Ambiente y
Desarrollo Económico
Según la
Organización de Naciones Unidas
ONU se entiende
como desarrollo, la
condición de vida de una sociedad en la
cual las necesidades auténticas de los grupos y/o
individuos se satisfacen mediante la utilización racional,
es decir sostenida, de los recursos y los
sistemas
naturales.
Este concepto integra
elementos económicos, tecnológicos, de
conservación y utilización ecológica,
así como lo social y político.
Una de las principales características de los conceptos
de la ONU es la reafirmación acerca de que las medidas
macroeconómicas centradas en aspectos de producción y su relación con las
poblaciones -caso de ingreso per capita tienen limitaciones.
Entre estas limitantes se encuentra la evidencia de que el
desarrollo si bien es cierto implica la posesión
económica hasta cierto nivel, no se reduce sólo al
aspecto de riqueza. Se hace énfasis en que el desarrollo
humano incluye dos facetas complementarias: la
formación de las capacidades humanas y la otra faceta es
que esas capacidades puedan ser ejercidas en las diferentes
esferas de la vida: económica, social, ambiental, cultural
o política.
Siendo que para el desarrollo
económico se requiere de la utilización de los
recursos que nos proporciona el ambiente en su
concepto holístico, es importante contextualizar este
concepto en el orden complejo y globalizado que experimentamos
hoy.
Ahora bien el ambiente comprende los recursos
naturales renovables, y no renovables- que se agotan con su
explotación, como por ejemplo el
petróleo y los yacimientos de minerales-. Los
recursos naturales pueden ser determinantes de la posición
económica de un país
Los sistemas económicos de algunos países
industrializados representan en la actualidad una amenaza a los
recursos naturales.
La disminución de la biodiversidad
y de grandes áreas de selvas y bosques, demuestra que la
humanidad no ha logrado construir con éxito
un modelo
responsable para la conservación de los recursos
naturales.
Por ello en el año 2000, 192 países miembros de
las Naciones Unidas acordaron los Objetivos de
Desarrollo del Milenio cuya consecución tiene como fecha
límite el
2015. Para el ámbito empresarial podemos
circunscribirnos en los últimos dos: Objetivo 7:
Garantizar el sustento del medio ambiente
y el Objetivo 8: Fomentar una asociación mundial para el
desarrollo.
La globalización del mercado
está motivando una creciente necesidad de ajustar las
estrategias
empresariales al constante cambio y a la
procura de la
administración de la incertidumbre.
Pero ¿cómo podemos diseñar el futuro en
forma planificada o con una proyección para hacer el
planteamiento más conciso y contundente, dejando
atrás la inspiración repentina para dar paso al
análisis conceptual y a un proceso
metodológico basado en los diversos aspectos que
configuran el entorno coyuntural, en las expectativas existentes
y en los logros esperados? tomando en cuenta la cantidad,
velocidad y
disponibilidad de la información, -no necesariamente confiable-
los avances
tecnológicos, -no necesariamente amigables con el
ambiente- las guerras, el
cambio climático y los desastres parecieran no darnos
tregua?
Sin dejar de lado la valiosa riqueza de la experiencia del
personal
gerencial, de su conocimiento
del negocio, de su intuición y su preparación
académica, para la gente de empresa de hoy es
cada vez más clara la necesidad de diseñar el
futuro de sus decisiones y seleccionar en forma coherente las
alternativas más convenientes dirigidas al éxito en
un periodo de transición, donde impera la confusión
y el miedo.
La apuesta es -como bien dicen los orientales- es ante el
riesgo que
genera la crisis,
encontrar la oportunidad que está detrás de los
distractores inmersos en el caos. Por tanto es necesaria una
posición visionaria y desarrollar competencias
adaptativas para afrontar los nuevos desafíos con acciones
consecuentes para el logro de un desarrollo
sostenible.
Las metas, por tanto, tendrán que ser flexibles a los
distintos escenarios, revisadas y replanteadas toda vez que sea
necesario. La
comunicación fluida y la creatividad,
serán herramientas
diarias para la ejecución de los planes formulados.
En un contexto complejo, los viejos paradigmas se
analizan para plantear nuevos roles de los actores
estratégicos de la sociedad. Hoy día sabemos que la
figura estatal, como actor de gran influencia en el desarrollo
económico, ha perdido poder en la
actualidad. Su capacidad de respuesta ante las demandas de la
sociedad y sus múltiples limitantes financieras y
administrativas, son el escenario para el surgimiento de
líderes empresariales en todas las dimensiones: grandes,
pequeñas y medianas empresas con
iniciativas proactivas y de autogestión para promover
nuevas oportunidades y estrategias.
La Estrategia
Empresarial para el Desarrollo Sostenible
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