Introducción
La Educación
Física es un eficaz instrumento de la pedagogía, por cuanto ayuda a desarrollar
las cualidades básicas del hombre como
unidad bio-sico-social. Contribuye al accionar educativo con sus
fundamentos científicos y sus vínculos
interdisciplinarios apoyándose entonces en la filosofía, la psicología, la
biología,
etc.
Tiene una acción
determinante en la conservación y desarrollo de
la salud en cuanto
ayuda al ser humano a ajustar pertinentemente las reacciones y
comportamientos a las condiciones del mundo exterior.
Específicamente, en el adolescente, ayuda a sobrellevar
las agresiones propias de la vida cotidiana y del medio y a
afrontar el presente y el futuro con una actitud
positiva.
Promueve y facilita a los individuos el alcanzar a comprender
su propio cuerpo, sus posibilidades, a conocer y dominar un
número variado de actividades corporales y deportivas, de
modo que en el futuro pueda escoger las más convenientes
para su desarrollo y recreación
personal,
mejorando a su vez su calidad de
vida por medio del enriquecimiento y disfrute personal y la
relación a los demás.
Reseña Histórica del
Atletismo
El atletismo no
es solamente el deporte básico y el que da
origen a otros muchos, sino también el primero que
existió como tal en la antigua Grecia; se
celebraban comúnmente, en efecto, competiciones
atléticas en las festividades religiosas. Los juegos
olímpicos se iniciaron en el 776 y se prolongaron
hasta el 393 a.C. cuando fueron abolidos por el emperador romano
Teodosio.
La competición atlética más antigua que
se conoce es la del "estadio", una carrera en línea recta
de unos 192m. En la historia del atletismo
destaca un saltador de longitud llamado Chionis, porque en los
juegos del
año 656 a.C. obtuvo la marca más
antigua que se conoce: 7'05m. Al declinar la civilización
griega, el atletismo perdió su importancia; sin embargo,
en el siglo XIX experimento un resurgimiento, ya definitivo, en
Inglaterra, donde
en 1866 se disputaron los primeros campeonatos nacionales.
En EE.UU el atletismo tuvo una expansión paralela a la
inglesa. El primer encuentro internacional se disputo en 1895, un
año antes de la restauración de los juegos
olímpicos, cuando el New York Athletic Club se
enfrentó al London Athletic Club, pero hasta los juegos de
Atenas en 1896, el atletismo no recibió el empuje
necesario para convertirse en un deporte internacional. En 1913,
16 naciones fundaron en Berlín la Federación
Internacional Atlética Amateur (IAFF). La primera
asociación atlética femenina se constituyo en
Francia en
1917, y la primera de carácter internacional, la FSFI, en 1921;
el grupo fundador
estaba integrado por Gran Bretaña, Francia,
Checoslovaquia, Italia, España y
EE.UU.
El comité olímpico internacional no
admitió la participación femenina en los juegos
hasta la edición
de 1928. Poco antes de la II guerra mundial se
iniciaron importantes competiciones al margen de los juegos
olímpicos: Los juegos del imperio Británico
(Actualmente llamados juegos de La Commonwealth) en 1930, y los
campeonatos de Europa en 1934.
Pero fue después del conflicto
cuando el atletismo conoció la mayor expansión de
su historia. El aumento y la mejora de las comunicaciones, el interés y
la intervención de los estados en su desarrollo y los
progresos técnicos han influido decisivamente en este
salto cualitativo. Las marcas mejoraron
radicalmente y se superaban con facilidad aunque se han dado
casos excepcionales como los 8'90m en salto de longitud
conseguidos por el norteamericano Bob Beamon en 1968, que no
fueron superados hasta 1991. La participación
también ha ido aumentando a todos los niveles; a ello han
contribuido la incorporación de piases que hasta la
primera mitad del siglo XX eran desconocidos a nivel deportivo.
Al margen de Europa, EE.UU, Australia y Nueva Zelanda, que
prácticamente monopolizaron el atletismo hasta la II
guerra
mundial, han surgido numerosos atletas de clase mundial
como los atletas cubanos Juantorena, Sotomayor y Quiroi, la
jamaicana Ottey y el chino Jian-Hua, entre otros.
Sin embargo, la mayor revolución
se ha producido con la eclosión de una pleyade de atletas
de países africanos que dominan las carreras de fondo y
medio fondo, desde los 1500m hasta el maratón:
marroquíes como Aouita, argelinos como Morceli y Bulmerka,
etíopes como H. Gebreselasie tras las huellas del
legendario Abebe Bikila, tanzanos, nigerianos y muy especialmente
kenianos, se han instalado con asiduidad en el medallero de las
competiciones. En los últimos años se han extremado
las medidas para prevenir el doping, que había tomado
carta de
naturaleza
entre la elite mundial de los atletas: el caso más
espectacular fue la descalificación del canadiense Ben
Johnson después de obtener la medalla de oro y el
récord mundial de los 100m lisos en los juegos
olímpicos de Seúl en 1988.
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