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El capital de la vida (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

La manera en que el dinero
corromper el sistema hasta el punto de llegar a la fuerza de las
armas, es la
menos deseable. La bomba atómica no es la solución
inteligente para los problemas
comunes. ¡Qué barbaridad!. Hay que transitar hacia
un capitalismo más humano. Soñemos conceptos que lo
reinventen.

Ante la crisis mundial, la guerra no es
practicable entre potencias nucleares, sólo existe la
posibilidad de entendimiento, y felizmente se dan las condiciones
tecnológicas y de comunicación necesarias para dar
un paso adelante en la concepción del mundo como resultado
de la evolución de la teoría
de la razón. Un paso necesario e inevitable de la historia
de las civilizaciones.

El que ha nacido en este mundo y no tiene
trabajo, ni subsidio, ni dinero, se ve abocado a la pobreza,
a la caridad, a la esclavitud del dinero para poder sobrevivir, o
lo que es peor, ni siquiera a eso. Es necesario dar un paso
más y liberar al ser humano de la miseria con la
palabra.  En sueños el hambre dejó de existir
desde que se aceptó la esencia del ser como Valor
Capital.

Demos la posibilidad a la historia de mostrarse
mas humana, introduciendo en el sistema un valor tangible,
material, un aval de riqueza que ayude al propio sistema a cubrir
sus deficiencias. Formular una equivalencia de valor. Descubrir
el valor de la vida como una nueva riqueza material, racional y
justa; un saldo electrónico en tu tarjeta, para inyectar
en el sistema, de forma igualitaria, un flujo continuo de
capital, en su uso de compra de alimentos básicos,
limitado, por persona y día, al coste de la supervivencia
en cada país. La igualdad en la equivalencia de valor de
ésta nueva riqueza hace posible la globalización de
éste concepto. Ya que siendo todos iguales, humanos,
tenemos el mismo valor. El valor justo de la vida.

LA
METÁFORA.

"La metáfora (del griego metá o
metastas "más allá, después de"; y phorein,
"pasar, llevar") consiste en el uso de una expresión con
un significado distinto o en un contexto diferente al habitual.
(Por ejemplo: "La vida es oro"o "el oro de la vida"). El
término es importante tanto en teoría literaria
(donde se usa como recurso literario) como en
lingüística (donde es una de las principales causas
de cambio semántico). Se utiliza también en
psicología para referirse al poder profundo de "las
historias-metafóricas" y su acción en el cambio
interno, la visión o el paso a un nivel de conciencia
más profundo".

La metáfora la podemos definir como una
comparación incompleta: "La vida (es tanto o más
valiosa que el) oro". En la metáfora hay dos planos o
términos: el real (La vida) y el evocado o imaginario
(oro). Se crea una relación de similitud entre los dos
términos. Se establece entre las palabras o frases un
símil no expresado. (Valor de la vida= valor vida+
patrón oro= patrón vida). Una metáfora pura
se usa cuando no existe término propio para la
situación, o se desea hacer palpable lo que se designa, o
dirigir la atención hacia el significante; en suma, cuando
se busca novedad o se pretende conceder a lo cotidiano la
dignidad de lo desconocido.

La metáfora es una especie de tropo; la
palabra de la que nos servimos en la metáfora está
tomada en otro sentido propio: está, por así
decirlo, en una morada prestada, (patrón vida en lugar de
patrón oro). "Cada vez que se define una metáfora,
se crea una retórica que implica no solo una
filosofía sino una red conceptual en la que se ha
constituido la historia. Cada hilo, en esta red, configura, por
añadidura, un giro, un mutar, que genera un cambio y
provoca el nacimiento de algo nuevo".  El Patrón de
Vida. 

Esta metáfora, contiene la mística
del valor universal de la vida. La unidad nos hace iguales. Un
valor ecuánime que vale porque la vida es una forma de
ser, y todo lo que es, en tanto que es, vale. Es el valor
máximo y primero del "ser". Condición necesaria de
cualquier otro valor o crecimiento en valores. Por eso mismo, la
vida vale, es valiosa, es preciada y es preciosa. Y ese necesario
valer de la persona es independiente de los bienes o valores que
puedan alcanzarse a su través. Con la metáfora, "la
vida es oro", podemos incorporar un patrón para todos los
países como fuente de riqueza.

LO FIDUCIARIO
(Fiat).

Históricamente el dinero era una
mercancía con valor intrínseco y las monedas
valían su peso en el metal fundido. Las monedas
contenían un metal noble y su valor era proporcional a la
cantidad de metal. Con el tiempo, las monedas se hicieron con
otros metales (no nobles) pero que representaban cierta cantidad
de oro o plata depositada en los bancos.

Con la invención del papel, aparecieron
las primeras formas de billetes que eran certificados por cierta
cantidad de oro, "Patrón Oro". Durante la primera mitad
del siglo XX, el dinero fue perdiendo este carácter y el
respaldo que tenía en oro (1971), para convertirse en un
elemento fiduciario, sin valor intrínseco pero con un
valor legal propio, que es tal como lo conocemos, también
entendido como dinero "fiat".

El dinero electrónico, el billete, la
moneda, son números contables, trozos de papel y
aleaciones de metal que, por si mismos no tienen gran valor,
Obtienen su valor del PIB. (Producto Interior Bruto), que es la
suma de bienes y servicios, de cada país, que el sistema
utiliza para tasar el valor monetario y su capacidad de emitir
moneda. El valor está respaldado por el PIB, pero el
dinero se apropia, a nivel del inconsciente colectivo, de las
cualidades del oro, como una potente metáfora.

El Oro de la Vida podría formar parte del
orden del discurso bancario. Podría ser considerado como
un valor fiduciario (o fiat) y prestar su justo valor al dinero
electrónico en su uso de compra.

LA
DECONSTRUCCIÓN.

"La deconstrucción (Jacques Derrida)
consiste fundamentalmente en mostrar cómo se ha construido
un concepto cualquiera a partir de procesos históricos y
acumulaciones metafóricas, mostrando que lo claro y
evidente dista de serlo, puesto que los útiles de la
conciencia en que lo verdadero en-sí ha de darse, son
históricos, relativos y sometidos a las paradojas de las
figuras retóricas de la metáfora y la metonimia. El
discurso deconstructivo identifica la incapacidad de la
filosofía de establecer un piso estable".  Si los
conceptos en el transcurso de la historia se han construido por
acumulaciones metafóricas, pienso que puede ser una buena
idea aprovechar este proceso de construcción de la
historia para crear nuevos conceptos a través de la
metáfora.

Ante la imposibilidad de desmontar y recomponer
lo que se entiende como verdad histórica, para que la
sociedad avance siendo más humana, es de desear incorporar
nuevas ideas al sistema que sean sostenibles. No se trata tan
sólo de encontrar la verdad (proceso extremadamente arduo
y difícil), sino en ponernos de acuerdo en el valor de la
vida y quizás la encontremos. Si vivimos en un mundo
absurdo y contradictorio, si hacemos realidad la metáfora,
"la vida es oro", conseguiremos un mundo mas humano.

El
VALOR.

En tiempos de crisis, se muestra como una
necesidad obvia, incorporar al sistema ideas nuevas, que sea
capaz de soportar. Con toda mi modestia, ésta
podría ser una solución digna: 

Se puede pensar que la vida humana tiene valor.
La vida vale tanto como larga puede ser la vida. Es
valiosa. Es condición necesaria de cualquier otro
valor o crecimiento en valores. Por eso vale. Y ese necesario
valer de la persona es independiente de los bienes o valores que
puedan alcanzarse a su través. Todos tenemos vida y
derecho a vivir. Si la equiparamos al oro tiene tanto o
más valor. Es un valor dorado, efímero, lleno de
humanidad. La vida es un valor sobre el que descansan y se
vertebran los restantes valores a los que hace posible.

La vida vale porque la vida es una forma de ser,
y todo lo que es, en tanto que es, vale. Porque lo contrario de
"ser" es el "no ser" y el "no ser" no vale. Porque la nada no
vale nada. La vida vale porque el valor máximo y primero
es el del "ser".

Nos hemos de considerar iguales en este concepto.
La vida de todos los seres humanos tiene el mismo valor. Cada uno
de nosotros tiene el mismo valor de vida. Todos somos iguales en
este sentido. Estamos vivos. Todos tenemos derecho a este
valor.

  Con el valor de la vida podemos
conceder al capitalismo la posibilidad  de
mostrarse mas humano. Estando todos de acuerdo en considerar
que la "vida tiene valor", podemos pensar un capital
metafórico equivalente al coste de la supervivencia y la
sostenibilidad, que circule por las redes bancarias, como moneda
de uso. Un valor tangible, material, como aval de riqueza,
que ayude al sistema a cubrir sus deficiencias.

En este contexto, para alcanzar la unidad en el
criterio "Patón Vida", es necesario moverse en un
parámetro diferente al exclusivamente económico,
filosófico o ideológico. Las culturas y las
religiones, las civilizaciones, tienen un papel fundamental en la
construcción de la historia y tienen el deber de 
entenderse y dialogar en un plano intimo de igualdad. Pueden
estar de acuerdo en la búsqueda del bien común, en
la orquestación de principios polivalentes que sirvan a
los intereses trascendentales del hombre, como pueden ser comer,
dormir sobre techo, disfrutar de salud y educación,
justicia… 

EL
SISTEMA.

Para pasar de la teoría a la
práctica, la ONU, en estrecha relación con la
Alianza de Civilizaciones, creará, el Fondo de
Certificados de Capital Vida del Banco Vital Mundial,
división del Banco Mundial, quienes respaldarán y
gestionarán el valor de estos Certificados, poseedores de
valor fiduciario. Documentos compulsados, fehacientes, que
prueban y demuestran de forma clara e indudable que el titular
vive, condición primera de valer. Todo titular, es decir
todos, tendremos una cuenta electrónica para la
supervivencia, de uso limitado, por persona y día,
equivalente al coste de subsistencia en cada país, (Coste
Vida=Patrón Vida), con un saldo mínimo que permita
adquirir, electrónicamente, bienes y servicios de primera
necesidad (alimentación, vivienda, salud,
educación, justicia… "Servicios sociales
públicos"). Todos los ciudadanos vivos de la tierra
tendremos derecho a este certificado de valor. De este modo, la
metáfora "La vida es oro" se integra en el sistema como un
valor real, material, facultativo de riqueza.

 Se entiende que el capital necesario para
mantener esta práctica no sale de los impuestos de las
aportaciones económicas de los Estados, ni de donaciones,
sino que lo emite el Banco Vital, en el instante del pago de la
compra, mediante transferencia. La función mercantil
de los Certificados de Capital Vida, como avales de valor, reside
en el uso de compra y es con su uso como se transfiere el
valor.

  Con la adopción de la
metáfora no estamos cambiando los principios
básicos del sistema, es decir los muebles de la
habitación, sino que estamos cambiando de
habitación, es decir, de sistema. Podríamos decir
que pasamos del "Sistema Capitalista" al "Sistema Capitalista
Dual". Es una transición pacífica hacia un sistema
humanitario necesario para el buen funcionamiento del
capitalismo. De esta forma el sistema obtiene una nueva
dimensión. Una integradora mirada dualista que culmina con
la metáfora de la vida. Existe la vida y también el
dinero, ambas son parte de una misma realidad. El dinero es vida
y no hay vida sin dinero. Son dos extremos de una misma
cuerda.

Tanto el capitalismo de intercambio
(clásico y moderno), como el nuevo capitalismo
metafórico (trascendental y humanitario) van de la
mano. El capitalismo metafórico nace para suplir las
deficiencias del capitalismo de intercambio. Pretende acabar con
las miserias del hombre en estado de pobreza. Dignificar la vida
de aquellos que no llegan a tener un sitio en el sistema, o se
ven desempleados o incapacitados. Dar respuesta a los retos del
siglo XXI. Contaminación, Cambio Climático y
Catástrofes.

El hecho de no haber trabajo para todos no
será un problema de supervivencia, ni un problema de
consumo. El sistema capitalista no se verá afectado
en sus principios básicos, al contrario será
reforzado. Todos estamos vivos y podemos disfrutar de la compra
electrónica de productos de primera necesidad. El
pago electrónico, es el mecanismos imprescindible para
controlar y distribuir la riqueza que se inyecta en el
mercado.

Con el sistema que propongo se generaría
una riqueza duradera. Podríamos imaginar que se ha
encontrado un filón de oro inagotable para la
supervivencia, pero limitado en su extracción diaria.
Hemos encontrado el filón de la vida. Es una nueva riqueza
que se suma a la ya existente. Un capital para cubrir los bienes
y servicios básicos, que no saldrá de los
impuestos, sino de este filón de vida
metafórico. 

El empleo seguirá siendo necesario para
poder disfrutar de los beneficios del trabajo en la sociedad del
bienestar.  Comprar alimentos que no son de primera
necesidad, un vehículo, un electrodoméstico, una
vivienda en propiedad, ir a una escuela privada o a un hospital
privado, etc… se continuará pagando con el beneficio del
trabajo o con el capital propio. No se verán afectados los
principios de la ley de la oferta y la demanda. La riqueza que se
genera revierte en beneficio de toda la humanidad. Hemos
acabado con el hambre y el enorme esfuerzo fiscal que representa
la cobertura universal de los derechos humanos.

Significa poco para el rico y mucho para el
pobre, y sin embargo a los dos les cuesta lo mismo, es decir,
nada.  El benéfico desahogo que esto representa para
la economía mundial, y para la persona, es
histórico y trascendental.

EL
PATRÓN-VIDA.

Alguien tenía que imaginarlo, sino,
cómo será posible. Llevo esta carga, creo en lo que
imagino. Un mundo mas humano. Un sistema económico hecho
por  humanos para los humanos. Me imagino la vida como
primer valor de los demás valores, como un valor,
necesario e imprescindible para el desarrollo de la actividad
económica. Me imagino un valor económico basado en
el valor de la vida, un documento fehaciente, acreditativo, que
certifique el valor de la vida como primer valor de cualquier
actividad económica. Un valor preciado, fiduciario,
transferible a todo ser humano. Un filón económico
de uso limitado para la supervivencia, con tope diario.

Me imagino la aplicación del sistema en
todos los países, y veo como la vida adquiere su verdadero
valor; el valor del pensamiento, de la imaginación y de la
razón como resultado evolutivo de la naturaleza humana,
instintiva, física, reproductiva. Me imagino a las
Naciones Unidas llegando a un acuerdo, ajustado a ley, en la
aplicación de medidas de desarrollo sostenible. Me imagino
un mundo en paz, con trabajo y posibilidades para todos.
Tendremos poder adquisitivo para comprar alimentos de primera
necesidad. Aumentará la producción de 
alimentos por la solvencia de la demanda. El mercado se
ajustará a la capacidad adquisitiva del nuevo
consumidor.

Los servicios del Estado podrán ser
universales. Habrá trabajo para todo el mundo y
más. Me imagino esa firme voluntad de acabar con la
miseria del hambre. Me imagino el sistema más humano. El
valor de la vida, como primer valor de los demás valores.
Sin vida no hay valor, es la vida que crea la condición de
posibilidad para que se cree el valor. Es el primer valor y por
eso vale.

Me imagino que se entiende el valor de la vida.
Pienso que la gente da valor a la vida, que cree firmemente en
que la vida tiene valor. Que su vida tiene valor. Que tiene
derecho a vivir, a sobrevivir, a alimentarse. Creo en el valor
económico de la vida.

Estamos en una sociedad de la propiedad y del
mercado. Todo tipo de productos y servicios se compra y se vende
por dinero. Nada está libre de ser comercializado. Los
alimentos, que representan el sector más vital del
mercado, son la energía necesaria del ser humano. Como
todos los productos, están sometidos a las leyes del
mercado y su precio está determinado por el equilibrio
entre la disponibilidad de la oferta y el poder adquisitivo de la
demanda, allí donde no hay poder adquisitivo, no hay
posibilidad de compra. Si no hay dinero, no hay sistema
capitalista, o lo que es lo mismo, o consigues trabajo, o no
comes, y no hay, ni ha habido, trabajo para todos. 

Gracias a la ayuda humanitaria, espontánea
y organizada, se intenta paliar el hambre en el mundo. No tener
dinero para poder comprar el alimento es un problema
endémico de la historia humana. La especie humana ha
evolucionado desarrollando su intelecto desde el ser más
primitivo, sometido a las reglas de la naturaleza, hasta el ser
que hoy en día somos, individuos inteligentes,
tecnológicos, con una capacidad de voluntad y conocimiento
suficiente como para plantear una solución humana a lo
inhumano del sistema económico. En este sistema nacer
pobre es empezar a morir de hambre. La propiedad en la tierra
está repartida y solo el beneficio del trabajo permite
acceder a la comida. La supervivencia esta sujeta al poder de
compra. Depende de si hay o no hay trabajo. Y donde no hay
trabajo, hay hambre. El dinero es necesario para sobrevivir.

Si no hay trabajo para todos, y menos en tiempos
de crisis, se hace necesario pensar un sistema más humano,
diseñado para dignificar la miseria que provoca el hambre.
Se puede pensar, un sistema que considere la vida como el primer
valor económico generador de valores. Sin el ser humano,
el oro estaría enterrado en las montañas y
carecería de valor. Si hemos sido capaces de conceder al
oro valor de cambio, aceptando su equivalente imaginario, en el
billete de papel, (dinero fiduciario: que tiene su valor
presado), también, estando todos de acuerdo en que la vida
tiene valor, podemos conceder a la vida, valor de uso, aceptando
el dinero electrónico como un equivalente imaginario.

Un capital destinado a cubrir las necesidades
básicas de supervivencia. Un dinero fiduciario, que se
transfiere electrónicamente en su uso. Un filón de
vida, fuente de riqueza para pagar los bienes y servicios de
primera necesidad. Un recurso económico de por vida para
la supervivencia. Sin la vida y sin dinero no es posible la
actividad económica. 

Si todo ser humano tiene capacidad adquisitiva,
para comprar bienes y servicios de primera necesidad, se ha
acabado con el hambre en el mundo. Hemos ampliado el mercado
mundial a todos sus habitantes. Todo el mundo por derecho es
beneficiario de este recurso de riqueza. Nuestra vida tiene valor
y poder adquisitivo. El mercado está abierto a aprovechar
este recurso económico, que representa una
inyección continua de dinero, claramente superior al que
pueda inyectar el Banco Mundial, y todos los gobiernos, para
reactivar la economía.

Si la ONU quisiera, podría reinventar el
sistema, e incorporar al sistema, el valor de la vida, como valor
económico. Una fuente saludable de riqueza para el buen
funcionamiento del mercado y de la actividad financiera. Si
quisiera, podría crear el Banco Vital-Banco de Vidas,
pieza clave para la distribución de este nuevo capital de
vida.

Para llegar a buen puerto, se llevará un
riguroso control informático del buen uso del sistema,
para que no pueda existir ningún tipo de fraude, tal y
como sucede hoy en día. Por ello, el pago en la compra
siempre se realiza con el sistema electrónico. En los
países desarrollados, todos los productos catalogados de
primera necesidad estarán etiquetados con el código
de barras específico para su control, indicando su
condición de producto de primera necesidad. En las
comunidades en que no exista esta posibilidad de etiquetado, en
un principio, el control se hará de forma manual,
indicando en el cobro electrónico, los productos
adquiridos, para poder controlar el limite del gasto.

Los productos que figuren en el total de la
compra que estén catalogados como básicos,
serán cargados al Banco Vital, el resto corre a cuenta del
comprador. El Banco Vital recibirá los datos de la compra,
los cotejará, de forma instantánea, con los datos
que figuran en su red de ordenadores y realizará la
transferencia automática a favor del vendedor.  

El dinero del Banco Vital representa una riqueza
igualitaria, entre las personas y los países. Es un nuevo
capital que se suma al existente. Se transfiere en la moneda de
cada país. Es un dinero que tiene su equivalencia
monetaria, es decir, su poder de compra depende del nivel
económico del país en que se usa, no de la
procedencia del usuario. Los precios de los productos y el
límite de compra estará estipulado en cada
país y en constante revisión. Hoy en día, la
tecnología permite hacer operaciones electrónicas
vía satélite, lo que implica poder llegar a todos
los rincones del planeta.

Todos los esfuerzos tienen que dirigirse a que
llegue cuanto antes la ayuda de este sistema al mayor
número de personas. El proceso es largo pero hay un claro
camino marcado. Es el Consejo de la O.N.U. quien tiene la pelota
en su tejado. 

LO
SERIO.

Se lo que estás pensando. Crees que para
lanzarse a una idea como ésta, hay que estar, en el buen
sentido de la palabra, un poco "ido". Hay que ser sensatos. Es
una idea fácil de soñar, pero poco creíble,
improbable, así como difícil de aceptar y de
admitir.

Seguro que se le debe haber ocurrido a más
de uno. Un sueño, una idea, por mucho que quiera
sostenerse en argumentos reales, si tiene que poner de acuerdo a
todo el mundo, lo tiene muy difícil.

Dedicar esfuerzos para comunicar a los cuatro
vientos, que si queremos podemos dar valor económico a la
vida, un capital equivalente al coste de la supervivencia y la
sostenibilidad, tiene su guasa, es un vacile, y seguramente debe
de estar de "coña".

No estamos para bromas, y menos para burlas. El
tema es muy serio, importante, grave. No puede ser tratado de
forma lúdica. Pensar que un sueño como este puede
ser realidad, requiere formalidad, preocupación. Ante un
drama tan severo y grave, como es el hambre, no se debe ser
imprudente e irreflexivo. Se ha de tomar en serio. Esto es
así, y debe ser así.

No se puede hacer mofa o escarmiento de algo tan
triste. Podría ser entendido como un insulto. Nada
más lejos de mi intención. Mi chiste no lastima, ni
pretende ofender los convencionalismos sociales y culturales de
nadie. Ni desaprueba ni rechaza. Ni hiere ni humilla. Ni injuria
ni denigra. Sólo es humor. Una ironía ante lo
paradójico.

La idea de que la vida puede tener valor
económico por si misma, si nosotros así lo
queremos, está pensada con humor, pues forma parte de ella
misma, y más si representa el fin de la miseria y el
principio de la felicidad en la tierra.

Saber que por sólo el hecho de nacer, tu
vida tiene el valor de cubrir el coste económico de tu
manutención, y sirve para capitalizar los servicios
sociales públicos, no puede ser más que una gran
alegría, un gran júbilo, una satisfacción
inmensa, un regocijo y entusiasmo por la vida. Una algazara de
gran alborozo, diversión y esparcimiento. Un gozo sublime
por estar vivo.

Adiós a las desdichas, desgracias e
infortunios humanos. Seamos afortunados, solidarios,
espléndidos con la pobreza y la indigencia, desprendidos
de nuestro egocentrismo intelectual, abnegación ante la
voracidad de la codicia y el olvido de la avaricia,
-individualismo ingrato-. Renovemos la ambición altruista
del ser civilizado, filantrópico, fraternal, amistoso,
unánime, armónico y dichoso del placer de vivir en
la metamorfosis de la primavera del siglo XXI.

LO DIVINO Y LA
CELULA.

No hace falta que nos lo conceda Dios, ni Ala, ni
Buda… podemos considerar que la vida tiene valor. No hace falta
la inspiración divina para pensarlo. No es algo que lo
conceda ninguna divinidad, es algo que nos lo concedemos nosotros
viviendo. Nuestras vidas tienen valor. Somos la parte crucial,
decisiva, inteligente de la naturaleza. Quizás yo no
tanto, pero puedo pensar en mi pequeña parcela de
conocimiento e imaginar que mi vida tiene valor y que este valor
que todos defendemos de uno mismo, es considerado como
patrón económico del sistema capitalista. Como un
derecho propio de la vida. Desde que empezamos a respirar, hasta
que dejamos de hacerlo, tenemos derecho a considerar nuestra vida
como un valor. 

Nuestras vidas son el resultado de infinitas
posibilidades en la evolución de la célula. Parece
mentira como un organismo tan diminuto, primigenio, ha podido
evolucionar en el tiempo creando infinidad de asociaciones
complejas de ADN, diseñando organismos vivos
pluricelulares, adaptados a las fuentes de energía
necesarias para alimentar a las células que contiene el
ser.

La mujer y el hombre, se mire como se mire, son
el máximo exponente de la naturaleza. La célula nos
ha hecho inteligentes dotándonos de un cerebro
suficientemente grande como para llegar a descubrir que la
célula es el potencial de la vida. Sorprendente! somos
células pensantes, inteligentes. autónomas, que
vivimos en sociedad, formamos parte de un sistema
socio-económico basado en el intercambio de bienes y
servicios, que nos facilitan la vida.

Gracias a que pensamos y damos valor a las cosas
podemos intercambiar y obtener de esta forma un beneficio en el
cambio. Trabajo por dinero, por un techo, por comida. Dinero
por comida, por un techo, por trabajo. La moneda del intercambio
tiene estas dos caras, comprar y vender. Su valor está
sometido a las fluctuaciones de la oferta y la demanda, y es un
acuerdo entre dos partes. Este sería un acuerdo entre
todos, pues todos estamos de acuerdo en que nuestra vida tiene
valor.

Cada cultura tiene su escala de valores sometida
a los azotes de la ciencia y la tecnología. La sociedad
del conocimiento, política, democrática, versa su
sabiduría en la mejora del nivel de vida. Sea por lo que
fuere, la célula nos deja como estrategia de supervivencia
considerar que la vida tiene valor. Puedo pensar que la vida
tiene valor, mis células me permiten pensar en el valor de
la vida como una fuente de riqueza, un filón de vida, de
humanidad,

Es fácil imaginarlo. Un capital
metafórico ("la vida es oro"), administrado por las
Naciones Unidas como un derecho humano universal de
supervivencia: Un capital de transferencia electrónica
para comprar bienes y servicios de primera necesidad, (limitado
en su uso), a cargo del lingote metafórico de vida,
fiduciario de riqueza,  representado en el certificado de
patrón-vida de cada habitante, que constará en el
Banco Vital-Banco de Vidas, creado por la ONU., para cubrir las
necesidades de alimentación, salud, educación,
vivienda, justicia… (servicios sociales) de toda la
población mundial.

¿Quién no se apunta a esta idea?.
Es la idea definitiva. Piénsalo bien, está decidido
en nuestros corazones, en el interior de nuestras células,
en el fondo de nuestros pensamientos. Somos partes indivisibles
de la misma naturaleza que nos hace únicos, y es esta
unicidad la que da valor equitativo a la vida, todos necesitamos
la misma energía para sobrevivir, las mismas necesidades
básicas para vivir.

La célula, con instinto de supervivencia,
nos deja pensar en el valor de la vida como un ajuste en el
sistema de economía salvaje, capitalismo, basado en la ley
de la naturaleza, donde el fuerte es el que sobrevive. Podemos
pensar en modificar el sistema con nuestra propia ley de derechos
humanos, más racional, donde no hace falta que muera el
más débil.

EL PUNTO DE LA "
i " .

Si queréis podemos hablar sobre el punto
de la "i", que contiene la curvatura del universo, pero no creo
que esto resuelva nada en concreto. Sería una excusa para
filosofar. Podríamos decir mucho sobre el punto de la "i",
decirlo todo, pero no es el caso.

Decir cosas concretas para que se entiendan por
todos solo se consigue hablando claro, y sencillo, pero para
filosofar, economizar, politizar… se hace necesario utilizar el
lenguaje de forma precisa para expresarse sin dar lugar a
equivoco, o hacer todo lo contrario.

El discurso es tan flexible que se puedes estirar
como se quiera, hasta hacerlo muy complejo, tanto que pocos lo
entiendan. Se puede decir algo, y luego afirmar lo contrario. Si
lo que dices es complicado, si es difícil de entender,
pocos lo entenderán, el resto no te discutirá,
Simplemente, no existirá, se entenderá otra cosa o
algo parecido.

¿Que quiero decir con esto? Pues que si lo
ves claro, no hace falta que te lo explique, tu entenderás
lo que quieras entender, lo que yo te diga no importa,
quedará en tu inconsciente, sin ninguna utilidad
práctica. Solo será consciente si llegas a entender
lo que te pueda decir y estés de acuerdo. Nos podemos
remitir a aquel autor, que no llegamos a entender, pero que
está reconocido y considerado por su capacidad de
razonamiento. No vamos a discutir lo que no entendemos,
así que para no ponernos en evidencia lo aceptamos o lo
rechazamos, sin dar pie a ninguna duda sobre nuestra
decisión. Es, o no es, no hay más que hablar.

Y yo pregunto: ¿Tiene valor la vida?
¿Hace falta que un erudito lo diga para que la vida tenga
valor? ¿Es que acaso la vida no tiene valor? ¿Por
qué se le niega el valor a la vida? ¿Porque la vida
no está considerada como valor? ¿Quien a de ser que
lo diga y nos demos cuenta de que la vida tiene valor?

No podemos negar el valor a la vida. Sin vida no
hay valor posible. Es absurdo mantener que la vida no tiene
valor. Para mi es absurdo. ¿Que egoísmo es este,
que niega el valor de la vida a los demás, y considera que
solo su vida tiene valor? Si no se da valor a la vida de los
demás, la propia vida no tiene valor. Esto lo entiende
todo el mundo, y el que no, es porque es egoísta, y se
quiere quedar este valor.

EL PUNTO EGOISTA.

Hubo y hay, filósofos, economistas y
políticos, que sostienen que el egoísmo es el motor
de la riqueza, pero pregunto, ¿Que riqueza es esta?. Para
poner un ejemplo; el niño egoísta cuando ve jugar a
los demás niños a la pelota, la coge y no la
suelta, se acabó el juego. De mayor se supone que aprende,
o por lo menos lo parece, pero no, hay quién no aprende
nunca, se quieren quedar con todas las pelotas, y cuando lo
consiguen, se acabó el juego, empieza el drama.

Del egoísmo dicen que es un instinto
natural que lleva a algunos a acumular tal cantidad de riqueza
que no dejan para los demás, no se dan cuenta del
daño que causan. Ellos no lo entienden, piensan que lo que
hacen es crear riqueza, dar trabajo, créditos,
subvenciones y ayudas, pero no se dan cuenta, que lo que hacen,
es acumular riqueza, hasta acabar con el juego.

Los que estamos de acuerdo, en dar valor a la
vida, sabemos valorar la de los demás, lo que implica que
también valoremos la vida del egoísta, como una
vida más, pues nosotros también podemos ser
egoístas y de hecho lo somos -como instinto de
supervivencia- cada uno a su manera, más o menos educada.
Es un instinto que no se puede eliminar de nuestra
condición humana. Se puede educar, pero no eliminar.
Existe y existirá como también existe y
existirá el amor mientras exista el ser humano. Esto no
quiere decir que no podemos seguir jugando.

Nos podemos poner de acuerdo en empezar un nuevo
juego, basado en el valor de los jugadores para generar riqueza,
jueguen o no jueguen, sean jugadores titulares o reservas. La
gracia del juego está en conseguir el máximo numero
de jugadores titulares Cuantos más titulares más
riqueza se puede generar.

Sabiendo esto, el egoísta entiende que
para seguir acumulando riqueza, necesita que haya el
máximo número de jugadores titulares en el espacio
de juego, así que también considera a los jugadores
reserva parte de su botín.

El egoísta, por el beneficio que aporta el
juego, cede parte de su soberanía, sin esfuerzo, al
reconocer la necesidad de de la vida, de todos los jugadores,
para poder acumular riqueza. La vida de los jugadores reserva, es
condición necesaria, para que el juego pueda crecer, en
riqueza de titulares. Estar vivo es el máximo generador de
riqueza, e implica estar alimentado para el juego.

En el juego actual, el jugador que no es titular,
no tienes garantizado el capital suficiente para pagar el
alimento y el resto de necesidades vitales para vivir. Así
que el juego se vuelve trágico y los titulares y reservas
viven con ésta cruz. Cuando aumenta progresivamente el
número de reservas, la riqueza decrece y el juego se
ensucia. Aparece la violencia.

En el nuevo juego se hace necesario un nuevo
parámetro, que evite este punto trágico. Una nueva
regla, en la que titular y reserva, tengan el mismo valor de
salida, equivalente al valor económico de cubrir los
costes de los productos y servicios necesarios para subsistir. Es
decir, en el juego, el valor de la vida, se considera capital con
valor añadido, y es usado, para garantizar la
supervivencia de todos los jugadores. Así Incorporamos el
valor de la vida al juego, en beneficio del
espectáculo.

EL
ESFUERZO.

Todos valemos para nosotros mismos, pero
necesitamos a los demás para valer. Valoramos
nuestras vidas y aún no nos hemos puesto de acuerdo en
valorar la de los demás. Parece como si hubieran vidas que
no valen nada y aceptar esto es negar el valor de la unicidad de
la propia vida, negar el valor propio, devaluar la propia
existencia. Afirmar que el valor de la vida es sólo el que
se gana con el trabajo y esfuerzo, es dejar morir de hambre a
millones de personas de este mundo que por mucho que se esfuercen
no tendrán acceso a un trabajo inexistente. Dando valor
económico a la vida podrán sobrevivir comprando
alimento, productos y servicios de primera necesidad.

Las cosas se consiguen con esfuerzo, con
voluntad  y tesón, con trabajo remunerado, bien
hecho. Los mejores de cada generación, los que más
luchan y se esfuerzan, los que sobreviven aún a la crisis,
son los que capean el temporal y se adaptan a los nuevos tiempos,
aún y así, a riesgo de no llegar a coger el tren de
la salida de la crisis. Muchos caen y se levantaran, otros no
tendrán tanta suerte y se verán abocados a la
miseria, al lodo del mundo, donde es imposible sobrevivir sin
ayuda. 

El esfuerzo y las buenas intenciones es la
solución que se da a la falta de trabajo. Es real que es
así, pero también es real que no hay trabajo para
todos y menos en tiempos de crisis. Si tenemos trabajo podemos
sentirnos premiados doblemente, por el rédito que nos
produce y la felicidad que ello comporta. 

Tenemos nuestra situación conformada y en
competencia profesional con la sociedad. Aunque no se
esté del todo satisfecho, peor es estar sin trabajo.
Existen vínculos, formas, estrategias, compromisos… que
configuran nuestra posición en el sistema. Si a uno le va
bien tal y como están las cosas, ¿porque tiene que
dudar de lo que ya está establecido?.

Yo sé que la vida tiene valor y todos lo
sabemos, sólo que no se ha considerado que tenga valor
económico por si misma. No existía esa posibilidad
y por tanto era impensable. Hoy, en la cuna del siglo XXI, se
puede pensar ya que existe la posibilidad de hacer una
transferencia desde cualquier punto del planeta, ello permite
comprar y vender con dinero electrónico. Concediendo a la
vida el valor económico que concedemos al oro, tenemos un
fondo de subsistencia a cargo de nuestra vida con el que pagar
los bienes y servicios de primera necesidad.

En ciertas capas sociales, zonas
geográficas, estado en guerra, catástrofes… sin
la ayuda internacional la tragedia sería Bíblica,
aún y así el drama es enorme. No se puede
continuar con los mismos criterios que han llevado a esta
avanzada y penosa situación.

LO
TRÁGICO.

Para quien le guste lo trágico esta idea
no le interesa, pues haría menos trágica su vida.
Le quitaría aliciente, no tendría tantos motivos
para llorar, la gente ya no se morirá de hambre, pues
tendrá un capital para pagar el alimento básico, un
dinero fiduciario, prestado del valor de la vida como primer
valor de riqueza. La vida certificada como filón
económico para la subsistencia y la sostenibilidad. Una
nueva fuente de riqueza que salvará al mundo de su
vaticinada autodestrucción. Un capital potencial que todos
tenemos al estar vivos, es el valor máximo de todos los
demás valores.

Necesitamos a todo el mundo para poder vivir en
paz, no creo que la fuerza bruta tenga la razón. Las ideas
pueden cambiar el mundo, de hecho no ha parado de cambiar desde
los inicios de los tiempos, nosotros sólo somos un
escalón más de la evolución de la vida. Un
ejemplo viviente de lo que la vida en la tierra, venga de donde
venga, ha sido capaz de desarrollar con el paso del tiempo,
generación tras generación.

Actualmente ha sabido entenderse, dentro de lo
bueno y lo malo, para dar estabilidad a los mercados
internacionales con números macroeconómicos.
Reuniones de la ONU, del G-8, G-20. Organizaciones
internacionales de todo tipo, atendiendo a razón para no
caer en el descalabro. 

El sistema se sustenta en los finos hilos de la
credibilidad política y económica, y rotos unos
cuantos por el virus del poder, la codicia, la avaricia y la
usura, recomponer los que quedan sin considerar la posibilidad de
dar valor económico a la vida, sería como
seguir toda la vida con el mismo vehículo, atendiendo
todas sus reparaciones, a pesar de que el paso de los años
lo haya convertido, pese a su funcionamiento práctico, en
un elemento obsoleto, ya que los nuevos vehículos,
estarían diseñados con avances tecnológicos
impensables en otra época. 

El sistema capitalista, tal y como lo conocemos
hoy, pasaría a formar parte del museo de la historia,
dejando paso a los nuevos brotes del nuevo sistema capitalista,
reformado, refundado, humano para los humanos. Sin necesidad de
resurgir de las cenizas podemos crear un nuevo mundo donde nacer
no signifique morir día a día.

LO
UTÓPICO.

Necesitamos un referente real para poder
establecer nuestra escala de valores. Por esto, lo nuevo,
aún imaginado, ficticio, irreal, en tanto que no es, no
existe. Se muestra trasparente ante nuestros ojos. Dar valor
fiduciario a la vida llega a nuestro conocimiento como una
ilusión improbable. No sabemos ver la mejora que
representa para el sistema, en el que estamos todos. Nos
limitamos a rebatir la idea con argumentos de nuestro referente
actual, pensando que en el nuevo sistema, lo malo del actual,
seguirá existiendo, y nos olvidamos de la parte positiva
del proyecto, que plantea, aunque parezca increíble, la
solución global a las deficiencias del sistema. 

El ser humano, es naturaleza, es animal, es
sentimental, es social, es persona, es civilizado, es complejo…
Está regido por los instintos más bajos y los
sentimientos más puros. Su forma de pensar, de sentir y de
obrar corresponde a los valores de la cultura a la que pertenece.
La realidad es percibida de acuerdo a una razón cultural.
La expansión de la cultura en la era del conocimiento, ha
creado un referente global, en el que nos podemos sentir
identificados. Con él, podemos construir nuestra escala de
valores. La vida del ser humano es un valor universal
indiscutible y puede ser un valor económico real cuando
las Naciones Unidas, en consonancia con la Alianza de
Civilizaciones, decidan crear el Banco Vital.

Pienso que sólo la necesidad
llevará a que la idea Patrón-Vida, se tome en
serio. La gente, por la vía pacífica, tiene que
aclamar esta idea y hacer que los políticos se pongan
manos a la obra. Por esto pido tu colaboración,
coméntalo con tu familia, tus amigos, tus
compañeros de trabajo, y que al mismo tiempo ellos hagan
lo mismo. Con el conocimiento de esta idea podemos cambiar el
curso de la historia. El valor de la vida está aún
por conocer.

LA JUSTA
MEDIDA.

Si preguntamos a cada habitante de la tierra si
su vida tiene valor, dirá que si. El valor de la vida es
universal. Es indiferente que valoremos más a nuestros
familiares y amigos en el valor igualitario de la vida. Estar
vivo es nuestro valer. Sin vida no valemos nada en lo material,
en el mundo real. La vida es la primera condición de la
existencia, y por eso tiene valor. Hay que estar vivo para poder
generar riqueza.

La vida es parte de nuestra materialidad,
es  tangible, real, palpable, es materia mineral, como el
oro. Nuestro cuerpo es materia, sin lugar a duda. Como minerales
dotados de vida, también podemos ser valiosos. Podemos
ser, materia preciada, mas valiosa que el oro, ya que somos
nosotros quienes concedemos el valor.

Estar vivos nos hace iguales. Es nuestra privada
forma de ser, de existir, de valer para nosotros mismos y para
los demás. Cada uno de nosotros tenemos valor, somos
materia preciosa y también valemos.

Es un valor que está por descubrir, por
desenterrar, por entender, pero está allí. Cuando
se considere, porque se entiende, empezaremos a estar de acuerdo.
Será un valor capital, sumado al existente. Un valor de la
humanidad, para la humanidad, la supervivencia y la
sostenibilidad.

La justa medida del valor de la vida es el coste
diario de los alimentos necesario para sobrevivir en cada
país (Patrón-vida).

LA
CONVERSIÓN.  

Teniendo valor la vida, como todos lo entendemos,
podemos prestar su valor al dinero. Es decir, prestar el valor de
la vida a la moneda electrónica que a su vez presta su
valor al billete material. Es lo que se entiende como dinero
fiduciario (fiat). La vida tiene el potencial de lo sublime,
prestar su valor al dinero, como en su momento lo prestó
el oro.

Actualmente, el papel moneda tiene prestado su
valor del P.I.B.; si además prestamos el valor de la vida
a la moneda electrónica para la supervivencia y la
sostenibilidad, convertimos el valor de la vida en dinero
válido, que permitirá sobrevivir, condición
primera para generar riqueza.

Este valor prestado al dinero electrónico,
se transfiere, en el momento del pago, al vendedor del bien o
prestador del servicio automáticamente, por el banco de
régimen especial (Banco Vital), creado a tal efecto, por
la Organización de la Naciones Unidad y la Alianza de
Civilizaciones, que atesorará los "Certificados de Vidas"
de todos los habitantes de la tierra, como valor-capital
transferible, limitado en su uso de compra de productos y
servicios básicos.

El dinero electrónico de supervivencia, se
considera de valor humanitario, en su uso. Mitigar el hambre es
su principal destino. Cada persona tendrá un saldo
electrónico para la supervivencia. La salud, la
educación, la vivienda, la justicia básica…
podrían cubrir las necesidades presupuestarias con este
valor. y así poder extender los servicios públicos
a todos los países. Es una riqueza propia de cada
país, que puede utilizar para modernizar y desarrollar los
servicio públicos del Estado.

Este dinero electrónico también
estaría destinado a luchar contra el cambio
climático y paliar las catástrofes con ayuda
humanitaria. Sirve para cubrir las prioridades del Sistema
Capitalista Global: la Supervivencia y la Sostenibilidad.

LA
COBERTURA.

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