Las micorrizas alternativa ecológica para una agricultura sostenible (página 2)
Las Micorrizas se hallan difundidas no solo en
las plantas
arbóreas, sino también en las herbáceas
perennes e incluso en las anuales, como el trigo; y son
especialmente frecuentes en los terrenos ricos en humus.
Muchísimas especies de hongos viven en
simbiosis micorrízica con las plantas
superiores.
Gracias a las Micorrizas, también las plantas
inferiores micorrizadas, pueden crecer y sobrevivir en terrenos
con exceso de humedad y muy humificados, ya que éstas
plantas por sí solas no podrían sobrevivir a tan
difíciles condiciones. Esto le puede suceder a especies
desprovistas de clorofila como son los casos de la: Neottia,
Coralorhiza y Monotropa, en las cuales su alimentación depende
totalmente del hongo. También los musgos, las
hepáticas y los helechos, necesitan del hongo para su
nutrición.
Este proceso, que
se desarrolla de forma natural en el suelo; es
completamente inofensivo para los animales y los
humanos.
Tipos de
micorrizas
Diferentes taxónomos declaran que existen varios
tipos o grupos de
micorrizas, en el año 1969, Peyronel y colaboradores
definieron los tres tipos de asociaciones micorrízicas de
mayor importancia y que son vigentes hasta nuestros días,
tomando en consideración sus características morfo
anatómicas y ultra estructurales y se clasifican en:
Endomicorrizas ; Ectomicorrizas y
Ectoendomicorrizas.
Las Endomicorrizas
Una gran cantidad de hifas fúngicas (hongos),
existentes en el terreno invaden las partes jóvenes de las
raíces y penetran, a veces, hasta las células
del parénquima sub epidérmico (debajo de la
epidermis). Esta acción
no afecta a las células de los tejidos y se
establece el intercambio a ese nivel celular.
El micelio de los hongos penetra en el tejido cortical
de la raíz de la planta y provoca una infección
progresiva de las células de la corteza. Un ejemplo de
este proceso, se puede ver en la Micorriza
Vesículo-Arbuscular (MVA), que forma en las células
de la corteza extremos de micelios ramificados, similares a un
árbol (arbúsculos) Fig. 1, actuando en
calidad de
órganos nutritivos, mediante los cuales tiene lugar el
metabolismo
simbiótico entre hongo y planta. Además, se forman
vesículas como órganos de reserva.
Los micelios fúngicos no solo penetran en la capa
cortical de la raíz, sino que se alojan en el interior de
sus células, y en parte son digeridas por la planta
hospedante, que se benefician de sus albuminoides y
nitrógeno orgánico.
Se forman Endomicorrizas en las plantas de las familias
Ericáceas, Liliáceas y en las Orquidíaceas.
En estas últimas han sido mejor estudiada que en las
demás. Encontramos Endomicorrizas en muchas plantas
herbáceas (inclusive muchas plantas de cultivo,
también en plantas leñosas, tales como palmeras,
café,
té, cacao y cítricos).
Las Endomicorrizas no son tan específicas, por lo
que una especie puede colonizar a muchas especies de plantas y se
adaptan mejor a las condiciones del medio porque sus esporas
crecen con facilidad y pueden sobrevivir sin contacto con las
raíces. Esas son dos causas principales por las cuales
abundan mas en la naturaleza que
el resto de las Micorrizas.
Se ha declarado que, a este grupo
pertenecen la mayor cantidad de Micorrizas existentes en la
Naturaleza, y por lo tanto las que más especies vegetales
colonizan. Dentro de este grupo existen tres tipos
característicos:
a Orquideomicorrizas (asociadas a
Orquidiáceas).
b Ericomicorrizas (ligadas a la Familia
Ericáceas y con muchas similitudes estructurales con las
ectendomicorrizas.
c Micorrizas Vesículo-Arbusculares (MVA):
Caracterizadas por formar arbúsculos intracelulares.
Son las más abundantes y de mayor importancia
ecológica y económica.
Las Ectomicorrizas
Las hifas fúngicas permanecen (que es lo
más común) Fig.2, en la superficie
epidérmica, alrededor de la cual forman una vellosidad que
reemplaza a los pelos radicales. Rodean de una densa capa de
micelios (Red de
Harting), las partes más finas de la raíces, hasta
envolverlas por completo, incluso en el ápice vegetativo
de la misma. Las hifas de los hongos envuelven las raíces
de las plantas, penetran intracelularmente en el
parénquima de la corteza, sin infectar sus células.
Los hongos que las forman son: Basidiomicetes y Ascomicetes
principalmente.
Se forman Ectomicorrizas principalmente sobre especies
forestales y leñosas: avellanos, abedules,
coníferas, etc. Sus filamentos micélicos, aunque
pueden insinuarse a través de los espacios intercelulares
de la raíz, no penetran en sus células. Si las
Ectomicorrizas no están en contacto con una raíz su
crecimiento es limitado y pueden morir rápidamente.
Colonizan las raíces por un corto período de
tiempo que
puede estar entre los 5 y 12 días.
Las Ectoendomicorrizas o Micorrizas
Ectoendotróficas
Constituyen una estructura
intermedia: pequeño grupo de plantas y micelios. Es un
grupo menos numeroso, sus funciones son
similares al grupo de Ectomicorrizas, aunque también
desarrollan funciones similares a algunas
Endomicorrizas.
Simbiosis para formar
las micorrizas
Según Bidwel, 1980 y Brown, 1982 hay una
coincidencia casi general, que la simbiosis para formar
micorrizas, se produce en tres etapas o pasos (esto puede ser
válido para el trabajo de
otros microorganismos patógenos o
fitopatógenos).
Como primer paso, se produce una
identificación mutua planta hongo / hongo-planta,
en la rizósfera, o en regiones próximas a las
raíces nutricias o pelos radicales. Este reconocimiento lo
facilitan al parecer, sustancias exudadas o emitidas por la
raíz, que provocan el crecimiento del micelio y un
biotropismo positivo del mismo hacia la raíz.
El segundo paso consiste en el acercamiento y
acoplamiento progresivo y gradual del micelio y la
raicilla produciéndose el contacto intercelular, al
formarse una estructura que amarra y ata ambas
biomasas.
En el tercer paso se realiza la
colonización produciéndose cambios
morfológicos y estructurales tanto en los tejidos
colonizados por el hongo, como en la
organización de la pared celular de la raíz.
Posteriormente se produce la integración fisiológica de ambos
simbiontes (hongo-raíz), y por último se produce
una alteración de las actividades enzimáticas, que
se coordinan entre los simbiontes para integrar sus procesos
metabólicos.
Este proceso de asociación para formar
Micorrizas, provoca alteraciones morfológicas y
anatómicas en las plantas colonizadas tales como: cambios
en la relación tallo raíz, en la estructura de los
tejidos radicales, en el número de cloroplastos, aumento
de la lignificación, alteración de los balances
hormonales, etc. Efectos que no son sólo explicables, como
una simple mejora nutritiva de la planta, debido al aumento de
eficacia en la
absorción de nutrientes por la raíz, gracias a la
formación de la Micorriza, sino que, responde a cambios
metabólicos más profundos y complejos, debidos a la
integración fisiológica de los
simbiontes.
En contraste, existen también casos en que la
total inespecificidad asociativa, hacen que varias
especies forestales estén colonizadas al mismo tiempo por
formaciones tan distintas como: Ectomicorrizas y Endomicorrizas.
Beneficios de las
micorrizas para las plantas
Páez et al., (2006), afirma que el principal
beneficio que realizan las Micorrizas está relacionado con
la nutrición de las plantas. Este proceso de la
nutrición por medio de las Micorrizas está, pues,
extremadamente difundido entre los vegetales, tiene notable
importancia porque permite la vida de las plantas en determinadas
condiciones y facilita la toma de los alimentos por
parte de las plantas superiores, en competencia con
la infinita y mucho más adaptable microflora del
suelo.
Son muchos los beneficios que nos brindan las
Micorrizas para la plantas, que las convierten fieles
aliadas de productores, empresarios, investigadores,
científicos y población en general. A continuación
tratamos de resumir las más importantes:
Una mejor asimilación de los nutrientes en
las plantas, que facilita un aumento de la
producción y mayor calidad
biológica de ésta.Una mayor tolerancia de las plantas frente
a muchos factores de estrés: sequía,
desequilibrios en el pH, altos contenidos de sales, exceso de
viento, entre otros. Esto se debe a que facilita una adecuada
evapo-transpiración de la planta y un mejor
funcionamiento fisiológico de éstas en sentido
general.Al estar mejor nutridas las plantas, promueve en
éstas una mayor resistencia frente a
organismos patógenos, mejorando su salud sin
aplicación de agro tóxicos.Es sumamente importante para el crecimiento de
las plantas. Ello tiene una mayor significación,
en aquellas zonas o regiones, en las cuales los factores
importantes para la producción agrícola, se
encuentran por debajo del estado óptimo para el
desarrollo de las plantas (dunas de arena, suelos pobres,
superficies devastadas, etc.). Pero también en el
cultivo de plantas bajo buenas condiciones en
comparación con otras, se obtienen efectos visibles
muy positivos después de una inoculación
suplementaria con Micorriza.El desarrollo óptimo de los cultivos demanda
una elevada aplicación de fertilizantes minerales y
pesticidas. El uso de dichos insumos químicos implica
no solo un costo y requerimientos energéticos
elevados, sino que su aporte indiscriminado pudiera provocar
problemas de salinización y contaminación del
manto acuífero. El empleo de las Micorrizas
significa un ahorro de insumos y una mejor
protección del medio ambiente.La inoculación de las plantas con hongos
micorrizógenos provoca, de manera general, un marcado
incremento en los procesos de absorción y
traslocación de nutrientes como: N, P, K, Ca, Mg,
S, Zn, Cu, Mo, Fe, Mn, entre otros.Un aspecto de gran interés en el empleo de
las Micorrizas es lo relacionado a la
nutrición del Fósforo (P). Éstas
desempeñan un importante papel en la toma del
P presente en los suelos principalmente en las zonas
tropicales donde las cantidades de P asimilables a las
plantas son frecuentemente bajas:
Generalmente bajo estas condiciones, en la zona de
crecimiento radical ocurre un rápido agotamiento del
P, debido al pobre suministro del mismo provocado por la alta
capacidad de fijación del elemento en el propio suelo.
Los mecanismos químicos involucrados en la
absorción de este elemento por el hongo se desconocen,
sin embargo se sabe que toma el P en forma de ion
ortofosfato y lo transporta a través de las hifas en
forma de polifosfato.Se logra una mayor eficiencia en el uso de los
fertilizantes fosfóricos aplicados en suelos
deficientes y con elevada capacidad de fijación de
fosfatos, predominantes en las zonas
tropicales.Además del efecto directo sobre el
crecimiento de las plantas, el favorecimiento en la
absorción del P, aumenta el crecimiento de las
raíces y la fijación biológica de N en
plantas, el cual es deficiente en la mayoría de
los suelos tropicales.
Una mayor resistencia de las plantas a las
toxinas.Por su parte, en suelos afectados por los efectos
negativos de los metales pesados, se ha comprobado que las
plantas micorrizadas poseen mayor resistencia, gracias a la
capacidad que obtiene para inmovilizar los metales en la
raíz, impidiendo que éstos pasen a la
parte aérea de la planta.
Benéfico de
las micorrizas para el suelo
Según Bernaza y Acosta, (2006), los efectos
benéficos de las Micorrizas en el suelo están muy
relacionados con sus efectos sobre las plantas por estar
éstos (suelo – planta), estrechamente relacionados.
Sin embargo, podemos declarar que las Micorrizas, realizan varias
funciones en el suelo que incrementan mucho su potencial agro
productivo y sus posibilidades de sostén y mantenimiento
de las diferentes especies vegetales. A modo de resumen
declaramos los siguientes efectos:
Las Micorrizas prolongan el sistema radical
de las plantas, y ello facilita una mayor
retención física de partículas del
suelo, limitando los efectos dañinos de la
erosión causada por el agua.Son las Micorrizas regeneradoras de suelos
degradados, ya que al facilitar el mejoramiento de la
estructura de éste, se incrementa sus posibilidades de
retención de humedad, aireación y
descomposición de la materia
orgánica.La presencia de Micorrizas en los suelos,
moviliza una gran cantidad de nutrientes que antes no estaban
a disposición de las plantas, por lo que
incrementa la fertilidad de éstos. En la
medida que los suelos sean menos fértiles se
necesitarán más estructuras fúngicas
para lograr una mayor eficiencia
micorrízica.Las Micorrizas mejoran la capacidad productiva
de suelos poco productivos, como los afectados por la
desertificación, la salinización, la
erosión hídrica y eólica.Otro de los efectos más interesantes de las
Micorrizas en el suelo, es su papel en
relación con el ecosistema en el que se desarrollan;
así interaccionan con diversos microorganismos del
suelo, estableciendo provechosas cooperaciones con unos
y compitiendo con otros generalmente de tipo patógeno,
e incluso interactuando con la micro fauna de la
rizósfera (Nematodos, Afidios, Ácaros, entre
otros).Las Micorrizas, prolongan la vida de los suelos
agrícolas productivos, contribuyendo a su uso
más diverso, económico y
ecológico.En zonas áridas y semiáridas las
Micorrizas, pueden ayudar a las plantas simbiontes a captar
agua para tolerar el estrés hídrico.
Aplicación de
las micorrizas vesículo-asculates (MVA) en la
agricultura
La labranza y todas aquellas actividades que manipulan
los primeros centímetros del suelo cultivable, producen la
ruptura y disgregación del micelio externo de las MVA.
Debido a que este micelio contribuye sustancialmente en la
formación de la estructura del suelo, su
destrucción trae consecuencias indeseables para la
infiltración y demás propiedades físicas del
suelo (Miller y Jastrow, 2000). Por otra parte, la
aplicación de fertilizantes químicos en dosis
elevadas, además de los problemas de
contaminación que suele provocar, inhibe la
actividad de las MVA. De hecho, su aplicación prolongada
(especialmente en monocultivos) disminuye notablemente la
presencia de las MVA en los sistemas
agrícolas, conllevando la pérdida de la diversidad
de hongos micorrízicos presentes en el suelo y la selección
de especies de MVA menos mutualistas (Johnson, 1993; Johnson
et al., 1992). La aplicación de fungicidas y de
plaguicidas con fines fitosanitarios también tiene efectos
en las MVA, los cuales no son fácilmente predecibles
debido a la complejidad de interacciones que se establecen en la
comunidad de
organismos del suelo (Sieverding, 1991).
La mayoría de las plantas de interés
agronómico como el cacao, café, coco, algodón, cebolla, ajo, yuca, papa, todos
los cítricos, todas las leguminosas y gran parte de los
cereales forman MVA. Sin embargo, no todas estas especies,
dependen de la misma manera de las MVA para su crecimiento.
Aquellos cultivos con raíces gruesas y pocos pelos
radicales, como por ejemplo el ajo, la cebolla, las leguminosas y
los cítricos, tienden a ser muy dependientes de las
micorrizas y la disminución en la productividad de
dichos cultivos puede deberse a un manejo inadecuado de los
insumos que se aplican, los cuales pueden conducir a la muerte o
desaparición de los propágulos de MVA.
Por lo tanto el uso de estos microorganismos
edáficos (MVA) en la agricultura
constituye una alternativa promisoria frente a los fertilizantes
minerales.
Desde el punto de vista ecológico, la utilización
y/o aplicación correcta de estos microorganismos permite
reducir el uso de energía, la degradación del
agroecosistema y las pérdidas de nutrientes de los
suelos
agrícolas. En adición, se mantiene la capacidad
productiva del sistema, se
preservan la biodiversidad
y se contribuye con una producción más estable y sostenida a
largo plazo en equilibrio con
el entorno (Hernández, 2000). En este sentido, la
reintroducción y el mantenimiento de las MVA asociadas a
los cultivos agrícolas luce como un objetivo
deseable con el fin de mejorar su rendimiento y
productividad.
Conclusiones
Las Micorrizas Vesículo – Arbusculares
(MVA) son las de mayor importancia y las que más
ampliamente se encuentran distribuidas (tanto a nivel
geográfico como dentro del Reino Vegetal).Las Micorrizas Vesículo – Arbusculares
(MVA) propician un mayor aprovechamiento de los fertilizantes
y nutrientes del suelo, favorecen una mayor captación
de agua, estimulan el crecimiento aéreo y radical de
los cultivos, lo protegen de ciertos agentes patógenos
y mejoran la estructura del suelo.Para su mejor conocimiento se han clasificado
según su estructura de la micorriza formada, estas se
clasifican en: Endomicorrizas, Ectomicorrizas y
Ectendomicorrizas.
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Autor:
Edwin Paucar
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