- Los
principios constitutivos del ser - Las
categorías del ser - Necesidad de una expresa
reiteración de la pregunta sobre el
ser - La
pregunta por el ser en sein und zeit - Bibliografía
La vía de la verdad se muestra como el
único camino realmente practicable para el filósofo
Parménides, pues, como dice la diosa, los dos
únicos caminos de investigación que se pueden concebir son:
«El uno, que el ser es y que el no-ser no es. Es el camino
de la certeza, ya que acompaña a la verdad. El otro, que
el ser no es y que necesariamente el no-ser es. Este camino es un
estrecho sendero, en el que nada iluminará tus pasos. Ya
que no puedes comprender lo que no es, pues no es posible, ni
expresarlo por medio de palabras. Porque lo mismo es pensar y
ser. Es necesario decir y pensar que lo que es, es, ya que el ser
es y el no-ser no es; afirmaciones que te invito a considerar
bien.»[1]
De esta afirmación de la diosa se derivan toda
una serie de consecuencias: El ser es único. Sólo
hay un ser, pues caso que no fuera así, ¿qué
los diferenciaría?. No podría diferenciarlos algo
que es, puesto que, en cuanto que esta diferencia es, es (sigue
siendo ser y, por tanto, no es diferente del ser). Ni menos
aún podría diferenciarlos lo que no es, puesto que
lo que no es no es. Así, mediante un proceso de
razonamiento por reducción al absurdo, Parménides
señala la unicidad del ser).
El ser es eterno: «No fue, ni será, porque
es a la vez entero en el instante presente, uno, continuo. Pues,
¿qué origen puedes buscarle? ¿Cómo y
de dónde habrá crecido? No te dejaré decir
ni pensar que es del no-ser. Ya que no puede decirse ni pensarse
que no es. ¿Qué necesidad lo hizo surgir más
pronto o más tarde, si viene de la nada? Así pues,
es necesario que sea absolutamente, o que no sea en
absoluto.»[2] No puede, pues, haber tenido
origen ni puede tener fin. Si tuviese origen, ¿de
dónde procedería? No puede proceder de lo que es,
ya que entonces no puede hablarse de origen (ya es el ser), no
puede proceder del no ser, ya que el no ser no es.
"Igualmente ha de ser inmóvil e inmutable. Si el
ser fuese móvil debería moverse en algo, pero este
algo, ¿es o no es? Si es, el ser es en el ser y no puede
ser móvil. Por otra parte no puede no ser puesto que lo
que no es no es. Además, la mutabilidad o el cambio
consiste en dejar de ser para ser otro. Pero el dejar de ser no
es posible ya que sería aceptar el no ser. Por las mismas
razones, no puede tener principio ni fin. Se da una identidad
entre el pensar y el ser. Sólo el ser puede ser pensado,
ya que el no ser, en cuanto que no es, no puede ni tan
sólo ser concebido"[3].
En Aristóteles la "Metafísica" empieza buscando el objeto del
saber más alto. La Sabiduría es una ciencia que
busca las causas y principios
primeros. Las causas son cuatro: causa material, causa eficiente,
causa final y causa formal. Habría que determinar con
más claridad la palabra aitía que en este escrito
se lo traduce como "causa". Aitía viene de
acusación, del dar fundamento, de hacer responsable. Vemos
ahora que Aristóteles dice: "El ser capaz de
enseñar es una señal distintiva del que sabe frente
al que no sabe, por lo cual pensamos que el arte es
más ciencia que la experiencia"[4] El que
sabe sabe "lo que es" y no enseña "lo que no es".
¿Qué relación habría entre "lo que
es" (to ón) y la "causa" (aitía)? La causa es la
que da cuenta "lo que es", es el contenido del ser. Es aquella
que hace responsable al ser, la que dice qué es el ser.
Así, la virtud (es algo, to ón) es por ejemplo "un
valor moral que…",
y esta última frase es lo que se le acusa a lo que es, es
decir, la esencia, lo que expresa la definición. De
ahí que Aristóteles haya dado más
importancia a la causa formal, es decir la ousía, la
entidad. Pues la definición sería precisamente
ella.
Cuando llega al estudio de la entidad, podríamos
decir que en su intención de dar ejemplos de cómo
se debe definir introduce lo que percibimos, lo que tenemos a la
mano. La definición de hombre, de un
animal, de Dios, de los números. Es ahí cuando
Aristóteles empieza a bajar la mirada al mundo de los sentidos y en
la búsqueda de aquella esencia de la definición
encontrará una ontología, una física, una
teología; pero siempre irá buscando definir "lo que
es", mejor dicho, tratar sobre lo que es en tanto que es, una
definición eterna, que no varíe, pues no es
opinión. Es esa búsqueda de la ciencia
inhallable, de la filosofía primera.
Con la época moderna, el interés
filosófico se desplaza del ser al sujeto y al objeto del
conocimiento y
a la noción de sustancia. Tanto el racionalismo
como el empirismo se
preocupan por saber qué son las cosas (qué tipo de
sustancia son, y cuáles son sus cualidades primarias y
secundarias) y cómo es posible conocerlas (a través
de la razón o a través de la experiencia, a priori,
a posteriori).
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