Así, en la Gaceta Parlamentaria de la H.
Cámara de Diputados, fechada a martes 9 de diciembre de
2003, año VI, número 1390, aparece la
proposición con punto de acuerdo, presentada por el Sr.
Diputado Francisco Javier Carrillo Soberon en la que se "exhorta
al resguardo y declaratoria de Zona Arqueológica del
predio denominado "Las Trancas", en la Delegación
Azcapotzalco".
Los puntos de acuerdo logrados son:
Primero: Se exhorta al INAH a que con base en la
Ley Federal de Monumentos y Zonas arqueológicos,
Artísticos e Históricos, realice las acciones
necesarias para la protección y resguardo del predio
"Rancho Las trancas", a fin de garantizar su
preservación.
Segundo: Con fundamento en los artículos
5°, 21 y 23 de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas
Arqueológicos, Artísticos e Históricos, se
exhorta al Presidente de la República o en su caso, al
Secretario de Educación Pública, para que expidan
la declaratoria e inscriban la zona referida en el Registro
Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e
Históricos.
Tercero: Se solicita a las Comisiones de Cultura
y de Presupuesto y Cuenta Pública de la Honorable
Cámara de Diputados, otorgar dentro del Proyecto de
Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio
2004, destinar los recursos necesarios para que el INAH realice
las acciones necesarias para el pleno estudio y rescate de la
zona.
Esta Proposición con Punto de Acuerdo, fue
turnada a la Comisión de Cultura de la H. Cámara de
Diputados, la que preparó un dictamen, tomando en
consideración las aportaciones de los señores
diputados y concluye que:
El predio denominado "Rancho Las Trancas" o "Van
Beuren", se encuentra ya registrado con la clave E14
A39-09-129, en el año 1988.Se dictamina eliminar el numeral tercero, en el cual
se solicita otorgar dentro del PEF para el ejercicio 2004,
recursos para que el INAH realice las acciones necesarias
para el estudio y rescate de la zona.Se exhorta al Presidente de la República y en
su caso, al Secretario de Educación Pública,
para que expidan la declaratoria para que el predio
denominado "Rancho Las trancas" cuente con la
protección legal que le corresponde, de conformidad
con los Artículos 5°, 21 y 23 de la Ley Federal de
Zonas y Monumentos Arqueológicos, Artísticos e
Históricos.
Figura 1. Cédula de Registro del
sitio arqueológico Van Beuren
Así pues, el caso del predio "Ranchos Las
Trancas", en San Miguel Amantla, Delegación Azcapotzalco,
nos ofrece un buen ejemplo en el cual se logra salvar de la
destrucción inminente, un sitio que posee una extensa
riqueza tanto arqueológica como histórica. Es uno
de los pocos casos en los que la población se une para
exigir a sus dirigentes, la salvaguarda de su patrimonio en
riesgo de desaparecer, el cual es irrecuperable.
La declaratoria del predio como Zona Federal de
Monumentos Arqueológicos, le otorga protección
legal necesaria para evitar que en un futuro, sea destruido o
alterado tan importante sitio, lo que ocasionaría la
respectiva pérdida irreparable de nuestro patrimonio
cultural; pérdida que resultaría lamentable e
imperdonable para Azcapotzalco y para México.
La protección e investigación de esta
zona, permitirá a los futuros investigadores rescatar de
la penumbra del olvido, la historia y la cultura de nuestros
antepasados, y permitirá a nuestra comunidad admirarse y
sentirse orgullosa de la rica herencia que los antiguos
habitantes de Azcapotzalco nos han legado.
El área que ocupa en la actualidad la
Delegación Azcapotzalco, ofrece evidencias claras de un
extenso desarrollo cultural, que se remonta hasta 3,000
años atrás, al periodo conocido como
Preclásico, para las fases Zacatenco ( 800 – 400 a. C.) y
Ticoman (400- 200 a.C.), que continuó durante todo el
periodo conocido como Clásico (150 a 750 d.C.)
caracterizado por el surgimiento de uno de los más
importantes asentamientos teotihuacanos en toda la cuenca del
Valle de México, que ocupa una extensión de varias
hectáreas, ocupando como área nuclear la mayor
parte de los actuales pueblos de San Miguel Amantla, Santiago
Ahuizotla y Santa Lucía.
Esta ocupación continua durante los siguientes
periodos conocidos como Epiclásico y Posclásico,
con la llegada de un nuevo grupo a la zona, denominado
Coyotlatelco, que dará origen a la cultura Tolteca (800
– 1150 d. C.); siguen en la línea los otros grupos
que se establecen en la cuenca a partir del siglo XII, conocidos
como Chichimecas de Xolotl, que establecerán su gran
capital en Tenayuca; entre ellos se encuentran los tepanecas,
quienes dirigidos por su caudillo y protector, Aculhuacatzin,
ocupan toda la parte noroeste de la cuenca, asentándose y
uniéndose a otros grupos de filiación
matlatzinca-otomi, llegados a la región guiados por el
gran fundador de la dinastía tepaneca,
Matlaccohuatl.
Los tepanecas erigirán a la ciudad de
Azcapotzalco, como la cabecera de su señorío y
construirán un Imperio que someterá a todo el
Altiplano Central. Otras cabeceras menores sujetas a Azcapotzalco
serán las ciudades de Tacuba, Chapultepec, Tacubaya, y
Coyoacán. Tras la caída del señorío,
entre 1428-1430 d. C. el Imperio Tepaneca es repartido y sometido
por los nuevos regidores, los mexicas de Tlatelolco y los
acolhuas de Tezcoco, quedando ahora Tacuba, como parte de la
Triple Alianza.
Tras la conquista en el siglo XVI por los
españoles y durante los siguientes siglos XVII XVIII y
XIX, Azcapotzalco es evangelizado por los frailes dominicos, que
se encargan durante los siguientes siglos, de erigir capillas y
parroquias que se conservan hasta la actualidad. También
los nuevos amos españoles levantarán grandes
haciendas y ranchos que se repartirán las tierras y la
producción del suelo tepaneca.
Para 1821, en el atrio de la parroquia se desarrolla un
importante evento, la memorable Batalla de Azcapotzalco, el
día 19 de agosto, siendo recordada como la última
antes de la Independencia. Es en este lugar donde son sepultados
los restos de los insurgentes caídos durante la contienda,
destacando entre ellos, Encarnación "el Pachón"
Ortiz.
A partir de entonces, el crecimiento urbano de
Azcapotzalco, iniciado desde el Porfiriato, se verá al
transformarse los antiguos barrios, las zonas de cultivo y de
crianza de ganado, en nuevas colonias y fraccionamientos; la
introducción del ferrocarril y del tranvía, y la
construcción de nuevas casas, calles, zonas industriales,
lugares de recreo y de reunión cultural
incrementarán notablemente la urbanización de
Azcapotzalco durante todo el siglo XX pasado.
Antecedentes
Geográficos de Azcapotzalco
La Delegación Política de Azcapotzalco
esta situada al noroeste del Distrito Federal y sus coordenadas
geográficas son:
Al norte 19º 31´ latitud norte
Al sur 19º 27´ latitud norte
Al este 99º 09´ longitud oeste
Al oeste 99º 13´ longitud oeste.
Su altitud media es de 2,240 mts/snm su superficie es
casi plana con una pendiente media menor al cinco por
ciento.
Figura 2. Ubicación del Distrito
Federal dentro de la República Mexicana.
Clima
El clima es templado subhúmedo con lluvias en
verano, de humedad media C (w1) en el 12% de la superficie
delegacional y es templado subhúmedo con lluvias en verano
pero de menor humedad C (w0) en 88 % de la
delegación.
Territorio
La delegación abarca una superficie de 33.86
kilómetros que representan apenas el 2.23 % del
área total de Distrito Federal. En esta extensión
territorial se encuentran 34 barrios de origen
prehispánico de los cuales 25 de 27 son los originales que
aún se conservan y dos se encuentran ya en el Estado de
México; los demás, se ubican al oeste de la
demarcación. Cuenta también con unas 80 colonias;
90 unidades habitacionales y una zona centro.
Figura 3. División
Política del Distrito Federal.
Límites y colindancias
Azcapotzalco colinda al norte con los municipios de
Tlalnepantla y Naucalpan en el Estado de México, al sur
con las delegaciones Cuauhtemoc y Miguel Hidalgo, y al oriente
con la Delegación Gustavo A. Madero.
Figura 4. Límites y
colindancias de la Delegación Azcapotzalco.
Suelos y subsuelos
Son de dos tipos: al oriente prevalecen los suelos de
fondo de lago y al occidente los suelos de transición. A
La base lacustre pertenecen los suelos urbanos ubicados al
oriente y sureste de la delegación y al occidente
corresponde la zona con suelos de transición, formando la
porción especialmente mayoritaria. Estos se ubican
geográficamente entre la Sierra de las Cruces y la Sierra
de Guadalupe, abarcando oeste y norte. Estos suelos tuvieron las
cualidades suficientes para albergar a la civilización
tepaneca. Se formaron sobre estratos sedimentarios con estructura
arcillosa y limos de aluvión, en la medida que entraban en
contacto con el antiguo espejo del lago de Texcoco.
Geológicamente, los suelos sedimentarios fueron
modelados por erosión pluvial y debido a su
exposición a la intemperie intensamente favorecida, por un
clima templado, se formaron suelos con propiedades suficientes
para el surgimiento de culturas agrícolas
estables.
Hidrografía
Al noroeste de Azcapotzalco se encuentran las subcuencas
del río Hondo y el río Chico de Los Remedios, y en
las cercanías en progresiva latitud norte, están
los ríos San Javier y Tlalnepantla.
Los caudales del río de Los Remedios y el Hondo
descienden desde las lomas de la Sierra de Guadalupe al norte y
las sierras de Los Remedios y Las Cruces al occidente. La
mayoría de estos causes desaguaban en tiempos remotos, de
forma natural en el lago de México.
Hoy esas vertientes están controladas a
través de un ingenioso sistema de vasos reguladores que
embalsan las aguas pluviales. Este sistema forma parte de la
sección norte del sistema hidráulico o
hidrológico del Distrito Federal. Por orden de importancia
son: el Vaso Regulador de El Cristo (ubicado al occidente de la
Unidad Habitacional El Rosario), le sigue el Vaso Regulador El
Fresno, en Tlalnepantla, y el de Las Carretas donde hay una
planta de tratamiento de aguas.
Los declives del sureste vierten aguas pluviales y
servidas por medio de un sistema de bombeo, al cause del entubado
río Consulado, que sirve de lindero con la
delegación Cuauhtemoc. Azcapotzalco pertenece a la
Subcuenca del Lago de
Tezcoco-Zumpango.[1]
Datos geográficos del predio "Rancho Las
Trancas"
El predio objeto de este estudio, se localiza en la
parte suroeste de la Delegación Azcapotzalco, dentro del
territorio del actual pueblo de San Miguel Amantla. Está
señalado con el No. 30 de la calle Santa Lucía,
esquina con Calzada de la Naranja. También se le conoce
como Predio Van Beuren, o Expoferia, ya que en el se
construyó en tiempos pasados, el Centro de Ferias y
Convenciones de la Capital Mexicana.
Las coordenadas geográficas UTM del predio,
son:
E: 478, 430.
N: 2152, 960.
Figura 5. Ubicación del Pueblo de
san Miguel Amantla. En verde, el predio Rancho Las
Trancas.
Y se ubican sobre la carta topográfica del INEGI
No. E14 A39, escala 1: 50,000. La fotografía aérea
de la zona se puede encontrar en la CETENAL a una escala de
1:50,000, con una fecha de vuelo de 15-02-71, en el rollo R-3,
Línea 19ª, fotos 5, 6-11.
El predio ocupa un área de 4.8 hectáreas,
lo que equivale a unos 48,000 m2.
Figura 6. Localización del predio
Van Beuren o Rancho Las Trancas. Trabajos arqueológicos en
la zona realizadas por el INAH.
El pueblo de San Miguel Amantla colinda con el Camino a
Nextengo, al norte; la Av. Tezozómoc, al este; la Av.
Santa lucía y Calzada de la Naranja, al sur, y la calle
Quezada, al oeste. Las colonias importantes cercanas a San
Miguel, son Santiago Ahuizotla y Santa Lucía.
[2]
Figura 7. Unidad habitacional
teotihuacana localizada en 1991, en el predio Van Beuren o Rancho
Las Trancas.
El pueblo de San Miguel Amantla esta urbanizado en su
totalidad, aunque aún conserva algunos rasgos que le dan
un aire de provincial, como sus callejones, sus casas antiguas y
la antigua parroquia dedicada a san Miguel arcángel,
edificada en el siglo XVII, hacia 1637.
Figura 8. Parroquia de San Miguel
Arcángel
Figura 9. Excavación del sitio
Loma Coyotlatelco. Restos de un palacio teotihuacano.
Figura 10. Restos de la unidad
habitacional teotihuacana excavada en el predio Van Beuren o
Rancho Las Trancas.
Figura 11. Proceso de excavación
del predio Van Beuren.
Figura 12. Ofrenda teotihuacana
depositada en una esquina de uno de los cuartos de la unidad
habitacional teotihuacana.
Antecedentes
paleontológicos, arqueológicos e históricos
de Azcapotzalco
El territorio que ocupa la Delegación
Política de Azcapotzalco, fue desde épocas muy
remotas, testigo de grandes periodos de nuestra historia. El
área formaba hace milenios, parte de la cuenca lacustre
del lago de Tezcoco y del valle de México, y su historia
se remonta hacia épocas tan tempranas como el Periodo
Pleistocénico final.
Hace ya unos 35,000 años antes del presente, en
la región habitaban enormes animales prehistóricos,
como los mamuts, bisontes, caballos, camellos, etc., que
sobrevivían a las orillas de los antiguos lagos y en los
bosques del valle. Este periodo se encuentra representado en
Azcapotzalco, principalmente en la antigua zona lacustre, donde
las excavaciones arqueológicas con motivo de las obras de
construcción del Sistema de Transporte Colectivo
Metropolitano, en la Línea 6,[3] han
arrojado los restos de fauna mayor, como Mamut Emperador y
antiguos caballos.
Aunque no se han localizado evidencias claras en el
área, es probable que durante el Paleoindio (10,000 a.
p.), algunos grupos de cazadores y recolectores recorrieran la
región, aprovechando los recursos naturales que
ofrecían los lagos y los bosques del valle; estos
pequeños grupos de nómadas fabricaban ya
herramientas de piedra para el corte y el raspado así como
puntas para la caza de animales.
ARCAICO
Hacia 7,000 y 5,000 años a. p., en el Periodo
Arcaico, con los drásticos cambios climáticos,
desaparece la fauna pleistocénica; los grupos de
cazadores-recolectores entran en un periodo de
sedentarización y comienza una agricultura incipiente; se
aprovechan más aun los recursos de la región y
aparecen instrumentos de molienda de semillas; se almacenan
alimentos y se explotan los recursos de las riveras de los
lagos.
De 5000 a 2000 años antes de nuestra era, los
grupos se vuelven más sedentarios y la agricultura alcanza
un alto grado de desarrollo en la región; se domestican
diversas plantas y se obtienen mediante la selección
nuevas especies, como la calabaza, el chile, el aguacate, el
maíz y el frijol. Hacia el 3000 antes de nuestra era,
surgen las primeras aldeas y hacia el 2200 a. C., aparecen las
primeras formas de alfarería.[4]. Los datos
más antiguos de ocupación de la cuenca para este
periodo, se ubican en la zona sur, a las orillas del antiguo lago
de Chalco, en Tlapacoya, donde la evidencia muestra una
ocupación fechada para las fases Playa I (5,500 –
4,500 a.C.); Playa II, (4,500 – 3,500 a. C.) y Zohapilco
(2,500 – 2000 a. C.).[5]
FORMATIVO.
Entre el 1500 y 1200 a. C., el periodo Formativo
Temprano, se caracteriza en la región por el desarrollo de
aldeas homogénea y algunas villas importantes, en las que
existe una agricultura incipiente y se practica la caza y la
pesca. Entre las aldeas y villas sedentarias destacan Coapexco,
Tlapacoya y Tlatilco, representadas por la presencia de
figurillas femeninas para el culto a la fertilidad y algunas
cerámicas con elementos olmecas, que dan evidencia de
intercambios con la región del Golfo.
Entre 1200-700 a. C. en el Formativo Medio, continua la
recolección, la caza y la pesca y se refuerza el complejo
agrícola; aumenta el numero y el tamaño de las
villas y aldeas; la población se distribuye al sur de la
cuenca, (Chalco- Xochimilco). Coapexco es abandonado; Tlapacoya
continua siendo una villa pequeña y Tlatilco se convierte
en una gran villa, igual que Temamatla, al sur; aparecen algunas
técnicas sencillas de irrigación y prolifera la
elaboración de artefactos utilitarios y artesanales de
concha, hueso, piedra, cerámica y tejidos; existe
intercambio interregional con otras áreas; aparecen
jerarquías en el tamaño de los asentamientos y
aparece la arquitectura cívico ceremonial modesta y un
culto a la lluvia y a animales totémicos; continúan
los rasgos estilísticos olmecas y las figurillas
representan a magos y a hechiceros.
Durante el Formativo Tardío (700-300 a. C.) el
cultivo del maíz ocupa un lugar predominante y disminuyen
actividades como la caza y la recolección; las villas
crecen en tamaño y en numero y aparecen centros regionales
a la cabeza de otros sitios más pequeños, como es
el caso de Cuicuilco; se acentúa la producción
artesanal y la tecnología agrícola; se intensifica
la especialización y el intercambio entre comunidades de
bienes agrícolas y lacustres por bienes de las zonas altas
y existen redes de intercambios con otras áreas de
Mesoamérica; en los asentamientos se observan
jerarquías con diferencias en edificios públicos y
ceremoniales, y diferencias en la colocación de los
entierros que se depositan unos en las estructuras ceremoniales y
otros en las unidades domésticas; en los sitios más
importantes, destaca la arquitectura religiosa a gran escala y
los brujos y los hechiceros se convierten en jefes y sacerdotes;
en sitios como Cuicuilco, se observa el culto a Huehueteotl, Dios
del Fuego.
En el Formativo Terminal, de 200 a. C. a 200 d. C.
continua el cultivo del maíz como la actividad más
importante, complementada en menor escala por la caza y la pesca;
continua la proliferación del tamaño de los sitios
y empiezan a proliferar aldeas y villas al norte del valle, en
Teotihuacan, Texcoco, y al sur, la población se dispersa y
disminuye; continua el control de recursos como la obsidiana.
Hacia el 300 a. C. Cuicuilco predominaba como pequeña
ciudad de la cuenca, y abarcaba unos cuatro o cinco km2, y se
encontraba poblada por varios miles de habitantes. Esta ciudad al
sur del valle, fue totalmente destruida entre los años 100
y 200 a. C. por la erupción del volcán Xitle, y con
ello, el valle de Teotihuacan ostenta el predominio sobre la
cuenca. De Teotihuacan, salen productos locales rumbo a otros
centros importantes y comenzará la construcción de
grandes edificios ceremoniales, que señalan una casta
sacerdotal establecida; aparecen centros regionales más
grandes que las antiguas villas y aldeas con una
organización jerárquica y diferencias en los
entierros.[6]
En Azcapotzalco, este periodo se encuentra ampliamente
representado por cerámica y otros objetos líticos y
óseos localizados a lo largo de toda el área que
ocupa la Demarcación, en diversos sitios con evidencia de
ocupación humana de esta época; en la parte
suroeste de la demarcación, las excavaciones en San Miguel
Amantla han evidenciado la existencia de una aldea cuyos
habitantes se mantenían de la siembra se diversos
productos principalmente maíz, frijol, y calabaza,
así como de la caza y la pesca de los recursos que
ofrecía la región de los lagos y el valle, como
venados, patos, aves diversas, ajolotes, acociles, etc.
Además de la cría de diversos animales
domésticos, como perros y guajolotes.
Esta aldea se ubicaba cronológicamente en el
Horizonte Preclásico Medio y Tardío en las fases
Zacatenco (800- 400 a.C), Ticomán (400- 0 a.C.), y
Teotihuacan I, Tzacualli, (1-150 d.C.), En el área, se
localizaron diversos restos de cerámicas decoradas
pertenecientes a estas fases, como escudillas de silueta
compuesta, arriñonadas, acanaladas, semiesféricas,
botellones, cajetes, copas, ollas; tecomates y platones,
figurillas antropomorfas de arcilla elaboradas al pastillaje;
cazuelas, comales pulidos, ollas, así como navajas, puntas
de obsidiana y restos de huesos
trabajados.[7]
CLASICO
Con el surgimiento de Teotihuacan, en Azcapotzalco
aparecen algunos asentamientos importantes, localizados en el
área que ocuparon los antiguos asentamientos
preclásicos, en lugares como San Miguel Amantla, Santiago
Ahuizotla, Santa Lucia, Santa Cruz, y sus alrededores, al sur de
la Delegación. Durante todo el periodo Clásico
(150-750 d.C.), se desarrollará un extenso sitio
contemporáneo durante todas sus fases, con la gran
metrópoli de Teotihuacan, de una extensión de
varios cientos de hectáreas, convirtiéndose en un
importante centro provincial bajo la esfera de influencia de la
Ciudad de los dioses.
Los habitantes teotihuacanos de Azcapotzalco, se
organizaban en grupos de unidades habitacionales bien definidas
formadas por cuartos ubicados alrededor de patios centrales y
pequeños templos dedicados a las deidades de la lluvia, el
agua, la primavera, la muerte, el fuego, etc., como se puede
observar en las figurillas de arcilla localizadas en el
área. En estas unidades habitacionales, residían
grupos de familias de agricultores y artesanos, así como
de comerciantes y nobles, dedicados a la religión, al
comercio, a la producción de alimentos, a la
elaboración de enseres domésticos y de lujo, como
petates, navajas, artículos de piel, tela, adornos,
etc.
Las excavaciones y estudios realizados por los
arqueólogos de la Subdirección de Salvamento
Arqueológico del INAH en el área han permitido
definir para este periodo de ocupación humana en
Azcapotzalco, algunos materiales que se reconoce pertenecen a las
siguientes fases:
Teotihuacan II: Miccaotli -Tlamimilolpa (150-450 d. C.).
Representado por vasos, cajetes soporte de botón, y de
fondo plano, escudillas, comales, vasos trípodes rojos,
cajetes decorados al contraste, incisos, semiesféricos,
vasijas Cráter, ollas, braseros alisados, y diversas
figurillas modeladas y al pastillaje, con exuberantes tocados y
atavíos; policromadas en colores rojo, blanco y
amarillos.
Teotihuacan III: Xolalpan (450-650 d. C.) representada
por hermosos braseros decorados con impresiones moldeadas,
mascaras, vasos trípodes, tazones de soporte anular, vasos
con impresiones y rebordes, vasos con engobe pulido rojo, vasijas
Cráter incisos; vasos cilíndricos trípodes
con plano relieve, ollas, cazuelas, cajetes, escudillas y
figurillas tipo retrato.
Teotihuacan IV Metepec (650-750 d. C.) representado por
figurillas con altos tocados de plumas y quetzales, sentadas en
tronos con soportes, muy ataviados con ropajes y collares,
elaboradas en moldes; que representan sacerdotes, dioses y
guerreros; así como tazas de soporte anular, cajetes de
fondo plano y hemiesféricos, escudillas, vasos
trípodes, incisos, sellados, Cráter Rojo, ollas,
braseros, comales, tapas, entre otros.
Es a finales del periodo Metepec, cuando por diversas
causas aun no esclarecidas totalmente, cae Teotihuacan y junto
con ella, las demás ciudades importantes de la
Mesoamérica del Clásico. Igual suerte corre el
Azcapotzalco teotihuacano, que comienza a ser abandonado, y sobre
sus ruinas y los restos de su cultura, nuevos grupos humanos
erigirán sus vidas.[8]
POSTCLÁSICO
Durante el periodo Epiclásico, Azcapotzalco
continuará siendo un centro de ocupación humana y
en el área aparecerá una tradición
cerámica conocida como Coyotlatelco, la cual
llegará y se desarrollará en la meseta central
traída por grupos procedentes del norte de
Mesoamérica, y que se ubica entre los años 750 al
950 d. C. Esta cerámica representa el surgimiento de la
cultura Tolteca.
En Azcapotzalco, la evidencia de ocupación humana
durante esta fase, se localiza principalmente, en Santiago
Ahuizotla, donde Alfred Tozzer en 1919, excava un
montículo que se conocía localmente como "Loma
Coyotlatelco", del cual tomó su nombre el complejo
cerámico definido para esta cultura que dará origen
a los toltecas, y que se caracteriza por sus cerámicas
pulidas con motivos de bandas y elementos pintados en rojo sobre
bayo, y rojo sobre crema, como cajetes trípodes y de base
anular, cucharones, sahumadores, ánforas, comales. Los
nuevos habitantes del Azcapotzalco Coyotlatelco, se asentaron
sobre las ruinas abandonadas del anterior asentamiento
teotihuacano; las investigaciones señalan que
vivían en un asentamiento rural y
disperso.[9]
Para el periodo Posclásico Temprano, hacia el
1000 – 1100, el Estado Tolteca alcanzará su máximo
apogeo, y su influencia se extenderá a gran parte de
Mesoamérica. En la Cuenca de México, durante la
fase Mazapa, aparecerán cerámicas
características de Tula, de la cual se distinguen vasijas
color Naranja al Brochazo; cerámicas Rojo sobre
Café; Naranja Pulido; platos y cajetes decorados con
líneas rojas ondulantes; ollas Blanco Levantado y
cerámicas foráneas, como las vasijas Plumbate;
cerámicas domésticas monocromas cafés
pulidas, naranjas y cerámicas burdas tipo Café
Grueso; cerámicas suntuarias como incensarios, pipas,
ollas y braseros Tláloc.[10]
En la cuenca de México, esta tradición
cerámica se verá reflejada en varios sitios
localizados principalmente en la parte norte del valle, entre
estos, se cuentan Zumpango, importante sitio tolteca, así
como diversos asentamientos rurales, como
Azcapotzalco.
Hacia fines del siglo XII, Tula, capital tolteca,
sucumbirá como centro rector, debido a una serie de
problemas internos; debido a esto, la capital tolteca se
trasladara a Culhuacán, y la población de
desplazará a la parte sur, hacia Tláhuac, Mixquic,
Xico y Chalco, donde se localizarán los centros con
cerámica Azteca I contemporánea a la
tradición Mazapa.[11]
Es durante el siglo XII que llegan a la cuenca varios
grupos chichimecas procedentes del mítico lugar de las
siete cuevas, Teoculhuacan Chicomostoc, y surgirá un nuevo
centro político rector, el estado chichimeca de Tenayuca,
instalado por Xólotl.
En Azcapotzalco, los Annales de Tlatelolco nos hablan de
la llegada a la región de uno de estos grupos, quienes
guiados por su caudillo, Matlacóatl, se establecen en un
poblado llamado Azcapotzaltonco (actualmente Villa Nicolás
Romero). Matlacóatl, realiza una alianza matrimonial con
el señor local, al contraer nupcias con una de sus hijas,
la princesa Azcueitl, hacia 1152 – 1222 e inicia la
dinastía de señores sucesores, como Chiconcuauhtzin
(1222-1248) y Texcapoctzin (1248-1282), que llevarán hasta
Acolhuacatzin, caudillo tepaneca, quien ascenderá al trono
de 1283 a 1343.
Este señor, nos dice Alva Ixtlilxóchitl,
se une en matrimonio con una hija del gran chichimeca de
Tenayuca, Xólotl, la princesa Cuetlaxochitzin, y recibe
como dote de ella, a la ciudad de Azcapotzalco, en la que
sentarán su corte; a partir de entonces pasará a
ser la cabecera del Señorío Tepaneca. De esta
unión, nacerá el príncipe heredero,
Tezozomoctzin Yacateteltetl Nipeuhqui, quien se unirá a
Chalchiuhcozcatzin y ambos gobernarán Azcapotzalco de 1343
a 1427. Es durante el reinado de Tezozomoctzin que llegan y se
asientan los mexicas en un islote del lago, perteneciente a
Azcapotzalco, donde fundarán la que después
sería la gran ciudad de México- Tenochtitlan, hacia
1325. Los recién llegados, sujetos a Azcapotzalco,
servirán al señor tepaneca y le ayudarán a
conquistar otros poblados y a ampliar su señorío,
dominando casi todo el valle de México y más
allá, hasta llegar a Atotonilco.
Estos sucesos ocurrirán durante la fase conocida
como Azteca II, que va de 1300 a 1430 d. C. representada
arqueológicamente por cerámicas domésticas
de estilo local de Tenayuca, del tipo Negro sobre Naranja, de las
que se distinguen cajetes trípodes, semiesféricos,
cazuelas y platos decorados con motivos de líneas negras y
diseños geométricos, sobre una base pulida color
naranja; así como cazuelas, ollas, comales y jarras color
naranja y café.[12]
Al morir el gran Tepaneca Tecutli de Azcapotzalco
Tezozomoctzin, a una edad muy avanzada, hacia 1427
aproximadamente, ocurrirá una crisis dinástica que
llevara a una lucha entre los hijos del señor: Quetzal
Tlayauhtzin, heredero al trono Tepaneca, y Maxtla, señor
de Coyoacan; este último usurpará el poder de manos
de su hermano, lo asesinará y cometerá diversas
tiranías contra los señoríos sujetos de
Texcoco y Tenochtítlan. Como consecuencia,
Netzahualcoyotl, heredero al trono Acolhua e Itzcoatl,
señor mexica, apoyados por Totoquihuatzin I, señor
de Tlacopan, se unirán en guerra contra el nuevo
señor tepaneca, hasta vencerlo y con ello, caerán
derrotadas la cabecera principal, Azcapotzalco, junto con otras
ciudades del Señorío Tepaneca, que será
repartido entre los vencedores entre 1428-30.
A partir de entonces, la ciudad de Azcapotzalco
pasará a ser un poblado tributario sujeto a la nueva
cabecera tepaneca: Tlacopan; en ella se instaurará un
mercado para la venta de esclavos y quedara subdividida en dos
parcialidades: Azcapotzalco Tepanecapan y Azcapotzalco Mexicapan
(Ixtlilxóchitl, ídem), manteniendo un principio
dual, en el cual, se introduce un nuevo linaje dinástico
mexica, pero sin desconocer el linaje tepaneca.
Durante este tiempo se desarrollará la
tradición cerámica Azteca III, (1400-1500 d. c.)
consistente en cerámicas ceremoniales y domésticas
de gran calidad, típicas de Tenochtitlan., entre las
cuales se reconocen los cajetes, cuencos, cazuelas, jarras y
platos decorados con líneas, puntos y motivos
geométricos finos del tipo Negro sobre Naranja; así
como ollas, cajetes y comales monocromos; cajetes y copas tipo
Rojo Tezcoco; copas Naranja Laca; braseros Rojo Pulido, braseros
trípodes estucados y sahumadores.
[13]
Muchos años pasarán hasta 1521 fecha en la
cual, caerá la cabecera del Imperio Mexica, la ciudad de
México-Tenochtitlan a manos de Hernán Cortes, y con
ella, los demás señoríos indígenas
del Altiplano.
CONQUISTA Y COLONIA
La época de la Conquista ocurrirá durante
la fase Azteca IV, representado por la tradición
cerámica típica de Tlatelolco, representada por
cerámicas domésticas y rituales similares a las de
la fase anterior del tipo Negro sobre Naranja, pero con motivos
de líneas más gruesas con diseños zoomorfos
y fitomorfos[14]
Tras la conquista militar, seguirá la conquista
espiritual de todos los habitantes del nuevo mundo, con la
llegada a México de varias misiones de frailes que se
encargarán de la conversión de la población.
En Azcapotzalco, hacia 1528-1529 se establecerán los
frailes dominicos, que bajo la guía de fray Lorenzo de la
Asunción erigirán sobre los templos del centro
ceremonial tepaneca, una primera parroquia y convento dedicados a
los Santos Apóstoles Felipe y Santiago el Menor, que
serán remodelados y reedificados en los siguientes siglos
XVII y XVIII, siguiendo los lineamientos estilísticos de
estas épocas, alcanzando su máximo esplendor con el
estilo Barroco.
Durante el Siglo XVI, destacarán personajes
importantes como Don Antonio Valeriano, indio nativo de
Azcapotzalco, conocido por su sabiduría, quien fue alumno
y después maestro en el Colegio de la Santa Cruz de
Tlatelolco y a quien se debe mucha de la información
recopilada por fray Bernardino de Sahagún para elaborar su
máxima obra, la Historia General de las Cosas de la Nueva
España. También se le reconoce a Valeriano por su
trabajo en la recopilación de la historia de las
apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac en diciembre
de 1531, conocida con el nombre de Nican Mopohua, y que forma la
base de la tradición y culto guadalupanos tan arraigados
en el pueblo mexicano.[15]
Otro personaje importante para Azcapotzalco, y para
México, es el beato Fray Sebastián de Aparicio,
natural del pueblo de Gudiña, en Orense, de la provincia
de Galicia, España, nacido el 20 de enero de 1502. Hacia
1533 llega a la Nueva España, donde al ver las cargas que
los indígenas tenían que soportar sobre sus
hombros, transforma los antiguos carros e inventa las carretas
atadas a bueyes, con las que abrió los caminos y brechas
para recorrer largas distancias de Veracruz a México y a
Zacatecas, desde donde se transportaba la plata.
Además de las carretas, Aparicio es el primer
impulsor de la charrería, ya que era diestro en el manejo
de la reata y la doma de animales, así como el tejido de
reatas y la talabartería, artes que enseñó
también a los rancheros; posteriormente, Aparicio
adquirió las tierras ubicadas al norte de Azcapotzalco y
al rededor del Camino de Tlalnepantla, donde fundó la
Hacienda de San Nicolás, después conocida como
Careaga, y del Rosario, donde se dedicó al cultivo y la
crianza de ganado. Aparicio también es el creador de la
tradicional conmemoración de Días de Muertos, ya
que es en su hacienda de Azcapotzalco donde las antiguas
tradiciones prehispánicas del culto a los muertos se
funden a la conmemoración de la fiesta de Todos los Santos
y de los Muertos en los días 1 y 2 de noviembre, donde sus
peones indígenas realizaban las ofrendas de comida,
bebida, flores y dulces a sus parientes difuntos, y realizaban
procesiones nocturnas y elevaban
oraciones.[16]
Durante la época Colonial, en el Siglo XVI,
Azcapotzalco pertenecía a la provincia de Santiago de
México, y hacia 1550, paso como encomienda a las manos de
Catalina Montejo y de su esposo Alonso Maldonado. La
población indígena, que ascendía a unos
17,000 habitantes, se redujo a tan solo 3,000, debido a los
maltratos y los altos tributos del encomendero, y al azote de las
pestes.[17] Al morir Maldonado, la encomienda
queda en manos de Catalina hasta 1582. Hacia 1600, la encomienda
de Azcapotzalco pasa a manos de Luis de Velasco II,
Marqués de Salinas hasta su muerte en 1617,
conservándola su hijo.[18]
Durante el siglo XVIII, Azcapotzalco funcionaba como
cabecera con curato, y seguía siendo República de
Indios, con su propio gobernador, de los cuales destaca Don
José del Carmen Rocha. En este siglo, en Azcapotzalco
habían prosperado unas seis haciendas y nueve ranchos, en
los cuales se cultivaba y cosechaba maíz, cebada, trigo y
diversas hortalizas; también se dedicaban a la crianza de
ganado[19]además, según la
Composición de Tierras del Pueblo de Azcapotzalco, fechada
hacia 1795, existían unos 27 barrios de origen
indígena, cada uno de los cuales, contaba con su propia
iglesia, traza, santo patrono, fiesta principal y nombre
indígena.
Ya a finales del Siglo XVIII, destacará en el
lugar la hacienda de San Antonio Clavería, propiedad de un
español procedente de San Lúcar de Barrameda,
llamado Don Juan Domingo de Bustamante; desde entonces, a la
Hacienda de Clavería se le conocería como "El
Palacio de los Bustamante". Don Juan Domingo fallecerá en
la Ciudad de México el día 23 de diciembre de 1783,
heredando todos sus bienes a su hijo, Juan Felipe
Bustamante.[20]
Durante este periodo, la evidencia material se ve
reflejada en los restos arqueológicos del área;
desde el Siglo XVI, el Valle de México pasará por
una etapa de transición entre las tradiciones
cerámicas azteca y europea, también conocida como
Azteca V o Epigonal, seguida por una nueva tradición
novohispana que abarcará desde finales del siglo XVI hasta
el XVIII. Este periodo está representado por
cerámicas alisadas en café y naranja, como
lebrillos, ollas, jarras, cajetes y comales: cerámicas
vidriadas en verde y café, como ollas, cazuelas, jarras,
platos, molcajetes y candeleros; mayólicas blancas y
cremas con motivos en verde, azul, café y naranja;
porcelanas Asiáticas y lozas inglesas y españolas.
Esta fase abarcará los tres siglos de dominación
colonial hispana en México.
Siglo XIX
Ya en el siglo XIX, destaca Azcapotzalco durante su
participación en el último enfrentamiento entre el
Ejército Realista y el Ejército Trigarante, antes
de consumarse la independencia. El 19 de agosto de 1821, se
enfrentará un grupo de insurgentes al mando de Anastasio
Bustamante, contra un grupo de realistas acuartelados en Tacuba,
bajo las órdenes de don Manuel de la Concha, destacando en
este enfrentamiento los capitanes insurgentes Encarnación
"el Pachón" Ortiz quien murió al tratar de
recuperar un cañón, don Manuel Arana y don Vicente
Endérica, que resultaron gravemente heridos, así
como los tenientes Manuel Arroyo y Valentín Canalizo. En
el atrio de la Parroquia de los Santos Apóstoles Felipe y
Santiago, se libraría la célebre Batalla de
Azcapotzalco, hecho por el cual, poco tiempo después se le
denomina al lugar como "La Villa de Azcapotzalco de Bustamante y
Quintanar", en honor de los insurgentes Anastasio Bustamante y
Luis Quintanar.[21]
Al hacerse la primera delimitación del Distrito
Federal, en 1824 por el gobierno independiente de presidente
Guadalupe Victoria, Azcapotzalco no fue incluido, siendo renovado
el Ayuntamiento en 1825, quedando de acuerdo los gobernadores del
Distrito y del Estado de México, en definir los pueblos
que pertenecían al primero.[22]
El 1° de septiembre de 1854, Azcapotzalco recibe el
título de villa en honor al hecho de armas llevado en el
lugar durante la guerra de
Independencia.[23]
Destacará nuevamente el nombre de Azcapotzalco,
gracias a uno de sus hijos, el Cadete Fernando Montes de Oca y
Rodríguez, quien ofrendó su vida a los 18
años, junto con la de sus compañeros, los
Niños Héroes, por defender la Patria de la
invasión norteamericana a México, durante la
batalla del Castillo de Chapultepec, entonces Colegio Militar el
día 13 de septiembre de 1847. Nacido el día 29 de
mayo de 1829, hijo del Capitán José María
Montes de Oca y de Doña María Josefa
Rodríguez y Rodríguez. Según cuenta la
tradición, Montes de Oca tomó la bandera nacional
del asta, se envolvió en ella y se arrojó hacia el
precipicio, evitando así que el símbolo patrio
cayera en manos de los invasores[24]
La vida continuó transcurriendo tranquila en la
Municipalidad de Azcapotzalco durante el resto del siglo XIX,
donde sus habitantes distribuidos en sus antiguos barrios, se
dedicaban al cultivo de sus tierras y a la cosecha de
maíz, frutas, legumbres, magueyes, alfalfa y a la
cría de animales. [25]
En 1882, se inauguró una línea de
tranvías jalados por mulitas, que comunicaba a la ciudad
de México con Tacuba, Azcapotzalco y Tlalnepantla, que
sería sustituido por el sistema de tranvías
eléctricos en 1900.
En 1898, el Congreso aprobó y estableció
la Municipalidad de México y las prefecturas
políticas, y fue establecida la Prefectura de Azcapotzalco
como tercera.[26]
Siglo XX
En 1903, la Ley de Organización Política y
Municipal, divide al Distrito Federal en 13 municipalidades, una
de las cuales es Azcapotzalco.[27]
Durante el Porfiriato, a principios del siglo XX,
destacaron en la región las haciendas de Careaga,
Acalotenco y Clavería, y en la Avenida Azcapotzalco, las
familias de alta posición económica, comienzan a
construir hermosas casas afrancesadas; durante este periodo,
existía gran actividad en el lugar; diversos productos del
mercado eran transportados a la capital, sobre mulas y carretas,
elegantes carruajes y tranvías, recorrían las
calles empedradas, y el ferrocarril atravesaba la Municipalidad
desde la Ciudad de México hasta Toluca; en 1905, se le dio
el nombre de "Azcapotzalco de Porfirio Díaz".
También comienza el proceso de urbanización de
Azcapotzalco, ya que durante la primera década del siglo,
se establecen importantes colonias: San Álvaro, El
Imparcial, la Angel Zimbrón y la Aldana; también se
construye el sistema de drenaje y se surte de agua potable a la
Villa, en 1904. [28]
En la Antigua Avenida Azcapotzalco, se erigieron
hermosos palacetes de estilo francés, donde las clases
adineradas y pudientes se refugiaban mientras las clases
trabajadoras de Azcapotzalco, se esforzaban en obtener lo
necesario para subsistir en sus parcelas, y mediante el comercio
de sus productos; así, por las calles pasaban
landóes y carretelas jalados por caballos y mulas,
así como burros cargados con alfalfa, leña,
guacales con verduras, etc.
En 1910, durante la Revolución, el Convento de
Azcapotzalco, sirvió de cuartel a un grupo de villistas, y
en la Guerra de los Cristeros, el edificio fue cerrado y murieron
varios sacerdotes. Para 1914, la Ley Orgánica del Distrito
Federal en su artículo No. 8º establece doce
delegaciones, entre ellas Azcapotzalco.
Hacia 1925, en el periodo Post Revolucionario
José Vasconcelos funda en Azcapotzalco, una de las
trescientas bibliotecas que formaban parte de la cruzada nacional
para la educación, la Biblioteca Fray Bartolomé de
las Casas, en donde, en 1926, el muralista Juan O´Gorman,
plasma su obra en la cual se observa al Azcapotzalco de los
años veintes, y su transformación de zona rural a
urbana. [29]
En 1929, se conformó a la antigua Municipalidad
de Azcapotzalco, como una de las delegaciones del Departamento
del Distrito Federal, según decreto de la Ley
Orgánica del Distrito Federal, que crea 13 delegaciones
dependientes de un Departamento Central.
Durante el Siglo XX, se incrementa el crecimiento
urbano, industrial y social de Azcapotzalco; en los años
veintes y treintas, se crea la colonia Clavería, y en
1929, se destinan 50 hectáreas para la creación de
la Zona Industrial Vallejo, donde se construyeron diversas
fábricas, talleres, almacenes, bodegas y oficinas,
quedando definitivamente conformada como tal en 1944 y decretado
por el presidente Manuel Avila Camacho. En 1930, surgen
también los grandes complejos habitacionales. En 1944 se
construye al sur de la Delegación, la Refinería 18
de Marzo. En los años cincuentas, se crea una red
ferroviaria que complementa la ya existente, y se rediseña
la estación de mercancías Pantaco. En 1954 se crea
el Rastro de Ferrería, el más importante de la
ciudad; también se crean nuevas zonas industriales como El
Gas, San Antonio y San Salvador Xochimanca y la Nueva Santa
María. A fines de los sesenta, se forma la Nueva
Industrial Vallejo[30]y para 1973, el INFONAVIT
comienza la construcción de la Unidad Habitacional El
Rosario.
Es durante los años cincuentas que el Instituto
Mexicano del Seguro Social funda la más importante unidad
hospitalaria, ubicada al norte de la ciudad; esta unidad o
policlínica, concentra todas las especialidades
médicas, respondiendo a la necesidad de brindar
atención médica principalmente a los trabajadores
mexicanos. Como una forma de expresión sobre esta
atención médica, en el lugar, importantes
personalidades de la pintura, como Diego Rivera y David Alfaro
Siqueiros, plasman en el vestíbulo y en el auditorio,
majestuosos murales que expresan que la medicina debe estar al
alcance de todos los mexicanos.
Rivera, en 1951, en el vestíbulo, plasma su obra
titulada: "El pueblo en Demanda de Salud", en el cual se
hace una visión de los logros en la medicina
indígena desde la época prehispánica, y los
avances de la ciencia médica de este siglo; y el mural de
David Alfaro Siqueiros, "Por una seguridad completa y al
servicio de todos los mexicanos", en el que se muestran
diversos efectos visuales al admirar la obra, en la cual, se
busca un diálogo con el espectador por medio del
movimiento de las imágenes, y donde se aprecia a los
trabajadores, obreros y gente del pueblo, en sus luchas
sociales.
Ya bien entrado el siglo, en 1978, se diseña el
Parque Tezozómoc por el arquitecto Mario Schjetman de
Garduño, el cual se inaugura el 21 de marzo de 1982, con
un hermoso lago rodeado de montes que reproduce la
topografía de la cuenca del Valle de México en el
siglo XVI en una superficie de 17,000
m2.[31]
En 1991, se inaugura en el centro de la
Delegación, la Casa de la Cultura de Azcapotzalco, la
cual, anteriormente, funcionó como Palacio Municipal,
donde se encontraban las oficinas y dependencias de la
Delegación Azcapotzalco. La construcción data de
1891, y fue remodelada de 1990 a 1991 con motivo de su
centenario. El edificio, ha tenido diversas funciones a lo largo
de sus 108 años de existencia; en el se albergaron las
oficinas de las autoridades de la Villa de Guadalupe; en el
Porfiriato, funcionó como Prefectura Política del
gobierno del General Díaz; en 1930, durante el mando del
General Alvaro Obregón, se utilizó como sede de la
Delegación Política de Azcapotzalco; durante los
años cincuentas, albergó las oficinas de la
Delegación, la policía, la tesorería, el
servicio médico, un anfiteatro y la cárcel;
también funcionó como sede del Registro Civil y
alojó las oficinas de Tránsito y Vialidad, hasta
1990, fecha en que se remodeló y en 1991, comenzó a
funcionar como la actual Casa de la
Cultura.[32]
También de la segunda mitad del siglo XX; datan
la UAM Azcapotzalco, de 1974, y el CCH # 1, de la UNAM; la ESIME
del IPN; en 1967, se funda el IPADE en el casco de la antigua
hacienda de Clavería.
Sobre el nombre de
Azcapotzalco
Desde hace cientos de años, la tierra que
actualmente ocupa nuestra Delegación ha sido conocida con
el nombre indígena náhuatl de AZCAPOTZALCO.
Son varias las versiones que a lo largo del tiempo y hasta la
actualidad, vamos a encontrar en diferentes documentos sobre la
representación del topónimo y la
pronunciación de la palabra, algunas de ellas corrupciones
del nombre original Izputzalco (lugar de Izputzal, fundador de
Azcapotzalco), que como veremos más adelante, se
transformó en Azcaputzalco, Escapozalco, Atzcapotzalco y
por último, Azcapotzalco, que usamos en el
presente.
Figura 13. Representación de la
hormiga de Azcapotzalco, según el Códice
Mendocino.
El nombre de esta antigua ciudad ha hecho siempre
referencia a la hormiga roja y al hormiguero, como lo indican los
diferentes documentos antiguos donde ha sido representado su
glifo, el cual se forma con la imagen de este pequeño
insecto, asociada a otros elementos, como arena, piedrecillas y
granos de maíz. Azcapotzalco o Azcaputzalco, que
según la versión más acertada quiere decir:
"En el hormiguero".
Así encontramos la siguiente definición
sobre el nombre de Azcapotzalco y la lectura de su
topónimo:
"AZCAPOTZALCO: pueblo del Distrito Federal, al norte de
la Ciudad de México, en un tiempo cabecera del reino
Tepaneca. Etimología: Azcaputzalco, "En
los hormigueros"; de ázcatl, "hormiga",
putzalli, "terrero" y co, "en".
[33]
La antigua ciudad prehispánica de Azcapotzalco,
fue por mucho tiempo la cabecera principal del Imperio Tepaneca,
esto es, desde fines del siglo XII hasta 1428 d. C, fecha de su
destrucción durante el gobierno de Maxtla, por la alianza
entre los acolhuas de Tezcoco y los mexicas de Tenochtitlan; tras
su caída, la cabecera se traslada a la corte de Tlacopan,
hoy Tacuba, quedando Azcapotzalco, como pueblo sujeto y
tributario, como sede de un mercado de esclavos y dividido en dos
parcialidades: Tepanecapan, donde habitaban los antiguos
residentes tepanecas, y Mexicapan, donde se asentaron los nuevos
conquistadores mexicas.
A pesar de todo esto, la ciudad continuó
conservando su antiguo nombre, el cual se puede observar en
diversos documentos y escritos antiguos del siglo XVI y XVII, en
los que se encuentra el topónimo indígena de
Azcapotzalco, el cual se representa con el dibujo de una
pequeña hormiga roja en un hormiguero, representado con
pequeños puntos oscuros que simbolizan arenas y
piedrecillas, así como círculos claros que
podrían representan granos de maíz.
Existe una versión que asocia el simbolismo de
este glifo con una vieja leyenda prehispánica, recopilada
en un documento conocido como El Manuscrito de 1558, que
nos habla sobre la creación de la humanidad y el
descubrimiento de los alimentos en el Tonacatépetl o
"Cerro de nuestro sustento" por el dios
Quetzalcóatl ayudado por una hormiga roja, con los cuales
dará que comer a los nuevos hombres. Conocida como "La
leyenda de los Soles", en una de sus partes nos dice:
Quetzalcoatl se encuentra a la hormiga, le dice:
-¿Dónde fuiste a tomar el maíz?,
dímelo.
Mas la hormiga no quiere decírselo.
Quetzalcoatl con insistencia le hace preguntas. Al cabo dice la
hormiga: -En verdad allí.-
Entonces guía a Quetzalcoatl, este se
transforma enseguida en hormiga negra. La hormiga roja lo
guía, lo introduce al monte de nuestro sustento. Entonces
ambos sacan y sacan maíz.
Dizque la hormiga roja guió a Quetzalcoatl
hasta la orilla del monte, donde estuvieron colocando el
maíz desgranado[34]
Aunque el origen del nombre de Azcapotzalco no
está muy claro, existe una historia mencionada por don
Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, en la cual explica que
éste comenzó durante las reparticiones de tierras
hechas por el gran chichimeca de Tenayuca, Xólotl, en el
siglo XII d. C., después de la caída de la capital
tolteca, Tula. Según esta versión, la palabra
Azcapotzalco, es una corrupción del nombre de un personaje
llamado Izputzal, del cual se originó el nombre del lugar
poblado y dice así:
"…. la ciudad de Azcaputzalco, le cupo a un
caballero llamado Izputzal, y así se llamó este
lugar (Izputzalco), primero, aunque después se
corrompió el vocablo, poniéndole Azcaputzalco, que
quiere decir hormiguero, por haber sido una de las mayores
ciudades que ha tenido esta tierra…"
[35]
Ya conocido el lugar con el nombre Izputzalco y luego de
Azcaputzalco, llegan y se establecen en el poco tiempo
después, un grupo de chichimecas guiado por Matlacohuatl y
Azcueitl, seguido tiempo después por otro grupo, guiados
el caudillo Acolnahuacatzin, quien se une a la princesa
Cuetlaxochitzin, hija del gran chichimeca Xólotl
Tecuanitzin, señor de Tenayuca y recibe como dote de ella,
la ciudad en la que establecen la capital de su
señorío[36]
En el llamado Códice Ramírez encontramos
otra mención sobre Azcapotzalco y el significado de su
nombre:
"Después de éstos llegaron los
tepanecas, los cuales asimismo poblaron quieta y
pacíficamente a la orilla de la laguna. Éstos
tomaron el sitio que cae a la parte del occidente,
extendiéndose tanto por aquella parte, y crecieron en
tanto número, que a la cabecera de su provincia llamaron
Azcaputzalco, que quiere decir hormiguero, por la mucha gente que
tenía. Y así vino a ser este el mayor y más
principal reino, de todas seis
naciones."[37]
Esta versión hace referencia a que se trataba de
una de las ciudades más grandes e importantes que
existían en la cuenca de México en el periodo
Posclásico Tardío y la población que en ella
habitaba era tanta que originaba a que se le designara con este
nombre, ya que parecía un verdadero hormiguero.
Los tepanecas de Azcapotzalco.
Uno de los principales grupos indígenas que
ocuparon la Cuenca de México durante el Posclásico
y que lograrían dominar la región, fue el de los
tepanecas, quienes habitaron toda la parte occidental del Valle
de México, teniendo como cabecera principal del
señorío a la ciudad de Azcapotzalco. Este grupo
estaba formado por la fusión de varias etnias de origen
chichimeca, como los matlatzincas y los
otomí-mazahuas.
Existen varias versiones sobre el significado de la voz
indígena que da nombre a este grupo:
Tepanecatl.
En los anales de México- Azcapotzalco,
encontramos que tecpanecatl se traduce como:
Gentes de los palacios, cortesanos, y se deriva
de:
tecpan ——- palacio
necatl ——– gente[38]
Otra versión es la del Códice
Ramírez que señala que tepanecatl significa: "La
gente del puente o pasadizo de piedra":
"Derívase su nombre de tepanohuayan, que
quiere decir "puente de piedra", el cual compuesto de tetl que es
piedra y panohua, que es vadear el agua " y así dicen de
esta partícula yan que denota lugar: de estas tres cosas
Tepanohuayan. Y de este nombre toman tepano convirtiendo la o en
e y añaden ca y dicen
tepaneca".[39]
Otra versión más señala que el
nombre tepanecatl significa: "los que están sobre las
piedras" ya que este grupo ocupó gran parte del occidente
de la cuenca de México, localizándose sus centros
más importantes en Azcapotzalco, Huitzilopochco y
Coyoacán.
" Se desborda la población a terrenos pedregosos,
y la circunstancia de encontrarse sobre piedras hizo que se les
llamara tepanecas, o sea, "Los sobre piedras". La
modificación en tecpanecas: "hombres del palacio" fue
tomada por la población misma para hacer valer su
primacía".[40]
La palabra tepanecatl puede tener sus raíces en
las voces nahuas:
tetl —– piedra
pan —- en, sobre
que nos da:
tepantli —– pared, muro,
unido a
necatl —— gentes, personas.
Y obtenemos
Tepanecatl —– gentes que están sobre las
piedras o las gentes de los muros.
La otra versión puede ser:
tecpan —— palacio o casa de gobierno
necatl —- gente
que nos da tecpanecatl —— las gentes de los
palacios.
El nombre Tepanecatl se puede leer como tal en los
glifos que aparecen en el Códice Xolotl, en el cual, la
palabra aparece representada con el glifo de una piedra (tetl)
sobre la cual se localiza una bandera (pantli) asociado a
diversas representaciones de personas (necatl).
Esto nos da la lectura Te (tl) -pan (tli)-
necatl.
Sobre su lugar de procedencia, según algunas
fuentes históricas, el grupo de los tepanecas
pertenecía a una de las siete tribus que salieron del
mítico lugar de las siete cuevas Chicomostoc
Teoculhuacan.[41]
Ixtlilxóchitl menciona que los tepanecas
pertenecían a la nación acolhua:
"Los cuales salieron de las últimas tierras de la
provincia de Michuacan, que era la misma nación de los
chichimecas michuaques, aunque venían divididos en tres
parcialidades, que cada una de ellas tenían diferentes
lenguaje, trayendo cada una de ellas su caudillo y señor.
Los que se llamaban tepanecas traían por caudillo y
señor a acolhua, que era el más principal de los
tres …" [42]
Anterior a Acolhuacatzin (1283-1343), según los
Anales de Tlatelolco, existió una dinastía tepaneca
fundada por otro caudillo de nombre Matlaccoatl, quien
realizó una alianza matrimonial al unirse a la princesa
Azcueitl, hija del señor de Azcapotzaltonco, con quien
inició el señorío hacia 1152.
Al llegar al trono Acolhuacatzin, recibe de manos del
chichimeca de Tenayocan, Xolotl, a la ciudad de Azcapotzalco como
dote de la princesa Cuetlaxochitzin, la ciudad se
convertirá desde entonces en la cabecera principal del
señorío, que sujetará y dominará a
toda la cuenca, durante el reinado de Tezozomoc, hasta su
caída a manos de los mexicas y acolhuas, durante el
mandato de Maxtlaton, en 1428.
Antecedentes de
Investigación Arqueológica en
Azcapotzalco
Las primeras investigaciones arqueológicas
llevadas a cabo en Azcapotzalco, D. F. comenzaron a principios
del siglo en 1909 por Don Manuel Gamio, quien excava un
montículo localizado en las actuales calles de Santa
Lucía y Nextengo, en el barrio de Santa Lucía
Tomatla. En este lugar localiza restos de una estructura
habitacional, braceros teotihuacanos y cerámica azteca.
(1909). En 1911, Gamio excava en San Miguel Amantla, donde lleva
a cabo las primeras excavaciones estratigráficas en
México. Aquí, localiza en los estratos más
antiguos, cerámica preclásica; en los medios,
cerámica teotihuacana, y en los estratos superiores,
cerámica azteca.
Otra excavación de Gamio, es en 1918, llevada a
cabo en el atrio de la parroquia de Azcapotzalco, donde localiza
un piso de estuco a 2. 25 m y de 2. 50 a 3. 75 m el nivel
freático; identifica cerámica azteca y tolteca del
tipo "Mazapa".
En 1919, Alfred Tozzer excava un montículo
llamado "Loma Coyotlatelco", que pertenece al periodo entre la
caída de Teotihuacan y el surgimiento de Tula.
También encuentra gran cantidad de cerámica y
restos de una unidad habitacional teotihuacana.
Para 1934, George Vaillan excava en los predios de "El
Corral I", donde encuentra cerámica tipo Teotihuacan III,
y " El Corral II", donde encuentra cerámica Teotihuacan
IV. El Corral I se localizaba al SE de la capilla de Santiago
Ahuizotla, y el Corral II al este, entre las calles de Morelos,
Providencia y Nextengo. Él supone que el sitio
Amantla-Ahuizotla alcanzó su máximo esplendor tras
la caída de Teotihuacan.
Sejournné 1956-1957, explora en Ahuizotla y
encuentra cerámica teotihuacana, coyotlatelca, azteca y
dos tepalcates Mazapa. Ella concluye que el sitio fue
contemporáneo a Teotihuacan en todas sus fases.
Florencia Muller, 1956-57, recolecta cerámica en
Santa Lucía y Ahuizotla y la identifica como azteca,
coyotlatelco y teotihuacana.
En 1976, Gerardo Cepeda excava en San Miguel Amantla,
entre las calles de Morelos y el Fresno, en un predio llamado
Teopanixpa, donde localiza un conjunto habitacional teotihuacano
con un patio y varios cuartos.
Arqueólogos como William T. Sanders, Jeffrey
Parsons y Robert Santley realizan en 1979 la ubicación y
análisis de sitios mediante el recorrido de superficie,
para definir el patrón de asentamiento de la cuenca de
México; en sus investigaciones de la región,
plantean que el sitio del Clásico de Azcapotzalco, pudo
ocupar una extensión de 200 hectáreas y
sería un centro provincial bajo la influencia de
Teotihuacán.
Otras investigaciones fueron realizadas por la
Subdirección de Salvamento Arqueológico del INAH,
en 1981 durante la construcción de la Línea 6 del
Metro, donde se localizaron en San Marcos y Coachilco, evidencia
de fauna plehistocénica como restos de Mamuthus
imperator, así como un gran cementerio
prehispánico.
En 1986~88, la Subdirección de Salvamento
Arqueológico del INAH realiza otros trabajos motivados por
la construcción de la línea 7 del Metro.
También se realizaron pozos estratigráficos en el
atrio de la parroquia de Azcapotzalco, donde se identificó
cerámica tipo azteca y "Mazapan Rojo sobre Café", y
otros en San Miguel Amantla, con lo cual, se concluye que
Amantla-Ahuizotla-Santa Lucía, conformaban un solo y
extenso sitio de más de un kilómetro de largo, que
fue contemporáneo con Teotihuacan en todas sus
fases.
Finalmente, Raúl García en 1991, lleva a
cabo el análisis de materiales procedentes de estas
excavaciones, y menciona el desarrollo de Azcapotzalco y del
Área Suroccidental de la Cuenca de México, desde el
Preclásico Medio hasta el Epiclásico; esta
información sirve para elaborar su tesis; en 1996 realiza
pozos estratigráficos en los jardines centrales de la
delegación.
La Dirección de Salvamento Arqueológico ha
realizado también muchas otras investigaciones mediante el
rescate de la evidencia arqueológica en diversos lotes que
han sido destinados a la construcción de áreas
habitacionales, negocios, fábricas, etc.
Las últimas investigaciones en el área por
parte de la Dirección de Salvamento Arqueológico,
fueron las realizadas a finales del año 2003, en el
denominado predio Van Beuren o Expoferia Azcapotzalco, que
había sido destinado por el gobierno del D.F. a la
construcción de viviendas. La exploración de este
predio concluyó con un dictamen negativo para la
construcción.
Como vimos, Azcapotzalco nos proporciona un gigantesco
campo factible para la investigación, por su gran riqueza
en evidencia arqueológica e histórica; sin embargo,
es necesario dar seguimiento a los anteriores trabajos de
investigación realizados por el INAH, para arrojar nueva
luz sobre el pasado de Azcapotzalco, ya que solamente se conoce
una pequeña parte de su historia
prehispánica.
Las anteriores investigaciones se han limitado a
excavaciones y trabajos de salvamento y rescates cuyos resultados
se han limitado a informes y algunas cuantas publicaciones, poco
accesibles a la población en general, interesada en
conocer los orígenes y la cultura de su pueblo; más
aún, no existe en Azcapotzalco un sitio objetivo y digno
donde puedan admirarse los logros y la cultura de nuestros
antepasados indígenas, a pesar de que su subsuelo se
encuentra totalmente repleto de evidencias arqueológicas
como ruinas, entierros, ofrendas, objetos ceremoniales y
domésticos, esculturas, etc. etc. productos de las
civilizaciones que ocuparon estas tierras desde hace milenios.
Por el contrario, estos son cada vez más frecuentemente
víctimas de la alteración, la destrucción y
el saqueo, o quedan sepultados bajo toneladas de concreto y
piedra de las nuevas construcciones modernas, lo que nos priva
del conocimiento de nuestro pasado y de nuestra herencia
cultural.
El día de hoy, el predio Van Beuren o Rancho las
Trancas, de San Miguel Amantla, nos ofrece la oportunidad
única de rescatar para el futuro parte de nuestra herencia
indígena, aún no del todo perdida, ya que nos
ofrece todo tipo de aspectos que nos permiten asomarnos al pasado
de nuestra Delegación. El rescate de este espacio y los
conocimientos surgidos de la investigación de la evidencia
arqueológica que este resguarda, enriquecerá
aún más el legado histórico y cultural de
Azcapotzalco.
Rescatar, acondicionar y proteger este sitio, es motivo
de orgullo para todos los habitantes de Azcapotzalco, ya que
ahora podrán contar con lugar donde mostrar a sus hijos y
nietos, el esplendor y la gloria que alcanzó en el pasado
el hormiguero.
La Delegación Azcapotzalco nos ofrece un muy
extenso campo de investigación tanto histórica como
arqueológica, que nos permitiría ampliar los
conocimientos sobre este antiguo asentamiento y la importancia
que este tuvo en relación con las demás unidades
sociopolíticas de la cuenca y valle de México. Su
estudio directo nos permitirá conocer importantes aspectos
sobre el desarrollo económico, político, social,
religioso y cultural de la cabecera del Imperio Tepaneca, desde
sus orígenes más antiguos, hasta su caída, y
el desarrollo y la importancia del lugar durante el Virreinato y
el siglo XIX.
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[30] Azcapotzalco en el Tiempo; pp.116
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[35] Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de,
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[36] Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de;
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[37] “Códice Ramírez,
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[38] Anales Mexicanos:
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[39] CódiceRamírez; 1975:
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[40] Barberena Blázquez, 1982: 35.
[41] Códice Ramírez, op. cit:
p. 7-12.
[42] Ixtlilxóchitl; 1985: T. II;
17.
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