El método Clínico y la investigación en la psicología del niño
Cuando la pregunta planteada disgusta al niño, o,
de una manera general, no provoca ningún trabajo de
adaptación, el niño contesta no importa qué
y no importa cómo, sin tratar de distraerse o de
constituir un mito. . El
método
clínico se vincula a toda la obra de Piaget en
psicología
Clásico en medicina
psiquiátrica o en psicopatología, método que
define una psicología clínica, es decir,
esencialmente individual, casuística, cualesquiera que
fueran, por otra parte, las generalizaciones que
decidiéramos hacer a partir de los casos
analizados.
La originalidad de Piaget consiste en haber adaptado
este método a una investigación de carácter experimental. En uno de sus
libros
señala que el método clínico permite superar
el método de pura observación, y sin caer en los
inconvenientes del test, alcanzar
las principales ventajas de la experimentación.
El objetivo
clínico fue elegido para destacar la oposición con
el método de los test, considerado como el método
objetivo por excelencia para el estudio de la inteligencia.
Más tarde a una evolución, Piaget iba a preferir la
expresión "método crítico" que consiste en
conversar libremente con el sujeto; en lugar de limitarse a
preguntas fijas y estandarizadas, y conserva, todas las ventajas
de una charla adaptada a cada niño y destinada a
permitirle a éste el máximo posible de toma de
conciencia y de
formulación de sus propias actitudes
mentales.
Consiste en someter al niño a pruebas
organizadas de tal modo, que satisfagan las dos condiciones
siguientes: una parte, la pregunta es idéntica para todos
los sujetos son referidas a una escala, lo cual
permite compararlas cualitativa o cuantitativamente. Las ventajas
de este método son indiscutibles para el diagnóstico individual de los niños.
Y en psicología general las estadísticas obtenidas proporcionan con
frecuencia informaciones de utilidad.
El defecto esencial del test, en las investigaciones
que nos ocupan estriba en que falsea la orientación
espiritual del niño a quién se interroga, o por lo
menos, tiene el peligro de falsearla. El arte del
clínico no consiste en conseguir que haya una respuesta,
sino en hacer hablar libremente y en descubrir las tendencias
espontáneas, en vez de canalizarlas y ponerles diques. Una
primera regla de nuestro método: Cuando se emprende una
investigación sobre tal grupo de
explicaciones de niños. Importa para dirigir la
Investigación, partir de alguna pregunta
espontánea formuladas por niños de la misma edad o
más jóvenes, y aplicar la forma misma de estas
preguntas a las que nos proponemos plantear a los niños
que sirvan de sujetos. Importa, sobre todo, cuando se pretende
obtener alguna conclusión de los resultados de una
investigación.
El método de la investigación pura no
sólo es laborioso y parece no poder
garantizar la calidad de los
resultados más que en detrimento de su cantidad, sino que
además, parece contener ciertos inconvenientes
sistemáticos, de los que vamos a exponer los dos
principales:
? En primer término, el egocentrismo intelectual
del niño constituye un serlo obstáculo para quien
desee conocerle por pura observación, sin preguntar de
ningún modo al niño observado. El niño
está en la sociedad de
los adultos y entonces pregunta sin cesar, sin dar sus propias
explicaciones, las calla, sobre todo, porque, siente suyas sus
explicaciones le parecen las más naturales y hasta las
únicas posibles. Cuantos pensamientos informulables no
permanecen incognoscibles cuando nos limitamos a observar al
niño sin hablarle? Entendemos por pensamientos
informulables las actitudes del espíritu los esquemas
sincréticos, visuales o motores, todos
estos pre-enlaces que se siente existir en cuanto se habla con un
niño.
? El segundo. Emplearemos a este efecto un tercer
método que pretende reunir los recursos del test
y de la observación directa, evitando sus respectivos
inconvenientes; es éste método del examen
clínico, medio de diagnóstico. No se dispone de
test diferenciales para los diversos síndromes
mórbidos. Pero el clínico puede, a la vez: 1)
conversar con el enfermo siguiéndole en sus mismas
respuestas de manera que no pierda nada de lo que pueda surgir en
relación con las ideas delirantes. 2) Conducirlo
suavemente hacia las zonas críticas (su nacimiento, su
raza, su fortuna, sus títulos militares, políticos,
sus talentos, su vida mística, etc), sin saber
naturalmente donde aflorará la idea delirante. De este
modo, el examen clínico participa de la experiencia en el
sentido de que el psiquíatra se plantea problemas,
forma hipótesis, hace variar las condiciones que
entran en juego, y,
finalmente, comprueba cada una de sus hipótesis al
contacto de las reacciones provocadas por la conversación.
El examen clínico participa también de la
observación directa.
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