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La gran rebelión (página 2)




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CAPÍTULO 4

HABLA SOBRE LA LIBERTAD

La Libertad nos
fascina, desearíamos ser libres, pero nos hablan mal de
alguien y quedamos hechizado y así nos convertimos en
libertinos y pasamos a malvados.

El que repite las especies maledicientes, es más
perverso que el que las inventa, porque este puede proceder por
celos, envidia o equivocado sincero; el repetidor lo hace como
fiel discípulo del mal, es un malvado en potencia. "Buscad
la Verdad y Ella os hará libres". Pero ¿cómo
puede llegar a la Verdad el Mentiroso? En esas condiciones se
aleja cada instante del polo opuesto, La Verdad.

La Verdad es atributo del Padre Bien Amado, lo mismo que la
Fe. ¿Cómo podrá tener fe el mentiroso, si
esta es dádiva del Padre? Los dones del Padre no puede
recibirlos el que está lleno de defectos, vicios, ansias
de poder y
prepotencia. Somos esclavos de nuestras propias creencias; huye
del Clarividente que habla de lo que él ve internamente;
ese tal vende el Cielo y todo le será quitado.

"¿Quién es libre? ¿Quién ha
logrado la famosa libertad? ¿Cuántos se han
emancipado? ¡Ay!, ¡Ay!, ¡Ay!", (Samael). El que
miente jamás podrá ser libre porque esta en contra
del Bien Amado que es Verdad pura.

CAPÍTULO 5

HABLA SOBRE LA LEY DEL
PÉNDULO

Todo fluye y refluye, sube y baja, va y viene; pero a las
gentes les interesa mas el vaivén del vecino que su propio
vaivén y así anda en el tormentoso mar de su
existencia, utilizando sus defectuosos sentidos para calificar la
oscilación de su vecino; y él ¿qué?
Cuando el hombre mata
sus yoes o defectos se libera, se liberta de muchas leyes
mecánicas, rompe uno de los tantos cascarones que formamos
y siente ansias de libertad.

Los extremos siempre serán perjudiciales, debemos
buscar el justo medio, el fiel de la balanza.

La razón se inclina reverente ante el hecho cumplido y
el concepto se
esfuma ante la verdad cristalina. "Solo eliminando el error
adviene la Verdad" (Samael).

CAPÍTULO 6

CONCEPTO Y REALIDAD

Es conveniente que el lector estudie detenidamente este
capítulo para evitar que sea guiado por apreciaciones
erróneas; mientras tengamos defectos psicológicos,
vicios, manías, nuestros conceptos serán
también erróneos; esto de: "Eso es así
porque yo comprobé", es de necios, todo tiene facetas,
aristas, ondulaciones, altos y bajos, distancias, tiempos, donde
el necio unilateral ve las cosas a su manera, las impone con
violencia,
asustando a sus oyentes.

CAPÍTULO 7

DIALÉCTICA DE LA CONCIENCIA

Sabemos y eso nos enseña, que solamente podemos
despertar la conciencia a base
de trabajos concientes y padecimientos voluntarios.

El devoto de la Senda desperdicia la ENERGÍA del
pequeño porcentaje de conciencia cuando se identifica con
los sucesos de su existencia.

Un Maestro capacitado, participando del Drama de la Vida, no
se identifica con dicho drama, se siente como espectador en el
circo de la vida; allí como en el cine, los
espectadores se parcializan con el ofensor o con el ofendido.
Maestro de la Vida es el que enseña cosas buenas y
útiles al devoto de la senda, los hace mejor de lo que
son, la Madre Naturaleza le
obedece y las gentes lo siguen con AMOR.

"La Conciencia es Luz que el
inconsciente no percibe" (Samael Aun Weor) al dormido le sucede
con la Luz de la Conciencia, lo que al ciego con la Luz del
Sol.

Cuando aumenta el radio de nuestra
conciencia, uno mismo experimenta en lo interior lo real, lo que
es.

CAPÍTULO 8

LA JERGA CIENTÍFICA

Las gentes ante los fenómenos de la naturaleza se
asustan y esperan que pasen; la ciencia los
rotula y les pone nombres difíciles, para que los
ignorantes no sigan molestándolos.

Hay millones de seres que conocen el nombre de sus males, pero
no saben como destruirlos.

El hombre maneja
maravillosamente los complicados vehículos que él
crea, pero no sabe manejar su propio vehículo: El cuerpo
en que se moviliza de instante en Instante; el hombre para
conocerlo, le acontece, lo que a un laboratorio
con sucios o impurezas; pero al hombre se le dice que lo limpie,
matando sus defectos, hábitos, vicios, etc., y no es
capaz, cree que con el baño diario es suficiente.

CAPÍTULO 9

EL ANTICRISTO

Lo llevamos por dentro. El no nos permite llegar al Padre Bien
Amado. Pero cuando lo dominamos totalmente es múltiple en
su expresión.

El Anticristo odia las virtudes cristianas de la Fe, la
Paciencia, la Humildad, etc. El "Hombre" adora su ciencia y la
obedece.

CAPÍTULO 10

EL YO PSICOLÓGICO

Debemos observarnos en acción
de instante en instante, saber si lo que hacemos nos mejora,
porque la destrucción ajena de nada nos sirve. Ello solo
nos lleva a la convicción de que somos buenos
destructores, pero esto es bueno cuando destruimos en nosotros
nuestro mal, para mejorarnos de acuerdo con el Cristo vivo que
llevamos en potencia para iluminar y mejorar a la especie
Humana.

Enseñar a odiar, eso lo saben todos, pero
enseñar a AMAR, eso sí es difícil.

Lee con detenimiento caro lector éste capítulo,
si deas destruir de raíz tu propio mal.

CAPÍTULOS 11 al 20

A las gentes les encanta opinar, presentar a los demás
como ellas los ven, pero nadie quiere conocerse a sí
mismo, que es lo que cuenta en la Senda de la
Cristificación.

El que dice más mentiras está a la moda; La Luz es
la conciencia y cuando ésta se manifiesta en nosotros, es
para ejecutar obra superior. "Por sus obras los
conoceréis", dijo Jesús el Cristo.

El no dijo que por los ataques que hicieren.
¡¡¡Gnósticos… despertad!!!

El hombre intelectivo o emotivo actúa de acuerdo con su
intelecto o emociones. Estos
como jueces son terribles, oyen lo que les conviene y juzgan o
dan como verdad de Dios, lo que un Mentiroso mayor que ellos les
afirma.

En donde hay luz, hay conciencia. La maledicencia es obra de
las tinieblas, eso no proviene de la luz.

En el capítulo 12 se habla sobre las 3 mentes que
poseemos: Mente Sensual o de los sentidos,
Mente Intermedia; ésta es la que cree todo lo que oye y
juzga de acuerdo al ofensor o defensor; cuando es dirigida por la
conciencia, es un mediador formidable, se convierte en un
instrumento de acción; las cosas depositadas en la mente
intermedia forman nuestras creencias.

El que tiene fe verdadera, no necesita creer; el mentiroso no
podrá tener fe, atributo de Dios y experiencia directa, ni
mente interior, que descubrimos cuando le damos Muerte a los
indeseables que cargamos en nuestra Psiquis.

La virtud de conocer nuestros defectos, luego analizarlos y
más tarde destruirlos con la ayuda de nuestra madre
RAM-IO, nos
permite cambiar y no ser esclavos de los tiranuelos que surgen en
todas las creencias.

El Yo, el Ego, es desorden dentro de nosotros; solo el Ser
tiene poder para establecer el orden dentro de nosotros, en
nuestra Psiquis.

Del estudio detenido del capítulo 13, nos damos cuenta
de lo que acontece al Vidente Defectuoso, cuando se encuentra con
los Yoes indeseables de cualquier hermanito de la Senda. Cuando
nos auto-observamos dejamos de hablar mal de alguien.

El Ser y el Saber, deben equilibrarse mutuamente; así
nace la comprensión. El saber, sin conocimiento
del Ser, trae confusión intelectual de toda especie; nace
el bribón.

Si es el Ser mayor que el Saber, nace el santo
estúpido. El capítulo 14 nos da claves formidables
para auto-conocernos; Somos un Dios divino, con un cortejo
alrededor que no le pertenece; renunciar a todo eso es
liberación y que digan…

"El delito se viste
con la toga de Juez, con la túnica del Maestro, con el
ropaje del mendigo, con el traje del Señor y hasta con la
túnica del Cristo" (Samael).

Nuestra Divina Madre Marah, María o RAM-IO como la
llamamos los gnósticos, es la medianera entre el padre
Bien Amado y nosotros, la mediadora entre los Dioses elementales
de la naturaleza y el mago; por medio de ella y mediante ella,
los elementales de la naturaleza nos obedecen. Es nuestra Divina
Deva, la mediadora entre la Bendita Diosa Madre del mundo y
nuestro vehículo físico, para lograr asombrosos
prodigios y servir a nuestros semejantes.

De la unión Sexual con la esposa Sacerdotisa, el
varón se feminiza y la esposa se varoniza; nuestra Madre
RAM-IO es la única que puede volver polvareda
cósmica a nuestros Yoes y sus legiones. Con las normas sensitivas
no podemos conocer las cosas del Ser, porque los sentidos son
instrumentos densos, cargados de defectos, tal como es su
dueño; se requiere descongestionarlos, matando en nosotros
defectos, vicios, manías, apegos, deseos, y todo lo que
gusta a la mente terrena, que tantas dudas nos proporciona.

En el capítulo 18 vemos, según la Ley de
dualidad, que así como vivimos en un país o lugar
de la tierra,
así también en nuestra intimidad existe el lugar
psicológico donde nos encontramos ubicados.

Lee caro lector este interesante capítulo para que
sepas internamente en qué barrio, colonia o lugar te
encuentras ubicado.

Cuando utilizamos a nuestra divina Madre RAM-IO destruimos a
nuestros yoes satánicos y nos libertamos en las 96 leyes
de la conciencia, de tanta podredumbre. El odio no nos deja
progresar internamente.

El mentiroso peca contra su propio Padre y el fornicario
contra el Espíritu
Santo; se fornica en pensamiento,
palabra y obra.

Existen tiranuelos que hablan maravillas de si mismos, seducen
a muchos ignorantes, pero si, se les analice su obra, encontramos
destrucción y anarquía; la vide misma u encarga de
aislarlos y olvidarlos.

En el capítulo 19, nos da luces para no caer en la
ilusión de sentimos superiores. Todos somos estudiantes al
servicio del
Avatara; al déspota le duele que lo lastimen y al necio,
que no le ensalcen.

Cuando comprendemos que la
personalidad debemos destruirla, si alguien nos ayuda en
ésa dura labor es de agradecer.

La Fe es el
conocimiento puro, la sabiduría experimental directa
del Ser, "las alucinaciones de la conciencia egoica son iguales a
las alucinaciones provocadas por las drogas"
(Samael).

En el capítulo 20, nos da claves para exterminar el
frío lunar en medio del cual nos desenvolvemos y
desarrollarnos.

CAPÍTULOS DEL 21 AL 29

En el 21 nos habla y enseña a meditar y reflexionar, a
saber cambiar. Quien no sabe meditar jamás podrá
disolver el Ego.

En el 22 nos habla sobre "RETORNO Y RECURRENCIA". Es sencilla
la forma como nos habla sobre el retorno; si no queremos repetir
escenas dolorosas, debemos desintegrar los Yoes, que nos las
presentan; se nos enseña a mejorar la calidad de
nuestros hijos. La recurrencia corresponde a los sucesos de
nuestra existencia, cuando tenemos cuerpo físico.

El Cristo íntimo es el fuego del fuego; lo que vemos y
sentimos es la parte física del fuego
Crístico.

El advenimiento del fuego Crístico es el evento
más importante de nuestra propia vida, este fuego se hace
cargo de todos los procesos de
nuestros cilindros o cerebros, que primero debimos limpiar con
los 5 elementos de la Naturaleza, valiéndonos de los
servicio de nuestra Bendita Madre RAM-IO.

"El Iniciado debe aprender a vivir peligrosamente; así
está escrito".

En el capítulo 25, el Maestro nos habla sobre el lado
desconocido de nosotros mismos, el cual proyectamos como si
fuésemos una máquina proyectora de cine, y
entonces, vemos nuestros defectos en la pantalla ajena.

Todo esto nos muestra a los
sinceros equivocados; así como nuestros sentidos nos
mienten así somos mentirosos; los sentidos ocultos causan
desastres cuando los despertamos sin matar nuestros defectos.

En el capítulo 26 nos habla de los tres traidores, los
enemigos de Hiram Abiff, el Cristo Interno, los demonios de:

1.- La mente

2.- Mala Voluntad

3.- El deseo

Cada uno de nosotros llevamos en nuestra psiquis a los tres
traidores.

Nos enseña que el Cristo Interno siendo pureza y
perfección, nos ayuda a extirpar los miles de indeseables
que llevamos por dentro. En dicho capítulo se nos
enseña que el Cristo Secreto es el Señor de la GRAN
REBELIÓN, rechazado por los Sacerdotes, por los ancianos y
por los escribas del templo.

En el capítulo 28, nos habla sobre el Super-Hombre y el
desconocimiento total de las multitudes sobre él.

Los esfuerzos del Humanoide para convertirse en Super-Hombre
son batallas y batallas contra sí, contra el mundo y
contra todo lo que trata a este mundo de miserias.

En el capítulo 29, capítulo final, nos habla
sobre el Santo Grial, el vaso de Hermes, la copa de
Salomón; el Santo Grial alegoriza en forma única al
Yoni femenino, el sexo, el soma
de los místicos donde beben los Dioses Santos.

Esta copa de delicia no puede faltar en ningún Templo
de misterios, ni
en la vida del Sacerdote Gnóstico.

Cuando los gnósticos entiendan éste misterio,
les cambiará su vida conyugal y el altar vivo les
servirá para oficiar como sacerdote en el Divino Templo
del Amor.

Que la paz más profunda reine en tu corazón.

GARGHA KUICHINES.

CAPÍTULO I.

LA
VIDA

Aunque parezca increíble, es muy cierto y de toda
verdad, que ésta tan cacareada civilización moderna
es espantosamente fea, no reúne las características
trascendentales del sentido estético, está
desprovista de belleza interior.

Es mucho lo que presumimos con esos horripilantes edificios de
siempre, que parecen verdaderas ratoneras.

El mundo se ha vuelto tremendamente aburridor, las mismas
calles de siempre y las viviendas horripilantes por doquier.

Todo esto se ha tornado cansón, en el Norte y en el
Sur, en el Este y en el Oeste del Mundo.

Es el mismo uniforme de siempre: horripilante, nauseabundo,
estéril. ¡Modernismo!,
exclaman las multitudes.

Parecemos verdaderos pavos vanidosos con el traje que cargamos
y con los zapatos muy brillantes, aunque por aquí, por
allá y acullá circulen millones de infelices
hambrientos desnutridos, miserables.

La sencillez y belleza natural, espontánea, ingenua,
desprovista de artificios y pinturas vanidosas, ha desaparecido
en el Sexo Femenino. Ahora somos modernos, así es la
vida.

Las gentes se han vuelto espantosamente crueles: la caridad se
ha resfriado, ya nadie se apiada de nadie.

Las vitrinas o aparadores de los lujosos almacenes
resplandecen con lujosas mercaderías que definitivamente
están fuera del alcance de los infelices.

Lo único que pueden hacer los Parias de la vida es
contemplar sedas y joyas, perfumes de lujosos frascos y paraguas
para los aguaceros; ver sin poder tocar, suplicio semejante al
del Tántalo.

Las gentes de estos tiempos modernos se han tornado demasiado
groseras: el perfume de la amistad y la
fragancia de la sinceridad han desaparecido radicalmente.

Gimen las muchedumbres sobrecargadas de impuestos; todo
el mundo está en problemas, nos
deben y debemos; nos enjuician y no tenemos con qué pagar,
las preocupaciones despedazan cerebros, nadie vive tranquilo.

Los burócratas con la curva de la felicidad en sus
vientres y un buen cigarro en la boca, en el que
psicológicamente se apoyan, juegan malabares
políticos con la mente sin importarles un comino el dolor
de los pueblos.

Nadie es feliz por estos tiempos y menos la clase media,
ésta se encuentra entre la espada y la pared.

Ricos y pobres, creyentes y descreídos, comerciantes y
mendigos, zapateros y hojalateros, viven porque tienen que vivir,
ahogan en vino sus torturas y hasta se convierten en drogadictos
para escapar de sí mismos.

Las gentes se tornaron maliciosas, recelosas, desconfiadas,
astutas, perversas; ya nadie cree en nadie; se inventan
diariamente nuevas condiciones, certificados, cortapisas de todo
género,
documentos,
credenciales, etc., y de todas maneras nada de eso sirve ya, los
astutos se burlan de todas estas tonterías: no pagan,
esquivan la ley aunque les toque ir con sus huesos a la
cárcel.

Ningún empleo da
felicidad; el sentido del verdadero amor se ha perdido y las
gentes se casan hoy y se divorcian mañana.

La unidad de los hogares se ha perdido lamentablemente, la
vergüenza orgánica ya no existe, el lesbianismo y el
homosexualismo se han vuelto más comunes que lavarse las
manos.

Saber algo sobre todo esto, tratar de conocer la causa de
tanta podredumbre, inquirir, buscar, es ciertamente lo que nos
proponemos en este libro.

Estoy hablando en el lenguaje de
la vida práctica, deseoso de saber qué es lo que se
esconde tras esa máscara horripilante de la
existencia.

Estoy pensando en voz alta y que digan los bribones del
intelecto lo que les venga en gana.

Las teorías
ya se volvieron cansonas y hasta se venden y revenden en el
mercado.
¿Entonces qué?

Las teorías sólo sirven para ocasionarnos
preocupaciones y amargarnos más la vida.

Con justa razón dijo Goethe: "Toda teoría
es gris y sólo es verde el árbol de doradas frutas
que es la vida"…

Ya las pobres gentes se cansaron con tantas teorías,
ahora se habla mucho sobre practicismo, necesitamos ser
prácticos y conocer realmente las causas de nuestros
sufrimientos.

CAPÍTULO II.

LA CRUDA REALIDAD
DE LOS HECHOS

Pronto millones de habitantes de África,
Asia y
América
Latina, pueden morir de hambre.

El gas que arrojan
los "Spray" puede acabar radicalmente con el Ozono de la atmósfera
terrestre.

Algunos sabios pronostican que para el año Dos Mil se
agotará el Subsuelo de nuestro globo terráqueo.

Las especies marítimas están muriendo debido a
la
contaminación de los mares, esto ya está
demostrado.

Incuestionablemente al paso que vamos para finales de este
siglo todos los habitantes de las grandes ciudades deberán
usar Máscaras de Oxígeno
para defenderse del humo.

De continuar la contaminación en su forma alarmante actual
antes de poco tiempo ya no
será posible comer peces, estos
últimos viviendo en agua
así, totalmente contaminada serán peligrosos para
la salud.

Antes del año Dos Mil será casi imposible
encontrar una playa donde uno pueda bañarse con agua
pura.

Debido al desmedido consumo, y
explotación del suelo y del
subsuelo, pronto las tierras ya no podrán producir los
elementos agrícolas necesarios para la alimentación de las
gentes.

El "Animal Intelectual", equivocadamente llamado hombre, al
contaminar los mares con tanta inmundicia, envenenar el aire con el humo
de los carros y de sus fábricas y destruir la Tierra con sus
explosiones atómicas subterráneas y abuso de
elementos perjudiciales para la corteza terrestre, es claro que
ha sometido al Planeta
Tierra, a una larga y espantosa agonía que
indubitablemente habrá de concluir con una Gran
Catástrofe.

Difícilmente el mundo podrá cruzar el umbral del
año Dos Mil, ya que el "Animal Intelectual" está
destruyendo el ambiente
natural a mil por hora.

El "Mamífero Racional", equivocadamente llamado hombre,
está empeñado en destruir la Tierra, quiere hacerla
inhabitable, y es obvio que lo está logrando.

En cuanto a los Mares se refiere, es ostensible que
éstos han sido convertidos por todas las naciones en una
especie de Gran Basurero.

El Setenta por Ciento de toda la basura del mundo
está yendo a cada uno de los mares.

Enormes cantidades de petróleo, insecticidas de toda clase,
múltiples substancias químicas, gases
venenosos, gases neurotóxicos, detergentes, etc.,
están aniquilando a todas las especies vivientes del
Océano.

Las aves
marítimas y el Plancton tan indispensable para la vida,
están siendo destruidos.

Incuestionablemente la aniquilación del Plancton Marino
es de una gravedad incalculable porque este microorganismo
produce el setenta por ciento del Oxígeno Terrestre.

Mediante la investigación científica se ha
podido verificar que ya ciertas partes del Atlántico y del
Pacífico se encuentran contaminadas con residuos
radioactivos, producto de
las explosiones atómicas.

En distintas Metrópolis del mundo y especialmente en
Europa, el agua dulce
se bebe, se elimina, se depura y luego se bebe nuevamente.

En las grandes ciudades "Súper-civilizadas", el agua
que se sirve a las mesas pasa por los organismos humanos muchas
veces.

En la ciudad de Cúcuta, frontera con
Venezuela,
República de Colombia, Sur
América, los habitantes se ven obligados a
beber las aguas negras e inmundas del río que carga con
todas las porquerías que vienen de Pamplona.

Quiero referirme en forma enfática al río
Pamplonita que tan nefasto ha sido para la "Perla del Norte"
(Cúcuta).

Afortunadamente existe ahora otro acueducto más que
abastece a la Ciudad, sin que por ello se deje de beber las aguas
negras del río Pamplonita.

Enormes filtros, gigantescas máquinas,
substancias químicas, tratan de purificar las aguas negras
de las grandes ciudades de Europa, más las epidemias
continúan propagándose con esas aguas negras
inmundas que tantas veces han pasado por los organismos
humanos.

Los famosos Bacteriólogos han encontrado en el agua potable
de las grandes Capitales, toda clase de: virus,
colibacilos, patógenos, bacterias de
Tuberculosis,
Tifo, Viruela, Larvas, etc.

Aunque parezca increíble dentro de las mismas plantas de agua
Potabilizadoras de países Europeos, se han hallado virus
de la vacuna de la Poliomielitis.

Además, el desperdicio de agua es espantoso:
Científicos modernos afirman que para el año 1990
el humanoide racional morirá de sed.

Lo peor de todo esto es que las reservas subterráneas
de agua dulce, se encuentran en peligro debido a los abusos del
Animal Intelectual.

La explotación sin misericordia de los pozos de
Petróleo, continúa siendo fatal.
El
Petróleo que se extrae del interior de la tierra,
atraviesa las aguas subterráneas y las contamina.

Como secuencia de esto, el Petróleo ha hecho impotables
las aguas subterráneas de la Tierra durante más de
un siglo.

Obviamente como resultado de todo esto, mueren los vegetales y
hasta multitud de personas.

Hablemos ahora un poco sobre el aire que tan indispensable es
para la vida de las criaturas…

Con cada aspiración e inhalación, los pulmones
toman medio litro de aire, o sea, unos doce metros cúbicos
al día, multiplíquese dicha cantidad por los Cuatro
Mil Quinientos Millones de habitantes que posee la Tierra y
entonces tendremos la cantidad exacta de oxígeno que
diariamente consume la humanidad entera, sin contar con el que
consumen todas las otras criaturas animales que
pueblan la faz de la Tierra.

La totalidad del Oxígeno que inhalamos, se encuentra en
la atmósfera y se debe al Plancton que ahora estamos
destruyendo con la contaminación y también a la
actividad fotosintética de los vegetales. Desgraciadamente
las reservas de oxígeno ya se están agotando.

El Mamífero Racional equivocadamente llamado hombre,
mediante sus innumerables industrias
está disminuyendo en forma continua la cantidad de
radiación solar, tan necesaria e
indispensable para la fotosíntesis, y es por esto que la cantidad
de Oxígeno que producen actualmente las plantas, es ahora
muchísimo menos que en el siglo pasado.

Lo más grave de toda esta tragedia mundial es que el
"Animal Intelectual", continúa contaminando los mares,
destruyendo el Plancton y acabando con la vegetación.

El "Animal Racional", prosigue destruyendo lamentablemente sus
fuentes de
Oxígeno.

El "Smog", que el "Humanoide Racional" está expulsando
constantemente al aire; además de matar pone en peligro la
vida del Planeta Tierra.

El "Smog", no sólo está aniquilando las reservas
de Oxígeno, sino, además, está matando a las
gentes.

El "Smog", origina extrañas y peligrosas enfermedades imposibles de
curar, esto está ya demostrado.

El "Smog", impide la entrada de la luz solar y de los rayos
ultravioletas, originando por ello, graves desórdenes en
la atmósfera.

Viene una era de alteraciones climáticas, glaciaciones,
avance de los hielos polares hacia el Ecuador,
ciclones espantosos, terremotos,
etc.

Debido no al uso, sino al abuso de la energía
eléctrica en el año Dos Mil, habrá
más calor en
algunas regiones del Planeta Tierra y esto coadyuvará en
el proceso de la
Revolución
de los Ejes de la Tierra.

Ya pronto los polos quedarán constituidos en el Ecuador
de la Tierra, y este último se convertirá en
Polos.

Deshielos de los Polos han comenzado y un nuevo Diluvio
Universal precedido por el fuego se avecina.

En próximos decenios, se multiplicará el
"Dióxido de Carbono",
entonces este elemento químico formará una gruesa
capa en la atmósfera de la Tierra.

Tal filtro o capa, absorberá lamentablemente la
radiación térmica y actuará como un
invernadero de fatalidades.

El clima de la
tierra se hará más caliente en muchos lugares y el
calor hará fundir el hielo de los Polos, subiendo por tal
motivo el nivel de los océanos escandalosamente.

La situación es gravísima, el suelo
fértil está desapareciendo y diariamente nacen
doscientas mil personas que necesitan alimento.

La catástrofe mundial de Hambre que se avecina,
será ciertamente pavorosa; esto está ya a las
puertas.

Actualmente están muriendo cuarenta millones de
personas anualmente por hambre, por falta de comida.

La criminal industrialización de los bosques y la
explotación despiadada de Minas y Petróleo
están dejando a la Tierra convertida en un desierto.

Si bien es cierto, que la energía
nuclear es mortal para la humanidad, no es menos cierto que
actualmente existen también, "Rayos de Muerte", "Bombas
Microbianas" y muchos otros elementos terriblemente destructivos,
malignos; inventados por los científicos.

Incuestionablemente para conseguir la energía nuclear,
se requiere de grandes cantidades de calor difíciles de
controlar y que en cualquier momento pueden originar una
catástrofe.

Para lograr la energía nuclear, se requiere de enormes
cantidades de minerales
radioactivos, de los cuales sólo se aprovecha un treinta
por ciento, esto hace que el subsuelo terráqueo se agote
rápidamente.

Los desperdicios atómicos que quedan en el subsuelo
resultan espantosamente peligrosos. No existe lugar seguro para los
desperdicios atómicos.

Si el gas de un basurero atómico llegara a escapar,
aunque sólo fuese una mínima porción,
morirían millones de personas.

La contaminación de alimentos y aguas
trae alteraciones genéticas y monstruos humanos: criaturas
que nacen deformadas y monstruosas.

Antes del año 1999, habrá un grave accidente
nuclear que causará verdadero espanto.

Ciertamente la humanidad no sabe vivir, se ha degenerado
espantosamente y francamente se ha precipitado al abismo.

Lo más grave de toda esta cuestión, es que los
factores de tal desolación, cuales son: hambres, guerras,
destrucción del Planeta en que vivimos, etc., están
dentro de nosotros mismos, los cargamos en nuestro interior, en
nuestra Psiquis.

CAPÍTULO III.

LA
FELICIDAD

La gente trabaja diariamente, lucha por sobrevivir, quiere
existir de alguna manera, mas no es feliz.

Esa de la felicidad está en chino -como se dice por
ahí- lo más grave es que la gente lo sabe pero en
medio de tantas amarguras, parece que no pierden las esperanzas
de lograr la dicha algún día, sin saber cómo
ni de qué manera.

¡Pobres gentes! ¡Cuánto sufren! Y, sin
embargo, quieren vivir, temen perder la vida.

Si las gentes entendieran algo sobre Psicología
revolucionaria, posiblemente hasta pensarían distinto; mas
en verdad nada saben, quieren sobrevivir en medio de su desgracia
y eso es todo.

Existen momentos placenteros y muy agradables, pero eso no es
felicidad; las gentes confunden el placer con la felicidad.

"Pachanga", "Parranda", borrachera, orgía; es placer
bestial, mas no es felicidad… Sin embargo, hay fiestecitas
sanas sin borracheras, sin bestialidades, sin alcohol, etc.,
pero eso tampoco es felicidad…

¿Eres persona amable?
¿Cómo te sientes cuando danzas?
¿Estás enamorado? ¿Amas de verdad?
¿Qué tal te sientes danzando con el ser que adoras?
Permitid que me vuelva un poco cruel en estos momentos al deciros
que esto tampoco es felicidad.

Si ya estáis viejo, si no te atraen estos placeres, si
te saben a cucaracha; Dispensadme si te digo que serías
diferente si estuvieseis joven y lleno de ilusiones.

De todas maneras, dígase lo que se diga, bailes o no
bailes, enamores o no enamores, tengas o no eso que se llama
dinero,
tú no eres feliz aunque pienses lo contrario.

Uno se pasa la vida buscando la felicidad por todas partes y
muere sin haberla encontrado.

En la América Latina son muchos los que tienen
esperanzas en sacarse algún día el premio gordo de
la lotería, creen que así van a lograr la
felicidad; algunos hasta de verdad se lo sacan, más no por
ello logran la tan ansiada felicidad.

Cuando uno está muchacho, sueña con la mujer ideal,
alguna princesa de las "Mil y Una Noches", algo extraordinario;
viene después la cruda realidad de los hechos: Mujer,
muchachitos pequeños que mantener, difíciles
problemas económicos, etc.

No hay duda de que a medida que los hijos crecen, los
problemas también crecen y hasta se tornan
imposibles…

Conforme el niño o la niña van creciendo, los
zapatitos van siendo cada vez más grandes y el precio mayor,
eso es claro.

Conforme las criaturas crecen, la ropa va costando cada vez
más y más cara; habiendo dinero no hay problema en
esto, mas si no lo hay, la cosa es grave y se sufre
horriblemente…

Todo esto sería más o menos llevadero, si se
tuviese una mujer buena, más cuando el pobre hombre es
traicionado, "cuando le ponen los cuernos", ¿de qué
le sirve, entonces, luchar por ahí para conseguir
dinero?

Desgraciadamente existen casos extraordinarios, mujeres
maravillosas, compañeras de verdad tanto en la opulencia
como en la desgracia, mas para colmo de los colmos entonces el
hombre no la sabe apreciar y hasta la abandona por otras mujeres
que le van a amargar la vida.

Muchas son las doncellas que sueñan con un
"príncipe azul", desafortunadamente de verdad, las cosas
resultan muy diferentes y en el terreno de los hechos se casa la
pobre mujer con un verdugo…

La mayor ilusión de una mujer es llegar a tener un
hermoso hogar y ser madre: "santa predestinación", empero
aunque el hombre le resulte muy bueno, cosa por cierto muy
difícil, al fin todo pasa: los hijos y las hijas se casan,
se van o le pagan mal a sus padres y el hogar concluye
definitivamente.

Total, en este mundo cruel en que vivimos, no existe gente
feliz… Todos los pobres seres humanos son infelices.

En la vida hemos conocido muchos burros cargados de dinero,
llenos de problemas, pleitos de toda especie, sobrecargados de
impuestos, etc. No son felices.

¿De qué sirve ser rico si no se tiene buena
salud? ¡Pobres ricos! A veces son más desgraciados
que cualquier mendigo.

Todo pasa en esta vida: pasan las cosas, las personas, las
ideas, etc. Los que tiene dinero pasan y los que no lo tienen
también pasan y nadie conoce la auténtica
felicidad.

Muchos quieren escapar de sí mismos por medio de las
drogas o el
alcohol, más en verdad no sólo no consiguen tal
escape, sino lo que es peor, quedan atrapados entre el infierno
del vicio.

Los amigos del alcohol o de la marihuana o
del "L.S.D.", etc., desaparecen como por encanto cuando el
vicioso resuelve cambiar de vida.

Huyendo del "Mí Mismo", del "Yo Mismo", no se logra la
felicidad. Interesante sería "agarrar al toro por los
cuernos", observar al "YO", estudiarlo con el propósito de
descubrir las causas del dolor.

Cuando uno descubre las causas verdaderas de tantas miserias y
amarguras, es obvio que algo puede hacer…

Si se logra acabar con el "Mi Mismo", con "Mis Borracheras",
con "Mis Vicios", con "Mis Afectos", que tanto dolor me causan en
el corazón, con mis preocupaciones que me destrozan los
sesos y me enferman, etc., etc., es claro que entonces adviene
eso que no es del tiempo, eso que está más
allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, eso que
realmente es desconocido para el entendimiento y que se llama:
¡FELICIDAD!

Incuestionablemente, mientras la conciencia continúe
embotellada, embutida entre el "MI MISMO", entre el "YO MISMO",
de ninguna manera podrá conocer la legítima
felicidad.

La felicidad tiene un sabor que el "YO MISMO", el "MI MISMO",
nunca jamás ha conocido.

CAPÍTULO IV.

LA
LIBERTAD

El sentido de la Libertad es algo que aún no ha sido
entendido por la Humanidad.

Sobre el concepto Libertad, planteado siempre en forma
más o menos equivocada, se han cometido gravísimos
errores.

Ciertamente se pelea por una palabra, se sacan deducciones
absurdas, se cometen atropellos de toda especie y se derrama
sangre en los
campos de batalla.

La palabra Libertad es fascinante, a todo el mundo le gusta,
sin embargo, no se tiene verdadera comprensión sobre la
misma, existe confusión en relación con esta
palabra.

No es posible encontrar una docena de personas que definan la
palabra Libertad en la misma forma y del mismo modo.

El término Libertad, en modo alguno sería
comprensible para el racionalismo
subjetivo.

Cada cual tiene sobre este término ideas diferentes:
opiniones subjetivas de las gentes desprovistas de toda realidad
objetiva.

Al plantearse la cuestión Libertad, existe
incoherencia, vaguedad, incongruencia en cada mente.

Estoy seguro que ni siquiera Don Emmanuel Kant, el autor de
la Crítica
de la Razón Pura, y de la Crítica de la
Razón Práctica, jamás analizó esta
palabra para darle el sentido exacto.

Libertad, hermosa palabra, bello término:
¡Cuántos crímenes se han cometido en su
nombre!

Incuestionablemente, el término Libertad ha hipnotizado
a las muchedumbres; las montañas y los valles, los
ríos y los mares se han teñido con sangre al
conjuro de esta mágica palabra.

Cuántas banderas, cuánta sangre y cuántos
héroes han sucedido en el curso de la Historia, cada vez que sobre
el tapete de la vida se ha puesto la cuestión
Libertad.

Desafortunadamente, después de toda independencia
a tan alto precio lograda, continúa dentro de cada persona
la esclavitud.

¿Quién es libre?, ¿Quién ha
logrado la famosa libertad?, ¿Cuántos se han
emancipado?, ¡ay, ay, ay!

El adolescente anhela libertad; parece increíble que
muchas veces teniendo pan, abrigo, y refugio, se quiera huir de
la casa paterna en busca de libertad.

Resulta incongruente que el jovencito que tiene todo en casa,
quiera evadirse, huir, alejarse de su morada, fascinado por el
término libertad. Es extraño que gozando de toda
clase de comodidades en hogar dichoso, se quiera perder lo que se
tiene, para viajar por esas tierras del mundo y sumergirse en el
dolor.

Que el desventurado, el paria de la vida, el mendigo, anhele
de verdad alejarse de la casucha, de la choza, con el
propósito de obtener algún cambio mejor,
resulta correcto; pero que el niño bien, el nene de
mamá, busque escapatoria, huida, resulta incongruente y
hasta absurdo; empero esto es así; la palabra Libertad,
fascina, hechiza, aunque nadie sepa definirla en forma
precisa.

Que la doncella quiera libertad, que anhele cambiar de casa,
que desee casarse para escapar del hogar paterno y vivir una vida
mejor, resulta en parte lógico, porque ella tiene derecho
a ser madre; sin embargo, ya en vida de esposa, encuentra que no
es libre, y con resignación ha de seguir cargando las
cadenas de la esclavitud.

El empleado, cansado de tantos reglamentos, quiere verse
libre, y si consigue independizarse se encuentra con el problema
que continúa siendo esclavo de sus propios intereses y
preocupaciones.

Ciertamente, cada vez que se lucha por la Libertad, nos
encontramos defraudados a pesar de las victorias.

Tanta sangre derramada inútilmente en nombre de la
Libertad, y sin embargo continuamos siendo esclavos de sí
mismos y de los demás.

Las gentes se pelean por palabras que nunca entienden, aunque
los diccionarios
las expliquen gramaticalmente.

La Libertad es algo que hay que conseguir dentro de sí
mismo. Nadie puede lograrla fuera de sí mismo.

Cabalgar por el aire es una frase muy oriental que alegoriza
el sentido de la genuina Libertad.

Nadie podría en realidad experimentar la Libertad en
tanto su conciencia continúe embotellada en el sí
mismo, en el mí mismo.

Comprender este yo mismo, mi persona, lo que yo soy, es
urgente cuando se quiere muy sinceramente conseguir la
Libertad.

En modo alguno podríamos destruir los grilletes de la
esclavitud sin haber comprendido previamente toda esta
cuestión mía, todo esto que atañe al yo, al
mí mismo.

¿En qué consiste la esclavitud?,
¿Qué es esto que nos mantiene esclavos?,
¿Cuáles son estas trabas?, todo esto es lo que
necesitamos descubrir.

Ricos y pobres, creyentes y descreídos, están
todos formalmente presos aunque se consideren libres.

En tanto la conciencia, la esencia, lo más digno y
decente que tenemos en nuestro interior, continúe
embotellada en el sí mismo, en el mí mismo, en el
yo mismo, en mis apetencias y temores, en mis deseos y pasiones,
en mis preocupaciones y violencias, en mis defectos
psicológicos; se estará en formal
prisión.

El sentido de Libertad sólo puede ser comprendido
íntegramente cuando han sido aniquilados los grilletes de
nuestra propia cárcel psicológica.

Mientras el "yo mismo" exista la conciencia estará en
prisión; evadirse de la cárcel sólo es
posible mediante la aniquilación budista, disolviendo el
yo, reduciéndolo a cenizas, a polvareda
cósmica.

La conciencia libre, desprovista de yo, en ausencia absoluta
del mí mismo, sin deseos, sin pasiones, sin apetencias ni
temores, experimenta en forma directa la verdadera Libertad.

Cualquier concepto sobre Libertad no es Libertad. Las
opiniones que nos formemos sobre la Libertad distan mucho de ser
la Realidad. Las ideas que nos forjemos sobre el tema Libertad,
nada tienen que ver con la auténtica Libertad.

La Libertad es algo que tenemos que experimentar en forma
directa, y esto sólo es posible muriendo
psicológicamente, disolviendo el yo, acabando para siempre
con el mí mismo.

De nada serviría continuar soñando con la
Libertad, si de todas maneras proseguimos como esclavos.

Más vale vernos a sí mismos tal cual somos,
observar cuidadosamente todos estos grilletes de la esclavitud
que nos mantienen en formal prisión.

Auto-conociéndonos, viendo lo que somos interiormente,
descubriremos la puerta de la auténtica Libertad.

CAPÍTULO V.

LA LEY DEL
PÉNDULO

Resulta interesante tener un reloj de pared en casa, no
sólo para saber las horas sino también para
reflexionar un poco.

Sin el péndulo el reloj no funciona; el movimiento del
péndulo es profundamente significativo.

En los antiguos tiempos el dogma de la evolución no existía; entonces, los
sabios entendían lo de que los procesos históricos
se desenvuelven siempre de acuerdo con la Ley del
Péndulo.

Todo fluye y refluye, sube y baja, crece y decrece, va y viene
de acuerdo con esta Ley maravillosa.

Nada tiene de extraño que todo oscile, que todo
esté sometido al vaivén del tiempo, que todo
evolucione e involucione.

En un extremo del péndulo está la
alegría, en el otro el dolor; todas nuestras emociones,
pensamientos, anhelos, deseos, oscilan de acuerdo con la Ley del
Péndulo.

Esperanza y desesperación, pesimismo y optimismo,
pasión y dolor, triunfo y fracaso, ganancia y
pérdida, corresponden ciertamente a los dos extremos del
movimiento pendular.

Surgió Egipto con
todo su poderío y señorío a orillas del
río sagrado, mas cuando el péndulo se fue al otro
lado, cuando se levantó por el extremo opuesto cayó
el país de los faraones y se levantó Jerusalem, la
ciudad querida de los Profetas.

Cayó Israel cuando el
péndulo cambió de posición y surgió
en el otro extremo el Imperio
Romano.

El movimiento pendular levanta y hunde Imperios, hace surgir
poderosas Civilizaciones y luego las destruye, etc.

Podemos colocar en el extremo derecho del péndulo las
diversas escuelas seudo-esotéricas y seudo-ocultistas,
religiones y
sectas.

Podemos colocar en el extremo izquierdo del movimiento
pendular a todas las escuelas de tipo materialista, Marxista,
ateísta, escepticista, etc. Antítesis del
movimiento pendular, cambiantes, sujetas a permutación
incesante.

El fanático religioso, debido a cualquier
acontecimiento insólito o decepción, puede irse al
otro extremo del péndulo, convertirse en ateísta,
materialista, escéptico.

El fanático materialista, ateísta, debido a
cualquier hecho inusitado, tal vez un acontecimiento
metafísico trascendental, un momento de terror indecible,
puede llevarle al extremo opuesto del movimiento pendular y
convertirle en un reaccionario religioso insoportable.

Ejemplos: Un sacerdote vencido en una polémica por un
Esoterista, desesperado se tornó incrédulo y
materialista.

Conocimos el caso de una dama ateísta e
incrédula que debido a un hecho metafísico
concluyente y definitivo, se convirtió en una exponente
magnífica del esoterismo práctico.

En nombre de la verdad, debemos declarar que el ateísta
materialista verdadero y absoluto, es una farsa, no existe.

Ante la proximidad de una muerte inevitable, ante un instante
de indecible terror, los enemigos de lo eterno, los materialistas
e incrédulos, pasan instantáneamente al otro
extremo del péndulo y resultan orando, llorando y clamando
con fe infinita y enorme devoción.

El mismo Carlos Marx,
autor del Materialismo
Dialéctico, fue un fanático religioso judío,
y después de su muerte, le rindieron pompas
fúnebres de gran rabino.

Carlos Marx,
elaboró su Dialéctica
Materialista con un sólo propósito: "CREAR UN
ARMA PARA DESTRUIR A TODAS LAS RELIGIONES DEL MUNDO POR
MEDIO DEL ESCEPTICISMO".

Es el caso típico de los celos religiosos llevados al
extremo; en modo alguno podría aceptar Marx la existencia
de otras religiones y prefirió destruirlas mediante su
Dialéctica.

Carlos Marx cumplió uno de los Protocolos de
Sión que dice textualmente: "No importa que llenemos el
mundo de materialismo y de repugnante ateísmo, el
día en que nosotros triunfemos, enseñaremos la
religión
de Moisés debidamente codificada y en forma
dialéctica, y no permitiremos en el mundo ninguna otra
religión".

Muy interesante resulta que en la Unión
Soviética las religiones sean perseguidas y al pueblo se
le enseñe dialéctica materialista, mientras en las
sinagogas se estudia el Talmud, la Biblia y la religión, y
trabajan libremente sin problema alguno.

Los amos del gobierno Ruso son
fanáticos religiosos de la Ley de Moisés, mas ellos
envenenan al pueblo con la farsa esa del Materialismo
Dialéctico.

Jamás nos pronunciaríamos contra el pueblo de
Israel; sólo estamos declarando contra cierta élite
de doble juego que,
persiguiendo fines inconfesables, envenena al pueblo con
Dialéctica Materialista, mientras en secreto practica la
religión de Moisés.

Materialismo y espiritualismo, con toda su secuela de
teorías, prejuicios y pre-conceptos de toda especie, se
procesan en la mente de acuerdo con la Ley del Péndulo y
cambian de moda de acuerdo con los tiempos y las costumbres.

Espíritu y materia son
dos conceptos muy discutibles y espinosos que nadie entiende.

Nada sabe la mente sobre el espíritu, nada sabe sobre
la materia.

Un concepto no es más que eso, un concepto. La realidad
no es un concepto aunque la mente puede forjarse muchos conceptos
sobre la realidad.

El espíritu es el espíritu (El Ser), y
sólo a sí mismo puede conocerse.

Escrito está: "EL SER ES EL SER Y LA RAZÓN DE
SER ES EL MISMO SER".

Los fanáticos del Dios materia, los científicos
del Materialismo Dialéctico son empíricos y
absurdos en un ciento por ciento. Hablan sobre materia con una
auto-suficiencia deslumbrante y estúpida, cuando en
realidad nada saben sobre la misma.

¿Qué es materia? ¿Cuál de estos
tontos científicos lo sabe? La tan cacareada materia es
también un concepto demasiado discutible y bastante
espinoso.

¿Cuál es la materia?, ¿El algodón?, ¿El hierro?,
¿La carne?, ¿El almidón?, ¿Una
piedra?, ¿El cobre?,
¿Una nube o qué? Decir que todo es materia seria
tan empírico y absurdo como asegurar que todo el organismo
humano es un hígado, o un corazón o un
riñón. Obviamente una cosa es una cosa y otra cosa
es otra cosa, cada órgano es diferente y cada sustancia es
distinta. Entonces, ¿cuál de todas estas
substancias es la tan cacareada materia?

Con los conceptos del péndulo juega mucha gente, pero
en realidad los conceptos no son la realidad.

La mente solamente conoce formas ilusorias de la naturaleza,
pero nada sabe sobre la verdad contenida en tales formas.

Las teorías pasan de moda con el tiempo y con los
años, y lo que uno aprendió en la escuela resulta
que después ya no sirve; conclusión: nadie sabe
nada.

Los conceptos de la extrema derecha o de la extrema izquierda
del péndulo pasan como las modas de las mujeres, todos
esos son procesos de la mente, cosas que suceden en la superficie
del entendimiento, tonterías, vanidades del intelecto.

A cualquier disciplina
psicológica se le opone otra disciplina, a cualquier
proceso psicológico lógicamente estructurado, se le
opone otro semejante, ¿y después de todo,
qué?

Lo real, la verdad, es lo que nos interesa; más esto no
es cuestión del péndulo, no se encuentra entre el
vaivén de las teorías y creencias.

La verdad es lo desconocido de instante en instante, de
momento en momento.

La verdad está en el centro del péndulo, no en
la extrema derecha y tampoco en la extrema izquierda.

Cuando a Jesús le preguntaron: ¿Qué es la
verdad?, guardó un profundo silencio. Y cuando al Budha le
hicieron la misma pregunta, dio la espalda y se
retiró.

La verdad no es cuestión de opiniones, ni de
teorías, ni de prejuicios de extrema derecha o de extrema
izquierda.

El concepto que la mente puede forjarse sobre la verdad,
jamás es la verdad.

La idea que el entendimiento tenga sobre la verdad, nunca es
la verdad.

La opinión que tengamos sobre la verdad, por muy
respetable que aquélla sea, en modo alguno es la
verdad.

Ni las corrientes espiritualistas ni sus oponentes
materialistas, pueden conducirnos jamás a la verdad.

La verdad es algo que debe ser experimentado en forma directa,
como cuando uno mete el dedo en el fuego y se quema, o como
cuando uno traga agua y se ahoga.

El centro del péndulo está dentro de nosotros
mismos, y es allí donde debemos descubrir y experimentar
en forma directa lo real, la verdad.

Necesitamos auto-explorarnos directamente para
auto-descubrirnos y conocernos profundamente a sí
mismos.

La experiencia de la verdad sólo adviene cuando hemos
eliminado los elementos indeseables que en su conjunto
constituyen el mi mismo.

Sólo eliminando el error viene la verdad. Sólo
desintegrando el "Yo mismo", mis errores, mis prejuicios y
temores, mis pasiones y deseos, creencias y fornicaciones,
encastillamientos intelectuales
y auto-suficiencias de toda especie, adviene a nosotros la
experiencia de lo real.

La verdad nada tiene que ver con lo que se haya dicho o dejado
de decir, con lo que se haya escrito o dejado de escribir, ella
solamente adviene a nosotros cuando el "mí mismo" ha
muerto.

La mente no puede buscar la verdad porque no la conoce. La
mente no puede reconocer la verdad porque jamás la ha
conocido. La verdad adviene a nosotros en forma espontánea
cuando hemos eliminado todos los elementos indeseables que
constituyen el "mi mismo", el "yo mismo".

En tanto la conciencia continúe embotellada entre el yo
mismo, no podrá experimentar eso que es lo real, eso que
está más allá del cuerpo, de los afectos y
de la mente, eso que es la verdad.

Cuando el mi mismo queda reducido a polvareda cósmica,
la conciencia se libera para despertar definitivamente y
experimentar en forma directa la verdad.

Con justa razón dijo el Gran Kabir Jesús:
"CONOCED LA VERDAD Y ELLA OS HARÁ LIBRES".

¿De qué sirve al hombre conocer cincuenta mil
teorías si jamás ha experimentado la Verdad?

El sistema
intelectual de cualquier hombre es muy respetable, mas a
cualquier sistema se le opone otro y ni uno ni otro es la
verdad.

Más vale auto-explorarnos para auto-conocernos y
experimentar un día en forma directa, lo real, la
VERDAD.

CAPÍTULO VI.

CONCEPTO Y
REALIDAD

¿Quién o qué puede garantizar que el
concepto y la realidad resulten absolutamente iguales?

El concepto es una cosa y la realidad es otra y existe
tendencia a sobrestimar nuestros propios conceptos.

Realidad igual a concepto es algo casi imposible, sin embargo,
la mente hipnotizada por su propio concepto supone siempre que
éste y realidad son iguales.

A un proceso psicológico cualquiera correctamente
estructurado mediante una lógica
exacta, se le opone otro diferente reciamente formado con
lógica similar o superior, ¿entonces
qué?

Dos mentes severamente disciplinadas dentro de férreas
estructuras
intelectuales discutiendo entre sí, polemizando, sobre tal
o cuál realidad creen cada una en la exactitud de su
propio concepto y en la falsedad del concepto ajeno, ¿Mas
cuál de ellas tiene la razón?, ¿Quién
podría honradamente salir de garantes en uno u otro caso?,
¿En cuál de ellos, concepto y realidad resultan
iguales?

Incuestionablemente cada cabeza es un mundo y en todos y en
cada uno de nosotros existe una especie de dogmatismo pontificio
y dictatorial que quiere hacernos creer en la igualdad
absoluta de concepto y realidad.

Por muy fuertes que sean las estructuras de un razonamiento
nada puede garantizar la igualdad absoluta de conceptos y
realidad.

Quienes están auto-encerrados dentro de cualquier
procedimiento
logístico intelectual quieren hacer siempre coincidir la
realidad de los fenómenos con los elaborados conceptos y
esto no es más que el resultado de la alucinación
razonativa.

Abrirse a lo nuevo es la difícil facilidad del
clásico; desgraciadamente la gente quiere descubrir, ver
en todo fenómeno natural sus propios prejuicios,
conceptos, preconceptos, opiniones y teorías; nadie sabe
ser receptivo, ver lo nuevo con mente limpia y
espontánea.

Que los fenómenos le hablen al sabio sería lo
indicado; desafortunadamente los sabios de estos tiempos no saben
ver los fenómenos, sólo quieren ver en los mismos
la confirmación de todos sus preconceptos.

Aunque parezca increíble los científicos
modernos nada saben sobre los fenómenos naturales.

Cuando vemos en los fenómenos de la naturaleza
exclusivamente nuestros propios conceptos, ciertamente no estamos
viendo los fenómenos sino los conceptos.

Empero, alucinados los tontos científicos por su
fascinante intelecto, creen en forma estúpida que cada uno
de sus conceptos es absolutamente igual a tal o cual
fenómeno observando, cuando la realidad es diferente.

No negamos que nuestras afirmaciones sean rechazadas por todo
aquel que esté auto-encerrado por tal o cual procedimiento
logístico; incuestionablemente la condición
pontificia y dogmática del intelecto en modo alguno
podría aceptar que a tal o cual concepto correctamente
elaborado, no coincida exactamente con la realidad.

Tan pronto la mente, a través de los sentidos, observa
tal o cual fenómeno, se apresura de inmediato a roturarlo
con tal o cual término cientifista que incuestionablemente
sólo viene a servir como parche para tapar la propia
ignorancia.

La mente no sabe realmente ser receptiva a lo nuevo,
más si sabe inventar complicadísimos
términos con los cuales pretende calificar en forma
auto-engañosa lo que ciertamente ignora.

Hablando esta vez en sentido Socrático, diremos que la
mente no solamente ignora, sino, además, ignora que
ignora.

La mente moderna es terriblemente superficial, se ha
especializado en inventar términos hechos
dificilísimos para tapar su propia ignorancia.

Existen dos clases de ciencia: la primera no es más que
ese podridero de teorías subjetivas que abundan por
allí. La segunda es la ciencia pura de los grandes
iluminados, la ciencia objetiva del Ser.

Indubitablemente no sería posible penetrar en el
anfiteatro de la ciencia cósmica, si antes no hemos muerto
en sí mismos.

Necesitamos desintegrar todos esos elementos indeseables que
cargamos en nuestro interior, y que en su conjunto constituyen en
sí mismo, el Yo de la Psicología.

En tanto la conciencia superlativa del ser continúe
embotellada entre el mí mismo, entre mis propios conceptos
y teorías subjetivas, resulta absolutamente imposible
conocer directamente la cruda realidad de los fenómenos
naturales en sí mismos.

La llave del laboratorio de la naturaleza, la tiene en su mano
diestra el Ángel de la Muerte.

Muy poco podemos aprender del fenómeno del nacimiento,
más de la muerte podremos aprender todo.

El templo inviolado de la ciencia pura se encuentra en el
fondo de la negra sepultura. Si el germen no muere la planta no
nace. Sólo con la muerte adviene lo nuevo.

Cuando el Ego muere, la conciencia despierta para ver la
realidad de todos los fenómenos de la naturaleza tal cual
son en sí mismos y por sí mismos.

La conciencia sabe lo que directamente experimenta por
sí misma, el crudo realismo de la
vida más allá del cuerpo, de los afectos y de la
mente.

CAPÍTULO VII.

LA
DIALÉCTICA DE LA CONCIENCIA

En el trabajo
esotérico relacionado con la eliminación de los
elementos indeseables que cargamos en nuestro interior, surge a
veces el fastidio, el cansancio y el aburrimiento.

Incuestionablemente necesitamos volver siempre al punto de
partida original y revalorizar los fundamentos del trabajo
psicológico, si es que de verdad anhelamos un cambio
radical.

Amar el trabajo esotérico es indispensable cuando de
verdad se quiere una transformación interior completa.

En tanto no amemos el trabajo psicológico conducente al
cambio, la reevaluación de principios
resulta algo más que imposible.

Sería absurdo suponer que pudiésemos
interesarnos por el trabajo, si en realidad no hemos llegado a
amarle.

Esto significa que el amor es
inaplazable cuando en una y otra vez tratamos de revalorizar
fundamentos del trabajo psicológico.

Urge ante todo saber qué es eso que se llama
conciencia, pues son muchas las gentes que nunca se han
interesado por saber nada sobre la misma.

Cualquier persona común y corriente jamás
ignoraría que un boxeador al caer noqueado sobre el ring
pierde la conciencia.

Es claro que al volver en si, el desventurado púgil
adquiere nuevamente la conciencia.

Secuencialmente cualquiera comprende que existe una clara
diferencia entre la personalidad y
la conciencia.

Al venir al mundo todos tenemos en la existencia un tres por
ciento de conciencia y un noventa y siete por ciento repartible
entre subconciencia, infraconciencia e inconsciencia.

El tres por ciento de conciencia despierta puede ser
acrecentada a medida que trabajemos sobre sí mismos.

No es posible acrecentar conciencia mediante procedimientos
exclusivamente físicos o mecánicos.

Indubitablemente la conciencia solamente puede despertar a
base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios.

Existen varios tipos de energía dentro de nosotros
mismos, debemos comprender: Primera.- energía mecánica. Segunda.- energía vital.
Tercera.- energía psíquica. Cuarta.- energía
mental. Quinta.- energía de la voluntad. Sexta.-
energía de la conciencia. Séptima.- energía
del espíritu puro.

Por mucho que multiplicáramos la energía
estrictamente mecánica, jamás lograríamos
despertar conciencia.

Por mucho que incrementáramos las fuerzas vitales
dentro de nuestro organismo, nunca llegaríamos a despertar
conciencia.

Muchos procesos psicológicos se realizan dentro de
sí mismos, sin que por ello intervenga para nada la
conciencia.

Por muy grandes que sean las disciplinas de la mente, la
energía mental no logrará nunca despertar los
diversos funcionalismos de la conciencia.

La fuerza de la
voluntad aunque fuese multiplicada hasta el infinito no consigue
despertar conciencia.

Todos estos tipos de energía se escalonan en distintos
niveles y dimensiones que nada tienen que ver con la
conciencia.

La conciencia sólo puede ser despertada mediante
trabajos conscientes y rectos esfuerzos.

El pequeño porcentaje de conciencia que la humanidad
posee, en vez de ser incrementada suele ser derrochado
inútilmente en la vida.

Es obvio que al identificarnos con todos los sucesos de
nuestra existencia despilfarramos inútilmente la
energía de la conciencia.

Nosotros deberíamos ver la vida como una
película sin identificarnos jamás con ninguna
comedia, drama o tragedia, así ahorraríamos
energía concientiva.

La conciencia en sí misma es un tipo de energía
con elevadísima frecuencia vibratoria.

No hay que confundir a la conciencia con la memoria,
pues son tan diferentes la una de la otra, como lo es la luz de
los focos del automóvil con relación a la carretera
por donde andamos.

Muchos actos se realizan dentro de nosotros mismos, sin
participación alguna de eso que se llama conciencia.

En nuestro organismo suceden muchos ajustes y reajustes, sin
que por ello la conciencia participe en los mismos.

El centro motor de nuestro
cuerpo puede manejar un automóvil o dirigir los dedos que
tocan en el teclado de un
piano sin la más insignificante participación de la
conciencia.

La conciencia es la luz que el inconsciente no percibe.

El ciego tampoco percibe la luz física solar, mas ella
existe por sí misma.

Necesitamos abrirnos para que la luz de la conciencia penetre
en las tinieblas espantosas del mí mismo, del sí
mismo.

Ahora comprenderemos mejor el significado de las palabras de
Juan, cuando en el Evangelio dice: "La luz vino a las tinieblas,
pero las tinieblas no la comprendieron".

Mas sería imposible que la luz de la conciencia pudiese
penetrar dentro de las tinieblas del yo mismo, si previamente no
usáramos el sentido maravilloso de la auto-observación psicológica.

Necesitamos franquearle el paso a la luz para iluminar las
profundidades tenebrosas del Yo de la Psicología.

Uno jamás se auto-observaría si no tuviese
interés
en cambiar, tal interés sólo es posible cuando uno
ama de verdad las enseñanzas esotéricas.

Ahora comprenderán nuestros lectores, el motivo por el
cual aconsejamos revalorizar una y otra vez las instrucciones
concernientes al trabajo sobre sí mismo.

La conciencia despierta, nos permite experimentar en forma
directa la realidad.

Desafortunadamente el animal intelectual, equivocadamente
llamado hombre, fascinado por el poder formulativo de la
lógica dialéctica, ha olvidado la dialéctica
de la conciencia.

Incuestionablemente el poder para formular conceptos
lógicos resulta en el fondo terriblemente pobre.

De la tesis podemos pasar a la antítesis y mediante la
discusión llegar a la síntesis,
más esta última en sí misma continua siendo
un concepto intelectual que en modo alguno puede coincidir con la
realidad.

La Dialéctica de la Conciencia es más directa,
nos permite experimentar la realidad de cualquier fenómeno
en sí mismo.

Los fenómenos naturales en modo alguno coinciden
exactamente con los conceptos formulados por la mente.

La vida se desenvuelve de instante en instante y cuando la
capturamos para analizarla, la matamos.

Cuando intentamos inferir conceptos al observar tal o cual
fenómeno natural, de hecho dejamos de percibir la realidad
del fenómeno y sólo vemos en el mismo, el reflejo
de las teorías y conceptos rancios que en modo alguno
tienen que ver nada con el hecho observado.

La alucinación intelectual es fascinante y queremos a
la fuerza que todos los fenómenos de la naturaleza
coincidan con nuestra lógica dialéctica.

La dialéctica de la conciencia se fundamenta en las
experiencias vividas y no en el mero racionalismo subjetivo.

Todas las leyes de la naturaleza existen dentro de nosotros
mismos y si entre nuestro interior no las descubrimos,
jamás las descubriremos fuera de sí mismos.

El hombre está contenido en el Universo y el
Universo
está contenido en el hombre.

Real es aquello que uno mismo experimenta en su interior,
sólo la conciencia puede experimentar la realidad.

El lenguaje de la
conciencia es simbólico, íntimo, profundamente
significativo y sólo los despiertos lo pueden
comprender.

Quien quiera despertar conciencia debe eliminar de su interior
todos los elementos indeseables que constituyen el Ego, el Yo, el
Mí mismo, dentro de los cuales se halla embotellada la
esencia.

CAPÍTULO VIII.

LA JERGA
CIENTIFISTA

La dialéctica lógica resulta condicionada y
calificada, además, por las proposiciones "en" y "acerca"
que jamás nos llevan a la experiencia directa de lo
real.

Los fenómenos de la naturaleza distan mucho de ser como
los científicos los ven.

Ciertamente tan pronto un fenómeno cualquiera es
descubierto, de inmediato se le califica o rotula con tal o cual
terminacho difícil de la jerga científica.

Obviamente esos dificilísimos términos del
cientifismo moderno solo sirven de parche para tapar la
ignorancia.

Los fenómenos naturales en modo alguno son como los
cientifistas los ven.

La vida con todos sus procesos y fenómenos se
desenvuelve de momento en momento, de instante en instante, y
cuando la mente cientifista la detiene para analizarla, de hecho
la mata.

Cualquier inferencia extraída de un fenómeno
natural cualquiera, de ninguna manera es igual a la realidad
concreta del fenómeno, desgraciadamente la mente del
científico alucinada por sus propias teorías cree
firmemente en el realismo de sus inferencias.

El intelecto alucinado no solamente ve en los fenómenos
reflejo de sus propios conceptos, sino, además, y lo que
es peor quiere en forma dictatorial hacer que los
fenómenos resulten exactos y absolutamente iguales a todos
esos conceptos que se llevan en el intelecto.

El fenómeno de la alucinación intelectual es
fascinante, ninguno de esos tontos científicos
ultramodernos admitiría la realidad de su propia
alucinación.

Ciertamente los sabihondos de estos tiempos en modo alguno
admitirían que se les calificase de alucinados.

La fuerza de la auto-sugestión les ha hecho creer en la
realidad de todos esos conceptos de la jerga cientifista.

Obviamente la mente alucinada presume de omnisciente y en
forma dictatorial quiere que todos los procesos de la naturaleza
marchen por los carriles de sus sabihondeces.

No bien ha aparecido un fenómeno nuevo, se le
clasifica, se le rotula y se le pone en tal o cual lugar, como si
en verdad se le hubiese comprendido.

Son millares los términos que se han inventado para
rotular fenómenos, mas nada saben los seudo-sapientes
sobre la realidad de aquellos.

Como ejemplo vivido de todo lo que en este capítulo
estamos afirmando, citaremos el cuerpo
humano.

En nombre de la verdad podemos afirmar en forma
enfática que este cuerpo físico es absolutamente
desconocido para los científicos modernos.

Una afirmación de esta clase podría aparecer
como muy insolente ante los pontífices del cientifismo
moderno, incuestionablemente merecemos de ellos la
excomunión.

Sin embargo, tenemos bases muy sólidas para hacer tan
tremenda afirmación; desgraciadamente las mentes
alucinadas están convencidas de su seudo-sapiencia, que ni
remotamente podrían aceptar el crudo realismo de su
ignorancia.

Si les dijésemos a los jerarcas del cientifismo
moderno, que el Conde de Cagliostro, interesantísimo
personaje de los siglos XVI, XVII, XVIII todavía vive en
pleno siglo XX, si les dijésemos que el insigne Paracelso,
insigne facultativo de la edad media,
aún existe todavía, podéis estar seguros de que
los jerarcas del cientifismo actual se reirían de nosotros
y jamás aceptarían nuestras afirmaciones.

Sin embargo, es así: Viven actualmente sobre la faz de
la tierra los auténticos mutantes, hombres inmortales con
cuerpos que datan de miles y de millones de años hacia
atrás.

El autor de esta obra conoce a los mutantes, empero no ignora
el escepticismo moderno, la alucinación de los
cientifistas y el estado de
la ignorancia de los sabihondos.

Por todo esto en modo alguno caeríamos en la
ilusión de creer que los fanáticos de la jerga
científica aceptasen la realidad de nuestras
insólitas declaraciones.

El cuerpo de cualquier mutante es un franco desafío a
la jerga científica de estos tiempos.

El cuerpo de cualquier mutante puede cambiar de figura y
retornar luego a su estado normal
sin recibir daño
alguno.

El cuerpo de cualquier mutante puede penetrar
instantáneamente en la cuarta vertical y hasta asumir
cualquier forma vegetal o animal y retornar posteriormente a su
estado normal sin recibir perjuicio alguno.

El cuerpo de cualquier mutante desafía violentamente a
viejos textos de Anatomía oficial.

Desgraciadamente ninguna de estas declaraciones podría
vencer a los alucinados de la jerga cientifista.

Esos señores, sentados sobre sus solios pontificios,
incuestionablemente nos mirarán con desdén, tal vez
con ira, y posiblemente hasta con un poco de piedad.

Empero, la verdad es lo que es, y la realidad de los mutantes
es un franco desafío a toda teoría
ultramoderna.

El autor de la obra conoce a los mutantes pero no espera que
nadie le crea.

Cada órgano del cuerpo humano está controlado
por leyes y fuerzas que ni remotamente conocen los alucinados de
la jerga cientifista.

Los elementos de la naturaleza son en sí mismos
desconocidos para la ciencia oficial; las mejores fórmulas
químicas están incompletas: H2O, dos átomos
de Hidrógeno y uno de Oxígeno para
formar agua, resulta empírico.

Sí tratamos de juntar en un laboratorio el átomo de
Oxígeno con los dos de Hidrógeno, no resulta agua
ni nada porque esta fórmula está incompleta, le
falta el elemento fuego, solo con este citado elemento
podría crearse agua.

La intelección por muy brillante que parezca no puede
conducirnos jamás a la experiencia de lo real.

La clasificación de sustancias y los terminachos
difíciles con que se rotula a las mismas, sólo
sirve como parche para tapar la ignorancia.

Eso de querer el intelecto que tal o cual sustancia posee
determinado nombre y características, resulta absurdo e
insoportable.

¿Porqué el intelecto presume de omnisciente?
¿Porqué se alucina creyendo que las sustancias y
fenómenos son como él cree que son?
¿Porqué quiere la intelección que la
naturaleza sea una réplica perfecta de todas sus
teorías, conceptos, opiniones, dogmas, preconceptos,
prejuicios?

En realidad los fenómenos naturales no son como se cree
que son, y las substancias y fuerzas de la naturaleza de ninguna
manera son como el intelecto piensa que son.

La conciencia despierta no es la mente, ni la memoria, ni
semejante. Solo la conciencia liberada puede experimentar por
sí misma y en forma directa la realidad de la vida libre
en su movimiento.

Empero debemos afirmar en forma enfática que en tanto
exista dentro de nosotros mismos cualquier elemento subjetivo, la
conciencia continuará embotellada entre tal elemento y por
ende no podrá gozar de la iluminación continua y perfecta.

CAPÍTULO IX.

EL
ANTICRISTO

El chispeante intelectualismo como funcionalismo
manifiesto del Yo psicológico, indubitablemente es EL
ANTICRISTO.

Quienes suponen que el ANTICRISTO es un personaje
extraño nacido en tal o cual lugar de la tierra o venido
de este o de aquel país, están ciertamente
completamente equivocados.

Hemos dicho en forma enfática que el ANTICRISTO no es
en modo alguno un sujeto definido, sino todos los sujetos.

Obviamente el ANTICRISTO radica en el fondo de cada persona y
se expresa en forma múltiple.

El intelecto puesto al servicio del espíritu resulta
útil; el intelecto divorciado del espíritu deviene
inútil.

Del intelectualismo sin espiritualidad surgen los bribones,
viva manifestación del ANTICRISTO.

Obviamente el bribón en sí mismo y por si mismo
es el ANTICRISTO. Desgraciadamente el mundo actual con todas sus
tragedias y miserias está gobernado por el ANTICRISTO.

El estado caótico en que se encuentra la humanidad
actual indubitablemente se debe al ANTICRISTO.

El inicuo de que hablara Pablo de Tarso en sus
epístolas es ciertamente un crudo realismo de estos
tiempos.

El inicuo ya vino y se manifiesta por doquier, ciertamente
tiene el don de la ubicuidad.

Discute en los cafés, hace negociaciones en la ONU, se sienta
cómodamente en Ginebra, realiza experimentos de
laboratorio, inventa bombas atómicas, cohetes
teledirigidos, gases asfixiantes, bombas bacteriológicas,
etc., etc., etc.

Fascinado el ANTICRISTO con su propio intelectualismo,
exclusividad absoluta de los sabihondos, cree que conoce todos
los fenómenos de la naturaleza.

El ANTICRISTO creyéndose a sí mismo omnisciente,
embotellado entre todo el podridero de sus teorías,
rechaza de plano todo aquello que se parezca a Dios o que se
adore.

La auto-suficiencia del ANTICRISTO, el orgullo y la soberbia
que posee, es algo insoportable.

El ANTICRISTO odia mortalmente las virtudes cristianas de la
fe, la paciencia y la humildad.

Toda rodilla se hinca ante el ANTICRISTO. Obviamente
aquél ha inventado aviones ultrasónicos, barcos
maravillosos, flamantes automóviles, medicinas
sorprendentes, etc.

En estas condiciones, ¿quién podría dudar
del ANTICRISTO? Quién se atreva en estos tiempos a
pronunciarse contra todos estos milagros y prodigios del hijo de
perdición, se condena a sí mismo a la burla de sus
semejantes, al sarcasmo, a la ironía, al calificativo de
estúpido e ignorante.

Cuesta trabajo hacer entender esto a las gentes serias y
estudiosas, éstas en si mismas reaccionan, oponen resistencia.

Es claro que el animal intelectual equivocadamente llamado
hombre, es un robot programado con kinder, primarias,
secundarias, preparatoria, universidad,
etc.

Nadie puede negar que un robot programado funciona de acuerdo
con el programa, de
ninguna manera podría funcionar si se le sacase del
programa.

El ANTICRISTO ha elaborado el programa con el que se programan
los robots humanoides de estos tiempos decadentes.

Hacer estas aclaraciones, poner énfasis en lo que estoy
diciendo, resulta espantosamente difícil por estar fuera
de programa, ningún humanoide robot podría admitir
cosas que están fuera del programa.

Es tan grave esta cuestión y tan tremendos los
enfrascamientos de la mente, que en modo alguno, un robot
humanoide cualquiera, sospecharía ni remotamente que el
programa no sirve, pues él ha sido arreglado de acuerdo
con el programa, y dudar del mismo le parecería una
herejía, algo incongruente y absurdo.

Que un robot dude de su programa es un adefesio, algo
absolutamente imposible pues su mismísima existencia se
debe al programa.

Desgraciadamente las cosas no son como las piensa el robot
humanoide; existe otra ciencia, otra sabiduría,
inaceptable para el robot humanoide.

Reacciona el humanoide robot y tiene razón en
reaccionar pues no ha sido programado para otra ciencia ni para
otra cultura, ni
para nada diferente a su consabido programa.

El ANTICRISTO ha elaborado los programas del
robot humanoide, el robot se prosterna humilde ante su amo.
¿Cómo podría dudar el robot de la sapiencia
de su amo?

Nace el niño inocente y puro; la esencia
expresándose en cada criatura es preciosa en gran
manera.

Incuestionablemente la naturaleza deposita en los cerebros de
los recién nacidos todos esos datos salvajes,
naturales, silvestres, cósmicos, espontáneos,
indispensables para la captura o aprehensión de las
verdades contenidas en cualquier fenómeno natural
perceptible para los sentidos.

Esto significa que el niño recién nacido
podría por si mismo descubrir la realidad de cada
fenómeno natural, desgraciadamente interfiere el programa
del ANTICRISTO y las maravillosas cualidades que la naturaleza ha
depositado en el cerebro del
recién nacido pronto quedan destruidas.

El ANTICRISTO prohíbe pensar en forma diferente; toda
criatura que nace, por orden del ANTICRISTO debe ser
programada.

No hay duda de que el ANTICRISTO odia mortalmente aquel
precioso sentido del Ser, conocido como "facultad de percepción
instintiva de las verdades cósmicas".

Ciencia pura, distinta a todo el podridero de teorías
universitarias que existen por aquí, por allá y
acullá, es algo inadmisible para los robots del
ANTICRISTO.

Muchas guerras, hambres y enfermedades ha propagado el
ANTICRISTO en toda la redondez de la tierra, y no hay duda de que
seguirá propagándolas antes que llegue la
catástrofe final.

Desafortunadamente ha llegado la hora de la gran
apostasía anunciada por todos los profetas y ningún
ser humano se atrevería a pronunciarse contra el
ANTICRISTO.

Partes: 1, 2, 3, 4
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