El rol del receptor y su participación como público literario en la construcción de nuevas sociedades
- El complejo abordaje de los
estudios de la recepción
Los públicos literarios
La literatura y el lector: Un nuevo enfoque de la
crítica literaria
La estética del lector
Conclusión
Bibliografía general
Introducción
Con el surgimiento de los medios de
información y las nuevas capacidades
tecnológicas-materiales que
se han conquistado en América
Latina a lo largo del siglo pasado, los medios de
difusión masiva se convirtieron en el Primer Poder de estos
países. Como consecuencia, este creciente auge ha creado
progresivamente una sociedad
mediática que ha producido una nueva atmósfera
cultural-colectiva. De esta forma los grandes procesos
económicos, políticos, educativos y culturales que
se desarrollan actualmente, no se pueden consolidar sin la
presencia de lo mediático.
Esta realidad implica la ejecución de estudios
cada vez más profundos para comprender dicho
fenómeno.
Es necesario realizar investigaciones
que atiendan rigurosamente la complejidad de estas sociedades
mediatizadas.
Sin embargo, no obstante dicha necesidad, la
tradición de estudios de los proceso de
comunicación, de acuerdo con las tendencias
pragmáticas y mercantilistas, caracterizadoras del
modelo
positivista, se ha impulsado hacia estudios marcadamente
tecnológicos, pragmáticos y eficientes de la
información y ha descuidado el análisis elemental de los procesos de
democratización, y el empleo de las
nuevas
tecnologías en beneficio del desarrollo
social.
Como consecuencia de esto, se produjo un postergamiento
en los estudios de las formas de recepción y de los
procesos de socialización de los medios de
comunicación colectivos.
Es necesario, por consiguiente, reflexionar y valorizar
el rol activo del receptor en la construcción de sociedades más
humanas, participativas y democráticas.
Es así como el lector, llamado también por
algunos investigadores, público o destinatario, es
analizado por la crítica
literaria desde diferentes perspectivas que describiremos a
continuación e ilustraremos, en algunas ocasiones, con
ejemplos de obras de la Literatura.
Primera Parte
El complejo
abordaje de los estudios de la recepción
Existen dos perspectivas o puntos de vista desde donde
se abordan los estudios sobre la recepción:
a) Aquél que la entiende como un proceso
en sí mismo y, según las investigaciones
tradicionales, la idea de comunicación vista como
linealidad, debe ser estudiada conforme al orden:
emisor-mensaje-receptor.b) Aquél que entiende la
recepción como momento de producción de
sentidos en la cultura. Es decir que la imagen del receptor
no es sólo vista como reproductora de mensajes sino
también como productora de saberes y que habla y se
define desde la complejidad de las tramas
culturales.
Ambas perspectivas se corresponden con dos momentos
diferentes de los estudios de la
comunicación en los que obviamente el receptor esta
inserto.
Primer momento: La idea del receptor dentro del
modelo lasswelliano.
Durante mucho tiempo en
América
Latina, pensar en comunicación fue pensar casi
indefectiblemente en el modelo positivista
(emisor-mensajes-receptor de Lasswell), entronizado finalmente de
la mano del estructural-funcionalismo
norteamericano, que a lo largo del tiempo se fue transformando en
la Comunicación.
En la década del sesenta, se crea la Alianza para
el Progreso que promueve reformas tecnológicas combinando
medidas políticas
y económicas con medidas educativas. La Universidad de
Standford, junto con la UNESCO, se asume como herramientas
culturales y, a partir de las ideas de comunicación,
ancladas en la instrumentalidad y eficacia,
elaboran la teoría
del difusionismo. Esta teoría se describe como la acción
de los medios masivos de comunicación orientada a
modificar conductas.
Las narrativas de la comunicación se van a ir
armando en dos etapas fundamentales: La primera, alrededor de los
setenta en la que la semiótica estructuralista es vertida dentro
de la epistemología
psicológica-conductista y se articula con la
investigación ideológica; la segunda, a
principios de
los ochenta, construida sobre la base del modelo informacional
con profundas marcas
positivistas.
En la primera etapa, la ideologista, el objetivo
está centrado en descubrir y denunciar los
múltiples caminos a través de los cuales la
ideología dominante penetra en el mensaje y
produce determinados efectos.
A mediados de los setenta, junto con los repliegues de
los movimientos sociales en Latinoamérica, la crisis de la
izquierda y los golpes de Estados militares en todo el Cono Sur,
surge el llamando paradigma
cientificista de análisis de la comunicación que
otra vez tiene su base en el modelo lasswelliano. Asimilando
comunicación o trasmisión de información
mensurable, calculable y objetable, la teoría matemática–cibernética proporciona los conceptos y las
operaciones
metodológicas necesarias.
Página siguiente |