El español como lengua de poder en el fallido proceso de paz colombiano
- Objetivos
- Marco
discursivo - El
análisis del discurso - La
enunciación en el discurso del proceso de paz
colombiano - El corpus
de estudio - Anexos
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
El discurso, al
igual que otras prácticas sociales, permite la existencia
de asimetrías de poder en una
sociedad
determinada. Dichas asimetrías le proporcionan a las
elites los recursos
necesarios para manipular, controlar y dominar a la gente por
medio de un discurso que utiliza tanto los canales orales como
los escritos que generalmente están a su servicio. De
esta forma, la interacción social se complejiza en la
medida en que el discurso y la
comunicación se convierten en los recursos más
esenciales para que los grupos dominantes
se perpetúen en el poder. Pero, para develar tales
asimetrías se hace necesario analizar las estrategias
discursivas[1]que aparecen en determinados
discursos como
por ejemplo en el caso que nos ocupa, en tres discursos
representativos que fueron utilizados para generar y concluir el
fallido proceso de paz
colombiano.
Con base en estos principios, y
aplicando la metodología del Análisis Crítico del Discurso, esta
investigación pretende ofrecer una descripción detallada de las estrategias
discursivas que aparecen en tres discursos que representan a su
vez al gobierno
colombiano, la disidencia encabezada por el grupo
guerrillero de las FARC-EP y la
sociedad civil
cuya voz la retoma la Comisión de Notables. Se
analizarán sus discursos y su función
como instrumentos en la transmisión persuasiva de
perjuicios, creencias, actitudes,
legitimación ideológica, entre
otros, así como su incidencia en las clases no
dominantes.
El análisis crítico del discurso posibilita
múltiples perspectivas para afrontar una
investigación. En este trabajo se ha
optado por centrar el análisis en torno al
triángulo teórico constituido por las tres
dimensiones principales del discurso que son: discurso –
cognición – sociedad (Van Dijk, 2000:23). Y como se espera
que el estudio sobre el discurso formule teorías
que expliquen las relaciones entre el uso del lenguaje, las
creencias y la interacción social, y planteando de
antemano que cualquier definición sobre el discurso solo
queda en el plano de una aproximación (Van Dijk, 2000:21),
en este trabajo, de forma simplificada, y siguiendo las
dimensiones principales[2]del discurso expuestas
por Van Dijk, se entiende por discurso[3]cualquier
evento comunicativo, sea oral o escrito, así como los
elementos paraverbales que lo acompañan. Como se ha hecho
mención, en nuestro caso el "discurso" se refiere al
conjunto de tres discursos producidos en su momento por el
gobierno colombiano, la sociedad civil y la disidencia, los
mismos que componen el corpus a analizar y que se han
seleccionado teniendo en cuenta las numerosas publicaciones
aparecidas entre 1999 y 2002. Por "cognición" se entiende
el conjunto de creencias, emociones,
representaciones y estructuras
mentales involucradas en los procesos de
producción y comprensión de los
discursos que conforman el corpus. Por "sociedad" se entiende el
conjunto de relaciones que se establecen entre los grupos y sus
características como dominación – gobierno
nacional – disidencia –guerrilla colombiana,
más concretamente las FARC – EP – y sociedad civil,
representada por el grupo de notables, de quienes se
hablará más adelante.
En una situación de asimetría
social[4]y discursiva, como es la colombiana, el
discurso del grupo privilegiado parece poseer un halo de
prestigio que le permite ciertas ganancias sobre aquellos que no
tienen acceso al discurso público – los que no
pueden –decir –, los excluidos[5]Dicha
ganancia tiene que ver con la reproducción del discurso dominante por
parte de aquellos que necesitan de alguna manera explicar y
entender la realidad en la que interactúan. Es por eso que
en Colombia desde
que la paz se convirtió en una política de estado todos
hablan de ella: desde las elites de gobierno[6]que
han visto amenazada su estabilidad y sus finanzas con
el incremento de la violencia[7]los grupos no
dominantes que han sufrido en carne propia la truculencia de un
conflicto que
ha durado más de cincuenta años; hasta los grupos
guerrilleros[8]representados en este caso por el
más poderoso de ellos, Las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia – Ejercito del Pueblo (en adelante FARC
–EP), una guerrilla que ha ido abandonando sus alianzas con
los sectores urbanos y su política de masas con los
campesinos, la misma que los hizo tan fuertes en los años
sesenta, para optar por la lógica
de que la guerra se
sostiene con la guerra; una guerrilla que sigue sin abandonar la
visión política del país rural y que
está convencida de que alcanzará el poder con los
fusiles, los mismos que ha debido utilizar cuando se
encontró de frente con los grupos paramilitares que
contaron y cuentan con el apoyo de las elites
burguesas[9]sus eternos enemigos.
Página siguiente |