- Evolución
histórica de la muerte - El problema de la muerte:
diversas concepciones - Transmisión
de bienes - Conclusiones
Evolución
histórica de la muerte
A. La Concepción de la
Muerte en la Edad AntiguaEn Grecia
El mito[1]nos dice a la letra: "En la
mitología
griega, Tánatos (en griego T??at?? Thánatos,
"muerte") era
la personificación de la muerte no
violenta. Su toque era suave, como el de su hermano gemelo
Hipnos, el sueño. La muerte violenta, por el contrario,
era el dominio de sus
hermanas amantes de la sangre, las
Keres, asiduas al campo de batalla. Su equivalente, en la
mitología romana era Mors. Era una criatura
de una oscuridad escalofriante, hijo de Nix, la noche, y gemelo
de Hipnos. Se decía que ambos hermanos discutían
cada noche quién se llevaría a cada hombre, o que
el Sueño anulaba cada noche a los mortales en un intento
de imitar a su hermano mayor".
B. En Roma
En Roma, la muerte
resulta ser "el factum biológico con ineludibles
consecuencias jurídicas, influyen la capacidad
jurídica del hombre extinguiéndola por completo,
por ello, el Sujeto de Derecho llamado Persona Física que ya no
existe, no podrá ser en lo sucesivo reconocida con aptitud
para ser sujeto de una relación jurídica y por la
misma razón no podrá realizar en el futuro actos
jurídicos eficaces"[2].
2. La Concepción de la Muerte en la
Edad Media
En esta época, se creía que la muerte se
presentaba como un hecho "antinatural", es decir, que la muerte
era un mal que se sufría y que en sí misma,
ésta carecía de sentido, por cuanto
constituía el opuesto a la vida.
Sin embargo, también podemos decir que la muerte
puede ser considerada como un hecho natural en tanto todos los
días hay personas que fallecen a diario, porque nuestros
cuerpos se desgastan, siendo esto percibido de manera natural por
nuestra conciencia. Esto
es una paradoja que conviene descifrar, tal y como nos lo
argumenta José Ángel García
Cuadrado[3]
Tomás de Aquino nos da dos afirmaciones sobre la
muerte: "La muerte es la privación de la
vida"[4] y, por otro lado, "la muerte es la
separación del alma y del
cuerpo"[5]. Así, podemos apreciar un doble
concepto:
privación y separación. Con esto podemos deducir
que la unidad sustancial de la persona humana se pierde
dramáticamente en el momento de la muerte.
3. La Concepción de la Muerte en la
Edad Moderna
Según Friedrich Hegel:
Para Hegel[6]la razón rige el
mundo y, por tanto, la historia ha transcurrido
racionalmente, para el la razón es la sustancia de la
historia y así mismo la historia ha transcurrido
racionalmente, esto significa que ha transcurrido de acuerdo con
unas categorías o leyes. Una de
estas categorías es la negatividad, en la cual Hegel da
una idea de muerte, ya que explica que el espíritu en su
recorrido histórico no cesa de destruirse y construirse
constantemente. Es decir que las etapas históricas tienen
un desarrollo
interno dialéctico que las hace desaparecer para
transformarlas en otras más ricas y potentes: es la
dialéctica aplicada a la historia. Cada estadio
histórico se muestra como un
individuo y,
como tal, nace, florece, madura, decae y muere.
Según Francis Bacon:
Francis Bacon, a pesar de ser más antiguo que
Hegel, este filósofo inglés
desarrolló su planteamiento en su libro
Ensayos[7]en el cual pasa a explicarnos que para
él, los hombres temen la muerte como los niños
temen adentrarse en la oscuridad; y al igual que ese miedo
natural de los niños se acrecienta con los cuentos,
así ocurre a los primeros. En verdad, la
contemplación de la muerte es como el supuesto precio del
pecado y
tránsito al otro mundo. Sin embargo, en las meditaciones
religiosas hay cierta mezcla de vanidad y superstición.
Por ejemplo, en todo ese contexto se veía claramente en
términos de cómo era la mortificación de los
frailes que creían que un hombre pensara para sí
cuan doloroso es que tuviera las puntas de los dedos oprimidas o
torturadas; y de ahí imagina cuales son lo dolores de la
muerte cuando todo el cuerpo se corrompe y disuelve; cuando
muchas veces pasa la muerte con menos dolor que la tortura de un
miembro, porque las partes más vitales no son las de
sensibilidad más rápida. Y por él, que habla
sólo como filósofo y hombre natural, bien se dijo:
Pompa mortis magis terret, quam mors ipsa. Los gemidos y
convulsiones, la palidez del rostro, las lágrimas de los
amigos, lutos, exequias y demás presentan terrible a la
muerte.
El problema de la
muerte: diversas concepciones
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