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La comunicación auténtica (página 5)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

  • c. Auto-motivación: es la habilidad de
    estar en un estado de continua búsqueda y persistencia
    en la consecución de los objetivos, haciendo frente a
    los problemas y encontrando soluciones. Esta competencia se
    manifiesta en las personas que muestran un gran entusiasmo
    por su trabajo y por el logro de las metas por encima de la
    simple recompensa económica, con un alto grado de
    iniciativa y compromiso, y con gran capacidad optimista en la
    consecución de sus objetivos.

  • 2. La Inteligencia Interpersonal

    Al igual que la anterior, esta inteligencia
    también está compuesta por otras competencias que
    determinan el modo en que nos relacionamos con los
    demás:

    • a. Empatía: es la habilidad para
      entender las necesidades, sentimientos y problemas de los
      demás, poniéndose en su lugar, y responder
      correctamente a sus reacciones emocionales. Las personas
      empáticas son aquellas capaces de escuchar a los
      demás y entender sus problemas y motivaciones, que
      normalmente tienen mucha popularidad y reconocimiento social,
      que se anticipan a las necesidades de los demás y que
      aprovechan las oportunidades que les ofrecen otras
      personas.

    • b. Habilidades sociales: es el talento en el
      manejo de las relaciones con los demás, en saber
      persuadir e influenciar a los demás. Quienes poseen
      habilidades sociales son excelentes negociadores, tienen una
      gran capacidad para liderar grupos y para dirigir cambios, y
      son capaces de trabajar colaborando en un equipo y creando
      sinergias grupales.

    Daniel Golemán, en su obra La inteligencia
    emocional
    , sobre este particular nos muestra las siguientes
    pautas:

    Ser capaces de manejar las emociones de otro es el arte
    de mantener relaciones. Esa actitud exige de habilidades
    emocionales como serenidad de uno mismo, autogobierno y
    empatía (capacidad de ponerse en el lugar de los
    demás). Así somos eficaces en el trato con los
    demás. Sin estas habilidades hasta las personas más
    inteligentes fracasan en sus relaciones, apareciendo como
    arrogantes, desagradables o insensibles. "Estas habilidades
    sociales le permiten a uno dar forma a un encuentro, movilizar o
    inspirar a otros, prosperar en las relaciones íntimas,
    persuadir e influir, tranquilizar a los demás".

    • La expresividad y el contagio
      emocional

    Las emociones son contagiosas. En todo encuentro
    personal transmitimos señales emocionales que agradan o
    desagradan a los demás. Si somos hábiles
    socialmente, controlamos las señales que emitimos. "La
    inteligencia emocional incluye el manejo de este intercambio,
    popular y encantadora son los términos
    que utilizamos para referirnos a la persona con la que nos gusta
    estar porque sus habilidades emocionales nos ayudan a sentirnos
    bien.

    La gente que es capaz de ayudar a otros a calmar sus
    sentimientos posee un producto social especialmente valioso; son
    las almas a quienes otros recurren cuando padecen alguna
    importante necesidad emocional. Todos formamos parte de la caja
    de herramientas del otro para el cambio emocional, para bien o
    para mal". La coordinación de los estados de ánimo
    es la esencia de la compenetración. La habilidad con que
    desarrollamos nuestra sincronía emocional con otros, es un
    determinante de la afectividad interpersonal. Quienes no logran
    percibir o expresar emociones se exponen a tener problemas en sus
    relaciones, debido a que los demás se sienten
    incómodos con ellas, aunque no puedan expresar por
    qué. "Fijar el tono emocional de una interacción
    es, en cierto sentido, una señal de dominio en un nivel
    íntimo y profundo: significa guiar el estado emocional de
    la otra persona".

    • Las emociones de la pareja

    En la pareja, los dos sienten y expresan sus emociones
    de maneras distintas. "En una pareja existen dos realidades
    emocionales: la de él y la de ella". Las raíces de
    estas diferencias pueden ser biológicas, surgir en la
    infancia y en los mundos emocionales separados en los que viven
    niños y niñas mientras crecen. A los varones y a
    las hembras se les brindan lecciones muy distintas sobre el
    manejo de las emociones. Los padres hablan de las emociones
    más con las niñas que con los niños. Las
    madres muestran una gama de emociones más amplia con las
    niñas que con los niños. Debido a las diferencias
    emocionales, las niñas desarrollan la facilidad con
    respecto al lenguaje más rápido que los
    niños, y son más expertas en expresar sus
    sentimientos y más hábiles que los niños
    para usar palabras que exploran y sustituyen reacciones
    emocionales, tales como peleas físicas.

    "En resumen, estos contrastes en el aprendizaje de las
    emociones favorecen habilidades muy distintas: las chicas se
    vuelven expertas en interpretar las señales emocionales
    verbales y no verbales y en expresar y comunicar sus
    sentimientos, y los chicos en minimizar las emociones que tienen
    que ver con la vulnerabilidad, la culpabilidad, el temor y el
    daño".

    Hombres y mujeres desean y esperan cosas muy distintas
    de una conversación: los hombres se contentan con hablar
    cosas, mientras que las mujeres buscan la conexión
    emocional. Las mujeres muestran más empatía que los
    hombres. Suele ser más fácil interpretar los
    sentimientos observando el rostro de una mujer que el de un
    hombre. Las mujeres expresan toda una gama de emociones con mayor
    intensidad y más constancia que los hombres. Las mujeres
    son más emocionales que los hombres. Todo esto significa
    que, en general, las mujeres llegan al matrimonio preparadas para
    desempeñar el papel de administradora emocional, mientras
    los hombres llegan con mucho menos apreciación de la
    importancia de esta tarea para ayudar a que la relación
    sobreviva. Según Ted Huston, para las esposas, la
    intimidad significa hablar de cosas profundamente, sobre todo
    hablar de la relación misma. Los hombres no comprenden lo
    que sus esposas quieren de ellas. "Ellos dicen: yo quiero
    hacer cosas con ella, y lo único que quiere es
    hablar
    ". Las mujeres son más sensibles a una
    expresión de tristeza del hombre que ellos para detectar
    la tristeza de una mujer. Los hombres son más optimistas
    con respecto a la estabilidad del matrimonio, mientras las
    mujeres son más sensibles a los problemas. "De hecho,
    temas tan específicos como con cuanta frecuencia hacer el
    amor, cómo disciplinar a los hijos o cuantas deudas y
    ahorros resultan aceptables, no son los que unen o rompen un
    matrimonio. En todo caso, es la forma en que una pareja discute
    esos temas críticos lo más importante para el
    destino del matrimonio. El simple hecho de haber alcanzado un
    acuerdo acerca de cómo discrepar es clave para la
    supervivencia marital; hombres y mujeres tiene que superar las
    diferencias innatas de género para abordar las emociones
    más fuertes. Si no lo logran, las parejas son vulnerables
    a la ruptura emocional que finalmente puede quebrar su
    relación".

    La crítica áspera, como las quejas
    expresas en forma despectiva o con mordacidad, en muchos casos
    conduce al divorcio. Se debe criticar el hecho o la acción
    molesta, y no a la persona. Una queja o reclamo respetuoso sobre
    algo que le disguste del cónyuge no lo afecta. Las
    diferencias entre quejas y críticas personales son
    sencillas. En una queja, la esposa afirma específicamente
    qué la perturba, y critica la acción de su esposo,
    y no a su esposo, diciendo lo que le hizo sentir… Es una
    expresión de inteligencia emocional básica:
    positiva, no beligerante ni pasiva. La crítica
    áspera hace sentir a la pareja avergonzada, disgustada,
    inculpada y defectuosa. Esta actitud puede conducir a que se
    defienda y ataque, antes que resolver el problema. La
    crítica cargada de desdén es destructiva. El
    desdén surge fácilmente con la ira; suele
    expresarse no sólo en las palabras utilizadas, sino
    también en un tono de voz y en una expresión
    airada. Su forma más evidente es la burla o
    insulto… Pero igualmente dañino es el lenguaje
    corporal que expresa desdén, sobre todo la sonrisa
    burlona…

    • Los pensamientos tóxicos de los
      cónyuges

    Las conversaciones entre esposos con dificultades en su
    relación, algunas veces involucran frases verbalizadas y
    mudas, es decir, molestos por algo dicen una cosa y piensan otra,
    para no ofender. Así uno se cree víctima y el otro
    piensa que es tratado injustamente. Parejas así
    están en problemas que alimentan con la ira y el
    daño. Quien cree ser víctima vive analizando lo que
    su pareja hace, con el fin de confirmar que es víctima.
    Los dos se vuelven pesimistas y se exponen a asaltos emocionales
    perturbadores. Los esposos violentos "ven intentos hostiles
    incluso en los actos más neutros de sus esposas, y
    utilizan una interpretación errónea para justificar
    ellos mismos su propia violencia". Los hombres que piensan que
    pueden ser abandonados, se vuelven violentos con su esposa. El
    efecto neto de estas perturbadoras actitudes es crear una crisis
    incesante, ya que disparan el asalto emocional más
    frecuentemente y hacen que resulte más difícil
    recuperarse del daño y furia resultantes.

    Los esposos o las esposas desbordadas (alteradas
    emocionalmente) están tan abrumados por la negatividad de
    su pareja y por sus propias reacciones ante ésta que se
    sienten hundidos por sentimientos espantosos y fuera de control.
    Las personas que están desbordadas no pueden oír
    sin distorsión ni responder con lucidez; les resulta
    difícil organizar su pensamiento y caen en reacciones
    primitivas. Simplemente quieren que las cosas se detengan, o
    quieren salir corriendo o, a veces, devolver los golpes. El
    desbordamiento es el asalto emocional que se perpetúa a
    sí mismo… Por su puesto, la mayoría de los
    esposos y esposas padecen estos intensos momentos cuando
    pelean… cosa muy natural. El problema de un matrimonio
    comienza cuando uno u otro cónyuge se siente desbordado
    casi constantemente. Entonces se siente abrumado por su pareja,
    está siempre en guardia por si surge algún asalto
    emocional o una injusticia, adopta una actitud de extrema alerta
    ante cualquier señal de ataque, insulto o queja,
    seguramente reaccionará excesivamente ante la menor
    señal.

    • Diferencias de género en la vida
      emocional

    Los esposos consideran desagradable y repugnante
    sentirse trastornados durante un desacuerdo matrimonial; a las
    esposas no les importa demasiado. Más hombres que mujeres
    reaccionan con el desbordamiento ante las críticas de su
    pareja. A los esposos les lleva más tiempo recuperarse
    fisiológicamente del desbordamiento. Los hombres quieren
    evitar las confrontaciones emocionales, pero las mujeres buscan
    suscitarlas. En general, a las mujeres no les importa zambullirse
    en la desagradable situación de una riña
    matrimonial tanto como a los hombres.

    • ¿Qué protege el
      matrimonio?

    En general hombres y mujeres necesitan diferente
    sintonía emocional. En el caso de los hombres, el consejo
    consiste en que no eviten o eludan el conflicto sino que se den
    cuenta de que cuando la esposa plantea alguna queja o desacuerdo
    tal vez lo está haciendo como un acto de amor, intentando
    mantener la salud y el desarrollo de la relación. Cuando
    las quejas fermentan, aumentan de intensidad hasta que se produce
    una explosión; cuando son ventiladas se resulten,
    disminuye la presión. Pero los esposos deben comprender
    que la ira y el descontento no son sinónimos de ataque
    personal: las emociones de las esposas a menudo son simples
    llamadas de atención que enfatizan la fuerza de sus
    sentimientos con respecto al problema.

    Los hombres también deben estar en guardia para
    no crear un cortocircuito en la discusión al ofrecer una
    solución práctica prematura: es típicamente
    más importante para una esposa sentir que el esposo
    escucha su queja y empaliza con sus sentimientos sobre el tema.
    Ella puede interpretar que el consejo que él le ofrece es
    una forma de considerar intrascendentes sus sentimientos. Los
    esposos que son capaces de soportar el calor de la ira en lugar
    de desdeñar las quejas de ellas como algo insignificante
    ayudan a sus esposas a sentirse escuchadas y respetadas.
    Más aún, las esposas quieren que sus sentimientos
    sean reconocidos y respetados como válidos, aunque sus
    esposos discrepen. Con mucha frecuencia, cuando una esposa siente
    que su punto de vista es escuchado y sus sentimientos
    registrados, se serena.

    En cuanto a las mujeres, el consejo es bastante similar.
    Dado que el problema principal de los hombres es que sus esposas
    son demasiado intensas al expresar sus quejas, ellas deben hacer
    un esfuerzo y tener el cuidado de no atacar a sus esposos:
    quejarse de lo que él hizo, pero criticarlo como persona
    ni expresar desdén. Las quejas no son ataques al
    carácter, sino más bien una clara afirmación
    de que un acto determinado resulta perturbador. Un ataque
    personal airado conseguirá casi con certeza que el esposo
    adopte una actitud defensiva o se bloquee, lo cual
    resultará aún más frustrante y sólo
    logrará intensificar la disputa. También ayuda que
    la queja de la esposa se coloque en un contexto más amplio
    que tranquilice al esposo con respecto al amor que ella siente
    por él.

    • Incorporar inteligencia emocional al
      matrimonio

    Dado que sentirse escuchado a menudo es exactamente lo
    que busca el cónyuge agraviado, un acto de empatía
    emocional es un reductor magistral de la tensión. Una
    estrategia general para lograr que un matrimonio funcione
    consiste en uno concentrarse en los temas específicos por
    los que discuten las parejas sino, en todo caso, en cultivar una
    inteligencia emocional compartida, mejorando así las
    posibilidades de resolver los problemas. Las competencias
    emocionales como la serenidad, la empatía, la asertividad
    y el saber escuchar, pueden hacer más probable que una
    pareja soluciones sus problemas, diferencias o conflictos de
    manera satisfactoria y armónica. "Esto hace posible
    desacuerdos saludables, las peleas buenas que permiten a
    un matrimonio florecer y superar las negatividades que, si dejan
    crecer, pueden destruir un matrimonio.

    • Hábitos emocionales en
      pareja

    • 1. Serenarse. Manejar los impulsos
      tendientes a la acción es básico para la
      inteligencia emocional. Como la capacidad de escuchar, pensar
      y hablar con claridad y lucidez se disuelve durante un
      conflicto o perturbación emocional, serenarse es un
      paso sumamente constructivo para la solución de las
      desavenencias en pareja.

    • 2. La desintoxicante charla con uno
      mismo
      . "Debido a que el desbordamiento queda activado
      por los pensamientos negativos con respecto a la pareja
      resulta útil que el esposo o la esposa que se siente
      perturbado por estos juicios ásperos los enfrente
      directamente. Sentimientos como: No voy a aceptar esto
      nunca más
      o No me merezco este tipo de
      trato
      , son frases típicas de la víctima
      inocente o la indignación absoluta. Como señala
      el terapeuta cognitivo Aaron Beck, al captar estos
      pensamientos y desafiarlos –en lugar de simplemente
      sentirse furioso o herido por ellos- el esposo o la esposa
      pueden empezar a sentirse libres de su dominio".

    • 3. Escuchar y hablar sin estar a la
      defensiva.
      "Escuchar es una habilidad que mantiene a la
      pareja unida. Incluso en el fragor de una discusión,
      cuando ambos están dominados por el asalto emocional,
      uno u otro –y a veces los dos- pueden hacer el esfuerzo
      de escuchar más allá de la ira, y oír y
      responder al gesto reparador del otro miembro de la
      pareja… La forma más poderosa de
      atención no defensiva es la empatía: escuchar
      realmente los sentimientos que haya detrás de lo que
      se dice… El hecho de que un cónyuge empatice
      realmente con el otro exige que sus propias reacciones
      emocionales se serenen hasta el punto en que él sea lo
      suficientemente receptivo para que su propia
      fisiología logre reflejar los sentimientos de su
      pareja. Sin esta sintonía fisiológica, la
      noción que un cónyuge tiene de lo que
      está sintiendo el otro probablemente cederá de
      todo fundamento. La empatía se deteriora cuando los
      propios sentimientos son tan intensos que no permiten una
      armonización fisiológica sino que simplemente
      dominan todo lo demás… El arte de hablar de una
      manera no defensiva en el caso de las parejas se centra en
      mantener lo que se dice en el plano de una queja
      específica en lugar de convertirlo en un ataque
      personal… En resumen, en la comunicación
      abierta no hay intimidación, amenazas ni insultos.
      Tampoco da lugar a ninguna de las innumerables formas de
      actitud defensiva: excusas, negación de la
      responsabilidad, contraataque con críticas y cosas por
      el estilo. También en este caso la empatía es
      una herramienta poderosa".

    • 4. Práctica. "Debido a que
      estas maniobras deben realizarse durante el fragor de la
      confrontación, cuando la excitación emocional
      seguramente es elevada, para que resulten accesibles cuando
      más las necesitamos deben estar incorporadas a nuestra
      formación. Esto se debe a que el cerebro emocional
      adopta esas rutinas de respuesta que fueron aprendidas en las
      primeras etapas de la vida, durante momentos repetidos de ira
      y dolor, y por eso se vuelven dominantes. Dado que la memoria
      y la respuesta son específicas de la emoción,
      en tales situaciones las reacciones asociadas con momentos
      más serenos son menos fáciles de recordar y de
      llevar a la práctica. Si una respuesta emocional
      más productiva resulta poco familiar o no está
      muy practicada, es sumamente difícil intentarla en
      medio de un malestar. Pero si una respuesta es practicada de
      modo tal que se convierte en algo automático tiene
      mejores posibilidades de encontrar expresión durante
      una crisis emocional. Por estas razones, las estrategias
      mencionadas anteriormente deben ser puestas en
      práctica y ensayadas durante aquellos encuentros que
      no estén dominados por la tensión, así
      como en el fragor de la batalla, si queremos que tengan la
      posibilidad de convertirse en una primera respuesta adquirida
      en el repertorio del circuito emocional.

    LA COMUNICACIÓN
    EMPÁTICA

    La comunicación es un intercambio
    recíproco de mensajes y no un canje de agravios. Una de
    las características que muestran al líder es su
    empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro).
    Según el filósofo Savater, "ponerse en el lugar
    del otro es algo más que el comienzo de toda
    comunicación simbólica con él: se trata de
    tomar en cuenta sus derechos. Y cuando los derechos faltan hay
    que comprender sus razones
    ". Todo hombre tiene derecho a que
    se pongan en su lugar y comprendan su hacer y su sentir.
    "Ponerte en el lugar del otro es tomarle en serio,
    considerarle tan plenamente real como a ti mismo
    ". Ponerse
    en lugar de otra persona, no es sólo atender sus razones,
    sino "participar de algún modo de sus pasiones y
    sentimientos, en sus dolores, anhelos y gozos
    ". Ponerse en
    el lugar del otro, implica ser justo, tratar a los demás
    con justicia.

    La empatía consiste en la actitud de ponernos en
    el punto de vista del otro, es la comprensión
    acompañada de aprecio y calor humano. Empatía es la
    habilidad de comprender al otro, poniéndose en su propio
    punto de vista: supone un esfuerzo para comprender las
    motivaciones de los comportamientos desagradables, de los
    sentimientos y emociones ajenos que son semejantes a los propios.
    Es la capacidad de entender los pensamientos, las motivaciones y
    sobretodo los sentimientos del otro. Es ver desde el punto de
    vista de los demás. Según Kart Rogers, "la
    persona empática no está con nosotros para
    coincidir o discrepar, sino para comprender sin juicios
    ".
    Aprecia los sentimientos ajenos; los comprende, pero no se
    involucra en el estado emocional del otro y, precisamente por
    eso, puede ayudarle con objetividad. En el diálogo
    auténtico es importante la capacidad de escuchar, de
    empalizar, de comprender lo que está diciendo la otra
    persona, de plantear nuevos puntos de vista y de ofrecer
    soluciones o esperanza. Pero no se debe confundir empatía
    con simpatía. Una persona puede ser simpática y no
    tener una actitud de empatía. La empatía es la
    escucha atenta, sensible, libre de prejuicios y
    valoración, del mundo interior del otro. Un esfuerzo por
    meterse en la piel del otro, por avanzar unos pasos en su mundo
    interior, por oír sus leves llamadas, su casi
    imperceptible grito pidiendo trato afectuoso, ternura y
    reconocimiento de sus necesidades. La persona que comprende,
    conoce el significado que tienen las vivencias y experiencias que
    le ha comunicado el otro, lo que significan para su sensibilidad.
    Es una percepción profunda del mundo interior del otro, de
    aquello que siente, experimenta, percibe o piensa. Si realmente
    tuviéramos empatía, los problemas se
    solucionarían fácilmente, lograríamos la paz
    en nuestro hogar, y florecerían la autoestima y la
    autenticidad en grado máximo. Ser capaz de dejar de lado
    el enfoque sobre uno mismo, y de controlar los impulsos, rinde
    beneficios sociales: allana el camino hacia la empatía, a
    escuchar con atención, a ponerse en el lugar del otro. La
    empatía conduce a interesarse, al altruismo, y a la
    compasión. Ver las cosas desde la perspectiva del otro
    rompe los estereotipos preestablecidos, y promueve así la
    tolerancia y la aceptación de las diferencias. Estas
    aptitudes son cada vez más requeridas en nuestra sociedad
    crecientemente pluralista, permitiendo a las personas vivir
    unidas en respeto mutuo, y creando la posibilidad de un discurso
    público creativo. Son las artes fundamentales de la
    democracia.

    EVITAR LAS DISCUSIONES

    Cuando algunas personas no han desarrollado habilidades
    para escuchar adecuadamente, tienen dificultades para aceptar la
    diferencia y no dominan sus emociones de manera equilibrada, es
    prudente evitar las discusiones, porque muchas no saben discutir
    en el auténtico sentido del término. Discutir es
    examinar y tratar una cuestión, presentando
    consideraciones favorables y contrarias. Contener y alegar
    razones contra el parecer de otro o de los demás.
    Disputar, sostener opiniones opuestas. En la mayoría de
    las discusiones cotidianas no se tienen en cuenta estos
    aspectos.

    Es conveniente evitarlas porque, además de
    carecer de destrezas para discutir, disputar o debatir
    pacífica, armónica y razonada o racionalmente,
    muchos interlocutores quieren "ganar" la discusión,
    desconociendo que en realidad nunca se gana una discusión.
    Las discusiones genuinas no son para ganarlas o perderlas; son
    para entendernos con los demás. El libro Cómo
    obtener y mantener el éxito personal y profesional

    sobre el particular aconseja lo siguiente:

    "No se puede ganar en una discusión. Discuta
    con su pareja sobre lo que sea y perderá. El resultado
    será un verdadero lío… Antes de que se
    dé cuenta, una discusión aparentemente sin
    importancia, puede dar lugar a un sinnúmero de explosiones
    verbales… Cuando las personas discuten, cada una de ellas
    busca en lo más recóndito de su mente la forma de
    demostrar algo. Y cuanto más tiempo dure la
    discusión, más evidenciadas están las dos
    partes de que tienen razón… Cuanto más larga
    y profunda sea una discusión, más convencida
    acabaría cada una de las partes de que tiene la
    razón. La técnica de la discusión hace que
    cada parte se ponga a la defensiva. Y cuanto más se fuerza
    a una persona a defender su punto de vista, más pruebas
    encuentra para demostrar que tiene razón".

    Debido a que, en muchos casos y situaciones, las
    discusiones no hacen cambiar la opinión de los
    interlocutores que no tengan mente abierta, el arte de la
    discusión respetuosa, armónica, empática y
    asertiva podría ser más provechosa para los
    expertos en discusiones, para quienes no buscan ganarlas, sino
    lograr, con ánimo sereno, acuerdos, consensos o disensos,
    en donde las partes en disputa ganen
    simultáneamente… Las personas que siempre quieren
    ganar una discusión, es procedente que la eviten, porque
    la mejor forma de ganar una discusión es
    evitándola.

    LA COMUNICACIÓN DEL
    CONSENSO

    Como forma de comunicarnos e interactuar surge a
    mediados del siglo XX la propuesta de una ética
    comunicativa, también conocida como ética del
    consenso, ética dialógica, ética ciudadana o
    ética habermasiana, caracterizada por la validez de las
    comunicaciones o emisiones que tratan de dar respuesta a una
    lógica argumentación, la cual se encuentra regulada
    por la pretensión de validez del argumento o del
    discurso.

    Es una ética formal, basada en el diálogo
    y la comunicación. El diálogo es el único
    medio que nos queda para saber si los intereses subjetivos pueden
    convertirse en normas universales. Se fundamenta en la
    autonomía de la persona, que confiere al hombre el
    carácter de autolegislador, y en la igualdad de todas las
    personas, que le da derecho a buscar una normativa universal
    mediante el diálogo. Todos los miembros de la comunidad se
    deben reconocer recíprocamente como interlocutores con los
    mismos derechos y se deben obligar a seguir las normas
    básicas de la argumentación.

    La ética comunicativa se caracteriza por la
    validez de las comunicaciones, o emisiones que tratan de dar
    respuesta a una lógica argumentación, la cual se
    encuentra regulada por la pretensión de validez del
    argumento o del discurso, así: 1. La veracidad del
    enunciado o proposición presentada por el interlocutor. 2.
    El acto del habla sea verdadero en relación con el
    contexto normativo vigente. 3. La intención manifiesta por
    el hablante tenga correspondencia con lo que éste
    piensa.

    Este modelo ético implica el uso racional de la
    inteligencia para dar explicaciones y recibirlas. Comprender,
    aclarar y, sobre todo, atenerse a razones, sean propias o
    extrañas. En la acción comunicativa, quien quiera
    argumentar acepta implícitamente la verdad de las
    proposiciones, la corrección del comportamiento, la
    veracidad del sujeto y la inteligilibilidad. Estas pretensiones
    de validez son condición necesaria para el acto
    comunicativo. Para evitar la accidentalidad del consenso se
    requiere:

    1. Escuchar a los demás y comprender sus
    argumentos.

    2. Exponer los propios argumentos.

    3. Aceptar la evidencia más fuerte.

    4. Proseguir el diálogo hasta que se hay
    conseguido un acuerdo.

    5. Aceptar el acuerdo.

    La ética comunicativa, por ser racional, nos
    exige tener en cuenta toda la información, todos los
    argumentos, todas las evidencias pertinentes, sea cual sea su
    procedencia. La ética del consenso facilita la convivencia
    social porque posibilita situaciones discursivas de
    aceptación intersubjetiva sobre aquellos aspectos o normas
    en que todos los intereses se pongan de acuerdo, sin
    ningún tipo de coacción.

    El filósofo Jurgen Habermas denomina
    situación lingüística ideal al evento
    en que los interlocutores en la praxis comunicativa hacen eco o
    recepción de los planteamientos racionales. Entonces se
    pone de manifiesto que un argumento puede convencer a un
    interlocutor o auditorio, es decir se da una aceptación
    para que se acepte el discurso. Al interlocutor se le cataloga
    por su capacidad de lenguaje y de acción para sustentar
    racionalmente la argumentación. "El valioso trabajo de
    Habermas busca fundamentar la democracia en una
    comunicación auténtica, donde los consensos y
    disensos indispensables para lograr una participación
    activa, autónoma y libre en las decisiones
    ético-políticas de nuestras sociedades llamadas
    democráticas, partan de diálogos argumentados,
    donde no primen los intereses individuales, o la fuerza bruta,
    sino la fuerza ética, es decir: la fuerza del mejor
    argumento" (La ética dialógica ante el problema
    de la violencia,
    de Adela Cortina). Según Manuel
    Herrera Gómez (Lenguaje y acción en la
    teoría de la acción comunicativa de Jurgen
    Habermas
    ), con el concepto de "acción comunicativa",
    Habermas alude a la interacción de al menos dos sujetos
    capaces de lenguaje y acción que (con medios verbales o
    extraverbales) entablan una relación interpersonal. Los
    actores buscan entenderse sobre una situación de
    acción para poder así coordinar de común
    acuerdo sus planes de acción y con ello sus
    acciones… Por tanto, el modelo de acción
    comunicativa no equipara la acción a la
    comunicación; sin embargo, atribuye al lenguaje el rol de
    médium de comunicación que sirve para la
    comprensión y la consecución del
    entendimiento… La acción comunicativa está
    caracterizada por la consecución, mediada
    lingüísticamente, de un entendimiento entre los
    participantes respecto a las modalidades de integración de
    los respectivos (o comunes) planos de acción…
    Está claro que, en el modelo de acción
    comunicativa, el lenguaje asume una posición relevante. A
    través de él, los actores alcanzan el
    entendimiento, estableciendo una común definición
    de la situación y de la forma con la que coordinar las
    respectivas acciones. Para Habermas esto es posible ya que el
    lenguaje, por vía del telos (finalidad) del entendimiento
    que le es propio, abre a quien lo utiliza la posibilidad de
    confiarse en las particulares «energías de
    integración » que contiene. En el momento en que
    recurren al lenguaje, los actores siempre tienen la posibilidad
    de escoger entre la confianza en el potencial de
    integración y coordinación de lenguaje, o buscar su
    «instrumentalización» respecto a los propios
    objetivos

    Según el filósofo y educador Gustavo
    Bueno, las personas educadas éticamente en el proceso del
    discurso racional-universal, actuarán en consecuencia como
    sujetos racionales y tolerarán las inconsecuencias como
    males menores y pasajeros con los que será preciso contar.
    "Se corresponde bastante bien esta situación ideal con la
    idea de libertad democrática en el sentido formal,
    objetivo, «postmoderno». Los ciudadanos habrán
    alcanzado su madurez política y su libertad
    democrática cuando puedan expresar públicamente sus
    opiniones, tolerando y respetando las opiniones ajenas, cuando
    puedan organizarse en partidos o en grupos para defender sus
    proyectos sometiéndolos al juego democrático y
    buscando la persuasión pacífica de los demás
    ciudadanos" (¿Qué es la
    filosofía
    ?). El filósofo Rigoberto Pupo
    señala que "la verdad se revela y descubre en las
    relaciones intersubjetivas, en espacios comunicativos, donde por
    supuesto, el consenso desempeña un lugar especial. Una
    verdad, fuera de la práctica del consenso, no encuentra
    legitimación y por tanto resulta estéril. Lo mismo
    que sin riqueza espiritual no hay acceso posible a ella. La
    creación subjetiva, humana, plena de sensibilidad, abre
    camino a la verdad… Al mismo tiempo, ayuda a comprender
    que la verdad no se descubre espontáneamente, a
    través de una relación abstracta sujeto- objeto,
    sino que se revela en procesos intersubjetivos, en espacios
    comunicativos, que integran en su síntesis: conocimiento,
    valor y praxis. Todo en los marcos de la subjetividad humana,
    donde el hombre piensa, siente, desea, actúa e intercambia
    los productos de su actividad en una relación
    dialéctica sujeto- objeto, mediada por infinitos atributos
    cualificadores de su ser esencial, de la cultura, la historia y
    por el consenso legitimador… La concepción de la
    verdad como saber integral no puede soslayar tampoco la
    importancia cognitiva del lenguaje metafórico, capaz de
    lograr la unidad de la diferencia… " (La verdad como
    eterno problema filosófico.

    www.monografías.com).

    La asertividad,
    ingrediente indispensable para la comunicación
    óptima

    La asertividad, por ser
    un concepto multidimensional, tiene diversas definiciones. Entre
    éstas tenemos que especialistas como Alberty y Emmons se
    refieren a ella como la
    conducta que permite a una persona actuar
    con base a sus intereses más importantes, defenderse sin
    ansiedad, expresar cómodamente sentimientos honestos o
    ejercer los derechos personales, sin negar los derechos de los
    otros. El reconocido psicólogo e intelectual Walter Riso
    sostiene que la asertividad permite a la persona expresar
    adecuadamente (sin medir distorsiones cognitivas o ansiedad y
    combinando los componentes verbales y no verbales de la manera
    más efectiva posible) oposición (decir no, expresar
    desacuerdos, hacer y recibir críticas, defender derechos y
    expresar en general sentimientos negativos) y afecto (dar y
    recibir elogios, expresar sentimientos positivos en general) de
    acuerdo a sus intereses y objetivos, respetando el derecho de los
    otros e intentando alcanzar la meta propuesta. "La asertividad es
    un estilo de comportamiento en las relaciones humanas, en las
    relaciones interpersonales, de allí que la
    comunicación asertiva es una comunicación basada en
    la propia personalidad del individuo, en su confianza en
    sí mismo, en su autoestima. Ejemplo: Una persona asertiva
    es cuando se comunica abiertamente en una forma adecuada y
    franca, capaz de interactuar con personas de todos los niveles,
    acepta o rechaza en su mundo emocional a las personas y establece
    quienes van a ser sus amigos y quienes no" (Margaret Pacheco. La
    comunicación, niveles y relaciones humanas.
    www.monografías.com)

    De acuerdo con un documento publicado en la
    página www.liderazgoymercadeo.com, la asertividad es una
    habilidad personal la cual permite, en el momento oportuno, y de
    la forma mas adecuada, expresar sentimientos, opiniones y
    pensamientos. Sin negar ni desconsiderar los derechos de los
    demás. Esta habilidad permite incrementar la autoestima;
    proporciona la satisfacción de hacer las cosas con la
    capacidad suficiente, llegando a aumentar la confianza y la
    seguridad en si mismo; mejora la posición social, la
    aceptación y el respeto de los demás. Permite que
    no seamos ni muy agresivos ni muy pasivos. La asertividad, como
    habilidad social, suele usarse también para resolver
    problemas psicológicos y disminuir la ansiedad
    social.

    En la página www.miespacio.org, con respecto a la
    asertividad, encontramos que la palabra asertivo, de aserto,
    proviene del latín assertus y quiere decir:
    Afirmación de la certeza de una cosa. "De
    ahí podemos ver que la asertividad está relacionada
    con la firmeza y la certeza o veracidad, y podemos deducir que
    una persona asertiva es aquella que afirma con certeza. Al decir
    asertividad nos referimos a una forma para interactuar
    efectivamente en cualquier situación, incluyendo aquellos
    momentos en las relaciones entre los seres humanos que
    representan un reto para quien envía un mensaje, debido a
    que a través de éste se puede confrontar o
    incomodar a quien lo recibe. Cuando hablamos de aprender a ser
    asertivos me refiero a promover el desarrollo de las habilidades
    que nos permitirán ser personas directas, honestas y
    expresivas en nuestras comunicaciones; además de ser
    seguras, auto-respetarnos y tener la habilidad para hacer sentir
    valiosos a los demás".

    Wikipedia precisa que la asertividad "suele definirse
    como un comportamiento comunicacional maduro en el cual la
    persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas,
    sino que expresa sus convicciones y defiende sus derechos", y
    agrega que "es una forma de expresión consciente,
    congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es
    comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros
    legítimos derechos sin la intención de herir o
    perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza,
    en lugar de la emocionalidad limitante típica de la
    ansiedad, la culpa o la rabia" (www.wikipedia.com). El estilo
    comunicativo asertivo permite la apertura a las opiniones de los
    demás, las cuales son valoradas como si fueron propias. El
    estilo asertivo "parte del respeto hacia los demás y hacia
    uno mismo, planteando con seguridad y confianza lo que se quiere,
    aceptando que la postura de los demás no tiene por
    qué coincidir con la propia y evitando los conflictos de
    forma directa, abierta y honesta" (www.wikipedia.com).

    Desde otro punto de vista, la asertividad es la
    habilidad que debe tener cualquier persona para expresarse y
    exigir sus derechos sin afectar los derechos de los demás.
    Se es asertivo cuando se es adecuadamente directo, transparente y
    honesto al comunicarse con nuestros semejantes. La gran ventaja
    de actuar asertivamente es que cada actitud genera autoconfianza
    y además, cosa muy importante, ganamos el respeto de las
    otras personas.Existen otras ventajas al comportarse
    asertivamente: aumenta las posibilidades de que las relaciones
    que inicia o mantiene sean más honestas, lo hace sentir
    más auténtico y que tiene algún grado de
    control sobre las situaciones que enfrenta en la vida diaria.
    Todo esto aumenta su habilidad para la toma de decisiones y, por
    lo tanto, incrementa las posibilidades de conseguir lo que
    realmente quiere alcanzar en la vida.Asimismo, la asertividad es
    la habilidad para expresar los pensamientos y sentimientos de una
    manera tal que queden claras las necesidades y
    simultáneamente no dañe la comunicación con
    el otro. "La asertividad permite decir lo que uno piensa y actuar
    en consecuencia, haciendo lo que se considera más
    apropiado para uno mismo, defendiendo los propios derechos,
    intereses o necesidades sin agredir u ofender a nadie, ni
    permitir ser agredido u ofendido y evitando situaciones que
    causen ansiedad. La asertividad es una actitud intermedia entre
    una actitud pasiva o inhibida y otra actitud agresiva frente a
    otras personas, que además de reflejarse en el lenguaje
    hablado se manifiesta en el lenguaje no verbal, como en la
    postura corporal, en los ademanes o gestos del cuerpo, en la
    expresión facial, y en la voz. Una persona asertiva suele
    ser tolerante, acepta los errores, propone soluciones factibles
    sin ira, se encuentra segura de sí misma y frena
    pacíficamente a las personas que les atacan verbalmente.
    La asertividad impide que seamos manipulados por los demás
    en cualquier aspecto y es un factor decisivo en la
    conservación y el aumento de nuestra autoestima,
    además de valorar y respetar a los demás
    recíprocamente porque la asertividad es una parte
    importante en la vida" (www.wikipedia.com). En la asertividad es
    importante lo que se expresa verbalmente y lo que se comunica de
    manera no verbal, con el tono de la voz, los gestos, mirando a
    los ojos, la expresión de la cara, la postura del
    cuerpo.

    Una de las condiciones fundamentales para que se llegue
    a ser asertivo es que se sienta que uno ciertos
    derechos:

    1. Derecho a cambiar de manera de pensar, a
    equivocarse y algunas veces hasta a actuar ilógicamente
    (¡Eso sí, siendo consciente de ello y aceptando las
    consecuencias!).

    2. Derecho a creer, a valorar y a opinar por
    sí mismo y el derecho a ser respetado en estos
    aspectos.

    3. Derecho a decidir qué hace con su vida:
    buscar sus metas y escoger lo que es importante para
    uno.

    4. Derecho a decirle a los demás cómo
    espera que lo traten.

    5. Derecho a buscar información o
    ayuda.

    6. Derecho a cambiar o terminar con relaciones en
    las que no se satisfacen sus necesidades.

    7. Derecho a no tener que estar justificando y
    explicando a los demás todo lo que siente o
    hace.

    8. Derecho a decir "no", "no quiero", "entiendo" o
    "no me importa".

    Según el aporte de
    www.liderazgoymercadeo.com, la persona asertiva es
    expresiva, espontánea y segura; tiene una personalidad
    activa y defiende sus propios derechos; no presenta temores en su
    comportamiento; posee una comunicación directa, adecuada,
    abierta y franca. Su comportamiento es respetable y acepta sus
    limitaciones. Se distingue por se comunica fácilmente con
    toda clase de personas. La persona asertiva tiene la habilidad de
    saber expresarse sin ansiedades, es decir, demostrar
    cuáles son sus puntos de vista y sus intereses, sin negar
    los de los demás.

    Para satisfacer nuestras necesidades humanas y superar
    los peligros y obstáculos, tenemos que ser asertivos.
    Aunque las emociones y los impulsos agresivos nos ayudan en esta
    labor, con frecuencia nos causan grandes dificultades. Podemos
    injuriar, herir, humillar, incluso destruir al otro y llenarnos
    nosotros mismos de inseguridad, de temores, de remordimientos y
    de otros sentimientos que produce la ira mal manejada.Una
    conducta asertiva es una expresión sana que se encuentra
    entre dos extremos igualmente nocivos e inmaduros: por un lado la
    sumisión excesiva, rayana en el servilismo, que inhibe al
    individuo para manifestar lo que necesita y exigir que se
    respeten sus derechos; el individuo excesivamente sumiso se deja
    pisotear impunemente y sin protestar. Por el otro lado
    estaría la agresividad descontrolada, que no tiene en
    cuenta las necesidades y derechos ajenos y que es un defecto tan
    indeseable como la sumisión. Ser una persona asertiva no
    consiste en volverse un egoísta, un peleador, ni un tonto
    insensible empeñado en sacar la suya adelante. Las
    personas asertivas logran una equitativa participación en
    lo que la vida tiene que ofrecer, comunicando sus necesidades,
    relacionándolas con las necesidades de los demás y
    teniendo el coraje para escoger un estilo de vida en
    armonía con los valores ajenos.

    En la dimensión asertiva-comunicativa es
    importante tener en cuenta lo que nos dice el psicólogo
    Walter Risso, en su libro Deshojando
    Margaritas
    :

    Las creencias irracionales, miedos, problemas de
    territorialidad, prejuicios, desconfianza, sumisión, son
    obstáculos que impiden la comunicación fluida y
    tranquila y afectan la capacidad de expresión. La
    asertividad es vital en la comunicación; denota la
    capacidad de expresar libre y sinceramente pensamientos negativos
    y positivos, respetando a los demás. Una persona asertiva
    comunica honestamente.

    La franqueza es el aspecto más importante en
    la comunicación interpersonal afectiva. "Si no tenemos
    nada qué ocultar, la mente se aquieta y los subterfugios,
    los circunloquios y las indirectas no interfieren la fluidez de
    la buena comunicación". Mentir nos desgasta. La
    comunicación entre pareja debe ser espontánea, sin
    convencionalismos ni patrones de comportamiento preestablecidos.
    La pareja crece si hay comunicación clara, transparente y
    respetuosa. "Si no hay una buena comunicación, la
    relación desaparece, porque no habría dos personas
    unidas, sino dos monólogos aislados. La condición
    más importante de cualquier intercambio afectivo es la
    honestidad de los mensajes. A este tipo de sinceridad se denomina
    asertividad".

    Comunicarse asertivamente es darnos a conocer tal
    como somos. Expresarnos honestamente nos engrandece, relaja y
    agradamos. El amor necesita fluir para mantenerse vivo. "Si la
    comunicación es deficiente, el amor, silenciosamente,
    decae hasta enmudecer".

    Contando con el valioso aporte de la licenciada en
    comunicación América Anguiano, la palabra asertivo,
    de aserto, proviene del latín assertus y quiere
    decir: "Afirmación de la certeza de una cosa". De
    ahí podemos ver que está relacionada con la firmeza
    y la certeza o veracidad, y podemos deducir que una persona
    asertiva es aquella que afirma con certeza. La asertividad
    implica relación con los demás y con nosotros
    mismos. Esta experta nos aclara que al decir asertividad nos
    referimos a una forma para interactuar efectivamente en cualquier
    situación, incluyendo aquellos momentos en las relaciones
    entre los seres humanos que representan un reto para quien
    envía un mensaje, debido a que a través de
    éste se puede confrontar o incomodar a quien lo recibe.
    Ser asertivos es aprender a promover el desarrollo de las
    habilidades que nos permitirán ser personas directas,
    honestas y expresivas en nuestras comunicaciones; además
    de ser seguras, auto-respetarnos y tener la habilidad para hacer
    sentir valiosos a los demás.

    En concepción de la anterior, ser asertivo
    implica tener una comunicación intrapersonal muy efectiva
    consigo mismo: Ser conscientes de nuestros pensamientos,
    sentimientos, motivaciones, necesidades y deseos sin juzgarlos,
    administrar nuestras emociones y asumir la situación de
    manera responsable. Así mismo, encontrar el valor que se
    tiene por quien se es, la consciencia de ser tan importantes como
    cualquier otra persona en este planeta. No más
    importantes, pero tampoco menos, ni el mejor ni el peor, todos
    igual de importantes. También es la disposición a
    sintonizarnos con la experiencia de otros sin saltar a
    conclusiones ni juicios acerca de ellos o nosotros, desarrollar
    la habilidad de aplicar el raciocinio derivado de la experiencia
    para tomar decisiones responsables y beneficiosas. El primer paso
    hacia la asertividad se genera en la relación del ser
    humano consigo mismo.

    La importancia
    del habla popular

    El docente e investigador Nicolás Buenaventura
    plantea que el discurso popular debe primar sobre el discurso
    ritual, oficial, ajeno, lineal, inauténtico, para que la
    comunicación sea la palabra por la palabra, que la palabra
    se case con ésta y no que la palabra se case con el asunto
    o con la idea, que sea "hablar por hablar".

    La persona se transforma cuando está disertando
    en una asamblea, en un evento oficial. En ese escenario
    inauténtico su lenguaje cotidiano (rico en léxico
    popular) desaparece, se oculta, para dar paso a la oratoria, al
    discurso coherente (pero vacío), lineal, unívoco,
    en el cual se opaca la amena y agradable conversación
    cotidiana pletórica del habla popular.

    El discurso oficial es prestado, artificioso,
    pragmático, no comunica lo que en realidad el emisor desea
    comunicar, porque ese discurso no le pertenece; ése no es
    su lenguaje, su habla popular, llena de palabras que sirven para
    hablar en serio, para dialogar y para hacer de la
    comunicación un escenario de amor.

    Es, precisamente, mediante el discurso popular, que es
    común, noble, generoso, horizontal, constructivo, ancho y
    biunívoco, como se establece una genuina
    comunicación humana.

    LA COMUNICACIÓN Y LOS
    CONFLICTOS

    Los conflictos

    En el complejo universo de las relaciones sociales se
    nos presentan conflictos; nuestra sociedad pragmática y
    competitiva es fuente de frecuentes conflictos. Los conflictos
    son inherentes al ser humano: donde haya vida habrá
    conflictos. Son el resultado de la intolerancia, del irrespeto,
    de la perversidad y de la diferencia. Vivimos en un mundo y una
    sociedad conflictiva. Los conflictos surgen de la escasez de
    recursos, y motivan permanentemente la ausencia de alternativas.
    Construir cada conflicto ofrece una oportunidad de aprender. El
    psicólogo social David G. Myers, en su tratado de
    Psicología social, define el conflicto como la
    incompatibilidad percibida de acciones u objetivos, y nos orienta
    en la solución de conflictos (pacificación). Por
    nuestra condición de seres gregarios, es decir, por la
    necesidad de vivir con los demás, en comunidad, y de tener
    que comunicarnos, entendernos y hacernos entender, estamos
    permanentemente expuestos a los conflictos. En cualquier momento
    en que las personas o los grupos estemos vinculados con acciones
    que nos afecten entre sí, el conflicto es natural e
    inevitable. En ocasiones puede ser suprimido, pero a menos que
    las partes (interlocutores en el caso de la comunicación)
    tengan necesidades y deseos idénticos, se presentan
    "choques", roces, confrontaciones.

    Conflicto significa involucramiento, compromiso y
    preocupación. Si es comprendido, si es reconocido, el
    conflicto puede estimular el mejoramiento y la renovación
    de las relaciones humanas. Sin conflictos, las personas rara vez
    enfrentan y resuelven sus problemas. La paz, precisamente, es la
    supresión del conflicto abierto, más que una calma
    superficial, tensa y frágil. La paz es el resultado de un
    conflicto manejado con creatividad, uno en el que las partes
    reconcilian sus diferencias percibidas y alcanzan un acuerdo
    genuino.

    El conflicto se alimenta de ingredientes comunes como
    los dilemas sociales, la competencia, la injusticia percibida y
    la percepción errónea. Muchos problemas sociales
    surgen cuando las personas persiguen sus intereses propios, en
    detrimento de su colectividad (dilemas sociales). Cuando
    las personas compiten por recursos escasos, las relaciones a
    menudo caen en el prejuicio y la hostilidad; entonces nos
    encontramos con el ingrediente o componente denominado
    competencia. La injusticia percibida se nos presenta
    cuando surgen los conflictos en que las personas se sienten
    tratadas de forma injusta. Este ingrediente se relaciona
    estrechamente con la forma en que entendemos y defendemos la
    justicia, ya sea como equidad o igualdad. Algunos la definen como
    la distribución de recompensas en proporción a las
    contribuciones de las personas, es decir, en términos de
    equidad. Otros la defienden como igualdad e incluso en
    términos de las necesidades de las personas. Este dilema
    tan complejo requiere de grandes habilidades comunicativas y de
    entendimiento, por cuanto el concepto de justicia es tan
    difícil de definir, ya que se trata de uno de los
    más grandes valores e ideales, en cuya definición
    no se han puesto de acuerdo tanto juristas como filósofos.
    Las personas con espíritu crítico siempre nos
    preguntaremos: ¿Qué es la justicia? Cuando los
    conflictos contienen un pequeño núcleo de metas
    verdaderamente incompatibles, rodeado de una gruesa capa de
    percepciones erróneas de los motivos y metas del
    adversario, nos hallamos con el componente de la
    percepción errónea.

    También nacen de la formulación de juicios
    sobre una persona sin conocimiento de causa, muchas veces
    incurriendo en injuria y calumnia, que son dos conductas punibles
    contempladas en nuestra legislación penal. Hablar o actuar
    sin conocimiento de causa es una necedad. Para resolverlos
    favorablemente tenemos que ponernos en el lugar del otro. Debemos
    tomar actitudes moderadas en las confrontaciones o discrepancias.
    Una forma de evitar los conflictos sería que siempre
    tuviéramos en cuenta que todas las cosas han de mirarse no
    sólo desde el punto de vista propio, sino también
    desde el de los demás. Sería procedente reflexionar
    sobre este aporte que nos brinda uno de los tantos libros de
    "ediciones paulinas": Casi siempre nos falta un elemento de
    juicio a la hora de sentenciar contra nuestro hermano. Lo vemos
    tan claro con nuestras propias razones que negamos réplica
    posible. Luego, la realidad nos desengaña con un nuevo
    argumento jamás imaginado. Por eso es necesaria la
    prudencia, la cautela, la información total, los datos
    exhaustivos antes de pronunciarnos contra alguien. Nunca
    estés muy seguro de juzgar la conducta ajena. Seguro que
    le falta un dato sustancial
    .

    Los conflictos también surgen como secuela del
    denominado "chisme". ¿Pero qué es el "chisme"?
    Según el Diccionario de la Real Academia, es la
    noticia verdadera o falsa, o comentario con que generalmente se
    pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de
    alguna.

    Nada tan denigrante, infame, rastrero y degradante como
    el despreciable chisme. Esta es una oprobiosa práctica,
    propia de individuos sin talentos, que atenta, muchas veces,
    contra el buen nombre, el honor, la dignidad y la integridad
    moral de los demás. La persona chismosa se dedica a
    propalar infundios, falacias, para indisponer a alguien ante otro
    u otros, sin ningún tipo de miramientos ni el más
    mínimo respeto por sus semejantes. El chismoso, con sus
    habladillas, murmuraciones, rumores, consejas o
    habladurías sin ningún fundamento ni objetividad,
    se muestra como un individuo protervo, abyecto, infeliz, ruin y
    despreciable. De un sujeto de esa laya todos quieren huir. La
    persona afecta a este tipo de actuaciones es un ser con una pobre
    personalidad, una baja autoestima e inmaduro, que no se conoce ni
    respeta a sí mismo.El chismoso no somete sus percepciones
    a ningún criterio de verdad, aceptando todo como cierto,
    como verdadero, aunque nunca se le presente como evidente, como
    un hecho. El chisme genera distanciamiento, confusión,
    desinformación y desarmonía en un conglomerado de
    personas, ya sea en el ámbito institucional, social o
    familiar. El chismoso, que no es más que un vil zascandil
    (sujeto despreciable, entremetido y enredador), siempre
    está buscando sembrar la discordia entre las personas,
    mostrándose como un ser envidioso, egoísta y
    mediocre; reflejando a la vez múltiples frustraciones que
    no le han permitido evolucionar, madurar y triunfar, y que
    inconscientemente no quiere que los demás triunfen. El
    chismoso, como no vive pendiente de su mísera existencia,
    siempre está a la expectativa de lo que hacen los
    demás, para divulgarlo subrepticia y furtivamente, en
    procura de causar daño e incomodar a los
    demás.

    Como es un tanto difícil liberarnos de esta clase
    de personas, debemos hacer lo posible por no escucharlos, por
    ignorar sus rumores, sus falacias y sus murmuraciones infundadas,
    para no contagiarnos de este repudiable defecto y vernos
    expuestos a vergonzosos inconvenientes.Es importante que se huya
    del chismoso porque éste, con su inaceptable y censurable
    actitud, pretende sembrar la cizaña, buscando la
    división, la fisura y el deterioro de las relaciones
    interpersonales. A la persona que adolece de este reprochable e
    ignominioso defecto se le recomienda cambiar de actitud y de
    mentalidad, para que se quiera y se respete a sí misma; se
    dedique a conocerse más, viva y deje vivir, y entienda que
    con su erróneo proceder sólo contribuye a
    degradarse y a disminuirse como ser humano, lo que le impide
    trascender la ignorancia y obtener una nueva visión de la
    realidad que le permitirá vivir una existencia plena, sin
    preocuparse por lo que hacen o dejan de hacer los demás.
    Es importante que entienda que la sociabilidad implica dos
    factores: lo que somos y valemos nosotros y lo que son y valen
    los demás. Sería conveniente atender otra
    reflexión de "ediciones paulinas": !Cuánta
    innecesaria curiosidad por las vidas ajenas! !Cuánto
    tiempo perdido al explorar otros nidos! !Cuánto juicio
    falaz! Vive y deja vivir: no sabemos del porqué y de los
    modos de vivir del otro. Y aunque te escandalice lo que tú
    nunca harías, esfuérzate en ser
    respetuoso.

    En consecuencia, es conveniente abstenernos de las
    murmuraciones para vivir en armonía y cordialidad, y
    evitar involucrarnos en múltiples dificultades que nos
    puedan intranquilizar, ya que el hombre es dueño de lo que
    calla y esclavo de lo que habla. José Saramago nos dice
    que la boca es un órgano que será de más
    confianza cuanto más silencioso se mantenga. El escritor
    Eduardo Galeano señala que entre palabra y palabra puede
    haber necesidad de silencio. El silencio es una parte importante
    del lenguaje. Formas o mecanismos de resolución de
    conflictos

    No podemos desconocer que las relaciones cercanas
    generan conflictos, pero si se manejan de manera constructiva
    proporcionan oportunidades para la reconciliación y una
    más genuina armonía. Para evitar las contiendas
    destructivas y tener contiendas constructivas, debemos discutir
    con el otro o con el interlocutor en privado (cuando las
    circunstancias así lo ameriten), definir con claridad la
    cuestión y repetir los argumentos del otro en sus propias
    palabras, divulgar sus sentimientos positivos y negativos, dar la
    bienvenida a la retroalimentación sobre su conducta,
    esclarecer dónde está de acuerdo desacuerdo y
    dónde en desacuerdo y qué le importa más,
    hacer preguntas que ayuden al otro a encontrar palabras para
    expresar su preocupación, esperar a que se calme sin tomar
    represalias, y ofrecer sugerencias positivas para el mejoramiento
    mutuo.

    Entre los mecanismos de solución de conflictos o
    de "pacificación" que nos presenta Myers, como el contacto
    (existen buenas razones para pensar que las personas puestas en
    contacto cercano pueden reducir sus conflictos u hostilidades),
    la cooperación (implantar de manera constructiva la
    integración y fortalecer la confianza en que las
    actividades cooperativas puedan beneficiar a las relaciones
    humanas en todos los niveles), la comunicación y la
    conciliación, son de crucial importancia estos dos
    últimos (la comunicación y la
    conciliación).

    La comunicación

    En cuanto a la comunicación nos dice que
    las partes en conflicto pueden buscar resolver sus diferencias
    negociando, ya sea de manera directa entre sí o a
    través de un tercero que actúa como mediador. Los
    terceros mediadores pueden ayudar estimulando a los antagonistas
    a reemplazar su punto de vista competitivo de ganar o perder
    respecto al conflicto con una orientación de ganar o ganar
    más que cooperativa. Los mediadores también pueden
    estructurar las comunicaciones que eliminarán las
    percepciones erróneas y aumentarán la
    comprensión y confianza mutuas. Cuando un acuerdo
    negociado no se alcanza, las partes en conflicto pueden someter
    el resultado a un árbitro, quien dicta un acuerdo o
    selecciona una de las dos ofertas finales. Las partes en
    conflicto pueden resolver sus antagonismos o sus diferencias a
    través de la negociación, la mediación y el
    arbitraje.

    Se acude a la negociación cuando los
    conflictos no son intensos ni están en un "callejón
    sin salida". La negociación "dura" de una parte o de un
    interlocutor puede disminuir las expectativas de la contraparte y
    hacer que ésta esté dispuesta a llegar a un acuerdo
    por lo menos; pero la dureza a veces puede ser contraproducente,
    porque muchos conflictos no se encuentran sobre un terreno firme
    sino sobre uno que se encoge si el conflicto continúa. Ser
    inflexible también puede disminuir las oportunidades de
    alcanzar en verdad un acuerdo. Si la otra parte responde con una
    postura igualmente extrema, ambos pueden bloquearse y adoptar
    posiciones de las que ninguno se podrá echar atrás
    sin quedar mal.

    La mediación, considerada como un
    intento de un tercero neutral que facilite la comunicación
    y ofrezca sugerencias para resolver un conflicto, nos ofrece la
    posibilidad de que un mediador ofrezca sugerencias que permitan a
    las partes enfrentadas hacer concesiones y dejar a salvo su
    prestigio. Si mi concesión se puede atribuir a un
    mediador, quien además obtiene una concesión igual
    de mi antagonista, entonces ninguno de nosotros parecerá
    haber cedido antes las demandas del otro.

    Los mediadores también ayudan a resolver
    conflictos facilitando la comunicación constructiva. Su
    primera tarea es ayudar a las partes a pensar en replantear el
    conflicto y a obtener información acerca de los intereses
    de la otra parte. Estimulándolos a dejar a un lado sus
    demandas conflictivas y las ofertas iniciales y a pensar en su
    lugar en las necesidades, intereses y objetivos subyacentes, el
    mediador trata de reemplazar una orientación competitiva
    de "ganar o perder" con una orientación competitiva de
    ganar o ganar que los conduzca a una resolución que sea
    mutuamente benéfica. En la mediación se dan los
    acuerdos integrativos que son los acuerdos de "ganar o
    ganar" que reconcilian los intereses de ambas partes para
    beneficio mutuo. La comunicación a menudo contribuye a
    reducir las percepciones erróneas que se cumplen
    así mismas. El resultado de los conflictos a menudo
    depende de cómo se comunican las personas sus sentimientos
    entre sí.

    En la mediación un factor clave es la
    confianza. Si pensamos que la otra persona es bien
    intencionada, y que no nos va a explotar, entonces habrá
    una posibilidad mayor de que divulgue sus necesidades y
    preocupaciones. Si la confianza no existe, probablemente
    será cautelosa por el temor de que al abrirse le
    proporcionará al otro o al interlocutor información
    que podría usar en su contra. Cuando las partes
    desconfían una de la otra y se comunican de manera
    improductiva, un tercero mediador a menudo es de ayuda.
    Después de coaccionar a las partes para que replanteen su
    conflicto percibido de "ganar o perder", el mediador, a menudo,
    hace que cada parte identifique y jerarquice sus metas. Cuando en
    realidad hay poca incompatibilidad de metas, el procedimiento de
    jerarquización hace más fácil para cada uno
    ceder en metas menos importantes de modo que cada uno alcance sus
    metas principales.

    Cuando las partes convienen en comunicarse de manera
    directa, por lo general no pierden la esperanza de que, sin
    conceder, el conflicto se resolverá por sí solo. En
    medio de un conflicto amenazador y tensionante, las emociones a
    menudo trastornan la capacidad para comprender el punto de vista
    de la otra parte.

    Las terceras partes neutrales también pueden
    sugerir propuestas mutuamente agradables que serían
    desechadas si fueran ofrecidas por la otra parte. Del mismo modo,
    las personas a menudo evalúan de manera reactiva una
    concesión ofrecida por un adversario; la misma
    concesión puede dejar de parecer sólo un gesto
    simbólico cuando es sugerida por un tercero. Cuando la
    comunicación directa es imposible, un tercero puede
    reunirse con una de las partes, luego con otra, es decir, "la
    diplomacia de aquí para allá".

    El arbitraje, que es la resolución de un
    conflicto por un tercero neutral que estudia ambos lados e impone
    un acuerdo, contribuye a la solución de conflictos
    difíciles de tratar porque los intereses subyacentes son
    muy divergentes. Cuando los conflictos no logran resolverse
    satisfactoriamente, hay necesidad de acudir al arbitraje buscando
    que el "árbitro", mediador o un tercero "imponga" un
    acuerdo. Las partes en disputa por lo general prefieren resolver
    sus deferencias sin arbitraje, a fin de conservar el control
    sobre el resultado.

    En casos en que las diferencias parecen grandes e
    irreconciliables, la perspectiva del arbitraje puede tener efecto
    opuesto. Las partes en conflicto pueden congelar sus posiciones,
    con la esperanza de obtener ventaja cuando el árbitro
    decida un compromiso. La mediación exitosa se entorpece
    cuando, como sucede a menudo, ambas partes creen que tienen dos
    tercios de probabilidad de ganar un arbitraje de oferta final (en
    el que un tercero elige una de las dos ofertas finales). El
    arbitraje de oferta final motiva a cada una de las partes a hacer
    una propuesta razonable.

    La psicóloga Mercedes Beltrán, en su libro
    Convierta sus conflictos en oportunidades nos dice que
    ante los conflictos solemos adoptar las siguientes actitudes:
    Evitar: yo pierdo, usted gana. Competir: yo gano, usted pierde.
    Acomodar: aceptar las cosas así como así. Negociar:
    saber negociar y saber qué se negocia. Colaborar:
    cooperar, es decir, ganamos todos. Es procedente precisar que
    durante la negociación de conflictos es prioritario e
    imperativo tener en cuenta las posiciones e intereses. Si se
    quiere llevar una negociación a feliz término es
    fundamental entender que cada uno tiene posiciones e intereses
    diferentes, que deben ser escuchados, analizados, debatidos y
    concertados para llegar a una conciliación satisfactoria
    para las partes en conflicto.Frecuentemente se nos presentan
    algunas alternativas para la solución de conflictos, que
    es bueno tener presente:Ganar-perder. Ante cualquier conflicto
    erróneamente tendemos a creer que nosotros sólo
    tenemos la razón y que los demás no la tienen, que
    están equivocados, que mi verdad es la única
    valedera. No acepto que puedo estar equivocado, que no tengo la
    razón y que no estoy en posesión de la verdad. En
    consecuencia, yo gano y el otro pierde. Perder-ganar. Este tipo
    de alternativa es contraria a la anterior. Aquí el otro
    tiene la razón; yo no la tengo; acepto estar equivocado
    con tal de no buscar solución equitativa al conflicto, y
    me declaro perdedor, con la intención de "llevarle la
    cuerda al otro" o para hacerle ver que él es infalible.
    Estas dos alternativas no sirven en absoluto para la
    solución de conflictos. No aportan elementos útiles
    para el entendimiento, la tolerancia, la armonía, la
    cordialidad, el reconocimiento y la aceptación de los
    demás. La primera nos muestra como autoritarios,
    dominantes, opresivos, manipuladores, etcétera La segunda
    permite que el otro nos considere como pusilánimes,
    débiles, sin liderazgo, temerosos, indecisos, mediocres,
    etcétera La alternativa que nos ofrece una verdadera
    solución a los conflictos es la de Ganar-Ganar. O sea:
    gano yo y gana el otro. Ganamos todos. Con ella se llega a una
    justa resolución de la eventualidad. Los dos quedamos
    satisfechos, porque cada uno fue escuchado, entendido,
    comprendido, aceptado y reconocido. En este caso no hay
    perdedores ni ganadores: hay personas satisfechas porque lograron
    concertar y obtener beneficio mutuo.Muchas veces los problemas y
    conflictos nacen de nuestra forma equivocada de sentir y de
    vivir, por el quebrantamiento de las leyes de la naturaleza, por
    la ignorancia ante la vida. Pero lo importante es que todos los
    problemas tienen solución. Si somos conscientes la verdad
    es que, aunque haya problemas en la vida, no debemos dejarnos
    agobiar por ellos, pues en sí los problemas no son los que
    nos afectan sino la forma como los enfrentamos. Las situaciones
    nos producen estrés de acuerdo a como las enfrentamos. La
    manera en que uno interpreta un suceso determina si provoca o no
    provoca estrés. Un hecho puede ser percibido como una
    amenaza, un desafío o un alivio, según las
    circunstancias. Lo que importa no es el suceso en si sino su
    significado. Cuando el hecho se ve como amenaza, se desencadena
    el estrés. El estrés es producto de la
    evaluación de un hecho. Un suceso conduce al estrés
    sólo si es evaluado como una amenaza. Epitcteto nos
    decía que lo que perturba y alarma al hombre, no son las
    cosas sino sus opiniones y figuraciones sobre ellas. "Con
    frecuencia nos atormenta más lo que pensamos que la misma
    realidad
    ", afirmaba sabiamente Séneca.Los
    psicólogos Lois y Joel Davitz, en su libro Su hijo
    adolescente
    , con respecto a la resolución de
    conflictos nos dicen que en los casos en que surgen éstos,
    los discrepantes o interlocutores muchas veces pierden gran
    cantidad de tiempo, energía e ingenio en acumular
    recriminaciones mutuas. Con sus argumentos dan vueltas y vueltas,
    dedicándose cada uno a demostrar la presunta
    responsabilidad del otro, y cada cual está tan enredado en
    su propio razonamiento que lo que diga el otro no lo escucha, y
    mucho menos lo entiende. La dificultad fundamental de estas
    disputas es que lo que se proponen los seres en conflicto es
    inadecuado para solucionar el problema o el conflicto; y si se
    persiste en ello, no habrá solución posible. Para
    romper el círculo vicioso de las recriminaciones
    recíprocas, es preciso que uno de los interlocutores se
    dé cuenta de que cuando hay una desavenencia o choque de
    intereses entre dos o más personas, ambas,
    inevitablemente, contribuyen a dificultar sus relaciones; ambos
    contribuyen al problema que surge entre ellos, y cuanto
    más pronto dejen el juego de culparse mutuamente y
    encaminarse a la mutua comprensión y posterior
    resolución de sus dificultades.

    Así las disputas sean "explosivas", "acaloradas"
    e "irritantes" no constituyen un problema tan serio como la
    suspensión de la comunicación. Mientras los
    contradictores, los contrincantes, los actores de la
    discusión, las partes en conflicto, los dialogantes o los
    interlocutores mantengan abiertos los canales de
    comunicación, mientras no se suspenda abruptamente la
    discusión, el diálogo o la disputa, así sea
    para reñir, existe la posibilidad de llegar a una
    solución o a un acuerdo razonable. La disputa puede ser
    penosa, pero así se "peleen" están, permanecen o
    siguen en contacto. El problema se complica más cuando se
    distancian o interrumpen la comunicación. Por
    consiguiente, es imperativo continuar hablando, pase lo que pase.
    Encerrarse en el silencio hosco sólo sirve para empeorar
    la situación. Si queremos una solución al
    conflicto, debemos empezar por romper el silencio y hacer los
    esfuerzos posibles por mantener abiertos los canales de
    comunicación con nuestro interlocutor.

    Es importante aclarar que no basta conversar para que
    automáticamente se resuelvan los conflictos que se nos
    presentan en nuestro mundo cotidiano. Es obvio que la
    conversación es apenas una forma de intercambio de ideas,
    opiniones e información, y de participación de
    sentimientos, valores y experiencias; y mediante este intercambio
    y esta participación se puedan lograr soluciones. Pero
    hablar es una condición necesaria para este intercambio y
    esta participación, una condición de
    comunicación entre los interlocutores que les posibiliten
    la solución de sus dificultades.

    Para la resolución armónica de un
    conflicto es necesario suspender el juego de las mutuas
    recriminaciones; ser el primero en romper el circulo vicioso de
    ataque y defensa suspendiendo acusaciones, haciendo en esta forma
    innecesaria la defensa, y esforzarse por buscar una mutua y
    amistosa comprensión; valerse de mensajes de primera
    persona, expresar las opiniones y sentimientos en la forma
    más clara posible, poniendo atención sin
    interrumpir, comprendiendo y sin emitir juicios; mantenerse
    centrado en el conflicto presente, sin generalizar y sin traer a
    colación otras cuestiones ajenas al problema que se
    discute; reconocer que las personas pueden estar en desacuerdo y,
    sin embargo, vivir juntas con verdadero afecto y respeto,
    llegando a transacciones realistas, prácticas, con las
    cuales sea posible la convivencia pacífica y
    armónica; y, sobre todo, mantener abiertos los canales de
    comunicación. Veamos lo que nos dice una más de las
    reflexiones de "ediciones paulinas": ¡Cuántos
    conflictos personales y familiares se podrían evitar, si
    algunas veces reconociéramos estar equivocados o no tener
    la razón! ¡Cuántos matrimonios y
    cuántas amistades se podrían "salvar", si
    sólo se dijera, al menos, "lo siento"! Muchas veces, pedir
    perdón con sinceridad, es algo más que reconocer
    que hemos cometido un error; es reconocer que algo que hemos
    dicho o hecho, ha dañado la relación, y que tenemos
    suficiente interés en dicha relación como para
    querer enmendar y
    restaurarla.Conciliación
    .

    La Gran enciclopedia ilustrada círculo
    define la conciliación como el "acuerdo al que llegan las
    partes contrarias en un acto previo al juicio. El acto de
    conciliación es una formalidad procesal a veces ineludible
    que intenta lograr la avenencia entre las partes antes de un
    juicio civil, declarativo o laboral".

    En el ámbito judicial, la conciliación es
    un mecanismo jurídico que permite el "entendimiento de las
    partes en un acto judicial, previo a la iniciación de un
    pleito, o durante el curso de mismo", señala el jurista
    Germán Navas Talero, en su libro Guía
    práctica del derecho,
    y aclara que "este acto procura
    la transigencia de las partes, con el objeto de prevenir un
    litigio que una de ellas que quiere entablar, o terminar uno ya
    iniciado". La conciliación –puntualiza Navas Talero-
    es poner de acuerdo a las partes, amistar dos enemigos,
    advirtiendo que "es un acto voluntario en el cual además
    de las partes en conflicto, interviene una tercera persona o a
    quien se denomina conciliador". En este campo podemos acudir a la
    conciliación judicial y extrajudicial. La primera se
    realiza con la intervención del juez dentro del curso de
    un proceso que éste da por terminado cuando la
    conciliación es positiva. En cuanto a la segunda, la
    conciliación extrajudicial, se realiza fuera del proceso
    con la participación de un conciliador ajeno al conflicto,
    puede ser un particular; esto permite que no haya necesidad de
    incoar un litigio o pleito legal. En ciertos casos la ley
    posibilita que así se haya iniciado un proceso se puede
    conciliar por fuera del expediente, comunicando luego al
    funcionario competente que adelanta el litigio. La
    conciliación pone término a la controversia
    litigiosa.

    En nuestra legislación colombiana, la
    conciliación forma parte de los mecanismos alternativos de
    solución de conflictos. En consecuencia, los
    artículos 64 de la Ley 446, de julio 7 de 1998, y el
    Decreto 1818 de septiembre 7de 1998, definen la
    conciliación como el "mecanismo de resolución de
    conflictos a través del cual, dos o más personas
    gestionan por sí mismas la solución de sus
    diferencias, con la ayuda de un tercero neutral, denominado
    conciliador". El artículo 116 de la Constitución
    Política de Colombia al respecto precisa que "los
    particulares pueden ser investidos transitoriamente de la
    función de administrar justicia en la condición de
    conciliadores o en la de árbitros habilitados por las
    partes para proferir fallos en derecho o en equidad, en los
    términos que determine la ley".

    El Diccionario del Ciencias Jurídicas,
    políticas y sociales la define como la "acción y
    efecto de conciliar, de componer y ajustar los ánimos de
    los que estaban opuestos entre sí", y prosigue afirmando
    que "dentro del ámbito del Derecho Procesal, la audiencia
    previa a todo juicio civil, laboral o de injurias, en que la
    autoridad judicial trata de avenir a las partes para evitar el
    proceso", aclarando que, "no siempre se requiere que el intento
    conciliatorio sea previo, pues algunas legislaciones admiten,
    especialmente en materia laboral, que el juez pueda intentar en
    cualquier momento la conciliación de los litigantes". En
    materia penal, algunas legislaciones exigen la celebración
    de un acto conciliatorio previo para dar curso a las querellas
    por calumnia o injuria.

    En cuanto a la conciliación, Myers nos dice que
    algunas veces la tensión y la suspicacia se elevan tanto
    que la comunicación, y mucho menos la resolución,
    se vuelven menos que imposibles de alcanzar, y por ello debemos
    acudir a este mecanismo. Para evitar que las partes enfrentadas
    coaccionen o tomen represalias, es necesaria la
    conciliación. En momentos de tensión, los
    pequeños gestos conciliadores de una de las partes pueden
    producir actos conciliatorios recíprocos de la otra. Por
    tanto, la tensión se puede reducir a un nivel donde puede
    ocurrir la comunicación. La comprensión puede
    ayudarnos a establecer y disfrutar relaciones pacíficas
    recompensantes.

    La
    comunicación y la libertad de
    expresión

    Para expresar nuestras ideas y pensamientos contamos con
    mecanismos amparados por el orden constitucional y pactos y
    convenios internacionales. Por eso importante el ejercicio de la
    auténtica democracia, la cual nos brinda la posibilidad de
    decir o escribir lo que pensamos, opinar, disentir, refutar,
    controvertir y pensar diferente; y para esto contamos con las
    siguientes garantías:

    Constitución Política de
    Colombia:

    Artículo 20. Libertad de expresar y difundir
    el pensamiento y opiniones.

    Declaración universal de los derechos
    humanos:

    Artículo 18. Toda persona tiene derecho a la
    libertad de pensamiento.

    Artículo 19. Derecho a la libertad de
    opinión y de expresión.

    Declaración de los Derechos del Hombre y del
    Ciudadano:

    Artículo 10. Ninguno debe ser molestado por
    sus opiniones

    Artículo 11. La libre comunicación de
    los pensamientos y de las opiniones

    Declaración Americana de los Derechos y Deberes
    del Hombre:

    Artículo 4. Toda persona tiene derecho a la
    libertad de investigación, de opinión y de
    expresión y difusión del pensamiento por cualquier
    medio.

    Pacto Internacional de Derechos Civiles y
    Políticos (Aprobado en la Asamblea General de la ONU el 16
    de diciembre de 1966):

    Artículo 18. Toda persona tiene derecho a la
    libertad de pensamiento…

    Artículo 19. 1. Nadie podrá ser
    molestado a causa de sus opiniones… 2. Toda persona tiene
    derecho a la libertad de expresión

    Convención Americana sobre los Derechos Humanos.
    Pacto de San José de Costa Rica (22 de noviembre de
    1969):

    Artículo 12. Toda persona tiene derecho a la
    libertad de conciencia

    Artículo 13. Toda persona tiene derecho a la
    libertad de pensamiento y de
    expresión…

    Declaración Universal de los Derechos
    Humanos:

    Artículo 19. Todo individuo tiene derecho a
    la libertad de opinión y de expresión; este derecho
    incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
    investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
    difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier
    medio de expresión
    .

    La Nueva Declaración de los Derechos y Deberes
    (Nueva Declaración Universal para 1998, con motivo de los
    50 años de la Declaración Universal de los Derechos
    Humanos en 1948):

    Artículo 6. Todo ser humano tiene derecho a
    obrar de acuerdo con su conciencia…

    Artículo 7. Todo ser humano tiene derecho a
    expresar sus ideas de palabra, por escrito, o en cualquier otra
    forma, y realizar sus actividades con plena autonomía y
    libertad…

    La vida en comunidad nos impone el deber de respetar a
    los demás: cada uno tiene la obligación de permitir
    que los otros vivan de manera digna. Y vivir dignamente supone
    que la persona puede exigir paras sí bienes espirituales,
    materiales y otros que tienen una expresión física
    en el espacio y el tiempo. Pero estas libertades tienen
    restricciones, puesto que nuestras expresiones y opiniones no
    podrán nunca molestar a los demás en su
    ámbito íntimo o personal, porque se estaría
    atentando contra los derechos que tienen otras personas,
    especialmente los derechos humanos, postulados universales y
    democráticos considerados como aquellas facultades o
    atributos que nos permiten reclamar lo que necesita para vivir de
    manera digna y para cumplir con los fines propios de la vida en
    comunidad, y que se caracterizan por ser necesarios (sin ellos no
    se puede vivir dignamente), universales (todas las personas, sin
    ninguna excepción, tenemos derechos humanos), anteriores
    al derecho y a la ley (aparecen con la persona y no son creados
    por pactos de autoridad), limitados (en nuestro ejercicio de
    éstos sólo podemos llegar hasta donde comienzan los
    derechos de los demás o los justos intereses de la
    comunidad) e inviolables (quien los vulnere comete un acto
    injusto).

    Si desbordamos nuestro derecho a la expresión y
    opinión podríamos estar incurriendo en conductas
    punibles como la injuria y la calumnia, que el Código
    Penal Colombiano considera como delitos. En cuanto a la injuria
    regula que el que haga otra persona imputaciones deshonrosas,
    incurrirá en prisión y multa. Con respecto a la
    calumnia precia que el que impute falsamente a otro una conducta
    punible, incurrirá en prisión y multa.

    El Diccionario de ciencias jurídicas,
    políticas y sociales
    define la injuria y la calumnia,
    así:

    Injuria. "Agravio, ultraje de obra o de
    palabra. Hecho o dicho contra razón y justicia.
    Daño o incomodidad que causa una cosa. La primera
    acepción afecta al Derecho Penal, con repercusiones
    indemnizatorias de orden civil. La tercera acepción se
    relaciona con el Derecho Laboral".

    Calumnia. "Etimológicamente, la
    acusación falsa hecha maliciosamente para causar
    daño. Jurídicamente, delito contra el honor de las
    personas, consistente en la imputación falsa de la
    comisión de un delito de los que dan lugar a procedimiento
    de oficio; o sea, al ejercicio de la acción
    pública… Como este delito requiere la falsedad en
    la acusación, es evidente que el acusado quedará
    exento de pena si prueba la veracidad de la imputación,
    inversamente a lo que sucede con el delito de injuria, que
    sólo admite prueba en algunas legislaciones… en los
    casos excepcionales que el propio código
    determina".

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