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Al encuentro del alma (página 2)



Partes: 1, 2

Los fines de semana, con mis amigos  de barrio nos
íbamos a la quebrada que cruza la ciudad a darnos un
baño, en Jaén el calor es
intenso por lo que este resultaba muy refrescante. Al llegar las
vacaciones, con mi familia
entera  nos íbamos a la finca de mi padre llamada "la
Cidra", junto a la choza, pasa el río chunchuca. Con mis
primos, hermanos y amigos, nos íbamos al río a
pescar y como siempre a darnos un chapuzón. A veces,
clandestinamente nos subíamos a los caballos, mis
tíos no querían que lo hiciéramos, porque
decían que los cansábamos.

Conforme crecía, mi apego al río era grande,
muchas veces junto a mi padre otras veces con mis tíos y
primos, desde el viejo puente blanco ubicado en la antigua
carretera de penetración olmos corral quemado, nos
internábamos rumbo a Juan Díaz, un caserío
muy acogedor. Cuando la carretera lo permitía nos
íbamos en camioneta o sino simplemente caminábamos,
la caminata duraba aproximadamente 4 horas, y lo hacíamos
bajo el intenso sol, a veces llovía por lo que
buscábamos protegernos bajo las copas de los árboles. Al lado del camino
discurría el río chunchuca, hermoso, limpio y
emitiendo un sonido, que para
mi era musical. Es el canto del río, a mi mismo me
decía, esta alegre da vida a las tierras, al hombre y en
sus propias entrañas.

He tenido la oportunidad de ir rio arriba muy cerca al
corcovado ubicado en el distrito de Chontalí, en el
corcovado, la gran montaña nace el rio con inocencia,
límpida y pequeña para luego ir creciendo por los
afluentes que a el llegan. Diversos riachuelos la van alimentando
hasta convertirlo en  hermoso y  apacible en verano,
pero torrentoso y bullero en invierno.

En mi infancia no
conocí el televisor, es que en Jaén no había
ningún canal de televisión, el fluido eléctrico no
era constante, este durante el día no había y a
veces por la noche se iluminaba las calles, era normal estudiar
con velas. En aquella época la lámpara Petromax
sobresalía sobre los mecheros, candiles y velas.  Mi
diversión así como  la de mis amigos, era
armar nuestros propios coches con viejos rodajes, era construir
nuestras cometas, confieso  que era mágico verlos por
los aires volar. Con dedicación se le quitaba la punta del
clavo del trompo y lo pintábamos con colores vivaces.
Cuanta emoción derrochábamos en los partidos de
futbol, los
cuales eran  jugados con garra y tesón. Las vistosas
canicas de cristal muchas veces eran reemplazadas por los
choloques.

Es hermoso estar en contacto con la naturaleza,
sentir la lluvia caer sobre nuestras mejillas. Escuchar los
truenos y ver los relámpagos. Escuchar cantar a las
chicharras al momento del calor infernal. Ver a los sapos en las
ciénagas. Ver en la noche oscura destellar a la majestuosa
luciérnaga. Observar  a las pequeñas
golondrinas volar de forma aleatoria al ras de tierra. Ver
germinar una pequeña semilla. Reconocer los arboles,
diferenciar un naranjo de un limón, un mango de un palto,
un cirhuelo de un café.
Ver al pájaro carpintero cual hábil arquitecto
construir su nido. Ver el aleteo, impresionantemente veloz del
pequeño colibrí. Todo esto,  es la
expresión de vida que nos da  nuestra madre
tierra.

 El rio chunchuca sigue cantando, aunque en ella
ahora  hay cierto lamento, los pequeños
caseríos han crecido, muchos ahora tienen agua potable y
 desague, como ocurre en  otras partes los desperdicios
son arrojados al rio. Con pesar vemos que no existe la voluntad
de protegerlo o disminuyendo su acción
utilizando las lagunas de oxidación.

Mas aún, hoy vemos que el hombre se
ha empeñado en dinamizar la economía, sin importarle las consecuencias
que ellas acarrean, para ello se apoya en la avaricia, la codicia
y la injusticia. Sin importarle que se rompa el equilibrio
entre el desarrollo y
la naturaleza.  Sin importarle que la tierra este
sufriendo. La tierra esta sufriendo por las grandes laceraciones
que les está haciendo la actividad minera  formal e
 informal. Sus ríos están siendo asesinados,
en sus aguas muchas veces ya no hay vida. Materiales
como los plásticos
y residuos nucleares pasaran años para que puedan ser
degradados. Las ciudades están llenas de polución y
del mundanal ruido, que
elevan el nivel de estrés de
los citadinos. La palabra calentamiento global se  ha
convertido en un modismo.   

Con tristeza vemos que el hombre se ha convertido en el peor
depredador, actúa olvidándose que es parte de la
naturaleza. Ha olvidado que nuestros bosques, que nuestra
biodiversidad,
que nuestros recursos minerales
constituyen nuestro capital y sin
embargo lo ven como renta.

Nuestra madre tierra ya no es joven, ya es cuarentona, la
resaca ya no lo soporta como en su época juvenil, ahora
esta mas sosegada, esta calmada, esperando que sus hijos la
respeten y la cuiden. Es que estamos entrando en la recta final,
pronto empezaran los achaques, después simplemente
vendrá la muerte, con
grandes inundaciones, con sequias, plagas y pandemias.

El hombre en su carrera y lucha irracional,  ha olvidado
que tiene tres vínculos que respetar, el vinculo entre su
yo exterior con  su yo interior, su vinculo con la tierra y
su vinculo con el cosmos. Estos vínculos lastimosamente
los ha roto, los ha perdido, los ha cortado. 

Los antiguos peruanos en su cosmovisión tenían
como parte de su vida el respeto a la
naturaleza, el respeto a la madre tierra, le rendían
culto, le hablaban, le cantaban, le agradecían. El peruano
de hoy con su indiferencia simplemente lo ignora, no lo valora,
esta mas preocupado por su competitividad, por su progreso, por su riqueza y
muchas veces solo en sobrevivir.

Lo que hoy esta sucediendo es mas que preocupante, la tierra
esta envejeciendo, los ríos  están muriendo,
los bosques desapareciendo, diversas especies de la fauna se
están extinguiendo y con las hermosas flores esta
sucediendo lo mismo. Si a esto le llamamos progreso, no concuerdo
con ello, porque lo que esta ocurriendo  es un crimen, con
alevosía  estamos asesinando a nuestra madre
tierra.

En estas líneas evoco  mi infancia porque me
recuerda que debo defender y cuidar el aire, el agua y la
tierra, fuente de vida y que constituye la gran herencia que
debemos dejar a nuestros hijos y a las generaciones venideras. En
estos momentos, cierro los ojos y escucho el canto del
río, luego suspiro y suplico: Perdonamos madre tierra
porque si sabemos lo que hacemos.   

Un corazón
humilde

Dios, en su infinita y divina inteligencia
concibió y creó al mundo, le puso diversas
criaturas vivientes, que se manifiestan de maneras mil. Unas
tienen movimiento,
otras están estáticas pero brindan sus frutos con
generosidad; hay sales y minerales. De manera impresionante
estableció un equilibrio universal entre el día y
la noche, estableciendo en la naturaleza su divina
proporcionalidad, es decir, no dejó nada al azar.

En esa variedad de seres de nuestro mundo terrenal,
encontramos a una con manifestaciones muy particulares y
diferentes; esa criatura es el hombre, que a diferencia de las
otras, tiene el don de la inteligencia, que le permite discernir
entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre la
luz y la
oscuridad.

Todos somos capaces de ver la luz exterior, aquella que
generosamente nos brinda el Sol; pero
pocos somos capaces de ver la luz espiritual, que emana de
nuestro Yo interior. Aquella luz, que nos guía por los
senderos de la vida. Lamentablemente, hay muchos que lo siguen,
sin saber adonde ir.

Por el contrario, la oscuridad que rodea al hombre, es el
símbolo de la ignorancia que lo hacen caminar por el mundo
con zozobra, dudas, y motivan el dominio de su ser
por las pasiones.

Por ello, es necesario que caminemos por el mundo destilando
alegría, felicidad y sinceridad, no olvidando que un
corazón humilde es blanco, como la nieve de las
montañas más puras, que el hombre jamás ha
conocido y por lo tanto no ha profanado.

La
justicia

Recordemos el principio "autotélico", porque nuestra
misión
debe ser radicalmente opuesta a todo tipo de opresión,
dictadura,
explotación, racismo y
discriminaciones entre los hombres, no olvidando jamás que
la Justicia, es
uno de los valores
éticos más elevados; considerada por los grandes
filósofos como la reina y señora de
las virtudes, y esencial para el funcionamiento del Estado.

Ya la definición del "Digesto" romano sentenciaba que:
Justicia es la perpetua y constante voluntad de dar a cada uno
según su derecho.

Para alcanzar la justicia, es necesario tener en cuenta algo
tan importante como el aspecto moral; y para
ese propósito es menester rendir culto a la verdad,
honradez y trabajo; que
constituyen la mejor guía para cumplir con este
propósito.

Mensaje a la
juventud

Apreciados jóvenes, tengan siempre presente que la
humildad es la clave para avanzar por el camino de la vida; sin
embargo, hay muchos que creen haberlo  ganado todo, cuando
ni siquiera han empezado a dar la gran batalla de su
existencia. Es por tanto necesario trabajar con
ahínco para alcanzar la excelencia, apoyándonos en
una profunda formación física, moral,
espiritual y mental.

En ese sentido,  nuestras acciones
deben basarse en la ética del
carácter,
la cual se sostiene en
principios
fundamentales, como son: la integridad, justicia social, equidad,
dignidad
humana, y honestidad, entre
otros; los cuales no deben ser ajenos a los peruanos, puesto que
somos herederos de nuestra  Trilogía Andina,
que predica honradez, laboriosidad y veracidad.

Por eso recordemos con humildad y templanza, el inmortal
mensaje que nos dejó nuestro hermano Jorge Basadre.

"La primera cosa que tiene que hacer toda
auténtica juventud es
aprender a no venderse. Nada más grave para el futuro y
para la salud moral de
una nación
que las asambleas de pusilánimes o aprovechadores venales
cuyo lenguaje
común es tratarse mutuamente como respetables.

No sólo los políticos, sino muchos
grandes médicos y grandes abogados y profesores y
aristócratas e intelectuales
entran en esa lucrativa confraternidad.

El deber fundamental de un joven, es el de la decencia
substancial. Para construirla y sostenerla, ningún
material mejor que la indiferencia necesaria para que las
naturalezas subalternas importen poco.  Hay que aprender a
decir que no en contra de uno mismo. Será el mejor acto
que se pueda realizar en un país enfermo de consentir. Si
en el espíritu de la nueva generación predomina la
tendencia a decir que sí, hay que sospechar que la
decadencia colectiva es tremenda. Pero nada tan sencillo
aparentemente y tan difícil de hacer bien y tan delicado
para realizar con rigor, nada tan arduo que requiera tanto coraje
como ser hombres de afirmación y no de mera
negación.

Sobre las ruinas de lo que se niega, hay que fundar lo
positivo. La verdadera calidad de un
espíritu depende del modo como prolonga hacia adelante su
pensamiento y
su acción bien parado en los pies propios, adherido con
garras a las verdades sólidas y esenciales contra todos
los elementos contingentes de la existencia exterior, sin confiar
más que en el fruto de la dedicación de la vida a
una labor clara y humana.

Quien no se sienta capaz de ser religiosamente honrado en su
soledad, se condenará fácilmente a la
perdición y por sonora que sea su creencia proclamada, por
ruidosos que suenen los golpes que se da al pecho, se
entregará fácilmente a la individual rapiña
y a todo lo peor con tal de que le otorgue poder.

Acuérdense siempre los jóvenes de eso y busquen
en torno suyo, a los
que desdeñan el grito público y hacen de su retiro
o de su callada acción la sola gloria capaz de
interesarlos.

Desconfíen de los teóricos apurados por hacer de
su orgullo un imperio y de los que en su arsenal recóndito
sólo albergan como armas la
calumnia, el insulto, la vejación. Es muy común que
los gestos ampulosos cubran un sistema de
miserias. Lo que un hombre es en su intimidad -esto es lo
único que es.

Nada de lo anterior implica un consejo de puro
intelectualismo. Tan peligroso como otros puede ser el mito de la
cultura,
llámese humanismo del
Renacimiento,
filosofismo del siglo XVIII, adoración del siglo XIX por
la ciencia.
Hay esclavos de bienes
corporales –el dinero, el
lujo, el predominio- como hay esclavos de bienes intelectuales
-el libro, la
educación,
la fama. Tanto en las limitaciones especializadas del
profesionalismo como en la frivolidad del diletantismo existe
desde un ángulo distinto, análogo condenable
divorcio entre
la Inteligencia y la Realidad profunda.

Así como la ley fundamental
de la economía no es la acumulación sino la
utilización de los valores
materiales en beneficio de las exigencias del hombre y de la
civilización, también la ley fundamental de la
cultura no es la acumulación del saber sino su
adaptación al hombre para la realización completa
de sus destinos.

El saber es como la riqueza. Fecundo cuando está al
servicio del
hombre; peligroso cuando está al servicio de sí
mismo. De acuerdo con la jerarquía natural de los valores;
no es el número de escuelas, ni el número de
libros ni la
cantidad de escritores lo que valoriza a un pueblo, sino la
calidad de sus hombres y la naturaleza de su cultura, la
sabiduría del corazón. Es el corazón lo que
está en el centro del hombre total." (Jorge Basadre).

La brevedad de la
vida

Séneca predicaba al mundo "la brevedad de la vida", y
es que de verdad la vida es corta, los peruanos no podemos seguir
perdiendo el tiempo
lanzándonos infundios, autodestruyéndonos,
permitiendo que las bajas pasiones nos gobiernen, que los
egoísmos y mezquindades orienten nuestras vidas." Las
personas pasan las instituciones
quedan", nuestra noble misión es trabajar con firmeza por
la consolidación de nuestra nación.

En ese sentido, el peruano de buena voluntad, dada la
naturaleza de su espíritu constructor siempre debe estar
pensando en la solución de los problemas
nacionales.

Estamos viviendo en el milenio de la verdad, hay esperanzas
que la humanidad salga del oscurantismo que por siglos ha sido
sometida, condenándola a la ignorancia,
conduciéndola por el camino del temor, y alejándola
lastimosamente del sendero del amor.

Urge convertirnos en los protagonistas de la futura historia del Perú.
Para lograrlo, es necesario alcanzar la sabiduría, y para
ello se necesita amor en nuestros corazones e inteligencia en
nuestra mente. Por tanto, hay que hacer aflorar la luz de
nuestros corazones, para iluminar al mundo con la verdad,
alejando de nuestro ser los temores y fantasmas– que
adrede- muchas veces nos han impuesto.

No hay nada más hermoso, que vivir la vida con
pasión, disfrutando del placer de las buenas costumbres,
teniendo como altar íntimo y privado, a nuestra conciencia, que
nos permita canalizar el conocimiento
universal que esta por doquier, pero que sin embargo nos
resistimos a sentirlo; por ello es bueno que seamos hombres de
nobles ideales.

 

No olvidemos, que nuestros enemigos son: la pobreza,
desempleo,
analfabetismo,
hambre, pobreza moral,
egoísmo, corrupción, mezquindad, y el oportunismo,
entre otros. ¡Luchemos para que en nuestro país,
impere la justicia social, teniendo en cuenta que debemos
desterrar y enfrentar a quienes pretendan saquear o incendiar a
nuestro país.

Los hombres siguen caminos diferentes, y son gobernados por
intereses, unas veces mezquinos, y otras , nobles y
sabios:Acostumbran caminar por veredas sórdidas, donde con
frecuencia se respira un aire contaminado por la maldad, bajos
instintos y deseos virulentos; y en un mundo caracterizado por la
discordia, el egoísmo, y envidia muchas veces resulta
difícil ser honestos, pues existen sentimientos y emociones que
nublan el buen vivir, que ensombrecen la luz de la justicia y de
la verdad.

Con armonía, unión y concordia; hagamos obras
que tengan como objetivo
cultivar el bien, la libertad y las
buenas costumbres; distinguiendo que la tarea noble de un hombre
de buena voluntad , es liquidar las sombras llevando consigo la
luz de la verdad .y orientar la búsqueda incesante del
equilibrio emocional, entre el mundo interno y externo.

Procuremos, que en nuestros corazones habiten los mejores
sentimientos, nobles y puros; generando pensamientos justos y
fuertes en nuestras mentes; no olvidando que estas y nuestros
corazones están bendecidos e iluminados por nuestro padre
universal.

Estemos en paz, y seamos honestos con nosotros mismos, porque
podremos engañar a nuestro hermano, patrón y
familia; pero jamás podremos hacerlo a nosotros
mismos.

La enseñanza de la carreta

Una vez un señor paseaba con su hijo por los campos de
su granja, y le aconsejaba de que tuviera cuidado con el paso de
las carretas, ya que éstas podrían atropellarlo,
enseñándole cómo advertir la venida de una
de estas, por el ruido que producía al desplazarse;y para
lo cual se inclinó y puso su oreja sobre la tierra,
invitándole a imitarlo.

Al día siguiente, ambos nuevamente se encontraron en el
camino, y el pequeño de manera intuitiva, inclinó
su oreja sobre el camino y emocionado gritó: ¡padre
viene una carreta¡ su progenitor hizo lo propio,
constatando que efectivamente era cierto, y levantàndose
le dijo: "viene una carreta y está vacía"

El niño sorprendido le preguntó asombrado:
"padre, y cómo sabes que está vacía",
recibiendo como respuesta, que era así, " porque era muy
ruidosa"; luego de lo cual su padre le dijo : "hijo mío,
así como hay carretas ruidosas, en el mundo
encontrarás hombres ruidosos, que serán así
porque tienen vacíos la mente y el corazón,
aléjate de ellos, porque fungirán de fanfarrones,
valentones y de falsos sabios.Sus acciones te llenarán de
ira, tratarán de humillarte y molestarán la
tranquilidad de tu alma".

Compatriotas, llenemos nuestros corazones con la ley de la
hermandad y nuestras mentes con nobles ideales, para estar plenos
y no vacíos como la carreta ruidosa.

Jamás perdamos
la esperanza 

En algún lugar sagrado, había cuatro cirios, los
cuales deberían estar siempre encendidos, y representaban
respectivamente a la fe,   paz, amor y esperanza; el lugar
era amplio y silencioso a tal punto que se podía escuchar
el murmullo de cada uno de ellos. Asì, el de la
fe susurró, ".el hombre ya no cree en nada por lo
tanto ya no sirvo." y se apagó; continuó el de la
paz, murmurando:". el hombre solo vive para la guerra.", y se
apagó, el del amor los imitó diciendo:". en el
corazón del hombre solo hay odio." y se apagó. En
eso, al lugar sagrado entró una inocente niña, que
al ver a los cirios apagados  exclamó!!Los cirios no
pueden apagarse, siempre deben estar encendidos!!, ante lo cual
el cirio de la esperanza, le dijo:".no te preocupes mientras, yo
esté encendido, jamás dejarán de brillar los
cirios de la fe, paz y amor, porque me encargaré que no se
apaguen.

 

Hermanos, no permitamos que la esperanza se apague en nuestro
ser, tengamos siempre la fe y confianza de ver a nuestro
país,  fuerte y sólido, convertido en una gran
nación,  con peruanos cultos, honrados, preparados y
el más noble interés de
servir. Mantengamos la fe que tanto el hambre, la pobreza y
miseria moral  sean extirpadas por siempre de su seno.

El Perú espera mucho de nosotros, démosle lo
mejor; se lo merece.

"Lo único
constante en la vida es el
cambio"

"No podemos bañarnos dos veces en la mismas aguas de un
río ", "Lo único constante en la vida es el
cambio", manifiestan resueltamente los  filósofos, y
es verdad, el cambio está presente  a lo largo de la
historia  de la humanidad marcando el paso de la evolución. El concepto del
cambio, como tal no es nuevo, lo que sí resulta 
nuevo es el grado en que éste se da.

Hoy somos testigos de los cambios vertiginosos que
están ocurriendo en nuestro entorno, vemos que la información viaja a la velocidad de
la luz y que el hombre está constantemente investigando
nuevas tecnologías, los cuales  tendrán un
impacto directo en su estilo de vida, es así que su 
forma de vivir esta cambiando.

Frente a esta situación debemos ser conscientes, que
para afrontar con éxito
los desafíos que hoy se nos presentan, debemos ser capaces
de enfrentar esos cambios, para lo cual es importante y necesario
que definamos nuestra actitud.

Ante los cambios podemos observar que los hombres pueden 
asumir cuatro tipos de actitudes:1.-De la avestruz, esconder la cabeza
cuando se dan los cambios.

2.-Reactiva, reaccionar como los bomberos, actuar cuando los
cambios se producen.3.-Preactiva, prepararse para los
cambios.

4.-Proactiva,  tener la capacidad de generar cambios

Los peruanos de buena voluntad  por el bien de
nuestro país, debemos tener siempre una actitud proactiva,
es decir, estar generando constantemente cambios para mejorar el
entorno que nos toca vivir.

Para ser proactivos debemos estar seguros del mundo
en el cual queremos vivir.Entre  las virtudes 
esenciales que podemos destacar son: la iniciativa propia, y alta
solvencia moral  que nos permiten modelar el mundo que
deseamos vivir; y la humildad para seguir aprendiendo, por lo que
es necesario que seamos conscientes, que así como existe
la curva del aprendizaje
existe su contraparte: la curva del desaprendizaje, la cual nos
facilitará deshacernos de nuestros malos hábitos,
malas costumbres, desesperanzas y defectos que nos atan al
subdesarrollo."Lo único constante en la
vida es el cambio",  debemos ser capaces de asumir los
cambios como parte de nuestras vidas para transitar con
éxito hacia el futuro, controlando la incertidumbre que
viene asociada a este; siendo necesario que para esto no debemos
olvidar principios fundamentales, tales como: honestidad,
integridad, humildad.

 

La serpiente y la
luciérnaga

Cuenta la historia, que una serpiente furiosa perseguía
a una luciérnaga, lo seguía por diferentes lugares;
la misma que cansada de tanto huir, de pronto se detiene y le
dice al reptil: ".te puedo hacer tres preguntas .?, recibiendo
como respuesta,". como estas a punto de morir, te concedo esa
gracia…". El insecto ante eso, le inquiere diciéndole
¿te he ofendido?, no-le responde la serpiente-, ¿te
he hecho daño?,.
jamás podrás hacerlo insignificante bicho, con
soberbia le vuelve a responder ¿entonces porque me
persigues?, ".te persigo simplemente porque brillas…" es la
insólita respuesta, añadiendo:

"Me enfurece verte brillar, tu luz opaca mi ser, siento que mi
alma se vuelve pequeña, por eso te detesto, no acepto que
brilles mientras yo me arrastro por la oscuridad y habito en las
entrañas de las guaridas".

A diario vemos, que tanto hombres y mujeres, simulando a la
serpiente y a la luciérnaga, se persiguen unos a otros
luchando frontalmente, guiados por un espíritu maquillado
por la competitividad. La persecución es casi darwinana,
por cuanto muchos han perdido el respeto a las buenas formas,
ética y valores; a los cuales consideran simplemente son
enunciados líricos y retóricos.

El sentido de la vida se ha perdido, lo material se impone a
lo espiritual; la envidia corroe, mientras que la
hipocresía, se ha convertido en un hábito. Para
transitar con aplomo y sin apremios por la vida una tarea
fundamental que tenemos, es conocernos a sí mismos, es
decir debemos conocer nuestro yo interior.

Conocernos a sí mismos es parte del plan
estratégico personal, que
debemos hacer cada uno de nosotros, para poder seguir el camino
que nos da la luz de la razón, allí identificaremos
nuestras fortalezas y debilidades, para luego trabajar en
disminuir estas últimas evitando ser vulnerables, ante los
deseos de las cosas mundanas que a cada día e instante, se
nos presentan. ¡Conócete a ti mismo proclaman los
sabios!, y nosotros los mortales lo aceptamos con humildad.

La voz del
corazón

El hombre se ha lanzado de manera impetuosa a conocer el universo,
recorrer los confines de la tierra, descubrir y proteger nuevas
especies de la flora y fauna. Es decir, se ha empeñado en
conquistar la tierra y el universo.

En esa carrera desenfrenada, emprendida por su ambición
personal, se ha olvidado de cumplir con el mandato divino, de
conocer su fuerza
interior, para hacer salir de él, su luz espiritual y
fortaleza, que lo cubra de los males y defienda de las
injurias.

A través de ella, descubriremos en nosotros; que
aquella voz que escuchamos en nuestro ser sale del
corazón, y actúa como un guarda Templo. Ahora
entiendo la historia de la prueba del amor, por la que una
enamorada, le pide a su prometido que le entregue el
corazón de su madre en una bandeja de plata.

En cumplimiento de este mandato, el individuo
abrió el pecho de su madre y le sacó el
corazón, poniéndolo en la bandeja, tal como la
codiciosa mujer le
indicó, e iba tan desvalido y absorto, llevando el
sangriento encargo, que sin darse cuenta tropezó, cayendo
abruptamente sobre el piso, quedando por un lado la bandeja y por
otro el corazón; en eso oye una voz misteriosa que le
decía: ¡¡ hijo, hijo, te has lastimado!! ,
inquieto y asombrado voltea para ver con sorpresa que la voz
salía del corazón de la autora de sus
días.

Nuestros corazones constantemente nos hablan, con voz dulce y
serena, y guían por el camino del bien, a esto muchos le
llaman corazonadas, otros intuición; en mi caso
modestamente la denomino la voz de mi templo interior.

Hermoso desafío tenemos por delante los hombres, el de
descubrir nuestro templo interior, conocer las hermosas
melodías de la voz de nuestro corazón y leer en el
pentagrama musical compuesto por nuestra alma, el mensaje que nos
permita conducirnos correctamente por los senderos para lograr el
dominio de la vida.

El sermón de
la montaña

Jesús, viendo el gentío, subió a un monte
y cuando se hubo sentado se le acercaron los discípulos; y
abriendo él su boca los enseñaba diciendo:

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es
el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos
poseerán la tierra.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia
, porque ellos serán hartos. Bienaventurados
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán
llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los que padecen persecución por la
justicia
, porque suyo es el reino de los cielos.

Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y
con mentira digan contra vosotros todo género de
mal por mí. Alegraos y regocijaos, porque grande
será en los cielos vuestra recompensa, pues así
persiguieron a los profetas que hubo antes que vosotros.

Este mensaje inmortal, siempre llévalo
contigo que te guiará por el camino del bien, rumbo al
encuentro del alma.

El señor es mi
pastor

El canto del Salmo 23, nos dice: El señor me pastorea,
nada me faltará. Él me ha tocado en lugar de
pastos: me han conducido junto a unas aguas que restauran y
recrean. Convirtió a mi alma. Me ha conducido por los
senderos de la justicia, para gloria de su nombre. De esta
suerte, aunque caminase yo por medio de la sombra de la muerte, no
temeré ningún desastre; porque tú estas
conmigo. Tu vara y tu báculo han sido mi consuelo.
Aparejaste delante de mi una mesa abundante, a la vista de mis
perseguidores. Bañaste de óleo o perfumaste mi
cabeza. Y me seguirá tu misericordia todos los días
de mi vida; a fin de que yo more en la casa del señor por
largo tiempo.

Sin temor camina por el mundo, conviertete en un soldado de
Dios, que él te protegerá, te alejará de las
sombras y llenará con su luz divina el lugar oscuro que
hoy pisas, para que puedas encontrar tu alma.

 

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