las políticas
económicas, tendremos que reconstruir una política
del bien común. Una política que reduzca las
desigualdades, fomente la fraternidad y el sentimiento de
justicia, y sirva de cemento entre los que "tienen" y los que "no
tienen".

En la crisis de 2001 o en la de 1992 se discutía
sobre la orientación ideológica de las
políticas macroeconómicas. Ahora lo que está
en cuestión son los valores, las reglas y las
instituciones que regulan nuestra economía.

No obstante ello, asumiendo (sin dudas) la defensa de
los que "más tienen", la principal asociación de
banca del mundo rechazaba la iniciativa de algunos miembros del
G-20 de poner límites a la remuneración de sus
directivos, aunque sí ha apoyado otras reformas del
sistema de compensación. La banca rechaza poner
límites a los salarios de los directivos (El Mundo –
14/9/09)

Así lo daba a conocer el Instituto de Finanzas
Internacionales (IIF, en inglés), que representa a
más de 370 entidades, divulgando una carta dirigida al
presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

El contenido de la carta se conocía el mismo
día que Obama daba un tirón de orejas a los
miembros del IIF desde Nueva York.

"Hay algunos en la industria financiera que están
malinterpretando la situación", decía el presidente
en un discurso para recordar el hundimiento hacía un
año del banco de inversión Lehman Brothers y en el
cual señalaba que algunos no han aprendido la
lección de esa quiebra.

Pese a todo, el IFF reconocía cierta
responsabilidad en la actual crisis. "La industria de servicios
financieros es muy consciente de que puntos débiles y
fallos en algunas de nuestras prácticas empresariales
contribuyeron a una crisis grave y costosa", afirmaba la misiva.
En ella aceptaban un cambio en la normativa que obligara a las
entidades financieras a aumentar el capital de reserva para
responder a un cambio en las condiciones del mercado.

Ésa era una de las principales iniciativas que
tratarían los jefes de Estado del G-20, en su
reunión de septiembre en Pittsburgh (Pensilvania, EEUU),
junto con las nuevas normas sobre la remuneración a los
banqueros.

En este ámbito, Charles Dallara, director gerente
del IIF, decía en una rueda de prensa que el grupo se
oponía a imponer "límites rígidos a los
salarios". "Creo que no es factible ni deseable intentar abordar
el tema de la compensación desde el prisma particular de
la moral de cada uno", añadía Dallara.

Asimismo, el IIF negaba en su carta que hubiera habido
una vuelta a las prácticas del pasado, tal y como les
había acusado Obama.

La institución aceptaba que la
remuneración de los directivos de los bancos se vinculen a
las ganancias a largo plazo y que pueda pedirse su
devolución si el desempeño de las empresas empeora,
al tiempo que se oponían a las bonificaciones garantizadas
durante varios años, según dijo Yusuke Horiguchi,
su economista jefe.

Actualmente la mayoría de las firmas premian a
los operadores financieros por las ganancias a corto plazo, lo
que fomenta la toma de riesgos excesivos, que pueden generar
beneficios altos inmediatamente pero aumentan la vulnerabilidad
de la empresa si el sentimiento del mercado cambia.

"Es sobradamente conocido que en el campo de las
finanzas hay montañas de dinero que ganar. Si los
jóvenes más dotados prefieren sacrificar su calidad
de vida al dinero y al prestigio, allá ellos. No obstante,
la crisis plantea un interrogante: ¿es bueno para un
país que sus profesionales más capacitados y
brillantes se dediquen a las finanzas?

La pregunta cobra importancia a la luz de los anuncios
recientes sobre las remuneraciones de los principales bancos de
Wall Street. La semana pasada, Goldman Sachs consignaba 16.700
millones de dólares (11.120 millones de euros) en
gratificaciones. Ahora prepara los paquetes de remuneraciones
para este año, que ascenderán a 661.000
dólares por empleado. Todo esto sucede en un momento en el
que el desempleo ronda el 10% en EEUU.

Es posible que estudiantes de instituciones de prestigio
como la Universidad de Harvard vean normal que muchos de sus
compañeros se dediquen a las finanzas, pero no siempre ha
sido así. Un estudio de Harvard ha dado como resultado
que, 15 años después de obtener su título
universitario, trabajaba en las finanzas el 22% de los
estudiantes licenciados en 1970. En 2007, un abrumador 58% de sus
licenciados se dedicó al sector financiero.

Eso no representaría ningún problema si
los profesionales financieros contribuyeran a aumentar la
productividad de la sociedad, pero la crisis ha arrojado serias
dudas sobre el valor social de las finanzas. Más bien ha
añadido riesgos con que los contribuyentes han debido
cargar a través de los numerosos rescates aprobados por el
Gobierno.

Por eso propongo un impuesto que corrija el efecto
deformante de la disparidad de sueldos entre el sector financiero
y el resto de la sociedad. Los gobiernos deberían
aplicarlo a todas aquellas personas que trabajen en una empresa
financiera de ésas que se consideran "demasiado grandes
para dejarlas caer". Se aplicaría un impuesto del 75% a
aquella parte de la retribución total de un empleado que
superase los 400.000 dólares. Los ingresos recaudados
servirían para financiar infraestructuras y las
actividades de I+D. Y sería necesario que un impuesto como
el descrito se aplicara desde una instancia como el
G-20.

Es muy escasa la posibilidad de que un impuesto de este
tipo llegue a aplicarse, puesto que los políticos
deberían enfrentarse con el poder financiero. Sin embargo,
merece la pena tomarlo en consideración". El dinero
fácil, un problema (El Mundo – 25/10/09 – Por Seth
Colby – Director ejecutivo del Foro Bernard L. Schwartz de la
Universidad John Hopkins)

Finale con tutti:
A los apóstatas de Adam Smith

Prefiero dejar que Adam Smith finalice el Concerto
Grosso. Para ello utilizaré algunas frases de su libro:
"La teoría de los sentimientos morales", publicado en
1759.

La sabiduría popular asocia a Smith con la
más célebre metáfora económica,
según la cual el mercado libre actúa como una "mano
invisible" que maximiza el bienestar general. Esta es una
versión parcial de sus teorías. En ocasiones,
además, se exagera y pinta a Smith como un economista
contemporáneo, o neoclásico, o como un liberal
extremo, y ambas imágenes son falsas. Pero la
distorsión más grave es creer que Smith fue el
profeta del "capitalismo salvaje", entendiendo por talcosa un
contexto económico meramente asignificativo, un mercado
sin justicia ni valores éticos, y sólo orientado
por el egoísmo.

A quien más indignaría esta
descripción sería sin duda al propio Smith, que fue
ante todo un moralista, un admirador de la severidad estoica que
se preocupó siempre por las normas que limitan y
constriñen la conducta humana.

La preocupación de Smith por las cuestiones
morales se refleja no sólo en que consideró que la
"Teoría" era un libro superior a la "Riqueza" sino en que
siguió trabajando en la primera mientras le quedaron
fuerzas, e introdujo abundantes cambios en la sexta
edición, publicada poco antes de su muerte.

Smith es evidentemente realista y comprende que
así como nuestros sentimientos pueden ser loables sin ser
perfectos, el sistema de mercado, la "libertad natural", tampoco
funciona a la perfección: está continuamente
bloqueado por grupos de presión, políticos y
económicos, que impiden que la maximización de los
intereses individuales redunde en la maximización del
interés común. Estos mismos factores tienen su
faceta moral negativa y Smith subraya cómo las luchas
facciosas, asimilables a los grupos de presión
económica, corrompen nuestros sentimientos
morales.

Smith no pudo prever el destino final que iba a tener su
pensamiento. Por un lado, la "Riqueza" se iba a convertir en el
punto de partida de una ciencia autónoma que iba a
reivindicar una absoluta independencia de la moral. Por otro
lado, iba a servir como un panfleto del liberalismo sin matices y
un canto a la revolución industrial. Nada de esto se tiene
en pie, porque Smith jamás concibió la
economía separada totalmente de la moral, fue un liberal
matizado y de hecho el único sector al que cantó
fue a la agricultura.

  • ¡Cuánta gente se arruina por invertir
    su dinero en chucherías de frívolo
    propósito!

  • Nuestra conducta es influida por tal principio no
    sólo en lo tocante a temas tan frívolos: a
    menudo es el secreto motivo de los empeños más
    graves e importantes de la vida, tanto pública como
    privada.

  • Durante toda su vida lucha por la idea de un reposos
    artificial y elegante que quizá nunca consiga, pero en
    aras del cual sacrifica una tranquilidad real que está
    siempre a su alcance, y si finalmente en su extrema vejez lo
    logra, descubrirá que desde ningún punto de
    vista es preferible a la modesta seguridad y contento que
    abandonó por él.

  • Y entonces, en el trance postrero de la vida, ajado
    su cuerpo por fatigas y enfermedades, amargada y encrespada
    su mente por el recuerdo de mil injurias de sus enemigos o
    por la perfidia e ingratitud de sus amigos, entonces es
    cuando empieza a caer por fin en la cuenta de que riqueza y
    pompa son meras baratijas de frívola utilidad, que no
    sirven para procurar el alivio corporal y la paz espiritual
    más que las cajas de tenazuelas del aficionado a las
    chucherías, y que al igual que ellas resultan
    más molestas para la persona que las acarrea que
    cómodas por las ventajas que pueda
    proporcionar.

  • Tal el aspecto miserable que la fastuosidad adopta
    ante cualquier persona forzada por la depresión o la
    enfermedad a observar su situación atentamente y a
    considerar qué es lo que en verdad le falta para ser
    feliz. El poder y la riqueza aparecen entonces como son en
    realidad: unas máquinas enormes y laboriosas
    preparadas para producir unas insignificantes conveniencias
    para el cuerpo, cuyos engranajes son frágiles y
    delicados, que deben mantenerse en orden con el cuidado
    más ansioso, y que, a pesar de toda nuestra solicitud,
    pueden en cualquier momento estallar en mil pedazos y
    sepultar entre sus ruinas a su infortunado
    poseedor.

  • De nada le sirve al orgulloso terrateniente
    contemplar sus vastos campos y, sin pensar en las necesidades
    de sus semejantes, consumir imaginariamente él solo
    toda la cosecha que puedan rendir. Nunca como en su caso fue
    tan cierto el sencillo y vulgar proverbio según el
    cual los ojos son más grandes que el
    estómago.

  • En el desahogo del cuerpo y la paz del
    espíritu todos los rangos de la vida se hallan casi al
    mismo nivel, y el pordiosero que toma sol a un costado del
    camino atesora la seguridad la seguridad que los reyes luchan
    por conseguir.

  • El mismo principio, el mismo amor por lo
    sistemático, el mismo aprecio por la belleza del
    orden, el arte y el ingenio, frecuentemente lleva a
    recomendar las instituciones que tienden a promover el
    bienestar general…

(Parte IV- Capítulo I: De la belleza que la
apariencia de utilidad confiere a todas las producciones
artificiosas, y la amplia influencia de esta especie de
belleza)

Cómo
seguir cebando la bomba

"Wall Street está de vuelta y, si las cosas
siguen bien, los grandes paquetes de remuneración
también retornarán.

Según las proyecciones de los analistas de las
ganancias de las empresas en 2009, Goldman Sachs Group Inc. se
dispone a pagar hasta US$ 20.000 millones este año, lo que
equivale a cerca de US$ 700.000 por empleado. La cifra casi
duplica los US$ 363.000 por empleado repartidos el año
pasado y es ligeramente mayor al promedio de US$ 661.000 por
empleado del año fiscal 2007, según estimaciones de
los analistas a las que tuvo acceso The Wall Street Journal". El
retorno de los grandes sueldos en Wall Street (The Wall Street
Journal – 4/7/09 – Por Aaron Luchetti)

La distribución de grandes salarios
dependerá de si las ganancias de Wall Street
seguirán recuperándose de las pérdidas del
año pasado. Si se desvanece el repunte que el mercado
inició en marzo o surge una nueva crisis, lo más
probable es que las firmas de valores dediquen un monto mucho
más modesto a las remuneraciones de su personal que en los
dos primeros trimestres.

De todos modos, el regreso de los salarios jugosos
demuestra lo mucho que le cuesta a Wall Street romper con sus
viejos hábitos.

Tras devolver las inyecciones de capital del gobierno,
Goldman Sachs, Morgan Stanley y otras grandes firmas financieras
no quedaron sujetas a las limitaciones salariales impuestas por
Washington.

"Se están haciendo acuerdos como si fuera 2007",
señala Steven Eckhaus, abogado de la firma Katten Muchin
Rosenman LLP, en Nueva York. Eckhaus ha trabajado en varios
contratos que estipulaban cifras garantizadas de millones de
dólares en períodos que van de uno a tres
años.

Goldman, que se ha visto menos afectada que sus rivales
desde que se inició la crisis de crédito en 2007,
sigue aferrada a la idea de usar bonificaciones, particularmente
en la forma de paquetes accionarios, para recompensar a sus
empleados más destacados. De todos modos, la firma trata
de manejar el tema con cuidado, para no generar
críticas.

"La crisis ha quedado definitivamente atrás para
Goldman Sachs. El banco de inversión estadounidense
sacó ayer pecho al anunciar beneficios récord
durante el segundo trimestre del año. Sus empleados y
especialmente los directivos vuelven a frotarse las manos gracias
a los suculentos bonus que volverán a dar vida a sus
cuentas corrientes". Como en los viejos tiempos: los bonus de
Goldman Sachs volverán a niveles récord (El
Confidencial – 15/7/09)

Si las cuentas durante la segunda parte de 2009
mantienen el ritmo de crecimiento podría pagar, de media,
387.000 dólares a cada uno de sus 29.400 empleados,
según estimaciones de The New York Times. Por su puesto,
habrá empleados que recibirán una cifra muy
inferior y otros, en cambio, muy superior. Si el banco no pisa el
freno, sus principales ejecutivos volverán a amasar
cientos de millones en primas volviendo a los tiempos de vacas
gordas de 2006 y 2007.

Según el periódico norteamericano, Goldman
Sachs destinó 8.520 millones a pagar a sus empleados en
2007. Unos 243.000 dólares por cabeza, teniendo en cuenta
que en aquellos felices días, la plantilla alcanzaba, los
35.000 trabajadores.

El debate y la polémica están de nuevo
sobre la mesa. En Wall Street son muchas las voces que se alzan
contra este tipo de remuneraciones, ya que consideran que en el
pasado favorecieron los excesos que han llevado a la actual
crisis financiera. Las ayudas del Gobierno de Estados Unidos a
las entidades financieras en problemas supusieron limitaciones de
las bonificaciones a los altos ejecutivos. Ahora que esas
entidades han comenzado a devolver el dinero prestado -10.000
millones en el caso de Goldman Sachs el mes pasado- y que vuelven
a retomar la senda de crecimiento, los bonus vuelven a aparecer
en escena.

"Goldman Sachs juega en otra liga… El banco que
capitanea Lloyd Blankfein está considerado como el gran
superviviente del terremoto financiero, gracias a que
cambió de estrategia en el boyante mercado de la deuda
vinculada a las hipotecas subprime antes de que se hundiera. Y
eso tiene un premio". Goldman Sachs aprovecha los buenos
resultados para subir las retribuciones (El País –
15/7/09)

Tras el ajuste de las primas del año pasado, el
banco ha aprovechado los buenos resultados para destinar en el
primer semestre 11.360 millones de dólares (8.100 millones
de euros) a retribuir a sus empleados, un 33% más que en
el mismo periodo del año pasado. Eso da para pagar a los
empleados del banco una media de 386.000 dólares (276.000
euros) por medio año de trabajo. Eso, en una entidad que
recibió ayudas públicas para sortear la
crisis.

Y por ahí es por donde llegan las críticas
desde la élite política, que acusan a la banca de
hacer fortuna gracias a las ayudas mientras el paro en EEUU se
acerca al 10%. "Me uno a los estadounidenses que ven esto con
incredulidad", señaló el senador demócrata
por Ohio Sherrod Brown. "Hace que la gente se pregunte si va a
ser otra vez más de lo mismo con Goldman Sachs y el resto
de la industria financiera", añadió.

"Estoy contento de que hayan tenido un buen trimestre,
pero no me gusta todo el tema de la retribución",
señaló su compañero de partido, el senador
Jon Tester, de Montana. "Ya hemos pasado por esto antes", dijo,
recordando el caso de las primas a ejecutivos de la aseguradora
AIG. "No pueden continuar por esta línea o será un
escándalo", concluyó.

Pero está por ver hasta dónde
llegará la polémica. Goldman ya recortó un
46% las retribuciones en 2008, tras las pagas récord de
2007. Y, a diferencia de otros bancos, prácticamente fue
forzado a aceptar las masivas inyecciones del Tesoro. Los
resultados incluyen, de hecho, un dividendo de 426 millones
pagado a los contribuyentes junto con la restitución de
los 10.000 millones que recibió en otoño del fondo
de estabilidad financiera. Goldman se desprendió
rápido de ese dinero público para liberarse de las
restricciones impuestas por Washington.

El lamento de Portnoy (el cinismo va por los
barrios)

"Lloyd Blankfein, el consejero delegado de Goldman Sachs
ha arremetido contra algunos productos de banca de
inversión calificándolos de socialmente
inútiles, y ha asegurado que la polémica que se ha
generado en torno a los salarios de los banqueros es comprensible
y apropiada.

En un discurso en la conferencia bancaria organizada por
el diario Handelsblatt en Fráncfort el miércoles,
Blankfein señaló: "La industria permitió que
el crecimiento y la complejidad de los nuevos instrumentos
sobrepasaran su utilidad económica y social así
como su capacidad operativa para gestionarlos". El consejero
delegado de Goldman critica los bonus de los banqueros
(Expansión – 9/9/09 – Por Patrick Jenkins / The
Financial Times)

El mensaje sigue la línea de las declaraciones de
Lord Turner, el presidente de la Autoridad de Servicios
Financieros, el regulador británico, que despertó
la polémica en la industria bancaria el mes pasado cuando
puso en duda el valor social de gran parte de la banca de
inversión.

Blankfein aseguró que deberían prohibirse
los bonus ligados a los objetivos a medioplazo y que los
dirigentes deberían recibir gran parte de su salario en
acciones, y no en líquido. Además, habría
que obligar a los altos cargos a mantener la mayoría de
esas acciones hasta su jubilación.

Es probable que sus rivales critiquen estas
declaraciones calificándolas de interesadas. Goldman ha
rechazado las garantías de bonus vinculados a objetivos en
un momento en el que sus rivales contratan nuevos trabajadores
recurriendo a esas promesas.

Pero es muy posible que el apoyo explícito de
Blankfein a las reformas globales en la regulación influya
en sus homólogos y goce de un buen recibimiento entre
políticos y reguladores.

El hecho de que pusiera en duda la utilidad de algunos
productos financieros y las remuneraciones injustificadas puede
servir para rellenar algunos titulares, pero poco más. El
lamento de Blankfein (Expansión – 10/9/09 – Por
Lex. Financial Times)

Los bancos, al igual que el resto de empresas, se han
gestionado pensando en multiplicar las ganancias de la
compañía, sus accionistas y empleados. No
cambiarán. Más interesante resulta el
reconocimiento tácito por parte de Goldman de que la
enorme complejidad en pleno boom se utilizó para
comercializar sus servicios a clientes cuando habría sido
suficiente aplicar soluciones más sencillas. Son muchos
los sectores que siguen esta tendencia; basta pensar en los
abogados o en los fontaneros.

No obstante, sean cuales sean los términos o
técnicas utilizados, tanto el fontanero como su jefe
entienden de cañerías y de los riesgos que
conlleva, por ejemplo, no ajustarlas bien. Evidentemente, los
directivos bancarios desconocían sus productos. De
ahí que Blankfein haga hincapié en una
gestión de riesgos eficaz, sin la cual, las reformas de
las compensaciones o las inyecciones de capital dejan de tener
sentido. Sobre la primera cuestión, Goldman sigue
justificando las retribuciones variables siempre que se obtengan
resultados excepcionales.

En cuanto al segundo punto, la entidad no se pronuncia,
hasta el punto de que la palabra "apalancamiento" brilla por su
ausencia en el discurso de Blankfein. Es cierto que el riesgo
seguirá siendo una condición sine qua non en el
entorno bancario, independientemente de lo que hagan los
reguladores

"Si bien es cierto que solo en Nueva York el sector
financiero ha perdido 16.000 empleos en lo que va de año,
también es cierto que todo apunta a que este año un
buen número de grandes bancos repartirán cheques
con bonus más generosos que el año pasado a sus
trabajadores. El 25% de los que así lo esperan cree que
verán una subida del 10%". La cultura del "bonus" generoso
regresa a Wall Street (Negocios – 9/10/09 – Por Ana B.
Nieto / Nueva York)

La cultura del bonus vuelve así después de
un año a recuperar fuerza, pese a las críticas
políticas, las resoluciones del G20 y el clamor
público contra unos pagos que se perciben como el motor de
la toma de un riesgo desproporcionado, que permitió
beneficios a corto que se han revelado muy dañinos. En
2007, Wall Street repartió 22.248 millones de euros en
cash.

Algunas firmas han cambiado su estructura de
retribución tras la crisis. Además de suprimir los
bonus multiaños garantizados, algo que hasta Lloyd
Blankfein, responsable de Goldman Sachs, ha criticado,
están tendiendo a pagar más con acciones, en vez de
dinero. Además, están teniendo en cuenta para
calcular el monto un periodo más largo para computar los
resultados. No obstante, según eFinancialCareers, el 60%
de quienes toman riesgos dicen que los cambios no han tenido
impacto en su labor y el 12% cree que se les anima a que tomen
más.

El bonus es la columna vertebral de Wall Street porque
los salarios base no suelen ser elevados y la mayor parte de la
retribución es variable. Ese cheque de fin de año
determina la elección laboral de muchos financieros y de
hecho, ahora, el destino más popular para trabajar,
además del capital riesgo, es Goldman Sachs y uno de los
que menos Citigroup. Toda esta cultura ha sido, en parte, fruto
de las consecuencias no deseadas de una reforma fiscal que
penalizó salarios base de más de un millón
de dólares. A estas alturas, hablar de un salario fijo es
casi ciencia ficción, porque aunque cada vez está
más disputado, se considera que sólo con un buen
bonus se puede incentivar el trabajo, se reconoce la labor de
cada persona y se concede flexibilidad en los años malos.
Todo indica que 2009 no sea uno de los peores.

Parte del furor contra los bonus es que la
dramática retrospectiva que ofrece la crisis lleva a
concluir que se ha compensado millonariamente un gran fracaso y
ha habido una fuerte desconexión con la realidad. La
actual situación económica vuelve así a
abrir un debate que nunca se ha cerrado del todo

Los bonus van camino a batir su propio record (como si
nada hubiera pasado)

"Los mayores bancos y firmas de valores de Estados
Unidos se encaminan a pagarles a sus empleados unos US$140.000
millones este año, un récord que demuestra la
velocidad con la que se están recuperando las
remuneraciones a pesar del escrutinio regulatorio.

Según un análisis de documentos oficiales
correspondientes al primer semestre de 2009 y estimados de
ingresos hasta fin de año realizados por The Wall Street
Journal, los empleados de bancos de inversión, fondos de
cobertura, gestores de activos y mercados bursátiles y de
commodities podrían ganar más que en 2007. Ese fue
un año récord para la bolsa y las ganancias de Wall
Street aún no habían sido vapuleadas por la crisis
financiera". Las bonificaciones de los ejecutivos en Wall Street
van camino a batir récord en 2009 (The Wall Street Journal
14/10/09 – Por Aaron Lucchetti y Stephen
Grocer)

Salvo que se produzca una súbita reversión
del aumento en el corretaje de valores, banca de inversión
y otros negocios, la remuneración y los beneficios totales
en las 23 firmas que cotizan en bolsa analizadas por The Wall
Street Journal aumentarían 20% frente al año
pasado.

El análisis de The Wall Street Journal incluye a
los gigantes bancarios J.P. Morgan Chase & Co., Bank of
America Corp. y Citigroup Inc.; firmas de valores como Goldman
Sachs Group Inc. y Morgan Stanley; gestores de activos como
BlackRock Inc. y Franklin Resources Inc.; firmas de corretaje en
línea como Charles Schwab Corp. y Ameritrade Holding
Corp., y operadores cambiarios como CME Group Inc. y NYSE
Euronext Inc.

Los negocios se han normalizado en muchos rincones de
Wall Street. Las firmas aún se sienten obligadas a pagar
grandes sumas de dinero, a menudo un 50% de sus ingresos o
más, para retener a la gente que genera sus ganancias. Las
firmas de inversiones de capital privado y los fondos de
cobertura, aunque debilitados, también representan una
amenaza competitiva para atraer a banqueros y
corredores.

"La remuneración jugó un rol importante en
la crisis financiera y, sin embargo, nada ha cambiado", afirma J.
Robert Brown, profesor de derecho de la Universidad de Denver y
un experto en gobierno corporativo.

Las estimaciones de ingresos y salarios se calcularon
usando los dos trimestres más recientes de
información financiera y las proyecciones de resultados
del segundo semestre recopiladas por Thomson Reuters.

Monografias.com

Las remuneraciones han sido un tema especialmente
espinoso en el caso de Goldman Sachs, ya que algunos
políticos y el público estadounidense se preguntan
cómo los salarios pueden haberse recuperado con tanta
celeridad -a pesar del alza en las ganancias- desde que la firma
recibiera ayuda estatal temporal junto con otros grandes bancos,
hace cerca de un año.

"La manera más fácil de destruir una firma
es si no le pagáramos a nuestros empleados", señala
un vocero de Goldman Sachs. "Entendemos que el tema desata
pasiones", pero "destruir una empresa rentable no le conviene a
nadie".

¿Todavía no se ha aprendido la
lección?

"La euforia provocada por los buenos resultados
trimestrales de JPMorgan y Goldman Sachs, que han batido de largo
las previsiones, y el optimismo de cara a los que todavía
están por llegar -Bank of America, Morgan Stanley, Wells
Fargo…- han borrado de un plumazo el recuerdo de las horas
más negras en la historia del sistema financiero
norteamericano. Y eso que apenas ha transcurrido un año
desde entonces". Los bancos de EEUU repartirán 140.000
millones en bonus este año (El Confidencial –
15/10/09 – Por María Igartua)

Los golpes de pecho, los rescates millonarios, la
indignación por las retribuciones de los mismos ejecutivos
que hicieron tambalearse a Wall Street son ya una bruma del
pasado. JPMorgan ha ganado en el tercer trimestre más de
3.500 millones de dólares y Goldman Sachs más de
3.000 millones. Además, tanto estos dos, como Morgan
Stanley, han devuelto el dinero recibido de los fondos del TARP,
es decir, el dinero de los contribuyentes que les dejó el
Estado para salir del escollo en el que ellos mismos se
habían metido y Bank of America espera hacer lo mismo
antes de que acabe el mes.

Llegados a este punto, aunque el sector bancario haya
devuelto las ayudas, ¿es moralmente lícito repartir
semejante suma de dinero? Hay que tener en cuenta que, aunque
parece que los mercados comienzan a recuperarse y los bancos
están a salvo, la crisis que ellos mismos han provocado la
siguen pagando los ciudadanos. La caída del poder
adquisitivo de las familias y el descomunal paro que azota al
país se está cebando con los mismos cuyos impuestos
han servido para solucionar los descalabros financieros que ha
provocado una exposición irresponsable al
riesgo.

En 2008 las ayudas públicas que recibieron nueve
de los principales bancos de Estados Unidos ascendieron a 175.000
millones de dólares, mientras que los bonus distribuidos
por éstos hicieron un total de 32.600 millones,
según las cifras que publicó Andrew M. Cuomo,
Fiscal General de Nueva York, el pasado mes de julio.

Bajo el título "Sin ton ni son, la cultura
bancaria de los bonus", Cuomo arremetía contra el sistema
financiero norteamericano. "Cuando los bancos lo hicieron bien,
sus empleados fueron bien pagados", aseguraba. "Cuando los bancos
lo hicieron muy mal, sus empleados fueron bien
pagados".

Del informe se desprenden los siguientes
datos:

Bank of America: 4.000 millones (beneficio), 3.300
millones (bonus), 45.000 millones (ayudas)

Bank of NY Mellon: 1.400 millones (beneficio), 945
millones (bonus), 3.000 millones (ayudas)

Citigroup: -27.700 millones (pérdidas), 5.330
millones (bonus), 45.000 millones (ayudas)

Goldman Sachs: 2.322 millones (beneficio), 4.823
millones (bonus), 10.000 millones (ayudas)

JPMorgan Chase: 5.600 millones (beneficio), 8.693
millones (bonus), 25.000 millones (ayudas)

Merrill Lynch: -27.600 millones (pérdidas), 3.600
millones (bonus), 10.000 millones (ayudas)

Morgan Stanley: 1.707millones (beneficio), 4.475
millones (bonus), 10.000 millones (ayudas)

State Street: 1.811 millones (beneficio), 470 millones
(bonus), 2.000 millones (ayudas)

Wells Fargo: -42.933 millones (pérdidas), 977
millones (bonus), 25.000 millones (ayudas)

Este año, los bonus superarán en miles de
dólares a los del año pasado.
¿Todavía no se ha aprendido la
lección?

Tiburones en las "piscinas oscuras" (tinta de "calamar
vampiro")

"Los bancos de EEUU repartirán 140.000 millones
en bonus este año. De esta cantidad, 16.700 millones
irán a parar a los bolsillos de los directivos de Goldman
Sachs. Esta cifra supone un aumento del 46% respecto a la cifra
del año pasado, aunque todavía es
significativamente inferior a los 20.120 millones repartidos en
2007, la cantidad más elevada en la historia de la
entidad.

Las especulaciones y los rumores sobre las
bonificaciones del próximo año ya circulan por la
Gran Manzana. Bloomberg habla de regalos de 1.000 millones de
dólares o más. Sólo un pequeño grupo
de directivos conoce los detalles al respecto, aunque,
según aseguran al portal financiero fuentes conocedoras de
las compensaciones, todavía no se ha alcanzado ninguna
decisión definitiva". Goldman lanza una ofensiva de
marketing para lavar su imagen por el pago de bonus millonarios
(El Confidencial – 19/10/09)

El banco se encuentra ahora ante un dilema: cuanto
más dinero genera, mayor hostilidad provoca en la
opinión pública, algo que Lloyd Blankfein, su
presidente, quiere evitar a toda costa.

Para ello, ha ideado y puesto en marcha una
auténtica campaña de marketing y de lavado de
imagen de la compañía.

Goldman ha comenzado por Blankfein, quien a
través de diferentes entrevistas ha recordado a los
ciudadanos de a pie sus orígenes humildes vendiendo
cacahuetes y palomitas de maíz en el estadio de los
Yankees, según cuenta The Wall Street Journal.

Los ejecutivos de la compañía
también han incrementado de las donaciones
benéficas y el banco les ha incentivado a hacerlo. De
hecho, la propia entidad ha estado trabajando con Bridgespan
Group, una firma de carácter benéfico.

Además, hay que recordar que Goldman Sachs puso
en marcha una fundación en 1999 con una aportación
de 200 millones de dólares. En la última
década ha realizado donaciones por valor de 114 millones y
durante el tercer trimestre de este año, el banco ha
inyectado otros 200 millones a la fundación.

Tal estrategia podría ayudar a Goldman a evitar
cualquier rechazo del público a cuenta de las altas
bonificaciones de este año, que se decidirán hacia
el final del cuarto trimestre y se pagarán en
enero.

Luigi Zingales, catedrático de finanzas de la
Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago, dice que
tratar de explicarle al público los miles de millones en
bonus casi un año después de que Goldman recibiera
una inyección de capital de 10.000 millones de
dólares por parte del gobierno de Estados Unidos y
fortaleciera su liquidez al convertirse en un holding bancario,
es para muchos el equivalente a "ponerle pintalabios a un cerdo".
Las denuncias de las prácticas de remuneración de
la industria por parte del Fiscal General de Nueva York, Andrew
Cuomo, en un informe publicado en julio indicó que 953
empleados de Goldman recibieron bonificaciones de al menos un
millón de dólares en 2008, según The Wall
Street Journal.

El portavoz de Goldman, Lucas van Praag, ha declarado
que la ofensiva de marketing es necesaria para responder a las
exageraciones informaciones que han rodeado a la
compañía desde que empezó la crisis
financiera. "En un mundo que parece estar al revés, en el
que las virtudes son vistas como vicios, es importante que
expliquemos nuestro modelo de negocios a un público
más amplio, por qué es importante lo que hacemos y
por qué y cómo le pagamos a nuestra gente", dijo
van Praag.

Los tres grandes ejecutivos de Goldman Sachs -Blankfein,
el presidente Gary Cohn y el director financiero, David Viniar-
tienen, de manera conjunta cerca de 1.390 millones de
dólares en acciones del banco. En los últimos cinco
años, Blankfein ha recibido 91,3 millones incluyendo su
salario y las bonificaciones, mientras que Viniar ha sido
premiado con 67,8 millones.

Bonificaciones
absurdas ("sin rima ni motivo")

El mundo de las finanzas, como el de la guerra, no puede
vivir sin recompensas. Apenas ha pasado un año del
estallido de la peor crisis de la historia reciente y los bancos
ya se las están arreglando para volver a remunerar a sus
ejecutivos bajo los mismos modelos que los hubieran llevado a la
bancarrota de no ser por la intervención de los gobiernos.
Unos siguen el ejemplo de la banca británica que
está devolviendo el dinero estatal para sentirse
moralmente libre. Otros, como en Francia, esconden los bonos bajo
artificios contables. En EEUU, en cambio, se premian
descaradamente

Y empiezan a surgir los detalles corrosivos del asunto.
No sólo la mayoría de los bancos de
inversión y gestores han tenido que despedir trabajadores
(se calcula que el paro en Wall Street ha pasado del 4,5% al 9%
en el último año), sino que han recibido ayudas
públicas. Y aparecen las bonificaciones absurdas, como la
de la arruinada aseguradora AIG que paga 7.700 dólares de
prima a un ayudante de cocina. Se trata de la misma AIG cuyos
ejecutivos se gastaron 440.000 dólares el año
pasado en una fiesta en Florida para celebrar que iban a ser
rescatados de la quiebra con dinero de todos los contribuyentes.
En el último curso, Washington ha inyectado a AIG 180.000
millones de dólares.

Barack Obama ha nombrado a Kennet Feinberg, funcionario
del Tesoro de EEUU, como responsable de controlar el pago de
bonificaciones en las entidades que han recibido ayudas
públicas. Feinberg se ha encontrado con las manos atadas
ya que los mejores abogados del mundo han sido contratados para
diseñar fórmulas de compensación que escapan
a las leyes aprobadas en Washington. Obviamente los letrados
reciben jugosos estipendios a cambio de lograr los objetivos que
les marcan los mismos ejecutivos que más tarde
cobrarán los bonos.

La mayoría de los financieros de Wall Street
argumentan que sus sistemas de remuneraciones están
íntimamente ligados al cumplimiento de objetivos y que los
empleados comparten el destino de la compañía tanto
cuando le va bien como cuando le va mal. Cuomo elaboró en
unos pocos folios una argumentación contundente que
desmiente esta afirmación: «No hay una
explicación clara a la manera en que los bancos pagan y
recompensan a sus ejecutivos… Cuando los bancos lo han hecho
bien, los ejecutivos cobraron bien. Cuando los bancos lo hicieron
mal, los ejecutivos cobraron bien. Y cuando los bancos lo
hicieron muy mal y tuvieron que ser rescatados con dinero de los
contribuyentes, los ejecutivos siguieron cobrando muy
bien».

Y sus números son indesmentibles. Citigroup y
Merrill Lynch tuvieron en 2008 pérdidas de más de
27.000 millones de dólares. Sin embargo, Citigroup
pagó 5.330 millones en bonos y Merrill, 3.600 millones.
Ambos perdieron 54.000 millones, pagaron 9.000 millones en bonus
y recibieron 55.000 millones de los contribuyentes para evitar su
ruina.

J. P. Morgan, por ejemplo, que acaba de anunciar unas
ganancias récord de 3.600 millones de dólares en el
último trimestre (paso previo a anunciar un festín
de recompensas), no lo ha hecho mejor: en 2008 ganó 1.700
millones, pagó 4.475 millones en bonificaciones y
recibió 10.000 millones en ayudas
públicas.

Dice Cuomo que las recompensas han pasado a formar parte
de la cultura de Wall Street y son un elemento de competencia
entre las compañías. Cuando Merrill Lynch, por
ejemplo, entró en problemas, decidió desvincular
sus bonos de los resultados para que sus empleados no se fueran
con la competencia. Otras compañías donde
había unidades con pérdidas pagaban bonos
indiscriminadamente, estimulando también a aquellos que lo
hacían mal y perdían dinero.

Cuomo concluye que la política de remuneraciones
de Wall Street consiste en "una guerra irracional de bonos que
amenaza a toda la industria".

La Marcha de los
Bonus

"Los grandes banqueros vuelven a reclamar el pago de
bonus. Tal es el caso de Goldman Sachs, Barclays e, incluso, del
semiestatal Royal Bank of Scotland (RBS). Éste
podría pagar 5,5 millones de euros a alguno de sus
ejecutivos. Varios Gobiernos planean penalizar estos ingresos con
cargas fiscales especiales". Los grandes banqueros afirman que
limitar los sueldos conlleva riesgos (Cinco Días –
20/10/09)

El tira y afloja entre los altos directivos de la banca
y los políticos no cesa. Los primeros defienden su derecho
a percibir bonus notables, mientras los segundos idean
fórmulas para penalizar estos ingresos extras tras haber
repartido ayudas públicas multimillonarias.

The Times informaba el 19/10/09 que tanto Barclays como
RBS, que es propiedad pública en un 70%, "se preparan para
pagar bonus mayores que los del año pasado". La prensa
británica ha publicado que RBS estudia entregar hasta
cinco millones de libras (5,5 millones de euros) a alguno de sus
altos ejecutivos. El banco lo descarta, pero fuentes consultadas
por The Times afirman en que aún no se ha tomado una
decisión.

"No vamos a aceptar altos niveles de remuneración
que no están justificados", explicaba a la BBC Lord
Myners, responsable de La City en el Tesoro británico.
Pero para la presidenta de la Asociación de Banqueros
Británicos (BBA, en inglés), Angela Knight, limitar
los bonus es un arma de doble filo. "Si el Gobierno piensa
imponer un gravamen extraordinario, tendrá que tener muy
en cuenta las consecuencias. Las pensiones de millones de
personas dependen de que la industria bancaria pague dividendos
sobre sus acciones".

En EEUU, la Administración Obama está
molesta con los bonus aprobados por Goldman Sachs de 16.700
millones de dólares, un 46% más.

A comienzos de año, el presidente Barack Obama se
mostró "indignado" al conocer que AIG, beneficiaria de uno
de los planes de rescate estatales, daría US$ 164 millones
en bonos a sus ejecutivos.

Abundando en ello, en la tercera semana de noviembre,
uno de sus asistentes, David Axlerod, dijo que estos pagos eran
"ofensivos".

Axlerod le aseguró a la cadena de
televisión ABC que las compañías
"deberían pensar en lo que han hecho y recordar que hace
un año muchas de estas empresas estaban al borde del
abismo y el gobierno de EE.UU. y los ciudadanos salieron en su
auxilio".

"Hace un año, cuando cundió el
pánico en el entorno de las finanzas, el mundo
añoraba un sector financiero que ofreciera confianza y
rentabilidad. Ahora, que ya tiene lo que quería, lo
detesta". Qué hacer con los bonus de los banqueros
rescatados (Expansión – 21/10/09 – Por Martin Wolf
/ The Financial Times)

Mientras el desempleo continúa su senda alcista y
las esperanzas de cientos de millones de personas se ven
frustradas, los supervivientes del sector financiero recuperan
sus bonus. Las autoridades han hecho un trato que recuerda al de
Fausto. Da la sensación de que el éxito es un
fracaso.

Con la vuelta de la rentabilidad, cabe preguntarse si la
retribución variable puede distanciarse de los beneficios.
Por desgracia, no. Según el último informe de un
centro de investigación económica londinense, los
bonus de la City aumentarán un 50% este año, aunque
seguirán siendo un 40% inferior a los niveles de 2007. Aun
así, pocos quieren adjudicarse el mérito de este
éxito. Las autoridades evitan reconocer que, gracias a sus
esfuerzos, los banqueros que han sobrevivido se dedicarán
a comprar mansiones, mientras la clase media sigue preocupada por
su empleo y su hipoteca y se enfrenta a décadas de
austeridad fiscal. Presenciar cómo los ejecutivos
financieros, beneficiarios del rescate público más
generoso de la historia, recuperan sus viejos hábitos,
más que una sensación de envidia, despierta un
fuerte resentimiento. ¿Por qué, se preguntan
muchos, deberían afectar los rigores del mercado con
más virulencia a los que nada tienen que ver con el origen
de la catástrofe?

Según el informe del FMI sobre las Perspectivas
Económicas Mundiales del FMI, el gasto de las
economías avanzadas entre inyecciones de capital, compras
de activos, garantías y provisiones de liquidez representa
el 30% de su PIB. Además, la mayor parte de las entidades
financieras, fuertes o débiles, se han beneficiado de esta
generosidad. Como apuntó el Gobernador del Banco de
Inglaterra Mervyn King, en un discurso pronunciado ayer, "nunca
en la historia de las finanzas un número tan
pequeño de instituciones ha debido tanto dinero a tanta
gente (los contribuyentes). Y habría que añadir que
hasta ahora con pocos resultados en materia de reformas". Muchos
analistas son de la opinión que la única cosa peor
que rescatar al sistema habría sido no hacerlo. Incluso
dos temibles críticos, Peter Boone de la London School of
Economics y Simon Johnson, del Instituto Tecnológico de
Massachusetts, coincidían en apuntar en un reciente
artículo, que se trataba de una decisión
"inevitable". No obstante, ese ejercicio de poder soberano
concentrado en un solo sector tiene sus consecuencias. Entre
ellas, adoptar el lema "nunca más".

En realidad, a muchos gobiernos les resultaría
imposible volver a repetir su actuación, dado que han
alcanzado el límite de solvencia. Como explicaba Lawrence
Summers, principal asesor económico de Barack Obama, en un
discurso pronunciado a mediados de noviembre, "durante la
última generación, aproximadamente cada tres
años, un sistema financiero que debía gestionar,
distribuir y controlar el riesgo se ha convertido en una fuente
de riesgo, con consecuencias devastadoras para trabajadores,
consumidores y contribuyentes".

Según el FMI, la provisiones de los activos de
los bancos de Reino Unido ascenderán 604.000 millones de
dólares (403.000 millones de euros) frente a los 814.000
millones de dólares de la eurozona y el billón de
dólares de EEUU. Cabe recordar que la economía de
EEUU es seis veces más grande que la de Reino Unido. Los
"cucos" británicos son demasiado grandes. Los reguladores
deberían tener en cuenta estas diferencias.

Una vez más, el argumento de que los bancos
serán incapaces de captar capital si cae la rentabilidad
deja de tener sentido: el único motivo por el que los
bancos necesitaron tanto capital es porque asumieron demasiados
riesgos pensando en un nivel de rentabilidad que resultó
insostenible. Sí, parece que el crédito se
encarecerá con el aumento de los requisitos de capital.
Sin embargo, el suministro de crédito resultó
excesivo y ahora tiene que estar controlado. Por último,
como destaca King, no se puede esperar que los bancos que son
demasiado importantes para caer tengan una adecuada
gestión del riesgo. Como apuntaba, "es importante que los
bancos que hayan recibido ayudas públicas intenten
solventar la situación reanudando las actividades que tan
perjudiciales resultaron para ellos". En una economía de
mercado, el exceso de riesgos debe ser penalizado con la quiebra,
no respaldado por los contribuyentes.

"La Reserva Federal pretende comprobar que la
retribución de las entidades financieras no atenta contra
la seguridad y la solidez de las organizaciones. Además,
quiere velar para que las políticas salariales no
incentiven la asunción de riesgos". La Reserva Federal
examinará los sueldos de los 28 bancos más grandes
de EEUU (Expansión – 22/10/09 – Por Gemma
Martínez / Nueva York)

La Reserva Federal pretende comprobar que la
retribución de las entidades financieras no atenta contra
la seguridad y la solidez de las organizaciones. Además,
quiere velar para que las políticas salariales no
incentiven la asunción de riesgos.

La propuesta del banco central estadounidense se ha
hecho pública un día después de que la Casa
Blanca, a través de su técnico Ken Feinberg,
filtrara a los medios de comunicación que pretende rebajar
los sueldos de los 25 mayores ejecutivos de las siete empresas
que ha tenido que rescatar por la crisis.

Una vez que concluya el análisis de las
retribuciones de las 28 grandes entidades, la Fed dictará
unas recomendaciones, que serán incluidas en las normas de
supervisión. Entonces vigilará su cumplimiento
posterior por parte de los bancos.

Además, la entidad presidida por Ben Bernanke
intentará que su guía de conducta también
sea asumida por los bancos medianos y pequeños. En casos
puntuales, la Reserva Federal podrá forzar a las entidades
a corregir sus remuneraciones.

"Las políticas salariales en algunas
organizaciones bancarias han incentivado el riesgo excesivo,
contribuyendo a que las entidades sufran pérdidas y
comprometiendo la estabilidad financiera", ha asegurado Bernanke.
"La Fed está trabajando para asegurarse que ahora se
premian las trayectorias a largo plazo y no se crean riesgos
indebidos", indicó el dirigente. Con toda la
información recibida, el banco central preparará un
documento que presentará en 2010.

A pesar de las "mejores intenciones", si como
decía el fundador del moderno Citigroup, Sandy Weil, "no
puedes discutir con los números", Wall Street ya ha ganado
la batalla de la compensación. Si no, basta con este dato:
seis de las cinco mayores entidades financieras de EEUU
(Citigroup, Bank of America, JP Morgan Chase, Goldman Sachs,
Ameriprise y Morgan Stanley) van a repartir entre sus empleados
81.925 millones de euros, justo después de haber recibido
296.190 en ayudas directas del Estado.

La primera cifra procede de un estudio realizado por The
Wall Street Journal y la agencia de información financiera
Thomson Financial. La segunda, de las inyecciones de capital
directo, bien en el accionariado, como en Citigroup, bien en
formas de acciones preferentes, que han recibido esos cinco
bancos y que suman 89.184 millones de euros al tipo de cambio del
25/10/09. Es cierto que Goldman Sachs, JP Morgan Chase, Morgan
Stanley y Ameriprise (American Express) ya han devuelto 32.353
millones, pero no lo es menos que, sin esas inyecciones de
capital, todas ellas habrían quebrado aunque sólo
fuera por el pánico que atenazaba al mercado hace un
año. A esos 89.184 millones hay que añadir los
283.487 millones de euros de garantías del Estado sobre
los activos de Citigroup y Bank of America, y los 12.700 millones
de los que no parece acordarse nadie y que la Reserva Federal dio
a JP Morgan Chase para que comprara Bear Stearns, que estaba en
quiebra técnica.

Pero esas cifras, en realidad, son la punta del iceberg,
porque no incluyen todas las inyecciones de liquidez que la
Reserva Federal ha llevado a cabo desde agosto de 2007, que
suponen unos tres billones de euros más. Una gran parte de
ese dinero ha ido a los bancos. ¿Cuánto? Nadie lo
sabe. En un alarde de opacidad, la Fed se niega a desvelar
qué bancos se han beneficiado y cuánto han
recibido.

Ese matiz cambia totalmente el debate acerca de la
compensación, ya que deja claro que todos los bancos
-tanto los que están virtualmente quebrados como los que
están saneados- existen gracias al Gobierno de EEUU. Como
dijo, en la primera quincena de noviembre, el máximo
asesor económico de Barack Obama, Lawrence Summers, "no
hay ninguna institución financiera que no sea la
beneficiaria, directa o indirecta, de billones de dólares
de dinero del contribuyente para apoyar al sistema
financiero".

El buque insignia de Wall Street, Goldman Sachs, es un
buen ejemplo de ello. El banco ha devuelto, con intereses, los
casi 7.000 millones de dólares que recibió del
Tesoro hace un año. Pero Goldman ha obtenido otras muchas
ayudas. Por un lado, al menos 9.000 millones de euros de los
125.000 millones de dinero público inyectados en la
seguradora AIG han sido destinados a que esa empresa cumpla sus
compromisos con el banco.

Así pues, los 14.500 millones de euros que
Goldman planea dar este año a sus empleados no
existirían de no haber sido por la intervención del
Estado. Un Estado que, después de haber salvado a los
bancos, se encuentra con que no es capaz de hacer que los
banqueros se bajen el sueldo.

– Y los Reguladores… siguen como Tarzán
(en bolas y por las ramas)

Los socios del silencio

"Un juzgado federal de Manhattan dictamina que la
Reserva Federal de EEUU (FED) deberá desvelar las ayudas
financieras concedidas a los bancos de la primera potencia
mundial. Bloomberg demandó a la FED y al Tesoro por
ocultar estos datos". Un tribunal de EEUU tumba la Ley del
Silencio impuesta por Bernanke (Libertad Digital –
25/8/09)

La prensa de EEUU ha ganado la batalla judicial a la
FED. Un tribunal federal dictamina que la Reserva Federal
deberá hacer públicas las ayudas concedidas a los
grandes bancos y compañías de EEUU que han
participado en su programa de rescate financiero.

La juez Loretta Preska rechazó el argumento
esgrimido por la FED, consistente en que la divulgación de
estos datos podría perjudicar a las empresas que fueron
auxiliadas por el banco central

La FED lleva meses ocultando el nombre de los
beneficiarios de su programa de rescate, así como el
importe de los préstamos y ayudas concedidas o los activos
que han servido de colateral para el otorgamiento de tales
créditos extraordinarios, bajo la excusa de que la
publicación de estas cifras podría inquietar a los
accionistas de las entidades beneficiadas e, incluso, provocar
una pánico bancario (retirada de depósitos) en
EEUU.

Por el contrario, la agencia de noticias Bloomberg
alegó que, tras emplear un volumen de recursos
públicos sin precedentes para rescatar a empresas y
bancos, la ciudadanía tenía "derecho a conocer" en
detalle el rescate financiero aplicado por la FED desde 2007,
mediante sus diversos programas de inyección de liquidez
al sistema, y que asciende a más de 2 billones de
dólares.

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