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Diferendo Estados Unidos de América – Cuba (página 2)



Partes: 1, 2, 3

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  • Su posición
    geográfica

Vías de comunicación marítimas

Su clima

  • Fertilidad de sus suelos.

  • Existencia de importantes recursos
    naturales

  • Sus puertos y vías de
    comunicación
    .

El gran pretexto: "Cuba es una
amenaza para la seguridad
nacional de los Estados
Unidos".

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Cronología histórica del
diferendo.

En su declaración de independencia
del 4 de julio de 1776 se señala:

Declaración de independencia de los EE.UU. (4
de julio 1776).

"Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos
los hombres son creados iguales, que son dotados por su creador
de ciertos derechos inalienables, que
entre estos están la vida, la libertad y la
búsqueda de la felicidad, que para garantizar estos
derechos se instituyen entre los hombres, los gobiernos que
derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los
gobernados, que cuando quiera que una forma de gobierno se haga
destructora de estos principios, el
pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo
gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus
poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores
probabilidades de alcanzar su seguridad y
felicidad"

Podemos preguntarnos si ha sido fiel la
actuación del estado
norteamericano en la esfera internacional, a los principios
proclamados para su pueblo. Afirmamos que NO pues ninguno
de estos preceptos contenidos en la declaración de
independencia fueron cumplidos en aquella etapa ni en la
actual.

Refiriéndose a la beligerancia con
Inglaterra
plantean una posición que se contradice con la política exterior que
han aplicado desde entonces.

La doble moral en la
política exterior de los Estados Unidos

La práctica de su doble moral se refleja en este
planteamiento de uno de sus líderes en relación con
Inglaterra a raíz del conflicto
entre ambos.

"Desean impedir nuestro comercio con
todas las partes del mundo(…) quitarnos nuestras cartas, aboliendo
nuestras leyes más
estimables y alterando fundamentalmente las formas de nuestro
gobierno".

El engaño y la falta de ética en
la conducción de la política exterior de los EEUU
ha estado presente desde su surgimiento como nación,
e incluso, estuvo presente en la aplicación de la
política hacia su propio pueblo cuando propiciaba la
revalidad entre tribus y las hacían firmar tratados
engañosos para apoderarse de sus tierras y conseguir otros
beneficios.

La vocación expansionista de los EE.UU. se
aprecia ya con nitidez con la presidencia de John Adams en 1778
cuando exigió la conquista de
Canadá, Nueva Escocia y Florida para dar así
surgimiento a la teoría
del destino manifiesto.

Teoría del destino manifiesto

"Nuestra posición no será nunca
sólida hasta que Gran Bretaña no nos ceda lo que la
naturaleza nos
destinó a nosotros o hasta que nosotros mismos no le
arranquemos esas posiciones…".

En 1783 comienza su política de expansión
con la exigencia a Inglaterra de que estos negociaran los
territorios de Canadá y el río
Mississippi.

De tal modo la expansión de EE.UU. comenzó
con medidas de expropiación de las tierras de las tribus
aborígenes mediante ordenanzas para posteriormente
extenderse mediante guerras de
rapiñas por los territorios de los vecinos con
economías débiles como México al
cual le arrebataron 945 mil millas cuadradas lo que constituye
casi el 50 % de su territorio por lo cual pagaron al gobierno
mexicano 26,8 millones de dólares. Esta anexión se
extendió hasta 1853 al apoderarse del territorio de la
Mesilla.

Territorio mexicano usurpado por Estados
Unidos.

Texas, Arizona, Nuevo México, California,
Nevada, Utah, parte de Wyoming, La Mesilla. Alrededor de 945 mil
millas cuadradas (equivalente aproximadamente a 2 millones 446
Km. cuadrados).

México actualmente ocupa un territorio de 1.
972 546 Km. cuadrados.

Surgimiento de Cuba como nación.

Por otra parte Cuba surge como nación muchos
años después del surgimiento de los EE.UU. Somos el
resultado de la mezcla entre españoles y africanos para
dar surgimiento al criollo. Podemos establecer el proceso de
consolidación de nuestra nación con todos sus
atributos cuando da comienzo lucha por la independencia en 1868
– 1878, es cuando toma su máxima dimensión el
conflicto colonia-metrópoli. (Leer nacionalidad y
Nación de Sergio Aguirre).

Algunos acontecimientos propiciaron esta
radicalización.

Los máximos exponentes en la defensa y
creación de nuestra nacionalidad
entre los que se encuentra José A. Saco, destacaron que
las relaciones familiares, el idioma, las costumbres, los modos
peculiares de ser, de pensar y de sentir, resumían el
concepto de
nuestra nación; lo que llamo años mas tarde
Martí
como "nuestro agrio vino, pero nuestro", la Patria como era
comprendida y sentida por todos, con sus virtudes y sus defectos,
su fealdad y su belleza.

Por tanto la anexión propugnada significaba
renunciar a nuestra nacionalidad.

En 1779 se estableció en la Habana el primer
agente especial de los EE.UU. en América
Latina, Robert Smith, quien tenia la misión de
interceder y establecer la cooperación con los corsarios
norteamericanos ante las autoridades españolas.

La industria
azucarera despertó el apetito y las pretensiones
anexionistas de los EE.UU. lo cual expresó Benjamín
Franklin con la idea de organizar un monopolio
azucarero. Ya para esta fecha Cuba se destacaba además del
cultivo del café y
el tabaco como
productora de azúcar
y sus derivados, sus tierras fértiles y el comercio de
esclavos propiciaban esta producción.

En 1805 Tomas Jefferson emitió las primeras
declaraciones oficiales que expresaban el interés de
apoderarse de Cuba.

Continuidad de la
politica anexionista

Tomas Jefferson en 1805.

"En caso de guerra entre
Inglaterra y España,
Estados Unidos se apoderaría de Cuba por necesidades
estratégicas para la defensa de Lousiana y de la
Florida".

De esta forma se expresa con toda claridad la
proyección geopolítica de los gobiernos de las EE.UU.
con relación a Cuba vinculando esto con una supuesta
seguridad nacional.

Entre 1808 y 1810 se producen expresiones de los
mandatarios de EE.UU. que reafirman su política
anexionista.

James Madison envió a Cuba a un agente especial
para establecer contacto con elementos anexionistas y realizar
actividades conspiradoras y con ellos envió una nota a
Inglaterra mediante su ministro en Londres.

Nota de James Madison al gobierno de
Inglaterra:

"La posición de Cuba da a Estados Unidos un
interés tan profundo en el destino de esa isla, que aunque
pudieran permanecer inactivos, no podrían ser espectadores
satisfechos de su caída en poder de
cualquier gobierno europeo que pudiera hacer de esa
posición un punto de apoyo contra el comercio y la
seguridad de Estados Unidos".

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Después de 1818 muchos estadounidenses se
instalaron con sus capitales en Cuba y mientras, los
terratenientes criollos se dividían entre el reformismo y
el anexionismo; los representantes del reformismo
perseguían el logro de concesiones políticas
y económicas de la metrópoli, y los anexionistas
proponían anexar la isla a los Estados Unidos.

En contraposición a estas tendencias entre el
1820 y 1830 sobresalen las ideas independentistas en las figuras
del sacerdote Félix Varela y el poeta José
María Heredia.

En 1823 el expresidente Jefferson expresa nuevamente las
ambiciones geopolíticas del gobierno de EE.UU. sobre
Cuba.

Declaración del Expresidente Jefferson en
1823:

"Confieso francamente haber sido siempre de la
opinión que Cuba sería la adición más
interesante que pudiera hacerse a nuestro sistema de
Estados. El dominio que, con
el promontorio de la Florida, nos diera esta isla sobre el golfo
de México, sobre los ríos que en él
desembocan, llenaría por completo la medida de nuestro
bienestar político.

En 1823 John Quincy Adams, secretario de Estado de los
EE.UU. se opuso a toda acción
que pudiera desencadenar en una guerra con Inglaterra y
sugirió la conocida política de la fruta
madura.

Política de la fruta madura planteada por
Quincy Adams (28 de abril de 1823).

"El traspaso de Cuba a Gran Bretaña
sería un acontecimiento muy desfavorable a los intereses
de esta Unión (…) La cuestión tanto de nuestro
derecho y de nuestro poder para evitarlo, si es necesario por la
fuerza ya se
plantea insistentemente en nuestros consejos, y el gobierno se ve
obligado en el cumplimiento de sus deberes hacia la
Nación, por lo menos a emplear todos los medios a su
alcance para estar en guardia contra él e
impedirlo".

"Pero hay leyes de gravitación política
como las hay de gravitación física, y así
como una fruta separada de su árbol por la fuerza del
viento no puede, aunque quiera, dejar de caer en el suelo, así
Cuba, una vez separada de España y rota la conexión
artificial que la liga con ella, e incapaz de sostenerse por
sí sola, tiene que gravitar, necesariamente hacia la
Unión Norteamericana, y hacia ella exclusivamente,
mientras que a la Unión misma, en virtud de la propia
ley, le
será imposible dejar de admitirla en su
seno.

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Doctrina Monroe. (2 de diciembre 1823). (Fundamento
ideológico de la política
anexionista).

"Los continentes americanos, por la libre e
independiente condición que han asumido y que mantienen,
no deberán ser considerados ya como susceptibles de futura
colonización por cualquiera de las potencias
europeas".

"La sinceridad y relaciones amistosas que existen
entre los Estados Unidos y aquellas potencias, nos obliga a
declarar que consideraríamos peligroso para nuestra paz y
seguridad cualquier tentativa de parte de ellas que tenga por
objeto extender su sistema a una porción de este
hemisferio, sea cual fuere. No hemos intervenido ni
intervendremos en las colonias o dependencias de cualquier
potencia europea,
pero cuando se trate de gobiernos que hayan declarado y mantenido
su independencia y que después de madura
consideración, y de acuerdo con justos principios, hayan
sido reconocidos como independientes por el gobierno de los
Estados Unidos, cualquier intervención de una potencia
europea, con el objeto de oprimirlos o de dirigir de alguna
manera sus destinos, no podrá ser vista por nosotros sino
como la manifestación de una disposición hostil
hacia los Estados Unidos".

Estados Unidos basaba su política en la idea de
ampliar los vínculos comerciales con América
Latina y eliminar las ventajas comerciales inglesas en el
continente.

Obsérvese como hoy la estrategia es la
misma con la creación del Tratado de libre
comercio que intentan imponer a América
Latina.

De 1820 al 1830 cobraron auge en Cuba las ideas
independentistas. Se produce la conspiración de Soles y
Rayos de Bolívar
donde figuró el abogado y poeta José María
Heredia.

La batalla de Ayacucho en 1824 donde fueron derrotadas
las últimas tropas españolas en Sudamérica,
alentó a los independentistas cubanos y los unió a
las ideas de Bolívar de excluir a los Estados Unidos y
crear una confederación que incluía la
liberación de Cuba y Puerto
Rico.

Papel de los
revolucionarios y patriotas cubanos que se opusieron a la
política anexionista. Papel de la
revolución
latinoamericana iniciada por Bolívar

La visión de Bolívar quedó
diafanamente explícita en sus palabras: Los Estados
Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la
América de misereas a nombre de la
Libertad"

En 1825 rebeldes de México y Colombia se
propusieron colaborar para liberar a Cuba del dominio de la
metrópoli. Como ha planteado el Comandante en Jefe en
reiteradas ocasiones con esta intención de los patriotas
latinoamericanos no se alcanzaba la liberación verdadera
pues en Cuba en esta etapa no habría nada que liberar,
éramos una provincia mas de España y el sentimiento
nacional e independentista no estaba totalmente
cuajado.

Varios presidentes norteamericanos procuraron la compra
de Cuba a los españoles: Polk, en 1848; Pierce, en 1853;
Buchanan, en 1857.

En 1857 Buchanan como presidente de Estados Unidos
emplea la publicación del Manifiesto de Ostende cuyo
contenido se resume en el siguiente
párrafo.

"Los Estados Unidos deben comprar a Cuba por su
proximidad a nuestras costas; porque pertenecía
naturalmente a ese grupo de
Estados de los cuales la Unión era la providencial casa de
maternidad; porque dominaba la b oca del Mississippi cuyo inmenso
y creciente comercio tiene que buscar de reposo, no podría
nunca estar segura, hasta que Cuba estuviese dentro de sus
fronteras¨.

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"El interés de los esclavistas sirvió
de estrella polar a la política de los Estados Unidos,
tanto en lo exterior como en lo interno. Buchanan, en realidad,
había comprado el puesto de Presidente mediante la
publicación del Manifiesto de Ostende, con el cual la
adquisición de Cuba, sea mediante el hurto o la fuerza de
las armas, se
proclamó como la gran tarea de la política
nacional. Bajo su gobierno, el norte de México ya dividido
entre los especuladores de tierra
estadounidenses, que esperaban con impaciencia la señal
para caer sobre Chihuahua, Cohuila y Sonora…"

El pensamiento
patriótico-revolucionario cubano se forjan en el entorno
de acontecimientos que se suceden durante la época como
son:

La guerra de Secesión (1861-1865);

  • La firma del Tratado Lyon Seward por EE.UU. e
    Inglaterra;.

  • La proclamación de la abolición de la
    esclavitud por Abrahan Lincoln;

  • Los fracasos del reformismo en 1867;

  • Los fracasos de España por restaurar su
    dominio en América

Algunos pensadores cubanos veían la soberanía de Cuba ligada a la
intervención foránea y por tanto no la rechazaban,
era el caso de Félix Varela

(El primero que nos enseñó a pensar) quien
años mas tarde, esclarecidas sus ideas, ve la
independencia como una empresa
continental; sus ideas nos son muy útiles en la actualidad
junto a las de Martí:

Félix Varela: (Muere en 1853 el mismo año
en que nace Martí) Representante de la llamada
pentarquía creadora cubana (Arango y Parreño,
José A. Saco, Luz y Caballero,
Felipe Poey y Domingo del Monte).

"Son enemigos todos los que por cualquier respeto lo fueren
de la Patria. Firmeza y decisión para castigarlos. Olvido
sobre lo pasado. La generosidad en cada partido, no es ya solo
una virtud moral; es un deber político cuya
infracción convierte al patriota en asesino de su patria.
Unión y valor; he
aquí las bases de nuestra felicidad."

"No hay que alucinarse. Yo soy el primero que estoy
contra la unión de la Isla a ningún gobierno, y
desearía verla tan Isla en política como lo es en
la naturaleza…"

Después de fracasados los intentos de reformas
por parte de los patriotas cubanos y ante la negativa del
gobierno colonialista español de
dar libertades y abolir la esclavitud en
Cuba, continuó tomando fuerza el sentimiento nacional
autóctono y creció la madurez patriótica de
ciertos sectores terratenientes del centro-oriente cubano, que
les permitió comprender la importancia de desatar una
revolución
anticolonial la cual tuvo su punto inicial en el alzamiento del
10 de Octubre de 1868 encabezado por Carlos M. de
Céspedes; esta , lucha se extendió durante 30
años y culminó con la ocupación de Cuba por
parte de los Estados Unidos en 189, con lo cual el país
paso a ser colonia económica del vecino del norte hasta el
primero de enero de 1959 cuando se produjo la definitiva
independencia y la culminación de casi cien años de
luchas por alcanzarla.

De cómo se manifestó en este largo
período histórico la política de los
sucesivos gobiernos de los Estados Unidos trata esta clase donde
mostraremos las evidencias
históricas que desenmascaran sus ansias anexionistas hacia
Cuba.

La posición de
los EEUU de América durante las luchas de los patriotas
cubanos por su independencia del yugo español
(1868-1898)

El 10 octubre de 1868 se produjo el alzamiento en la
Damajagua en Manzanillo, ese día las campanas del ingenio
llamaron a los esclavos no para que partieran rumbo al campo a
trabajar sino para que se concentraran en el batey y escucharan
al jefe del movimiento
independentista. Ante los rostros sorprendidos de sus esclavos se
presentó Céspedes; traía una bandera,
símbolo de la insurrección libertadora, y con
palabras llenas de amor y
rebeldía les comunicó que desde aquel momento eran
libres y les convocó a luchar por la libertad. Momentos
después Céspedes dio lectura al
manifiesto del 10 de octubre que, constituye la Primera
Declaración de Independencia de Cuba.

Objetivos de la guerra de los diez
años

  • La abolición de la esclavitud.

  • Establecer una república democrática e
    independiente.

Clase dirigente de la guerra de los diez
años

  • Terratenientes orientales más radicales y
    revolucionarios.

Fuerzas motrices de la guerra de los diez
años

  • Esclavos

  • Campesinos

  • Artesanos

  • Profesionales

Carácter de la guerra de los diez
años

  • Antiesclavista

  • Anticolonialista

  • De liberación nacional

Forma de lucha

  • Guerra de guerrilla

  • Carga al machete

  • Invasiones

Poco después de iniciada la contienda
bélica de 1868, España reclamó del gobierno
norteamericano la represión de las actividades de la
emigración cubana en apoyo a la lucha. Mientras con gran
dificultad los emigrados lograban alquilar viejos busques y
enviar modestos recursos al
Ejercito Libertador, el gobierno de Estados Unidos comenzó
la fabricación de 30 potentes cañoneras destinadas
al colonialismo español.

Los Estados Unidos continuó violando la ley de
neutralidad con el apoyo que brindaba a España
pertrechándola de potentes cañoneras mientras
dificultaba que los emigrados cubanos alquilaran viejos buques y
enviaran modestos recursos para el ejército
libertador.

"Los españoles están peleando con armas
compradas en Maiden Lane, en casa de Shurley, y a nosotros en
todo el año, no nos ha sido permitido comprar nada (…)
Quisiera ver cambiada la infame ley de neutralidad de Estados
Unidos -. Esa infame ley de ayuda a los españoles a
quedarse en Cuba, y que se opone a que los cubanos se
defiendan".

Tomas Jordán, Mayor General de Ejército
Libertador.

Apuntes sobre el origen de la ley de
neutralidad
:

Esta ley tuvo su origen el 3 de marzo de 1817 y fue
aprobada por el Congreso a propuesta del presidente de los
Estados Unidos James Madison, con la misma se sancionaba a 10
años de cárcel y 10 000 USD de multa a todo el que
armara un buque privado contra un estado en paz con los Estados
Unidos. En lo sucesivo fue utilizada por diferentes gobiernos de
los EE.UU. para enfrentar conflictos con
otros países.

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"Las ideas que defienden los cubanos y
la forma de gobierno que han establecido, escrita en la constitución por ellos promulgada, hacen
por lo menos obligatorio a los Estados Unidos, más que a
algunas otras (naciones civilizadas) el inclinarse en su favor.
Si por exigencias de humanidad y civilización todas las
naciones están obligadas a interesarse por Cuba, pidiendo
la regularización de la guerra que sostiene contra
España, los Estados Unidos tienen el deber que le imponen
los principios políticos que profesan, proclaman y
difunden(…)"

Entre 1868 y 1878 la política de los sucesivos
gobiernos de los Estados Unidos se mantuvo contraria a reconocer
la independencia de Cuba y se dejaba claro que los
revolucionarios tenían dos enemigos bien definidos.
España combatiendo con las armas y los Estados Unidos de
forma solapada.

La falta de unidad fraguo las ideas de independencia y
desemboco en el Pacto del Zanjón para hacer posible
conocer de la estirpe e intransigencia de Antonio Maceo erigiendo
la viril Protesta de Baraguá.

La terminación de la Guerra de los 10 años
agravó la situación colonial de Cuba.

En el plano internacional se afianzo la posición
de Francia e
Inglaterra como potencias y agudizo la posición rezagada
de Estaña, mientras los Estados Unidos sacaban partido de
cuanto acontecía.

La isla se convertía cada vez más en
colonia económica de los Estados Unidos quien
descartó incluso la posibilidad que le daba el floreciente
oportunismo que nacía de la burguesía occidental
cubana.

La Guerra Chiquita (1879-1980) cuyos preparativos y
desarrollo
constituyeron una importante experiencia para el fomento y
la
organización de la contienda de 1895 bajo la
guía del PRC.

Al escrito publicado en The Manufacturer
"¿Queremos a Cuba, del 6 de marzo de 1889 en el que se
califica a los cubanos de indeseables, afeminados, perezosos,
incapaces, inmorales, que su falta de fuerza viril e indolencia
fue lo que les mantuvo sometidos durante tantos años a
España:

"(…) la única esperanza que
pudiéramos tener de habilitar a Cuba para la dignidad de
Estado sería (…) americanizarla por completo,
cubriéndola con gente de nuestra propia raza
(…)"

A tanta afrenta Martí responde (Vindicacion de
Cuba
):

"No somos los cubanos ese pueblo de vagabundos
míseros o pigmeos inmorales que a The Manufacturer le
place describir; ni el país de inútiles verbosos,
incapaces de acción, enemigos del trabajo recio,
que junto con los demás pueblos de la América
Española, suelen pintar viajeros soberbios y escritores.
Hemos sufrido impacientes bajo la tiranía; hemos peleado
como hombres, y algunas veces como gigantes, para ser libres;
estamos atravesando aquel período de reposo turbulento,
lleno de gérmenes de revuelta, que sigue naturalmente a un
período de acción excesiva y desgraciada; (…)
Merecemos en la hora de nuestro infortunio, el respeto de los que
no nos ayudaron (…)"

Los planes yanquis contemplaban destruir el ejemplo de
los ideales independentistas de los próceres
latinoamericanos. Por ello, entre las medidas que enarbolaron con
esa finalidad se encontraba el "panamericanismo", política
enfilada no solo contra el bolivarismo, sino también hacia
la tergiversación de éste.

El fin de la década de 1880 llevó consigo
la definición de las aspiraciones hegemónicas de
los gobernantes norteamericanos, puestas en evidencia por
Martí en varios artículos
periodísticos.

Martí en la preparación de la guerra, tuvo
una gran preocupación que anticipó a su
colaborador, Gonzalo de Quezada, en carta del 14 de
diciembre de 1889, ya como un peligro real:

" Sobre nuestra tierra, Gonzalo, hay otro plan más
tenebroso que lo que hasta ahora conocemos y es el inicuo de
forzar a la Isla, de precipitarla, a la guerra, para tener
pretexto de intervenir en ella, y con el crédito
de mediador y de garantizador, quedarse con ella. Cosa más
cobarde no hay en los anales de los pueblos libres: Ni maldad
más fría ¿Morir, para dar pie en qué
levantarse a estas gentes que nos empujan a la muerte para
su beneficio?"

Martí preparó de manera magistral "La
Guerra Necesaria", fundó el Partido Revolucionario Cubano
el 10 de abril de 1892, con el objetivo de
contribuir a la independencia de Cuba y Puerto Rico, agrupando en
este, a todos los patriotas dispuestos a entregar su vida, si
fuera necesario, por alcanzar la independencia de estos
países.

Acerca de la necesidad de prever la defensa de la Patria
y de América Marti señaló:

"Los peligros no se han de ver cuando se les tiene
encima, sino cuando se les puede evitar".

"Solo una respuesta unánime y viril, para la
que todavía hay tiempo sin
riesgo, puede
libertar de una vez a los pueblos españoles de
América de la inquietud y perturbación, fatales en
su hora de desarrollo, en que las tendría sin cesar, con
la complicidad posible de las Repúblicas venales
débiles, la política secular y confesa de
predominio de un vecino pujante y ambicioso, que no los ha
querido fomentar jamas, no se ha dirigido a ellos sino para
impedir su extensión, como en Panamá,
o apoderarse de su territorio, como en México, Nicaragua,
Santo Domingo, Haití y Cuba, o para cortar por la
intimidación sus tratos con el resto del universo, como en
Colombia, o para obligarlos, como ahora, a comprar lo que no
puede vender, y confederarse para su dominio…".

De enero a abril de 1891 tuvo lugar en Washington la
Conferencia
Monetaria Internacional.

En ella estuvo también Martí. Conocedor el
gobierno de Washington de las simpatías y muestras de
apoyo que la lucha de los cubanos había despertado en
América, trató de convertir la Conferencia en un
instrumento de supeditación y de división de las
voluntades políticas de algunos representantes
latinoamericanos. Al respecto Martí dijo:

"Cuando un pueblo fuerte da de comer a otro, se hace
servir de él. Cuando un pueblo fuerte quiere dar batalla a
otro, compele a la alianza y al servicio de
los que necesitan de él. Lo primero que hace un pueblo
para llegar a dominar a otro es separarlo de los demás
pueblos".

Hizo extensiva su denuncia a la recién consumada
firma del Tratado de Reciprocidad Comercial entre Estados Unidos,
Cuba y España, el cual afianzó las posiciones de
Washington como metrópoli económica de la Isla. El
documento, firmado en junio de 1891, incluía el nombre de
Cuba, pero no le reconocía personalidad
jurídica. Así se cumplía la
premonición martiana con la conversión de la Isla
en colonia económica de Washington. En esas condiciones
estalló la guerra de 1895.

Durante los preparativos de la nueva contienda
apremió a Martí una preocupación que con
inquietud anticipó a su colaborador, Gonzalo de Quesada,
en carta del 14 de diciembre de 1889, ya como un peligro
real:

"Sobre nuestra tierra, Gonzalo, hay otro plan
más tenebroso que lo que hasta ahora conocemos y es el
inicuo de forzar a la Isla, de precipitarla, a la guerra, para
tener pretexto de intervenir en ella, y con el crédito de
mediador y de garantizador, quedarse con ella. Cosa más
cobarde no hay en los anales de los pueblos libres: Ni maldad mas
fría ¿Morir, para dar pie en qué levantarse
a estas gentes que nos empujan a la muerte para su
beneficio?".

Los principales dirigentes políticos de la guerra
del 95 estaban conscientes que el objetivo estratégico
"…consistía no solo en emancipar al país del
coloniaje español, sino también enfrentar la
amenaza que significaba la rapacidad del naciente imperialismo
norteamericano".

La Guerra del 95, como se le llamó, dio comienzo
el 24 de Febrero de 1995, y desde su comienzo, se pudo constatar
la diferencia en organización con respecto a la Guerra de
los Diez Años. Los principales Jefes revolucionarios de la
guerra anterior fueron convocados y dieron el paso al frente,
incorporándose desde el primer momento a la
contienda.

La Invasión de Oriente a Occidente, llevo la
Guerra a todo el país e hizo que el Gobierno
Español, buscara una salida a su situación en la
Isla, y a la cruel política de Reconcentración del
entonces Capitán General de la Isla Valeriano Weyler, que
le costó la vida a unos 400 000 cubanos, le siguió
la desesperada implantación del régimen
autonómico bajo la capitanía de Ramón
Blanco en 1998, pero ya la revolución no tenia marcha
atrás, y solo era cuestión de tiempo, el
triunfo.

El impetuoso comienzo y desarrollo de esa campaña
y sus diferencias con la de 1868-1878, provocó en
Washington preocupación ante la posibilidad de una derrota
de España, y decidió ofrecer mayor apoyo a
ésta.

Estados Unidos siguió con atención el desarrollo de la guerra, en
espera del momento en que España fuera incapaz de dominar
la situación. En tanto, mantuvo su negativa de reconocer
al gobierno de la
República de Cuba en Armas y la beligerancia del
Ejercito Libertador, para evitar compromisos que entorpecieran el
aprovechamiento de cualquier pretexto para intervenir en la
Isla.

A mediados de 1897 comenzaron a apreciarse los primeros
pasos destinados a allanar el camino de la intervención,
tal como evidenciaba la nota cursada por el gobierno
norteamericano al español, en junio de ese
año:

"El Presidente (Mc Kinley) se considera obligado, en
virtud de los altos deberes del cargo, a protestar contra la
incivilizada e inhumana dirección de la campaña de Cuba.
Posee el derecho, a juicio, de demandar que una guerra casi a la
vista de nuestras costas, que afecta penosamente a los ciudadanos
norteamericanos y a los intereses de los mismos en toda la
extensión de la isla, sea conducida de acuerdo con los
códigos militares de la
civilización".

Se esgrimía como justificación la
seguridad de los ciudadanos norteamericanos residentes en Cuba,
sin conceder importancia alguna a las calamidades propias de la
guerra. Semejante pretexto ha sido igualmente utilizado para
justificar muchas de las acciones
yanquis en el transcurso del presente siglo.

Alimentando la idea nacionalista de la superioridad
racial, cultural y moral de Estados Unidos, el almirante Alfred
T. Mahan fundamentó la necesidad de alcanzar un
rápido desarrollo del poderío naval norteamericano;
teoría que justificó con la idea del peligro del
militarismo del Viejo Mundo y la amenaza de éste para la
seguridad nacional de su país. Este ideólogo del
poderío naval argumentó:

"Necesitamos disponer de tiempo para la lucha final y
de un poder firme para vencer. Ambas cosas no pueden asegurarse
sino por el rudo e imperfecto, pero innoble, arbitrio de la
fuerza potencial" y "fuerza organizadora"-, la cual ha
conquistado siempre, y garantiza todavía en nuestra
época, los más grandes triunfos del bien,
según comprueba la historia de la
humanidad".

El desgastado poderío político-militar de
Madrid no
podía resistir la participación norteamericana en
la contienda. Esa intervención estaba decidida; por tanto,
la atención se concentró en "fabricar" un pretexto,
sin despertar la hostilidad de los cubanos, ni dañar su
imagen propia
ante los pueblos de América Latina.

El 15 de enero de 1898, con el manido pretexto de
proteger vidas y propiedades norteamericanas ante disturbios que
en la capital de la
Isla se desarrollaban, el general Fitzhugh Lee, cónsul de
Estados Unidos, reclamó que en caso de enviarse buques de
guerra a La Habana, éstos "…debían ser
unidades de primera clase, listas para entrar en acción y
con refuerzos considerables en alta mar; pero cerca de Cuba, ya
que las fortificaciones habaneras estaban bien artilladas y
resultaban temibles".

El 15 de Febrero de 1898, se producía la voladura
del acorazado Maine, con el saldo de 264 muertos, todos de su
tripulación, este hecho fue utilizado como pretexto para
que los Estados Unidos hicieran su entrada en la guerra y
llevaran a realidad, la idea de apoderarse de nuestro
país. Si bien se planificaron operaciones
conjuntas, los norteamericanos trataron en todo momento de
relegar a un segundo plano la participación de las
unidades independientes, tanto en el proceso de planificación como en la realización
de las mismas.

Los objetivos
perseguidos por Estados Unidos en esta contienda quedaron al
descubierto en las instrucciones dadas a las tropas interventoras
por el secretario de Guerra, J.C. Breckenridge:

"Habrá que destruir cuanto alcancen nuestros
cañones, con el hierro y con
el fuego; habrá que extremar el bloqueo para que el hambre
y la peste, su constante compañera, diezmen su población pacífica, y mermen su
ejército; y él ejército aliado habrá
de emplearse constantemente en exploraciones y vanguardias, para
que sufran indeclinablemente el peso de la guerra entre dos
fuegos, y a ellas se encomendarán precisamente todas las
empresas
peligrosas y desesperadas (…) Resumiendo, nuestra
política se concreta a apoyar siempre al más
débil contra él mas fuerte, hasta la completa
exterminación de ambos, para lograr anexarnos la Perla de
las Antillas".

En medio de esos convulsos acontecimientos cobraron
renovada vigencia las proféticas palabras con que Antonio
Maceo revelara su preocupación por la influencia en el
pueblo de la forma engañosa con que Washington manejaba la
situación:

"No me parece cosa de tanta importancia el
reconocimiento oficial de nuestra beligerancia, que a su logro
hayamos de enderezar nuestras gestiones en el extranjero, ni tan
provechosa al porvenir de Cuba la intervención americana,
como suponen la generalidad de nuestros
compatriotas".

Monografias.com

Esto fue reconocido por los altos jefes navales de
España que tomaban parte en la contienda. En carta enviada
por el almirante Pascual Cervera, jefe de la escuadra hispana en
Santiago de Cuba, al capitán de navío Víctor
M. Concas, le expresaba:

"Me pregunto si me es licito callar y hacerme
solidario de aventuras que causarán, si ocurren, la total
ruina de España; y todo por defender una isla que fue
nuestra;

porque aun cuando no la perdiésemos de derecho
con la guerra, la tenemos perdida de hecho (…) defendiendo un
ideal que ya sólo es romántico".

"Aunque los escritores americanos pretendan negarlo,
la insurrección de Cuba había terminado la guerra,
y la Isla no era ya nuestra, como dijo el almirante Cervera en
la carta del
26 de febrero de 1898…".

Monografias.com

El mando militar estadounidense sobrevaloró su
protagonismo en la derrota del ejército español, y
prácticamente ignoró al Libertador, tal como
probó el hecho de que el propio mayor general Calixto
García, uno de los artífices de la victoria en
Santiago de Cuba, conoció de manera extraoficial la
rendición de esa ciudad el 16 de julio de 1898. La
arrogancia yanqui llegó hasta el punto de impedir la
entrada de las tropas del mayor general García en
Santiago, e ignorar a la parte cubana en la firma de la
capitulación.

Ante ese agravio, el victorioso jefe militar cubano
envió una carta de protesta al mayor general William
Shafter, jefe de las tropas norteamericanas:

"Circula el rumor que, por lo absurdo, no es digno de
crédito general, de que la orden de impedir a mi Ejercito
la entrada en Santiago de Cuba ha obedecido al temor de venganza
y represalias contra los españoles. Permítame usted
que proteste contra la más ligera sombra de semejante
pensamiento, porque no somos un pueblo salvaje que desconoce los
principios de la guerra civilizada: formamos un ejercito pobre y
harapiento, tan pobre y harapiento como lo fue él ejercito
de nuestros antepasados en su guerra noble por la independencia
de los Estados Unidos de América; pero a semejanza de los
héroes de Saratoga y Yorktown, respetamos demasiado
nuestra causa para mancharla con la barbarie y la
cobardía".

Debido a ese incidente, el mayor general García
presentó su renuncia como Jefe del Departamento Oriental,
la cual fue aceptada por el General en Jefe ante la delicada
situación en que la prepotencia del mando norteamericano
lo había colocado. Días después, el 13 de
agosto de 1898, el Consejo de Gobierno lo destituyó de su
cargo de Lugarteniente General.

Solo la intervención de los americanos en la
contienda, hizo fracasar la victoria de los cubanos y escamotear
así lo que ya era una realidad. La entrada de los Estados
Unidos en la Guerra Hispano-Cubana consistió, en
última instancia, en una materialización de su
política exterior, consecuente con sus objetivos en
relación con Cuba.

El 10 de Diciembre de 1898, España y los
Estados Unidos, firmaban el Tratado de París
que
ponía fin a la Dominación española en
América y entregaba a los segundos las últimas
colonias de la América española. Muy a pesar de
ello, los Estados Unidos se vieron obligados a reconocer el
proceso revolucionario desarrollado en Cuba, y no pudieron
convertir a la Isla en una colonia y se vieron obligados a
implantar una nueva forma de dominio: el
neocolonialismo.

Concluidas las hostilidades y suscrito el Tratado de
París, Estados Unidos se dio a la tarea de consolidar su
injerensismo y materializar sus apetencias, para lo cual
inicialmente concibió dividir a los cubanos, neutralizar
cualquier acción contraria a sus intereses por parte de
los patriotas que compartían la visión martiana
sobre las pretensiones yanquis y preparar el camino para
adueñarse de Cuba bajo una apariencia de legalidad y
buena voluntad.

"Queda entendido que cualquier obligación
aceptada en este tratado por los Estados Unidos con respecto a
Cuba está limitada al tiempo que dure su ocupación
en esa isla, pero al terminar dicha ocupación, aconsejan
al gobierno que se establezca en ella, que acepte las mismas
obligaciones".

Si la Resolución Conjunta implicaba el compromiso
de respetar la independencia de Cuba, el Tratado de París
la desconocía, convirtiéndola en un territorio
"especial". La existencia del Ejercito Libertador y los 30
años de heroica lucha del pueblo cubano por su libertad,
impidieron al gobierno norteamericano apoderarse por completo de
la Isla.

Como colofón a esa ignominia, el primero de enero
de 1899 fue oficialmente arriada la bandera española e
izada la de Estados Unidos, iniciándose oficialmente la
ocupación militar de la Isla. Con profundo pesar y
proféticas palabras, el mayor general Máximo
Gómez reflejó, al final de su Diario de
Campaña:

"Tristes se han ido ellos y tristes hemos quedado
nosotros; porque un poder extranjero los ha sustituido. Yo
soñaba con la paz con España, yo esperaba despedir
con respeto a los valientes soldados españoles, con los
cuales nos encontramos siempre frente a frente en los campos de
batalla (…) Pero los Americanos han amargado con su tutela impuesta
por la fuerza, la alegría de los cubanos vencedores; y no
supieron endulzar la pena de los vencidos".

"La situación pues, que se le ha creado a este
Pueblo; de miseria material y de apenamiento, por estar cohibido
en todos sus actos de soberanía, es cada vez más
aflictiva, y el día que termine tan extraña
situación, es posible que no dejen los americanos
aquí ni un adarme de simpatía".
54

En el periodo de 1878 a 1898 no se puede hablar de la
existencia de sentimientos antinorteamericanos en las masas
populares de Cuba. A ello contribuyó, entre otras
cuestiones, la forma enmascarada con que Estados Unidos
abordó sus verdaderos propósitos.

Detectar tal fenómeno histórico,
estudiarlo y denunciarlo, fue privativo de las figuras mas
destacadas de ese periodo, entre las cuales sobresalió
José Martí:

"Desde la cuna soñó en estos dominios
el pueblo del Norte, con el "nada sería más
conveniente" de Jefferson; con "los trece gobiernos destinados"
de Adams; con "la visión profética" de Clay… y
cuando un pueblo rapaz de raíz, criado en la esperanza y
certidumbre de la posesión del continente, llega a serlo,
con la espuela de los celos de Europa y de su
ambición de pueblo universal, como la garantía
indispensable de su poder futuro, y el mercado
obligatorio y único de la producción falsa que cree
necesario mantener, y aumentar para que no decaigan su influjo y
su fausto, urge ponerle cuantos frenos se puedan fraguar, con el
pudor de las ideas, el aumento rápido y hábil de
los intereses opuestos, el ajuste franco y pronto de cuantos
tengan la misma razón de temer, y la declaración de
la verdad".

De la colonia a la
neocolonia (1899-1958)

Concluidas las hostilidades y suscrito el tratado de
París, Estados Unidos se dio a la tarea de consolidar su
injerencismo y materializar sus apetencias, para lo cual
inicialmente concibió dividir a los cubanos, neutralizar
cualquier acción contraria a sus intereses por parte de
los patriotas que compartían la visión martiana
sobre las pretensiones yanquis, y preparar el camino para
adueñarse de Cuba bajo una apariencia de legalidad y buena
voluntad. El primero de enero de 1899 quedó instaurado un
gobierno interventor militar norteamericano, con el general John
R. Brooke al frente.

Como el Congreso de Estados Unidos no estaba facultado
para promulgar leyes con respecto a Cuba porque
jurídicamente no asumía la soberanía sobre
ésta, durante la ocupación se gobernó
mediante órdenes militares, algunas de ellas muy
necesarias a sus intereses. El 6 de enero, el gobierno
interventor dictó un bando militar disponiendo el desarme
general de la población, con el objetivo de liquidar toda
posibilidad de resistencia
armada y sentar las bases para la disolución del Ejercito
Libertador, acerca de cuyo desarme traba en Washington una
comisión de la Asamblea de Representantes de la Revolución
Cubana.

El repentino fallecimiento del mayor general Calixto
Garcia representó la desaparición de un escollo
para Estados Unidos. Un paso posterior fue el envío a Cuba
del asesor y representante personal del
presidente Mc Kinley, Robert P. Forter, para persuadir al mayor
general Máximo Gómez de que abandonara su
campamento militar en las inmediaciones de la ciudad de Remedios,
se trasladara a la capital, y aceptara el desarme y
disolución del Ejercito Libertador a cambio de la
dádiva de 3 millones de pesos.

Los puntos de vista divergentes entre Gómez y la
Asamblea de Representantes con respecto a la disolución
del Ejercito Libertador por empréstito o dádiva,
llegaron a tal punto que, el 12 de marzo de 1899, ésta
aprobó una moción destituyéndole de su
cargo. El amplio movimiento popular de desagravio al
Generalísimo provocado por esa medida colocó a la
Asamblea en una difícil situación y tuvo que
disolverse el 4 de abril de 1899, quedando expedito el camino
para la realización de las pretensiones norteamericanas
sobre el destino de la fuerza militar cubana. Nunca debió
negociarse su licenciamiento; importante aspecto que
escapó a los representantes de los intereses del pueblo
cubano, quienes se enfrascaron en la discusión de
cómo debía hacerse, cuando en realidad de lo que se
trataba era de no admitirlo.

El mayor logro de la
administración del general Brooke fue la
liquidación del Ejercito Libertador, cuya presencia armada
y experiencia en guerra de guerrillas resultaban una pesadilla
para Washington durante la ocupación de la Isla, y como
advirtió el senador Foraker, representaba un gran peligro
porque, de producirse encuentros armados entre cubanos y
norteamericanos, surgirían graves problemas y
gastos
que:

"Tengo la opinión que en cuanto los soldados
americanos apunten sobre los cubanos, si es que lo hacen,
habrá que pagar el daño;
la administración en Washington tendrá
que pagarlo y desde ahora les digo que no habrá fondos
suficientes para hacerlo". 56

La eliminación del Ejercito Libertador, unida a
la anterior desactivación del Partido Revolucionario
Cubano con su órgano de prensa,
Patria, y a la disolución de la Asamblea del Cerro,
dejaron a los cubanos a merced del designio de los gobernantes
norteamericanos.

El general Leonardo Wood, al frente del gobierno de
ocupación militar a partir de 1900, trató de
neutralizar a los líderes independentistas:

"Propongo crear un comité integrado por el
general Gómez, el general Rodríguez y algún
otro de los antiguos generales, para que velen por los soldados
viejos y lisiados de la guerra; darle al general Gómez $ 5
000 anuales, a Rodríguez $ 3 600 y a cualquier otro
asociado $ 2 400. Estos hombres gozan de una gran influencia en
él ejercito y en el pueblo. En la practica se están
muriendo de hambre, al menos, viven de lo que les dan sus
amigos".

Por supuesto, Gómez rechazó la oferta y
manifestó su renuencia a limitar su fidelidad
política. El plan Wood no se
materializó.

El 1ro. de enero de 1899, el general norteamericano
reunió a varios altos oficiales del Ejercito Libertador,
entre ellos a Bartolomé Masó, y los exhortó
a respaldar la política de su gobierno hacia Cuba. Los
cubanos lo acusaron de favorecer el control
permanente de Estados Unidos sobre la Isla y uno de ellos, el
general José Miró argenter, le imputó estar
planificando la anexión en vez de la independencia.
Hipócritamente Wood lo negó.

Apreciando que los cubanos no cejarían en el
empeño de alcanzar la independencia sin restricciones, los
gobernantes norteamericanos comprendieron que no les seria
fácil cambiar el espíritu de la Resolución
Conjunta y pensaron en una formula para mantener la Isla
"…ligada a nosotros por vínculos de intimidad y
fuerza…",
justificándolos como necesarios para
"…asegurar el perdurable bienestar…" de
ella.

Los hombres de negocios
estadounidenses desempeñaron un papel principal en tales
circunstancias. George B. Hopkins, importante magnate,
escribió al senador Spooner:

"…nos impresionamos de manera favorable con la
magnifica oportunidad que se ofrece para la construcción de un tronco de líneas
ferroviarias por todo el medio de Cuba hasta Santiago, con
algunos ramales laterales hacia las poblaciones portuarias del
norte y del sur… Si no se hace como una proposición
comercial, debe realizarse inmediatamente con propósitos
militares".

"…consideramos que le corresponde al capital,
americano construir este Ferrocarril y aquí pudiera ser
promovido por las personas indicadas".

"Queremos decir que no debe permitirse que se despoje
a los americanos de los negocios ni de nada en Cuba. Es, y con
mucho, el pedazo de tierra más valiosa que yo haya visto
jamás… Ahora y siempre los intereses comerciales
favorecen la anexión. Sobrellévense las condiciones
actuales, o cualesquiera otras condiciones decentes, durante el
periodo de tiempo relativamente corto, y los intereses
comerciales llegaran a ser tan poderosos que podrán
dictaminar y dictaminarán la política final de todo
el pueblo
…".

Lo propuesto no sólo suministraría grandes
ganancias a Estados Unidos, sino que, además,
aumentaría su influencia en Cuba, estimularía el
aumento de sus inversiones y
comercio, y acondicionaría el camino para el control total
en ella.

La mentalidad prevaleciente entonces en las altas
esferas del gobierno norteamericano se evidencia en el siguiente
fragmento de una carta del ex-presidente Grover Cleveland, de
fecha 26 de marzo de 1900: "Me temo que Cuba debiera ser
sumergida por algún tiempo antes de que pudiera ser un
estado, territorio o colonia de los Estados Unidos del que
estuviéramos especialmente orgullosos".
La posibilidad
del exterminio de la población cubana manejada años
antes por Breckenridge, era nuevamente sugerida.

Mark Twain, celebre escritor norteamericano,
refiriéndose a la Resolución Conjunta,
escribió en él más importante de sus
trabajos antimperialistas que existía un fuerte movimiento
"…para evadirnos de nuestro contrato con Cuba
establecido por el Congreso. Se trata de un país rico y
muchos de nosotros ya comenzamos a pensar que el convenio fue un
error sentimental
".

El 28 de julio de 1900, el United States
Investor
, principal diario de Wall Street, publicó en
un editorial la previsión de Twain y comentaba que su
país cometió "…un gran error cuando prometimos
darla la Independencia al pueblo cubano. Por desgracia, el pueblo
americano es impulsivo e indiscreto. Debemos romper el compromiso
porque nuestro interés es hacerlo así. Retirarse de
Cuba sería un crimen que no estaría justificado por
una promesa hecha, por ignorancia, a los cubanos".
El vocero
yanqui terminaba demandando proceder a la anexión para
poner fin al problema.

El gobierno interventor dictó la Orden Militar
No. 301 de fecha 25 de julio de 1900, estableciendo la
convocatoria a elecciones para delegados a una asamblea o
convención destinada a redactar y adoptar la
Constitución de la república que se
establecería en Cuba.

La Asamblea Constituyente celebró su primera
sesión el 5 de noviembre de 1900. En ella el gobernador
Wood se dirigió a los delegados:

"Será nuestro deber, en primer termino,
redactar y adoptar una constitución para Cuba, y una vez
terminada ésta, formular cuales deben ser a nuestro juicio
las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos"

El 11 de febrero finalizaron los debates con la
aprobación del texto
constitucional. Al día siguiente, llegado el momento de
discutir las relaciones bilaterales, la Asamblea Constituyente
designó una comisión de cinco miembros para que se
encargara de estudiar y proponer cuales debían ser sus
bases. De inmediato Wood les hizo saber las instrucciones
recibidas del secretario de Guerra de su país, Elihu Root,
sobre los extremos que el ejecutivo norteamericano sugería
y recomendaba.

Tales instrucciones, con muy pocas modificaciones, eran
los artículos que conformaban el cuerpo de la Enmienda
Platt, la cual fue presentada en el Senado norteamericano el 26
de febrero por el presidente de la Comisión de Relaciones
con Cuba, el senador Orville H. Platt. En la madrugada del 28 de
febrero quedó aprobada, con la oposición de algunos
congresistas simpatizantes con la causa cubana, como una enmienda
al proyecto 14017 de
la Cámara, que fijaba los créditos para el sostenimiento del ejercito
de ocupación militar en Cuba.

Paralelamente, la comisión designada por la
Asamblea constituyente cubana para redactar el proyecto acerca de
las relaciones a establecer con Estados Unidos, entregaba un
informe
contentivo de cinco declaraciones bases contrapuestas a las
instrucciones impartidas por Wood, en especial a las relativas al
reconocimiento del derecho de intervención y al
establecimiento de estaciones navales en la Isla.

Ente las declaraciones de la comisión se
destacaban la primera, por su antagonismo con respecto a la
Enmienda Platt y al primer artículo del Tratado Permanente
que sería igualmente impuesto, muy
parecido en su letra pero con finalidades opuestas al contenido
del documento cubano. Y la quinta, concerniente al verdadero
objetivo de la "reciprocidad" comercial que esa nación
establecería con Cuba.

Por mediación de Wood, la Asamblea Constituyente
recibió una comunicación que en esencia planteaba
la imposibilidad del presidente de Estados Unidos de modificar el
texto de la Enmienda aprobada por ambas Cámaras, y de
retirar él ejercito de ocupación mientras esta no
fuera aceptada como apéndice a la Constitución
cubana. Ante el dilema "capitulación o
rebeldía
", fue aceptada dieciséis votos contra
once.

Al terminar la sesión, el general José
Lacret Morlot, uno de los que votó "NO",
exclamó: "…Hoy, 28 de mayo de 1901, día para
mí de luto, nos hemos esclavizado para siempre con
férreas y gruesas cadenas""

En su escrito Voto particular contra la Enmienda
Platt
, el patriota Salvador Cisneros Betancourt expuso las
razones de su oposición al documento:

"Que con dichas relaciones está de manifiesto
que los americanos no vinieron a Cuba puramente por humanidad
como pregonaban; sino con miras particulares y muy
interesadas".

"Que no debemos caer en una celada; vendiendo nuestra
honra e independencia absoluta, por concesiones que hagamos a
favor de los Estados Unidos, sin que por su parte nos concedan
ventaja alguna".

Sobre el hecho, Leonardo Wood expresó:

"Por supuesto, que a Cuba se le ha dejado poca o
ninguna independencia con la Enmienda Platt (…) todo lo cual es
evidente que está en lo absoluto en nuestras manos y creo
que no hay un gobierno europeo que la considere por un momento
otra cosa sino lo que es, una verdadera dependencia de los
Estados Unidos, y como tal es acreedora a nuestra
consideración. Con el control que sin duda pronto se
convertirá en posesión, en breve
prácticamente controlaremos el comercio de azúcar
en el mundo. Creo que es una adquisición muy deseable para
los Estados Unidos. La isla sé norteamericanizará
gradualmente y, a su debido tiempo, contaremos con una de las
más ricas y deseables posesiones que haya en el
mundo…".
66

El pueblo cubano no permaneció impasible ante la
acción escamoteadora de su independencia, y así lo
demostró el 2 de marzo de 1901 cuando una nutrida
manifestación se dirigió al lugar donde se
reunía la Asamblea Constituyente para pronunciarse contra
le Enmienda, y después hacia el Palacio de los Capitanes
Generales, residencia de Wood, para manifestarle el total rechazo
al documento.

En carta dirigida a Root, el 25 de octubre de 1901, Wood
se refirió brevemente al asunto, señalando: "Con el
control que ejercemos sobre Cuba "por medio de la Enmienda
Platt", control éste que indudablemente pronto
habrá de convertirse en posesión, combinado con
otras tierras productoras de azúcar que ahora nos
pertenecen, en muy poco tiempo dominaremos el negocio azucarero
del mundo o, por lo menos, una gran parte de él…
"considero a cuba como la más deseable
adquisición que pudieran hacer los estados unidos. por si
sola vale lo que dos estados sureños, posiblemente tres
cualesquiera, con excepción de Texas… es probable que,
tan pronto nuestros productores nacionales de azúcar
comprendan que nuestra política es darle una oportunidad a
cuba, trasladen, sin lugar a dudas, sus industrias a la
misma, y la isla, bajo el ímpetu de una energía y
un capital nuevos, no solo se desarrolle sino que se americanice
gradualmente y, en su oportunidad, lleguemos a contar con una de
las mas ricas y apetecibles posesiones del mundo".

El siguiente paso de Estados Unidos consistió en
la elección de un gobierno cubano que respondiera a sus
intereses. Retirado Gómez de la escena política y
muerto repentinamente Calixto García, solo quedaba
Bartolomé Masó como el candidato histórico
de todos los cubanos. La figura escogida para ser contrapuesta a
la Coalición por Masó, antinjerencista, fue
Tomás Estrada Palma.

La posición antiplattista de Masó
quedó reflejada en las declaraciones publicadas en
el
periódico El Mundo: "Hay un derecho contra
el cual se estrellan todos los demás. Ese derecho es el de
la fuerza, del que ha nacido le ley Platt, esa decantada ley que
tan horrorosa decepción nos ha hecho
sufrir…".

Principal tarea de Estrada Palma –impuesto tras
manejos fraudulentos- fue formalizar los tratados derivados del
apéndice constitucional. El 22 de mayo de 1903, delegados
plenipotenciarios de ambos gobiernos firmaron el "Tratado
Permanente determinando las relaciones entre la República
de Cuba y los Estados Unidos
", donde se incluían los
siete primeros artículos de la Enmienda Platt, y un octavo
referente a la concertación del propio tratado, llamado a
ser la "base legal" para la firma de los
demás.

Con anterioridad, fue firmado el "Convenio de 16-23
de febrero de 1903
, entre la República de Cuba y los
Estados Unidos de América para arrendar a los Estados
Unidos (bajo las condiciones que habrán de convenirse por
los dos gobiernos) tierras en Cuba para estaciones carboneras y
navales", preámbulo para la adopción
del de 2 de julio de 1903, mediante el cual se reglamentaba el
arrendamiento.

El 11 de diciembre de 1902, los plenipotenciarios de
ambos países habían sancionado el "Tratado de
Reciprocidad Comercial entre Cuba y los Estados Unidos"
que,
ratificado y aprobado en las distintas instancias, comenzó
a regir el 27 de diciembre de 1903.

Con respecto al convenio de 16-23 de febrero de ese
año, es preciso destacar que gracias a los esfuerzos
diplomáticos de cubanos independentistas se logró
que los territorios para bases no fueran vendidos o concedidos,
sino arrendados, y que La Habana no figurara como territorio para
ello, pues de los cuatro enclaves pretendidos –Nipe,
Cienfuegos, Guantánamo y Bahía Honda-, solo se
acordaron las dos últimas, -más tarde limitada
únicamente a Guantánamo-, así como que
Estados Unidos ejercerían jurisdicción sobre ellas
mientras las ocupasen, pero la soberanía
correspondía a Cuba.

En esos documentos,
incluido el Tratado de Relaciones de 1934 se ha ignorado la
temporalidad del arriendo, lo cual constituye un absurdo
jurídico al no reconocer el derecho del propietario de
algo arrendado a recobrarlo en determinado momento.

Él artículo I del acuerdo de 16-23 de
febrero de 1903 establecía:

"La República de Cuba arrienda por el presente
a los Estados Unidos "por el tiempo que las necesitaren"** y para
el objeto de establecer en ellas estaciones carboneras y navales,
las extensiones de tierra y agua situadas
en la Isla de Cuba que a continuación se
describen
…".

Mientras en el III del tratado de 1934 se
señalaba:

"En tanto las dos partes contratantes no se pongan de
acuerdo para la modificación o abrogación de las
estipulaciones del Convenio firmado por el Presidente de la
República de Cuba el 16 de febrero de 1903, y por el
Presidente de los Estados Unidos de América el 23 del
mismo mes y año, (…) seguirán en vigor las
estipulaciones de ese Convenio en cuanto a la Estación
Naval de Guantánamo".

A lo anteriormente expuesto se suma la letra del
Tratado Permanente del 22 de mayo de 1903, en esencia
contenida en la Enmienda Platt. Nada hay más
contradictorio entre sí que los artículos I y VII,
cuya comparación no deja dudas de que Cuba eran
considerados por Estados Unidos como una propiedad.

El precio del
arriendo en dos mil pesos moneda de oro –en
la actualidad 4 085 dólares anuales, es decir unos 340
mensuales, es por demás ridículo. Por una elemental
cuestión de principios, desde 1959 la Revolución no
ha hecho efectivo los cheques y
"…se coleccionan para exhibirlos en el Museo de la Base
Naval cuando sea devuelta a Cuba".

En la práctica, el Tratado de Reciprocidad
Comercial entre Cuba y los Estados Unidos fue otro instrumento
para la consumación del dominio económico
imperialista, cuyas primeras manifestaciones se apreciaban ya
desde el siglo XIX. Entre la ultima década de este y
principios del siguiente, Estados Unidos se convirtió en
la verdadera metrópoli económica de Cuba, con
inversiones millonarias y el control monopólico de su
industria azucarera.

En el mensaje al Congreso, en diciembre de 1902, el
presidente Teodoro Roosevelt expuso: "Insisto en
aconsejar el planteamiento de la reciprocidad con Cuba, no solo
por favorecer eficacísimamente nuestros intereses, dominar
el mercado cubano, e imponer nuestra supremacía en todas
las tierras y mares tropicales que se hallan al sur de
nosotros…".

La fraudulenta reelección de Estrada Palma en
1906 dio origen a la rebelión de los opositores, conocida
como Guerrita de Agosto. Imposibilitado de dominar la
situación, el presidente cubano protagonizó su
último acto antipatriótico: la entrega de Cuba para
la segunda intervención militar yanqui, en el citado
año, la cual se extendió por 28 meses bajo el
mandado de Charles Magoon. Este, asesorado por Frank Steinhart y
en complicidad con él, en menos de dos años
despilfarró los 16 millones de pesos encontrados en el
Tesoro y gastó los 100 millones recaudados, dejando una
deuda ascendiente a 11, además de entronizar la corrupción administrativa.

Esa segunda intervención militar ocasionó
millonarios gastos –independientemente del dinero
despilfarrado y robado por Magoon-, que el gobierno yanqui
cobró de los fondos del Tesoro cubano. El Negociado de
Asuntos Insulares del Departamento de Guerra de Estados Unidos
señaló en su informe correspondiente al 10 de
diciembre de 1908:

"Juzgamos oportuno consignar que los gastos hechos
por los Estados Unidos con motivo de la intervención y los
desembolsos extraordinarios para el Ejercito de
Pacificación de Cuba, mantenido en la Isla durante el
Gobierno Provisional, ascienden hasta el 30 de junio de 1908 a la
cantidad de $ 5 311 822.02 y esta suma se aumentará
considerablemente antes de la terminación de dicho
gobierno y crecerá aún más por los gastos
que ocasionará la retirada y distribución de las tropas hoy en
Cuba".

En enero del siguiente año, el gobierno
interventor instaló en el poder a José Miguel
Gómez, "Tiburón
", con la advertencia de no
alterar el orden porque, de hacerlo, la intervención
adoptaría forma permanente.

El 20 de mayo de 1912 tuvo lugar el alzamiento armado
del Partido de los Independientes de Color, el cual
generó una violenta represión cuya secuela de
horror y crímenes se elevó a alrededor de tres mil
muertos y propició una nueva intervención militar.
Ante esos incidentes, el embajador de Estados Unidos en Cuba,
A.M. Beaupré, envió una nota al gobierno cubano
informándole: "… que, como medida precautoria, se ha
decidido enviar un cañonero a la bahía de Nipe, y
reunir una fuerza naval en Key West en anticipación de
posibles eventualidades. (…) que en caso de que el Gobierno de
S.E. no pueda o deje de proteger las vidas y haciendas de los
ciudadanos americanos, mi Gobierno, siguiendo la conducta de
siempre para tales casos, desembarcará fuerzas para
prestar la protección necesaria".

Estados Unidos dispuso de la titulada Primera Brigada
Provisional, la cual traspuso los límites de
la base naval de Guantánamo con el anunciado
propósito de "ocupar y defender puntos
estratégicos del interior
". El 30 de mayo, un grupo de
fusileros yanquis desembarcó en Daiquirí para
proteger a la Spanish American Iron Co, y dos días
mas tarde su gobierno envió el siguiente despacho:
"Mantenga una guardia regular de 200 hombres en Daiquirí y
Firmeza, y 50 hombres en el Cobre, para
proteger las compañías Spanish American,
Juraguá y Cuba Copper. Esto es
importantísimo".

El 5 de junio, quinientos fusileros estadounidenses
ocuparon la ciudad de Guantánamo; cuatro acorazados
salieron de Key West, y cinco mil soldados se hallaban dispuestos
para entrar en acción. El 6, fue ocupado El Cobre, y siete
compañías se desplegaron a lo largo de la
línea férrea Guantanamo-Western Railroad,
para resguardar instalaciones azucareras yanquis. El 9, el
embajador Beaupré pidió –para su
protección- él envió a La Habana de un barco
de guerra, y le llegaron dos. El informe de su gobierno, del
día 10, expresaba: Los Estados Unidos no pretenden la
intervención en Cuba, pero esperan y creen que el Gobierno
cubano tomará prontas y enérgicas medidas para
reprimir la insurrección".

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