- Tipos de
Folklore - Clasificación de
las expresiones Folclóricas Dominicanas - Las
Expresiones Rituales del Folklore Dominicano - Conclusión
- Bibliografía
Introducción
El Folklore: de origen ingles, folk traducido
al español
significa pueblo y lore saber. Se define
etimológicamente como lo que el pueblo sabe de sí
mismo. Es el saber del pueblo. Es la ciencia que
estudia todas las manifestaciones culturales del pueblo que se
transmiten de generaciones en generaciones de forma oral.
El campo de estudio el folclore es bástate amplio
abarca desde la comida, el vestuario, las lenguas, las
expresiones artesanales, las creencias y religiones,
danzas, juegos, los
instrumentos y expresiones musicales, los cantos, etc.
Desde el momento mismo del descubrimiento de la
Española, cuando Colón y sus acompañantes
pisan tierra y
entran en comunicación con los aborígenes,
tiene lugar un proceso
más o menos complejo de relaciones raciales y culturales
entre los unos y los otros.
Los contactos de los españoles con los nativos de la
isla fueron desde el principio conflictivos, tanto que produjeron
la progresiva, pero implacable desaparición de los
nativos. Ya hacia 1560 apenas quedaban algunos grupos dispersos
de indígenas, sin mayores consecuencias para el futuro
progreso de miscegenación que daría nacimiento al
hombre
dominicano. A diferencia de otros países de América, Santo Domingo no presenta en la
actualidad el nuevo tipo étnico común a otras
latitudes del continente: el mestizo.
La temprana desaparición de los naturales de la
española fue también causa que su cultura, que a
la llegada de los conquistadores atravesaba por una etapa
neolítica, de cultivo intenso de la agricultura y
producción de cerámica y materiales
líticos, no pasara a integrarse por completo a la
simbiosis operada más tarde con la cultura de otros grupos
foráneos.
De la cultura taína restan muy pocos remanentes, y
estos corresponden sobre todo a los aspectos materiales de la
misma. Hay que advertir, por lo demás, que varios de esos
aspectos perduraron a través del esclavo africano, quien
los hizo suyos y los incorporó a sus costumbres y
hábitos de trabajo.
Así, por ejemplo, cuando los taínos empezaban a
extinguirse, los negros habían logrado ya dominar la
técnica del cultivo de la yuca y la preparación del
casabe, que era el alimento básico de aquellos. A
través de los esclavos africanos, los taínos
legaron a nuestra cultura el cultivo de roza, cuya quema y tala
de árboles
serían luego continuadas por los plantadores
azucareros.
El mundo espiritual del taíno apenas dejó
huellas en la cultura criolla, y las pocas muestras de ese mundo
se halla fuertemente sincretizadas con las creencias y ritos
cristiano-africanos. Podemos citar, al respecto, la
sacralización de ciertos caciques taínos, elevados
a la categoría de luases o divinidades del panteón
vuduista; las supersticiones relativas a las hachas
indígenas, popularmente conocidas como "piedras de rayo" y
el mito de la
ciguapa, entidad femenina que camina con los pies alrevés.
La mayor aportación del taíno a la cultura
dominicana hay que buscarla, sin duda, en el lenguaje.
Numerosos vocablos forman parte del habla criolla.
Los grupos étnicos que proporcionarán el mayor
caudal de rasgos y complejos a la cultura nacional son el
español y el africano, con una evidente e indiscutible
prevalecía del primero sobre el segundo a pesar de la
opinión de algunos sociólogos e historiadores, cuya
posición antiespañola los lleva a menospreciar la
preponderancia hispánica para encumbrar las influencias
ejercidas por los esclavos de distintas naciones africanas. Esta
falsa actitud ha de
ser vista, sin embargo, como una reacción frente a la
ideología de la clase burguesa
y españolizante, en la cual los prejuicios raciales,
unidos a una incomprensión del pasado, teñida de
etnocentrismo y que las invasiones haitianas del sigo XIX
acrecentaron al máximo, impidieron valorar justamente el
rico fondo etnográfico del esclavo africano, y, en
consecuencia, sus contribuciones a la cultura
vernácula.
Otra cosa muy distinta aconteció con la visión
del aborigen. El indigenismo no fue sólo un aspecto
más de la corriente romántica, que nutrió
las páginas de la litera dominicana, a partir de la obra
de los hermanos Javier y Angulo Gurí di, desde 1840, sino
que actuó también como filosofía de recambio en la lucha de los
criollos contra la Anexión de la
República a España.
La ausencia de una clara y definida identidad
cultural entre aquellos que, paradójicamente, ostentaban
con orgullo su filiación hispánica, condujo a no
pocos intelectuales,
en un momento en que la metrópoli intentaba retener su
centenario dominio sobre la
antigua colonia, a buscar en la cultura indígena unos
valores que,
infortunadamente, habían dejado de tener vigencia casi en
los albores mismos de la
administración española.
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