- La
Comunicación Educativa - La
Comunicación Pedagógica - La
comunicación. Generalidades - Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
El mundo contemporáneo está permeado por
complejos procesos de
cambios, transformaciones y reajustes sociales, donde el hombre como
ser dotado de raciocinio, sigue siendo el protagonista de la
conservación y desarrollo de
la sociedad en
que vive y la educación como
fenómeno social históricamente desarrollada y como
núcleo del proceso
socializador, ejerce una influencia decisiva en la
formación del hombre al
prepararlo para su incorporación social activa y para el
disfrute y plenitud de la vida.
La educación cubana
tiene como fin lograr el desarrollo de un estudiante en
correspondencia con el sistema de
valores e
ideales de la nación
cubana sustentada en las raíces del pensamiento
pedagógico martiano y marxista. Para ello se hace
necesario y evidente revolucionar el proceso de educación
que tradicionalmente se ha venido aplicando, el cual no ha podido
dar una respuesta satisfactoria a estas exigencias y aspiraciones
sociales, pues este se ha centrado en el
conocimiento donde el profesor ha
puesto en el centro de su atención la utilización de acciones y
operaciones
que conducen a la repetición de conceptos, leyes, teorías
y la descripción de hechos y fenómenos
por parte del estudiante, limitándose así el
desarrollo de habilidades que permiten operar con el contenido
objeto de su aprendizaje,
asumiendo una posición pasivo reproductivo, no
personalizada.
Como respuesta a las limitaciones que se presentan en
nuestras instituciones
educacionales, surge la necesidad de planificar, organizar y
dirigir un proceso que enfatice en el papel activo-creativo del
estudiante, capaz de lograr transformar la realidad desde la
localidad donde vive.
Para ello el profesor deja de ser un transmisor de
conocimiento,
convirtiéndose en un guía y orientador cuya labor
facilita el análisis y la reflexión y de esta
forma el estudiante aprende, a aprender, sin obviar la
asimilación de conocimientos en el desarrollo de
hábitos y habilidades y que asuma un papel activo,
logrando su protagonismo.
Todo esto no sería posible sin un
auténtico proceso de comunicación, por el alto valor
formativo y desarrollador que se atribuye a la actividad y
la
comunicación, tomando en cuenta la
personalidad del estudiante, sus necesidades, intereses, e
inquietudes, lo escuche y respete como sujeto a partir de la
consideración de sus criterios y opiniones, de ahí
que hablemos de comunicación simétrica dentro del
proceso pedagógico en la cual prevalezca el intercambio
sistemático en los papeles de fuente y receptor entre
docente y los estudiantes, donde todos emiten y reciben información indistintamente, permitiendo
una verdadera relación profesor-alumno, caracterizada por
la seguridad, el
respeto y
la
motivación hacia la actividad, por lo que se hace
necesario que el profesor cumpla las funciones
informativa, afectiva y reguladora de manera armónica,
pues solo así y utilizando de modo congruente los canales
verbales y extraverbales de la comunicación es que
logrará eliminar las barreras que pueden obstaculizar una
comunicación pedagógica efectiva durante el
desarrollo de las diferentes actividades del proceso.
Es frecuente la afirmación que educación y
comunicación son procesos inseparables, visto desde la
concepción de que no hay hecho educativo sin que no medie
una acción
comunicativa que no tenga una influencia educativa en
algún sentido; para el análisis de estos
vínculos se establecen dimensiones que van más
allá de este simple hecho comparativo, por lo que se hace
preciso reflexionar desde la distinción de los dos niveles
básicos en que se da la relación entre ambos
procesos, el no propósitivo y el propósitivo, este
último caracterizado por una intención, un objetivo
expreso de llevar a cabo determinados procesos comunicacionales
como trasmitir, informar, compartir, debatir, etcétera. En
el desarrollo del proceso de enseñanza aprendizaje se infiere con toda
intencionalidad que el nivel propósitivo es básico
en esta relación, tanto para la calidad de este
proceso como para la formación de los profesionales de la
educación quienes tienen la misión de
la formación integral de la personalidad
de los niños y
jóvenes.
La comunicación es un sistema abierto que
garantiza la distribución y redistribución de las
funciones de los participantes, el intercambio de los roles para
la solución de problemas, la
aspiración a comprender la posición del otro, el
tener puntos de vista diferentes que enriquezcan el diálogo y
el debate, y en
ella a los procesos de actividad y comunicación se le
atribuyen un alto valor formativo para garantizar la calidad del
proceso de enseñanza aprendizaje, de ahí que se
hable de una comunicación simétrica
haciéndose evidente la necesidad de planificar, organizar
y dirigir un proceso comunicativo pedagógico que enfatice
en el papel activo – creativo del estudiante por lo que al
profesor se le asigna la misión de orientar, facilitar y
guiar el mismo a partir de las necesidades, intereses e
inquietudes de sus estudiantes, que los escuche y respete como
sujetos a partir de la consideración de sus criterios y
opiniones teniendo presente la individualidad y diversidad de
cada uno, enriquecido en su contexto social por los aportes de
Vigotsky con
respecto a lo que el alumno puede hacer por sí solo (nivel
de desarrollo real), conocer sus limitaciones y potencialidades
para alcanzar los objetivos
propuestos y la secuencia que necesita para adquirirlos con el
fin de lograr "hombres que digan lo que piensan y lo digan bien,
hombres elocuentes y sinceros", al decir de José Martí.
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