Como nuestras manos se muerden
Marchemos entre la gente
Hasta llegar a nosotros
Dejándonos quizá
destruir
Luego nos evaporaremos de nuestros
cadáveres
Y nos juntaremos en las nubes
Como dos humos distintos
Y en el mundo se incendiarán los
bosques
Para que dos fogatas se den las
manos
Ahora
No desancles tus dedos
Cierra este primer párpado en tus
oídos que las sirenas silban
Y puedes tener frío
Y tiemblo también de frío de
sólo ver la gente
Acumulada ante nosotros como la escarcha en
los vidrios
Y tengo miedo de que mi voz se hiele en mi
aliento
Y que mi silencio sea un antifaz
transparente
En las palabras ajenas
Tú
Amiga
Compañera
Novia
Piel de mi carne
Yo mismo y quizá
Lágrima o tú
solamente.
VII
Necesito un jirón de tu voz para
amordazar la noche
La noche sangra la noche sobre la piel de mi
alma
Y mi alma muere
equivocada con la sangre suya de la
noche
La noche inunda la noche como en tu voz
vive tu voz
Tú me señalas con el
índice de tu silencio el viento de la noche
Las olas de mis brazos rompen en la playa
de río de esta noche
Y tu dedo se alarga con mi deriva
inevitable
Tú me puedes salvar
La noche ya me llega al cuello
El silencio alarida su brazo oblicuo y
negro e instantáneo
Cuando reviso mis oídos
Bajo mis ojos impotentes de las ventanas
vacías
Voy a la bodega de mi mente a sacar el
polvo a las imágenes
Estuviste tanto conmigo que nunca tuve
tiempo de
recordarte o sospecharte
Me sobra tiempo para morir
Me sobra tiempo para recordar
Me sobra tiempo para esperar
Me sobran noche y silencio para morir las
mil veces
De mi amor sediento
y vacío
Me sobra el pecho de mi ansiedad y mi
angustia
Para la última espada conocida del
silencio que me sobra
Que sobrará
Y el polvo.
VIII
Voy a tildar en tu tierra con un
racimo de estacas
Los ámbitos para mis
cosas
Y bosquejaré un itinerario para el
calvario del beso
Luego te ungiré de silencio y te
untaré de mis ojos
Amor
En los volcanes la lava
agazapada
Soporta su mordaza
Los árboles
traman en la savia las nuevas hojas
El viento reserva mechones para los corales
nuevos
Los pájaros visitan el silencio de
las ramas
El viento musica su arroyo para los
peces
rituales
Amor mío
En las bodegas del silencio se despereza el
embrión de una palabra
Se están secando los grillos de una
voz no estrenada
Es cierto amor
La primavera llega a tu vientre
Y tus ojos florecen y tus manos
Se pueblan de pájaros festejando las
frutas.
IX
Quiero enjuagar mis caricias en tu
pelo
Y secarme en tus manos
Guardar en los tímpanos de mi
piel
El rumor de la tuya ahora
callada
Y enmascarar la distancia tras un
vidrio
Porque tengo los dedos transparentes como
una hache
Y miedo de hacer flamear tu
imagen
Si te beso en el agua
Aunque sólo una brevedad de
mí cabe en ti
Eres en las cosas viejas un tiempo
larguísmo
Y se han empañado
Amarillentas
Como versos secos
Como los armarios antiguos
Con añejo olor a madera
Y estás encima de todo o todo
está detrás de ti
Desfigurado y desteñido como las
calles tras los visillos
Y me alzo con mis horas viejas
guardadas
Con olor a naftalina de
recuerdos
Deshilachadas y arrugadas como el eco sucio
de mí mismo
Remedado
Y busco en los bolsillos de cada día
sido
Y el perfume de tu mano se anticipa a mi
conciencia
Y miro mi alma raída ampollada de
quemarse
Con callos de ser siempre ella
Creciendo de sí misma como un vapor
nuevo
Y veo una nube transparente y
limpia
Resucitando desde un charco de
barro
Entonces estás
translúcida
Como el calor que me
eleva espacial y fantástica
Como el silencio
Y tengo miedo de escucharte en
sueños
Porque tu voz podría
despertarme.
X
Esta noche izaré tus ojos como
pájaros
Para enfrutecer mis cielos
áridos
Y mis noches secas
Volveré con tus manos a media
asta
Abandonadas como nidos viejos
Frías o calientes pero
vacías
Aunque importantes
Pero ellas sin ti
Como huellas de pasos ya dados
Y abandonados
Traeré el trofeo de tu perfume como
una bandera rota
Y tu sangre marchitada
Y un hueco en las venas para mi
savia
Porque te quedará de mis
lanzas
La prolongación de las
abejas
Y luego serán mías las gotas
de miel
Como una bandera de la tierra
Y tus panales jugosos como campanas
recién inauguradas
Que cantarán por tus ojos un
título de tu hijo.
XI
Las velas perfuman tenuemente los
muros
Y las cosas
Nombrándolas de formas
—Como la noche necesaria para las
estrellas—
Las velas titulan las cosas
Como los cantos y palabras dictan los
silencios
Las velas desjugan su itinerario total de
caminos
Las fogatas dejan resucitar el
humo
Como rápidos
álamos
Pero quedan los huesos de las
cenizas como testigos del fuego
¿Quién se alzará o
qué
—Como un árbol heraldo de
la
tierra—
Sobre los ladrillos de mis
ruinas
Para nombrar mis torres?
Tú eres la noche necesaria para mis
estrellas.
XII
Tu vientre de durazno gira su
quietud
Y se enrolla sobre los latidos del eco
caído
Llegas a toda la semilla
agarrada
Tus paredes acantaran el hijo de
agua
El hijo de frente
Coronado
El hijo de eco que te
grité
Cueva
El hijo de sombra
Cueva dolorida de antorchas
El incendio del hijo.
XIII
El sol ha madurado en las ramas del cielo
como una fruta
Algún día el cielo
floreció de estrellas
Alguien diría que en el azul de los
árboles
Han amanecido las frutas
Yo diría que el sol ha
madurado en las ramas como un higo
Tú dirías que el sol ha
madurado en los brazos del cielo como un nido
Yo te escucharía
Y vería ascender tus hombros
azules
Despeñarme en un ocaso
Con el cielo en mis brazos
Con el sol en tus ojos
Y el sol maduraría en el
cielo
Como un hijo.
XIV
Mi tristeza estaba en mí como la
noche en las cajas cerradas
Y faltaba la cadena de tus cosas
Y mi conciencia de tus
cosas
Para desterrar el silencio de mi
campana
Con la perpetuidad del mar en los
caracoles.
XV
A veces persigno un beso en los
cráneos de tus templos
Dentro hierven los coros
Y tiemblan las imágenes
Y vibra el humo lácteo del incienso
amontonado
Tú me das los árboles de tus
manos
Yo lluevo a ti y arrastro las hilachas de
mis dedos
Murmuro en tus calles
Mi amor llueve
Tu ciudad de amor se moja
Despierto tu conciencia en el techo de cada
poro
Apago la leña en tus ojos
Y me llevo la ceniza
Sin la efe en que agoniza el
fuego
Corro
Y corro los harapos de mi piel como una
sombra
Y llueve en tus calles
Y corro y corro
Y me entumbo en tus
sótanos.
XVI
Hay un silencio para mí
Lo emites tú
Emerge de tus ojos como una
mirada
Hay una paz para mí
La voy a beber a tu arroyo
Tus manos laten entre las
mías
Como el último pájaro que
parpadea en las hojas por la tarde
Hay un amor para mí
Lo guardas tú como una
vela
Tácitamente encendida todo el
día
Hasta que llegue la noche de la llama
verdadera
Y en el altar que guardas
Tú hagas la misa
Hay una noche para mí
La tienes tú para mis botes a la
hora de las quillas
Hay una nueva paz para mí
Los corales lentos luego
detenidos
Donde las anclas fatigadas
Rezan su herrumbre
Como un pez siempre conocido
Comprobado tras las redes.
XVII
Bosquejaré una enredadera de
besos
Que trepen por las columnas de tus
piernas
Y lleguen hasta el musgo del techo y se
tejan en él
Como el humo se arrastra hasta las
nubes
Para unir sus manos
Y allí el instante encontrará
su lentitud
Y se demorará la sensación
inmutable de tu cercanía
Subsistiendo a los segundos
irriendables
Como gases o
fantasmas
Y se abultará un grito en mi
garganta
Y será tan grande que no me
abandonará
Y asfixiaré una palabra que
tú también evitarás decir
Y me preguntarás si escucho tu
silencio
Y entenderás el
mío
Y serás dueña de mi tristeza
inevitable
Y estaré contento
Y se empañarán las
cosas
Y serán nosotros nuestras
lágrimas
Cuando caigan en las bocas
juntas
Porque tu sal será mía y
estaré en tu sabor
Y hormaré en ti como las cosas
contenidas
Y seré un verso amordazado entre tus
páginas
Como una campana seca
O la lengua quieta
de un campana
Y crecerá el empalago de un sonido
presentido
Y te cantaré tu
melodía
Y derramarás la
mía
Como un revoloteo agonizante de alas de
campana
Que irán
enloqueciendo hasta despertarse del desmayo
E ignorantes del tiempo
Que la felicidad nos emboscaba
Pensaremos fugazmente
¿Cuánto hace que
podíamos amarnos?
Y no sabremos ni siquiera de nuestro
principio
Y nuestro amor se estirará desde un
incierto cuando
Y nos sabremos unidos
Sin entender la intrincada
unión
Y veremos plumas caídas de la locura
de los pájaros
Y el agua
estará dura y chata en los estanques
Y tendremos frío
De pensar haber estado menos
juntos.
XVIII
Tú eres como el único frente
del espejo
Ignoro el silencio infinito
Para oponer a una palabra tuya
No sé el grito imposible
Para aplacar tu silencio
Eres como la única manera del
abismo
Puedo empezar por tus ojos
Y terminar en tus manos
O comenzar por tu boca
Para arribar a tu vientre
—No eres como el túnel de la
música
Que tiene dos entradas—
Si te amara mañana
persistirás
Al margen de los días
O mi amor será la sombra
En tu trayecto por las horas
Pueden agregársete las
veces
Pero las viejas no se herrumbrarán
de polvo
Pueden adherírsete
silencios
Pero no han de agriarse tus
palabras
Pueden adosársete mil
noches
Pero no estarán roncos los violines
derretidos
Eres como una calle
De neblina final no resuelta
El frío podrá
remedarte
Como la sed imita el sorbo
Pero seguirás siendo
tú
Como una hora que corre por el
tiempo
Huyendo de su espalda sin abrigo
Que besa la nada del intiempo.
XIX
Arde como una vertiente
En mi charco desteñido de
polvo
Para mi alma turbia tu imagen
Que es como un farol en la
niebla
Yo apoyo mis besos
Como góndolas en ti
Y tú te enturbias como
tiritando
Cuando yo apoyo mis besos como palomas en
tus iglesias
Muchas veces me quedo dormido como un
frasco
De donde escapa el fantasma del perfume por
el hábito
Hasta que lo olvidemos
Y podamos volver a comprobarlo
Y despierto sorprendido de tu
vientre
Que trama el hijo
Como una rueca frutal
Porque luego él será como las
hiedras y trepará hasta tus ojos
Y yo lo aprenderé tras las
ventanas
Como la mañana pobre que chorrean
las claraboyas
Pero un día escalará por las
columnas hasta tus ojos
Y podrá verme en tu vientre
guardando su tumba como una vela
Porque habrá resucitado de tu
vientre al cielo de tus ojos
Y él será la hiedra que
crecerá como el humo
Adosado a tus cráteres a tus
volcanes
Mientras su sombra se aferra en nuestras
almas
Como la humedad cicatriza los muros de los
templos
A veces me quedo dormido
Y al despertar pienso mientras tú
sueñas
Y escucho cantos que se atreven en tus
senos
Como las mariposas del panal que
sueñas
Y escucho en sus cúpulas cómo
el jugo se enrolla
Para nuestro inimposible uno y
otro
Para nuestra sola persona
Para nuestra sola carne
Cuando te miro de cerca eres como de
naranja
Como si estuviese acostado
En un cielo nocturno completado
O una playa
No importa que no pueda
sumergirme
Hasta el primer tamaño antes de la
nada
Me basta con sospecharte de uvas
Y pensar que en cada lugar tienes un
árbol de mil manos
Que esperan como flores el rocío de
los míos
Me basta con rozar un gong en una uva de tu
vientre
E incendiarte de ecos con mi
antorcha
Puedes ser íntegramente mía
como mil estrellas simultáneas de mis ojos
Con sólo convertirme en un pecho de
tu abrazo
Un pez de tu vena
Mango de tu puño
Para la noche en que eres valiente como la
guarida de una grieta
Para la noche doble de los
túneles
En que deletreo a tientas los misterios de
las vainas comprobadas
Las velas son pinceles velocísimos
que hacen las cosas
Son puñales de la noche
Pero las velas no pudieron
hacerte
Los ojos de mis manos te tuvieron antes de
las velas
Porque eres perpetua de mis ojos
Como las lágrimas como los
párpados
Ha llegado la primavera y tú me
emites de tus grutas
Como el canto del agua
próxima
Porque he quedado como el eco del
perfume
Y yo corro por el páramo preparado
de árboles
Como la playa perfecta que saben las
olas
Que se llevan el secreto de los
castillos
Como la herida que tienen los
puñales
Antes de la herida
Y te despierto para decirte que el invierno
ya pasó
Y que en las guitarras de las
ramas
Crecen las frutas como un canto
Pero
Tú que eres la tierra tiemblas
aún por el arado
Como un corazón
Y yo detengo el agónico ariete de la
sangre
Para apaciguar las olas
Que aletean aún contra los
muros.
XX
El silencio se enturbia con mi voz
empañada y polvorienta
Como un río donde tú has
cruzado
Tu perfume susurra como un humo suave y
lento
Yo te recorro lentamente como un pez que se
adosa a los muros de su pecera
Y transcurro olas
Y desenredo espumas después del
pequeño remanso de tu vientre
Como un cerrojo del hijo
Y no me importa un cielo aturdido de
nubes
Y voy olvidando el silencio
Como un frío que muere en la
dentadura de las llamas
Porque mis botes descifran las
olas
Como cuando mis manos despiertan tus
formas
Porque más que todo
Me apoyo como el cielo en nuestro amor de
horizonte
Y corrí por las montañas como
el viento
Y quedé sobre el abismo colgado de
los árboles del bosque
Y ahora con los escombros de los gajos
quebrados
Mis nubes se deshojan sobre ti
Como un pájaro de fuego que
será reemplazado
Porque sus alas que nos
empujaron
Se están quemando en tus
altares.
XXI
Estás en mis ganas de
llamarte
Como un gesto de grito en la voz
Y te llamo
Y vengo contigo desde las horas tendidas
que yacen duras
Vengo con las cosas que quiero en sus veces
que ya fueron
Y te llamo
Y estoy triste y solo
Y contento porque sé que
vendrías
Y estás conmigo ayer
Y hoy desde ayer
Y dudo de ti seguro de
creerte
Tan sólo porque quiero renovar tu
comienzo
Y vuelvo a llamarte
Y pienso que vienes
Y que quizá me llamas y que piensas
que voy
Y que me escribes un verso
triste
Y más que triste tuyo
Con toda la tristeza que no
existe
Con la misma tristeza con que estoy
alegre
De que sea hoy de mañana
Y de que las últimas palabras que
guardaste
Fueron mías.
XXII
Voy navegando el río de tu cuerpo y
mi boca rema
Donde una brisa canta su túnica de
sombras
He desenrollado el vértigo de dos
remansos
Deletreé los ladrillos laterales de
los aljibes
Mientras los peces
atónitos
Se enrollaban en la columna de mi pecera
como una hiedra
Ésa es mi primera paz
Tus ojos
Transcurrí tus brazos como arroyos
mansos
Luego pedregosos y turbulentos
Ésas son mis primeras
olas
Tus manos
Resolví los peces intrincados con
las anclas
Y tu imagen se
derritió entre las olas
Como las cosas tras el humo
caliente
Hasta que bajaron tus ojos
A revolotear sus vértigos y
enloquecerse
Y tu amor rodó como un pájaro
herido
Como mis besos heridos que ya no
remaban
Que parpadeaban sus últimas alas
moribundos
Y el agua se desangraba en racimos de
mariposas
Y quedó el mar paladeando
Y cabeceando contra los muros
Con la primera quietud del árbol
caído sumergida
Y las frutas mejores hundidas con los
peces
Ése es mi amor
Nosotros
Mi nueva paz como tus ojos
rescatados
Como el río alisado tras las
piedras.
XXIII
Abro ritualmente los párpados de un
templo habitual
La mañana ha abolido el silencio
como una llave
Mi alma es un cráneo
Acércate a ella
Puedes encender la fogata de tus
manos
Tiene ecos arrinconados como horas
antiguas
Tú puedes desengrillarlos como
ablandarías las imágenes
en el agua
Así Así Quédate
ahora
Gotea poco a poco las palabras
¿Ves? Las mariposas amordazadas se
liberan
Mi alma no es un cráneo
ya
Tú la has convertido en una
mente
Cierro el templo con un gesto
nuevo
Mirando por última vez la
noche
No extrañaré sus
estrellas
Cierro las puertas con la mañana
adentro
Ahora quiero besarte
Ya el templo es un puño
eterno
Tiene un candado de sol que encadena la
noche
Ya la luna no sabrá de
nosotros
Lacraré mis manos con las
tuyas
Me he traído al templo una
lágrima para recordar tu antes
Acércate
Muchas gracias por la mañana de mi
alma
La noche está arrinconada en el
silencio
Conserva muchos ojos pero le faltan
estrellas
Ahora revisemos las velas limpiemos las
imágenes
Resucitemos el púlpito
Y ocupemos los bancos uno a
uno
Ya pasará el temor
Besaré el ara
Inaugurarás el
cáliz
Y la misa será.
XXIV
Ahora que hemos sido ya nosotros seamos
cada uno
Aunque las manos sangren y el silencio
aturda
Aunque me llames y te llame no responda ni
respondas
Aunque nos amemos siempre tengámonos
ya nunca
Aunque el corazón se
atragante como un puño apretado
Aunque no cicatrice el rastro del recuerdo
y siga ecando
Y aunque desde esas huellas en un sendero
caminado que no caminaremos
Nos prolonguemos hasta el instante como si
nos deshilacháramos
Libera mis pasos desenjaularé los
tuyos
Nuestro abrazo desgarrado no estará
destejido
Y en él nos seguiremos abrazando ya
lejanos
Mas el desabrigo será desiertamente
frío
Aunque te extirpen de mí te
quedarás conmigo
Aunque me amputen de ti perduraré en
tu fondo
Y aunque quedemos en las almas como el humo
de los barcos
Será triste tristísima
nuestra realidad de solos.
XXV
En el silencio transparente tus
imágenes brotan desde la arena
Como las burbujas de los peces
Y flamean como una llama indecisa de su
forma
Yo ni siquiera intento
atraparlas
Me arde en el alma ya cuarteada la arena
que segrega
El silencio estático me
encandada
El líquido cristal de sus paredes
imprime voces
sospechadas
Yo podría rogarte pero el silencio
ha llegado como la noche a tus manos
No sé cuántas imágenes
olearon la blandez de su humo
A veces lentamente corrijo una
sonrisa
Amontono una lágrima
O cierro la puerta de un dedo sobre tu
palabra contenida
Entonces
Como humea del fuego de la herida una
polvareda de sangre bajo el agua
Se resbala desde un
rincón
Hacia donde la sangre murmura
La ascención de un
escalofrío
O un frío
O mi soledad que se revuelve para impedirme
olvidarla
Yo sigo flotando en mi silencio
Dudando de la verdad de las
imágenes
Con los errores que mis lágrimas
imprimen a tus gestos
Con la ignorancia de los
últimos
Y la duda del que vino conmigo.
XXVI
Quiero atizar los escombros
De tu ciudad derruida
Para que ardan de nuevo
Las quietas llamaradas de tus
torres
Y tus inválidos muros
cicatricen
Y puedas esgrimir el abrazo de tus
bordes
Para que lague en tus valles
Y se desparrame por tus lugares
El eco de mi realidad
Mientras en mi visita perpetua
Ponga mi mano en tus parches
Para amordazar los latidos de los ecos de
voces viejas
En tus tambores.
XXVII
Tu presencia se esparce en mis
ámbitos
Como la arena en el viento de cada
noción de tu piel
De cada palabra
Y un himno de sol quiebra el
silencio de las nubes
En mi alma
Mientras el eco del antiguo
vacío
Se alza como un arco iris
Que se disipa
Hasta que todo es tú
Y estás en todo
O te quedas en mis ventanas
Y la mañana se contagia de los
vidrios.
XXVIII
Mis olas acumulan en tus golfos
Los peces muertos de mi amor
vivo
Y las rocas de las
playas y la playa
Están quebradas de musgo y sal
quedada
Y los peces de mi amor llegan marcados en
las olas intermitentes
Y puedes confundirme con el
cielo
Y puedo verte en la arena de mi
alma
Donde los peces de mi amor
crecen
Para el día de amarte
Y en un momento la luna
La luna del amor
Y las playas arrasadas en el momento de la
luna del amor
Y los musgos destrozados
Y la arena de mi alma
Transpira por los labios de mis
olas
Y no recobraré la arena de mi
alma
Y no recuperarás la arena de tus
playas
Y la mano rota de un barco
Desesperada
Con las astillas de sus manos mordiendo la
costa allá lejos
En ese momento de la luna del
amor
En ese momento apretado del amor que
bosteza
Cuando la luna cae como un grito en el
agua
Y rompe las olas de mi amor
Y mi amor queda quebrado en la
espuma
En la espuma de las esquirlas de mi
amor
Has llegado tú
Tú de mi amor
Tras la luna de mi amor como un
ciclón
Y eres el país extraño donde
puedo levantarme tras el viento
Y eres la imagen pura de Dios
Que se pierde en un instante
Cuando vuelvo a caer en los escombros de
las olas
En la playa hecha trizas
Y los peces ya muertos de mi
amor
Y el musgo.
Autor:
Jorge Lemoine y Bosshardt
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