Árbol de la esperanza: Antología de décimas hispanoamericanas (página 5)
desciende a la inexistencia.
¡Oh, sigilosa evidencia,
sobre secreto patente!
Y la espuma, pompa agente
de la pompa submarina,
con ¡cuánta! Admirable ruina
arma las playas de Oriente.
ESPINA-LEVE
Ignorante de la espina
aunque no de su color,
mi tacto inquiere, examina
sobre mi estado
peor.
Recorre el ojo avizor,
sin ver, el dolor agente.
¿Dónde? El relieve que
oriente,
con la mirada, el pulgar.
La espina está en su lugar,
pero su evidencia ausente.
PARTIDA –AL CANTO
Para comenzar mi andanza
mi solicitud de acción,
si me excedo en esperanza,
me repulgo en decisión.
Dedico mi intervención
a la inacción cuando puedo.
Cuando en decisión me excedo,
entre inquietud y reposo,
para quedar bullicioso,
para partir estoy quedo.
TAPIA DEL HUERTO –MÍO
Sobre toril, paladión
de mi local primavera:
-problema de sustracción
y getmesaní de higuera.
Entre los niños
de afuera,
por necesidad ladrones,
y las guineas facciones
del higo de puro escritas,
la tapia, a fuerza de pitas,
dividiendo está opiniones.
HIGO –DESCONOCIDO
Por su desconocimiento
de nadie, nadie lo toma;
nadie lo desea exento
de su viso y de su aroma.
Con la madurez, asoma
el faldón por la sotana.
Y sólo la avispa hircana,
menoscabando Etiopía,
demuestra la anatomía
de su luto arrope y grana.
LIMONERO –CONMIGO AL PIE
Contra sus derrumbamientos
de basílicas picudas,
necesitando está ayudas
que sostengan firmamentos.
¡Felices ayuntamientos!
entre ramajes y horquillas.
Nuevas glorias amarillas
nacen flores de sus bodas,
después de ser puras, ¡todas!
en actitud de
cerillas.
AZAHARES –LUNÁNDOSE
Soleados, insulares,
deleitosos meridianos,
tuvieron en estos canos
sus rumbos preliminares.
Sobre estos sures polares,
cuya fría continencia
sólo el aire diligencia,
acrecienta su caudal,
en consulta boreal,
la abeja miel con licencia.
CLAVEL –AÚN EN REHENES
Un no la cresta coral
a la cúpula reveza:
la concha está vegetal
encinta de su belleza.
prepara el ástil su alteza
a su glorificación.
Prelado el color, el gallo,
miembro verde el espolón,
en una pata del tallo
revienta su anunciación.
CLAVEL –LIBRE YA
Ya espiga a lo cardenal,
gangrena de olor de abril,
galeote es del percal
con más bulto en el perfil:
amarrado va el astil
a un alfiler prisionero.
Hasta que un impulso arquero,
saeta, le pone en flujo,
para asesinar de lujo,
de perfume, algún torero.
ROSARIO, DINAMITERA
Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.
Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario,
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.
Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendió la dinamita
y la convirtió en estrella!
Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al
viento
del alma de los traidores.
JOSÉ LEZAMA
LIMA
(La Habana, Cuba, 1910-1976). Poeta, narrador y ensayista.
Miembro fundador de la revista y el
Grupo
Orígenes (1944-1956), momento cumbre de las letras cubanas
del siglo XX.
En su vasta producción poética publicada
encontramos ochenta y siete estrofas de diez versos, de las
cuales seis responden a la distribución de rimas de la
espinela. Veintiuna integran la primera edición
de su Poesía completa (1970), cuatro aparecen en
el capítulo VII de la novela
Paradiso (dos se repiten en el capítulo XIV),
cuarenta y tres forman parte del poemario Fragmentos a su
imán (1977) y diecinueve fueron publicadas en la
Poesía completa (tomo II, Madrid, Aguilar S.A.,
Eds., 1988).
No resulta difícil encontrar desaliños formales
en las décimas lezamianas en las que apreciamos
alteraciones arbitrarias de la métrica (que van más
allá de la diversidad de metros señalada como
rasgo), variaciones injustificadas de la rima y abundantes
asonancias pero, a pesar de estos señalamientos, el poeta
de "Muerte de Narciso" posee el gran mérito de haber
intentado rebasar la dictadura de
la tradición dentro de la historia de la estrofa nacional
cubana. Su creación en décimas, émula de
aquellos grandes artífices del Siglo de Oro español
que fueron más allá de su época, representa
una anomalía en el mejor sentido, una nota distintiva
dentro del insular coro que por un lado repetía los
códigos del neopopularismo europeo y por otro se
erigía edecán del cucalambeísmo en boga,
solamente enfrentado por el Trópico (1930) de
Eugenio Florit, un libro singular que apenas tuvo seguidores en
su momento y que sin dudas sería un alimento para la
posteridad decimista cubana.
Obra. Muerte de Narciso (1937); Coloquio con Juan
Ramón
Jiménez (1938); Enemigo rumor (1941);
Aventuras sigilosas (1945); La fijeza (1949);
Arístides Fernández. (1950); Analecta
del reloj (1953); La expresión americana
(1957); (1969); Tratados en La Habana (1960);
Dador (1960); Orbita de Lezama Lima (1966);
Paradiso (1966, 1968); Los grandes todos
[Antología].(1968); Posible imagen de José
Lezama Lima (1969); La cantidad hechizada (1970);
Esfera imagen. Sierpe de don Luis de Góngora. Las
imágenes posibles (1970); Nuevo
encuentro con Víctor Manuel (1970); Poesía
completa (1970, 1974); Las eras imaginarias
(1971).
AGUA OSCURA
I
La oscuridad desemboca
más allá de su morrión,
borra las letras que toca
con aceite y con
lanzón.
La oscuridad que se invoca
roza mis labios con fuego,
su escritura
salta y luego
traza un pavón auroral,
los designios del coral
y los perplejos del juego.
II
Agua tersa va muriendo
en los juncales del río,
el techo del caserío
se inclina y va lamiendo
los entorchados del frío.
Un fulgor y dos a dos,
tejidos como entredós,
sin estorbo y sin sonrisa,
cuando la toronja avisa
una mañana con Dios.
III
Prepara los contragolpes,
el vino y los borbotones,
el fantasma y los mandobles,
mientras ascienden sillones
impulsados por redobles
que crujen en la pizarra.
El jinete se desgarra
al romperse la campana
en tropel de filigrana
y en badajo que desgarra.
V
Llegan conejos, suspiros
de un andar de medianoche,
el deslizarse del coche
va soplando los vampiros
que oscurecen el derroche
de un chal y de una lumbre
que cubren la muchedumbre
de astros en sus chirimías.
Tamañas algarabías
y un cielo de podredumbre.
V
Al despertar el confín
media aurora y media granja,
se vislumbraba un sinfín
de un amarillo naranja
donde bailaba un delfín
la ronda de la pasión
de una nueva creación
de playa y de horizonte,
como si creciera el monte
hinchado por la canción.
VI
En el hotel se inmiscuye
el patio con algarrobo,
la noche que restituye
un caracol y un lobo,
después la noche concluye
su obertura, lo que queda
en la mañana de seda
brinca como un tornasol.
Guadarropía del sol
con el plumaje de Leda.
VII
Con la vejiga nadante
digo la respiración,
recupera ya el andante,
y no suda en el balcón
sueños de un febricitante
que fulmina un cometario.
Rebrillos del lapidario
en la mañana escondido,
y así entona sumergido
el ojo del lampadario.
VIII
El brillo, el metal, aurora
que vuelve al metal hervor
una hilacha de fulgor
rota al centro por la prora,
el pañuelo, el decidor
en su mejor elegancia,
va diciendo la fragancia.
Es la función
del anzuelo,
tirar un pescado al cielo,
llenar de azul la distancia.
IX
Miro al través de una reja
una luz que se bifurca,
por encima de la teja
salta, como una trifulca,
un bulto que no nos deja.
Les disparamos venablos
a los diversos retablos
con figurillas de cera,
un buen olor nos espera,
ya se fueron los mil diablos.
X
Músico sin instrumento,
girasol sin rumbo al sol,
terso y plano caracol
caminando contra el viento.
Risotas para un lamento
mueve su cola al revés,
es paradoja tal vez
ver un cielo en la bombilla.
Gracias de la cochinilla
en un pezón al revés.
XI
El patio del corralón
baila tijeras inciertas,
están siempre recubiertas
de un cegato pañolón.
Así en fila, descubiertos
van pasando en extramuros
un desfile de canguros.
Como un atlas de lo informe,
la noche entera deforme
y el rezo de los Dioscuros.
XII
Existe aquí un doblaje,
el tesón del brazo duro
que recurva en el boscaje
como un carrusel maduro,
o la cinta del lenguaje
cuando procura encubrir,
más que todo desdecir
el choque de verbo y aire,
como la pluma al desgaire
hace imposible mentir.
XIII
Canoro y métrico coro
en los puntales del día,
una raya como un oro,
tortuga del mediodía
y un clarinete sonoro;
al lastimarse la quilla,
con la presión la
rodilla
cubre seda al calamar,
trenzando al fondo del mar,
peluquín sobre una silla.
XIV
Alrededor de una paila,
un tridente sacamuelas
enreda las entretelas
donde un gnomo vuelve y baila
tijereteando las telas.
Sentado sobre un castaño
aparece cada año
este gnomo y este arquero
tiran sobre un minutero
que a sí mismo se hace daño.
XV
La mentira se
rompió,
una parte voló al cielo
y a sí misma se entendió
forjar como un caramelo.
¡Magna interpretación
a la altura del balcón!
Dueño de este rocío
la mentira fue forrada
y ahora yace arrebolada
en los discursos del
río.
XVI
Viruta de platabanda
las alas del pectoral,
en la sacristía ya anda
el espíritu del mal,
con campanillas desbanda
un tumulto desigual,
el terror ya residual,
fuera de toda condena,
sigue como un alma en pena
la más triste bacanal.
XVII
En la roca desespera,
cortada por el helecho,
allí solitario impera
la espuma de un blanco lecho
que sigue en eterna espera
de dos espaldas lunares,
llenas de anclas abisales
y quitasol de cipango.
Con pasos lentos de tango
el ciclón en los maizales.
XVIII
La voz se rompió el alcor
solitario se perdió,
fue más grande que el terror,
la espina dorsal sintió
lenta como un estertor
que en la ventana de olvido,
signos donde está perdido,
un extraño caminante
que se acercó tan gigante
y en lo blanco fue hundido.
XIX
Borrando la comprensión
de una alegre juglaría,
los instrumentos del día
tiran, rompen su acordeón
y su compás que medía
media esfera y media espira.
Ya se levanta y expira
cerca del césped fruncido
y va quedando dormido
en la noche de la pira.
XX
Un chispazo mineral
separa las dos alcobas,
como si al cubrir las ovas
se derramase la sal
burlando los rompeolas
que bifurcan ola y ala
en el centro de la sala
donde sonríe el acuario
la teoría
de un planetario
que el fuego callado exhala.
XXI
El dueño de la corneta,
el infante bien nacido,
la sangre y allí fue herido
al quitarse la careta
ráfaga del sin sentido,
gritando desde el trasfondo
el último cante jondo
que en espirales se pierde.
Aviva la sangre al verde
desde el matiz hasta el fondo.
XXII
Rompiendo la donosura
y acabando con la iguana,
buscando otra hermosura
más alada y más humana,
que en el vacío murmura
del caos y de los vientos
que borran los juramentos
que siguen astro por astro,
ya van recreando el rastro,
pegando en la cola al viento.
XXIII
Une la casa cercana
con el lejos de la ola,
el oído en caracola
reinaugura la mañana,
blanca arena en tersa cola.
El retrato, un garabato,
polémico caricato,
se va destiñendo el sobre,
quedando en placa de cobre
el maullido de un gato.
XXIV
Viene la noche irónica
con remedos de botín,
al pasar un serpentín
se muestra
aún pletórica.
La noche cae al confín
como si fuese una larva,
más escarba y más escarba.
Al penetrar con su lanza,
como una esperanza parva
al ciego de bienandanza.
Violeta
Parra
(San Carlos, Chile, 1917-Santiago de Chile, 1967). Cantante y
poeta. En 1952 ganó el Premio Caupolicán como la
mejor folklorista del país.
En el prólogo de sus Décimas, el gran
poeta chileno Pablo de Rockha, apuntó: «Tiene su
arte aquella
virtud de salud, que es
vital y mortal simultáneamente, de las honestas, recias,
tremendas yerbas medicinales de Chile, que aroman las colinas o
las montañas y las arañan con su olor a sudor del
mundo del futuro, o de lo remoto antiquísimo, y son como
látigos de miel dialéctica, con hierro adentro, en
rebelión contra el yugo. [.] «Saludo a Violeta, como
a una "cantora" americana de todo lo chileno, chilenísimo
y popular, entrañablemente popular, sudado y ensangrentado
y su gran enigma, y como a una heroica mujer
chilena.»
Realizó diversas grabaciones de su obra entre las que
se encuentran: Cantos de Chile, Verso por despedida
a Gabriela (1957), Violeta Parra acompañada de
guitarra (1957, 1958, 1959), Carpas de La Reina y
Últimas composiciones.
Obra: Décimas de Violeta Parra (1971).
PA' CANTAR DE UN IMPROVISO
Pa' cantar de un improvisose requiere buen
talento,memoria y entendimiento,fuerza de gallo castizo.Cual
vendaval de granizoshan de florear los vocablos,se ha de asombrar
hast'el diablocon muchas bellas razones,como en las
conversacionesentre San Peiro y San Paulo.
Tamién, señores oyentes,se necesita
estrumento,muchísimos elementosy compañero
'locuente;ha de ser güen contendiente,conoce'or de
l'historia;quisiera tener memoriapa'entablar un
desafío,pero no me da el sentí'opa' finalizar con
gloria.
Al hablar del estrumentodiríjome al
guitarrón,con su alambre y su bordónsu sonoro es un
portento.Cinc' ordenanzas le cuentotres de a cinco, dos de a
tres,del clavijero a sus piesl'entrasta'ura 'legante,cuatro
diablitos cantantesdebe su caja tener.
Y pa' cantar a porfíahabrá que ser
toca'ora,arrogante la cantorapara seguir
melodía,galantizar alegríamientras dure'l
contrapunto,formar un bello conjuntoresponder con gran
destreza.Yo veo que mi cabezano es capaz par' este asunto.
Por fin, señores amables,que me
prestáis atención,me habéis hallado
razónde hacerle quite a este sable;mas no quiero que
s'entablecontra mí algún comentario,pa' cominillo
en los diariossobran muchos condimentos.No ha de faltarm' el
momentoque aprenda la del canario.
MUDA, TRISTE Y PENSATIVA
Muda, triste y pensativaayer me dejó mi
hermanocuando me habló de un fulanomuy famoso en
poesía.Fue grande sorpresa míacuando me dijo:
Violeta,ya que conocís la tretade la vers'á
popular,princípiame a relatartus penurias "a lo
pueta".
Válgame Dios, Nicanor,si tengo tanto
trabajo,que
ando de arriba p'abajodesentierrando folklor.No sabís
cuánto dolor,miseria y padecimientome dan los versos
qu'encuentro;muy pobre está mi bolsilloy tengo cuatro
chiquillosa quienes darl' el sustento.
En ratitos que me quedanentre campo y
grabación,agarro mi guitarrón,o bien, mi cogot'e
yegua;con ellos me siento en treguapa' reposarme los nervios,ya
que este mundo soberbiome ha destinado este oficio;y malhaya el
beneficio,como lo dice el proverbio.
Igual que jardín de floresse ven los
campos sembra'os,de versos tan delica'osque son perfeutos
primores;ellos cantan los dolores,llenos de fe y
esperanzas;algotros piden mudanzasde nuestros amargos males;fatal
entre los fatalesvoy siguiendo estas andanzas.
Por fin, hermano sencillo,que no
comprendís mi caso;no sabis que un solo lazolacea un solo
novillo.Pica'o tengo el colmillode andar como el avestruz,sin
conseguir una luz,ni una sed de agua siquiera.Mientras tanto, la
banderano dice ni chuz ni muz.
Ana Enriqueta
TERÁN
(Trujillo, Venezuela,
1918). Poeta. Es una de las principales voces de la poesía
en su país y una de las más reconocidas e el
continente. En 1989 fue distinguida con el doctorado Honoris
Causa por la Universidad de Carabobo, Valencia, y recibió
el Premio Nacional de Literatura.
La Poética de la Terán, arraigada en la
cotidianidad y en el develamiento del imaginario nacional, da fe
de su subrayado intimismo y de su soltura en el manejo de las
estrofas clásicas de la lengua.
Prolífica en la escritura de la décima, los
críticos destacan su melodioso sistema, su
apasionada fuerza, la sensualidad de sus textos y la fidelidad a
la tradición hispanoamericana.
Obra: Al norte de la sangre (1946); Presencia
terrena (1949); Verdor secreto (1949);
Cuadernos cabriales (1954); De bosque a bosque
(1971); Libro de los oficios (1975); Libro en nueva
cifra (1980); Música con pie de salmo
(1985); Antología poética de Ana Enriqueta
Terán (1989); Casa de hablas (1946-1989)
(1991); Albatros (1992); Antología
mínima (2003); Antología
poética (2005).
DÉCIMAS ANDINAS
I
Cuando me pongo a pensar
en los paisajes serranos,
se me entristecen las manos
y se me quiebra el cantar.
Me dan ganas de llorar
los plateados frailejones,
y hasta los negros terrones
donde se endulza la caña,
la pulpa de la montaña
herida de chorrerones.
II
Me hincó su amargor sencillo
el hondo amor de la sierra,
y de bruces en la tierra
soy como un haz de tomillo.
Arabescos de cadillo
bordaron mi vestidura,
y sin pozos de amargura
donde se baña el anhelo,
me están cayendo del cielo
pedacitos de dulzura.
III
A este silencio tan frío
le están naciendo claveles
hortensias y no-me-celes.
En el páramo bravío
se quedó el anhelo mío
como flor de maravilla.
Oyendo está la chiquilla
el llanto del tinajero.
El canario en el alero
es una copla amarilla.
IV
Cuando llegué al altozano
me puse a mirar el valle.
En la punta de la calle
jugaba metras mi hermano,
y de pantalla la mano,
llena de gestos y gritos:
«Deje ese juego, hermanito,
porque si mamá recela,
le va regalar la pela
que le ofreció el Moroncito».
V
Cómo vuelan los zamuros
descopetando los cerros,
atentamente mi perro
sigue su planear oscuro,
y detrás del verde muro
que la casona rodea,
está durmiendo la aldea
entre verdes cafetales.
¡Cómo se espantan los males
cuando la aurora clarea!
VI
La luna de cuatro días
sobre la vieja laguna
se descoyunta la luna
la luna de cuatro días.
Fantasmas en cacería
desandan por los caminos
en el trigal los molinos
están ahuyentado perros
qué tristes se ven los cerros
parados en su destino.
DÉCIMAS
Tanto La vida es en mí
que de vida moriré.
Vida es todo cuanto hallé
y vida lo que sufrí;
vida también lo que di
y al «muero porque no muero»
le opongo este humilde y fiero
«estoy» con peso y medida.
Ahora mismo palpo vida
en mi frontal prisionero.
Ser no es estar, pero siento
que estoy en cada latido
del instante que presido
con pulso de este momento;
ni me estorba el pensamiento
para verme y escucharme
y a pura sangre dejarme
frente al espejo y su luz:
estoy, y ser es la cruz
de saber y sonsacarme.
Lo concreto,
actual, cercano
del hueso propio y segura
fe de estar sin quemadura
en la palma de la mano;
por eso toco el verano
del girasol que
padece
sus amarillos y crece
hasta hacerme comprender
su sombra que he de beber
y el silencio que obedece.
El ser y el estar recibo
como afirmación violenta
de mi cuerpo, de su lenta
palidez de oro cautivo;
sin embargo sufro y vivo
de nuevo mi antiguo llanto
y, si me ofreciérais tanto
o más de lo que he deseado,
siempre un espejo llagado
os devolvería mi canto.
ELISEO
DIEGO
(La Habana, Cuba, 1920- Ciudad México, 1994). Poeta
cubano, uno de los representantes más notables del grupo
Orígenes. En 1993 recibió el Premio Juan Rulfo.
Sus décimas aparecieron por primera vez en 1958, y
constituyeron una reacción contra el neopopularismo en
boga. Esta "corriente" se hizo sentir en Cuba desde los
últimos años de la década del 20 hasta la
década del 50, y desarrolló los legados
poéticos de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo,
El Cucalambé.
Sus espinelas, concebidas con la paciencia de un artesano, se
apartaron del entorno rural reflejado por los creadores de esos
años, entre los que cabría destacar a Alberto
Riera, Mariano Brull, Francisco Riverón, Nicolás
Guillén y Navarro Luna (no siempre) o el gran Jesús
Orta Ruiz, alto exponente de la poesía de temas
campesinos; por consiguiente, a la hora de estudiar la obra del
autor de El oscuro esplendor, sus décimas
adquieren mayor importancia, se resisten a ser encasilladas como
las de su contemporáneos Lezama, Fina o Cintio, debido a
que escapan de lo tradicional, apelando a la sensibilidad y a una
ilimitada belleza formal.
Autor de solamente treinta y tres estrofas, de las cuales
catorce responden al esquema abbaaccddc de la
décima espinela, y el resto son notables transgresiones,
Eliseo logró casi un perfecto equilibrio
entre sus poemas escritos en verso libre y los rimados.
Si Lezama transfigura el símbolo para crear nuevas
concurrencias significacionales, Eliseo instaura un orbe indemne
salvado de las destrucciones del devenir; si Lezama es el
Tántalo condenado a la intelección permanente, a la
fundación de una ontología de la trascendencia terrenal y
semántica, Eliseo es el Merlín que
transforma el desorden habitual en realidad fecundante, lo
innominado en reformulación telúrica y
espiritual.
Obra. En las oscuras manos del olvido (1942);
Divertimentos (1946); En la Calzada de Jesús
del Monte (1949); Por los extraños pueblos
(1958); El oscuro esplendor (1966); Divertimentos y
versiones (1967); Muestrario del mundo o libro de las
maravillas de Boloña (1968, 1969); Versiones
(1970); Nombrar las cosas (1973); L´oscuro
splendore. [Antología poética] (1974);
Noticias de la quimera (1975); Los días de tu
vida (1977); La casa del pan (1978); A
través de mi espejo (1981); Inventario de
asombros (1982); Poesía (1983); Prosas
escogidas (1983); Entre la dicha y la tiniebla.
Antología poética 1949-1985 (1986);
Veintiséis poemas recientes (1986);
Soñar despierto (1988); Cuatro de oros
(1990); Obra poética (2001).
LOS TRENES
(De Por los extraños pueblos. 1958)
¿Adónde han ido los trenes
llenos de tanto poder,
cuya elocuencia fue ayer
la gloria de los andenes?
Cuando por la tarde vienes
cruzando el año perdido,
¡cómo extrañas el silbido
anhelante, noticioso,
que desdeñaba el reposo
y majestad del olvido!
LA GUERRA
El fiel anciano repasa
sus memorias. El
caballo
sediento, y el fino gallo
que sacrifican. Y pasa
la tarde lenta en la casa
que la vasta lluvia encierra.
Va entrando el agua, y no cierra
el postigo. Y un instante
nos da en la cara, fragante,
la memoria de la guerra.
LAS NUBES
¡Qué libremente se van
las nubes, qué lentamente!
Y cuando el monte prudente
las llama oscuro, le dan
áureas migajas de pan
y siguen alucinadas
por las sabanas moradas
que tienen costas de fuego
–en las que se pierden luego
suaves, dementes, calladas.
EL DOMINGO
Y pasa el Domingo, y pasa
con su fiesta inacabable,
con su leve olor amable
a fuego limpio en la casa.
El lunes todo lo arrasa
como un as que de repente
nos mata el rey. Tristemente
la vasta noche lo esconde.
¡si supiéramos adónde
cae su corona inocente!
LA TAZA
He olvidado la sorpresa
de las flores amarillas
en tu mantel, y las sillas
adornadas de pobreza.
Mas la porcelana espesa
de la taza que me diste,
como palabra me asiste
que de repente deslumbra
con su revés. Y me alumbra
los años su nieve triste.
LA CONSOLA
Consola que tantas cosas
sostienes en el olvido,
madre del reloj dormido,
protectora de las rosas;
en estas noches tediosas
en que el silencio nos duele,
déjame que te consuele,
vieja de piedad sencilla.
Si toco el tiempo en tu orilla
qué importa que octubre vuele.
LA ENREDADERA
Esa fragancia tan pura
que llena toda la sombra
de la sala, que nos nombra
con un dejo de amargura,
– como recuerdo que apura
el desdén; esa fragancia
que viene de una distancia
inmemorial a la sala,
será tu aliento, picuala,
será la luz de la infancia.
LA ESFINGE
Visité las lejanas provincias
del jardín que olvidamos, y he visto
al pequeño lagarto en el río
misterioso del muro. En silencio,
diferentes sus ojos reales,
me miró como todo. Y temblando
repasé las perdidas murallas
de los pobres canteros, ¡oh reinas
de los años sombríos!, a solas
con el ciego impasible, desierto.
EL ESPEJO
Está dormido el espejo
en la noche del verano.
Las sillas, la mesa, el piano
dan un lívido reflejo
como en los sueños de un viejo
las memorias de
otros años.
Y el hilo que va en los paños
iluminando el misterio,
es el rojo farol serio
del tren distante y extraño.
LA LUCETA
Entra el blanco mediodía
por las abiertas persianas
y huyen las sombras livianas
al interior de los días.
Desciende a las losas frías
el arco iris violento:
el amarillo sediento
y el violeta que lo acuna,
y el limpio añil de la luna
como un hondo pensamiento.
EL RETRATO
Tu seca barba en la mano
me convence de una vez,
si en la memoria te
ves
un poco en sueños, lejano,
si el amarillo malsano
del tiempo
mágico empaña
la realidad que te baña
en su luz parda,
qué importa.
Entre tus dedos la corta
barba de nieve acompaña.
VERSOS AL TUMULO DE LA SEÑORA MUERTE
A.D. 1836-1967
1
No puedo, mi buena muerte,
decir nada en tu favor
sin que me cueste el honor
por ser mentira muy
fuerte.
¡Qué pena mi vieja muerte!
Señora, los severos disimulos
y naturales orlas del atuendo,
el cochecito y los pasmosos mulos,
tu manera de estar como no siendo,
no me van ni con mucho convenciendo
de que seas visita necesaria,
y aun cuando rica, impresionante y varia
la colección de justificaciones
revela entre pretextos y razones
una luz extranjera, funeraria.
2
Pues si elogio tu medida,
tu sobriedad y elegancia,
con atroz intemperancia
me refutas en seguida.
De buen gusto es callar como la piedra
y dejar a los pájaros el viento,
a la luz la delicia de la yedra
y a la posteridad el movimiento.
Mas tú no cumples, no, tus mandamientos
y con brutal escándalo de muelas
cortas, trituras rompes y desgarras
la vaga liviandad de las abuelas
y la dicha solar de las guitarras
bramando inconsolable entre las velas.
3
Yo ponderara, señora,
el fulgor de tus cabellos,
pero te pasas sin ellos,
mi austera trabajadora
¡lástima grande, señora!
Hermana tú de la ligera luna,
¡qué dulce vas y frágil a lo lejos!
(Pero de cerca el frío las aúna
en la desolación de dos espejos
idénticos y lívidos y viejos.)
Quién te vio sonreír como a tu hermana
con un sereno filo de relente
mientras gimen los grillos y las ranas.
Ni apoyar en las castas nubes vanas
la frenética nieve de tu frente.
4
Toda la vida. ¡Qué poca
para llamarte prudente,
si no llevaras mi gente
a la tonta y a la loca!
La vida entera. ¡qué poca!
Cascabeles y címbalos, tambores
y fanáticas flautas y locuras
de saltimbanquis y de bailadores
volando en leves ráfagas oscuras.
Llueven los reyes y los labradores,
como el granizo fugitivo llueven
sobre la indiferencia del vacío
y entregan al olvido lo que deben.
Y con ellos también caen los míos,
callan no más y ya no más se mueven.
5
Y si tus sentencias canto
porque hieres al injusto,
¿a qué la cara de susto
de los niños,
a qué el llanto?
Acaben en buen hora los violentos
idos en hambre, miedos y mentira,
despierten y deshágalos tu ira
como a las hojas el furioso viento.
Pero déjanos, quieres, un momento
para dormir con simples invenciones
a nuestros desolados inocentes.
No los mires, si puedes, frente a frente,
y entre delicadezas y traiciones
te los llevas después calladamente.
6
Si alabo tu cortesía
te das prisa a desmentirme,
pues entiendo que morirme
ya es cosa tuya, no mía.
¡Malhaya tu cortesía!
Para mí el esplendor del mediodía
que en diluvios de luz alienta y arde,
para los otros la melancolía
y la inútil ceniza de la tarde:
¿no me engañaste todo el santo día?
Pues mientras ostensiblemente andabas
en diversos y ajenos menesteres,
¿no me quitabas más cuando birlabas
a los demás sus frágiles enseres?
Y empobreciéndome me aniquilabas.
7
Como un pájaro avariento
con tus grandes garras sucias
juntas desastres, minucias,
en tu propio monumento.
Caracoles y enormes osamentas
y minúsculas plumas irisadas
y vihuelas y justas herramientas,
conmovedoras ánforas y espadas
y muñones y máquinas
mugrientas.
Y el túmulo creciendo ente los años
en suma de hecatombes y nonadas,
y tú en la escueta cima encaramada
tumba que tumba júbilos y daños
con la misma frialdad desesperada.
8
Pero de todas maneras
y diga yo lo que diga
sigo queriéndote amiga:
¡si tú también lo quisieras!
¿Será el amor quien
miente por mi boca
llamándote lindezas y locuras
y desencuadernando tu figura
con un rencor que enturbia lo que toca?
¿Pues no es acaso tuya la dulzura
que aquieta los escándalos del día,
tuyo el silencio y tuya la penumbra
y toda la inviolable lejanía?
Y la serenidad que nos alumbra
con una extraña suerte de alegría?
(y 9)
De tus ojos que no vemos
el color solemne y
puro
tienen que ser de seguro
como el agua que
bebemos:
¡tanta vida y no la vemos!
Delicadeza suma, inescrutable,
de esquivar la figura entre la niebla,
de avenirse la luz a la tiniebla
para ser el no ser de lo mudable.
Consolación de los inconsolables,
tu sello pones a los que has querido
salvaguardar de la desesperanza.
¿Te alcanzará quizás en lo perdido
la solicitación de mi esperanza?
¿Serás también señora del
olvido?
AQUILES
NAZOA
(Caracas, Venezuela,
1920-1976). Poeta, narrador, periodista, humorista.
Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo
1948 y el Premio Municipal de Prosa 1967.
Al decir de Adolfo Menéndez Alberdi en La
décima escrita (1986), "Entre los poetas notables de
Venezuela que se han distinguido en el cultivo de la
décima [.] destácase Aquiles Nazoa, uno de los
mejores representantes del humorismo contemporáneo en
Suramérica".
Sin llegar a ser un gran artífice en la escritura de
la décima, Nazoa captó esencias de su país y
apresó, con serias pinceladas estremecidas, el alma de la
gente de su pueblo, a través de la poderosa
tradición del galerón que encarna en sus textos y
permanece, junto a sus grandes e intensos poemas
humorísticos, satíricos, amatorios, etc., que
airearon la literatura continental..
Obra: Método práctico para aprender a leer
en VII lecciones musicales con acompañamiento de gotas de
agua (1943); Aniversario del color (1943); El
transeúnte sonreído (1945); El
ruiseñor de Catuche (1950, 1958); Caperucita
criolla (1955); Diez poetas bolivianos
contemporáneos (1957); Poesía para
colorear (1958); El burro flautista (1958, 1959);
Los dibujos de
Leo (1959); Caballo de manteca (1960, 1972);
Cuba de Martí a
Fidel Castro (1961, 1976); Los poemas (1961);
Cuba de
Martí a
Fidel Castro (1961); Poesías costumbristas,
humorísticas y festivas (1963); Mientras el palo
va y viene (1963); Pan y circo (1965); Los
humoristas de Caracas (1966, 1972); Caracas física y
espiritual (1967); Historia de la música contada por un
oyente (1968); Humor y amor de
Aquiles Nazoa (1970, 1971, 1975, 1976); Retrato hablado
del Matapalo (1970); Venezuela suya (1971, 1974);
Los sin cuenta usos de la electricidad (1973); Gusto
y regusto de la cocina venezolana (1973); Vida privada
de las muñecas de trapo (1975); Raúl
Santana con un pueblo en el bolsillo (1976); Genial e
ingenioso; la obra literaria y gráfica del gran artista
caraqueño Leoncio Martínez (1976); Vida
privada de las muñecas de trapo (1976); Aquiles y
la navidad (1976).
BOLÍVAR EN UN LIBRO DE
LECTURA
Cuando en su esbelta alfajía
surge la aurora mojada
para tender su mirada
sobre los campos del día,
y en la temprana herrería
despierta el yunque cantor,
porque habla en lengua de
amor
y por claro y por fecundo,
se llama entonces el mundo
Bolívar libertador.
Cuando obediente al anzuelo
derrama el mar en la orilla
sobre la arena amarilla
sus pescaditos de yelo,
porque no es otro su anhelo
que dar de sí lo mejor,
un nombre tiene de honor
y un apellido ese mar:
lo llama el aire al pasar
Bolívar libertador.
Cuando el rescoldo tranquilo
de su cesto de costuras,
mi madre borda blancuras
con sus estambres en vilo,
y palomillas de hilo
vuelan a su alrededor,
ese universo de
amor
a que entonces pertenece,
se llama, pues lo merece,
Bolívar libertador.
Cuando el aguacero frío
sus rotas cántaras vierte
y en toronjiles convierte
las candelas del estío;
cuando la tierra es
plantío
con altas yerbas de olor,
ese tiempo labrador
que abril cantando inaugura,
se llama por su hermosura
Bolívar libertador.
Mi patria y sus caseríos,
sus petróleos torrenciales,
sus comarcas vegetales
y su tumulto de ríos,
salinas y labrantíos,
animales de labor,
llanto, júbilo y sudor
de esta tierra y de su
gente,
se llaman sencillamente
Bolívar libertador.
RETABLILLO DE NAVIDAD
De su esposo en compañía,
soñolienta y fatigada,
por ver si les dan posada
toca en las puertas María.
El le dice: -Esposa mía,
ten calma, vamos a ver.
Nos abrirán al saber
que te encuentras en estado,
y un lecho busca prestado
tu Niño para nacer.
Pues tiembla la Virgen bella,
él se quita en el camino
su platocito de lino
para ofrecérselo a ella.
-Vaya mi linda doncella
con este manto abrigada-
dice con gracia forzada
mientras siente las diabluras
que hace el frío en las roturas
de su franela rayada.
De portón van en portón
suplicando humildemente
y en todas las da la gente
la misma contestación:
"Esta casa no es pensión",
o "Cuánto van a pagar.".
Y en uno que otro lugar
hay quien al ver a María
dice alguna picardía
para hacerla sonrojar.
¡Qué pobrecitos que son!
¡Qué pena tan sin alivio!
todos tienen lecho tibio,
¡pero nadie corazón!
de cansancio y de aflicción
la Virgen se echa a llorar
y torna triste a mirar
que en la noche alta y desierta
la luna es como una puerta
que se abre de par en par.
A la casa de un pastor
van por fin José y María;
sólo piden hostería
para que nazca el Señor.
Pero allí hay tanto amor
por los buenos peregrinos,
que la pastora sus linos
abandona en el telar
y al punto les va a buscar
cuajadas, panes y vinos.
Ya la Virgen tiende el manto
sobre la yerba olorosa;
ya como delgada rosa
se dobla su cuerpo santo;
ya a través de un claro llanto
los ojos del buey la ven;
llora el burrito también.
Y la historia nos relata
que una estrella de hojalata
brilló esa noche en Belén.
GLOSA PARA VOLVER A LA ESCUELA
Comienza el año escolar,
y septiembre en Venezuela
vuelve a ser como una escuela
que se abre de par en par.
¡Oh escuela de mi
niñez
donde en las tardes llovía
quien pudiera, en un tranvía
ir a tu encuentro otra vez!
Cerca ya de la vejez,
no te he podido olvidar,
pues en mi afecto un lugar
donde aún me cantas, existe,
y en el que siempre más triste
comienza el año escolar.
Con tu pueril mirador
y tu violeta lechada,
yo te creía pintada
con lápices de color.
Y en tu jardín interior,
que era un jardín de novela,
llegué a pensarte gemela
del viejo Tontoronjil.
¡Y es que en mi infancia era
abril
y septiembre en Venezuela!
¿Dónde está tu Director
con sus miradas siniestras?
¿Dónde tus lindas maestras
que nos mataban de amor?
A veces un tierno olor
a tela nueva, a canela,
de tu ambiente me
revela
la vieja aroma dormida,
¡y entonces toda la vida
vuelve a ser como una escuela!
Y hoy, al volver la excursión
de niños a la mañana,
yo he vuelto a oír tu campana
cantando en mi corazón.
Deja, pues, que en tu salón
tome el último lugar
y permíteme soñar
que vuelvo a la edad sencilla
en que el mundo es un Mantilla
que se abre de par en par.
Luis
Pastori
(La Victoria, Aragua, Venezuela, 1921). Poeta y
economista.
En 1950 obtuvo el Premio Municipal de Poesía
con el libro Tallo sin muerte, en 1962 fue Premio
Nacional de Literatura y Premio Hispanoamericano de Poesía
León de Greiff en 1983.
En el proemio de la Antología poética,
el importante crítico de la literatura venezolana, Alexis
Márquez, afirma: «Luis Pastori es, si no el
más grande, sí uno de los más grandes
sonetistas de poesía venezolana. Su dominio de esta
forma tan noble y significativa de la poesía
clásica española –no obstante su origen
italiano- alcanza cotas admirables. » En el mismo estudio,
Márquez destaca el "raro dominio" del poeta sobre la
décima y el verso octosílabo, subrayando su
preferencia por la glosa que el estudioso llama "al estilo
venezolano", aunque al intentar explicar la singularidad,
describe los usos tradicionales del "procedimiento" en
lengua española.
Pastori, es sin embargo, no sólo uno de los más
prolíficos y mesurados decimistas "cultos" de su
país, sino uno de esos pocos poetas que han logrado hacer
notar su personalidad
en las estrofas provenientes del Siglo de Oro.
Obra: 15 poemas para una mujer que tiene
15 nombres (1942); Romance de María Luisa
(1944); Poemas del olvido (1945); Las canciones de
Beatriz (1947); País del humo (1948);
Herreros de mi sangre (1950); Toros, santos y
flores (1950); Tallo sin muerte (1950);
Palabras de otros años (1954); Aire de
soledad (1959); Elegía sin fin (1962);
Tiempo de glosa (1967); Trofeos de casa (1970);
Poetas (1975); Sinrazones (1983);
Razón de ser (1987); Sonetos
intemporales (1997); Antología
poética (2002).
GLOSA DE LA ROSA EN BRISA
Yo quiero estarte mirando
treinta días en el mes,
siete días a la semana,
cada minuto una vez.
I
Por el Este de la rosa,
por el este de la brisa,
rosa de brisa que a prisa
parece una mariposa.
Por el Este de la hermosa
carta de olvidar, amando,
dolor de estar contemplando
morir el pelo en tu hombro:
Por el este de tu asombro,
Yo quiero estarte mirando.
II
Acopla el pecho su olvido
al filo de mis puñales,
y tu voz en los rosales
nace sin haber nacido.
Lo por tener, lo tenido,
lo que se perdió una vez,
todo este olvido, después,
será amor de lo olvidado:
Si quiero estar a tu lado
treinta días en el mes.
III
Ay, qué dura geografía
la que en tu escuela he aprendido:
Profundas aguas de olvido,
costas de melancolía.
Esta historia, día a día,
de tu ternura lejana,
y no me cambias la plana
ni dejas que quede trunca:
Escribir mil veces «nunca»
siete días a la semana.
IV
Y tanto, maestra hiela
tu frialdad en mi postigo,
que muchas veces me digo:
-Voy a mudarme de escuela.
Pero el pensamiento vuela,
cuando recuerdo después
que cinco y cinco son diez
y diez años amo ahora,
mientras tu olvido me llora
cada minuto una vez.
GLOSA DE BEATRIZ EN BESO
O GLOSA EN TECHNICOLOR
Tiene un espejo Beatriz
que la ha vuelto medio loca,
porque se ha visto la boca
debajo de la nariz.
I
Juncos para tu cintura.
Lágrimas para tu cielo.
Beso para tu pañuelo.
Pañuelo y beso y ternura.
Ay qué fresca mordedura
en sangre de flor de
lis:
con claros astros de anís
llovidos de mis despojos,
en el fondo de los ojos
tiene un espejo Beatriz.
II
Ay amor, por este amor
doy amor si tú lo quieres,
pero si no lo prefieres
no llego nunca al amor.
Espina será, o dolor
o flor que no se desboca
o corazón que no toca
la palabra que lo ensalma.
¿Qué le dio voz a mi alma
que la ha vuelto medio loca?
III
Por eso miro en el fino,
claro cristal de tu amor:
un ¡ay!, en tecnicolor,
un olvido submarino,
dos corazones de vino
que un nomeolvides retoca
y, como si fuera poca
la luz que en tu nunca estalla,
un beso s eme desmaya
porque se ha visto la boca.
IV
Ah soledad en mi oído,
limón de mi limonero,
que quiero porque no quiero
recuerdo para tu olvido.
Si se me hubiese perdido
tu nombre de flor de lis,
fuera más hondo, Beatriz,
este afán en mis excesos:
¡Dejarte todos mis besos
debajo de la nariz!
GLOSA DEL AMOR ENEMIGO
Duele la planta del pie
y el interior de la cara.
Amor, enemigo mío.
Muerdo tu raíz amarga.
F.G.L.
I
Escuela de la aceituna,
baile de los ruiseñores,
agua por entre las flores,
caracol de miel con luna.
Como esa postal, ninguna
del amor jamás tendré,
porque juro, bajo fe:
Cuando uno está enamorado,
sueña el perfil del costado,
duele la planta del pie.
II
Mano con mano en el beso,
beso con beso en la mano:
¡ay beso!, deja esa mano,
¡ay mano!, coge ese beso.
No te preocupes por eso,
que si la mano dejara
que el beso se le acercara,
la sangre no pondría rojos
el negro adiós de los ojos
y el interior de la cara.
III
Voy de mi sueño a mi sueño
sin soñar lo no soñado,
callándome lo callado
por puro, valiente empeño.
El tiempo no tiene dueño
ni primavera ni estío,
y es un mito el
desvarío
de su castillo sin llaves:
Tú, que me las quitas, sabes.
Amor, enemigo mío.
IV
Este almanaque de invierno
ve nevar sobre sus días,
lo que ayer en alegrías
pareciera tan eterno.
Sólo el tiempo en mi cuaderno
una y otra pena carga:
-Oh muerte desnuda y larga,
muerte del solo gemido,
¡para llegar a su olvido,
muerdo tu raíz amarga.
JESUS ORTA
RUIZ
(El Indio Naborí)
(Guanabacoa, La Habana, Cuba, 1922 – 2005). Es considerado el
decimista cubano más im-portante del siglo XX. El
Día Iberoamericano de la Décima y el Verso
Improvisado se celebra el 30 de septiembre, en honor a su fecha
de nacimiento.
Medularmente improvisador, protagonizó en agosto de
1955, en el estadio habanero de Campo Armada, junto a
Ángel Valiente, la que fue conocida como controversia del
siglo. Ante miles de espectadores – como no había sucedido
ni ha vuelto a suceder en la historia del repentismo cubano-
Naborí hizo valer su hondura intimista, su
magnífica afinación de juglar decimero y, en
general, su excelencia en todos los sentidos;
convirtiéndose en el más famoso improvisador
cubano. Pero lo que realmente lo hizo trascender dentro de la
décima cubana fue el haberle insuflado a la
cubanísima estrofa la huella ineluctable de su elevada
personalidad poética, algo que sólo había
logrado Juan Cristóbal Nápoles Fajardo en el siglo
XIX.
El sentido intimista característico de la obra de
Naborí prueba que su formación lírica no
proviene de la décima espinela sino de la gran
poesía española, debido a su amplio conocimiento
de la mejor tradición poética hispanoamericana. El
elevado tono elegíaco presente en sus Elegías a
Noel (1955) es comparable solamente con el descomunal poema
cubano del siglo XIX "La vuelta al bosque", de Luisa Pérez
de Zambrana o con la "Elegía a Doña Martina" de
Manuel Navarro Luna.
El desgarrador himno a su pequeño hijo fallecido
mostró a Naborí como la voz más
auténtica de la décima nacional, capaz de apresar
en sus testimonios de dolor una fibra lírica inusual.
En la entrega del Premio Nacional de Literatura al Indio
Naborí en 1995, el ensayista Virgilio López
Lemus expresó: El le imprimió a su estrofa de
preferencia nuevos aires estilísticos, superó el
gastado canto del paisaje al modo cucalambeano, incorporó
a la décima una libre y peculiar tropologización,
una abierta elevación cualitativa de la estrofa cantada y
una mejor vinculación entre las para entonces ya demasiado
distanciadas décimas escritas por poetas de notoriedades
nacionales o internacionales o repentizada (de la oralidad) por
poetas populares muchas veces anónimos. Con Orta Ruiz
apareció el poeta que propició la conjunción
entre lo «culto» y lo «popular», el
necesario «puente» que viniera a dejar muy claro que
la tradición de la décima cubana es una sola
manifestada por diversas vías, calidades e incluso
soportes expresivos tan variados, que aún hoy día
sigue evolucionando.
Obra: Guardarraya sonora (1939); Bandurria y
violín (1948); Estampas y Elegía,
(1955); Boda Profunda (1957); Sueño
reconstruido (1961); El pulso del tiempo (1966);
Entre, y perdone usted (1973, 1983); Pase de lista
en décimas a la medida de sus nombres (1973);
Cantos breves (1978); Dos estilos y un cantar:
El Indio Naborí y Chanito Isidrón (1982);
Al Son de la Historia. Poemas patrióticos y
políticos (1986); Entre el reloj y los
espejos (1989, 1990); Viajera Peninsular (1990);
Con tus ojos míos (1994); Mis nietos en
escena (1995); Desde un mirador profundo (1997);
Décimas para la historia. La controversia del siglo en
verso improvisado, Indio Naborí-Ángel
Valiente. (1997); Biopoemas (1998); La medida
de un suspiro (1999); Esto tiene un nombre (1999);
Décimas para la historia. Poesía oral y
escrita (2000, 2004); Eros en tres tiempos (2000,
2002); Por tu milagro sonoro (2001); Cristal de
aumento (2001, 2004); Epigramas de Juan Claro
(2004).
CANTO A LA DÉCIMA CRIOLLA
Viajera peninsular,
¡Cómo te has aplatanado!
¿Qué sinsonte enamorado
te dio cita en el palmar?
Dejaste viña y pomar
soñando caña y café,
y tu alma española fue
canción de arado y guataca,
cuando al vaivén de una hamaca
te diste a "El Cucalambé".
Amaste a Cuba, al Caney
que, huérfano de fortuna,
se levanta como en una
persistencia ciboney.
La ceiba te habló de Hatuey,
te embridó el azul del cielo,
te conquistó el arroyuelo
con musical bienvenida
y te quedaste prendida
al verde imán de mi suelo.
Dijiste al guajiro: canta,
no llores más, infeliz,
que yo te haré una raíz
de música en tu garganta.
Tendiste bajo su planta
dulce alfombra de ilusiones;
y fuiste en los callejones
de las tierras del central
anestesia musical
aplicada a sus pulmones.
Desde entonces, el guajiro
te prendió al pecho angustiado
y ocho sílabas le han dado
la medida de un suspiro.
Te hospedas en su retiro,
lo alientas en sus labores,
melificas sus dolores
y eres, hecha madrigal,
la confesión musical
de sus tímidos amores.
Con blancura de azucena
llegaste al cañaveral
y el sol del camino
real
te dio la gracia morena.
Cuando una bandurria suena
como un corazón doliente,
allí tu dices "presente"
al trovador que medita,
y no anuncias tu visita:
te apareces de repente.
A veces te desenfrenas
en combate desvelado,
cual si hubieras inyectado
sangre de gallo en tus venas.
Tiemblan las noches serenas
en que tu pasión estalla,
porque frente a la batalla
de dos improvisadores,
sueñan los espectadores
con la emoción de una valla.
Pero cuando el monte fue,
Cuba, en su corcel montada,
y la manigua incendiada
dio un grito y se puso en pie,
abriste surcos de fe
para sembrar patriotismo;
y ya con un espejismo
de libertad y
derecho,
te brillaron en el pecho
diez medallas de heroísmo.
Pensaste que ya en tu frente
jamás habría una sombra,
que no tendría tu alfombra
de lirios, un cardo hiriente.
Pero, desdichadamente,
tu alegría pasó en fuga:
en tu ceño hay una arruga
y en tus ojos un desvelo.
¡Todavía eres pañuelo
que un llanto de sal enjuga!
Has visto a ese labrador
que, mientras piensa y trabaja,
es árbol que se desgaja
en lágrimas de sudor.
Y en tanto el explotador
sueña en una nueva orgía,
lo has visto en la noche umbría
desprenderse del arado,
con el hombro doblegado
por todo el peso del día.
La sordera del camino
escuchó tu grito rojo
la tarde que un desalojo
mató el hogar campesino.
Y envuelta en ese destino
de triste desalojada,
tomaste desesperada
la Carretera Central
y al verte la Capital
se volvió una carcajada.
Vals, sonata y opereta
y aburguesados danzones
te echaron de los salones
por no vestir de etiqueta.
Afrancesado poeta
te vio con fría mirada;
sólo en la pobre barriada
te dieron sombra y calor
son y rumba con dolor
de negra discriminada.
Yo desde niño te llevo
del brazo como una esposa,
guajirita lastimosa
con hambre de mundo nuevo.
Incubaste como un huevo
de sinsonte el alma mía,
desde que en la sitiería,
junto al arroyo sonoro,
como una botija de oro
encontré la Poesía.
¡Como no cantar por ti,
canción sudada en mi padre,
ritmo de cuna en mi madre
y la misma vida en mí!
Yo contigo recorrí
la ciudad y la espesura,
y en ti guardo la dulzura
de los besos que apuré
como sorbos de café
en jícara de aventura.
MI PADRE
Poeta con la agonía
de no atrapar la expresión,
de ti, de tu corazón,
me vino la Poesía.
Sentiste una melodía
honda, que no tradujiste,
y yo, el heredero triste
de tu inefable sentir,
sigo empeñado en decir
el canto que no dijiste.
Tu emoción analfabeta
era un poema frustrado.
Estaba crucificado
en la palabra el Poeta.
Y yo supe tu secreta
pena de ave sin volar,
siempre que para cantar
te era esquiva la palabra
como una jíbara cabra,
como un anillo en el mar.
Eras sonoro hasta el hueso,
y en tu pecho de paloma,
en pugna con el idioma
andaba un canto travieso.
Y como cantabas preso
en tan estrecha prisión,
un ansia de aparición
de tus cantares arcanos,
te hacía inquietas las manos
y musical el bastón.
Viejo, a orillas del abismo
gris de una muerte aguardada,
a través de tu mirada
sonreía el optimismo.
Cantante, alegre, lo mismo
que el niño más inocente,
hasta que sobre tu frente
se posó una paz traidora
y vi llama tan sonora
en un hielo tan silente.
Y luego vi el ataúd,
velas, flores, lagrimear,
¡y tu ansiedad de cantar
en una blanca quietud!
¡Y no sembrar un laúd
en tu silencio enterrado,
para que, en el perfumado
tiempo de la primavera
subas por la enredadera
a decir lo que has callado!
LA FUGA DEL ANGEL
¿Adónde fuiste, ángel mío,
en la última travesura?
Tal vez quiso tu ternura
mudarse para el rocío.
Te fuiste como en el río
un pétalo de alelí;
y has dejado tras de ti
una estela de cariño,
recuerdo que, como un niño
sin cuerpo, va junto a mí.
Eres, pues, un niño abstracto
y vienes cuando te invoco,
vida intocable que toco
en una ilusión del tacto.
Te veo vivo y exacto
andando a mi alrededor,
y escucho tu voz-rumor
como de ala que se aleja-:
¡qué zumbido sin abeja!
¡qué trino sin ruiseñor!
Es que estás, aunque no estás,
cual vuelo de mariposa
sin mariposa, cual rosa
de perfume nada más.
Te fuiste y conmigo vas,
aunque el mundo no te ve,
ni sabe como yo sé
que, diluido en la brisa,
aun vives, como sonrisa
sin boca, y paso sin pie.
Es todo lo que me queda
de ti: verdad sin verdad;
una como suavidad
de seda, pero sin seda;
aroma de rosaleda
sin mas presencia que aroma;
donaire de la paloma,
pero no más que donaire;
niño pintado en el aire
hablándome sin idioma.
Una piedad de la muerte
hay en esto de mirarte
sin mirarte, y de palparte
sin palparte, ni tenerte;
pues evocarte, traerte
por la ruta de un clamor,
es endulzar el dolor
de la ausencia más glacial,
con un sabor de panal
que sólo fuera sabor.
Adolfo
Martí Fuentes
(El Ferrol, La Coruña, España,
1922 – La Habana, 2002). Poeta, ensayista y escritor para
niños.
Obtuvo, entre otros, el premio de la Asociación de
Periodistas y Escritores de Artemisa (1955), el premio de
décima del Concurso 26 de Julio de las FAR (1971), el
Premio Julián del Casal de la UNEAC (1979) y el Premio
Ismaelillo de la UNEAC (1978).
Acerca de su libro Alrededor del punto, el poeta y
crítico Waldo González López, cuestiona en
el prólogo: ¿["…] en qué residía el
triunfo total de este volumen que
aún continúa siendo un texto
fundamental de la poesía cubana – y no sólo
de la décima- en la segunda mitad de nuestra centuria? En
lo nuevo, sin duda, apreciado, sobre todo, en la
recontextualización de estrofas surgidas siglos
atrás y que, combinadas con acierto, lograron revitalizar
esta forma y acercarla a diversos poetas jóvenes –
no siempre de origen campesino- que la hicieron suya, e incluso
de otras generaciones […]
Y más adelante el crítico señala que
Alrededor del punto: abrió nuevos cauces a esta
estrofa en Cuba, ya que su incidencia sobre los creadores
jóvenes se percibe en la apertura y amplitud de ideas
novedosas, en ese registro de
posibilidades que aportó este libro renovador a la
poesía
cubana de la Revolución.
Al decir del poeta Guillermo Rodríguez Rivera:
"Alrededor del punto será un libro de inevitable
mención cuando hablemos –y siempre tendremos que
hablar- de décimas en Cuba."
Obra. Alrededor del punto (décimas y
dícemas) (1971); La Celestina (1971); Las
tragedias de Corneille y Racine y Moliére y la comedia
moderna (1974); Puntos cardinales (1979);
Contrapunto (1980); Por el ancho camino (1980);
Alrededor del punto (1982); La hora en punto
(1983); Libro de Gabriela (1985); Puntos de
vista (1988); El árbol del retorno (1993,
1999); Júbilo de enero (1995); Alrededor del
punto. Décimas completas (1996);
Fabular (1999); Sonetos fieles (2002).
SALUDO
(Punto de partida)
A alguno acaso lo ciegue
la luz de tus diez estrellas;
desdeñe tus dulces aguas,
tu sonante geometría.
Yo sigo con tu misterio
guardándome las raíces.
Yo sigo…busco la sombra
de tu obelisco montuno.
¿Quién te escuchó y no te quiso
con un cocuyo en la mano?
MAR
"…¿quién traducirá el
acento
con que nos habla el mar?"
José Jacinto Milanés
Caballero de gran traje
que en transparente cristal
te vistes de espuma y sal
y enamoras al paisaje.
Marinero siempre en viaje
de partida y de regreso,
que impones tu móvil peso
sobre una roca serena
para hacer cantos de arena
gota a gota y beso a beso.
ESTRELLA
"Punto de luz, suspenso
hampo, remota estrella"
Nicolás Guillén
Estrella, mejor lejana
si en cercanía te pierdo.
Dócil tu intacto recuerdo
de luz perfecta y liviana.
Capullo no, filigrana
tu misterioso fanal.
La noche fundamental
precisa de tu hermosura,
llama magnífica y pura
de atormentado cristal.
PALMA
"- Palma, vuelo de hierba -,
para subir su voz.
Roberto Fernández Retamar
Aguja fina hacia el cielo
que en verde penacho canta,
recia columna levanta
tu capitel de alto vuelo.
Presencia en recto desvelo
que denuncia el yugo atroz;
tú, centinela precoz,
verticalmente en el llano.
Palma, angustia de mi mano
que quiere alcanzar tu voz.
CEIBA
¡Sólo las ceibas patrias
del sol amparan!
José Martí
No ha de ser por tu ramaje
bajo un azul redimido;
acaso por el follaje
de música sorprendido.
Venga, pues, tu colorido
temblando por el paisaje;
vengan tu hermoso linaje
de paz, tu aguda colmena
de misterio y luna llena,
donde el violento Changó
duerme, donde su punzó
descansa en pálida arena.
FLAMBOYANT
En Cuba, para hablar de primavera
un solo Flamboyant se necesita…
Pancho Arango
Florecida rama deja
su primavera de fuego.
Se hacen luces de alto juego
por el cielo de la abeja.
El rubor ya no se aleja
de los verdes humillados,
y en los parterres bordados
de vegetal hermosura,
la esmeralda se estructura
de chillidos colorados.
PICUALA
…a la sombra fragante
de la roja picuala…
Eliseo Diego
Un sabor de fruta rara…
(Dos por dos y tres por tres.)
Un caminar a través
de aquella adusta mampara
que tan distante quedara
en las sombras del "reparto".
Día de las madres: harto
de roja flor a hurtadillas
y manzanas de rodillas
caídas frente a mi cuarto.
GIRASOL
Girasol, patena al sol.
Ángel Gaztelu
Gira-luna, gira-sol,
gira que gira, girando
mi girasol,
¿dónde?, ¿cuándo?,
piernas de aceite y
alcohol.
En rubio mar caracol,
¿cómo?, ¿por qué?, a rey
brillante
semblante contra semblante,
latido contra latido,
mi girasol sorprendido,
triste, loco, mundo, lerdo:
él, esclavo del recuerdo
y yo, dueño del olvido.
ZUNZÚN
Lindo pajarillo,
gala del pensil.
Pedro Santacilia
Zunzún, detalle del viento
que ha echado a volar su flor.
Luminoso surtidor.
Zunzún, detalle del viento
que puso en vuelo el dedal
de su holgura vertical.
Zunzún, detalle del viento
que ha echado a volar su nido.
Rehilete estremecido.
zunzún, detalle del viento.
TÚ
Te vi un punto, y flotando
ante mis ojos…
Gustavo Adolfo Bécquer
Limpia flor amanecida
bajo un cielo desolado,
te me prendes al costado
llena de gracia y de vida.
Sueltas el freno y la brida,
viajera intacta del sueño,
y vas, madrigal pequeño,
bordándome de ternura
a perecer en la oscura
cárcel de un cuerpo trigueño.
DECIMA SUPERREALISTA PARA
HACERSE AMAR POR UNA MUJER
QUE PASA POR LA CALLE, SEGÚN
LA FORMULA DE ANDRE BRETON
(Punto por punto)
"Este gallo que no canta
Algo tiene en la garganta."
Refrán cubano
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DESPEDIDA
(Punto en boca)
Ahora está bien que me aleje
de esta cárcel de aire puro;
me ató a su mágico muro
leve cinta y duro fleje.
Es justo, pues, que festeje
sus orlas de vivo amianto.
Pulsé en sus rejas el canto,
probé a domar su armonía
y hallé en tal cárcel encanto
de rumor y lejanía.
NARCISO SUICIDÁNDOSE
Hay que construir un hombre
con la impaciencia de un niño.
Hay que construir un padre
que sea su propio hijo.
Hay que hacer el yo nosotros
y el nosotros un yo íntimo.
Hay que sembrar y sembrar
y sembrar hasta el olvido,
para construir el padre
que sea su propio hijo.
Nicomedes Santa
Cruz
(Lima, Perú, 1925- Madrid,1992).
Compositor y decimista.
Al decir de Daniel Mathews, en su
artículo: "Nicomedes transformó la décima" :
[.] Los decimistas anteriores [en su país]
escribían (en caso de ser analfabetos hacían
escribir por sus hijos) sus poemas en cuadernos que parecen haber
desaparecido con la historia. Nicomedes graba discos, publica
libros e
interviene en periódicos. De ese modo se pone entre la
oralidad y la escritura. [.] Los decimistas anteriores
tenían temas limitados. Nicomedes después de
reivindicar las expresiones culturales negras e interesarse por
el conjunto de la cultura
popular, llegó a temas vinculados a la necesidad de una
transformación revolucionaria. El compromiso
político y social es algo importante en la poética
santacruzana [.] el gran tema de Santa Cruz es la
reivindicación nacional de negros e indios. Lo vemos por
ejemplo en "Ritmos negros del Perú", que puede ser
entendido como una temprana poética santacruzana (1957).
Desde la glosa inicial hace un paralelo entre la situación
de esclavitud y la
actitud
festiva y rítmica del negro [.] el canto de Santa Cruz se
hace internacional desde su primer libro, proponiendo a los
ritmos negros como unión innegable entre las culturas
africana y peruana [.] Santa Cruz no sólo hace
décimas, también hace marinera. Pero además
podemos encontrar en él una exploración de formas
poéticas que van definitivamente más allá de
lo criollo tradicional.
Realizó los siguientes discos: Cumanana (1959,
1994); Ingá (1960); Décimas y
poemas (1930); Cumanana. Poemas y canciones (1964);
Cumanana. Antología afroperuana (1965,1970);
Canto negro (1968); América negra
(1972); Nicomedes en Argentina
(1973);Socabón. Introducción al folclor musical y danzario
de la costa peruana (1975); España en su
folclor (1987) y publicó Décimas
(1959, 1960, 1966); Cumanana (1960); Canto a mi
Perú (1966); Décimas y poemas:
antología (1971); Ritmos negros del
Perú (Buenos Aires,1973); Rimactampu; rimas al
Rímac (1972); La décima en el
Perú (1982).
CANTARES CAMPESINOS
El agua la manda
el cielo, la tierra la puso dios. Viene el amo
y me la quita, ¡la p…ita que se
partió!
A ver, respóndame, hermano: si esta fue
tierra ´e los incas
¿de donde hay dueños de fincas con títulos
en la mano? Pa mí que al pobre serrano le vienen tomando
el pelo. Acequia, puquio, riachuelo todo en títulos se
fragua. ¿De ´onde tiene dueño l´agua?
¡el agua la manda el cielo!
Y por último, los incas no han sido los
más primeros; antes los huancas ´stuvieron y antes
que ellos los mochicas. Ora hay haciendas tan ricas pa´
sólo un dueño o pa´ dos y gritan a toda voz
que heredaron de su padre… ¡Que no me vengan, compadre,
la tierra la puso Dios!
Donde no hay minas de gringos hay tierras de
gamonales, pagan míseros jornales y te andan a los
respingos. Se trabaja los domingos Más pior que en tiempo
´e la mita. Y hasta si tengo cholita para mi pobre querer,
por el gusto de …poder
viene el amo y me la quita.
Creo que, ultimadamente, debiera ser propietario
quien fecunda el suelo agrario con el sudor de su frente.
Así espera nuestra gente y así mesmo espero yo. Y
así ha de ser, pues si no a gringos y gamonales vamo a
recontrasacarle ¡la p… ita que se
partió!
MEME NEGUITO
A Ignacio Villa (Bola de Nieve)
¡Ay canamas camandonga! ¿qué
tiene mi cocotín? mi neguito chiquitín,
acuricuricandonga… Epéese a que le ponga su
chupón y su sonaja. Meme meme, buenalhaja, pepita de
tamarindo. Duéimase mi nego lindo: ¡meme meme,
há-ha há-ha…!
Su mare no vino ayé, su mama se fue
antianoche; dicen que subió enun coche… ¡pero
tiene que volvé! Su maire é buena mujé, -a
veces medio marraja-. Yo no sé si nos ultraja ¡pero
si resutta cieito…! (Mejó tú no etés
despieito) ¡meme meme, há-ha há-ha…!
¡Mi cocotín, mi coquito! si hay
frío ¿po qué tu quemas? Con tu ojo abieito
no duemas, ¿Po qué tá quieto, neguito?
¡Míame, nego bonito! ¿Po qué tu cabeza
baja…? ¿Quele su leche con
miaja? ¿Quele jugá con lo michi? ¿Qué
le pasa? ¿quele pichi? ¿meme meme?
¿há-ha há-ha…?
¡Ay canamas camandonga! ¿qué
tiene mi cocotín? Mi neguito chiquitín,
acuricuricandonga… Epéese que le ponga… que le ponga
su motaja. Meme meme ahí en su caja Pepita de tamarindo.
Duéimase mi nego lindo: ¡Meme meme, há-ha…
há … ha…
AL COMPÁS DEL SOCABÓN
Al compás del socabón
con décimas del Perú, conserva la
tradición Nicomedes Santa Cruz.
I
Durante el siglo pasado Y comienzos del presente
Era cosa muy frecuente Un cantar improvisado: Décimas de
Pie forzado Le llamaba la afición, Y sólo en
nuestra nación
La Décima o Espinela Se acompañó con vihuela
al compás del socabón.
II
Una glosa la interpretan cuatro décimas o
pies, el verso número diez es uno de la cuarteta; y sin
ser un gran poeta ni nacer con tal virtud con gusto y solicitud
en esas noches de invierno puede llenarse un cuaderno con
Décimas del Perú.
III
Si rima con mucho esmero la consonancia
hará el resto: Décimo, Séptimo y Sexto;
Quinto y Cuarto con Primero; en igual terminación; para
mayor perfección rime Octavo con Noveno y con cada verso
bueno conserva la tradición.
IV
Octosilábica, hispana, Fue la
décima genuina, Insuperable, divina Es la décima
peruana. Si algún día alguien me gana O me llevase
Jesús, Que no se extinga la luz En ese cantar tan nuestro.
Lo pide… un servidor vuestro:
Nicomedes Santa Cruz.
Raúl Luis
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