- Brucelosis caprina en el
Perú - Etiología
- Epidemiología
- Patogenia
- Signos
clínicos - Lesiones
- Diagnóstico
- Diagnóstico
diferencial - Zoonosis
- Tratamiento
- Prevención y
control - Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
La brucelosis es una enfermedad antropozoonótica
de distribución mundial, conocida desde hace
muchos años que, sin embargo, continúa siendo un
problema sanitario y económico que no se ha podido
erradicar.
En el Perú la crianza caprina es todavía
considerada como una actividad ganadera secundaria pero que tiene
una gran repercusión económica y social en la
población rural que es sustentada por esta
explotación y que se ha calculado en alrededor de 200,000
familias.
Si bien se cuenta con muchos métodos de
diagnostico y vacunas para
la prevención y control es el
tipo de explotación y la diversidad de hospedadores lo que
hace que sea una de las principales zoonosis en el
Perú ya que como se sabe es la escasez de pastos
lo que obliga a los ganaderos recurrir en la trashumancia
haciendo difícil el monitoreo y vigilancia de los caprinos
a la vez que es una gran manera de difusión de la
enfermedad.
Por otra parte, la brucelosis al no presentar un cuadro
clínico característico que permita una
detección precoz del infectado permite la infección
se vuelva crónica, complicando las alternativas
terapéuticas y la curación definitiva.
En el presente trabajo se da
a conocer los principales aspectos de la infección con el
género
Brucella, específicamente la que tiene por
hospedero al ganado caprino, así como las implicancias en
la salud
pública para nuestro mayor conocimiento.
Brucelosis
caprina en el Perú
1) ANTECEDENTES
La Brucelosis es una zoonosis producida por una bacteria
gram negativa, intracelular facultativa que presenta una elevada
tendencia a producir infecciones crónicas tanto en
el hombre como
en los animales.
Actualmente, está considerada por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) como la
principal zoonosis a nivel mundial presentando alrededor de medio
millón de casos de brucelosis humana en el mundo siendo
una de las primeras causas de enfermedad en el hombre y en
los animales domésticos.
Está producida por una bacteria del género
Brucella, así denominada en honor de su
descubridor David Bruce. Éste descubrió el
origen bacteriano de la fiebre de Malta
(posteriormente denominada fiebre Mediterránea o fiebre
ondulante) en 1887 al estudiar el bazo de soldados
británicos muertos como consecuencia de la enfermedad
adquirida durante su estancia en la Isla de Malta. Los estudios
microscópicos de los cortes de bazo de estos pacientes
mostraron unas bacterias de
pequeño tamaño que se teñían con azul
de metileno y con el método de
coloración de Gram aparecían como Gram-negativas.
Además, consiguió su aislamiento después de
inocular muestras de bazo procedente de estos pacientes en un
agar enriquecido. Al cabo de 68 horas de incubación a
37º C aparecieron unas colonias pequeñas y
redondeadas formadas por bacterias que morfológicas y
tintorialmente eran idénticas a las observadas previamente
en los cortes de bazo de los pacientes fallecidos por fiebre de
Malta. La inoculación de las bacterias a un mono le
produjo la muerte,
aislándose la misma bacteria en el hígado y en el
bazo del animal. Esta bacteria fue inicialmente denominada
Micrococcus melitensis.
Por otra parte, aunque el aborto
epidémico del ganado vacuno era conocido con anterioridad
en el estado de
Louisiana en Estados Unidos,
la bacteria causante, Brucella abortus, no fue aislada
hasta 1895 cuando el veterinario Bernhard Bang en Copenhague la
obtuvo a partir de productos de
abortos de ganado vacuno.
Fue Alice Evans en 1918 quien estableció la
relación de Brucella abortus con Brucella
melitensis, y en 1920 Karl F. Meyer sugirió incluir a
estas bacterias dentro del nombre genérico de
Brucella. Más confusa fue la
identificación de Brucella suis, causante del
aborto
enzoótico en el ganado porcino, ya que inicialmente su
descubridor Jacob Traum la identificó en 1914 como
Brucella abortus.
El diagnóstico serológico de la
brucelosis comenzó en 1897 cuando Almroth Wright y
colaboradores describieron una técnica de
seroaglutinación en tubos capilares útil para el
diagnóstico. Esta técnica constituye el antecedente
del método actual de seroaglutinación en tubo
denominado seroaglutinación de Wright en honor de su
descubridor.
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