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II Simposio Internacional del CIPS (página 2)



Partes: 1, 2

"Los nueve presidentes de los Estados Unidos
que, sucesivamente, han condenado a grito pelado la falta de
democracia en
Cuba, no han
hecho más que denunciar las consecuencias de sus propios
actos. Fue por obra de la agresión incesante, y del largo
bloqueo implacable, que la revolución
cubana se militarizó cada vez más, y
terminó por adoptar un modelo de
poder que no
era su proyecto
original. La omnipotencia del Estado, que
empezó siendo la respuesta a la omnipotencia del mercado, ha
terminado por traducirse en impotencia burocrática. La
revolución
quería multiplicarse transformándose, y ha generado
una burocracia que se
reproduce repitiéndose. A esta altura, el bloqueo de
adentro, el bloqueo autoritario, está resultando tan
enemigo como el bloqueo imperial de afuera, contra la
energía creadora que la revolución contiene. Son
muchos los ciudadanos que pierden la opinión, por falta de
uso. Pero otros hay que no tienen miedo de decir y tienen ganas
de hacer, y por su aliento sigue Cuba viva y coleando: ellos
prueban que las contradicciones son el pulso de la historia, mal que les pese a
quienes las confunden con herejías o con molestias que la
vida plantea a los planes".

En tal sentido el dilema de Cuba consiste en encontrar
la forma de actualizar aquel modelo de dominación política que, bien
visto, pertenece a un tipo de sociedad que
además ya agotó todas sus posibilidades
éticas e históricas para hoy abrirse al
futuro[11]La dirección del Gobierno cubano
es conciente de esta dificultad[12]Pero no parece
poseer ideas suficientes acerca del efecto perverso que las
viejas estructuras de
poder aún producen sobre la realidad[13]La
política debería apostar por una transferencia
radical del poder constituyente del Estado hacia la sociedad.
Esta política implicaría una conversión del
Estado asistencialista en agente facilitador de una mayor
autonomía de la sociedad. "En tal sentido adopto una
postura sobre ´la disciplina del
hacer` (leninista) similar a aquella adoptada por Alain
Badiou[14]a falta de pan, casabe"
–decía en un artículo
reciente[15]Y agregaba: "Apuesto por un
horizontalismo de tipo clasista. Algo así como una
´disciplina del proceso` o del
devenir. Definitivamente, una disciplina que problematice la
realidad. Evidentemente esto me distancia de stalinistas,
trotskistas y maoístas. (Dictadura de
los proletarios, partido de la vanguardia, y
etcéteras.)" Pero esta resulta ser una perspectiva de la
cual estarían careciendo hoy los políticos en Cuba.
Desde luego, muchas de esas políticas
están condenadas de antemano al fracaso. Por ejemplo, para
2024 el mundo duplicará el
conocimiento contenido en Internet cada 73
días. Entonces la sociedad debe convertirse en una
gigantesca "antena satelital", que luego disponga de redes informáticas
para facilitar la socialización de la misma con la mayor
amplitud y en breve plazo. Mientras tanto, la adopción
de una estrategia de
apropiación de las nuevas
tecnologías de la información por parte del Gobierno cubano,
apenas si significa una apuesta por la confirmación del
control
policíaco de las mismas.

En cambio
aquí no hablamos de una totalidad. El objeto de estudio
que situamos al interior del conjunto de las ciudades cubanas
–es decir, aquellas de 20,000 a 30,000 habitantes (luego,
siendo éstas tomadas como entidades no adscriptas a
universos urbanos mayores)–, apenas si constituyen un 3% de la
población en
Cuba[16]Incluso, aún siendo incluidas en la
muestra
aquellas comunidades que integran conjuntos
urbanísticos mayores, todas juntas no alcanzan a superan
la cifra del 27% de los cubanos. (Recordamos que la propia Ciudad
de La Habana tiene 105 consejos populares y que la media
poblacional de los mismos justo se mantiene en este rango.)
¿Cuál sería nuestro interés al
adoptarlas dentro de un estudio sociológico tan complejo
como el propuesto a realizar: es decir, rastrear y analizar los
procesos de
conversión de las diferencias en desigualdades sociales (y
viceversas) a partir de cambios en la hegemonía
política de la sociedad? (Un estudio que considera el
cómo operan los imaginarios sociales creados en el proceso
de (de) sacralización de la realidad –¡otra vez
más!–. Sostenido dicho proceso, además, por una
filosofía de vida (hecha ´sentido
común`) que alcanza a mantener cierta vitalidad y espacio
propios o que, en cambio, empieza por hundirse en la desgracia y
al final termina por quebrar[17]La cuestión
es considerar estos procesos desde la perspectiva de la ecología
política. Porque estas son ciudades en outsider. Ciudades
que dentro del esquema de reproducción política de tales
estructuras de poder no cuentan[18]Ciudades que
han logrado alcanzar topes de autonomía aún mayores
a la media y que, asimismo, han estado obligadas a crear formas
de regulación social propias. Autonomía que, de
fondo, asegura una provisión mínima de aquellas
certidumbres que serán necesarias para un adecuado proceso
de reproducción ¿ampliada? de las sociedades
locales. Pero junto a estas prácticas de autonomía
–¿acción
de emancipación social?– se han venido articulando
ciertos imaginarios que resultan orgánicos con modelos
emergentes de autogestión social de amplios contenidos
solidarios en la comunidad.
Creemos que, en tal sentido, la solución al dilema
hegemónico en Cuba se hallaría en la
consolidación de los procesos constitutivos
autónomos de las nuevas sociedades locales. (Incluido la
adopción de prácticas más transparentes de
ejercicio del poder político.) Definitivamente, otorgar
una estatura más humana a la sociedad cubana del
futuro.

Lecciones en la
Frontera

Ciertamente el tejido social de la sociedad cubana fue
rearticulado sobre las bases del mercado en los años de
1990. Ahora se busca re-hacer aquél sobre nuevas bases.
Sin embargo, el dilema de fondo continúa hoy siendo el
mismo. En la década de 1990 la élite
tecnocrática en el poder se recicló como gerenciado
para así sostener el discurso de
partida[19](Significó pues una
revalidación letal de aquélla.) Entonces el campo
de la creatividad
popular fue reconducido hacia una economía de mercado en este período.
¿Derrotada ésta? No. ¡Quevá! Las
tácticas de resistencia
pasiva que fueron adoptadas entonces por las clases subalternas
tendían hacia una rearticulación de los campos
semánticos que imponía el
mercado[20]La retórica popular
–"ciencia de los
modos del habla", decía Michel de
Certeau[21]por ejemplo, produjo ciertas actitudes de
contestación muy eficaces[22]ante las
prácticas de exclusión creadas por el mercado.
¿Victorioso éste? No. Fue menos aún. Ahora
bien, cuando los sistemas
tecnocráticos se expanden –nos plantea De Certeau–,
¿cómo definir el status individual dentro de los
mismos? Éstos crean trampas, se apartan… Este tipo
de análisis nos facilita entrar a considerar
las acciones de
los sujetos sociales que se hallan bajo estados de
opresión. Convendría tan solo un pequeño
cambio en la epísteme. En tal sentido nos advierte De
Certeau como, casi al final del ensayo: "El
malestar de la cultura",
Sigmund Freud
junta al científico y al hombre
común[23]Participa de los lugares comunes
de las "masas". Ciertamente el texto en
cuestión no opone la "racionalidad" propia del
sicoanálisis a la tradición iluminista de la
modernidad. Menos
aún, Freud no intenta
siquiera articular un nuevo conocimiento
desde las creencias comunes de las "masas" que hacen la
referencia de su discurso. El hecho que advierte Michel de
Certeau, entonces, resultó de un "desliz afectivo"
¿imperdonable? para un estricto científico
alemán cuya única motivación inicial al escribir fue la de
defender a un alumno suyo con aquel ensayo.

Explorar estos "lugares comunes" en tiempos de
dictaduras militares en América
Latina, por ejemplo, había llevado a la sociología de la región al encuentro
con el universo
simbólico singular de las clases oprimidas. Encuentro
este, fecundo, donde fue posible vertebrar todo un
pensamiento de la liberación frente a la tragedia
que enfrentaba el Continente en aquella época
histórica. La sociología de la liberación de
Orlando Fals Borda[24]("investigación-acción
participativa"), en tal sentido, fue toda ella construida sobre
el sólido fundamento cultural de aquellos saberes
populares omitidos que unidos participan del proceso de
entender/para/modificar –desde la condición subalterna de
los sujetos– la realidad cotidiana de la sociedad. Entonces hoy
nos hallamos ante un amplísimo campo de estudios
sociológicos posibles, en particular, acerca de la
creatividad de un sujeto subalterno que se encontraría
situado en las fronteras de saberes y prácticas sociales
hegemonizadas por las clases dominantes en las actuales
sociedades locales. Situados sobre fronteras tales, ¿algo
podría ser más pertinente que una vuelta a
Jesús Ibáñez?[25] Porque no
es cualquier saber-el-mundo –creado antes por sujetos
oprimidos en la lucha diaria– que ahora intentamos acá
retomar. No, me refiero a actitudes que implican la
adopción de una postura de distanciamiento crítico
(libertador) frente a la realidad del poder dominador en la vida
cotidiana –hoy en manos del capital–.
Convivir en la diferencia es lo decisivo (Fals Borda). Saltar las
verjas; vivir los Otros. ("Principio de la endogénesis
contextual" –diría Orlando Fals Borda.) Importa,
incluso, llegar a pensar a "contracorriente" del sentido
común (Ibáñez). Porque está asentada
la vida cotidiana sobre una ideología factual –según
Jesús Ibáñez[26]que nos
arrebata la vida misma. Derribar las cárceles, sí;
para ser dueño de sí mismo. Ahora bien, aquí
comienza todo. Porque el registrar la identidad del
sujeto subalterno no resulta suficiente o algo definitivo
–como hiciera el GLES–[27]. En tal sentido
los estudios subalternos han adoptado un "giro decolonial" que,
confieso, estimo de acto pertinente en la discusión sobre
los cambios revolucionarios radicales que hoy ocurren en América
Latina. El punto de encuentro que Grosfoguel ubica entre la
"colonialidad del poder" –de Quijano– y el concepto de
"heterarquías" –de Kontopoulos–[28], en
principio, resulta un aporte sustancial para la construcción de alternativas sociales en la
región. Sobre todo porque este enfoque sitúa la
batalla en el cuerpo a cuerpo.

El dilema se presenta cuando este cuerpo de pensamiento
intenta ser empleado por nosotros en un análisis
sociológico puntual de la situación
histórica concreta que enfrentamos con la sociedad cubana
de la actualidad. Empecemos por decir: El modelo de
dominación política en Cuba estructura el
mapa urbanístico del país en cuatro segmentos cuyas
funciones son
diferentes dentro del mismo. Luego, estas piezas forman cuatro
circuitos
–dentro de las estructuras de poder–, dados por un orden de
jerarquías políticas bien
precisas[29]Por ejemplo, las capitales de
provincia resultan ser las claves del proceso hegemónico
que sostiene tales estructuras de poder. Capitales que, junto a
las ciudades de más de 100,000 habitantes, integran el
circuito nacional. (Consideradas éstas como: "ciudades
grandes".) Le sigue otro circuito de "ciudades medianas"; es
decir, aquellas con poblaciones de 50,000 a 100,000 personas.
Luego, dentro de la categoría de "ciudades
pequeñas", las estadísticas del Censo de Población
(2002) no distinguen entre dos segmentos a su interior. Los
cuales resultan en todo decisivos para entender el proceso
hegemónico que sostienen las estructuras de poder
–cuestión que discutimos en esta ponencia–: una,
integrada por aquellas con poblaciones de menos de 50,000 y hasta
30,000; y otra, aún menor, de 20,000 a 30,000 personas.
Sobre esta cartografía se superponen los tres
elementos del modelo de dominación política que
describíamos al principio de estas páginas.
Entonces, sobre la sostenibilidad del modelo, diríamos: La
situación que resultaría de esta
estratificación política hace del conjunto de las
ciudades grandes el locus primordial del proceso
hegemónico-político en la sociedad cubana. Las
ciudades medianas fueron beneficiadas por la estrategia de
desarrollo
adoptada en las décadas de 1970-1980. Sin embargo, durante
la década siguiente la situación le fue adversa.
Las ciudades pequeñas en particular no son prioritarias
para el modelo de dominación política: por cuanto
su ubicación en el aparato productivo es adjetiva,
así como dentro del ámbito
ideológico-cultural ellas mantienen la condición de
periferias. En cambio, estas ciudades para el proceso
hegemónico tienen un valor
relativo, pues ellas resultan ser importantes dado que
constituyen las bases sociales de un extenso consentimiento
ético-social que lo sostiene. Ahora bien, dado el fuerte
componente de relaciones
interpersonales que identifican a las ciudades de 20,000 a
30, 000 habitantes[30]las prácticas
sociales son más autónomas y la comunidad dispone
de formas de auto-regulación que se sostienen tanto por la
innovación social como desde la
tradición cultural.

Este es el espacio en donde nos planteamos hacer un
estudio sociológico sobre los procesos de
conversión de las diferencias en desigualdades sociales
que ahora ofrecemos en este evento. (Diferencias, además,
que resultan de las mutaciones que se producen en el proceso de
la hegemonía política en la sociedad cubana.) En
tal caso, lo que ahora nos interesa sería lograr entender
bien –en tales sociedades locales– cómo se articulan
allí las prácticas sociales de
resemantización que luego alcanzan a modifican aquellos
códigos de distinción social.
Códigos sociales que fueron antes hegemonizados por la
clase
dirigente de la sociedad. (Dentro de una sociedad enfrentada a
una situación límite.) La clave en este asunto sin
duda es ésta. En el total de las ciudades pequeñas
se halla aquel segmento menor –esto es, aquellas ciudades
integradas por 20,000 a 30,000 personas– que tiene y dispone
además de cuotas de autonomía aún mayores a
la media; así como posee altísimas posibilidades de
ejercer ese poder constituyente en beneficio
propio[31](Espacios en donde se produce ese
"pensamiento de la frontera" de
que hablaba Ramón Grosfoguel[32]Estos son
lugares, además, donde el albur de las estructuras de
poder no decide la suerte final de la sociedad local.
(Quedaría la cuestión de la otredad y la alteridad
de los sujetos sociales así enunciada.) El estado
político de diglosia cultural se constata en estas
sociedades locales, dado en la presencia de cierta estructura
binaria de la economía –oficial y sumergida–; que
tiene, además, una historia social que podríamos
rastrear a través de los vaivenes del mercado negro en las
últimas cinco décadas. Proceso que adopta un
movimiento
cíclico. Dinámica que funciona como un mecanismo de
relojería… suiza. (Desde 1962, estas han sido
crisis de
realización del producto
social que se han estado repitiendo en Cuba cada ocho
años[33]Estamos pues frente a un universo no
explorado por las ciencias
sociales en Cuba[34]

Paradigmas de
Sociedad

El actual dilema de Cuba no les debe resultar ajeno a
nuestros colegas en la región[35]Estos son
los restos de una época aciaga. Porque los años
finales del siglo XX constituyeron en verdad la época
dorada del neoliberalismo
en América Latina y el mundo. (Lo mismo que Cuba en ese
momento vivía su "período especial".) Sabemos que
la filosofía neoliberal está en descrédito.
Queda aún mucho por hacer. Pareciera hoy, incluso, como si
toda la ortodoxia en un haz –liberal,
socialdemócrata, marxista– estuviera unida en el
empeño (fundamentalista) por hacernos regresar al "punto
de partida". Intentando así ofrecer otra oportunidad a la
facción perdedora de los poderosos de entonces. En el
mundo mediático será la prensa
socialdemócrata europea –luego del fiasco de la
Tercera Vía, y echada a la derecha ahora– la que mayor
esfuerzo hace por reconstruir aquel viejo paradigma de
sociedad (liberal) abierta; mientras, por otra parte, apela a las
agotadas teorías
económico-políticas forjadas en las décadas
de 1970-1980. [Ahora debo hacer una obligada digresión
–en extenso– en este punto. ¿Cuáles son estas
teorías? Como en un Cajón de Sastre se hallan: la
teoría
de las expectativas racionales, la teoría de la
economía de la oferta, las
teorías del proceso inflacionario, la teoría del
"capital
humano", las teorías corporativas… Incluidas
las teorías económico-políticas –tanto
neokeynesianas como monetaristas– del desempleo. Luego
se hallan las teorías del crecimiento, de la distribución y de la demanda.
Intentos estos últimos de construir una alternativa
poskeynesiana de la economía
política del capitalismo.
Pero, sobre todo, nos ofrecen hoy una economía social
de mercado
–es decir, cierta modalidad del
neoliberalismo de "rostro humano"– como la única
alternativa posible ante los problemas
actuales de América Latina. Esperan por mejor momento
ahora la teoría de la economía de mercado
instruida, las mixtas, la teoría del control social de la
economía, etcétera. (Teorías de corte
reformistas estas últimas.) Este es el "repertorio" en la
gaveta. Conjugadas por un ´pragmatismo`
de tipo indecente.] Entonces estaría hoy abierta la
discusión acerca del propio paradigma de sociedad
que quedaría por construir[36]La idea que
sostiene este Simposio –nos
parece que[37]hace apuestas por aquella
teoría sociológica que considera a las diferencias
per set como atributos de la riqueza sociocultural y
humana propias de ciertas sociedades plurales y
democráticas –según el viejo paradigma de un
Estado benefactor (pater famili)– que todos
estaríamos hoy obligados a rescatar y defender.

Debemos de advertir que nuestra experiencia
histórica tiende a objetar la validez de tal
teoría. Leída la historia política de la
Revolución Cubana por los intersticios de la misma,
quizá, sería posible así develar la
potencialidad por ella contenida en medio
siglo[38]Desde luego, existe una confusión
extrema entre el falso itinerario que describe la historia
oficial y aquel que, siendo en verdad, ocurrió
–y sucede– en la realidad efectiva de la sociedad
concreta. Faltan en Cuba aún, sin embargo, muchos estudios
por realizar. Carecemos en Cuba de una sólida
tradición de estudios sociológicos acerca de la
economía cubana[39]por ejemplo. Lo cual
debe facilitar hoy la tarea al enfrentarnos a los desafíos
éticos, intelectuales
y políticos que implicaría el hecho de entender
mejor las nuevas estructuras sociales que aparecen, ante todo,
como un resultado de esos profusos intercambios sociales que han
terminado por articular esos patrones económicos y
culturales que practica la sociedad cubana en la actualidad
[40](Evidentemente, algo que constituye para la
sociología francesa –por ejemplo– una práctica
profesional sólida confirmada en las últimas
tres décadas[41]Consultemos nuestra
experiencia histórica al respecto. Debemos abrir la
discusión sobre el paradigma (liberal) de sociedad abierta
en Cuba, en principio, sin adoptar una actitud
simplificadora de la realidad frente al estatismo. El ciclo
histórico cerrado por el modelo de sociedad entre las
décadas de 1960 y 1990, en principio, parece situar estas
décadas en la espiral del desarrollo en puntos
idénticos –pero en otro momento de la misma–. La
sociedad cubana de la década de 1960 constituyó un
tipo específico de "sociedad pluralista popular". Estando
ella constituida además por un régimen de propiedad
(mixto), una estructura
social-clasista (proactiva) y una cultura popular (abierta)
que –salvadas las distancias– la hacen análoga a la
sociedad cubana de la década de 1990. Sociedad plural
donde el sujeto político popular llega a rearticular la
totalidad-social –¡como plaza sitiada!–. (Cultura
oprimida incluida.) Lo que no desdice su condición de
sociedad plural. Ahora bien, esto no dice tampoco que fueran
libertarias ni la sociedad de la década de 1990 ni aquella
de 1960. En tal sentido sería un error confundir la alta
movilidad social con la liberación política de la
sociedad.

En el análisis de las comunidades que hemos
localizado en la cartografía urbanística de la
sociedad, hemos hallado que este constituye un serio problema que
distorsiona la propia gobernabilidad del régimen
político cubano[42]La condición
periférica de la sociedad cubana la hace altamente
frágil y dependiente de las mutaciones que sufra el
sistema-mundo[43]El centro de la
sociedad está afuera. Enfrentar una situación
límite significó para estas comunidades tres
destinos contrapuestos en sus sentidos y
alcances[44]Mientras en la ciudad de Guisa la
sociedad local colapsó, como resultado de la
bajísima sostenibilidad de una economía
monoproductora tecnificada no conectada con la economía
doméstica regional –y apoyada en los sectores
económicos frágiles: arrocero-forestal (I) y de
servicios
sociales (III); –; la política de inversiones
aplicada en Varadero –basada en las economías del
sector II (mecánica) y del III (turismo)–, sin un cálculo
del impacto comunitario que podían estas producir, vino a
deformar el tipo de reproducción social que ocurría
en dicha sociedad local. Provocando así mismo una
implosión del modelo anterior. En el caso
específico de Bauta –fuerte en los sectores
(avícola-ganadera) I y II (piensos-textiles)–, ahora,
privada del status de privilegio que le ofrecía la
estrategia de desarrollo en las décadas previas, y situada
en la periferia de la Capital, halló un margen muy
estrecho para actualizar su modelo de sociedad local y
acabó siendo reciclado el mismo. Estos modelos de sociedad
fueron borrados del mapa. Segundas lecturas nos han permitido
constatar cómo la racionalidad de los ejercicios de
"actualización" en tales sociedades locales
respondía a las múltiples exigencias que planteaban
los factores exógenos a la sociedad local misma.
Exigencias que retaban a una capacidad de contestación
ahora disminuida dentro de la comunidad. En el caso de la
comunidad de Guisa, el modelo sustituto resultó de un
movimiento social arbitrario –no intencional–, que
partía de acciones de reajuste (fallidas) sobre la trama
social del modelo original. En cambio, para las sociedades
locales de Varadero y Bauta, sucede que los frágiles
ejercicios de "actualización"
realizados[45]han seguido rutas regladas por
agencias culturales extrañas. Las sinergias que indujeron
estos procesos de actualización en dichas ciudades
llegaron a involucrar a ciudades medianas que se hallan en la
periferia de las mismas. Faltan estudios sociales que testimonien
la tragedia social vivida. Dilemas tales invitan a la
realización de una elección histórica y
política frente a paradigmas de
nueva sociedad en discusión. También este
análisis implica la exclusión de otros muchos
temas.

Diferencias y
Desigualdades Sociales

Pudiéramos ahora discutir la pertinencia de
ciertos rasgos constitutivos de la sociedad futura. Lo cual
implica antes entender la tragedia humana extrema que enfrentaron
los cubanos en la década de 1990. Por cuanto el cambio
abrupto de circunstancias acaecido dejaba márgenes
reducidísimos de maniobra para la rearticulación de
los proyectos de vida
personales y colectivos. Fueron pocas las opciones que restaron
ante los cambios radicales que ocurrían. Situación
que resultaba más difícil dada la altísima
dependencia de la población de la exclusividad del Estado:
como único proveedor de bienes y
servicios en la comunidad. En tal sentido, tales eventos
significaban la quiebra del
proceso hegemónico previo a la crisis. Proceso,
además, que trataba de darse una solución de
continuidad a finales de la década de 1980. Eventos que
dejarían sin asideros a la sociedad. Discutamos
sólo algunos fenómenos sociales que caracterizan a
los procesos de conversión de las diferencias en
desigualdades sociales (y viceversa) en dicho período
histórico en la sociedad cubana:

  • Procesos de virtualización de la
    comunidad.

  • Redistribución de la riqueza, el poder y el
    prestigio

  • Formas nuevas de constitución de la sociedad
    cubana.

  • Dialéctica del sino hedonista de la "nueva
    época".

Contextualizar estas realidades exige considerar la
historia previa. Pensamos que resulta algo necesario que hagamos
esta "arqueología", ante todo, para lograr
advertir el dilema que enfrentó la sociedad cubana en las
décadas de 1990-2000. Después sería posible
una discusión de los detalles del proceso en
cuestión y, más tarde, intentar la
articulación de una visión de conjunto del
período objeto de análisis.

Distinguimos, en tal sentido, lo menos tres modelos de
sociedades locales que fueron realizados en las últimas
cinco décadas. La sociedad cubana es disgregada bajo el
impacto del hecho revolucionario que sucede en la década
de 1960. Sociedades locales tradicionales –con ejes
identitarios sólidos– ahora se verán actualizadas
como resultado de la movilidad horizontal que generan los
cambios. Constantes flujos
migratorios –hacia las ciudades, desde el campo– de
carácter permanente o provisional.
Comunidades rurales que adoptan los patrones urbanos de
socialidad. (Aunque su circunstancia es diferente.) Lo cual
produce la eclosión del sujeto popular en unos espacios
públicos que desbordan las fronteras de una sociedad local
centrada en sí misma[46]El modelo de
sociedad local que fuera reestructurado en las décadas de
1970-1980, grosso modo, resultó en una totalidad
fragmentada –habitada por comunidades cerradas– dado los
patrones de movilidad de tipo vertical que serían
adoptados entonces[47]Proceso político que
se fundamenta en un contrasentido que acabará por
agotarlo: La políticas de Estado que apelaban al
estímulo material (directo) como palanca de
movilización laboral de los
cubanos en la realización del proyecto de nueva
sociedad[48](¿socialista?). [Consumo
liberado; mercado cautivo.] Las escalas de valores y las
prácticas sociales que serían consentidas por estos
modelos de sociedades locales comprometían a los procesos
de distinción social de la realidad y, por tanto, como
mecanismos ideológico-culturales, afectaban las formas de
redistribución de la riqueza, el poder y el prestigio en
las mismas. Podríamos hallar en la memoria
histórica colectiva de los cubanos –contenido en la
fotografía
y el anecdotario familiar y comunitario– aquel "Atlas
Etnográfico de Cuba" sobre la vida cotidiana de dichas
sociedades locales.

Sobre este testimonio hemos construido una
cartografía acerca de los procesos de conversión de
las diferencias en desigualdades sociales (y viceversa) en
algunas ciudades pequeñas tales como Guisa, Varadero y
Bauta. En este extremo del análisis sólo
presentamos a tales procesos en sentidos opuestos y realidades
diversas.

Conflicto Ético-Social: Patrones de
Prestigio.

Situamos un ámbito de conflicto en
el campo del reconocimiento social logrado por el ciudadano en
diversas esferas de la sociedad. En tal sentido los capitales de
prestigio que fueron creados en las décadas de 1970-1980
partían de la obtención de méritos que
apoyaban además la reproducción ideopolítica
de aquel estado ético-social que sostenía al Estado
obrerista de ese período. La política disciplinaria
del Estado, por ejemplo, hallaba los resortes de su
realización en el régimen laboral, la gestión
docente-educativa y el trabajo
periodístico y editorial del país. Según la
cantidad de méritos acumulados por los individuos en
diversos ámbitos sociales, entonces, se tenía
asegurado (o no) el acceso y disfrute de bienes y servicios.
(Ciertamente, pocas veces asociados con los resultados del
desempeño laboral de los ciudadanos.)
Cuando se producen los cambios, la clase tecnocrática
–que se hallaba ocupada en las altas esferas de la administración
pública de la sociedad–, logra ahora reciclarse como
gerenciado de la nueva economía. Este fue un factor de
continuidad en el modelo. Sin embargo, los sectores laborales no
vinculados a la nueva economía son relegados en la
escala de
valores que se estableció como resultado de los cambios.
Incluso el campo intelectual será arrastrado por la
lógica
mercantil, para luego inundar sus universos vitales de una fiera
competencia por
alcanzar las cuotas de beneficio que esparcía la nueva
economía. Pronto esta radical redistribución de la
riqueza se convertirá en nuevas estructuras de poder
(social) en la comunidad. Sociabilizando así el drama
societal en el interior de la familia.
Los modelos de estratificación en cuestión, vistos
de fondo, presentan configuraciones encontradas; pero mantienen
continuidades indecentes. Una de ellas se refiere a la discriminación sexual o racial de los
sujetos. En la década de 1990 los proyectos de vida se
repliegan para hacerse más ególatras,
pragmáticos y puntuales en sus contenidos y alcances. Esto
no quiere decir que fueran en todo negativos, pues en este
ámbito fue deconstruida buena parte de la lógica
autoritaria del modelo anterior.

Proceso Etno-Cultural: Marcas de
Identidad.

Los cambios que acaecen desde la década de 1990,
fueron creando estados de incertidumbre que más temprano
que tarde han terminado siendo cubiertos por otros procesos de
construcción de las identidades sociales –todas,
más enjundiosas y plurales–. Procesos de signos
diversos. (Lo cuales llegan a afectar a todos los sectores en
Cuba.) Significó un drama sicológico tenso:
primero, lograr el rescate de la memoria de
quiénes habían sido antes; ante todo, frente a una
hegemonía política que logró invisibilizar
todas las identidades de origen. Después el sujeto popular
se enfrentaba al desafío de reconstruir las nuevas
identidades sociales en el contexto de un mundo que se
reconfiguraba sin tener un puerto de destino. Finalmente, la
creación del tejido social de la sociedad emergente
debía justificarse sobre bases económicas opuestas
a las que soportaban al modelo sociedad anterior. La suma de
tales factores hizo que la sociedad, ante la cantidad de
problemas que debía enfrentar –así como el
reducido poder de respuesta ante los mismos–, empezara por
otorgarle un carácter provisorio a las realidades que
enfrentó en el primer lustro de la década de 1990.
Cuando todo parecía lograr cierta "estabilidad" –en
el segundo lustro de esa década–, entonces, siendo un
hecho orgánico al status quo que se articula en esa etapa,
la sociedad se adhiere al sino hedonista que aún perdura
hasta la actualidad como marca de
identidad de la misma. Complejizando este escenario se encuentra
la apertura (al mundo capitalista neoliberal) de la sociedad
cubana. Desde luego, las bases sociales que sostienen al proceso
etnocultural habían sido modificadas por el nuevo
régimen político a partir de 1959. Las
prácticas de exclusión del régimen, en
cambio, dejaban a las viejas estructura de opresión sin
modificar. Lo cual situaba en desventaja a amplios sectores de la
sociedad. Esto podría explicar las acciones afirmativas de
muchos actores sociales en la actualidad. La actitud del
régimen es considerarlas como actos impertinentes frente
al espíritu magnánimo del Estado burocrático
policial.

Consideremos ahora de conjunto a la sociedad cubana de
las últimas dos décadas. Ante todo, para los
cubanos esta apertura al mundo significó un cambio radical
del modelo de sociedad local, que, consecuentemente,
implicó el comienzo de un proceso de
"virtualización" de todas las estructuras sociales de la
sociedad[49]En tal sentido, serían los
flujos migratorios intensos y el acceso a las tecnologías
digitales los factores responsables de la formación de
nuevas comunidades abiertas que eran conectadas por redes
sociales amplias. Procesos sociales que llegaron a desdibujar las
fronteras de la sociedad nacional. Luego, las viejas estructuras
de poder continuaron su retórico ejercicio político
siendo las mismas[50]Entonces el estado de
diglosia cultural que venía afectando a la sociedad desde
la década anterior se ensancha hasta conformar dos mundos
paralelos. Mundos que marchan a un tiempo. (Como
el eterno juego de
figuras y sombras del antiguo teatro chino.)
Las formas de distribución de riquezas, poder y prestigio
en la sociedad no-oficial son confundidas por la categoría
"mercado negro" sin advertir la presencia de las prácticas
(protosocialistas) de autogestión social que contienen
tales prácticas sociales. Enfrascado en retener el comando
de la sociedad, las políticas de corrección del
Gobierno cubano apenas atacan a la ´especulación`
que se hallaría asociada a dichas prácticas
sociales. Mientras tanto, sucede que una sociedad inédita
(underground) se está articulando frente al
Estado-avestruz[51]La nueva sociedad que se
articuló (en outsider) ha estado rehaciendo los resortes
ético-morales que aseguran su reproducción en el
tiempo, dando a estos otros mecanismos un sentido alternativo
ante viejas estructuras de poder
(jurídico-políticas) que insisten en otorgarse una
solución de continuidad que las perpetué. El dilema
que enfrentan estas formas de autorregulación social en la
comunidad se relaciona con el sino hedonista que se
articularía a mediados de la década de
1990[52]En tal sentido, la nueva sociedad ha
adoptado una conducta crítica
no discriminatoria frente a estas prácticas sexuales, sin
regresar al moralismo hipócrita del Estado
obrerista.

Problemáticas Sociales de la Sociedad
Cubana

Este análisis hace omisión de aspectos que
serán decisivos para el destino de la nación.
Por ejemplo, ¿cómo se maneja el circuito de
hegemonía política de las grandes ciudades? El
objeto de estudio de la indagación que hemos realizado se
ha concentrado en las ciudades pequeñas y en un aspecto de
las transformaciones que han sucedido entre 1989 y 2009.
Imaginemos, por ejemplo, cuáles fueron los desafíos
existenciales y ético-sociales –en las últimas dos
décadas– para ciudades medianas como Florida, Manzanillo,
Palma Soriano o Cienfuegos. Peor aún, ¿cuál
sería el destino de ciudades pequeñas-a-medianas
como Baracoa, Puerto Padre, Caibarién o Güines?
¿Qué decir de la Ciudad de La Habana: sobre todo,
las redes sociales que articulan las ciudades pequeñas y
medianas –incluidos los barrios marginales o periféricos– que la integran? Los
análisis que se realizan sobre las políticas
sociales del Estado cubano, apenas al abordar por
capítulos el asunto, no pocas veces han hecho
abstracción de la totalidad que se hallaban implicada en
la ejecución de las mismas. Sin embargo, en el
último lustro se han articulado ciertos ejes transversales
en las ciencias
sociales cubanas. Los cuales han estado tomando distancia de
posturas estadocéntricas al establecer otras referencias y
lograr re-articular el temario de estudios sociales sobre asuntos
no considerados en la década de 1980: la violencia de
género,
la nueva sociedad rural, el trabajo de
gobierno en el municipio, la gestión socio-ambiental del
medio, la creación de subjetividades sociales
–liderazgos, empoderamientos, etcétera–, las
dinámicas de la estratificación de la sociedad, el
tema de la religiosidad en el país, la pobreza y
marginalidad
en las ciudades, etcétera[53]Comienzan las
ciencias sociales a ser entendidas como agencias de
acompañamiento científico a la sociedad, mientras
son llamadas a la creación de alternativas sociales en el
contexto de la transición socialista en la sociedad
cubana[54]Quedan aún muchas lagunas por
cubrir y varias carencias por superar. Sobre todo en materia de
sociologías de la cultura artística, la moralidad,
(del) derecho, la política y los políticos en Cuba,
los intelectuales, los flujos migraciones internos, la diáspora, la ruralidad, las ciudades,
históricas, etcétera[55]Ahora bien,
las bases epistémicas fundadas en la centralidad de la
agencia estatal no han llegado siquiera a develar una
cuestión de fondo (decisiva): La condición adjetiva
del consumo al respecto de la producción retuerce el proceso de
reproducción social de la
sociedad[56]

Intentemos ahora colocar en perspectiva histórica
a la sociedad cubana de las últimas dos décadas.
Los estudios sociales que marcan la diferencia entre
períodos históricos coinciden en indicar un cambio
sustancial entre las dos últimas décadas del siglo
XX cubano. Descotando los pactos de (auto) censura que estamos
obligados a realizar, detrás de los estudios
económicos y sociales realizados acerca del
"período especial" hallamos "el malestar de los
intelectuales" cubanos (autores de tales estudios). Por ejemplo,
el hecho de reconocer la existencia de una "pirámide
invertida" –y añorar la restitución de la
misma– dice acerca de quiénes se vieron afectados por
tales cambios[57]Sin embargo, esta actitud no
discute el orden jerárquico de fondo que sostiene a la
"pirámide" en cuestión. Sin duda, los mejores
estudios al respecto se lo debemos a la socióloga Mayra P.
Espina. Empecemos por hacer algunas precisiones acerca de la
implicación de ciertas realidades en la categoría
de "reestratificación social" de la sociedad que ha
formulado antes la socióloga cubana[58]Ante
todo, jamás la sociedad existente en las décadas de
1970-1980 sería más equitativa que aquella
emergente en la década de
1990[59]Ciertamente a finales del siglo XX ocurre
una reestructuración social-clasista de la sociedad
cubana. Pero nunca una reestratificación de la misma
–como asegura Espina[60]Lo que afecta al
análisis sociológico de Espina, en nuestra
opinión, sería el enfoque "determinista" que asume
el mismo; así como un apego desmedido de aquel a las
estadísticas oficiales del Gobierno
cubano[61]Las fuentes
estadísticas de la época no registran los ingresos
provenientes del "usufructo" de cargos públicos ni las
actitudes depredadoras de la clase trabajadora en los almacenes
estatales. Los costos alterados
eran asumidos por el presupuesto del
Estado que, asimismo, hacia de dispositivo de
redistribución del ingreso nacional. Los fondos sociales
eran rehenes de políticas de Estado selectivas que
ordenaban la distribución de los mismos según los
méritos; en todo caso, creando actitudes abyectas entre
los actores sociales.

Los años de la década de 1990 pueden ser
divididos en dos etapas. Una de ellas se extiende hasta el verano
de 1994. Entonces el dilema que enfrenta la sociedad sería
el de redireccionar con urgencia aquellas pocas líneas de
comportamiento
que llegaban a constituir a los proyectos de vida individual y
colectiva: sobre todo, después de constatar que las nuevas
circunstancias tenían un carácter más
permanente de aquel que admitían los
cubanos[62]Las políticas de Estado se
dirigen a mantener la gobernabilidad del régimen
político con diversas estrategias de
actualización del mismo[63]Es decir, no
puede ser reducido el análisis a las políticas
sociales que son cumplidas en esta etapa histórica del
proceso. Significó para los cubanos un momento de
tensión extrema. Conflictividad que se muestra en afanosas
búsquedas de solución. Intentos todos que se
enfrentan a un magro repertorio de formas alternativas de vida
cotidiana[64]Cuando se reduce la gravedad de la
situación, –en particular, entre 1995 y 1998– progresa
en Cuba entonces el proceso de formación de un nuevo
equilibrio del
poder político en la sociedad (status quo). [Constituye
este un equilibrio que fue integrando con dos elementos
básicos: la nueva economía (NE) y el Estado
asistencialista (EA) –una creando (NE) y otro
redistribuyendo (EA) el ingreso nacional–.] Estos cambios en las
estructuras llegan también a modificar todo el entramado
social de la sociedad cubana. El análisis del proceso de
articulación de una ofensiva del
Gobierno[65]para enfrentar la deuda
histórica del proceso en curso, podría ayudar a
entender mejor las condiciones de posibilidad que subyacen al
proceso de reformas en curso en Cuba. Definitivamente, hoy el
dilema de Cuba resulta del agudo enfrentamiento entre un
inédito ethos social y un estado político
arcaico[66]

Discutamos, ahora, la condición adjetiva del
consumo en la economía cubana. Pensamos que esta
sería la cuestión de fondo que afecta a todas las
políticas sociales del Estado cubano. Las políticas
sociales del Estado cubano, entonces, estarían llamadas al
fracaso desde el momento en que el proceso de reproducción
de la sociedad es fracturado por una concepción
económica que otorga al consumo una condición
adjetiva frente a la producción de bienes y servicios.
Concepción que es acompañada por un diseño
constitucional del país que confía la
gestión administrativa de dichas políticas a
agencias de gobierno locales que, además, han sido todas
conscriptas por un catálogo de competencias
reducidas. (Estado de cosas resultante de un balance autoritario
de las estructuras de poder político en Cuba.) Estamos
ante una situación en donde cualquier análisis de
la sostenibilidad de las políticas sociales en Cuba debe
terminar en el simulacro (estatista) que justifica a las mismas.
Podría esto explicar cómo ha sido subvertida la
lógica autogestionaria que debía identificar a la
prestación de servicios en Cuba. Encontramos detrás
un estilo burocrático de gestión que estaría
afectando la realización de dichas políticas
sociales. La situación actual adquiere un carácter
dramático; el cual es consecuencia de la alta complejidad
que afecta a los graves problemas
sociales que la sociedad cubana deberá enfrentar en
estas décadas iniciales del siglo XXI. La cuestión
ecológica sería un ejemplo de esta tragedia. En tal
sentido, la creación de condiciones óptimas que
permitan el manejo adecuado de los recursos
hídricos –según el actual programa del
Gobierno cubano–, por ejemplo, dejaría aún
pendiente muchos problemas higiénico-sanitarios por
solucionar en la comunidad. (Estado de cosas en donde el abasto
de agua potable a
la población se juntaría a la carencia de sistemas
de drenaje y de reciclaje de
desechos en las mismas.) Ahora bien, lo que inquieta a la clase
política en estos momentos es la carga fiscal que
constituye un gasto social creciente ante fuentes de
financiamiento cada vez más reducidas. La
cuestión se presenta en el cómo transferir la carga
presupuestaria que significa el gasto social si perjudicar las
bases de legitimación que le permiten al
régimen en el tiempo reproducirse contra fuegos y mareas.
(En este punto del debate los
sociólogos tendrían mucho qué decir.) Los
estudios sociales sobre la sociedad cubana que serán
discutidos este el Simposio –siempre que sean bien
ponderados en el análisis y estén orientados a
cuestiones de fondo– estarán haciendo una
contribución en verdad importante para la adopción
de políticas sociales más eficaces.

Nuevas
Subjetividades Sociales

La cuestión se refiere a la superación del
lastre objetivista que afecta a las ciencias sociales de
conjunto[67][Criticamos, en tal sentido, el
empleo de
aquel causalismo miope que justifica a aquellos "determinantes
indeterminados" –como sería la "última
instancia" de la ortodoxia marxista– que terminan por reducir a
simples marionetas a los objetos de estudio que consideran las
ciencias sociales. Calificamos de fascista, además, el
sentido sacrifical de estas últimas. (Esto es, aceptar el
pago ineludible de "costos sociales").] Los estudios sociales hoy
se sostienen en teorías
sociológicas que tributan a un paradigma que se
articuló a caballo entre los siglos XIX y
XX[68]Sociología de los
grandes[69]Pero el mundo ha cambiado de modo
radical. En cambio, hoy insisten las teorías
sociológicas en abordar con miradas obsoletas y viejos
métodos
estas realidades inéditas que las desafían. Superar
la sociología de Marx, Durkheim y
Weber implica,
en principio, rehacer las bases gnoseológicas de las
ciencias sociales. La relación entre política y
sociedad, por ejemplo, resulta ser el espacio-tiempo en donde se
(re)articula el ethos de la conflictividad que, además,
nos conduce a aquel estado que llaman hoy: "civilización"
–es decir, el estado de "guerra civil"
que identifica a la sociedad
clasista[70]¿Qué hace a la
conflictividad una ley social? Lo ético-social;
lo etno-cultural. El estado ético-social de la sociedad se
sostiene en la frontera que cubre el ajuste entre lo social y lo
cívico. (La moral
pública que la clase dominante ha podido convertir en
cultura cívica para toda la sociedad.) Las luchas sociales
por la justicia, la
prosperidad y la libertad
hallan sus motivos y justificación (de modo directo) sobre
el fundamento del estado ético-social de la sociedad real
existente a cada instante. Entonces, cuando eso ocurre es porque
las prácticas sociales han logrando esa "traducción" –del tipo
cívico-moral– que
las convierte en sociedad política[71]Ahora
bien, los actores sociales que participan en estas luchas
políticas hallan una fisonomía propia, como el
resultado de la condición etno-cultural de la cual son
portadores ellos mismos. En tal sentido, el proceso etnocultural
de la sociedad es una condición de posibilidad en la
resolución
de conflictos que afecta su continuidad misma. Las luchas
sociales por la igualdad, la
identidad y integridad son formas de expresión (mediadas)
del proceso etnocultural que va configurado a la sociedad en una
historia social de larga duración. Los estudios sociales
que ponderen estas luchas nos estarían entregando una
imagen no
facturada del mundo. Como una realidad que sucede.

Intentemos ahora un relato histórico-social del
proceso de formación de la nueva sensibilidad de
época que comenzó en la década de 1990 e
inaugura el siglo XXI cubano. Consideremos, en tal sentido, las
formas de conflictividad que la definen. La cuestión es
compleja en extremo. Implicaría, en principio, un
análisis sustancial sobre la construcción de los
sujetos sociales en el contexto de una sociedad en
transición. Lo cual exigiría una discusión
sobre los métodos de resolución de conflictos
hacia el interior de la sociedad. Los puntos clave se encuentran
en la crisis migratoria de 1994 y en la "reforma" a la Constitución de 2002. Estos dos eventos nos
revelan la "capacidad de negociación" que asiste al ´modelo de
dominación política` que hemos estado discutiendo
en esta ponencia. Respecto de la crisis migratoria nos resulta
obvia la estrategia de despolitización (politizante) con
que enfrenta el Gobierno cubano dicho
evento[72](Como si ahora el péndulo se
moviera en dirección opuesta a los sucesos del Mariel en
1980.) No obstante, la lógica se mantiene en lo esencial.
Lo que ocurrido en 2002 es algo diferente a la crisis migratoria
en cuestión[73]Porque, esta vez, el sujeto
popular que hace de "tropa de choque" es cautivo de un sentido
común que resulta de la relación cosificada que
sostiene el Estado con la sociedad. Si las bases del
consentimiento se deben al mantenimiento
del "subsidio" al consumidor por
parte de Estado, entonces, cuando la subvención falla se
desmoviliza todo el apoyo al Gobierno. Esta sería la
trampa echada ante el paternalismo en tanto modelo autoritario de
gobierno. La otra cara de la moneda se encuentra en el drama
etnocultural que subyace a este tipo de conflicto social. La
crisis migratoria de 1994, por ejemplo, se asocia a la clausura
de una válvula de escape que el régimen
había creado para enfrentar las situaciones límites y
reducir la presión
social. Sobre estas fórmulas políticas ha hallado
el proceso etnocultural cubano cierta solución de
continuidad. Quizá no resulte lo mejor. Pero en buena
medida este "recurso" lograba sostener un equilibrio
(frágil) que mantenía con vida la condición
"cívica" del proceso que se analiza. La cuestión
que planteó la reforma a la Constitución en 2002
tiene un signo opuesto al juego político que se debe
sostener en un espacio de equidad entre
los actores sociales que asisten al mismo. Esta será la
esencia del dilema de Cuba.

Para poder entender mejor el universo que hemos esbozado
en el párrafo
anterior, sería dable articular cierta "tipología"
de los actores sociales que participan en el ´juego
político` en Cuba: colonias de la diáspora,
ciberpiratas, homosexuales, raperos, tribus urbanas… La
diáspora es a veces confundida con los exiliados. Incluso
es diluida entre los emigrantes que salen de Cuba y rompen todo
vínculo con el país. Ésta no tiene derechos civiles,
económicos o sociales en Cuba. Contribuye cada año
al ingreso nacional con 870 millones de dólares.
Constituye ese aporte un monto casi equivalente a los ingresos
económicos netos que genera el aparato productivo cubano.
La nación
no halla espacio para ellos. Lograrán casi nada reclamando
algo al embajador de Cuba en el país anfitrión.
Pueden cambiar los tiempos. Pero la política de
confrontación se mantiene. Las políticas de Estado
son morosas ante las mutaciones radicales que suceden en la
realidad. Calculamos que operan no menos de trescientas redes
informáticas freelance sólo en Ciudad de La Habana.
Periódicamente se lanzan operativos policíacos
contra los ciberpiratas. Sin embargo, retoñan como la mala
hierba. Luego, la política informática del Estado cubano se encuentra
en la fase extensiva de apropiación de las nuevas
tecnologías digitales, mientras abandona espacios que son
cubiertos por "pequeñas empresas" del
software. Las
prácticas de comercialización del audiovisual
(underground) adoptan el tipo de "guerrillas" y se extienden con
la complicidad de la población. La política de
acoso que mantiene el Gobierno contra los homosexuales no
será menor y estará en dependencia de la gravedad
de la transgresión de aquéllos sobre los horizontes
de la "moralidad" oficiosa. La retórica oficial es
sexista. La misma se articula sobre un ´repertorio
simbólico regresivo` que se presenta como "La razón
de Estado". Entonces las políticas de Estado excluyen a la
diáspora, fustigan a los ciberpiratas y asedian a los
homosexuales sin lograr una respuesta efectiva ante los mismos.
Sin embargo, alcanza a impone la censura. En cambio, la
acción estética del rap cubano –en la
década de 1990–[74], así como el
espectro de las tribus urbanas –en el primer lustro del siglo
XXI–, resultan ser actores sociales cuyas prácticas de
contestación el régimen no logra domeñar.
Las luchas sociales de estos actores políticos logran un
desgaste de la legitimidad del régimen a mediano plazo que
éste no puede impedir[75]

Desde luego, nos faltaría en este análisis
una consideración sobre las estrategias que sigue el
Estado cubano. Definidos los escenarios y presentados los
actores, ¿cómo explicar el impacto múltiple
de las políticas de Estado en el proceso de
reproducción de la sociedad
durante el período
histórico que media entre 1989 y 2009? En esta altura del
análisis tendría poca importancia una
crítica de las carencias de que padecen las mismas.
Construyamos cierta propedéutica. Discutamos las
cuestiones de fondo. Partamos de una premisa al respecto: Las
políticas de hecho modifican la previa
estratificación social de la sociedad. Las
políticas económicas selectivas que modificaron el
régimen de ingresos, por ejemplo, fueron las responsables
de la aparición de una "aristocracia" obrera entre los
sectores laborales de la sociedad cubana. Sujetos que
modificarán la realidad. Etcétera, etcétera.
Sin embargo, todas estas políticas no deciden sobre las
formas de legitimación de las realidades emergentes en la
sociedad. (Realidades que resultan de aquellas.) La acción
conciente de masas, –según la concepción del Che–
debe hacer "que el hombre
adquiera la total conciencia de su
ser social"[76]. Significa esto, que la
política no puede resultar un elefante dentro de una
cristalería. Porque la política que se construye
–o se justifica– en valores debe emancipar a toda la sociedad.
Lo que intentamos decir, entonces, resulta de la necesidad de
entender que los procesos de reproducción de la sociedad
no pueden ser violentados so pena de producir efectos adversos.
Los modelos espurios que son impostados en la realidad cotidiana
de la sociedad real responden a actitudes voluntaristas y
estúpidas que no lograría más que dolores de
cabeza. Definitivamente, los procesos endógenos que
suceden en las comunidades deben ser gestionados según
prospectos hechos a imagen y semejanza de las mismas. Lo que
conviene saber, en tal sentido, se refiere a las condiciones que
aseguran la reproducción social de la sociedad. Siempre
que las condiciones del proceso se mantengan sin cambios
–idénticas a sí mismas–, entonces, la sinergia que
la intervención crea será regresiva.

 

 

 

 

 

 

 

Autor:

Ramón García Guerra

Santa Fe, Ciudad de La Habana;

Cuba: 20 de octubre de 2009.

[1] La clase política en Cuba padece
del "síndrome de la Perestroika" desde hace veinte
años. Quizá esto explica la política
"cautelosa" que adopta la dirección del Gobierno cubano
en la realización del proceso de reformas que en la
actualidad echa adelante.

[2] Oficina
Nacional de Estadísticas (ONE): "Censo de
Población y Viviendas" 2005.

[3] Luisa Íñiguez Rojas y Omar
Everleny Pérez: "Territorio y espacio en las
desigualdades sociales de la provincia Ciudad de La Habana";
Centro de Estudio de la Economía Cubana, 2007
€“versión digital.

[4] Mayra P. Espina:
"Reestratificación social en Cuba: nuevos hallazgos";
Ponencia, Congreso LASA, La Vegas-octubre 2004
€“versión digital.

[5] Raúl Castro: Discurso ante la
Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) del 24 de febrero de
2008. Intervención donde Raúl Castro ofrece una
agenda de reformas por realizar a mediano plazo en Cuba.

[6] El empleo de la palabra
"actualización" pudiera crear confusión. La misma
no es utilizada como un sinónimo de reajuste ni de
modernización sino como "puesta en actualidad" del
modelo en cuestión. Una puesta en actualidad bien
pudiera ser entendida como: conservar, modificar o suprimir.
Las práctica cobran actualidad según sean
pertinentes con la circunstancia en que quedan envueltas las
mismas. El autor no discute esta vez acerca de la pertinencia
(o no) de sostener un modelo de dominación
política en la sociedad futura. No obstante, hace una
breve referencia a esta problemática en el siguiente
párrafo al establecer cierta proximidad entre las
posturas de Alain Badiou y las propias.

[7] Este será el eterno dilema entre
contenido y forma al que hacia referencia el Che Guevara
en "El socialismo y el
hombre en Cuba". Ernesto Che Guevara: Obras, 1957-1967; Casa de
las Américas, 1970 €“págs.
367-384.

[8] Confieso que tales búsquedas han
sido sugeridas, por el sociólogo e historiador cubano
Fernando Martínez Heredia –desde 2005–, sin haber
hallado mayor receptividad en el campo intelectual cubano.

[9] Existen un sistema de empresas en Cuba
cuya distribución espacial está sometida a
estricto control político. El modelo otorga una
centralidad absoluta al Ejecutivo (Consejo de Ministros). Los
cuadros de dirección del nivel Central forman parte de
una nomencklatura cuyo estatuto, actividad y destino lo decide
el Comité Central del PC cubano. Cualquier otra forma de
hacer política en Cuba es considerada un acto contrario
a la Revolución. La política educativa y
comunicacional del Partido tiene un contenido administrativo
pedestre (no político). Incluso decide sobre la cantidad
de tinta que consumen las editoriales en su actividad
diaria.

[10] Eduardo Galeano: Patas arriba. La
escuela del
mundo al revés; Editorial Cajachina, 2009
€“pág. 388

[11] Según un editorial de Granma de
octubre de 2009, la agenda del debate previo al VI Congreso del
PC cubano se resume en dos puntos decisivos: el "tipo de
socialismo" y el "modelo de economía" que estemos
dispuestos los cubanos a construir en el futuro mediato.

[12] Fidel
Castro: Discurso en la Universidad
de La Habana del 17 de noviembre de 2005.

[13] El modelo de accesibilidad a Internet,
por ejemplo, ha sido concebido como la construcción de
un entramado de intranets, que, sobre el soporte de un
cordón digital sometido al control del Estado, deben
resultar en la plataforma de conectividad que nos asegure el
manejo de la información ¡que para entonces sea
posible disponer en Cuba! Sería como intentar bordar con
guantes de boxeo un pañuelo de mujer.

[14] Alain Badiou: "La idea de la justicia";
Conferencia
en la Facultad de Humanidades y Letras, Rosario, Argentina. Un
texto divulgado por el Centro Teórico-Cultural
Criterios, 2009 €“versión digital.

[15] Ramón García Guerra: "Como
un pueblo de besos"; en http:
//www.cubalibertaria.com €“ 20 de octubre de
2009.

[16] Esta sería una estadística menor en un modelo de
sociedad política que se articula como hombre-masa y que
en la adaptación de sus decisiones asume criterios de
mayorías-minorías y no de consensos-disensos. Lo
cual podría explicar el porqué dicho modelo no
alcanza aún a visibilizar (y atender) este mapa repleto
de detalles. Lo que se conoce en Cuba como Batalla de Ideas
sería una respuesta ante esta carencia del modelo de
sociedad vigente.

[17] Sucede algo así como en las
relaciones de pareja, donde una persona es
apreciada de forma diferente en tanto se conserva por aquella
(o no) aquel sentimiento de amor
original. Pudiéramos seguir las reflexiones sobre el
gusto artístico de Pierre Bourdieu, por ejemplo, para
lograr entender mejor la dialéctica
ideológico-cultural en estos procesos de
distinción social de la realidad. Pierre Bourdieu: La
distinción. Criterios y bases sociales del gusto; Altea,
Taurus, Alfaguara, S.A. 1998.

[18] Invitamos al lector a visitar un
artículo del autor, que fuera publicado por
Cubalibertaria.com (en junio de 2009), donde éste
analiza tal aspecto de la vida política en Cuba.
Ramón García Guerra: "Democracia, autoritarismo y
liberación", http: //www.cubalibertaria.com,
junio-2009.

[19] El autor publicó un
artículo que discute tales asuntos. Ramón
García Guerra: "Izquierda y revolución. El deber
de todo revolucionario es hacer la revolución"; http://
www.kaosenlared.net, 10 de noviembre de 2007.

[20] Podríamos dar algunos datos. Pero uno
sería paradigmático en tal sentido: Las
tácticas que fueron calificadas como "estrategias de
sobrevivencia" por algunos sociólogos cubanos, en
particular, tenían puntos de encuentro que las
unían: todas tuvieron un sentido instrumental
implícito en las acciones, mientras le otorgaban un
carácter contingente al "período especial". Lo
cual significa un tomar distancia ante la realidad. Cuando esto
ocurre es posible hallar entonces ciertos "esquemas de
acción" y "lógicas operacionales" más
autónomas €“diría Michel de Certeau
(nota21)– en los sujetos sociales. El resto lo hallaría
la realización de un estudio concienzudo a cargo del
sociólogo sobre las prácticas sociales en
cuestión.

[21] Michel de Certeau: La práctica de
la vida cotidiana; University of California, 1984
€“título en inglés.

[22] Contraculturales, quise decir. La
estética del reguetón en Cuba es apenas una
muestra.

[23] Ídem. €“nota 21.

[24] Orlando Fals Borda: La ciencia y
el pueblo; Bogotá: Punta de Lanza, 1980.

[25] Jesús Ibáñez: A
contracorriente; Fundamentos Editorial, 1997. Esta línea
de reflexión busca la articulación de una nueva
epistemología forjada sobre el
presupuesto de saberes populares diversos (Orlando Fals Borda).
Saberes múltiples que sujetos sociales activos
(Jesús Ibáñez) han estado creando en las
fronteras del poder colonial (Ramón Grosfoguel) para
cumplir la liberación por sí mismos.

[26] Ídem. €“nota 25.

[27] Grupo
Latinoamericano de Estudios Subalternos: "Manifiesto
Inaugural"; en Santiago Gómez-Castro y Eduardo Mendieta
(coordinadores): Teorías sin disciplina.
Latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización a debate; University of San
Francisco, 1998 págs. 85-100.

[28] Ramón Grosfoguel: "La
descolinización de la economía política y
los estudios postcoloniales. Transmodernidad, pensamiento
fronterizo y colonialidad global"; http:
//www.afyl.org/descolonizacionecono-mia.pdf.

[29] El autor somete a debate –en un
artículo publicado por Cubalibertaria.com– los detalles
del proceso de estractificación del territorio que en
las últimas décadas ha venido ocurriendo en la
sociedad cubana. (Ver nota 17.) Desde luego, este
análisis abre puertas a una discusión más
profunda que sobre la construcción de espacios y la
relación sociedad-naturaleza
planteada por autores como Arturo Escobar y otros muchos.
Problemática que apenas se esboza.

[30] Recordamos que las personas en
comunidades así se interpelan por sus apodos.
Personalmente se conocen casi todos.

[31] Según un estimado del autor,
estas ciudades han sido las mayores contribuyentes en los
flujos migratorios externos en las últimas cuatro
décadas. Y como consecuencia de esto, resultan ser las
que reciben –por concepto de remesas– la mayor cantidad de
ingresos. Desde luego, un asunto difícil de constatar
por métodos estadísticos ya que los registros
oficiales cubanos no producen –ni ofrecen (secretismo)–
reportes sobre el estado de la crematística familiar en
estas sociedades locales. En cambio, ha sido posible articular
el índice (coeficiente) que nos permitiría revela
cuál está siendo la dinámica de estos
ingresos en la localidad. Coeficiente que el autor
€“implícitamente– aplica en este estudio.
Ejercicio que deviene en estimados. El cual tiene por elementos
básicos una extensa información de tipo
periodística, macroeconómica y demográfica
que se hallaría en artículos, informes y
estudios diversos –nunca totalmente fiables–. Incluimos,
además, análisis de diagnóstico que elaboran las instituciones sociales en la comunidad; junto a
estudios sociológicos recientes que abordan y consideran
los modos de comportamiento social –tales como: patrones,
estrategias, medios,
productos,
cotizaciones, espacios…– dentro de la economía
doméstica de las sociedades locales. En tal sentido, el
autor subraya el trabajo sustantivo que realizan los Centros
Universitarios Municipales y los Grupos de
Trabajadores Sociales en materia de investigaciones
sociales en la comunidad.

[32] Ídem. €“nota 28.

[33] El autor aborda este dilema en un
artículo suyo que publicó en Kaosenlared.net en
noviembre de 2007 (Ver nota 18) En dicho artículo ofrece
un esquema del contenido de las políticas de Estado de
enfrentamiento a la pobreza en Cuba
desde 1959 hasta la actualidad.

[34] Por su severidad las crisis de
realización toma el siguiente orden: 1970, 1994, 1962,
1986 y 2002.

[35] En los años 90s del siglo XX nos
tocaría vivir un tiempo aciago que, sin embargo,
sería la forja de un nuevo ethos ético-social en
la región. (También en Cuba.) Ahora bien, hemos
de cuidar la imaginación de los excesos y encantos.
Mientras parece una maldición en Cuba la presencia de un
Estado-padre de familia; para
toda América Latina, la creación de un Estado
protector fuerte se convierte en una demanda urgente.

[36] Confirmado el hecho por los procesos
actuales de refundación nacional en varios países
de Suramérica, así como las reformas que se
realizan en Cuba.

[37] Entre los temas se encuentra el que
ocupa a esta comisión: "Conflictos y diversidades
socioculturales y políticas". Este tema es englobado por
otro mayor: "Las diversidades y sus dimensiones culturales,
políticas, económicas". La retórica del
evento nos presenta a la "diversidad" como un
epifenómeno que debe ser entendido según ordenes
diversos de la "realidad", así como nos exigiría
cierto ejercicio de ponderación a realizar en el
contexto de la resolución de conflictos sociales,
económicos, políticos…
(¿Culturales, ecológicos, religiosos y
etcétera?) Desde luego, esto me parece justo si se
entiende que estamos ante cambios radicales en gran parte de
América Latina –y en Cuba–. Pero tal actitud nos
dejaría en el camino sin llegar al final. Rafael Correa
ha dicho, no sin razón, que estamos ante un cambio de
época en la región. En tal sentido, pienso que
nos estamos quedando apenas en un análisis sobre una
"época de cambios". Considero que para enfrentar una
época de cambios serían suficiente cierto
respeto por
las diferencias y una adecuada resolución de conflictos.
Entonces sí este Simposio tiene mucho qué
decir.

[38] En un artículo que publicamos en
Cubalibertaria.com ("Como un pueblo de besos"
€“octubre-2009–), señalo la presencia de dos
puntos en común –entre los personajes del filme:
"Conducta impropia"–: esto es, todos fueron antes
"minorías" y ahora hablan desde "afuera". Esto nos
revela una clave: El modelo de sociedad política actual
es incompatible con el ser diferente en la unidad. Incapaz
éste, además, de hallar en el discurso del Otro
(excluido) su propia verdad. En un poema Roque Dalton
decía que, siendo él expatriado, su patria tan
pequeña sería menos patria €“o
expatria.

[39] La editorial cubana de Ciencias Sociales
publicó en 2004 un alentador libro al
respecto: Reflexiones sobre economía cubana, que ofrece
una cantidad importante de estudios económicos y
sociológicos –que serían compilados por Omar
Everleny Pérez Villanueva– sobre la realidad
social-económica actual de la sociedad cubana. No
obstante, sigue aún el hábito de mantener una
rígida disciplinaridad al interior de las ciencias
sociales cubanas.

[40] En tal sentido la sociología
económica en Francia, por
ejemplo, habla de agencias sociales que capitalizan las
situaciones económicas para retener el control
político sobre las mismas. "La dinámica de la
economía global es mantenida a través de la lucha
por la repartición de los rendimientos" €“nos
dicen Aglietta y Brender–. Contrario sensu, según los
análisis realizados por la ortodoxia "marxista" –en la
antigua URSS (Colectivo de Autores: "Teorías
económicas não marxistas nas
décadas de 70 e 80"; Editorial Progreso, 1988.)–, este
enfoque sí parte del presupuesto de la existencia del
conflicto clasista como factor decisivo en la historia
económica de toda sociedad. (M. Aglietta y A. Brender:
Les Métamorphoses de la Société Salariale.
La France en Projet; Paris, 1984, pág. 76). La revista
cubana Marx Ahora ha prestado mucha atención a debates
económico-políticos europeos que, desde una
sociología económica francesa de izquierda, han
estado allí sucediendo en la década de 1990.

[41] En este espacio no sería posible
considerar ciertas tendencias de la comunidad de
sociólogos franceses en su adscripción a las
políticas corporativas de las grandes empresas europeas.
(Un asunto que desborda incluso a las sociedades
políticas del Viejo Continente en la actualidad.)
Empedrado este camino, que comienza con Maquiavelo
en la Vieja Europa. No
obstante, este hecho significa un peligro real que debemos de
atender en Cuba quienes nos ocupamos de tales estudios
sociológicos sobre la economía.

[42] El estudio de diagnóstico que
sustenta esta exposición fue construido a partir de
informes, estadísticas y consultas que el autor
realizó, con el apoyo de entidades adscriptas a los
gobiernos locales en cuestión y algunos especialistas y
vecinos de la localidad. Fueron así empleados otros
materiales:
Anuarios Estadísticos ONE (2001-2007), Censo de
Población y Viviendas (2002), Atlas Etnográfico
de Cuba, informes de Órganos de la
Administración Central del Estado (OACE) y
Comisiones de Trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular
€“según reportes de prensa–,
etcétera. Finalmente, durante el período objeto
de análisis, el autor ha sostenido años de
residencia física
€“un lustro en Varadero– o de relaciones directas
€“por tres décadas en Bauta– con tales
ciudades. La relación con Guisa se mantiene a
través de varios colegas y amigos que son vecinos de la
región.

[43] En tal sentido el discurso oficial ha
sido abundante dando razones sobre la condición de
subdesarrollo de la sociedad que reproducen las
políticas de Estado cubano. (Escamotea así la
discusión de la colonialidad que se halla
implícita en la sociedad cubana.)

[44] El autor no participa de cierto
´objetivismo`, insisto, que obliga a presentar figuras
arquetípicas que deben constituir claves que
resumiría una totalidad más compleja que tales
modelos. Preferimos situar puntos en la cartografía que
faciliten luego emplearlos como referentes en otros estudios de
casos. Concebimos la realidad social como un entramado de
sucesos infinitos y singulares no sujetos a estructuras
binarias o prácticas disciplinarias que fracturan una
totalidad de detalles. Estamos a favor de entender la sociedad
como "actores sociales en movimiento" que hacen la misma
€“como la entendió Fernando Mires–. Fernando
Mires: El Discurso de la Miseria o la Crisis de la
Sociología en América Latina; Editorial Nueva
Sociedad, 1993. No soy posmoderno. Mantengo ante la
Teoría de la Complejidad mis reservas.

[45] La altísima fragilidad de tales
ejercicios se evidencian en Varadero, por ejemplo, cuando se
considera el impacto distorsionante que sobre la arquitectura
vernácula produjo la economía del turismo. La
situación de la sociedad local en Bauta, asimismo,
descentrada, cubre el déficit de solvencia material con
una intensa emigración hacia el extranjero y una
"emulación" con los patrones de consumo de la gran
ciudad.

[46] Valdría la pena considerar la
función performática de algunos
programas de
la
televisión (p.e. "Cocina al Minuto") y la radio (p.e.
"Nocturno") nacionales en la modelación de los nuevos
imaginarios sociales que acompañan a este proceso.

[47] Los años 70s harían la
década del ingreso al CAME, la adopción de planes
inversionistas gigantes, la Ley del Vago,
la escasa emigración externa, la creación de
Becas en el Campo (ESBEC), la nueva división
administrativa y política del país,
etcétera. Los años 80s, en cambio, harían
la década de la aprobación del Mercado Libre
Campesino,
la crisis migratoria del Mariel, la Deuda Externa,
la aceptación de la libre-contratación de la
fuerza
laboral, etcétera. Pareciera cumplir una parábola
dicho proceso: cuesta arriba (años 70s), cuesta abajo
(años 80s). Pero el modelo constituye algo grosero:
sociedad local cerrada, sociedad civil
fracturada… fuerte Estado policial.

[48] Ernesto Che Guevara: "El socialismo y el
hombre en Cuba"; en Obras 1957-1967 (tomo II), editorial Casa
de las Américas, 1970 €“págs.
367-384.

[49] Quién desee constatar el peso
político de las nuevas tecnologías en la vida
cotidiana del cubano, debe indagar sobre el contenido del
paquete de medidas que adoptó el Gobierno cubano en el
verano de 2008: la venta de
equipos de DVDs, el acceso a la telefonía
celular, etcétera. Liberalización que
desoía (frustraba) las altísimas expectativas
políticas que el anuncio de la realización de
reformas radicales del Estado €“según el
discurso de Raúl Castro en la Asamblea Nacional
(febrero, 2008)– había creado en la sociedad
cubana.

[50] La reforma a la Constitución en
1992 insistía en la conservación del status
político de los CDR, la FMC y la ANAP. Unas formas de
asociación cívica que habían caducado y
que, para entonces, debía ser actualizadas dados los
cambios sustanciales que se sucedía en la realidad.

[51] Los delitos de
"cuello blanco" que han sustanciado en los últimos diez
años los tribunales cubanos no llegan al uno porciento
de los delitos comunes que han juzgado los mismos. La lucha
contra las ilegalidades en el sector de la vivienda no han
abierto un solo expediente por lavado de
dinero contra extranjeros por la compra ilegal de viviendas
en Cuba, ni menos ha reportado en los países de
orígenes tales casos. Por ejemplo, sólo en la
comunidad de Santa Fe €“en la periferia de la Ciudad
de La Habana–, con 25 mil habitantes, habían puesto en
circulación (¡solo 78 extranjeros, en tres
años!): 5,4 millones de dólares en dicha
comunidad.

[52] La mujer que
ejercía el "viejo oficio" en la década de 1980,
merecía ser tratada de forma injuriosa según la
moralidad obrerista que, asimismo, toleraba formas de prostitución oficiosas como el adulterio
(masculino) que practicaba la élite política del
país, o aquellas damas de compañía que
altos funcionarios del cuerpo diplomático acreditado en
Cuba podía disfrutar, etcétera. (Según los
testimonios del filme: "Conducta impropia".)

[53] Las fuentes que facilitaron este
análisis, entre otras, fueron las siguientes revistas:
Temas, La Gaceta de Cuba, Casa de las Américas,
Criterios, Perfiles de la Cultura Cubana (digital), Marx Ahora,
Cuadernos de Nuestra América, Arte Cubano y
Economía Cubana. Consultamos los boletines digitales del
CIPS (2000-2009). Participamos en foros científicos y
eventos académicos diversos, donde se presentan los
informes de investigaciones de instituciones tales como:
Instituto Juan Marinello, Instituto Superior de Arte, Instituto
de Filosofía, Instituto de Historia de Cuba, Instituto
Cubano de Antropología, Universidad de La Habana,
etcétera. En estos últimos dos institutos ha
trabajado el autor en proyectos de
investigación como especialista en dichas
instituciones científicas. Profesor de
Sociología y de Comunicación
Social de la Universidad de La Habana –entre
2003-2008.

[54] María Isabel Domínguez:
"¿Qué ciencias sociales se necesitan?"; Palabras
en la inauguración del Simposio XXV Aniversario del CIPS
y Encuentro Pre-ALAS; Boletín CIPS, Segunda
Época, No. 3 €“diciembre 2008.

[55] En esta relación no menciono
otras tantas sociologías que se confunden en las
fronteras con otras ciencias sociales o humanísticas
como los estudios filológicos, comunicacionales,
jurídicos; informes de diagnósticos que realizan
las instituciones docentes,
culturales y sanitarias; crítica
literaria y artística, etcétera.

[56] La cuestión que planteo
aún se mantiene en la lógica estatalista.

[57] Una actitud similar adoptó la
clase profesionista (media-alta) que integraba el anterior
régimen social en Cuba, ante una revolución
popular que implicó la baraúnda
burocrática de la cosa pública en la
década de 1960. Pensamiento forjado en las fronteras del
nuevo régimen. Pero que, como en la situación que
discutimos en este extremo del análisis, puede estar
signado por la coyuntura que enfrenta y reducir su "cuota de
verdad". La cuestión es cómo objetarlo sin
negarlo. Estamos frente al enjundioso trabajo de Mayra P.
Espina. Quizá hoy este siendo la socióloga
más inteligente y audaz en Cuba de las últimas
dos décadas.

[58] Mayra P. Espina: "Viejas y nuevas
desigualdades sociales en Cuba"; revista Nueva Sociedad,
Segunda Época, No. 216 €“julio/agosto, 2008
(http: //www.nuso.org). En este artículo dice Espina que
debemos de entender por "reestratificación social":
(aquellos) "procesos de transformación socioestructural
caracterizados por la reemergencia de las desigualdades
sociales, la aparición de nuevas clases, capas y
grupos
sociales que generan nuevas diferencias sociales o expanden
las ya existentes, la diversificación de las fuentes de
ingreso y la polarización de estos, lo que hace
más evidente la existencia de una jerarquía
socioeconómica asociada a las diferencias en la
disponibilidad económica y en las posibilidades de
acceso al bienestar material y espiritual". Evidentemente esta
categoría fue construida sobre el fundamento de las
realidades cubanas €“más algún
referente adicional–, las cuales son estimadas por la
socióloga cubana y que nosotros discutimos en esta
ponencia.

[59] El sentido común alienta el
mito popular
de los "tiempos buenos" y lo ubica en la década de 1980.
Sucede lo mismo con el mito político de los "tiempos
épicos" de la Revolución cubana; que son situados
en la década de 1960.

[60] Los grupos sociales que se ubicaban en
una posición de privilegio en dicha "pirámide",
podían echar una mirada sobre la sociedad para lograr
distinguir así pocos detalles en la totalidad.
Cromatismo miope, que era resultado del efecto homogeneizante
de aquella hegemonía obrerista/populista que, a su vez,
un modelo de hombre-masas le sometía. Esto podría
explicar el magro espectro de diferencias que desde una
ideología nacional-socialista se podían advertir
en la sociedad cubana. Explicaría esto, además,
las actitudes de consternación que implicó la
revelación de aquella fragmentación social de la
sociedad. Diferencias sociales que hasta entonces se hallaban
integradas por un orden jerárquico estatista.
(Socialista autoritario.) Esto es, un orden que encubría
las asimetrías sociales que ahora eran subvertidas por
los cambios.

[61] En los estudios sociológicos de
Mayra P. Espina sobre la estratificación social de la
sociedad se advierte una toma de distancia crítica con
respecto del empleo de las estadísticas oficiales en los
mismos.

[62] Podemos abordar las estrategias seguidas
por los cubanos para enfrentar los problemas de la sociedad
saltando las fronteras de la misma. El reporte de salidas
definitivas hacia el extranjero indica que en principio los
flujos migratorios externos se dirigían fundamentalmente
al destino "Estados Unidos". Después de la crisis
migratoria de 1994 el abanico de preferencia se ensancha: En
estos momentos hay cubanos en 148 países. Los registros
migratorios del MININT que controlan a residentes permanentes
en el extranjero con autorización del Estado cubano
(status conocido como PRE) están siendo más
precisos desde 2000. Lo cual hace pensar que las solicitudes de
PRE se hicieron más regulares a partir de esta fecha.
Los datos del Censo de Población del 2002 también
nos ofrece datos migratorios de interés sobre la
distribución espacial de los emigrantes con status de
PRE. Los cuales indican que estas estrategias se han extendido
por el país. Provincias como Ciego de Ávila, por
ejemplo, ocupan un lugar destacado entre las regiones
emisores.

[63] Discutimos estas estrategias en el ensayo:
"Democracia, autoritarismo y liberación"; que fuera
publicado por Cubalibertaria.com €“en junio de
2009.

[64] Probaría esto la reducida
sostenibilidad del modelo de sociedad. Una amplia diversidad de
formas de vida social, –basadas en eficaces mecanismos de
adaptación ecológica de la comunidad–
sería la garantía ante cambios de circunstancias
tan abruptos y radicales. Desde luego, para una sociedad
periférica tan afectada por la altísima
contingentividad de las formas sociales €“como la
sociedad cubana–, prestar atención a la
conservación de una adecuada diferenciación
social, sin duda alguna significaría darle mayor
sostenibilidad al modelo de sociedad que sea adoptado.
¡Siempre que las asimetrías se reduzcan!

[65] Una política de Estado que
comienza por afrontar los problemas acumulados en la
década de 1990. Luego se extiende al pasado. Finalmente
esta ofensiva acaba por problematizar el modelo de sociedad
futura. La cifra de programas que integran la Batalla de Ideas
llega a 340. Situación que produjo en su momento una
implosión administrativa del aparato operativo que
gestionaba esta política.

[66] En tal sentido, las políticas de
modernización del Estado €“políticas
que al parecer sostienen al proceso de reformas en curso– no
tendrían en Cuba oportunidad alguna de desenredar estos
entuertos. No obstante, adopta hoy la dirección
política del país como referente a la reforma
constitucional que se realizó a partir de 1976. Este
asunto lo discutimos en el artículo: "Sopla el viento a
favor". Publicado en http: // www.kaosenlared.net
€“marzo de 2008.

[67] Ídem. €“nota 44.

[68] Renato Ortiz: "Las ciencias sociales y
la cultura"; revista Nueva Sociedad No. 175
–septiembre-octubre, 2001.

[69] Francisco López Segrera: "Abrir,
impensar, y redimensionar las ciencias sociales en
América Latina y el Caribe. ¿Es posible una
ciencia social no eurocéntrica en nuestra
región?"; en Edgardo Lander (compilador): La
colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
latinoamericanas; Buenos Aires:
CLACSO, mayo 2005.

[70] El estatuto de la política es
objeto de discusión en la izquierda de Occidente. La
crítica filosófica de Alberto Moreiras al texto:
Hegemony, Contingency, and Universality. Contemporary Dialogues
on the Left (Londres: Verso, 2000) €“cuyos autores
serán: Judith Butler, Ernesto Laclau y Slavoj Zizek–,
en particular, plantea que "una política que persista en
la evacuación de la subalternidad de lo político
y lo social no tendría recurso a la acción
política". [Alberto Moreiras: "Sobre las condiciones
para un pensamiento izquierdista"; revista Nueva Sociedad No.
170 –noviembre-diciembre, 2000](Antes ha debido exigir la
destranscendentalizar lo social. Proyecto que enfrente a la
historicidad radical de lo subalterno.) El análisis
político lo ubicaría en la cartografía
ideológico-cultural de las sociedades occidentales cerca
de aquella socialdemocracia que apostaba por la Tercera
Vía. Considero a Antony Giddens (en Sociología)
como a Alberto Moreiras (en Filosofía). Sin embargo,
pienso que la sociología no ha advertido las
implicaciones sociales de tal filosofía.
Preguntémonos: ¿Cómo lo social se traduce
en la política? ¿Cuáles serían los
fundamentos sociales de la política? En este asunto
está ocupada hoy la sociología política sin haber
logrado ésta superar el esquema binario: estado
político-sociedad civil. La teoría
sociológica que ha construido con tales
propósitos el autor, implica no sólo una
"traducción" al lenguaje
sociológico de dicha cuestión filosófica
sino, y ante todo, busca dar continuidad a esta
discusión de la izquierda €“ahora
latinoamericana y caribeña– para radicalizar la
propuesta de Moreiras. Planteamos una solución de
continuidad entre política y sociedad que
resultaría congruente con una concepción
antipolítica que la entiende como incompatible a la
condición humana del hombre.

[71] La sociedad se convierte en
política justo cuando son reconocidas las
asimetrías que constituyen a aquella (la sociedad) y,
entonces, negocia su continuidad sobre el presupuesto de la
existencia de las mismas. Desde luego, nunca se modifican las
condiciones de partida: lo político.

[72] Este sería un buen motivo para
investigar esos saberes construidos en la frontera. En aquel
momento fueron movilizadas las Brigadas de Respuesta
Rápida (BRA) para contestar la manifestación de
un grupo de inconformes que se había mantenido por
algunos días en protesta. (Quiénes han estudiado
la historia de los Estados y la sociología de la
política, podrán estar enterados de en
cuáles circunstancias fueron las masas organizadas para
dar respuestas de apoyo a los gobiernos en estos tipos de
eventos.) Muchas de las personas que se vieron involucradas en
la protesta, ante la respuesta de las BRA, saltaron de bando y
participaron en la marcha de "reafirmación
revolucionaria" que se ofrecía como apoyo al Gobierno.
Porque esta batalla no se concentraba contra el Gobierno sino
procurando una salida al conflicto.

[73] Este no sería el mejor ejemplo de
un pensamiento creado en la frontera €“según
Grosfoguel–. La cuestión se plantea cuando Paya
Sardiñas logra presentar un proyecto de Ley a la
Asamblea Nacional. La iniciativa legislativa frustrada
tenía por fundamento un pliego de demandas
políticas: libertad de
expresión y de empresa,
realización de elecciones (libres), etcétera.
Demandas todas que se argumentaban en el sentido común.
Lo que se ofreció como respuesta fue la
suspensión por el Gobierno de las garantías del
juego político en materia de reformas a la
Constitución del país. En tal sentido era
evidente la fragilidad del orden constitucional de la sociedad
cubana, frente a la iniciativa de una disidencia mercenaria
carente de argumentos para encarar con responsabilidad los destinos del
país.

[74] Pienso en OMNI Zona Franca ahora.
CD-ROM:
Alamar Express. Generación CMNL, Boleto ML/2005. (Este
disco contiene un clásico: "Lucha tu yuca"
(canción-trova), de Raymundo Fernández Moya.)
Propuesta que constituye un discurso ideoestético que
transgrede las convenciones artísticas que la modernidad
eurocéntrica les ha impuesto a las
culturas
populares en las sociedades periféricas. En tal
sentido, la atención mediática que reciben "Los
Aldeanos" €“no inmerecida–, podría estar
eclipsando otras propuestas artísticas (con sentido
político directo, tanto o más) dentro de la
sociedad cubana.

[75] Las acciones de policiales contra las
tribus urbanas han tenido una cobertura mediática mayor
en situaciones como las ocurridas en G y 23 €“barrio
capitalino de El Vedado; municipio Plaza de la
Revolución, Ciudad de La Habana. La acción
mediática del oficialismo ha intentado crear situaciones
de discordia entre las tribus: hemos vs. friquis, repas vs.
mikes, etcétera. Programas de acción
política de la Juventud
Comunista han sido organizados para contrarrestar el influjo de
la presencia de las mismas.

[76] Ídem. €“nota 7.

Partes: 1, 2
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