"… dame tu luz para verte en
todas partes, tiempo y
criatura,
Ábreme el oído.
Entonces sí, te escucho noche y
día,
Dilata mi nariz y pulmones para
percibir tus vibraciones desde el alba de tu
aliento matutino,
Haz sensible, mi sentir, para palparte
en la materia
muerta, nacida, en mi exterior y dentro de mí
mismo"
Durante mucho tiempo, el hombre
ignoró el funcionamiento y utilidad de
muchas de sus vísceras; sin embargo, prontamente
descubrió cómo fenómenos externos
influían en zonas de su propio cuerpo.
Seguramente luego de esto, fue cuando el hombre
entendió que debía aguzar la vista o el oído
cuando se trataba de percibir con claridad un sonido o imagen;
hacía uso de su lengua o nariz
para indagar algún sabor u olor.
No tardó mucho en descubrir que parte de su
tranquilidad giraba en torno a sencillas
actividades como es el caso de acercar su cuerpo al calor cuando
tenía frío, y viceversa. Buscaba la sombra cuando
le agobiaba el calor, de igual forma evitaba lo que sabía
que le produciría dolor.
Es así como desde tiempo inmemorial el hombre
identificó cinco clases de sensaciones: visuales,
táctiles, olfativas, gustativas y auditivas, que con el
tiempo fueron conocidas como sentidos corporales, cuya percepción
se atribuye a los cinco receptores designados con el nombre de
órganos de los sentidos: el
ojo, la piel, las
fosas nasales, la lengua y el oído.
Cada uno de estos órganos se especializa en la
percepción de una clase de
sensaciones, para lo cual poseen receptores específicos,
lo que une a este tema, en un principio, con el sistema
nervioso.
La excitabilidad y la respuesta adecuada son propias del
sistema nervioso,
que bajo la teoría
causa-efecto produce las respuestas adecuadas
(reacciones)
En pocas palabras, se puede decir que las células
sensoriales se encuentran en reposo, pero cuando son estimuladas
por causas térmicas, mecánicas, químicas o
lumínicas, se crean ondas sensoriales
que circulan por las fibras nerviosas hasta que los
estímulos alcancen los centros a los que van destinados
(en el cerebro).
Así es como se inmiscuye la recepción sensorial, la
cual corre a cargo de los órganos de los sentidos, es
decir:
Tacto
Proporciona sensaciones táctiles, térmicas
y dolorosas mediante la piel, que cuenta con receptores
específicos para cada una de estas sensaciones. Los
órganos táctiles están más
desarrollados en los vertebrados, en donde los estímulos
captados por la piel se transmiten a los centros nerviosos por
medio de nervios periféricos.
La sensibilidad táctil nos permite percibir el
tamaño, consistencia, forma, temperatura,
textura, etc. de un objeto, siendo las papilas nerviosas las que
nos permiten identificar las variaciones de dichas cualidades
(textura, temperatura, presión,
etc.),ya que en las papilas nerviosas se encuentran las
terminaciones libres (encargadas de captar los estímulos
dolorosos) y los corpúsculos receptores.
Entre esos corpúsculos receptores se encuentra a
los corpúsculos de Paccini, que captan excitaciones de
presión; los corpúsculos de Ruffini, que
identifican excitaciones térmicas de calor; los
corpúsculos de Krause captan excitaciones térmicas
de frío; y los corpúsculos de Meissner, que
permiten la sensibilidad táctil (contacto).
Al igual que en otros órganos sensoriales, por
encima del umbral óptimo se encuentra la zona del dolor, y
por debajo, la zona de insensibilidad, donde la percepción
es imposible.
El tacto es el sentido de la proximidad, si vamos
más allá, por un lado se manifiesta como la
capacidad de sentir, de percibir con cierta pasividad. Y por
otro, el tacto es la posibilidad de hacer sentir. El tocar da
poder a
nuestras impresiones.
Olfato
Este sentido nace en las fosas nasales. Los
estímulos olorosos, constituidos por sustancias y cuerpos
disueltos en el aire, se perciben
gracias a la pituitaria amarilla (situada en la parte superior de
la membrana mucosa nasal).
Se puede decir que este sentido es un tanto meticuloso,
-ya que si su órgano no está ligeramente
húmedo, en lugar de encharcadas o resecas, no
logrará su cometido al 100%- y agudo en los animales
salvajes, y aún en los hombres que están en
contacto con la naturaleza.
El olfato está relacionado con el sentido del
gusto debido a que la mucosa nasal actúa coordinadamente
con los estímulos gustativos, [ejemplo de esto es que
así se puede sentir mayor o menor apetencia por los
alimentos]. Es
por ello que estos dos sentidos son conocidos como órganos
olfativos.
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