2. El Enfoque de Costos de
Transacción,3. El Enfoque de Principal – Agente
(Teoría de Agenciación).
El Enfoque del Derecho de Propiedad, presentado
por Fumboth y Pejovich (1974), analiza el impacto de diferentes
tipos y usos de los derechos de propiedad
sobre los resultados del proceso
económico, especialmente en los beneficios y en la
eficiencia.
El Enfoque de Costos de Transacción,
presentado por Williamson (1975), trata de los costos que son
producto de la
realización de transacciones, los costos de buscar los
asociados para establecer contratos, de
elaborar y controlar los contratos, y de la necesidad de hacer
que se cumplan.
Por último, el Enfoque del Principal
– Agente, abordada por Jensen, Michael y Meckling,
Williams en la Teoría
de la Agencia (1976), tomando como base de su
[4]teoría, los modelos del
comportamiento
humano. Ellos plantean que la relación entre el
principal y el agente se caracteriza por la asimetría en
la información. El principal tiene el
poder de
formular las metas y el poder del dinero; pero
el agente, tiene el poder que le otorga el
conocimiento acerca del proceso de producción. Es evidente, que una
relación principal – agente no sólo es
típica de una compañía comercial moderna, en
la que quienes poseen el stock accionario son los principales y
donde el gerente es el
agente, sino que también lo es para el caso de la
mayoría, sino de todas las organizaciones.
El desarrollo del
marco
teórico a continuación, se hará bajos
las consideraciones elaboradas por Jorge Tarzijan, en su
publicación "Revisando la Teoría de la Firma",
publicado en ABANTE, Volumen 6,
páginas 149 a la 177 en Octubre de 2003, ya que este
trabajo
contiene una revisión exhaustiva de las teorías
desarrolladas desde el trabajo
inicial de Coase en 1937, hasta el 2003.
En 1937 Coase establece que las actividades a realizar
por una Firma o Agencia vienen dadas por la comparación
entre dos tipos de costos: primero están los costos de
coordinación de los recursos a
través de transacciones de mercado, llamados
también costos de transacción, y en segundo lugar
están los costos de coordinar los recursos internamente.
Los costos de producir internamente no sólo incluye el
costo de
producción, sino que también el costo de
organizar la producción y de encontrar y negociar con los
proveedores[5]Por otra parte, entre los costos de
transacción más importantes están los de
negociar y firmar contratos, y los de informarse, buscar y
seleccionar precios y
calidades de productos. En
general, mientras los costos de transacción del uso del
mercado disminuyen a medida que aumenta la integración de procesos
dentro de la misma empresa, llegando
a cero en el caso de que toda la línea insumo-producto
esté integrada, los costos de coordinación interna
aumentan con la integración del proceso dentro de la
organización.
Los distintos enfoques de la Teoría de la Firma,
que se han desarrollado a partir del ordenamiento de los costos
que según el trabajo de Coase (1937), corresponden a los
enfoques basados en los costos de transacción y a los
enfoques basados en los costos de coordinación, su resumen
se encuentra mas adelante en la Tabla 1, y estos son:
A. Enfoques basados en los costos de
transacción.
a. Costos de transacción. Derivados de
la dificultad de la firma de contratos completos y de obligar
a su cumplimientob. Derechos de propiedad. Derivados de los
límites de la firma y asignación de la
propiedad y contratos incompletos
B. Enfoques basados en costos de
coordinación
a. Enfoque basado en el diseño de tareas
y sistemas de incentivosb. Enfoque basado en el conocimiento
c. Enfoque que surge de la separación
entre la propiedad y el control
Enfoques basados en costos de
transacción
Bajo este enfoque se agrupan las teorías que se
basan, fundamentalmente, en el análisis de los costos del producto de la
realización de las transacciones, los costos de buscar a
los asociados para establecer, elaborar y controlar contratos y
de la necesidad de que estos se cumplan, así como en los
derechos de la propiedad. Esta última teoría se ha
desarrollado en los últimos veinte años, en base a
una serie de estudios en los que se argumenta que los límites de
la firma y la asignación de la propiedad de los activos pueden
ser entendidos en términos de derechos de propiedad y de
contratos incompletos.
- Costos de transacción
La teoría de la firma basada en los costos de
transacción fue desarrollada por Williamson (1975, 1985),
y Klein (1978). Mientras que Coase se ocupaba de los costos de
transacción que surgen antes de la firma de los contratos,
tales como los de búsqueda de la contraparte y de su
negociación, ambos autores se enfocaron en
los costos de transacción que surgen luego de la firma de
los contratos, como producto de la dificultad de la firma de los
contratos completos y de obligar al contratado a cumplir el
contrato. De
acuerdo a Williamson y a Klein, los costos de negociar, vigilar y
exigir el cumplimiento de acuerdos entre las partes, son
fundamentales al decidir si utilizar al mercado o sustituir a
este por una estructura de
mando vertical, y como tales, también deben establecer
límites en una firma[6]Según
Tarzijan dos conceptos fundamentales para la teoría de la
firma, basada en los costos de transacción, son los de
especificidad de los activos y los del
oportunismo[7]Un activo es específico a la
identidad de
una determinada contraparte o a una determinada actividad cuando
su valor es
influenciado por la identidad de la contraparte. Debido a la
imposibilidad de pronosticar cada futura contingencia, cuando un
activo es específico a la identidad de cierta contraparte
existen riesgos de
amenazas de renegociación constantes, donde cada parte
intentaría apropiarse de las rentas posibles que genere la
relación, en la cual el grado de especificidad de los
activos se mide a través del nivel total de las posibles
rentas creadas por la
inversión[8]
De acuerdo a este planteamiento, el control de los
activos por parte de un único propietario es considerado
como un método
específico para reducir el impacto y alcance de un
comportamiento
oportunístico que genera el desarrollo de este tipo de
actividades. Esta probabilidad
de ser "cazado" por la contraparte desincentiva el uso de
contratos y la utilización del mercado para la
adquisición de ciertos insumos, incentivando la
integración vertical. El grado de integración
vertical, de acuerdo a estos autores, llegará hasta que
los costos de gobernar internamente una actividad dentro de la
firma (entre los que se cuentan los costos de la burocracia
interna y del debilitamiento de la estructura de incentivos
interna) superen los costos de transacción que pueden ser
ahorrados a través de la integración.
- Derechos de propiedad
En los últimos veinte años se han
desarrollado una serie de estudios en los que se argumenta que
los límites de la firma y la asignación de la
propiedad de los activos pueden ser entendidos en términos
de derechos de propiedad y de contratos incompletos. Estos
estudios comienzan con Grossman y Hart (1986), Hart y Moore
(1990) y Hart (1995), en ellos se extiende la aplicación y
alcance de la teoría de la firma basada en los costos de
transacción (Coase, 1937; Williamson, 1975, 1988, 1985 y
Alchain, 1978). Estos estudios parten de la premisa de que la
propiedad de un activo otorga el control sobre los flujos
residuales que éste genere, lo que incentiva a su
dueño a esforzarse para destinar el activo hacia aquellas
actividades que maximicen su valor. La idea que da soporte a lo
expresado anteriormente, es que el dueño del activo al
recibir los flujos residuales que éste genere, es el que
tiene los incentivos para darle un mejor uso, por lo que la firma
que posea dicha propiedad será aquella que tenga el
potencial de obtener el mayor excedente por su utilización
y control[9]Bajo este enfoque, las decisiones
respecto de la propiedad y uso de los activos son importantes,
porque es el propietario de los activos quien determina
qué hacer con ellos cuando ocurran contingencias, que no
pudieron ser incluidas en el documento de contrato firmado con
anterioridad y que, por lo tanto, debe ser renegociado para
determinar su utilización futura.
Los resultados de los estudios mencionados se han
utilizado para construir una teoría acerca de los
determinantes de los límites de la
firma[10]En primer término, los
activos que sean altamente complementarios debiesen estar bajo
una propiedad común, dado que si estuviesen en propiedad
separada surgirían importantes costos de
transacción para determinar su uso y la recompensa para
cada una de las partes. En segundo término, a
medida que la firma crece más allá de un cierto
punto, la
administración central de la empresa se
hace menos importante en lo que respecta al control y monitoreo
de las actividades que se realizan en la periferia de la
empresa, en el sentido de que es menos probable que los
incrementos en el producto marginal de lo que se produce en esa
periferia sean específicos, ya sea a la administración central o a los activos
centrales de la firma. En esta etapa, es probable que se conforme
una nueva firma, dado que entregarle el control de estos activos
a la administración central redundará en
un aumento en los problemas de
especificidad de activos y oportunismo postcontractual, ya
mencionados por Coase (1937) y Williamson (1985).
De acuerdo a lo discutido, los activos que sean
altamente complementarios deberían estar bajo una
propiedad común[11]mientras que los activos
independientes deberían ser de propiedad de distintas
firmas[12]Así, y extremando las
enseñanzas de esta línea de pensamiento,
una firma se definiría como un conjunto de activos
complementarios y su límite vendría dado por el
conjunto de activos que bajo una propiedad común entrega
un valor mayor que bajo propiedad separada. Téngase en
cuenta que el enfoque basado en los derechos de propiedad,
está muy relacionado con el de costos de
transacción antes discutido, ya que estos derechos son
importantes, porque a través de su influencia, en la
determinación del uso de los activos se afecta el poder de
negociación para decidir sobre la división de los
excedentes que pueda arrojar una relación comercial y
así, los incentivos de los diversos participantes a
invertir en ciertos activos. Por lo tanto, la contribución
principal de este enfoque, es que se establece
explícitamente la importancia de los derechos de propiedad
sobre los activos. Sin embargo esta la teoría no describe
en forma exhaustiva la existencia y límites de firmas de
mayor tamaño, ya que ella solo visualiza una
situación de autarquía, en la cual todas las partes
con interés en
una transacción se reúnen para negociar las
ganancias de tal transacción una vez que se han celebrado
los contratos. En esta situación, el único tema
relevante es quién tiene el derecho sobre cada activo y,
como tal, no existen otras decisiones en el modelo. Como
está concebida, la teoría de la firma basada en los
derechos de propiedad no analiza la jerarquía ni la
delegación de tareas dentro de una firma ni tampoco su
estructura
organizacional, temas que intentan abordar los enfoques
basados en los costos de coordinación y diseño
de incentivos que se discuten a continuación.
Enfoques basados en costos de
coordinación
Bajo este enfoque se agrupan diversas teorías que
se basan, fundamentalmente, en el análisis de los costos
de coordinar las distintas actividades dentro de una misma
organización, y de coordinar los objetivos de
los diversos participantes en el proceso de toma de
decisiones, incluyendo a los dueños del capital. A
continuación se discuten las varias teorías basadas
en los costos de coordinación y su relación con la
contribución central de Coase (1937).
- Enfoque basado en diseño de tareas y sistemas de
incentivos
Aunque la teoría basada en los derechos de
propiedad provee una clara explicación de los costos y
beneficios de la integración, esta teoría parece
explicar mejor la existencia y límites de las firmas, cuya
propiedad y administración recaen en la misma persona, y,
consecuentemente, explica menos acerca de la existencia y
límites de grandes empresas, donde
la propiedad y la administración están
frecuentemente separadas. Holmstrom (1999) responde a esta
inquietud argumentando que son las firmas las que poseen los
activos, porque ellas modifican los incentivos que existen
respecto del caso en que la propiedad de los activos esté
en manos de las personas. Así, las firmas existen, porque
pueden balancear mejor los incentivos, por ejemplo, de los
trabajadores y administradores, e implementar mejores sistemas de
trabajo y remuneraciones,
lo que es especialmente importante en labores o procesos que
requieran la realización de tareas múltiples y
complejas. Hart y Holmstrom (2002), por su parte, realizan
modificaciones a la teoría de los derechos de propiedad de
manera que pueda ser aplicada a un mayor conjunto de temas
organizacionales. Ellos asumen que una firma está
caracterizada por la amplitud de sus actividades y se preguntan
cómo éstas se agrupan. Temas como el diseño
y coordinación de las actividades dentro la firma y las
externalidades entre ellas son claves para determinar la
existencia y límites de la firma. Así, por ejemplo,
las actividades que se realizarán dentro de una firma
dependerán, en parte importante, de qué otras
actividades ésta desarrolle, favoreciéndose la
realización de actividades complementarias, o que aporten
mayores externalidades positivas en relación a las que
desempeña la empresa. De esta manera, estos autores
cambian el foco de atención desde los activos (que son el
centro de la discusión en el enfoque basado en los
derechos de propiedad) hacia las actividades.
Asimismo, las aplicaciones de
Holmstrom[13]también debiesen ayudar en el
análisis de la estructura interna de una empresa y de
la delegación de autoridad
dentro de ella. Holmstrom y Milgrom (1994) argumentan que los
límites de la firma reflejan un trade off en el
cual la propiedad de un activo interactúa con el
diseño del trabajo (job design) y con otras
decisiones organizacionales[14]Si esto es lo que
sucede, los límites de la firma podrían reflejar
factores que no aparecen en Grossman y Hart (1986), tales como
aquellos que afectan la asignación óptima de tareas
entre los individuos. De acuerdo a Holmstrom y Milgrom, la
verdadera ventaja de las firmas sobre el mercado es su habilidad
para balancear los incentivos de los agentes que están
involucrados en múltiples actividades, algunas de ellas
muy complejas, y ello de mejor manera que lo que se podría
lograr utilizando al mercado y la pura propiedad del
activo.
- Enfoque basado en el conocimiento
Desde el área de la administración estratégica
también han surgido cuestionamientos a las teorías
de la firma que se basan solamente en los costos de
transacción y en los derechos de propiedad sobre los
activos. Estos cuestionamientos se basan en que si bien es
cierto, que las empresas para operar eficientemente, necesitan
activos específicos tanto físicos como humanos, la
especificidad de los activos no lleva a incrementar los
límites de la firma por las fallas que se producen al
transar estos activos a través del mercado, sino porque
tener esos activos específicos dentro de la empresa
constituye un stock de capital complementario con el
resto de los factores, aumentando la eficiencia en el desempeño de las actividades de la firma y
las ganancias por coordinarlas internamente (Conner 1991, Kogut y
Zander 1992, Monteverde 1995, Grant 1996 y Moran y Goshal 1996
entre otros). Estos cuestionamientos dieron origen a lo que se ha
denominado la teoría de la firma basada en el conocimiento
de que las inversiones
específicas, particularmente en recursos
humanos, lenguaje
interno y rutinas particulares de la empresa, son una fuente
valiosa de conocimientos y capacidades que justifican su
existencia y determinan sus
límites[15]Así, de acuerdo a esta
línea de pensamiento, la elección de los
límites de la empresa depende, en parte muy importante,
del grado en el cual las nuevas actividades de la firma son
específicas a la base actual de activos de la empresa,
Conner (1991). Las ventajas de eficiencia derivadas de
realizar actividades en la empresa surgen de la presencia de
características específicas, rutinas, lenguajes,
ideas comunes, etc., que tienen por resultado mejorar el
desempeño de estas actividades. A medida que una actividad
se hace más específica a la empresa, ésta
desarrolla una forma propia de comunicarse y comportarse de
acuerdo a un código
organizacional común, que facilita y hace más
eficiente la diseminación del conocimiento Kogut y Zander
(1992) y Monteverde (1995). De esta manera, la teoría
basada en el conocimiento sigue asociando la existencia y
límites de la firma con la especificidad de los activos
necesarios para producir eficientemente; pero, a diferencia de
las teorías de la firma basadas en costos de
transacción (Coase y otros), esta asume que la mayor
especificidad de una actividad implica que aumenta la eficiencia
para que esas actividades se desarrollen internamente.
Así, la extensión de los límites de la
empresa por la especificidad de los activos se basa en la
creación de un valor positivo por el desarrollo interno de
esa actividad.
La teoría de la firma basada en el conocimiento,
enfatiza la existencia de capacidades únicas para la
determinación de las ventajas competitivas de una firma.
Estas capacidades constituyen la base de conocimiento de la
empresa y, como tales, son vistas como paquetes de rutinas de una
naturaleza
tácita que son de propiedad de la firma más que de
los individuos, y son operadas por equipos de personas y
administradores. En esta perspectiva, las firmas son
heterogéneas y las diferencias en eficiencia y su
sustentabilidad provienen, principalmente, de las dificultades de
imitación por parte de otras firmas (Wernerfelt 1984,
Barney 1986). De acuerdo a Penrose (1959), es la heterogeneidad
de los flujos y stocks de conocimientos dentro de las
firmas, no la propiedad de sus recursos físicos, la que le
da a cada empresa su carácter distintivo. Esto es, porque los
recursos físicos pueden normalmente ser adquiridos y
combinados por cualquiera, mientras que los activos relacionados
con el conocimiento, tales como las capacidades únicas y
las rutinas, son difíciles de transferir, vender y
comunicar.
- Enfoque basado en el problema de agencia por la
separación entre la propiedad y el control.
Este enfoque parte de la presunción de la
actuación de los administradores a favor de los
propietarios de la Firma. Ya Bearle y Means (1932) se preguntaban
si los administradores de empresas actuarían en el
interés de sus propietarios, a pesar de la baja
participación que tienen en la propiedad de éstas.
Este cuestionamiento nos muestra la
raíz del problema de firma, que surge de la
separación entre la propiedad y el control de una empresa.
De acuerdo a Bolton y Scharfstein (1998) no es posible responder
completamente la pregunta de por qué existen las firmas,
sin reconocer que los administradores no son los dueños de
las firmas, sino que son sólo sus agentes o
representantes[16]Por lo mismo, junto con
preguntarnos el porqué de la existencia de las firmas,
debemos preguntarnos por los tipos de problemas de agencia que
pudiesen ocurrir cuando los administradores toman sus decisiones
sobre el uso de los activos sin ser sus dueños, y los
efectos de estos problemas sobre las decisiones de inversión y compensación de las
empresas. De acuerdo a lo anterior, un aspecto central en el
análisis de la teoría de la firma es el de definir
el objetivo de
ésta. No se puede realizar un análisis de las
motivaciones para la existencia de firmas y de su ámbito
de acción
sin considerar los posibles problemas de agencia que surgen de la
separación entre su propiedad y su administración,
o entre miembros de un equipo de trabajo y los administradores.
Este problema ya había sido analizado por Adam Smith,
quien en su libro "The
Wealth of Nations", decía acerca de las empresas con
propiedad dispersa: "No se puede esperar que los directores de
tales empresas, que son los administradores del dinero de otros y
no del propio, tengan el mismo cuidado y ganas de vigilar
vigorosamente los recursos de la empresa que si estos recursos
fueran de ellos[17]A partir de esta
afirmación, ha surgido una importante literatura sobre los
diversos problemas de agencia que pueden surgir en una
empresa.
Una relación de agencia se define como un
contrato (que puede ser implícito) bajo el cual una o
más personas, el principal- contrata a otra –el
agente, para que desarrolle cierta actividad en su
representación que involucre la delegación de
alguna autoridad en la toma de decisiones por el agente. Si tanto
el agente como el principal son maximizadores de utilidad, existen
razones para pensar que el agente no siempre hará lo que
sea mejor para la utilidad del principal. Un ejemplo tradicional
de un eventual problema de agencia es el que se da entre los
administradores de las empresas y sus accionistas, donde los
primeros no siempre actúan teniendo como objetivo
maximizar la riqueza de los accionistas, sino que pueden buscar
otros objetivos, como los de administrar una
compañía de mayor tamaño o tener un mejor
mobiliario en sus oficinas. En este esquema, el principal puede
ayudar a alinear el comportamiento del agente con sus objetivos a
través del monitoreo de éste y del establecimiento
de incentivos que lleven a alinear los objetivos de ambos. Sin
embargo, en este caso el principal va a tener que incurrir en
costos para el monitoreo de la firma y de crear, pagar y cumplir
los contratos que entreguen una estructura de incentivos que,
efectivamente, tienda a alinear los incentivos del principal con
los del agente. El agente, por otra parte, podría destinar
recursos a garantizarle al principal que no tomara acciones que
lo perjudiquen. Sin embargo, incluso si el principal y el agente
hacen esfuerzos (generalmente contractuales, como un determinado
mecanismo de compensación) para disminuir los costos de
agencia en su relación, es muy probable que subsista
alguna divergencia entre los intereses de ambos que provoque la
continuidad del problema de agencia. Entre las teorías de
la firma que se basan en el problema de agencia, destaca la de
Alchain and Demsetz (1972), que justifican la existencia de una
firma a base de los conflictos de
interés que surgen entre los miembros del equipo que se
requiere para la producción de un bien o servicio,
cuando no hay información perfecta acerca del
comportamiento de cada uno de los miembros de ese equipo. La
inexistencia de información completa provoca que cada
miembro del equipo tenga incentivos a disminuir su esfuerzo
respecto al que estaría dispuesto a entregar si pudiese
ser vigilado en forma perfecta. Se provoca un conflicto
entre los objetivos individuales y grupales, que se exacerba a
medida que mayor es el grado de imperfección en la
información acerca del desempeño de cada miembro
del grupo.
Asimismo, el problema de la menor producción causado por
este conflicto de intereses es más importante a medida que
las actividades entre los miembros del equipo sean más
complementarias.
Tabla 1. Resumen de Principales
Teorías de la Firma y su relación con el trabajo de
Coase.
En las líneas que siguen, tomadas de un trabajo
desarrollado por Ignacio Perrontini[18]se
enseña un modelo que demuestra que los microfundamentos de
información asimétrica conducen a la economía de mercado a un resultado
macroeconómico socialmente ineficiente, mediante la
realización de una suerte de Ley de Gresham
inducida por el fenómeno de selección
adversa [Akerlof, 1970]. La ley de Gresham fue desarrollada por
Sir Thomas Gresham, fundador de la real Bolsa de Comercio de
Londres en el siglo XVI, pero solo fue hasta finales del siglo
XIX cuando este principio empezó a conocerse como Ley de
Gresham. Es un principio según el cual el dinero malo
desplaza al dinero bueno y lo saca del mercado. Dicho en otras
palabras cuando una unidad monetaria depreciada esta en
circulación simultáneamente con otras monedas cuyo
valor nos e ha depreciado en relación a un metal precioso,
las monedas depreciadas y menos valiosas serán las que
circulen, la buena se ahorra y a largo plazo, desaparece de las
transacciones. Gresham se dio cuenta de que la gente
prefería pagar con la moneda mas débil del momento
y quedarse con la mas fuerte para dedicarla al ahorro, y se
exportaban o se fundían ya que estas tenían un
mayor valor como divisas o
lingotes. Sobre esta base teórica, Akerlof
determinó el efecto de desplazamiento (crowding
out) en el marco de una economía con
información asimétrica[19]en este
caso los agentes con más información (prestatarios,
vendedores en mercados de
segunda mano) desplazan a los menos informados del mercado, y, en
consecuencia, el producto malo" desplaza al producto "bueno".
Akerlof extendió la famosa Ley de Gresham al caso
en que los agentes no puedan distinguir entre un bien de alta
calidad y un
bien de baja calidad, debido a la presencia de información
asimétrica; los supuestos de su modelo son:
(i) oferta de una
mercancía indivisible que se presenta en dos calidades, el
bien de baja calidad (L) y el de alta calidad (H);
(ii) la oferta se realiza en proporciones fijas, ? y
1-??respectivamente;
(iii) los consumidores no pueden reconocer a
priori las diferencias cualitativas del producto debido a
"información privada" u "oculta" en poder del
vendedor;
(iv) en razón de la presencia de
información asimétrica, para los consumidores el
valor del bien de baja calidad en unidades monetarias es igual a
(L y el del bien de alta calidad es (H > (L, mientras que para
el oferente los valores
respectivos son: vL<(H y vH <(L;
(v) en ausencia de regulación de los mercados, el
mismo bien de calidad dual (alta y baja) se comerciará en
un solo mercado y los consumidores no podrán identificar
esta dualidad cualitativa, lo que dará lugar al
fenómeno de selección adversa.
En estas circunstancias, el intercambio
realizaría un resultado "socialmente eficiente" si y
sólo si existieran mercados diferenciados para cada
calidad del mismo bien. Sin embargo, en competencia
perfecta y con mercados desregulados o liberalizados, en
lugar de un resultado eficiente, el fenómeno de
información asimétrica induciría un efecto
del tipo ley de Gresham al que la teoría económica
de los mercados con información asimétrica denomina
selección adversa. El proceso es el siguiente: el
precio
promedio fijado por los consumidores es:
( = ?(L + (1 – ?) (H
A causa de la segmentación informativa, el precio de la
mercancía H fijado por el oferente es:
PH > (
( , establece el límite máximo alcanzable
para el precio del bien comerciable y en consecuencia, el
consumidor
racional sólo estará dispuesto a pagar un precio P
= ( y éste será el precio de equilibrio en
el mercado. De este modo, el productor de H experimentará
una pérdida de ingreso inducida por el diferencial de
precios proporcional a:
????(H?= PH – ?(L ??+
(1 – ?) (H
en consecuencia, sería desplazado del mercado por
la competencia,
porque el resultado del mecanismo de precios en estas
circunstancias es un proceso de selección adversa (del
bien L en contra del bien H). En suma, la "mano invisible"
conduce a la economía a la ley de Gresham a través
del principio de información asimétrica en los
mercados. El fenómeno de selección adversa,
ilustrado por Akerlof [1970] con el caso de una mercancía
de calidad dual, no se restringe a un número limitado de
productos y se puede observar continuamente en los mercados de
trabajo, de bienes y
financieros y en la paradoja desarrollo-subdesarrollo
del capitalismo
moderno; explica, asimismo, la conducta de los
agentes y aún de las instituciones
de regulación económica y social. Es interesante
enfatizar que el modelo de información asimétrica
invierte el orden de causalidad entre competencia imperfecta e
instituciones establecido por el monetarismo y
la nueva macroeconomía clásica: las
instituciones no causan las asimetrías en los mercados,
sino que éstas explican la necesidad y la existencia de
aquellas[20]
En las organizaciones actuales los individuos establecen
diversas relaciones contractuales con el fin de cooperar y
satisfacer sus respectivas funciones de
utilidad, las cuales se diferencian dependiendo de las funciones
que debe desempeñar cada empleado. La Teoría de
Agencia toma como base los modelos del comportamiento humano
empresarial, expuestos por los autores Jensen y Meckling (1976)
en su trabajo "Theory of the Firm: Managerial Behavior, Agency
Costs, and Ownership Structure", en la cual se plantean los
acuerdos contractuales de un "empleado genérico" (agente)
y un "empleado directivo" (principal), diferenciándose los
papeles que cada uno desempeña en la empresa y que obliga
a los empleadores a diseñar contratos adecuados para
conseguir incentivos a los diversos empleados hacia el logros de
los objetivos de interés
general[21]
La Teoría de Agencia la podemos definir como el
análisis de las relaciones principal-agente,
según la cual una persona: el agente (Gerente de Empresa)
actúa en nombre de otra persona: el principal
(Accionistas). El objetivo de está teoría es
mostrar como las empresas se comportan para maximizar su valor,
que es también la suposición básica de los
modelos de análisis económicos
financieros.
El enfoque de agencia aplicado al comportamiento de las
organizaciones empresariales, surge como consecuencia de la
necesidad de dar respuesta a un conjunto de interrogantes
tratadas inadecuadamente, tanto por la Teoría
Neoclásica que no podía explicar en términos
satisfactorios la conducta de la empresa en los mercados; como
por la Teoría de la Organización la cual
ofrecía una modernización imprecisa de relaciones
organizativas caracterizadas por la separación de la
propiedad y el control. Por lo tanto la Teoría de las
relaciones de Agencia surge con una doble necesidad de orden
externo e interno, respectivamente.
La propuesta principal de la Teoría de Agencia
radica en que las personas racionales tienen incentivos para
reducir o controlar los conflictos de intereses y minimizar las
pérdidas que dichos conflictos puedan generar.
En toda relación de agencia se generan costos,
siempre y cuando se verifiquen los siguientes
requisitos:
La presencia de conflictos de interés entre
el principal y el agente.Que exista asimetría informativa combinada
con oportunismo.
Los costos de agencia, según Jensen y Meckling,
lo podemos definir como el consumo de
recursos aplicados a reducir estos dos elementos, más los
costos asociados al fracaso de esta reducción, es decir,
es el costo incremental, por encima del costo en que se hubiese
incurrido en un mercado financiero laboral perfecto,
el cual al agente se le pagaría exactamente la cantidad
justa sin ningún desperdicio. En nuestro mundo imperfecto,
los costos de agencia son un desperdicio que se pierde en el
sistema.
Los costos de agencia en la relación
principal-agente se pueden clasificar en tres tipos:
1. Costos Directos de Contratación o
Costos de los Contratos Financieros: Estos costos incluyen:
Los costos de transacción por el establecimiento del
contrato (Comisiones por venta y honorarios legales por la
emisión de obligaciones). Los costos de oportunidad
impuestos por las restricciones que incluyen decisiones que
de otro modo serían óptimas (la imposibilidad
de realizar proyectos de inversión con un VAN positivo
debido a un convenio restrictivo de obligaciones). Los
honorarios por incentivos pagados al agente para animarles a
actuar en consonancia con los intereses del principal
(bonificaciones a los empleados para estimular el
comportamiento consistente con los objetivos del
principal).2. Costos de Supervisión o Control: Son
los costos de seguimiento o control del principal en la
vigilancia de las acciones del agente (costos de auditoria).
Con la inclusión en el contrato a través de
incentivos apropiados, restricciones y penalizaciones, el
principal puede animar al agente a actuar según sus
intereses. Sin embargo en muchos casos el principal no puede
observar todo lo que hace el agente y por ello este
último puede actuar en su propio beneficio, a lo que
se denomina riesgo moral. Para cubrirse de este riesgo el
principal pude realizar un seguimiento o control de las
acciones del agente, sin embargo este resulta costoso y a
veces totalmente imposible de llevar a cabo. Por
ejemplo: La venta a comisión en la que el agente
recibe un porcentaje del precio de venta, un seguimiento
parcial o incompleto podría consistir en una
auditoría de los gastos empleados para realizar la
venta, reduciéndole la comisión si aquellos
superan un cierto nivel.3. Costos Residuales: Estos costos están
representados por la pérdida de la riqueza que sufre
el principal debido a que el agente persigue objetivos
distintos, a pesar del seguimiento o monitoreo al que se le
somete (excesivas cuentas de gastos de los
empleados).
Una meta importante es encontrar una forma de contrato
que logre minimizar el costo total de agencia en tal
relación, y será aquel que represente el menor
desperdicio. Por ejemplo en algunos casos, el costo de un mal
comportamiento
organizacional puede resultar menos que el costo de
vigilancia. En la mayoría de los casos la solución
óptima debe prestar atención a cada uno de los tres
componentes de los costos de agencia. Jensen y Meckling opinan
que los conflictos de intereses causan problemas y
pérdidas a las partes implicadas, por lo que ambas
estarán fuertemente motivadas para minimizar los costos de
agencia de tal cooperación. Por ahora pasaremos a definir
una serie de aspectos que influyen con los Costos de Agencia y
que están relacionados con los acuerdos contractuales, la
relación Principal-Agente, los rasgos distintivos del
empleado y el directivo, y del intercambio de derechos de
propiedad en un contexto de agencia.
El término contrato se refiere al acuerdo entre
dos o más personas, establecido legalmente, por el cual se
determinan unos derechos y obligaciones
para las partes. La diversidad de características que
presentan los participantes de la empresa supone la necesidad de
diseñar distintos tipos de contrato según sea la
naturaleza de la función
que el individuo
contratado debe desempeñar en la empresa. En particular,
nos detenemos en la definición y caracterización
del contrato de empleo y
directivo, con el fin de establecer un paralelismo entre
ellos.
Respecto al contrato de
trabajo, señalamos la definición que ofrecen
Kalleberg y Reve (1992) que lo definen como: "…un acuerdo
bilateral entre empleador y empleado que implica expectativas y
comportamientos recíprocos". En él, las partes
buscan satisfacer sus propias necesidades y, para ello, pretenden
intercambiar "algo" de valor para el otro individuo; en concreto, el
empleador intercambia condiciones de trabajo y recompensas –
monetarias y no monetarias – a cambio de
obtener esfuerzo y disponibilidad por parte del empleado.
Así, en un acuerdo contractual se describe cómo son
las relaciones de empleo, incluyendo cómo se organizan,
gobiernan, evalúan y recompensan.
Una vez definido el contrato de empleo, podemos apuntar
el perfil del mismo como un acuerdo fundamentalmente
explícito, incompleto, bilateral, de duración
variable y que puede estar basado tanto en los resultados
obtenidos como en su comportamiento en la tarea
encomendada.
Pasamos a describir un contrato de directivo, que en
términos generales es un contrato que refleja, de forma
más o menos explícita, las condiciones y
obligaciones contractuales de las partes que intervienen –
propietarios y directivos – en un periodo de tiempo
estipulado. En particular, destacamos la definición
ofrecida por Andrés (1995) que considera este acuerdo como
"…la forma típica de reflejar la regla retributiva del
directivo además de expresar las funciones y
responsabilidades del mismo, así como su grado de
autonomía". Según la definición anterior,
este contrato tiene tres elementos fundamentales:
la regla retributiva,
el grado de discreción o autonomía
concedido y,las funciones y responsabilidades asignadas a cada
directivo.
Siguiendo los mismos criterios utilizados para
caracterizar el contrato de empleo, definimos el directivo como
explícito pero que suele incluir compromisos
implícitos en mayor medida que el de empleo bilateral, con
un horizonte temporal normalmente de largo plazo y basado
fundamentalmente todo en los resultados obtenidos con sus
decisiones.
Dadas las características que describen estas
relaciones
laborales, los participantes deberán asumir un papel
activo en la dinámica continúa que supone contar
con contratos que están incompletos, lo que implica la
necesidad de estar abiertos a la renegociación de sus
contenidos y a solucionar conflictos de diversa naturaleza. En
definitiva, para el buen término del acuerdo -de empleo o
directivo- es imprescindible una voluntad de cooperación y
colaboración por ambas partes, en caso contrario, los
objetivos de alguno de ellos se podrían no ver
satisfechos, lo cual les podría incentivar a buscar
algún cambio en lo pactado inicialmente o, incluso, a
romper definitivamente el vínculo contractual
Relación Principal –
Agente
El concepto original
de relación de agencia proporcionado por Jensen y Meckling
(1976) dice: "…contrato por el que una o más
personas…..encomiendan a otra persona la realización de
un servicio en su provecho que implica delegar autoridad al
agente". (p.308). Esta propuesta determina cuáles son los
elementos que participan en la configuración de este
concepto: principal y agente.
El principal estable las metas y da a los agentes un
presupuesto para
el cumplimiento de un conjunto de objetivos. El agente, sin
embargo, tiene el poder del conocimiento, que implica un espacio
de discrecionalidad para escoger cursos de acción y para
tomar decisiones. En tal sentido, Michael Jensen define al agente
perfecto como aquel que toma decisiones sin tener en cuenta sus
propias preferencias, sino sólo las del
principal.
Reflexionando lo señalado en los párrafos
anteriores podemos decir que en cada nivel del organigrama
empresarial al delegar autoridad en la toma de decisiones se
produce una relación principal-agente.
En la empresa pueden intervenir individuos muy diversos
en función del tipo de actividad que se les ha encomendado
desarrollar. En este punto, se destacarán los rasgos
característicos del directivo frente a un empleado medio o
"genérico" de la empresa, ya que sus distintos perfiles
exigirán un diferente trato contractual.
Por un lado, cuando nos referimos al empleado
se busca representar a individuos que trabajan por cuenta ajena,
poco calificados, que desarrollan tareas operativas y con un bajo
nivel de responsabilidad en la empresa. Frente a este tipo
de empleados, se encuentra el alto directivo, el cual
mantiene un vínculo contractual con la empresa peculiar
que acrecienta la complejidad de su estudio pero que, a la vez,
le hace significativo dentro de un contexto de agencia. Algunos
de sus rasgos distintivos son:
1. El Directivo es considerado un Agente
Central respecto al resto de empleados de la empresa, es
decir, es el encargado de coordinar los contratos bilaterales
con los distintos participantes de la misma, por lo tanto se
convierte (el directivo) en el centro del nexo de contratos
dentro de la organización, contando con el poder
suficiente para contratar, revisar y terminar los contratos
con cada uno de los empleados de la empresa de forma
independiente.2. El Directivo será el encargado de
gestionar los factores cooperativos de la empresa, entre
otros, los de naturaleza laboral.3. El Directivo tiene una función de
supervisar las actuaciones de otros empleados. Según
Milgrom, P. y Roberts, J. (1993) esta idea tiene significado
dentro de la teoría de equipos donde se define la
figura del supervisar como "…una forma de
reducir el escaqueo de los miembros del grupo, ya que tiene
capacidad para dilucidar quien está siendo realmente
productivo y recompensarle en función de ello."
Esto implica que puede dar instrucciones, evaluar el
rendimiento, retribuir en función del esfuerzo,
promocionar en función de los resultados, etc…al
personal que está bajo su responsabilidad.4. El Directivo mantiene una relación
contractual con los propietarios de la empresa, a los cuales
ofrece sus conocimientos, habilidades y experiencias a cambio
de una retribución pactada y un grado de
autonomía en la toma de decisiones. De esta forma, es
contratado como agente de estos principales para actuar en su
nombre en una determinada área de
responsabilidad.
La diferencia fundamental entre directivos y empleados,
se debe al tipo de conocimientos que poseen. Alchian y Woodward
(1987) definen la empresa como "…un conjunto de recursos bajo
nexos contractuales…", De esta manera se tienen a los empleados
con recursos o conocimientos genéricos, es decir,
fácilmente sustituibles y transmisibles. Sin embargo, los
directivos poseen unos recursos especializados por los cuales son
contratados por la propiedad. Así, sus conocimientos sobre
una determinada materia les
diferencia de otros individuos, y con el paso del tiempo en la
empresa pueden convertirse en específicos, hasta el punto
de hacerse difícilmente sustituibles y transmisibles a
otros. La posesión de este tipo de conocimientos tan
valiosos para la empresa les otorga una posición ventajosa
frente a otro tipo de empleados.
Intercambio de Derechos de Propiedad en un
Contexto de Agencia
La esencia de los contratos de empleo y directivos
definidos anteriormente son los intercambios de derechos que se
van a producir una vez firmados. Es decir, las partes
voluntariamente deciden establecer una relación de
cooperación a través de un contrato en el cual se
acuerda cómo se debe producir la transacción de
recursos; los individuos realizan intercambios voluntarios para
alinear sus respectivos derechos de propiedad. Tanto en las
relaciones de empleo como en las directivas se intercambian
derechos de propiedad, pero éstos son distintos en cada
caso. En la primera, el trabajador ofrece al empleador su
disponibilidad, su esfuerzo y su productividad a
cambio de una retribución y unas condiciones de empleo,
mientras que en la segunda, el directivo ofrece a los
propietarios sus habilidades, sus conocimientos, sus
experiencias, su capacidad de decisión y su tiempo
disponible a cambio de una retribución y un grado de
autonomía en su trabajo. Justamente, trabajadores y
directivos son contratados por esos recursos que poseen y sin los
cuales las empresas no podrían funcionar, ya sea a nivel
operativo o a nivel directivo. Los contratos deberán
definirse de forma que se incentive a los individuos que
intervienen a ofrecer los derechos que poseen en los
términos acordados, en caso contrario, alguno de ellos
podría aprovecharse de la otra parte desviándose de
sus obligaciones contractuales, o lo que es lo mismo, incurriendo
en conductas de naturaleza oportunista.
A continuación, representamos gráficamente
los principales elementos de esos intercambios transaccionales:
La
ilustración número 1 representa el intercambio
transaccional entre el trabajador y el empleador; la ilustración número 2, representa el
intercambio transaccional entre el directivo y los propietarios
de la firma y la ilustración número 3, representa
las relaciones implícitas entre el principal y el agente
en conexión con una firma.
Ilustración 1. Intercambio
transaccional trabajador-empleador
Ilustración 2. Intercambio
transaccional directivo-propietarios
Ilustración 3. Relaciones
implícitas entre principal y agente en conexión con
la Firma
En realidad, cualquier acuerdo entre agentes
individuales de intercambiar sus derechos respectivos puede
interpretarse como una relación de agencia. El empleador
-principal- delega el desarrollo de ciertas tareas en el empleado
–agente-, para que las desarrolle en un periodo de tiempo
establecido y, a cambio, el agente espera una retribución
y unas condiciones de trabajo. Por otro lado, el propietario
delega en el directivo la toma de decisiones en un área de
responsabilidad determinada para que éste actúe en
pro de los objetivos de la empresa – en términos de
incremento de valor de la empresa en el mercado y, a cambio, el
agente espera ser recompensado por ello.
La divergencia entre los diferentes intereses de los
agentes y de los principales da lugar a los denominados problemas
de agencia.
Por ejemplo:
1. En el caso de las empresas, los directivos
pueden estar tentados a actuar en su propio interés en
lugar de hacerlo en el de los accionistas. Esto implica la
necesidad de diseñar un sistema adecuado de
incentivos, restricciones y penalizaciones con el objeto de
asegurar que los directivos (agentes) actúen en
sintonía con los intereses de lo accionistas
(principales), incluidos los costos de agencia explicados
anteriormente.2. En las relaciones contractuales los
prestamistas invierten su dinero en la empresa a cambio de la
promesa de recibir periódicamente unos intereses y la
devolución de su dinero al final del período
pactado, sin embargo estos recursos son invertidos en activos
que son elegidos por los directivos de la
compañía, y no por los propios prestamistas,
por esto si ellos creyesen que su dinero va a correr
más riesgo que el deseado forzaran a la empresa a no
arriesgarse más allá de un límite
determinado, lo que representa un costo de
agencia.
Todas estas relaciones de agencia se caracterizan por
desarrollarse en un contexto muy particular:
1. Por un lado está la separación
de funciones que ya planteamos con anterioridad y que se
diferencian por las distintas funciones de utilidad que
persigue cada uno, existiendo un conflicto de intereses entre
empleador-empleado y propietarios. Si los primeros tuviesen
un conocimiento exacto de las acciones de los segundos, o el
contrato que les liga fuese tan perfecto que los intereses de
ambas partes resultaran coincidentes, no existirían
problemas de agencia.2. Por otro lado, la relación
está envuelta en un ambiente de incertidumbre
provocado por el acceso asimétrico de la
información de empleador y empleado en cada
momento y como nuestro mundo no es perfecto debemos buscar
aquellos contratos financieros que minimicen los problemas de
agencia.
Este desigual reparto de la información puede
provocar conductas oportunistas de la parte mejor informada,
incrementándose la complejidad de actuación del
trabajador o el directivo en la medida que crece la "brecha
informativa" que les separa. Bajo estas condiciones de conflicto
e incertidumbre, no es difícil admitir la aparición
de los denominados problemas de agencia que, en realidad, son
obstáculos al buen término del acuerdo contractual.
Los comportamientos oportunistas o aprovechadores de los
individuos pueden producirse tanto antes como después de
la firma del contrato, desembocando en varios tipos de problemas
que consideraremos a continuación:
La selección adversa en el caso del
señalamiento[22]
En los modelos de selección adversa, un grupo A
no posee información sobre las características del
grupo B, mientras que el grupo B esta informado sobre sus propias
características. En este caso se asume que el grupo
desinformado A, será el que hará el primer movimiento
para obtener información en poder del grupo B, para luego
dar a conocer su propia información.
Alternativamente, el equilibrio en este tipo de
señalamiento presupone que el grupo informado B se
moverá primero y enviara una señal al grupo
desinformado A revelando una parte de su información.
Entonces el grupo A procederá a revelar parte de la
información que mantiene en privado. Este tipo problema de
señalamiento corresponde a los incluidos en los problemas
de la agencia de selección adversa. El problema
clásico de señalamiento con selección
adversa es el del mercado de vehículos usados, conocido en
los Estados Unidos
como el del problema de los "limones". La lección en este
caso es que la falta de conocimiento sobre la calidad de un bien
puede impedir el funcionamiento de un mercado.
El problema de los "limones" es el
siguiente: Supongamos que existen dos tipos de vehículos
usados en el mercado:
(i) Vehículos buenos
("melocotones")(ii) Vehículos malos
("limones")
Supongamos ahora que existe un vendedor con riesgo neutral
con un mercado finito de vehículos que esta mejor
informado sobre la calidad de sus vehículos disponibles
para la venta, pero que
esta información es privada para el vendedor. En este
mercado también existirán un número infinito
de potenciales compradores con riesgos neutral que de seguro no
están en capacidad de observar la calidad de los
vehículos, denotado con la expresión: q ? 0. Los
valores de los
potenciales compradores y de los vendedores estarán
representados de la manera siguiente:
(i) Un vehículos bueno
("melocotón") tiene un valor $g para el vendedor y un
valor $G para el comprador, donde G ? g, por lo tanto G
– g será el beneficio por la venta del
vehículo bueno para el vendedor.(ii) Un vehículos malo ("limón")
tiene un valor $l para el vendedor y $L para el comprador,
donde L ?l, y L – l es la ganancia del vendedor del
vehículo malo.
Dado que (i) – (ii) y la cantidad infinita de
compradores potenciales, y que ambos tipo de vehículos
deben ser negociados, no existiendo información privada,
los vehículos buenos se venderán por G y los
vehículos malos se venderán por L, representando un
mercado simple en equilibrio. Otra posibilidad podría ser
que ambos grupos estuvieses
desinformados, entonces el valor de equilibrio de cualquier
vehículo seria el valor promedio:
q G + (1 – q) L;
dado la neutralidad de los riesgos y un número
infinito de compradores potenciales.
En este problema el caso interesante es el caso de la
asimetría de la información. Supongamos que el
vendedor conoce la calidad de los vehículos que
están a la venta y que esta información es privada.
El comprador solo evalúa la proporción de
vehículos buenos en el mercado q ? 0, pero no puede
diferenciar un vehículo bueno ("melocotón") de un
vehículo malo ("limón").
En esta caso ¿Cuál será el valor de
mercado de equilibrio que cumple con q ? 0? En primer lugar el
vendedor informado solo ofrecerá vehículos buenos
si el valor de mercado es P? g, de otra manera el perderá
dinero en la venta de los vehículos buenos. En segundo
lugar los compradores en similares condiciones, con conocimiento
de la proporción de vehículos buenos q ? 0
inferirán que si el valor de un carro usado es muy bajo, p
? g, por lo tanto todos los vehículos en el mercado
serán "limones", por ejemplo ¿Por qué una
persona estará vendiendo un vehículo tan bueno por
un precio tan bajo? En este caso los compradores solo compraran
si el valor del vehículo es p = L, donde L es el valor que
el Agente le asigna al un vehículo malo. Por lo tanto
existirán tres posibles puntos de equilibrio tal y como se
ilustra en la figura a continuación:
(a) Si el valor del mercado es:
L ? p ? g,
No se venderán vehículos y el mercado
estará bloqueado, la información privada impide que
el mercado funcione ya que los compradores solo compraran si p =
L, p.e. el valor es muy bajo para los "melocotones" y muy alto
para los "limones".
(b) Si el valor de mercado es:
p = L,
entonces el vendedor solo venderá
vehículos usados malos ("limones"), y no se
venderán vehículos buenos y el precio de equilibrio
del mercado será:
p = L? g,
p.e. caso de la selección adversa;
(c) Si el valor del mercado es:
p ? g,
entonces el precio es elevado y ambos vehículos
serán puestos a la venta; el valor de mercado (riesgos
neutrales) será:
p = q G + (1 – q) L = g
y ambos vehículos serán vendidos como si
el Agente y el Principal estuvieran desinformados, p.e. no hay
mecanismo de revelación en uso.
La disfuncionalidad del mercado proviene de la
inhabilidad del vendedor para señalar la calidad de los
vehículos buenos que están a la venta a los
compradores. Una posible oferta de contrato para reducir este
problema será que el vendedor señale la calidad de
los vehículos usados ofreciendo una garantía, pero
este tipo de señales
mensajes tienen un costo. El contrato óptimo será,
en este caso, entonces el que permita balancear los costos y los
beneficios.
La ilustración 4 a continuación contiene
un esquema de los tres posibles puntos de equilibrio en el
mercado de vehículos usados o "limones".
Ilustración 4.
Señalización: El problema de los
"limones"[23].
La selección adversa o
información oculta o conducta oportunista:
Es una situación representativa de
asimetría informativa que se produce entre el empleador y
un empleado potencial cuando este último es candidato a
ocupar algún puesto de trabajo vacante en la empresa.
Salas (1987) destaca como el empleador tiene serias dificultades
para conocer la valía profesional de ese candidato para el
puesto concreto y, por tanto, será difícil prever
si realmente será una inversión valiosa para la
empresa. Si el tiempo demuestra que la elección no ha sido
la correcta porque no desarrolla adecuadamente la tarea
encomendada, estamos ante un problema denominado selección
adversa o anti-selección. En él, una parte del
contrato tiene información privada sobre ciertos aspectos
relevantes para la relación laboral pero no la revela en
la firma del acuerdo- oportunismo. Pre-contractual (Milgrom y
Roberts. 1993) y con ello, los posibles conflictos entre ellos
quedan "camuflageados" por un pacto de empleo aparentemente
bueno.
Este problema se acrecienta cuando nos detenemos en el
caso directivo. La trayectoria directiva es difícil de
seguir por la empresa, excepto cuando se cuenta con mercados de
trabajo muy eficientes, lo que incrementa la carencia informativa
sobre la verdadera capacidad profesional. En muchas ocasiones,
los propietarios no descubren que la gestión
del directivo es negativa hasta después de transcurrido un
período largo en la organización, lo cual puede
suponer unos daños irreparables para los resultados
generales. Con ello, la falta de información suficiente
sobre la verdadera capacidad del agente contratado puede llevar a
redactar contratos no eficientes para los objetivos de los
propietarios, resumiendo sus respectivas funciones de
utilidad.
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