Ferreñafe: cuento y
poesía
Introducción
El presente texto denominado
"INSPIRACIÓN", tiene la finalidad de contribuir a
sentar las bases de una cultura por la creatividad literaria; a
través, de la lectura del cuento y la poesía, lo
que permita además; sensibilizar a niños y
adolescentes para que se constituyan en el nuevo rostro de la
educación y la identidad regional.
Inspirado en muchos momentos de su vida es que aparece
la selección de Cuentos y Poemas del Lic. Juan
Alberto Chunga Espinoza, escritor del seudónimo
"Filosophon" quien pretende contribuir en el trabajo de
devolver el sitial que le corresponde al texto escrito, el cual
jamás será reemplazado y que nuestro sistema
educativo; hoy en día, pretende recobrar
ofreciéndonos además, un racimo de buenos y
variados textos narrativos cuyos relatos seguramente harán
revivir algunos momentos de la vida a más de un lector .
La fluidez y lenguaje simple, harán que el lector perciba
la idea central del autor. He aquí un nuevo narrador. Un
soldado que con su pluma forja su primera publicación
literaria, denominada "INSPIRACIÓN"
"El amor sublime y el incondicional
apoyo de los padres, siempre los hace merecedores al mejor de los
reconocimientos, ya que por ellos, somos lo que somos…
A mis padres Lidia y Juan con todo el amor de mi
corazón.
LIC. JUAN ALBERTO CHUNGA
ESPINOZA
"Filosophon"
Autor
Cuentos
2.1 Valor a trabajar:
Autoestima
RUFINO: EL NIÑO DE LAS
ALTURAS
Su aspecto físico lo hacía sentir un
niño poco afortunado, pues era feo; tenía el pelo
lacio y muy rebelde, su madre lo peinaba con jugo de
limón; pero, era imposible asentar su pelo y mucho menos
sacarle raya, sus orejas eran largas y puntiagudas, sus ojos
grandes y saltones, su nariz un tanto encorvada y su boca grande
flanqueada por sus carnosos labios resecos debido al inmenso
frío de las alturas de donde provenía. Su nombre
era Rufino, y vivía en las alturas de la región
andina ferreñafana, en un pueblito del distrito de
Kañaris, llamado Chiñama. Además su
espalda estaba encorvada como si hubiese sido fundida por las
pendientes muy elevadas de más de un camino por donde
él transitaba.
De vez en cuando bajaba a la Costa, a la ciudad de
Ferreñafe; pero cada vez que lo hacía, una pena
inmensa estremecía su ser, pues sentía que todos lo
observaban y se reían burlonamente de él. Todo esto
se hacía más fuerte, cuando llegaba a la casa donde
le brindaban hospedaje a su padre y observaba jugar a los
niños y cada vez que él intentaba acercarse lo
empujaban como si fuera un bicho raro.
¡Fuera de aquí serrano!- le
decían.
A todo esto se sumaba las burlas por la ropa que llevaba
sobre su cuerpo, un poncho multicolor, un pantalón que era
sostenido por una cuerda de nylon a manera de cinturón,
cuyas mangas le daban hasta las pantorrillas y sus llanquecitos
de jebe de llanta, a todo esto se agregaba la gorrita maltrecha
sobre su cabeza.
Pobre la vida de Rufino.
Una
mañana al despertar encontró un espejo al lado de
su cama, lo cogió, lo puso frente a él un tanto
sorprendido porque nunca había visto uno, fue
acercándose y observó como se reproducía su
rostro sobre la superficie del cristal. Era una figura igual a
él, Esto lo asustó un poco, soltándolo sobre
la cama. Luego de algunos segundos, reponiéndose del
susto, volvió a cogerlo.
De pronto empezó a sonreír y a preguntarse
– ¿En verdad soy tan feo cómo
dicen?
Por unos minutos se miró fijamente y
preguntó:
¿Tengo la nariz encorvada? Si –
respondió-pero gracias a ella puedo alcanzar a oler lo
exquisito de las comidas- añadió.
¿Tengo los ojos grandes? – Si, pero gracias
a ellos puedo ver las estrellas, la luna y todo lo maravilloso de
este mundo.
¿Qué hay de mis orejas?- caramba- dijo -si
son largas, como dicen, pero que importa si con ellas puedo
escuchar el canto de los pájaros, los gallos y a mis
gallinas cuando son acechadas por los zorros
¡Caramba! En verdad soy muy feo – se volvió
a decir.
Pero eso que importa si con todo mi cuerpo me permito
hacer de todo.
De pronto dejó el espejo e inclinó su
cabeza muy despacio y observó sus piernitas un tanto
extraviadas hacia los extremos e inmediatamente recordó el
apelativo que sus amigos le proliferaban "piernas de alicate", le
decían. Enseguida, se bosquejó una sonrisa en su
rostro y se dijo:
Que importa piernitas-Gracias a ustedes puedo subir de
prisa a mi cerrito y llegar a mi wasi (casa), lo que tal vez no
pueden hacer los niños que se burlan de mi.
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