La herencia e identidad protestante latinoamericana y su aporte al desarrollo social (página 2)
Aportes del luteranismo del siglo XVI al desarrollo social
Con la finalidad de ofrecer una visión global o general de la actitud del protestantismo ante la ética social de la iglesia y por ende al campo del desarrollo social, tomaremos como punto de partida algunos hitos de la historia protestante.
1. La reforma protestante y su sustento doctrinal
En la presente sección trabajaremos sobre el supuesto teórico, que los cambios sociales suscitados a partir del siglo XVI en Centro y Norte de Europa tiene sus raíces en la reforma protestante del siglo XVI, la cual no sólo afectó la esfera religiosa, aunque nace a partir de este aspecto (Grau 1983:22; Marín 1985:28; Weber, 1988). La fe reformada tiene implicaciones sociales, las mismas que serán verificadas en el desarrollo de esta unidad, usando como elemento de estudio la reforma de Lutero y no tanto, de Calvino, Zwinglio, J. Nnox y los radicales. Aunque reconocemos que cada uno jugó un papel muy importante y complementario ante el brote "insurreccional", que caracterizó a la acción de Lutero. Pues es un rompimiento con las estructuras eclesiásticas de la época. Y además, por el hecho de que todos los reformadores subsiguientes se alimentaron directa o indirectamente de esta vertiente, nos limitaremos a tratar más ampliamente ésta coyuntura.
¿Cuáles son los principios doctrinarios que sustentaron la reforma luterana?
La sustentación de la fe luterana hay que encontrarla en la historia. De hecho, todo movimiento social se da en un marco histórico, el cual es canal para la explicación del mismo. En el caso de la reforma luterana su referente gira alrededor de la sociedad medieval, dominada por el clero católico romano.
La Iglesia católica había monopolizado el concepto doctrinario de "perdón y salvación", adscribiéndose a sí misma, la naturaleza sacramental/salvadora. Esto sirvió de argumento para la obtención de ganancias que le permitiera financiar sus proyectos de construcción de la "sextina". Tal desacierto los llevó a convertirse en una "transnacional de la salvación", para lo cual empleaba como "… instrumentos de distribución: los sacramentos y el sacerdocio" (Grau 1983:21). Pues, se sostenía la idea de que el primero era en sí mismo un vehículo propio de bendición divina al nivel de operar por sí sólo. Ligado a esto, se justificaba la acción sacerdotal, ya que sólo el podía perdonar pecados y oficiar la Santa Cena (Grau 1983: 21).
Como consecuencia del contexto histórico y de la descomposición del contexto social en que se desenvolvió Lutero y por el cuadro de efervescencia reformadora provocada por Valdo, Wycliff, Hus, Jerónimo de Praga y Savonarola desde el siglo XIV y XV, surge en el siglo XVI una protesta en contra de la hegemonía eclesiástica, que tenía como centro de negociación, "la salvación".
Ante la situación antes descrita, Lutero vuelve a las Escrituras (Sola Escritura) para señalar que:
Sólo Dios es la autoridad última y su Palabra es final. Sólo Dios es la verdad absoluta, puede imponernos y puede revelarnos verdades absolutas. Es bajo esta doble dimensión, sólo Dios es la autoridad y verdad absoluta, que deberíamos considerar nuestra temática (Grau 1990 II: 27).
Esto nos plantea el hecho que la única revelación es la Palabra escrita, sin ninguna mediación eclesiástica. Esta es a final de cuenta, la última palabra en torno a la fe y a la vida total del hombre [mujer] (Busquet, 1986:141).
Por tanto, siendo que "Dios es la autoridad última y no el Papa", era obvio que las indulgencias no tenían basamento bíblico ni autoritativo. Este aspecto es tratado de manera frontal en las 95 tesis de Lutero (cf. Anexo 1). Por ende, Lutero redescubre en las Escrituras que la salvación es por gracia (Sola Gracia y Fe) en Jesucristo, lo cual, le quitaba a la Iglesia católica toda su autoridad en la comercialización de la salvación. Pues dicho principio, referido en el contexto de la salvación "es proponer que hay un Dios… con una actitud de amor y reconciliación" (Burt 1990 II:5).
Fe como don de la gracia
El principio de la "Sola gracia" implica que Dios nos ama, aún siendo pecadores, inmerecedores de la expresión grandiosa de dicho amor. Esta acción busca la salvación que no es por méritos u obras. Aunque Lutero concibe que las obras son el resultado de una fe viva. En realidad es un don de gracia de Dios, que ha de ser recibido en fe (Burt 1990 II: 8; Busquet 1986:141).
Finalmente, Lutero enfatiza en el principio denominado "sacerdocio universal de los creyentes", el cual "le confiere al creyente su autonomía, libertad y su vida de servicio" (Marín 1985:34). Además, significa que en su relación con Dios no precisa de intermediarios humanos para su salvación, la acción de Dios en los problemas de la fe o de interpretación de las Escrituras que estaba reservado para el Papa y el clero (Marin 1985:46). Este aspecto doctrinario se ve claramente expuesto en su tratado "La libertad cristiana", en el cual sostiene dos afirmaciones que le dan cuerpo a dicha doctrina: "El cristiano es libre señor de todas las cosas o no está sujeto a nadie, y el cristiano es servidor de todas las cosas y está supeditado a todos" (Lutero Obras I s.f.:150).
Es justamente la asimilación de este fundamento en unión de los anteriores, lo que va a generar tremendas consecuencias sociales en Europa. El hecho es que le devuelve al hombre su capacidad de interactuar con Dios y su sociedad y asumir libremente una ética responsable ante las situaciones concretas de su contexto. A la vez, que es una característica específica de la ética social de Lutero, pues según C. Vidal: "para él, la ética se encarnaba en el trabajo, familia, iglesia, etc. Siempre en realidades concretas, palpables y reales, nunca lejanas aunque biensonantes y siempre confió en la ayuda del Espíritu para vencer las dificultades" (1983:20).
Por lo tanto, es la conjugación de estos fundamentos teológicos y de una actitud cristiana responsable, que asimilaba la identificación, sacrificio y servicio lo que provocó efectos en el área socio-político, económico, cultural y familiar.[3] Esto es lo que Humberto Bullón denomina factor ético-protestante. A este nivel se nota un pleno ejercicio de su doble rol profético, aún a costa del sacrificio que significó para Lutero el adoptar tal postura. Su compromiso de servicio fue serio, y como resultado de ello, resultaron los siguientes efectos.
2. La reforma protestante y su impacto en la sociedad:
El laboratorio de experimentación y verificación de la fe es la sociedad. La fe que impacta es aquella que transforma su contexto. ¿Cuáles fueron los efectos logrados por la reforma protestante? Nos referimos a los impactos socio-políticos, económicos, culturales y familiares producidos en la Alemania del siglo XVI.
Impacto socio-político
Entre los varios aspectos logrados se destacan los siguientes:
Promovió la división entre Iglesia-Estado, dado que este último estaba bajo el dominio de la Iglesia Católica que se había corrompido y cambiado su misión por un status de grandeza antes que de servicio (Meier 1983:13). Además, dicha separación era necesaria porque la Iglesia frenaba el desarrollo de la fe personal, el libre sacerdocio y el desarrollo de las ciencias en bien del desarrollo social.
La "libertad" fue un imperativo para que la Iglesia cumpliera su papel profético o de crítica constructiva del estado y la proclamación de la fe sin mediaciones o influencia política local (Marin 1985:60-61). Aunque esto no significa falta de cooperación con los proyectos de bienestar social del gobierno. Al contrario, involucra compromiso con esa responsabilidad, pero también una actitud crítica frente al mismo.
Luchó abiertamente contra la injusticia social fomentada por la Iglesia Católica y las élites de Alemania. Tal es así, que en su escrito "A la nobleza de la nación alemana", dice que todo cuanto al Papa posee "es fruto de robo y hurto… El jamás compró bienes tan grandes…." (Lutero Obras I s.f.:93). Ejemplo de ello, eran las grandes posesiones territoriales del Vaticano en este período.
En el orden político, la reforma también sirvió de plataforma para la creación de la democracia como un sistema de gobierno alternativo para Alemania, Europa y el mundo. Este se caracterizó por la autonomía local y nacional. Para el efecto, se instituyó la práctica del voto secreto e inviolable como responsabilidad ciudadana. Esto a su vez, trajo como consecuencia la reestructuración del gobierno, ya que se dividió el poder en lo legislativo, ejecutivo y judicial. Otro factor adicional, es el fomento del movimiento municipal como parte del libre ejercicio de la autonomía del creyente, basado en el fomento de la responsabilidad ciudadana de los creyentes. Esta acción es la que logró el derrumbamiento del sistema feudal (Marín 1985:34-36).
Impacto económico
Las acciones desplegadas en este campo tuvieron un tenor profético. Tuvo como eje de articuló la denuncia profética y militante hasta la proposición de una nueva ética laboral.
Criticó duramente los pecados del sistema económico y los peligros de la acumulación desmesurada de bienes materiales. Esta actitud se la ve concretizada en su crítica directa a Fugger, quien era un banquero de Ausburgo e influyente en la política del siglo XVI. De hecho, motivó al Papa para abolir la prohibición en contra del cobro de intereses o la usura, dado que ésta era una gran fuente para el enriquecimiento de los burgueses. Ante esta situación, Lutero lo criticó en el escrito antes citado (Meier 1983:14). Inclusive llegó al punto de "negar la Santa Cena a gente que se enriqueciera en forma indebida, negándose también a darles sepultura eclesiástica o casarles, etc. (Meier 1983:14).
En su escrito titulado "Comercio y usura" enfrentó con entereza asuntos de la vida social y comercial, estableciendo una crítica en torno: al comercio, sociedades de comercio y sus prácticas financieras, créditos y finanzas, exportación e importación de mercaderías, fugas de capitales, abusos de poder para la explotación del pueblo y la ruina de los pequeños comerciantes (Fisher II s.f.:100).
Atendió el problema de la fianza en el comercio por el hecho de que era un sistema por demás injusto, que favorecía a la minoría en tanto que empobrecía a las mayorías (cf. Lutero Obras II, "Usura y comercio). Además, constantemente se opuso a la comercialización de bienes suntuarios de lujo, provenientes de lugares exóticos u orientales, tales como la India (Meier 1983:14).
En particular, las apreciaciones políticas y económicas de Lutero estaban sujetas a error o posibles contradicciones, es ineludible el hecho de que "… su espíritu crítico también lo aplicó a los aspectos cotidianos y terrenales como en el ámbito económico (Meier 1983:12).
Finalmente, imprimió un nuevo sentido de vocación o profesión (berut) al trabajo, que está caracterizado por una actitud de entrega y compromiso en todas las esferas de relaciones con el mundo de los seres humanos y la profesión cotidiana (Estrada 1983:10). Tal es el impacto de la reforma, que generó la organización del trabajo libre, racional y con derechos (Marín 1985:36). Pero con una valoración ética diferente que desde luego, es el aporte significativo de la reforma. De ahí, que M. Weber en su estudio sobre "La concepción luterana de la profesión", señaló que: "… el contenido más honroso del propio comportamiento moral consistía, precisamente en la conciencia del deber en el desempeño de la labor profesional en el mundo. Esa era la ineludible secuela del… trabajo" (1988:48). Y a la vez, acentuó el matiz religioso otorgado al trabajo en el mundo, como consecuencia propia de asumir un sacerdocio responsable. Con ello, el trabajo quedaba incorporado a una dimensión concreta en que se expresa la fe y pasa a formar parte del homenaje (adoración) ofrecido a Dios en la vida.
Impacto cultural
El énfasis puesto por Lutero en los aspectos doctrinarios destacados anteriormente y particularmente en la "Sola Escritura", se dio lugar para una preocupación muy seria como lo era, que el pueblo alemán compuestos por analfabetos leyeran "la Biblia". Para el efecto, fue necesario superar algunas barreras y trabajar en pro de dicha meta. De ahí que se lograron los siguientes resultados.
Superación del alto índice de analfabetismo por medio de una acción educativa, que tiene sus raíces en la reforma luterana (Estrada 1983:8-9). De hecho por medio de la traducción de la Biblia al idioma alemán y su consiguiente producción mediante la imprenta, se dio paso a la moderna empresa editorial para sostener el proceso alfabetizador.
Fraguó la moderna lengua alemana a través de su versión de la Biblia, ya que anterior a él se mantenía como un caos lingüístico (Marín 1985:36; Estrada 1983:8).
Democratizó la enseñanza en Alemania y Europa, puesto que era el privilegio de los sacerdotes. Posteriormente, como fruto indirecto y del celo reformador en el área educativa se fomentó la creación de escuelas y universidades, tales como Yale, Harvard, Princenton, entre otras.
Se dio una liberación y encauzamiento de la creatividad de las artes y ciencias hacia nuevos horizontes de progreso, y armonizó así, dicha disciplina con la fe (Estrada 1983:9). Esta acción se da por el hecho de que la iglesia aún dominaba las artes y ciencias. De modo que nadie podía realizar esta actividad, sin ser empleado de la Iglesia Católica y trabajar para fines exclusivos de la misma (Olivares 1983: 23).
Impacto sobre la familia
Aún a este nivel se operaron cambios significativos, entre ellos, los siguientes:
Como consecuencia del principio del sacerdocio que debían ejercer los padres, se despertó en ellos el sentido de responsabilidad en la educación de los hijos mediante las Escrituras. Para ello, se inculcó la piedad o devoción familiar (Estrada 1983:8-9).
Se realizó un cambio profundo en las relaciones hombre-mujer. Quedando establecido el derecho de elegir su pareja basado en un amor recíproco, y no por la imposición de los padres respecto a la que debería de ser su cónyuge (Engels citado en Marín 1985:37).
A continuación examinaremos otro caso, que igual al recientemente estudiado da evidencia de asimilación de la responsabilidad social y sus aportes al desarrollo social. Este resultó entre otros aspectos, debido a un acertado enfoque hermenéutico y a la aplicación de principios ético-sociales que se pueden verificar por sus efectos o impactos.
Una perspectiva avivamentista-protestante
Aportes del wesleyanismo al desarrollo social
El legado evangélico-avivamentista en torno al compromiso social de la iglesia dentro del contexto latinoamericano desde sus inicios tiene un matiz contestatario y una profunda preocupación por la dimensión social que entraña el Evangelio, a veces presente de una manera explícita y en otras de modo implícito. Dicho comportamiento es producto del legado de la reforma luterana, calvinista y posteriormente de otros movimientos reformistas y avivamentistas, entre ellos el wesleyano del siglo XVIII.
Al igual que en la reforma de Lutero, el cambio social[4]suscitado en Inglaterra surge entre otras variables, a partir de la esfera religiosa. Esta endosó los principios doctrinarios de la Reforma. Wesley enfatizó el punto de vista protestante clásico de la autoridad de la Biblia (Sola Escritura) Considera a la Biblia como la última palabra en asuntos de fe y práctica. Además, se nota una vinculación muy íntima en su teologización entre Biblia y el Espíritu Santo, para traer verdad y conocimiento a un individuo y/o comunidad (Williams 1989:26). Esta dinámica lo llevó a declarar la famosa frase "Soy hombre de un sólo libro" (Homo unius libri) (Wesley I s.f.:6). Y con ello reafirmaba el principio fomentado por la reforma luterana.
Por otro lado, es de considerar que hay otros elementos que forman parte de su acercamiento hermenéutico, como lo son: La tradición, la razón y la experiencia, los cuales le permitieron vincular el texto bíblico y el contexto actual. La función de la tradición era "… para corregir su propia interpretación frente a los grandes intérpretes de la iglesia" (Williams 1989:19). De manera especial reconocía la autoridad de los Padres pre-nicenos. Este énfasis da muestra de su conciencia histórica en materia de fe y práctica.
La razón es un principio que le ayudó a corregir los extremos de las personas entusiastas, que bajo la premisa de la Sola scriptura manejaban a su antojo la Biblia. Pero en realidad, la razón es un principio básico. Dado que su propósito era y es para la ordenación lógica de las evidencias de la revelación bajo la guía del Espíritu Santo (Williams 1989:20-22).
Finalmente, le otorgó un lugar importante a "la experiencia" práctica de la fe, la cual debía estar sujeta a la verificación de las Escrituras. Es justamente en este inciso donde Wesley opta por un enfoque apropiado sobre la dimensión práctica de la fe. Pues para ser tal, debe ser vivenciada en situaciones concretas. De ahí, que resulta comprensible su respuesta sobre la forma en que podría mantenerse vivo el metodismo, él dijo: "prediquen nuestra doctrina, inculquen experiencia, demanden práctica, den fuerza a la disciplina (William 1989:25).
Por otro lado, fue esa interacción dinámica entre Biblia, tradición, razón y experiencia práctica de la fe, lo que permitió realizar lo que hoy se denomina una "tarea contextual". De modo, que su ministerio a través del movimiento fue en realidad una respuesta pertinente a los desafíos sociales que le planteaba su contexto social, tales como: La esclavitud, el alcoholismo, la explotación en el trabajo en las minas y otros lugares, la laxitud moral, entre otros. Sin perder por ello, su celo evangelistico, que se vio cristalizado en las salvación de miles de personas.
1. La base doctrinaria de la ética wesleyana
Su base doctrinaria wesleyana denota una concepción y construcción de orientación dualista del Evangelio. Se articula mediante valores espirituales y morales que son pietistas. Tan es así, que la preocupación de Wesley giraba en torno a lo salvífico, esto se nota claramente en el prefacio a los sermones, cuando dice" "Una cosa anhelo saber: el camino al cielo; llegar salvo al puerto de salvación" (Wesley I s.f.:6). De hecho, esto fue lo que predicó con denuedo para traer a otros al "puerto de salvación". Sin embargo, no es menos cierto que generó una profunda preocupación por la dimensión social del Evangelio entre los metodistas y sus sucesores.
De ahí, que si bien Wesley es reconocido como un agente clave en la generación del avivamiento y énfasis misionero que estremeció a Europa y América, también es muy acertado señalar que Wesley fue un "profeta de la justicia social" (Bready en Stott 1991:4). En efecto, el movimiento que surgió a partir del movimiento wesleyano llevó intrínsecamente la promoción de "…una amplia práctica de filantropía y afectó profundamente las sociedades de uno y otro lado del Atlántico" (Stott 1991:3). Tal es la magnitud de su impacto que Wesley Bready en su libro titulado England before and after Wesley, 1938 (Inglaterra antes y después de Wesley), concluye que: "la verdadera fuente de los valores espirituales y morales que han dado origen y sustentado a las instituciones libres en todo el mundo de habla inglesa… fue el muy despreciado y frecuentemente satirizado avivamiento evangélico" (Bready citado en Stott 1991:4).
2. Los efectos del movimiento wesleyano
Varios autores han concluido que la influencia wesleyana salvó a Inglaterra del "caos social" en que estaba y de una revolución sangrienta, como la de Francia con Napoleón (Leliévre 1979: 371-374; Stott 1991:3; Bullón, D., 1991:1). No obstante, es menester puntualizar que dicha influencia fue articulándose, si bien no como proyectos socio-políticos de cambio, pero sí como una respuesta oportuna y evangélica de responsabilidad social a las necesidades sentidas en la Inglaterra del siglo XVIII y de lo posterior. Evidencia de ello, es la siguiente síntesis sobre los efectos ético-sociales del movimiento wesleyano que fueron extractado por D. Bullón del libro England before and after Wesley:
Se logró la abolición de la esclavitud agenciada por Wilberforce (parlamentario inglés), Buxton el grupo llamado "Claphan", el cual estaba formado por un grupo de reformadores.
Estableció los cimientos para la educación popular, que hasta entonces estaba restringida a las élites pudientes. De entre las personas mas prominentes, se destacan: Roberto Raikes y la fundación de las escuelas dominicales, que inicial-mente estaban dedicadas a la enseñanza de la lectura, escritura, higiene, modales; y Joseph Lancaster, que ideó un interesante sistema de lectura utilizando la Biblia como texto.
Logró la humanización del sistema carcelario (Howard), pues el trato que se daba en los mismos eran en extremo cruel.
Se consiguió mejoras en las condiciones de los trabajadores en las fábricas y la exclusión de los niños de este tipo de actividad.
Crearon conciencia y tomaron un rol formativo en el establecimiento de sindicatos de laboristas. Hasta el siglo XX constituyeron una sólida base de organización social para los mismos. Esta estructura socio-laboral tuvo su fuerza hasta el inicio de la reforma Thacheriana.[5] De modo, que su influencia duró aproximadamente unos 200 años.
Forjaron una visión creativa del servicio social. Promovieron la transformación de las relaciones y promovieron el buen trato. Para este efecto fundaron una sociedad para la prevención del trato cruel de los animales en 1824, dado que para entonces, era muy común el uso de los animales en los juegos populares; fundaron la "Misión para la ciudad de Londres", con la finalidad de velar por las necesidades espirituales y sociales; la YMCA para ayudar a los jóvenes; el "Ejército de Salvación" para ayudar a los alcohólicos; la "Sociedad nacional para la prevención del trato cruel a los niños"; y fundaron orfanatorios, entre otras cosas (Bready citado en Bullón, D. 1991:11-15).
Lo dicho anteriormente, refleja la presencia de elementos de responsabilidad social en la práctica del movimiento wesleyano, aún cuando éste estaba en cierta manera influenciado por el pietismo de los moravos. Pues, para articular su visión en hechos concretos, como los antes citados, es obvio que había una clara conciencia sobre la necesidad de encarnarse, sacrificarse y servir a Dios en su contexto social, al igual que hacer una armonización de los principios hermenéuticos del "cuadrilátero wesleyano" (Biblia, tradición, razón y experiencia).
Además, vale aclarar que su responsabilidad social se manifestó mayormente en la praxis y no tanto en manifiestos o declaraciones, productos de una reflexión específica sobre esta temática al estilo de los grandes congresos de hoy en día. Aunque esto no significa que los excluye, dado que el mismo Wesley en determinadas instancias predicó sermones que atendían problemas sociales específicos (tales como el alcohol y sus perjuicios en la sociedad inglesa y el uso del dinero, entre otros) que fueron publicados y difundidos entre los metodistas. Además, escribió a Wilbeforce en lo relativo a la esclavitud.
Conclusión sobre los estudios de casos
En el desarrollo del presente trabajo se ha procurado responder al planteamiento hipotético que supone "el reconocimiento e implementación de factores que contribuyeron a la superación de Alemania e Inglaterra". Los estudios de casos muestran que los principios ideológico-doctrinarios y su hermenéutica socio-teológica establecieron las bases que posibilitaron al movimiento wesleyano y luterano producir un significativo impacto en la sociedad de su tiempo e influir en otros contextos en la posteridad.
Para el efecto, se tomó como estudio de caso la reforma protestante y el avivamiento wesleyano del siglo XVI y XVIII, respectivamente. Ambos eventos tuvieron un sólido basamento bíblico-doctrinal. El cambio que provocaron surgió con base en una motivación bíblica que, unido a una hermenéutica contextual, permitió que la fe se expresara en acciones concretas, como lo fueron los efectos socio-políticos, económicos, culturales y familiares, que en cierta medida ambos generaron. Los impactos son evidencias de su encarnación, sacrificio, servicio, comprensión de su esperanza y delimitación de la tarea social.
Ciertamente, tanto Lutero como Wesley tenían razón al afirmar los principios ético-sociales que los guiaron. Pero además, es significativo el hecho que para Lutero la ética social era cuestión de vivencia y de práctica de la fe en situaciones concretas, a lo que Wesley también llamó "santidad social", la cual no está necesariamente vinculada con aspectos espiritualistas, sino con realidades tangibles de la vida cotidiana, en las cuales Jesús debe ser reconocido como Señor.
La tradición revisada se constituye en una exigencia histórica para la práctica de una ética social y por ende, para aportar al desarrollo social de nuestros países. Pues queda señalado que sí hay evidencias de responsabilidad social o mas aún de pertinencia y eficacia que deviene, entre otras cosas, por un adecuado enfoque hermenéutico y por la aplicación de principios doctrinario-ideológicos que son verificados por sus resultados (factores ético-protestantes) y por la aplicación de mecanismos para la aplicación de la fe en esferas culturales, política, y económicas, aunque estas fueran incipientes (factores técnico-culturales).
Tales efectos, surgieron como respuesta a la dimensión social de lo que ellos entendieron como su misión frente a las necesidades y desafíos de la Alemania e Inglaterra del siglo XVI y XVIII respectivamente.
Por lo tanto, es preciso que la iglesia evangélica que surge y forma parte del protestantismo, para ser consecuente y coherente con su herencia, asuma esta dimensión de su responsabilidad y reflexione, planifique y actúe creativamente para articular y expresar su fe esta área de su misión. Por supuesto no sin antes hacer aprendizajes derivados del estudio de los factores técnico-culturales que han estimulado el desarrollo social de las diferentes civilizaciones y en especial, de la cultural asiática y latinoamericana.
Una perspectiva histórico-civilizacional
Los aportes técnico-culturales y el desarrollo social
Los estudios de casos plantean hitos significativos sobre los aportes desde la fe al desarrollo social. Sin embargo, no podemos ser ingenuos en pensar que la fe aisladamente produce "desarrollo". Según la propuesta de Humberto Bullón está se encuentra asociada al reconocimiento de los factores de nuestra herencia protestante, pero también a los factores técnico-culturales (Bullón, 2004:1)[6]
Basado en su propuesta que establece un balance entre lo "ético-protestante con lo técnico-cultural", H. Bullón nos plantea el estudio de los factores que Toynbee observó en las diferentes civilizaciones. Los factores que inciden en el desarrollo desde una perspectiva civilizacional son:
1. Anhelo intenso de autodeterminación cultural, política y económica.
2. Mejoramiento y desarrollo de los recursos humanos.
3. Potenciación y ampliación en el uso de los recursos naturales
4. Manejo racional del proceso tecno-productivo, que incluye la constante mejora-miento tecnológico.
5. Apropiada conducción del proceso político-administrativo o gestión adminis-trativa global del desarrollo, que incluye el adecuado control de las influencias externas (Toynbee citado en Bullón, 2003: 112).
De otro lado, Bullón nos plantea un estudio comparativo contemporáneo del desarrollo económico y social entre América Latina y el Sudeste Asiático.[7] Entre los factores determinantes que se señalan para explicar esta diferencia se encuentran los siguientes:
1. Rol apropiado del Estado en la economía: Se debe entender que no se trata de la no intervención estatal en la esfera económica, como algunos representantes del neoliberalismo extremo suelen promover, sino de una acción tal que, a partir del fortalecimiento del proceso económico –productivo interno, aproveche al máximo las condiciones externas del mercado mundial.
2. Educación y capacitación: reconocer que ambas son las claves del triunfo para el desarrollo económico y social y deben ser promovidas de manera efectiva y extensiva a todos los estratos de la sociedad. Debe ser una formación que permita a las generaciones captar el desafío que tienen como nación frente al mundo y a su propio mejoramiento social; la misma debe ser práctica y funcional, que haga posible ir construyendo de manera concreta el futuro deseando.
3. Tecnología, productividad y calidad: Es preciso reconocer que el factor tecnológico es decisivo para el desarrollo económico y social, no solo por que multiplica la capacidad de dominio del medio ambiente natural y social, y la capacidad productiva y su calidad, sino porque rompe con la dependencia tecnológica –uno de los factores que ata a los países subdesarrollados actuales es su incapacidad para crear tecnología- y les impide imponerse en el mercado mundial.
Los factores antes mencionados son plenamente coherentes con la experiencia de las civilizaciones mencionadas por Toynbee. Sin embargo, el último factor indicado por este autor –la apropiada conducción del proceso político administrativo o la gestión administrativa global del desarrollo- está vinculado con el crítico factor cultural, del cual muchas veces dependen todas las cosas.
Los latinoamericanos debemos hacer un serio análisis de los aspectos culturales que son un impedimento en el plano ético y caracterológico. Los estudios sobre la cultura política en América latina señalan de manera recurrente la dificultad que representa el ethos político de nuestras naciones para su desarrollo económico y social (Macomber citado en Bullón, H. 2003: 113-114
La propuesta de Toynbee y J.D. Macomber nos plantean a modo de brújula ideas claras del camino que las iglesias deberíamos recorrer para aportar desde nuestra fe al desarrollo social latinoamericano y en general de las naciones del "tercer mundo" o del mundo empobrecido. Sugiero que incorporemos en nuestras agendas de misión y vida cotidiana de las iglesias acciones tendientes a la incursión en los planteamientos formulados anteriormente desde una visión histórica (ético-social) y contemporánea (técnico-cultural)[8]. Al hacerlo recordemos que lo debemos hacer en nombre del Señor y por amor concreto a nuestro prójimo; y no tanto, como una suerte de activismo socio-político sin referencia de fe. Específicamente, sugiero considerar los plantea-mientos de H. Bullón combinado con los míos:
1. Enfocar en la evangelización, en tanto, una opción para la transformación de las vidas de los sujetos, quienes a su vez, concienciados y capacitados desarrollen acciones transformacionales de su entorno. Para ello, es clave la ubicación en posiciones estratégicas para propiciar cambios. De ahí, que aunque seamos acusados de proselitistas, aun hemos de predicar el Evangelio de Jesucristo, que transforma vidas. Esto no significa apostarle a una evangelización enajenante o legitimante de las injusticias del sistema, todo lo contrario. En tal virtud, insisto en la necesidad de que la Iglesia evangélica se involucre en proyectos de evangelización con envergadura nacional, que redimen lo personal, familiar y comunitario en el proceso evangelizador.
2. Desarrollar un proceso de discipulado consistente, militante y comprometido con el reino de Dios y las consecuentes transformaciones de las condiciones de vida de los sujetos en una sociedad. Esto es un discipulado comunitario para la vida de comunidad.
3. Formar una nueva generación de discípulos (líderes) que sean especialistas en los campos básicos del desarrollo social, tales como: Salud, educación y vivienda. Además, es preciso incursionar en aquellos campos que estimular el desarrollo económico: la tecnología, productividad, comunicación y el manejo responsable de la política. Esto supone la formación intencional de "cuadros" para los diversos campos desde una visión de mediano y largo plazo para que actúen en redes de transformación, desde la base de una fe viva, contextual, comprometida con el Reino de Dios y la transformación de la sociedad.
4. Articular una acción sistemática del pueblo de Dios en función de la transformación social del entorno en que nos toca ministrar a cada una de las congregaciones. Esto en el marco de las acciones individuales de las iglesias locales y de los evangélicos dispersos en los diversos ámbitos del quehacer nacional e internacional.
5. Orar y actuar con sentido contextual y misionológico. De modo, que nuestra fe sea práctica y enmarcada en la realidad que viven las iglesias en las sociedades latinoamericanas. Así como, generar una conciencia colectiva en la comunidad evangélica sobre las realidades del entorno de vida y misión.
Parte II
La asimilación de la herencia histórico-avivamentista en los protestantismos latinoamericanos del siglo XX
I. Introducción
El movimiento evangélico-protestante contemporáneo se nutre de los aportes de la reforma protestante y de los desarrollos subsecuentes de tenor avivamentistas, pentecostal, entre otros. Para entender la gama de expresiones protestantes contemporáneas es preciso tener el contexto de la historia del movimiento protestante naciente del siglo XVI, que fue desarrollado en la sección anterior. Sin embargo, anticipo que entender el fenómeno protestante no es tarea fácil por su heterogeneidad[9]
Por otro lado, es menester reconocer que dos de las cuatro ramas o rostros[10]del movimiento protestante son los más antiguos. Mientras que el tercero y cuarto son más recientes, pues se consolidan en el siglo XX. Estos rostros son: (a) el liberal que frecuentemente se lo asocia con las iglesias históricas; (b) evangélico ó evangelicalista con las iglesias pietista-conservadoras; (c) pentecostal ó renovadas; y (d) neo-pentecostal; (e) étnico ó autóctono e independientes. Por supuesto al interior de tales rostros o ramas encontramos un sinnúmero de denominaciones[11]las cuales se distinguen por un determinado énfasis doctrinal, pastoral o misionológico. Sin embargo, todas se reconocen a sí mismas como evangélicas o protestantes.
Antes de continuar es preciso preguntarnos ¿qué significa ser evangélico-protestante hoy? ¿Cuáles son sus principales supuestos o presupuestos teológicos característicos que lo integran como movimiento o expresión religiosa? En la presente exposición asumimos que "evangélico-protestante es quien cree, vive y actúa de conformidad al evangelio de Cristo mediado por los fundamentos de la reforma protestante: sola gracia, escritura y fe con sentido de misión global y sostenido por una espiritualidad y acción transformadora que se basa en una relación personal y comunitaria". Sin embargo, más allá de la conceptualización, reconozco que no siempre las diversas expresiones protestantes llegan a la medida de lo planteado. Mas adelante retomaremos la cuestión real de lo evangélico en la sección titulada "el perfil evangelicalista ó evangélico.
Finalmente, cabe ubicar que no sólo somos evangélico-protestantes sino también latinoamericanos. Más que una simple perogrullada esta definición es parte de la recuperación de nuestra identidad. Entonces somos evangélico-protestantes, latinoamericanos y ecuatorianos que luchamos por encontrar sentido y eficacia a nuestra fe en el espacio y tiempo desde una validación teológica, cultural y geográfica. Esta reflexión tendrá como referente los avances del movimiento desde finales del siglo XIX y principios del XX en adelante.
Ahora bien, ¿cuál es el perfil de cada uno de los rostros evangélico-protestantes que configuran la realidad de la iglesia actual?
Perfiles de lo protestante
Liberal, evangélico, pentecostal, neo-pentecostal, y étnico-independiente[12]
Al inicio de este análisis es preciso destacar que en esencia los protestantismos revelan como constante su tendencia permanente hacia la división. Entre otras razones, esto explica el por qué existen varios rostros protestantes en América Latina. Sobre el particular, Jean Pierre Bastián sostiene que desde fines del siglo XIX hay evidencias de divisiones o "cismas". De hecho, el afirma la constante contradicción entre división y unificación al interior del protestantismo de fines del siglo pasado e inicio del XX y XXI:
En 1897 nace la Iglesia Evangélica Independiente en México y en 1903 la Iglesia Presbiteriana Independiente en Brasil. Estos cismas fueron esencialmente movimientos nacionalistas debidos tanto al rechazo del control de la dependencia misionera como a las luchas internas del liderazgo que nunca lograron perdurar por mucho tiempo y a la postre se reconciliaron con las principales iglesias evangélicas, apoyando al movimiento centrípeta (misionero extranjero) impulsado por los propios misioneros y pastores nacionales. De hecho el movimiento de unión y la tendencia a la colaboración entre las sociedades y tradiciones protestantes predominaron. Por una parte muchos pastores pasaron de una tradición a la otra indistintamente demostrando el poco arraigo de los principios teológicos predestinatarios o arminianos. Por otra parte, una estrategia de unión tuvo que tomar lugar muy tempranamente tanto por las fuertes persecuciones por parte de los sectores católicos y conservadores, como para racionalizar el trabajo educativo y religioso y dar mayor credibilidad al protestantismo… (Bastián, 1990:152-153).
Al mismo tiempo, esta cita aforística presenta lo vulnerable y poco arraigado de las posiciones teológica en los protestantismos. Esta falta de profundidad bíblico-teológica será más tarde caldo de cultivo para el surgimiento de nuevos expresiones religiosas al interior de los mismos. Tal es así que nuevamente Bastián señala que entre "1902 y 1910 aparece una nueva expresión religiosa protestante en la Iglesia Metodista de Valparaíso, Chile, que se llamaría luego pentecostalismo" (Bastián, 1990:153). De aquí en adelante el fenómeno de Iglesias autóctonas e independientes se constituye en un fenómeno permanente. Se estima que en el caso ecuatoriano, estas iglesias son ya una parte importante y numerosa. Estas suelen aglutinarse en los cuerpos pastorales existentes en las diversas ciudades.
Otros afirman que esta historia de cismas ha sido el recurso de Dios para el crecimiento de los protestantismos. Esta afirmación la hacen basados en el hecho histórico de la división entre Pablo y Pedro y entre monje Lutero y la Iglesia Católica oficial. No obstante, tenemos que poner en tela de duda esta afirmación, porque resulta contraria al espíritu de Cristo, que promovió la unidad (Jn. 17).
No obstante a lo dicho, afirmo que con todas sus contradicciones, esta es la Iglesia a la que me pertenezco, aunque no legitime esta actitud "anti-unidad". De todos modos, cada una tendrá que con seriedad hacer sus propios análisis, pues también tienen sus defectos y virtudes.
1. El rostro liberal
(Iglesias históricas)
Esta designación corresponde a las iglesias históricas que provienen directamente de la tradición protestante o reformada. Estas son las iglesias que surgen de la reforma luterana.
Debe entenderse por liberal a las iglesias "progresistas o de avanzada, influidas en diversas medidas por la teología liberal y el evangelio social de los Estados Unidos: Metodistas, Presbiterianos, Discípulos de Cristo, Convención Bautista Americana del Norte" (Miguez Bonino, 1995:16). En la versión europea encontramos a los luteranos, Calvinistas y Reformados, Episcopales, entre los principales.
Ahora bien, ¿por qué esta designación de rostro liberal? Porque esta fue la facción que le apostó a los procesos libertarios. Debemos recordar que América Latina estaba experimentando un proceso de transformación política importante. Inglaterra había impulsado y apoyado las manifestaciones nacionales libertarias ante yugos políticos presentes en la región. Por supuesto, no gratuitamente.
Es triste afirmar que tal proyecto que acogieron estas iglesias en palabras de Bonino fracasó por tres razones fundamentales: (a) falta de integración teológica del proyecto liberal en el seno del protestantismo, pues desde la "hipótesis asociativa" (Bastián), tal alianza era coyuntural a la defensa de intereses particulares de cada grupo y por la incompatibilidad con la propuesta "panamericanista"[13] de Estados Unidos; (b) el nivel de influencia o cobertura fue muy reducido y no logró impactar a las Iglesias del movimiento de Santidad y fundamentalistas; y (c) porque el proyecto era inviable debido al modelo capitalista dependiente imperante.
Con todo,
1. El rostro evangelicalista
(Las iglesias evangélicas, pietista y/o avivamentista).
Evangélico es la acepción con que se identifican todos los evangélicos, protestantes, pentecostales e iglesias independientes en América Latina, no obstante hay que destacar que de por medio existe una confusión de significados (polisemia). Tal vez, la manera de aclararlo es considerar el significado en función del origen, uso y procedencia. Es la castellanización de la palabra inglesa "evangelical". En esencia la palabra califica a los seguidores del evangelio y más estrictamente a los seguidores de los movimientos avivamentistas y pietistas de la segunda generación asociado a Wesley, Whitefield en Gran Bretaña y Jonathan Edwards en Estados Unidos del siglo XVIII.
Este movimiento surge de la Iglesia Anglicana de Inglaterra por medio del movimiento conocido como metodista y posteriormente el Ejército de Salvación (1880 en Inglaterra), La Iglesia de Dios de Cleveland (1880), La Alianza Cristiana y Misionera (1887), La Iglesia del Nazareno (1908), Iglesia de los Peregrinos (1897), entre otros.
El distintivo fundamental de esta línea protestante lo configura su teología y práctica pietista y avivamentista. Por tanto,
Tal vez, la mejor síntesis pictórica del rostro evangélico es la de M. Bonino:
… el protestantismo misionero latinoamericano es básicamente "evangélico" según el modelo del evangelicalismo estadounidense del "segundo despertar": individualista, cristológico-soteriológico en clave básicamente subjetiva, con énfasis en la santificación.
Tiene un interés social genuino, que se expresa en la caridad y la ayuda mutua, pero que carece de perspectiva estructural y política excepto en lo que toca a la defensa de su libertad y la lucha contra las discriminaciones; por lo tanto, tiende a ser políticamente democrático y liberal, pero sin sustentar tal opción en su fe ni hacerla parte integrante de su piedad (M. Bonino, 1990:46).
Por otro lado, debemos distinguir que el segundo proceso avivamentista de los años 1850 asociado a Beecher, Dwight, Carlos Finney y se continúa con Moody
Hasta mediados del siglo XX es el movimiento más grande y predominante en el escenario latinoamericano. Aunque el pentecostal nace en la primera década del siglo XX se consolida décadas más tarde, al punto de ser hoy el movimiento mayoritario. No obstante, esto no significa necesariamente solidez y fidelidad a nuestras raíces protestantes. La mayoría no debe interpretarse como fidelidad y calidad en razón de lo que dio origen al movimiento en el siglo XVI en Alemania.
La estrategia de penetración evangélica a través del movimiento misionero pietista de la segunda generación, privilegió la capacitación bíblica como un recurso apologético para sostener la controversia anticatólica y como medio indispensable para la evangelización.[14]
Lo dicho hasta aquí, sumado a la fuerza gestada por el movimiento "Evangelio Social" que encarnaba la esencia del modernismo y secularismo en la esfera religiosa, negaba la realidad supra-natural sostenida por los evangélicos se generó una reacción religiosa conocida como fundamentalismo evangélico, el cual asumió con firmeza lo que M. Bonino denomina la "defensa de la América cristiana". Entonces, ser evangélico era ser un defensor del paradigma de vida norteamericano. En este sentido el fundamentalismo se constituye en un validador de dicha nación, que luego se convertirá en sujeto de sospecha constante en cualquier ámbito donde se expandía su empresa misionera. Pues, se asoció lo evangélico con lo "conspiracional" (cf. Bastián). Es decir, lo evangélico se consideró como el recurso ideológico empleado por Estados Unidos en su empresa neocolonialista en América Latina.
Ahora nos encontramos en una faceta del protestantismo caracterizado por la atomización[15]Esto se debe a por lo menos cinco razones: (a) Crecimiento del protestantismo evangélico vinculado al movimiento de santidad y de las líneas milenaristas y fundamentalista británicas y norteamericanas; (b) Ubicación del protestantismo en los estratos sociales medios; (c) rechazo hacia el socialismo y comunismo como producto de la influencia fundamentalista; (d) toma fuerza el fundamentalismo separatista al interior de las denominaciones, debido a la confrontación sin cuartel a todo aquello que se sospechaba como liberal; (e) el movimiento ecuménico es considerado como un traición al evangelio.
Finalmente, el evangelicalismo experimenta una significativa transición por la aparición de dos movimientos de renovación evangélica: (a) la recuperación de la tradición protestante desde una clave evangélico-protestante vinculado a la Fraternidad Teológica Latinoamericana[16]y (b) el nuevo rostro emergente, el pentecostalismo, del cual nos ocuparemos en breve.
2. El rostro pentecostal
(Iglesias renovadas)
Anteriormente se mencionó que el pentecostalismo hace su aparición en América Latina en Valparaíso, Chile asociado a un misionero metodista de nombre Hoover. Además, surge en un contexto de transición en la estructura social latinoamericana. Sin duda este fue un factor detonante y de acogida que permitió que el pentecostalismo haya llegado para quedarse.
El protestantismo de rostro pentecostal creció rápidamente. En 1938 eran 14.500 mientras que a finales del milenio anterior se hablaba de 65 millones de pentecostales en A.L. Ante ello, debemos preguntarnos ¿cuál es su atractivo? ¿En qué consiste su propuesta para lograr arraigo en nuestra región?
Pero antes, es preciso que identifiquemos las principales denominaciones pente-costales. Estas son: Asambleas de Dios de base norteamericana y brasilera, Iglesia de Dios, Ministerios Verbo, Iglesias Elim, Iglesia Cuadrangular, Iglesias Príncipe de Paz, entre otras. A su vez, es preciso reconocer que estamos viviendo lo que Bernardo Campos denomina "la pentecostalidad de la iglesia". Parece que los distintivos de la reforma protestante que en el pasado marcaron notoriamente a las iglesias, ahora son configurados en las iglesias de diversos rostros protestantes por los rasgos pentecostales. Entre ellos, su liturgia, prácticas eclesiológicas y pastorales enfocadas en el Iglecrecimiento. En esencia, el autor deja constancia que este es un fenómeno que cruza como eje transversal a las diversas denominaciones protestantes. De ahí, que hoy pueda existir una Iglesia Bautista con rasgos pentecostales en Buenos Aires ó Iglesia del Nazareno en Colombia o Brasil con similares rasgos.
El atractivo de su propuesta está en su teología práctica del Espíritu. Su propuesta tiene un sustento neumatológico. Su discurso tiene cuatro temas fundamentales: La soteriología (salvación), el bautismo del Espíritu Santo como una segunda experiencia, evidenciada por la estandarización del don de lengua como señal visible, la sanidad divina como bendición para todos/as los creyentes que se concretiza mediante la oración e imposición de manos, y un énfasis escatológico apocalíptico de carácter premileniarista (c.f. Bonino).
Note que si bien sus énfasis reconocen la sola gracia y fe desde el prisma neumatológico y soteriológico individualista[17]no obstante el supuesto solo escritura no es muy fuerte. Esto tiene su explicación, pues el movimiento pentecostal tiene como base lo experiencial. Para el caso de la "sola escritura" vale decir que si bien no generalizadamente, una buena parte usa del recurso interpretativo calificado por René Padilla como "interpretación intuitiva". Esto es importante, pues el resultado de la misma contribuye –según Orlando Costas-:
Desde la proposición de John Perkins hay que reconocer como valioso y estratégico la adopción del principio de la "reubicación". Esto habla de su sentido de identificación y pertenencia.
Tal vez, debemos terminar esta sección con una síntesis de André Droogers, quien afirma que el movimiento pentecostal denota paradojas y contradicciones:
i) la fe pentecostal rehabilita a los laicos por medio de los dones del Espíritu. Sin embargo, hay iglesias con una fuerte estratificación y determinación del poder. ii) Hay una amplia posibilidad de expresión emocional en un contexto de una dirección rígida con un discurso fundamentalista. iii) los pentecostales rechazan este mundo. Pero al a vez, son vistos como ciudadano y trabajadores ejemplares. iv) los creyentes evitan la política… sin embargo, algunos autores ven en las iglesias pentecostales una protesta social y en este momento algunas iglesias intervienen activamente en la política…. v) La gente aparece como rechazando la sociedad y esperando la venida de Cristo, pero también comprometida con el aquí y ahora. vi.) Los movimientos carismáticos imponen que la gente sea de la misma iglesia pero las congregaciones mantienen una amplia autonomía. vii) Por un lado, las mujeres ocupan un papel central en la vida congregacional y, no obstante su posición subordinada es justificada Biblia en mano (Citado en Bonino, 1990: 73).
Al terminar esta sección no puedo menos que reconocer que en medio de las contradicciones y paradojas de esta línea protestante surge la esperanza de un mañana mejor, toda vez, que se encauce esta expresión hacia la construcción no sólo de un imaginario colectivo de avanzada, sino de una práctica eclesial y pastoral más integral y amplia en su cobertura humana, cultural, y social, que supere las posturas existencialistas e individualista del evangelicalismo y fundamentalismo.
3. El rostro neo-pentecostal
(Las iglesias neo-carismáticas)
El movimiento neopentecostal es un fenómeno que para Escobar se aglutina alrededor del fenómeno denominado "mega-iglesias". Agrega que tales iglesias tienen prácticas propias del catolicismo popular. Por ello henos de preguntarnos si ¿estaremos frente a una versión criolla de la re-invención protestante estadounidense al que en el pasado se refirió Donald Miller?
En algunas de estas iglesias se pone un gran énfasis en las sanidades a cambio de ofrendas generosas, se venden objetos sagrados tales como agua aceite benditos, se nombran apóstoles con autoridad ilimitada e incuestionable, y vemos métodos de recolectar fondos en los cuales se prometen a los ofrendantes que recibirán multiplicado por diez el monto de lo que ofrenden. Estas prácticas son más cercanas al catolicismo popular tradicional que al de las iglesias de la reforma (Escobar, 2).
Según las valoraciones de dos destacados teólogos latinoamericanos estos grupos "puede verse como ultra-pentecostalismo, sin cierta disciplina y sensatez que la experiencia había enseñado a los pentecostales clásicos. Pone un énfasis exagerado en los demonios y los exorcismos; da gran importancia a las unciones (por ejemplo a las paredes de un nuevo templo); a menudo tienen líderes autoritarios (que a veces se declaran apóstoles) y suelen dar énfasis desproporcionado a la guerra espiritual, la prosperidad y otras modas pasajeras.
De su lado, Juan Sepúlveda, señala que lo característico de movimiento es su posición crítica frente a las estructuras denominacionales, las cuales"…ya no importan, porque el Espíritu Santo ahora está soplando en los nuevos movimientos y ministerios" (Signos, PG. 1). Además, afirma que desde un abordamiento histórico: estos grupos proceden de la corriente denominada "evangelical" y no propiamente del pentecostalismo clásico. Personalmente estoy en desacuerdo basado en el conocimiento de campo de muchas de estas iglesias. En verdad su procedencia esta mas vinculado al movimiento pentecostal.
1. Sin embargo reconozco que la apreciación de Sepúlveda sobre las características del movimiento son completamente acertadas. Estas son: Tienden a profesionalizar el rol de los ministros del culto, reduciendo a los adherentes a un rol más bien pasivo u objetivado-utilitario.
2. En el desarrollo del culto, la congregación tiende a asimilarse al público de un espectáculo.
3. La expresión de las emociones está al servicio de un resultado inmediato: generalmente motivar las dadivas materiales del público, sin importar mucho el modo en que vivan su vida cotidiana.
4. La Biblia no es tan central e importante. Sobre el particular George Reyes menciona que se "…concede a la experiencia una centralidad y peso autoritativo semejante o superior al que le corresponde a las Escrituras. De esa cuenta, ha incurrido en un subjetivismo exagerado y una dinámica comunicativa ultrasensorial que lo han llevado a caer en errores doctrinales y ha reducir su discurso teológico a uno narrativo y testimonial de esa experiencia" (Signos de Vida, 5pgs.).
5. Están produciendo una gran movilidad de membresía al interior de las Iglesias evangélicas, pero no precisamente un gran crecimiento de la población evangélica.
Infelizmente mi valoración sobre los aportes al desarrollo social desde el neo-pentecostalismo es negativa. Ha incorporado una teología del desarrollo basado en la teología de la prosperidad. En un sentido estricto es la promoción abierta de la American Way entre las naciones periféricas.
4. El rostro étnico e independientes
(Iglesias autóctonas)
El fenómeno protestante desde su inicio se manifestó a través de las iglesias de transplantes que se ubicaron en América Latina conservando en todo, su cultura, tradiciones y liturgia. Ejemplo de ello son las comunidades de hugonotes. Se estima que la primera comunidad de transplante apareció en Venezuela a principio del siglo XIX para acompañar y ministrar a los europeos que establecieron relaciones comerciales en nuestra región.
Al presente, no sólo existen reductos de comunidades de transplantes como la luterana de habla inglesa y alemana en Quito, Asunción, presbiterianos coreanos en Guayaquil y Buenos Aires, pero también los hay aquellos de tendencia evangelicalista como la English Fellowship de Quito.
Sin embargo, el fenómeno emergente en esta línea de expresión protestante está constituido por los protestantismos autóctonos con rasgos culturales propios e indígenas.
Su asociación no está determinada necesariamente
por lo teológico sino por lo antropológico. De allí que
en el caso ecuatoriano, como en el boliviano o peruano se definan primero como
indígena[18]y después como evangélicos.
En el caso ecuatoriano, la organización que los aglutina es la FEINE. Las iglesias proceden en su mayoría del esfuerzo misionero conservador conocido como Unión Misionera (GMU). Esta organización que fue la fundadora del movimiento protestante en el Ecuador realizó esfuerzos para generar un proceso de autonomía desde el principio.
La otra expresión que no podemos pasar por alto es el de las iglesias independientes. Estas son de variada procedencia. En particular proceden de movimientos congrega-cionalistas y pentecostales. Se cree que en Ecuador son un grupo significativo, que pueden representar entre un 20 a 30% de las iglesias. Estas habitualmente se agrupan en el reciente fenómeno de organización conocido como "cuerpos pastorales" en cada ciudad. Su teología aún está en proceso de construcción, pero en su mayoría conservan la teología de sus iglesias de origen, aunque evidencian un matiz propio en cuanto al concepto y práctica de la autoridad. Algunos dicen que salieron por su inconformidad con el sistema autoritario de sus congregaciones de origen o por riñas con los pastores que detentaban el poder y la autoridad.
A pesar de lo dicho, el autor cree que el tema necesita ser trabajado más profundamente, pues esta realidad configura el escenario en aumento para los próximos años en el mundo protestante.
Conclusión final
El protestantismo aunque es uno sólo se expresa de manera rica y variada en por lo menos cinco expresiones. Estas son: el liberal o progresista, el evangélico ó evangelicalista que deviene de su herencia pietista y avivamentista, el pentecostal, neopentecostal y el étnico-independiente. Todas estas expresiones han incorporado algo de los postulados de nuestra herencia protestante. Sin embargo, el pentecostal, neopentecostal y autóctono lo han hecho desde su propia clave hermenéutica que es de carácter neumatológico, mercantilista y antropológico cultural, respectivamente.
Por otro lado, al finalizar este capítulo no puedo menos que señalar que estamos en deuda con nuestra tradición. El legado que hemos recibido tiene que ser reinterpretado nuevamente. Si queremos seguir siendo evangélico-protestantes le debemos compro-miso al Señor y a nuestra tradición recientemente presentada. Somos un pueblo que en medio de nuestras naturales contradicciones sabemos unirnos y luchar no sólo por nuestros intereses, sino también por los de nuestra sociedad y lo hacemos en nombre de Cristo como parte de nuestra misión cristiana.
En especial, hemos de recuperar de nuestra tradición protestante y civilizacional lo mejor de ella y evitar aquello que es cuestionable y comprometernos con:
1. La lucha por el desarrollo de sociedades democráticas en dialogo con movimientos que busquen establecer una sociedad equitativa para todas las personas en igualdad de condiciones. Por supuesto, corremos el peligro de ser mal comprendidos. Por ello, hemos de advertir que no se trata de aliarse a la "partidocracia" sino ejercer nuestra vocación misiológica-política desde la fe manteniendo en alto la separación entre "Iglesia y Estado" e "Iglesia y partidos políticos" para asegurar la vigencia profética de la Iglesia ante cualquier sistema de gobierno o cualquier forma de organización del poder para gobernar una nación o región.
2. Una conciencia social de grupo como la que se vivió en la Europa protestante del siglo XVI y siguientes, al punto de lograr su propio nicho en la sociedad y de constituirse en una mayoría respetable con influencia social. Hay que recordar el adagio popular que dice "que una sola golondrina no hace verano". Pero el 25% de protestantes que somos en América Latina unidos podemos hacer un impacto significativo en la sociedad en la medida que ampliamos nuestra visión misiológica en la sociedad.
3. La transformación de la sociedad desde la base de la conversión de ser humano por medio de la sola fe y gracia en y de Cristo; y la vivencia de la santidad practica en el ámbito personal y social. Para ello, es preciso construir una mentalidad comunitaria de la "conversión" y ampliar los alcances de la misma para que afecte la sociedad. Por supuesto, espero que este claro que el "desarrollo social" no se agota o debe esperar únicamente con la transformación individual de los sujetos. Debemos recordar las lecciones del legado histórico-civilizacional. El desarrollo en cierta medida es fruto de los factores: ético-actitudinales que entraña la filosofía protestante[19]y los factores técnico-culturales citados por Toynbee y Bullón.
4. La construcción de un discurso "verdaderamente liberador" y no "seudo liberador" que no aliene a las personas de su realidad social. Este debe proveer por la gracia del Espíritu verdadera liberación psico-espiritual, socio-económica y cognoscitiva-profesional-vocacional. De tal modo que las personas bajo la guía del Espíritu de Dios tomen con determinación las riendas de su presente y futuro y propicien la superación de sus estándares de vida tanto en lo personal como comunitario.
5. Promover una teología del desarrollo social que integre los factores ético-actitudinales que entraña el protestantismo y los factores técnico-culturales legado por las enseñanzas civilizacionales.Este esfuerzo teo-misiológico es vital para asegurar la enseñanza de nuestro liderazgo y comunidades evangélicas con una clara orientación hacia el desarrollo social desde la fe. Así como también, la vivencia de la ética protestante en ámbitos específicos, tales como: la productividad y desarrollo tecnológico, ahorro, estilo de vida sencillo y solidario con los más necesitados de la sociedad. Además, implica corregir casa adentro todo vestigio de "teología de la prosperidad" que es fruto de la "súper fe" o "lotería espiritual". Evitemos a toda costa la asimilación de los anti-valores de la cultura posmoderna que están implícitos en esta forma de ver el desarrollo: la mercantilización de todas las dimensiones de la vida y el llamado reencantamiento del mundo mediante el animismo espiritualizante que reduce todas las dimensiones de la vida a asuntos "espirituales".
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