Sobre la adicción al trabajo-la efectividad-el éxito y la felicidad (página 2)
El éxito, según se entiende en la
civilización occidental, se traduce en un buen trabajo,
buenos ingresos, una chequera abultada, tarjetas de
crédito, una gran casa, una buena finca, un
vehículo último modelo y de marca, entre otras
posesiones, en lo material; en lo inmaterial, se traduce en
reconocimiento social, control de círculos de poder, fama,
prestigio, gloria y logros académicos, políticos o
de cualquier otro orden. Este sería el paradigma del
éxito basado en el tener. Pero es claro que ésta no
es la única forma en que puede definirse el éxito
ya que éste puede ser definido de otras maneras,
según la concepción particular que se tenga del
mundo y de la vida. Cuando una persona cambia su paradigma,
él éxito adquiere un significado distinto y es
cuando se basa en el ser, para lo cual es muy apropiado traer a
colación la definición de éxito del gran
escritor, filósofo y poeta estadounidense,
Emerson:
¿Qué es el Reírse a menudo y amar mucho Ganarse el respeto de las personas inteligentes y Conseguir la aprobación de los Soportar la traición de los falsos Apreciar la belleza Descubrir lo mejor de los demás Dar lo mejor de uno mismo sin esperar nada a Mejorar el mundo un poquito con un hijo sano, un Haber jugado y reído con entusiasmo y Saber que por lo menos una persona ha respirado Esto es haber triunfado – Ralph Waldo Emerson- |
Puede observarse que la definición del
éxito de Emerson puede aplicarse fuera del ámbito
laboral, está basado en el ser y no requiere de la
tenencia material o inmaterial. El paradigma del éxito
basado en el ser gira en torno a las cosas simples y sencillas, a
los pequeños o grandes momentos, se fundamenta en el
aquí y en el ahora, en la solidaridad, en el ayudar a
otros seres humanos a que hagan una mejor vida, en el aprender a
desconectarse del trabajo y de los problemas cuando no hay que
atarse a ellos, en el vivir sin apegos a lo material ni a las
personas y a no sufrir ni por las culpas o recuerdos del pasado
ni por las angustias del futuro; en última instancia, es
un paradigma que coincide con muchas de las concepciones
orientales de la vida, entre ellas el budismo Zen, en donde es
posible encontrar la felicidad en el interior de uno mismo y no
en el exterior y ligada a la posesión de cosas.
Ahora bien, si uno se aferra al paradigma del
éxito basado en el tener, entrará irremediablemente
en una espiral de ambiciones y de deseos insaciables por tener
cada vez más y más, y siempre querrá algo
adicional en un deseo que no termina y que, por el contrario,
conduce a una serie de amarguras y frustraciones. Si falta al
menos uno de los elementos del paradigma del tener, la persona se
llena de emociones perturbadoras, como la ansiedad prolongada, la
insatisfacción, períodos largos de tristeza,
pesimismo, tensión continua, hostilidad, entre otras, que
terminan afectado el organismo2. Para finalizar esta carta les
propongo que reflexionen sobre lo que acabo de plantear: si
queremos una vida que gire en torno a un paradigma basado en el
tener o una vida girando en torno a un paradigma basado en el
ser; en éste último residen la alegría de
cumplir una misión en la vida, el verdadero bienestar (que
no sólo es físico sino también mental y
espiritual) y la felicidad de los pequeños momentos y de
las pequeñas cosas. Para terminar esta reflexión,
nada más apropiado que referirnos a la frase
siguiente:
"El éxito es conseguir lo que
se quiere;
La felicidad es apreciar lo que se
tiene"
–Anónimo
inteligente
Autor:
Nelson Rúa Ceballos
Ingeniero Electrónico Universidad de
Antioquia
DEA en Economía de la Innovación de la
Universidad del País Vasco UPV/EHU
Candidato a Doctor en Estudios de Ciencia y
Tecnología de la UPV/EHU
Actualmente, Vicerrector General del Instituto
Tecnológico Metropolitano
Medellín-Colombia
2 Según Santiago Rojas (Médico
Bioenergético), dichas emociones terminan
comportándose como intoxicaciones que, además de
malestar, aumentan el riesgo de contraer enfermedades como el
asma, la artritis, los dolores de cabeza, las úlceras y
los problemas cardíacos (El Tiempo, abril 18 de 2010:
2-18).
[1] Según Barbara Killinger, en su
libro: “Workaholics: los adictos respetables”, los
adictos al trabajo son inválidos emocionales. La
obsesión por el trabajo de los adictos al trabajo, les
produce úlceras, problemas de espalda, insomnio,
depresión, infartos y muchos casos de muerte
prematura.
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