Cuando Pepe no estaba con su esposa los estaba protegiendo, y
estos ponían a su madre muy tiernas y cariñosa. En
la noche fueron nuevamente a casa de Dimas este confesó
que estos aguaceros no tenían fin, y hubo un silencio
total. Pocos días fueron a visitar a doña Carmita,
esta vivía en el centro de Jigüey, la vieja lo
saludó en voz baja pero no quiso seguir hablando. Un rato
después, cuando nadie esperaba nada dijo que los muchachos
se habían ido para el monte, cuanto días depuse al
anochecer un viento cruel comenzó a quemarles la espalda,
al otro día en la mañana Simeón fue a verlos
la madre estaba en silencio con una mirada muy profunda.
Cuando su padre llegó. Se sentían los mulos por
los pasos, este fue al cuarto de Juan y le dijo que estaba
cansado, luego su padre fue a ayudar a ordenar la mula, luego se
dio cuenta al volver al cuarto de Juan, que este estaba enfermo,
para este era incomprensible que su hijo tuviese fiebre, luego
este se sentó y pepito fue a sus piernas y le pregunto que
le había traído, después pepe llamó a
su esposa y le dijo que en el pellón habían algunas
cosas para ella y para los niños,
pero esta no fue de inmediato, sino que se sentó en un
catre, al rato llego Dimas para saber como le había ido a
Pepe, éste le dijo a su esposa que le trajera un bulto
negro que había traído, al traerlo Pepe sacó
un nuevo revólver y comenzó a contar su viaje.
Cuando fue a comprar telas, en el camino se encontró
con unos revolucionarios peligrosos, al amanecer estaba lloviendo
y este se refugiaron en una casa. Cuando estos cruzaron el
río Jigüey un hombre
asustado les dijo que no lo hicieran y pepe lo invitó a ir
con ellos, al continuar el camino se les atravesaron unos
revolucionarios y estos trataron de ignorarlos pero uno de ellos
les dijo que no había paso de una manera insolente, pero
uno de ellos era conocido de pepe y los dejo pasar, al seguir el
camino unas personas le comenzaron a disparar pero al acercarse
eran personas cercanas a ellos, estos estaban huyendo pero no se
sabían el camino y pepe les aconsejo que se fueran con
el hombre que
ellos se habían llevado ya que este se sabia bien los
caminos.
Cuando pepe llego a su casa. Por suerte este llego antes de
que iniciara la revolución. Las personas siguieron
visitándolos toda la noche para saber como le había
ido a pepe. Pepe fue al pueblo a vender telas y otras cosas, e
hizo una buena venta. A pesar
del miedo de la revolución, las personas seguían
haciendo sus fiestas los sábados. En un tiroteo muy cerca
de su casa, vieron a José Veras, quien corrió gran
peligro pero no le pasó nada. Cuando comenzaron los
disparos de la revolución Juan estaba enfermo. El general
Fello Macario fue a casa de don Pepe, al ver a Juan enfermo le
dio ron seguro
de que esto le ayudaría. Mero quien se mantuvo al
pendiente de lo que pasaba en la revolución se
advirtió de que habían ya gran cantidad de muertos.
Mientras la revolución terminaba la familia de
Juan recogieron y ayudaron a un señor que había
sido herido llamado Momón.
Ya estaba todo en paz, aquella revolución había
finalizado, solo quedaba la sangre derramada
por los luchadores e inocentes, el dolor y la tristeza de
recordar lo ocurrido y lo perdido, ensuciando de sangre hasta los
ríos. Momón ya tenía unos días en la
casa. Todos le habían tomado ya cariño, en las
noches cuando a Juan le aturdía la fiebre, Momón se
sentaba a la orilla de su catre y le contaba historias,
Momón se había convertido en alguien muy importante
para Juan. Unos días después Momón se
enfermó, estaba muy mal. Una tarde llego Mero, contaba
historias y por un momento todos se olvidaron de lo mal que la
estaba pasando Momón y lo que esto les afectaba, hasta que
Mero pregunto por este y le informaron lo que sucedía,
inmediatamente Juan comenzó a sentir ese dolor y esa
pesadumbre alterante. Momón llego a un extremo que tuvo
que ser sacado de la casa, porque su estado era
peligroso ya no solo para él sino para los demás
miembros de la casa.
José Veras era perseguido por la justicia. La
mañosa no regresaba después de aquella
revolución y se discutía la actitud de
José Veras. No había lugar a explicaciones y nadie
sabia a que atribuir el hecho de que la mula estaba
irreconocible. Paso un tiempo y una
mula venia pero se trataba de un animal flaco, fe y destrozado.
Don Pepe no creía, su mañosa no podía ser
tal cosa, sin embargo era ella. La contemplaba y se le aguaban
los ojos. Mero fue quien llevó a la mula. Estaban tratando
de curar a la mula pero Mero les dijo que la mula no se
salvaría. Don Pepe se preguntaba a Mero el por que
traía la mula en ese estado, pero Mero suponía que
ya Veras había hablado. Les contaba y decía que
Veras fue quien se percato que habían robado al animal y
salió en su búsqueda. Las encontró con un
desconocido, y la llevo a Don Pepe.
Don Mero hizo cuanto estuvo en sus manos para hacer entender
que el no era el ladrón de la mañosa. Un domingo
llegaron unos visitantes a la casa, estos se acomodaron y
preguntaron a doña Ángela si podían quedarse
allí, esta sin más preámbulo aceptó.
Entre los viajeros había una niña y un bebito que
resaltaban entre todos. Un tiempo más tarde llego a la
casa un joven con la noticia de que Momón agonizaba. Los
extraños le acompañaron al lecho de muerte de
Momón. Mucho tiempo tenían allí y nadie
lloraba, hasta que a una mujer entre la
gran multitud que había ya en el lugar le brillaban en los
ojos aquellas lágrimas.
Luego de un rato el hijo de Dimas se acerca borracho al lugar.
Estos puso muy mal a Dimas, el pobre era un hombre que
vivía lamentándose, pero se quejaba porque ya no
resistía. En el transcurso de su vida, soporto muchos
golpes, muchas lágrimas, pero hubiera preferido ver al
hijo muerto que borracho. Las primeras noches que siguieron a
la muerte de
Momón fueron llenas de palabras lastimosas, las fiebres
nocturnas parecían haberse olvidado de Juan, pero aun se
sentía inseguro y propenso al llano, débil, incapaz
hasta de jugar con pepito.
En los barrios se corría la voz de que venia otra
revolución por lo que todos estaban asustados, Mero muy
triste se quejaba de que la pobre mula no estaba sana. En la
noche ya la revolución había alcanzado el lugar,
todos se arrinconaban huyendo de aquel sangriento fantasma que
venia desde Bonao. Después de una horas ya los tiros
sonaban cada vez mas lejos, al terminar la revolución
ganaron los del pedregal, lo que alegro a los habitantes del
pueblo. Pero el alcalde mando a matar a un grupo de 50
personas lo que incomodo a Don pepe y este asistió al
lugar donde se encontraba el alcalde a reclamarle, le
decía que no es necesario matar, mientras que el alcalde
respondía que era necesario para dar ejemplos, mientras
que don Pepe reclamaba se le llenaban los ojos de lágrimas
a causa de aquel crimen que había ordenado Fello, no pudo
hacer nada la respecto, solo regresar a su casa, ya en su casa
Don Pepe decía que a su mula logro quitarle las
mañas, pero que a los hombres nadie se las quita, mientras
que Dimas y Simeón aprobaban en silencio.
Personajes
Sus personajes principales son:
Juan: Es quien narra la novela. Era el
mayor de dos hijos, se encontraba enfermo durante la
revolución.
Dimas: No era hombre de engañarse. Voz la
tenía alzada y caída. Bajo las cejas tupidas los
ojos se le hacían diminutos y de barba blanca.
Don Pepe (El Papá): Era un sujeto de pasiones
más que de pensamientos, rojo, de frente alta, nariz
gruesa y labios duros, hubiera parecido criollo a no ser por los
ojos, menudos y azules, de mirada hiriente y honda, tenia el
bigote y los cabellos rubios.
Personajes Secundarios son:
La Mañosa: (No se considera como personaje
principal por ser un animal y no tratarse de una fabula).
Nerviosa como muchacho, tenia figura de estampa, limpia,
brillante, pequeña, rellena. Era oscura como la madera a medio
quemar; tenia la mirada inteligente y cariñosa; las patas
finas y seguras; las pezuñas menudas, redondas, negras y
duras. Todo en ella era vistoso y simpático. Era
imprescindible, lanuda, inquieta, color rojizo.
Casi todo era cabeza.
La mamá (Ángela): tenía una cara
filosa, estatura aventajada.
Fello Macario: Fue una persona mansa y
de trabajo, hasta
que le mataron a su hermano, que parecía una gente
distinguida, seria y apreciable.
La vieja Carmita: Era alta, delgada, con la cara fina,
salida de huesos, nunca
alzó la voz. Sus ojos no dejaron de ser dos luces
tranquilas en medio de aquel rostro oscuro y afilado.
El Alcalde: Hombre bueno. Tenía entre los
dientes un rañoso cachimbo de madera.
Simeón: Era alto, simple y rojo, era la autoridad del
lugar.
Viejo Matías: Vivía gozando, persiguiendo
reses, camarones, era barbudo, silencioso, y recio.
Mero: Delgado y amarillo, de nariz fina y ojos
apagados, un hombre muy callado.
Pepito: Persona cariñosa que quería mucho
a su mula "La Mañosa".
Momón: Pantalones remendados y
desteñidos, barba crecida y pies descalzos.
José Veras: Era un ladrón,
simpático, el cual le hacia trampa a los jugadores en los
juegos.
Conclusión
Luego de a ver finalizado el trabajo
titulado la mañosa del profesor Juan
Bosch entre una de la característica de modo predominante
en la novela se destaca
la intención del autor se encuentra que hay un nivel de
genero como
son: la mula llamada la mañosa que junto a los personajes
dieron sentido al mensaje que detalla la novela esa es una de la
novelas mas
importante del autor dominicano.
Mañosa no regresaba después de aquella
revolución y se discutía la actitud de José
Veras.
Esta fue llamada mañosa por todos los berrinches que
armaba, y era para ellos como un miembro de la familia.
Autor:
Harold Antonio Ramírez Zabala
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