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Un proyecto de vida: Realizarse como persona (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

La razón es muy sencilla y doble: la persona es
indefinible. Definirla, sería reducir la riqueza del ser a
unos simples vocablos. El ser humano es tan polifacético
que podríamos llamarlo un microcosmos; esto implica
limitarlo en una definición, así sea muy perfecta.
La otra razón es que al final de la exposición
de la educación personalizada, en este ensayo se
intenta hacer una "descripción" de hombre y de
persona, en la seguridad de que
los contenidos que se han enunciado hasta este momento
contribuirán a aclarar conceptos y facilitarán la
concepción personal de cada
uno.

Descubrimiento de si mismos

Este descubrimiento es indispensable, ya que si
desconocemos lo que somos, mal podremos construir lo que seremos.
Esto implica una afirmación individual y una
afirmación comunitaria. Al mismo tiempo, se
requiere de una firme voluntad para el
conocimiento personal que tenga en cuenta al otro. Esta
intencionalidad permitirá descubrir las innumerables
dimensiones de nuestro ser personal y, por lo tanto, proyectarnos
hacia nuestra autorrealización.

Encontrar los medios para
realizar el proyecto

La búsqueda de medios es indispensable, pues sin
las herramientas
adecuadas no se logra un objetivo
determinado, así este sea sencillo.

Dentro de dichos medios podemos enumerar las grandes
aspiraciones o caminos de relación humana
:
personalización. Liberalización y
socialización
.

En efecto, ¿Quién no quiere ser persona,
ser libre y socializarse?

¿Y quién, siendo persona,
socializándose y liberándose no alcanza el ideal
humano?

La personalización implica la vivencia
de la responsabilidad, pues ser persona significa ser
responsable.

La liberalización implica la vivencia
del bien, pues es libre no quien hace lo que quiere o puede, sino
aquel que siempre hace lo que debe.

La socialización implica la vivencia del
amor, pues
nadie ensancha más su capacidad de apertura y comunicación, que aquel que comprende al
vivirla, la profundidad del servicio, de
la entrega y de la disponibilidad sin reservas.

La coherencia

La coherencia es necesaria, pues sin autenticidad, sin
verdad frente a nosotros mismos y a los demás, no podemos
realizar nuestro proyecto.

Esta coherencia "es la concordancia entre lo que se
piensa y lo que se dice y entre lo que se dice y lo que se
hace".

La coherencia implica la ayuda de la comunidad
familiar y de la comunidad educativa. Si quiero realizarme
debo elaborar y vivir mi proyecto personal de vida teniendo en
cuenta mi relación con los demás
.

Ser
persona

Si quiero puedo construirme como
persona

Hoy, al dedicarme a tomar mi vida entre mis manos, es
indispensable que me disponga para asumir estas horas como un
tiempo que se me regala y que ya no volveré a vivir, ni
del mismo modo, ni de las mismas
circunstancias…

Es necesario que ahora mismo reconozca una cosa: para
construirme como persona, como ser humano, necesito partir de los
que soy, de mi propia verdad. Esto es lo que primero, lo
más importante: abrirme a mi verdad, decirme a mi mismo la
verdad de lo que me está pasando. Sólo a partir de
ahí podré pensar y ver con claridad que es mi
vida.

¿Quién soy yo? Difícil decirlo.
Cuesta responder esta pregunta porque es compleja en sí
misma y porque en el ambiente en el
que vivimos ya nos hemos a acostumbrado a estar lejos de nosotros
mismos.

Es más fácil mirar a los otros, hablar de
los otros, pasar tardes enteras donde la verdad se oculta, porque
es imposible quedar mal, es mejor darle paso a la apariencia. Yo,
a pesar de vivir rodeado de muchos, llevo muy adentro mis dudas,
mis anhelos, mis dificultades y alegrías.

Si quiero transformar mi vida tengo que empezar por
aceptar aquello que ahora soy, aceptar mi historia, mi pasado, mi
presente. Decirme la verdad para empezar a nacer de nuevo; si me
oculto o me disculpo, nada podré descubrir; sólo
con la verdad se puede alcanzar la vida y la libertad.

¿Quién soy yo?

Formamos parte de un ambiente al que le interesa ganar
dinero y
acumular. Muchas veces nuestra vida está marcada por
tener, porque para el ambiente la felicidad está marcada
por el tener. Según esto, el que no tiene es infeliz y
vive angustiado soñando con tener.

Al ambiente le interesa que uno sea alguien que
deslumbre, que brille, a cambio de la
ilusión de ser reconocido, de ser visto, de llamar la
atención y competir a fin de ser el
número uno en todo.

Dentro de nosotros hay complejos de inseguridad
que queremos esconder. Nos atemoriza todo lo que nos hace sentir
inferiores y esto nos lleva a ponernos la máscara de un
personaje capaz de conquistar fama y prestigio. Tenemos una cara
doble: la de mostrar a los demás (superficial) y la
verdadera, la profunda. La primera ni siquiera es una cara; es
más bien una máscara, un maquillaje, un atuendo de
payaso, una cara de lo que más resulta "conveniente"
tener.

Esta máscara es toda la apariencia que hay en
mí, todas mis faltas y mis
engaños; mi alegría excesiva para ocultar mis
problemas: los
relatos imaginarios de mis hazañas para esconder mi
timidez, esa sonrisa con que quiero demostrar que no me pasa
nada; o esa aparente serenidad con la que formo barreras ante los
demás.

Cuando digo que nadie me conoce estoy diciendo la
verdad. Nadie me conoce porque no me he mostrado tal como soy.
Llevo puesta una máscara y la llevo tan adherida a mi
piel, que ya
me he acostumbrado a reaccionar, a actuar con ella en tantas
partes, que a veces olvido como soy en realidad. También
tengo otra cara, ésta si verdadera, que esconde una
belleza única; aunque esté golpeada por el tiempo,
por el sufrimiento, por el desprecio de algunos, incluso el
mío, Así soy yo.

En el fondo, muy en el fondo, oculto por toda la
hojarasca y podredumbre de la vida, manejado por el ambiente,
reconozco que soy lo mejor de mi mismo, con todos aquellos
valores, estas
realidades auténticamente positivas que poseo. Es lo que
me sostiene, es lo que hace que, en medio de la "basura ambiente",
todavía habiten en mí, realidades como el anhelo de
amar con profundidad, el impulso hacia el servicio, la acogida
sincera, la franqueza total.

Lo mejor de mí es lo que me ha sostenido en medio
de las dificultades, de las presiones del ambiente, es aquello
que hace que en mí nazca algo nuevo y diferente, a pesar
de lo falto de autenticidad y superficial que soy. Lo mejor de mi
rostro sin máscara.

La leyenda de la máscara

Se cuenta que en una antigua casa de la ciudad de
Zacatecas, por el barrio de Mexicapan existió un hombre
que para cada tipo de relación usaba una mascara. He
aquí su leyenda.

Nadie supo ni nadie sabe cuando comenzó su
práctica de utilizar máscaras; lo cierto es que las
empleaba con gran habilidad, de acuerdo con el ambiente y
circunstancias en que se hallara. Tenía una máscara
familiar que era alegre, sonriente y acogedora; en cambio para su
trabajo
lucía otra que se distinguía por su frialdad y
arrogancia. Cuando se reunía con sus amigos, su
máscara expresaba malicia, picardía y vivacidad. Si
iba al Templo mostraba otra de piedad y acogimiento.

Para cada ocasión escogía una
máscara diferente…

Pasaba así los días, cambiando así
sus máscaras, sin prescindir de ellas ni siquiera en las
noches, pues al quedarse dormido se veía en sus
sueños representando simultáneamente los diferentes
papeles, riendo consigo mismo por las discordancias que se
presentaban ante él.

Al despertar estaba angustiado y confuso, pero con el
nuevo día salía a repetir su comedia…
Había convertido su día en un drama permanente, al
asumir papeles contradictorios y artificiales.

Sucedió que una noche mientras dormía,
alguien entró a su habitación y se llevó
todas las máscaras, incluso la que tenía puesta;
sintió la luz que
iría sus ojos y una sensación muy extraña en
su cara. Se miró al espejo y quedó asombrado al
mirar su propio rostro, en forma apresurada se inclinó a
buscar sus propias máscaras, sin hallarlas; examino
incrédulo cada rincón, pero no las
encontró.

Alguien golpeó a su puerta, se llenó de
temor y desesperación, abrió la ventana que daba a
la calle y salió por allí. Caminó
apresuradamente ante la gente, sin mirar a nadie; quienes pasaban
por su lado sólo se admiraban de ver su afán,
más no lo reconocían.

Por fin llegó a las afuera de la ciudad; se
sentó sobre la hierba húmeda de la mañana y
respiró profundamente el aire fresco,
acarició su rostro, maravillado de palpar su piel viva y
cálida, diferente a la tela dura y fría de sus
máscaras. Miró todo con calma a su alrededor y lo
vio más hermoso, más nítido; observó
la ciudad y experimentó un irresistible deseo de ir hasta
allá; se incorporó y se fue andando, sin embargo,
por una sensación se sosiego.

Al llegar a las calles y encontrarse con la gente,
entendía que algo muy novedoso acontecía en
él, dentro de sí mismo; la novedad
de su ser se habría, era él
mismo
, desaparecía la angustia y el temor…
dejando fluir su alegría comenzó a gritar repetidas
veces: (Soy feliz, me he encontrado a mí
mismo).

Cuando regresó a su habitación
encontró otra vez sus máscaras. Las miró con
horror y dejando caer sus lágrimas en ellas, esas
máscaras que antes habían sido suyas se fueron
diluyendo hasta esfumarse.

Observó la ventana por la que había
escapado antes; continuaría abierta, no para escapar, sino
para estar en contacto con los demás.

Finalmente se dijo: (en adelante cada momento de mi vida
va a llevar el sentido de mi ser, construiré desde la
libertad mi propia historia).

Dimensiones de la
persona

El proyecto de vida de la personalización
requiere de un compromiso permanente, es decir, de trabajar
día a día y de manera coherente para
perfeccionarse. Por ello se hace fundamental conocer las
dimensiones de mi vida personal, ya que de esta forma tengo
más claridad sobre los aspectos que debo afrontar sobre mi
superación.

El ser humano (Homo), se integra en varias
dimensiones: biológica (Bios), emocional
(Pathos), mental (Eidos), relacional (Logos) y moral (Ethos).
Estas dimensiones a su vez, les posibilitan tres acciones
personalizantes: pensar (sabiduría), decidir
(liberalización) y amar (trascender). De esta manera, la
tarea personalizante se convierte en una tarea social y, por
tanto, constructora de la Cultura
(Oikos).

El ser humano debe lograr en dichas dimensiones niveles
de desarrollo
satisfactorios para el completo desenvolvimiento de sus
capacidades, y ello solamente se logrará mediante la
identificación de las necesidades, intereses y
expectativas en cada aspecto y según la posibilidad de
oportunidades que el medio y los aspectos socializantes le
brinden a la persona

La educación en
general debe promover la capacidad del individuo para
lograr su realización y desarrollo integral. Debe
brindarle oportunidades tanto de información como de formación de
actitudes que
permitan el uso de una "Libertad real. Autónoma y
responsable". Es importante que en la familia se
forme al hijo para que se proyecte socialmente teniendo en cuenta
valores fundamentales, que son la base de la construcción de una persona: la creatividad,
la libertad con responsabilidad, la autonomía, el
espíritu crítico, la idoneidad, la honestidad, la
justicia, el
liderazgo, el
respeto y el
deber ser, entre otras (Rodríguez, 2005).

La
personalización. Proyecto liberalizado

En apartados anteriores hemos hablado acerca de lo
importante que es construir un proyecto de vida que tenga como
fundamento a la persona, a mí. Ahora queremos
proponer un proyecto que sea el punto de partida para la conquista de
la libertad, la autonomía para tomar decisiones y asumir
la responsabilidad de las consecuencias que de ella se deriven.
La personalización se convierte así en un proyecto
liberador.

Para lograr este fin, integraremos en dos apartados, el
presente y la "personalización como tarea", los
planteamientos del personalismo, propuesto por el
filósofo francés, Emmanuel Mounier, y los de la
nueva corriente filosófica latinoamericana
concerniente a la personalización como fundamento de
nuestra liberalización
, del filósofo Luis
José González A.

Decimos que somos personas y exigimos que se nos trate
como tales, pero:

¿Cómo nos superamos para convertirnos en
verdaderas personas?

¿Qué quiere decir conquistar la libertad,
y para qué?

¿Qué condicionamientos se imponen a
nuestro proyecto de personalización
liberalizadora?

¿De qué debemos liberarnos y cómo
debemos hacerlo?

¿Por qué nuestras decisiones aunque
autónomas, deben estar impregnadas de responsabilidad
consigo y con los demás?

Para responder a estas interrogantes debemos penetrar en
el interior de la persona, teniendo en cuenta, además de
su sentir, sus relaciones sociales, actos y obras, lo que nos
llevará a buscar respuestas a otras preguntas:

¿Qué soy como ser humano?

¿Cuáles son mis derechos y
deberes?

¿Por qué me siento obligado a responder a
las otras personas?

¿Hasta dónde llegan los límites de
mi libertad?

¿Qué debo tomar en cuenta para tomar
decisiones que no afecten de forma negativa a mis
semejantes?

Una vez siento la necesidad de realizarme, es decir, de
perfeccionarme como individuo, inicio un viaje de mi propio ser
para observarlo, conocerlo y potencializarlo; así me
daré cuenta de lo que soy. Tengo y puedo hacer. Esta
realidad interior es un universo de
pensamientos, sentimientos, experiencias, sueños,
fantasías, recuerdos, pasiones, emociones,
construcciones, creaciones, relaciones, valores, alegrías,
tristezas, etc. Aquí encontramos que el ser personal del
hombre se proyecta en dos opciones integradas: por un lado, es
una realidad dada y definida; por el otro, es una posibilidad en
constante perfeccionamiento. La primera opción es el tema
de este apartado, la segunda se abordará en el
siguiente.

Ser persona

Hoy, en pleno siglo XXI, "civilizado y evolucionado",
con convicción afirmamos que todos somos personas, ninguno
lo pone en duda; pero si vamos a la realidad, a la
práctica, vemos que no es así, que muchos nos
comportamos y tratamos a otros como si no lo fueran. Entonces,
aunque sabemos que todos somos personas, no hemos entendido, o no
queremos entender con claridad lo que significa serlo; por
ejemplo, aunque no se acepta la esclavitud,
aún encontramos pueblos y personas que someten a otros; y
lo peor, pueblos y personas que se dejan someter de otros,
estableciendo relaciones de opresor (dominante) –oprimido
(dominado), quien pasa a convertirse en un instrumento, en
mercancía viviente.

Pero, ¿Cuándo comienza el hombre a
ser persona?, podríamos decir que en el momento en que se
da la fecundación, cuando se convierte en
feto, nace,
tiene un año, tiene uso de razón o cumple la
mayoría de edad o cuando es maduro. De otra parte,
¿Cuándo deja el hombre de ser persona? En esta
época posmoderna dejamos de ser personas cuando nos
transformamos en objetos, mercancías que se compran,
productos que
tiene un precio; hay
que producir a todo nivel, a toda hora, no hay tiempo para el
descanso y, lo peor, ni siquiera podemos reflexionar sobre esto,
al menos para quejarnos. Lo mismo pasa en las relaciones sociales
y familiares; nos relacionamos en la medida en que producimos; si
alguno quiere hacer algo diferente, hay instituciones,
métodos y
medios que se encargan de corregirlo y "orientarlo" hacia la
ideología de la producción esclavizante.

Ahora bien, una vez que afirmamos que todo ser humano es
persona podríamos intentar definirlo sin limitaciones;
para ello, empezamos a explicarlo desde su origen animal;
sólo que, a diferencia de aquél, el hombre es un
animal racional dotado de inteligencia
para conocer y modificar la realidad; esto le permite ser persona
desde que empieza a desarrollar su pensamiento,
su intelecto, su racionalidad. Por ejemplo: los niños,
desde muy pequeños, están preguntando todo el
tiempo ¿Qué, cómo, para qué son las
cosas y qué uso se les puede dar? Entonces, el ser humano
es inteligente, racional y supera su animalidad conociendo y
construyendo muchas formas de realidad a través de
distintas formas de comunicación: como el lenguaje
verbal, corporal, escrito y simbólico. Nos damos cuenta de
que el hombre es constante dinamismo, movimiento,
evolución; en otras palabras,
difícil de definir; y mejor así, ya que si fuera
total, estos límites lo volverían estático.
El hombre, el ser humano, la persona, se transforma y perfecciona
día a día, nunca agota su creatividad.

Por lo tanto, al hombre hay que verlo como un ser que
trasciende su realidad, que va más allá de ella,
que puede superar sus instintos aplazando el deseo; hay que
acercarse a él en forma integral ya que, entre más
facetas conozcamos y aceptemos de él, más cerca
estaremos de "ver" y describir su verdad (Rodríguez,
2005).

Pero la persona, al ser fuente de vida y permanente
creatividad, se resiste a una definición que lo limite. Lo
que podemos hacer es, como dice el filósofo Luis
José González A: "describirla a partir de sus notas
más características: el concepto de
persona consta de tres notas básicas, íntimamente
ligadas: racionalidad, autoposesión y
autodeterminación
".

Autodeterminarse

La racionalidad es toda la actividad conciente
de la inteligencia o la razón; no sólo se
manifiesta en las actividades cognitivas, sino en la afectividad,
el amor y en
todas las dimensiones del vivir humano (Rodríguez,
2005).

Por cuento conoce
la realidad de las cosas, el hombre se apropia de ellas, las
posee. Del mismo modo, al conocerse a sí mismo, se
autoposee. El hombre puede establecer la relación
sujeto-objeto sobre los demás seres y sobre sí
mismo. En esta relación el sujeto domina intencionalmente
al objeto; es capaz de conocerlo y de proyectar sobre él
sus intereses. Cuando el objeto coincide con el sujeto se da una
autoposesión, el sujeto es dueño de si
mismo. Esto es lo que genera al Yo. El Yo afirmado es la
expresión de la subjetividad o autoposesión
conciente. El Yo es "mi ser" en cuanto realidad que se conoce y
es presa de sí misma. Esta posesión es la que
permite la autodeterminación. Como dueño
de mi ser, le imprimo sentido y dirección. El animal vive determinado por
las fuerzas instintivas. De ahí que no pueda variar, en el
transcurso de las generaciones, su modo de vida. Sus reacciones
están definidas por su organismo, de forma que no pueden
variar sin que varíe aquél. El hombre, en cambio,
posee libertad para responder de diversas formas al mismo
estímulo. Porque en cada momento conoce las
múltiples posibilidades consecuentes a su respuesta y se
sabe independiente de estas mismas posibilidades. Se siente
gestor de su propio futuro al poder elegir
sus acciones y esto fundamenta su responsabilidad.

Personeidad

Entonces podríamos decir que la "personeidad" del
hombre como ese núcleo de conciencia
interior en cada uno de nosotros que nos potencia para
trascender el entorno en que nos movemos y nuestra misma
corporeidad en lo que tiene de limitante; para proyectarnos con
libertad a una realización singular que nos hace ser
más, para afirmarnos como totalidad independiente frente a
realidades masificantes o amenazantes; compromete nuestro ser en
determinadas acciones, para comunicarnos con los demás
seres e integrar comunidades que multiplican creativamente las
posibilidades humanas.

Ahora bien, no debemos confundir el personalismo con
postulados individualistas, teniendo en cuenta que la sociedad
capitalista en la que vivimos promueve la competencia y el
egoísmo en procura de los intereses individuales. Por
ejemplo: en el campo político y jurídico la persona
es utilizada para reivindicar los derechos y el respeto
individual sin ningún diálogo
con la gran sociedad; desde el punto de vista psicológico,
encontramos una justificación para que cada individuo
desarrolle su personalidad
como quiera; a veces esto provoca daños a sí mismo
y a los demás. Si unimos estas dos visiones nos damos
cuenta de que cada cual tiene derecho al libre desarrollo de su
personalidad, o lo que podría describirse como el libre
derecho a la autodestrucción (Rodríguez,
2005).

Entonces hay que recordar que yo no vivo sólo,
que a mi lado existen otros, un y un
él, y cada uno de ellos es un yo, o sea,
otra persona igual a mí. Este pensamiento y sentimiento
nos posibilita a actuar de manera más sensible. Ejemplo:
nos afecta no tener empleo ni
ingresos
económicos que ayuden a solventar nuestras necesidades;
entonces conseguimos trabajo y termina la angustia y el
sufrimiento. Sin embargo, cuando otros viven esta misma
situación no nos afecta, aguantan hambre, frío, no
tienen dónde dormir, ni cómo estudiar, es problema
de ellos. Esta actitud
demuestra que no hemos comprendido el verdadero valor y la
verdadera dimensión de la personeidad, nos hemos quedado
en el aspecto de la individualidad sin trascender hacia el
interés, la atención, el cuidado, el
respeto, la estima y el amor a otro; este otro que es igual a
mí, un yo mismo, otro yo mismo.

Alteridad

Al lograr trascender la individualidad y el
egoísmo, le doy un sentido, una dirección al
oro, sin dejar
de ser yo, lo que me permite asomarme a la alteridad,
tema básico para comprender la nueva filosofía latinoamericana de la
liberalización. La alteridad, es decir, mi
realización personal a través de la relación
cariñosa y amorosa con la persona del otro, me posibilita
entender muchas de las injusticias sociales que existen en el
modelo
económico libre y, por lo tanto, tener actitudes de
solidaridad,
hermandad y compromiso.

Es fundamental escucharme a mí y, al mismo
tiempo, escuchar al otro para entenderlo y acompañarlo,
para superar las relaciones manipuladoras, comerciales,
esclavizantes, y engañosas. A decir de Luis José
González A: "hay que vivir atentos a la otra palabra, la
que no es la mía, la que me resulta extraña, sin
razón, irreverente, revolucionaria con la mía
habitual. En ella se manifiesta el ser singular del otro"
(Rodríguez, 2005).

Siguiendo con el tema de la alteridad, debemos
de tener en cuenta que la racionalidad nos ha hecho olvidar la
parte afectiva y tierna del ser humano para dar mayor importancia
a las ideas, al pensamiento, a la lógica,
a la racionalidad, a la celebridad; está ha sido la
historia del pensamiento occidental, que ha tenido tantos
problemas con el trascendental mensaje cristiano:
Únicamente el conocimiento
impregnado del amor, nos ayudará a superar todas las
dificultades del egoísmo e individualismo mercantil para
proyectarnos a una realización personal del otro, de los
otros. (Rodríguez, 2005).

La
personalización como tarea

En el apartado 4 reflexionamos acerca de la
personalización como proyecto liberalizador. Ahora lo
haremos como tarea, lo que implica abordar el proceso de
perfeccionamiento de la persona humana. Ya sabemos que todos
somos hombres, que somos personas, independientemente de
cualquier circunstancia. También vimos que millones de
hombres, en al ámbito mundial, y los latinoamericanos de
manera especial, viven en condiciones lamentables de pobreza, de
injusticia y de desigualdad
social. Al mismo tiempo, pudimos establecer que muchos, a
pesar de tener un empleo y mejores condiciones de vida,
están muy distantes de asumir un proyecto de
personalización liberalizadora, es decir, de llegar a ser
verdaderas personas en el sentido que lo hemos planteado. De
igual manera, sabemos que podemos ser personas y perfeccionarnos,
pero para lograrlo necesitamos asumirlo como una tarea, como un
compromiso diario como individuos sociales.

Ser o hacerse persona requiere actualizar todas las
potencialidades que tenemos como seres humanos: esto es,
desarrollar al máximo todas las capacidades y
talentos.

También habíamos propuesto que la
personeidad es el núcleo de conciencia profunda
que se autoposesiona y autodetermina con responsabilidad en todos
sus actos. Dicho núcleo de conciencia se manifiesta en
diversas facetas y actuaciones, lo que constituye las dimensiones
de la vida personal.

Estas dimensiones nos permitirán acercarnos al
universo individual y, por lo tanto, asumir las tareas de
convertirnos en mejores seres humanos cada día.

Interioridad

Es el núcleo de conciencia que tenemos acerca de
nuestro ser. La perfección de la vida personal se va dando
en la mediada en que cada uno se recoge sobre sí mismo, es
decir, reflexiona como conocerse, autoposecionarce y
autodeterminarse. Esta reflexión permanente permite a la
persona ser cada vez mejor y encontrar la riqueza en su interior,
donde reside su verdadero valor, sin caer en el error social y
cultural de pensar que para ser hay que tener
dinero, poder, cosas materiales,
etc.

Un aspecto importante de la interioridad y de la
autorreflexión, es que nos permite autodescubrirnos para
encontrar nuestra vocación. La vocación es el
llamado que nos hace la vida para cumplir con una visión
en el mundo. Al asumir el llamado nos encontramos con la fuente
de nuestro liderazgo, lo que posibilitará que salgamos del
anonimato, de la masificación, del oleaje de
circunstancias sociales que nos llevan y traen a la playa de la
realidad esclavizante. Por lo tanto, cultivar la vida interior
para dar un sentido más humanizante a nuestra existencia y
labor en la tierra. De
esta manera pasamos de ser objetos a ser sujetos, protagonistas y
diseñadores de nuestra propia historia (Rodríguez,
2005).

Encarnación

Es lo mismo que la corporeidad (todo lo relacionado con
nuestro mundo corporal). Pasamos gran parte de nuestra existencia
satisfaciendo las necesidades biológicas o primarias del
cuerpo: dormir, comer, descansar, asearse, reproducirse, tener
placer. Esta dimensión contrasta con la interioridad, lo
que nos lleva a superar el aspecto físico y
biológico de nuestra personeidad. Sin embargo, no
debemos caer en el error que nuestra corporeidad es algo malo,
sucio y limitante; tampoco debemos asumir la espiritualidad de la
interioridad como individualidad, desconociendo las
experimentaciones de nuestro ser corporal; al contrario, hay que
integrarlas en una unidad armónica, que posibilite
posesionarnos como seres humanos, como personas. Es fundamental
cuidar nuestro cuerpo, darle descanso, nutrición,
hidratación, limpieza. De esta forma estamos impulsando
integralmente nuestro ser, al crear mejores condiciones para
estar con nosotros y consolidar todas nuestras
aspiraciones.

Tanto el mundo moderno como el posmoderno han lanzado
todas sus flechas hacia el cuerpo. La publicidad como
medio de promoción de los intereses mercantiles y
consumistas no está bombardeando cada día con
estímulos que nos ponen en conflicto
nuestra interioridad y nuestro cuerpo. Cirugías
estéticas, liposucción, cambio de color de piel,
ojos y cabello, aumento de estatura entre otros. Muchos ya hemos
caído en la trampa; por eso hay que luchar contra toda
esta ideología para liberarnos y asumir nuestra
corporeidad con conciencia integradora y libertad y libertad
personal (Rodríguez, 2005).

Comunicación

Es imposible no comunicar: ésta es la primera
verdad de los teóricos de la
comunicación humana y lleva, necesariamente, a que
todo ser humano, aunque no lo quiera, siempre está
comunicando y establece una relación con los demás,
Al mismo tiempo, cada persona se comunica consigo misma en su
interioridad. Nos comunicamos de manera integral con la
expresión verbal y escrita, con la simbología;
también lo hacemos con nuestro cuerpo, con gestos,
movimientos corporales amplios y sencillos, etc.

Sin embargo, nos hemos olvidado de comunicar lo
más importante para la vida de la persona: el amor. Nos
volvimos verbales para someter al olvido el afecto, la ternura,
la sensibilidad y el cuidado consigo mismo y con los
otros.

Aunque en la actualidad todos hablemos de
comunicación, de medios masivos, y permanecemos gran parte
de nuestro tiempo frente a un televisor o escuchando una radio, nos hemos
olvidado de que podemos comunicar nuestro afecto y no depender de
lo que nos digan a través de electrodomésticos para
poder ser personas. La liberalización personal, la
autonomía responsable, la autodeterminación, son
nuestras herramientas para luchar contra la ideología del
consumo de la
palabra y perfeccionarnos a través del afecto, de la
ternura, del amor.

Afrontamiento

Hoy en día todos salimos a combatir en las selvas
del cemento de la
ciudad. La vida se nos ha vuelto una lucha, un enfrentamiento;
hacemos frente a las cosas y, peor aún, a las personas.
Sin embargo, no podemos desconocer que la vida presenta
obstáculos a nuestra realización personal y
necesitamos hacerles frente, no sólo para salir del paso,
sino para aprender a experimentar y poner en práctica
nuestros recursos,
capacidades y fortalezas. El individuo que carezca de fuerza
interior para sumir el mundo con todas sus dificultades,
terminará perdiendo espacios dentro y fuera de sí,
se aislará y terminará sucumbiendo en al intentar
convertirse en persona. Por lo tanto, es necesario reafirmar la
voluntad para decidirse a confrontar todas las circunstancias que
se nos presenten. Esta actitud permitirá que aprendamos a
tener autodominio y afirmarnos para aprender a decir si o no,
según lo exija la situación.

Sin embargo, se debe aclarar que es mejor asumir la vida
sin un frente, sin una lucha, ya que si no lo hacemos así
la existencia se convierte en una batalla interminable que
termina por agotar todas nuestras fuerzas interiores. La vida
diaria siempre nos pondrá a prueba y es importante
reconocer en todo momento y lugar que debemos tomarla como viene,
sin reparos, sin quejas, es decir, afrontándola. Claro que
está, se debe aprender a reconocer en que momentos se nos
quiere esclavizar y poner al servicio de la esclavitud
productiva.

Libertad

La libertad es el tema candente desde hace más de
dos siglos, luchamos por libertad a través de los derechos
individuales y sociales, hasta el punto de convertirla en un
objeto externo, social. Se nos olvidó que la verdadera
fuente de la libertad está en el interior del ser humano.
Queremos ser libres y actuamos como si no lo fuéramos; nos
dejamos alinear de manera fácil y pasamos de una
dependencia a otra; no queremos pertenecer a un grupo
(familia,
colegio, banda musical, equipo deportivo, etc.) pero finalmente
terminamos identificándonos con otro y aceptando sus
condiciones.

La libertad es una conquista; no nacemos libres, sino
que nos hacemos libres al tomar decisiones autónomas y
responsables. Esta responsabilidad es la que establece los
límites de nuestra libertad. Comenzando por la
corporeidad, nos damos cuenta de que ella nos impone ciertas
limitaciones, como comer y dormir. Desde el punto de vista
racional, podemos decir que nuestra libertad termina donde
comienza la de los demás. Viviendo en familia o en
comunidad no podemos hacer lo que queramos, ya que siempre van a
estar presentes las libertades de los otros, quienes nos
exigirán tenerlas en cuenta para no afectarlos al tomar
decisiones que puedan irrespetarlos. Por lo tanto, la libertad es
ante todo una capacidad y una actitud; es la afirmación de
un ser autónomo y responsable frente a sus posibilidades
concretas. El verdadero hombre libre es aquel que responde y
actúa con compromiso, fomentando la unidad, la
responsabilidad y la consagración de las personas, lo que
permite superar la mediocridad e irresponsabilidad del facilismo,
la anarquía, el aislamiento y el libertinaje.

Trascendencia

Todos sentimos, en algún momento de nuestra
existencia, la necesidad de actualizar nuestras vidas, de salir
del estancamiento y la pasividad ante el compromiso; es decir,
buscamos la superación, el perfeccionamiento.

Los seres humanos, no somos seres plenamente terminados;
por el contrario, estamos en constante búsqueda de nuestra
perfección. Valores como el amor, la solidaridad, la
amistad, el
compromiso, la verdad etc., hacen que el individuo trascienda
hacia la plenitud. Cada valor es una perfección
determinada del ser, pero la riqueza de una vida está en
la ampliación del cuadro de valores. Por ello es tan
importante recuperar el cuadro de valores cristiano de entrega y
valor como fuente de valores para lograr la
trascendencia.

Acción

Sólo en la praxis, es
decir, en la acción,
logramos nuestra verdadera realización y
perfeccionamiento. Pero no cualquier acción; para que esta
sea personalizadora esta debe promover la realización del
hombre, de quien la realiza y de los demás, en todas sus
dimensiones. La acción social debe orientarse hacia la
búsqueda de igualdad, de
progreso y calidad de
vida de todos.

También hay que tener en cuenta que la
acción debe de ir dirigida a perfeccionar a quien
actúa, es decir, a desarrollar sus capacidades, virtudes y
cualidades esto se logra con la formación de la persona y
para ello es muy importante la acción pedagógica o
educativa; se trata de la búsqueda de la autenticidad y de
la vocación personal.

Vale la pena anotar que existen otros tipos de
acción, además de la económica y la
educativa, tenemos la acción para buscar los valores e
ideas, para dar sentido a la existencia; encontramos entonces la
filosofía y la teología. También existe el
amor social que proyecta el amor y la justicia; y la
acción política pura y
limpia, que procura el mejoramiento de la calidad de vida
de la sociedad.

Es importante decir que para lograr la
perfección, la persona debe integrar todos los diferentes
tipos de acción, pues cualquiera que falle truncará
los resultados humanizantes para llegar a ella. El hombre, que es
conciente de esto, se proyectará para la tarea personal y
colectiva con un alto nivel de compromiso.

Realización personal

El hombre es un ser cuya existencia tiene sentido en la
medida en que despliega su individualidad y se siente persona
dentro de la sociedad. Para alcanzar este proceso necesita
desarrollar una autovaloración y autoestima
positivas, que le permitan concebir y llevar a buen
término su proyecto de vida.

La realización personal es el esfuerzo permanente
por fundamentar los valores
del ser individual y por abrirse una auténtica
proyección comunitaria.

Es necesario que el individuo afirme su Yo, su
individualidad, aquello que lo hace ser una persona diferente de
los demás.

Pero esta afirmación no se consigue en un momento
cronológico determinado, sino que se da de forma
progresiva, durante todas las etapas del desarrollo de cada
ser.

Ahora vamos a enunciar de forma breve, los pasos que
constituyen este proceso:

  • Conocerse,

  • Aceptarse,

  • Enriquecerse

  • Hacerse cargo del propio destino,

  • Valorarse,

  • Responsabilizarse.

Conocerse

Los antiguos tenían como principio de
sabiduría el conocimiento personal. La síntesis
del saber era para ellos el "conócete a ti mismo". No
puede afirmar el ser humano sino aquello que descubre como valor
y no puede destruir sino lo que conoce como limitación y
defecto. Por eso el esfuerzo del conocimiento personal se debe
concentrar en la dimensión de los valores, para
perfeccionarlos, y en la de las limitaciones para
destruirlas.

Aceptarse

La afirmación de la individualidad se da a partir
de la aceptación de lo que se es. Aceptar objetivamente
nuestra realidad, tanto en lo positivo como en lo negativo, es
principio de madurez.

No se trata de pasividad o de conformismo. No se trata
de resignación. Se trata de aceptar lo que somos, como
paso inicial para lograr un proceso de superación
permanente.

Enriquecerse

La aceptación de la realidad, debe iniciarse a
través de la reflexión. El proceso de
enriquecimiento personal comienza en una doble dinámica:

  • Una dinámica contractiva, que nos impulsa a
    purificar los valores que vamos descubriendo y nos invita a
    involucrar nuevos valores en nuestra dimensión
    existencial.

  • Una dinámica destructiva, que nos lleva a
    tratar de purificar nuestra persona de nuestros defectos,
    fallas y errores que vamos identificando.

De esta manera, seremos más personas en la medida
en que superemos defectos y limitaciones.

Hacerse cargo del destino

Aceptar la realidad exige ser conciente y asumir los
valores y defectos propios, además de afrontar las
circunstancias que se viven día a día. Esta idea es
la que queremos expresar cuando decimos que el ser humano debe
hacerse cargo de su propio destino.

No se tapa el sol con las
manos. Tampoco se transforma la realidad negándola o
resistiéndonos a aceptarla. La visión objetiva de
cuanto nos rodea es la mejor forma, si no de destruir toda la
oscuridad, al menos de iluminar el rincón donde
vivimos.

Valorarse

La justa apreciación de lo que somos, de lo que
"vamos" siendo, no solamente es camino de autenticidad, sino que
sirve de estímulo a nuestro proceso de
humanización, personalización y
trascendencia.

Esto no significa que debamos creernos autosuficientes y
sobrevalorarnos en forma excesiva, especialmente cuando
menospreciamos a los otros. Pero, más negativo en el
proceso de la afirmación individual es menospreciar la
propia persona, dejarnos aniquilar por complejos de
insuficiencia, culpabilidad y
por sentimientos de inferioridad.

Responsabilizarse

Como corona del proceso está la responsabilidad.
Pues ya lo hemos dicho: se es persona en la medida en que se es
responsable.

Saber responder siempre de sí mismo y de los
propios actos es saber demostrar la firmeza del ser personal y de
la afirmación de la individualidad.

Este proceso no es cronológico. Se da, o debe
darse, durante todas las etapas de la vida, aunque no con la
misma lucidez e intensidad. El niño, mientras avanza en el
conocimiento de sí mismo, debe aceptarse y valorarse, debe
enriquecer su persona, hacerse cargo de su propio destino; estos
pasos los deben dar el joven, el adulto y el anciano, aunque con
progresiva intensidad y exigencia.

Estos pasos no son secuenciales, sino que se dan
simultáneamente. Por eso no podemos esperar a conocernos
para luego responsabilizarnos: ha medida que nos conocemos nos
responsabilizamos de sí mismos.

Al reiterar su individualidad el hombre corre el
riesgo de caer
en el egocentrismo. Esto lo destruirá, pues su naturaleza
misma es un íntimo llamado a la comunicación, a la
apertura.

Por esto el ser humano, para realizar su proyecto de
vida debe realizar otra afirmación no menos importante: la
afirmación comunitaria.

El equilibrio se
logra al afirmarse comunitariamente. Ignace Lep afirma que
"sea cual fuere nuestro amor a la sociedad, guardamos casi
siempre la nostalgia de la comunión con otros
seres
".

Esta afirmación comunitaria parte de la vivencia
en el hogar, donde el testimonio de amor de los padres es para
los hijos el primer signo de auténtica entrega. De
ahí que, mientras que los valores de comunión,
servicio, solidaridad, aceptación, comprensión,
entrega, etc., se vivan en la relación familiar, el
individuo se está preparando para su integración plena en la vida social y para
encarnar en sí mismo el amor.

Además de la necesidad existencial de abrirse al
otro, la afirmación comunitaria es indispensable, pues sin
ella es imposible la afirmación individual.

Dos argumentos confirman esta
aseveración:

Conocer el Yo

El Yo se conoce:

  • Cuando me doy a los otros y tomo conciencia de lo
    que soy. Sin iterrelacionareme, difícilmente puedo
    descubrir mis valores y limitaciones.

  • Cuando los demás, con sus apreciaciones,
    especialmente están en su actitud constructiva, me
    ayudan a tener una visión más objetiva de lo
    que soy, evitando el subjetivismo de mis propios
    juicios.

Afirmar el Yo

Afirmo el Yo cuando:

  • Pongo al servicio de los demás los valores
    que voy descubriendo en mi propio ser, y por lo tanto los voy
    afirmando.

  • Mientras más doy, más me enriquezco.
    Por eso la generosidad enriquece más a quien da que a
    quien recibe.

  • La persona se construye a través de los
    valores que va descubriendo y asimilando. El hombre necesita
    los valores para dinamizar las dimensiones de su
    existencia.

La escala de
valores

El proyecto de vida que tiene como objetivo
ayudar a la persona a realizarse, necesita una escala de valores
que le sirvan al individuo como punto de referencia en su tarea
de "hacerse".

Poco nos preocupamos por aclarar nuestra escala
personal de valores
y, por eso, asumimos como nuestros los
elementos que nos impone la sociedad; muchos de ellos no son
dignos de título de valor.

La familia debe colaborar para construir la escala
personal de valores.

Nosotros no "inventamos" los valores, sino que los
recibimos o los descubrimos a través de la experiencia,
del medio que nos rodea. Aquí encontramos la importancia
trascendental de la familia en relación con la clase de
valores que asume el niño y el adolescente. Tan importante
es su influjo que la iglesia no
duda en afirmar:

"La primera fuente alimentadora es ante todo la familia:
en ella los hijos, en un clima de amor,
descubren más fácilmente el verdadero sentido de
las cosas, al mismo tiempo que se imprimen de modo casi
inconciente en el alma de los
adolescentes
formas probadas de cultura a medida que van creciendo"
(Rodríguez, 2005).

Valor

Hablemos de escala de valores; pero ¿Qué
es un valor?

"Valor es todo cuanto constituye un bien que le conviene
aun ser"

"Valor moral es todo bien que se realiza, perfecciona y
hace bueno al hombre como hombre".

"Valor es una cualidad objetiva del ser, inherente a
cosas, personas o ideas y por lo cual son ellas
apetecibles".

"Valor es aquello que le da sentido a la vida, aquello
por lo cual vale la pena vivir y actuar".

"Valor es la tendencia de la necesidad al
bien".

Si el valor es lo que hace bueno al hombre como hombre,
si el valor le da sentido a la vida, sobra decir que cada persona
debe tener muy en claro cuáles son los valores que lo
orientan.

A manera de ejemplo, veamos la escala de valores que
presenta Maslow. En
donde se relacionan de manera directa los valores con las
necesidades de la siguiente manera:

Necesidades básicas: o
biológicas (hambre, sed, sueño). Son las
que posibilitan la supervivencia de la persona.

Necesidades primarias: o búsqueda de la
persona, como autorrealización, éxito,
gratificación, afecto, pertenencia, seguridad,
afirmación de sí mismo, ser más, posibilidad
de error, diversidad, posición, libertad,
privacidad.

Necesidades secundarias: la persona requiere
entender el mundo que la rodea; aprecia y crea eventos de
carácter estético, social, cultural,
ético.

Necesidades trascendentes: el individuo busca
superarse a sí mismo y concentrarse con la vida de otros;
por ello crea valores de unión, amor, verdad, vida
más allá.

La realización personal implica ayuda de la
familia.

-Puesto que los padres han dado la vida a los hijos,
tienen la gravísima obligación de educar a la prole
y por tanto hay que reconocerlos como sus primeros y principales
educadores-.

-La familia es por tanto la primera escuela de las
virtudes sociales que todas las sociedades
necesitan-.

-La primera comunidad de la que participa el hombre es
la familia, la cual le proporciona las primeras orientaciones y
estímulos para que se integre a las demás
asociaciones y grupos donde ha
de seguir educándose en la convivencia, para el trabajo, la
cultura y la solidaridad-.

-La familia, como célula
básica de la sociedad y principio de vida, es la primera
educadora de los hijos por su misión de
formadora de personas-.

-La familia es la primera responsable de la educación-.

Si en algo debe de colaborar el hogar es a realizar el
proyecto personal de vida de cada uno de sus miembros.

No se trata solamente del deber de los padres frente a
los hijos, sino de los deberes de los hijos frente a los padres,
respecto a la tarea de ayudarse mutuamente a construirse como
personas.

Todos estamos en proceso de formación, y aunque
esa es una responsabilidad personal, jamás podemos olvidar
que el apoyo de cuantos nos rodean es necesario, porque el hombre
no es un ser aislado, no se "salva" sólo sino que necesita
hacerlo en comunidad.

Ya se notaba que la mejor expresión del amor
hacia aquellos que son objeto de nuestro afecto es contribuir al
logro de su realización integral.

Para que la familia contribuya eficazmente en esta
tarea, debe reinar en ella un ambiente de
diálogo
. El diálogo no es palabrería
vana, sino una actitud permanente de respeto, aceptación y
estímulo. Por esto es importante buscar motivos para
dialogar en el hogar
. Si la familia contribuye a la
estructuración de sus miembros cumple su
misión.

Funciones básicas de la familia

  • 1. La reproducción
    biológica.

  • 2. Ser base del afecto
    recíproco.

  • 3. Orientar el horizonte trascendente de sus
    miembros.

  • 4. Satisfacer las necedades básicas del
    grupo familiar.

  • 5. Socializar, según los valores de su
    grupo social y los propios.

  • 6. Proyectar en cada generación un
    modelo de vida y de ser humano.

Padre del Cielo

La familia, cada día pierde más y
más su sentido y sus valores:

Ya se perdió el respeto, y la fidelidad llora
de ausencia…

La solidaridad se mustia y el servicio se
esconde

Mientras el egoísmo salmodia funerales de
nostalgia…

Aunque fuente de vida, muchas veces le sirve de
mortaja…

Debe hablarnos de Dios, y ya este nombre
santo

Si acaso se pronuncia, se proclama con
timidez

De tristezas u olvidos.

Padre del Cielo, ayuda a los padres en su pesada
brega,

Y enséñalos a amarse para que los
hijos aprendan con ejemplos

Que el amor es posible: hazlos fieles y firmes en su
entrega,

Y haz que el amor renazca cada día; que se
comprendan siempre

Para que a toda hora proclamen sin
palabras

Que supieron encontrarse y unirse
eternamente

Sus dos almas gemelas; haz que la
autoridad

Como servicio, sea dulce como un
trino…

Padre del Cielo, ayuda a los hijos en su esfuerzo
valiente

Para hacerse personas; que hagan de la
obediencia

A tu Ley y a sus
padres el salmo de la gratitud,

Que el respeto sea vínculo de relación
fraterna

Y que la solidaridad sin
restricciones

Sea el pan que los hermane siempre.

Realización comunitaria y
educativa

"La escuela es, por excelencia, el lugar y ambiente
más propicio para una educación integral"
(Directorio de Pastoral Educativa).

"La familia y la escuela colaboran en el proceso
educativo: la familia es la primera escuela de las virtudes. La
escuela, medio especial de educación y que recibe de los
padres de familia un poder delegado, debe desarrollar su
misión en íntima coherencia con éstos, si
quiere ser veraz y convertirse en el lugar y ambiente propicios
para una verdadera educación". (Ibidem).

Sin la ayuda de la familia, difícilmente el
hombre logra su personalización; y sin colaboración
de escuela, la familia no puede cumplir cabalmente su
misión. Por eso hay una íntima relación
entre hogar y escuela.

Si los padres buscan en la escuela el apoyo para lograr
su tarea formadora, la institución debe cumplir
responsablemente el encargo que los padres le
confían.

La acción de la escuela no puede estar al margen
de los anhelos y aspiraciones de los padres. Sus objetivos
deben apuntar al objetivo fundamental de las familias que
conforman la comunidad educativa.

La escuela, así concebida, supone no sólo
la elección de valores culturales sino también de
valores de vida que deben de estar presentes de manera
operante.

Mi corporeidad:
Sexualidad responsable

Estamos viviendo, desde hace varias décadas, una
persecución hacia nuestra corporeidad. Es decir, a nuestro
cuerpo. La ideología de la sociedad capitalista y
mercantilista nos está llevando rápidamente a una
desintegración de nuestra personeidad (ser personal), a
través de la imposición de nuevos modelos de
belleza que aparecen en todos los medios de
comunicación (cine, televisión, revistas, periódicos e
Internet, entre
otros). Esta influencia llega a nuestros hogares y centros
educativos, provocando conflictos
personales y relacionales que crean tensión y
despersonalizan.

Manipulación

La sociedad del mercado libre, de
la libertad económica, también ha puesto el
dólar por encima del ser humano hasta convertirlo en
producto, es
decir, en una cosa que se puede comprar y vender, usar y reciclar
o, en el peor de los casos, desechar. Al convertirse en
mercancía, el hombre es manipulado desde su mente y sus
sentimientos para ponerlo en conflicto con su cuerpo: esto lo
lleva a consumir productos que pueden poner en peligro su
integridad física y
psicológica.

Todo comenzó hace varios siglos, cuando se
crearon las ideologías para dominar a los pueblos y servir
a intereses particulares y de clase. Entonces se crearon
instituciones que transmitieron las ideas para que todos
pensaran, sintieran y actuaran igual, es decir, para controlar al
individuo: políticas
religiosas, militares, científicas, carcelarias,
familiares, grupales, educativas, etc. Con la aparición de
la sociedad industrial la población femenina se convirtió en
el principal objetivo: en una sociedad patriarcal y machista
la mujer fue
dominada y manipulada para consumir productos estéticos
que la hicieran ver más bonita y lograr ser así
aceptada por la sociedad de los hombres: sombras, lápices
labiales, rubores, pestañas, medias veladas, minifaldas,
pantalones ajustados al cuerpo, hombreras, vestidos sensuales,
colores para
teñir el cabello, esmaltes para uñas de manos y
pies, cremas humectantes, perfumes, etc., llegaron para
"ayudarla".

Comenzando el siglo XXI encontramos que ya no es
sólo la mujer el
objetivo, sino también los hombres y los niños. Hoy
en día se ha vuelto normal ver como muchos seres humanos
vamos a los gimnasios para quemar kilos de más, pues los
gordos están "fuera", lo "dentro" es ser delgado, con
fibra y tonicidad muscular; estamos viviendo en la sociedad
"ligera", liviana, superficial (Light). La
televisión internacional por cable, o las señales
recibidas por medio de antenas
parabólicas, son el medio ideal para implementar la
globalización ideológica y así llevar a
la cultura humana a una unificación peligrosa, es decir, a
una masificación que rechaza la autenticidad y la
diversidad de persona, promoviendo la uniformidad de
pensamientos, de sentimientos y de acciones. Un ejemplo son las
ventas por
televisión; si usted se detiene a analizar
un poco, la mayoría de los productos que ofrecen estos
espacios televisivos son para manipular nuestro cuerpo, con la
promesa de volvernos más bellos, esbeltos, atractivos,
sensuales, y por tanto mejor aceptados, pues la idea es
parecernos a los modelos que nos están imponiendo. Si no
tenemos conciencia de lo que somos y de lo que queremos, si no
experimentamos una adecuada autoestima, es muy probable que al
finalizar un programa de
estos, levantemos nuestro teléfono y marquemos para solicitar
máquinas, aparatos, ropa, jabones, cremas,
alimentos,
utensilios de cocina, etc. Que nos ayudarán a conquistar
el sueño de la sociedad de consumo.

Identidad

El proceso histórico de Latinoamérica, nos hace ver que, desde los
períodos de conquista y colonia, nos enseñaron
(marcaron) a pensar que lo mejor estaba fuera de nosotros; que lo
nuestro era feo y malo y, por lo tanto, había que
soñar con vivir en otros lugares, compartir e introyectar
las ideas de otras culturas, identificarnos con las actitudes de
nuestros agresores, hasta el punto de denigrar de lo nuestro y
salir de nuestra tierra para
vivir en el paraíso terrenal extranjero. Vemos, cada vez
con mayor frecuencia, personas trigueñas, morenas y negras
que se tiñen el cabello de color rubio, usan lente de
contacto de color azul o verde, utilizan zapatos más altos
y usan ropa más grande, comen en restaurantes de cadenas
multinacionales, hablan en otros idiomas, especialmente inglés,
viajan con regularidad a los Estados Unidos y
Europa o se van a
vivir allá. La medicina
también cayó en esta trampa ideológica; los
centros de cirugía estética están por todas partes; la
silicona reemplazó los senos, los glúteos y los
músculos; la lipoescultura es la
cirugía para "los nuevos males del alma y el cuerpo". La
salud es el nuevo
velo que envuelve la nueva concepción mercantilista de la
corporeidad.

Manipulación

Ya se controlaron las mentes y cuerpos; ahora es
más fácil hacerlo con la sexualidad.
Antes uno mismo decidía con quien podía compartir
los afectos y la intimidad sexual; hoy te dicen con quien y de
que manera debes hacerlo. Por todas partes aparecen los
estímulos sexuales y una profesión que ha permitido
esto ha sido la publicidad, que conoce muy bien la
dinámica mental del ser humano y la utiliza para
manipularlo, cuando su deber también es ético y de
gran responsabilidad. En el cine, la televisión y la
Internet, se pueden observar con mayor frecuencia escenas
eróticas en cualquier momento del día, no
sólo en los programas,
también en las propagandas.

La liberalización femenina, muy importante para
la historia humana, también llevó a incrementar la
libertad sexual sin que la mujer se diera cuenta de que
detrás de este fenómeno estaba la sociedad machista
que buscaba continuar dominando y
consumiéndola.

Pero, incluso los mismo hombres, se dieron cuenta de que
se podía sacar un beneficio comercial de la
estética masculina; entonces está empezó a
desempeñar su papel: los hombres pasamos al salón
de belleza, a las salas de estética corporal y a la
venta de nuestra
sexualidad: Streep tease, prostitución, etc.

Hay mucho más; tanto el homosexualismo como el
bisexualismo son las nuevas formas de ideología para
manipular al ser humano, dominarlo y controlarlo; es decir, hay
espacio y placer para todo, y para todos. Sin embargo, la
intención no paró ahí; el nuevo objetivo son
los niños, pues son más inocentes y
frágiles, por lo tanto, más fáciles de
manipular: Barbies y Kents por todas partes, en todos los hogares
y juegos.

Si miramos las estadísticas nos damos cuenta de que la
sexualidad perdió su magia para convertirse en consumo, en
uso y abuso. Los adolescentes, y también muchos
niños, tienen acceso a la experimentación sexual.
Los abusos de los adultos hacia los niños son más
frecuentes, hasta el punto en que se ha creado un nuevo mercado:
la prostitución infantil.

Todo este panorama ha generado un ambiente adecuado para
la sexualidad irresponsable; sexo y
genitalidad por todas partes, con quien sea, en donde sea y en
cualquier momento. Resultado: embarazos no deseados, madres
solteras, uniones libres sin compromiso, infidelidades, divorcios
al por mayor, enfermedades de
trasmisión sexual y sida en aumento;
desviaciones y aberraciones sexuales, entre otros.

Es importante que dialoguemos con franqueza con nuestros
hijos; que ellos puedan expresar sus pensamientos, formas de
sentir y experiencias; creemos espacios para el encuentro humano,
la comunicación, el conocimiento y apoyo mutuo,
compartamos más con la familia; es la única forma
de prevenir las dificultades que se pueden presentar con nuestra
corporeidad y sexualidad. Los padres debemos acercarnos a las
escuelas y colegios donde estudian nuestro hijos para abrir
espacios al diálogo y al debate del ser
humano integral; abordar esto desde la corporeidad y la
sexualidad humana posibilitará que nuestros hijos eleven
su nivel de conciencia sobre sí mismos y su proyecto de
vida, y que se den cuenta de que lo importante es construirse
como seres humanos auténticos, sensibles con gran
capacidad de autocrítica y reflexión
permanente.

Nuestro cuerpo.
Algo profundo y hermoso

Es un hecho que tenemos un cuerpo. Podemos comprobarlo
fácilmente: nos basta con mirar o con tocar cada una de
sus partes, las manos, la boca, el pecho, los genitales, las
piernas, los pies, etc. Todo eso forma parte de él. Pero
¿Tengo conciencia de lo que significa tenerlo y de que
ahí reposan mis más grandes posibilidades? Por mi
cuerpo existo, sin él nada sería (Rodríguez,
2005).

Por tener un cuerpo podemos expresar lo que sentimos.
Nuestros gestos, forma de vestirnos de caminar, nuestra sonrisa,
nuestra mirada, muchas veces expresan más que nuestras
palabras.

Por mi cuerpo expreso lo que soy; mi egoísmo se
refleja en mi mirada morbosa y altanera, mi rostro sonrojado
manifiesta mi ingenuidad, timidez, inseguridad y ese miedo de
halar en público: mi mirada baja y avergonzada refleja mi
realidad de persona humillada, ofendida o rencorosa.

A través de mi cuerpo recibo lo que me dan los
otros: sus ofensas, sus burlas y atropellos; también sus
alegrías, sus deseos de apoyarme; siento la mano de un
amigo o de mi amiga y su sonrisa me acoge.

En él reposan grandes posibilidades: de
frustración o de felicidad, y esto depende de la manera en
como yo lo valore o lo asuma.

No son sólo los feos, los gordos, los
pequeños quienes sufren con su cuerpo: también las
mujeres bonitas, los hombres bien parecidos, los altos y los
flacos han tenido que soportar problemas, cada uno por razones
diferentes.

Unos se han sentido rechazados porque les cuesta
aceptarse a sí mismos. Otros están cansados de que
sólo los valoren por su cuerpo bello, o porque adquieren
un absurdo compromiso de estar a todas horas bien presentados,
con la ropa de moda, para posar
ante los demás; o porque la mujer bonita se encuentra
expuesta al coqueteo morboso de los hombres.

Mi cuerpo es una gran posibilidad de construirme como
persona, de expresar lo que siento, lo que soy, de revelar a
otros mis propias cualidades y valores; con razón se ha
dicho que: "el cuerpo es expresión del alma"

Nuestro cuerpo

A pesar de ser nuestro cuerpo tan hermoso y útil,
es necesario reconocer que lo hemos perdido.

En primer lugar, ni siquiera lo conocemos porque no nos
han enseñado a contemplarlo, nos han prohibido tocarlo,
como si fuera una porcelana "para ver y no tocar", en las clases
de biología,
casi siempre, recibimos un conocimiento escaso, frío,
lejano, externo.

Lo perdemos porque no lo aceptamos tal cual es:
quizá sea feo o deforme, pero es nuestro y con él,
nos hacemos mujeres o nos hacemos hombres, es mejor que lo
aceptemos antes de que se convierta en nuestro peor individuo, en
nuestra mayor desgracia; es necesario aceptarlo y
enseñarlo a los demás a que lo acepten tal cual
es.

Perdemos nuestro cuerpo porque ignoramos de todo lo que
es capaz; descubrir cuanto podemos hacer y sentir con nuestro
cuerpo es una tarea primordial, ya que nos brinda la posibilidad
de hacer arte, deporte y muchas otras
cosas.

Lo perdemos porque se encuentra, continuamente
"tensionado", no se mueve con libertad, y sus manifestaciones son
muchas veces las de un cuerpo reprimido, con expresiones de
nerviosismo e inseguridad que manifiestan la imposibilidad de
conocerlo y manejarlo.

Perdemos nuestro cuerpo porque la sociedad lo destruye
en trabajos pesados que modifican; con una publicidad que lo hace
vano, simple y objeto de consumo, pues obliga a mujeres,
niños y hombres a venderlo en el mercado de consumo y de
la prostitución (Rodríguez, 2005).

Podemos destruir nuestro cuerpo

No sólo lo externo puede destruir lo externo;
también desde nuestro interior podemos hacerlo: alcoholismo,
drogadicción, violencia en
todas sus formas, palabras, acciones, espectacularidad sin
límites que conduce a "juegos" en los cuales se arriesga
la propia vida y la de los otros.

Ahora, enfoquemos nuestra atención en otras
situaciones que pueden ser también causa de la
perturbación de nuestro cuerpo.

De la constitución sexual de una persona brota un
cúmulo de energías y capacidades, junto con la
dinámica emocional y cognoscitiva de su comportamiento.

La sexualidad es manifestación de madurez
personal y social. Quien vive en armonía consigo mismo y
con los demás goza de una sexualidad integral, humana y
cristiana.

Cuando esto no ocurre se presentan algunas dificultades
tales como:

Masturbación

Consiste en la autoestimulación de los
órganos genitales para procurarse placer.

La masturbación es en el adolescente un periodo
de interioridad mediante el cual se está descubriendo.
Así busca descubrir su cuerpo y su sexualidad.

Puede presentarse a partir de un compañero o
compañera más crecida, o por observación de material
pornográfico.

En los adultos la masturbación se presenta en
quienes no se han integrado bien a su genitalidad dentro de la
dinámica de la sexualidad; supone disfrutar del placer de
manera solitaria.

La masturbación puede ser la manifestación
de un problema no enfrentado.

Conducta homosexual

Consiste en la atracción sexual hacia personas
del mismo sexo (excitación sexual y o contacto genital
entre personas del mismo sexo anatómico.

La homosexualidad
puede ser latente o manifiesta.

Latente. Se manifiesta sin que la persona lo
sepa. No se ha presentado la ocasión para que se despierte
y no tiene la energía suficiente para manifestarse por
cuenta propia.

Manifiesta. Se da en personas que tiene
conciencia de su inclinación sexual hacia personas del
mismo sexo.

Desde el punto de vista fisiológico, tanto en la
mujer como en el hombre, las glándulas endocrinas segregan
normalmente, en pequeñas cantidades, hormonas
sexuales del sexo opuesto. Ningún ser humano es en el
aspecto estructural, fisiológico y psicológico,
varón o hembra en un ciento por ciento.

Rara vez la conducta
homosexual se manifiesta en lo fisiológico, con
desequilibrio hormonal, o desde el punto de vista
psicológico, con actitudes propias del otro sexo. La mujer
más femenina y el hombre más viril pueden ser
homosexuales.

El comportamiento homosexual tiende a configurarse, en
el aspecto de la vida sexual, en una amplísima esfera de
acciones, algunas de las cuales son típicas del mismo sexo
y otras del sexo opuesto.

Aunque no se ha llegado a un acuerdo y a una
comprobación científica, se considera que la
conducta homosexual no depende de una sola causa, sino de
múltiples factores, entre los que encontramos
(Rodríguez, 2005):

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