La "Prueba del Malvavisco" y su incierta capacidad predictiva de futuros problemas del comportamiento humano (página 2)

Nuestros cerebros siempre están en
búsqueda de estímulos gratificantes, como lo
constituye un dulce u otro placer cualquiera.

Angurria

Pero, si alguien desea hacer un logro mayor, en
este caso, poder comer
dos malvaviscos, esa persona necesita
ignorar temporalmente sus impulsos y deseos, por el tiempo
requerido para obtenerlo.

Lo que Mischel descubrió fue que algunos
niños
de cuatro años eran capaces de posponer mientras que otros
no lo eran. Algo que ignora, en parte, las contribuciones,
entonces disponibles, hechas por otros investigadores,
notablemente las de Chess & Thomas.

Las implicaciones
del experimento, años más
adelante

En el 1985 cuando la mayoría de los
sujetos participantes en el examen estaban terminando el
bachillerato, Mischel envió un cuestionario a
los padres de los jóvenes quienes, de niños,
tomaran parte, en el mismo.

En este instrumento se hacían preguntas
acerca de una variedad amplia de rasgos de caracteres
manifestados por los sujetos, desde la habilidad de la persona a
responder a eventos
frustrantes hasta la clase de
estudiante que el individuo
fuera.

Mischel asimismo obtuvo copias de SAT
Scores y de los transcriptos de los récords de la
escuela
secundaria.

Con esta información el investigador esperaba
ensamblar un perfil elaborado de cada uno de los niños,
ahora jóvenes adultos.

Una vez que los análisis comenzaron a recompilarse se
volvería claro que quienes, de párvulos, tocaron el
timbre o comieron de inmediato, aparecían años
después, como candidatos a problemas del
comportamiento
— en su hogar y en la escuela — durante el seguimiento

Posponer gratificación inmediata.

De igual manera estos jóvenes
parecían tener más dificultades con el manejo de
situaciones estresantes, a menudo careciendo de la capacidad de
mantener la atención requerida en una labor
determinada, mientras que consistentemente experimentaban
problemas
sociales de adaptación general.

Mientras que por contraste, con quienes solamente
pudieron esperar unos segundos, el niño, que a los cuatro
años, fue capaz de esperar los quince minutos lograba, al
seguimiento, mejores resultados en todas las pruebas
escolares estándar.

El rastreo de voluntarios infantiles y su
significado

Para Mischel, Carolyn Weisz es un ejemplo
vívido de una persona que de niña fuera capaz de
posponer sus deseos de comer el dulce ofrecido.

Hoy, ella es una persona destacada en el campo de
la psicología
experimental, aunque no recuerde el hecho de que, como
niña pre-escolar, por dilatar la degustación de un
malvavisco, fuese capaz de "pasar" con méritos — de
acuerdo a Mischel — todos los requerimientos que hoy la
califican como distinguida psicóloga social en la Universidad de
Princeton.

La virtud de no comer un
marshmallow.

Actualmente, Mischel, asistido por un grupo de
colegas interesados en proseguir sus experimentos
están concentrándose en el hecho de que los
jóvenes, que de niños, dieran pobres resultados en
su dilación de la gratificación inmediata, poseen
mayores IMC (Índice de Masa Corporal, evidencia de
sobrepeso) y demuestran igualmente, una tendencia a tener
problemas serios de comportamiento y de adicciones a
las drogas en
general.

No control.

¿Qué creen los investigadores de la
importancia de sus hallazgos?

Lo que es cierto — afirma Mischel — es el
hecho de que si él y su equipo, ahora en Columbia
University, tienen éxito
en sus investigaciones,
puede que ellos hayan logrado establecer la actividad de algunos
de los circuitos
neurales de la facultad del autocontrol. Lo que en sí
constituiría un logro de enormes proporciones.

La inteligencia y
el autocontrol: ¿Nature vs Nurture?

Por muchos años psicólogos han
enfocado en la inteligencia
natural como la variable de la mayor importancia cuando se
requiere definir el éxito posible de los seres humanos en
la vida.

Pero, Mischel argumenta que la inteligencia
está, por la mayor parte, a la merced de la habilidad de
ejercitar el autocontrol. Él nos dice, "lo que
estimamos en nuestras pruebas, no es la fuerza de la
voluntad, sino el autocontrol. Nosotros no podemos
controlar nuestro mundo, pero, sí que podemos controlar
cómo pensamos y nos comportamos acerca del
mismo."

Mischel, en su curiosidad científica,
aparentemente fue el "creador" de una prueba psicológica
con una capacidad "impresionante" de hacer predicciones futuras
que nos indica que debemos usar lógica
inductiva para resolver problemas psicológicos.

Mischel, como Piaget y
Freud, antes
que él, acostumbraran hacer, perfeccionó sus
protocolos
científicos sometiendo sus dos hijas a la rigurosidad
experimental mientras tomaban el desayuno con él.
Así fue como decidiera en el uso del malvavisco como
elemento esencial en su interacción con sus inocentes
voluntarios.

Lo importante aquí, como elemento
esencial, es: ¿Cuál es el factor determinante en la
capacidad de ejercitar autocontrol, y de dónde éste
proviene?

En tiempos pasados casi todos los
psicólogos asumían que la habilidad de los
niños para poder esperar dependía en la intensidad
del deseo que tuvieran de comer más de las golosinas. Lo
que resultaría ser falso.

Lo que estaba en juego para los
candidatos durante el experimento fue la "distribución estratégica de la
atención". En lugar de obsesionarse con el malvavisco —
el "estímulo caliente", algunos sujetos se
distraían jugando a las escondidas, cubriéndose los
ojos, o entonando canciones infantiles. Mientras usaban estas
técnicas de distracción, el deseo no
se borraba, sino que se movía a un lugar secundario en la
mente de los niños.

En los adultos esta habilidad se conoce como
la meta
cognición, o el pensar acerca del pensamiento.
Lo que usualmente asiste a algunos a sobreponerse a sus
impulsos.

Cuando Odiseo pidió que lo ataran al
mástil de su embarcación, lo hizo porque estaba
consciente de que nunca sería capaz de resistir el canto
seductor de las Sirenas, a menos que sucumbir le fuera imposible,
como el estar atado lograra.

Para Mischel y su equipo de investigadores, los
resultados de sus estudios son muy importantes en un
número de respectos, pero especialmente, en su capacidad
predictiva de comportamientos futuros.

De acuerdo a estos descubrimientos, si alguien
puede estudiar, preparándose para sus exámenes de
colegio en lugar de ver la
televisión, entonces, en el futuro esa persona
será capaz de evitar gastos
innecesarios para ahorrar dinero para su
retiro.

"No es sólo acerca de no comer
malvaviscos", nos dice el científico.

Odiseo atado al mástil evita la
seducción por las Sirenas.

Trabajos posteriores por Mischel y sus colegas
revelan que las diferencias en algunos de estos comportamientos
pueden observarse a una edad tan temprana como son los diecinueve
meses, cuando algunos niños se desmoronan cuando los
separan de sus madres mientras que otros logran distraerse
inspeccionando el entorno donde están.

Lo que es congruente, en muchos casos, con las
labores de Chess y Thomas.

La presencia avanzada durante el desarrollo de
la capacidad de dilatar sugiere que ésta posee un
componente genético. Lo que no está de acuerdo con
el pensamiento de Mischel cuando éste nos dice que "en
general, tratar de separar la Nature vs Nurture es tan sensible
como tratar de separar la
personalidad del individuo de la situación en que se
encuentra".

Para él las dos tendencias son heredadas y
se refinan por medio del ensayo y
error, como se acostumbra cuando se programan las computadoras.

Por medio de algunos métodos
artificiales, por ellos desarrollados, el grupo de Mischel cree
que ha logrado enseñar a los niños métodos
de prolongar su capacidad de posponer gratificación
inmediata.

Pero existen problemas para repetir las pruebas
que de niños se llevaran a cabo, en adultos que ahora
cumplen cuarenta y cinco años y quienes no van a responder
a la tentación de un dulce.

Corteza cerebral

Para lograr sus objetivos los
investigadores usaron computadoras portátiles en las
cuales habían cargado programas que
determinaban diferentes clases de memorias,
denominadas "pruebas de supresión", donde se les pide a
los voluntarios que "olviden" información que ellos
deberían de recordar normalmente. Entre éstas la
más destacada es el Stroop Task uno de los
experimentos clásicos de la psicología del Siglo
XX.

En estas actividades, los sujetos originales
capaces de la mayor dilación se condujeron de manera
más eficiente que los que respondieron impulsivamente.

Estos últimos experimentos demostraron
que, a medida que la capacidad de dilación en los
niños disminuía, que ésta se reflejaba en el
número de errores cometidos como adultos.

La pregunta que todavía debe de ser
contestada por los investigadores, en las pruebas de seguimiento,
es la de si estas diferencias de comportamiento podrían
ser detectadas en los escáneres de resonancia
magnética funcional que hoy se utilizan. Lo que aun no se
ha logrado.

Por ahora, ya se ha señalado que las
regiones del cerebro
involucradas en las memorias investigadas residen en la parte de
la corteza frontal que queda como un voladizo detrás de
los ojos, incluyendo además la corteza pre-frontal
dorso-lateral, la corteza pre-frontal anterior, la corteza
cingulada anterior, y los giros inferiores frontales derecho e
izquierdo.

Pero asimismo los investigadores admiten que
resta por codificar la influencia de los factores
genéticos que puedan jugar un papel en los comportamientos
estudiados.

Ésta es la parte que espera ser la
más difícil de todo el proyecto, ya que
todavía, desde la compleción del Proyecto del
Genoma Humano en el 2003, muchos de los genes permanecen
indeterminados. Obligando a que los científicos limiten su
atención a los senderos dopamínicos, ya que estos
neurotransmisores regulan ambas, la
motivación y la atención.

Pero, dado el tamaño reducido de la
cohorte estudiada, los resultados no parece que serán muy
promisorios.

Veamos un caso cuya incapacidad de dilatar le
causaría muchas dificultades aún en la vida
universitaria

Mimsi (o
Miriam).

Mimsi era el diminutivo hebreo de su nombre de
pila: Miriam

Nos conocimos cuando apenas cumpliera cuatro
años y fuera llevada a la William Greenleaf Eliot
Divission of Child Psychiatry de Washington
University por su madre angustiada.

Mimsi era la tercera de tres hijos, dos varones
mayores que ella, víctimas todos del trastorno que
caracteriza muchas familias disfuncionales, las disorexias en
cualquiera de sus manifestaciones clínicas.

Todos eran rotunda y crónicamente
obesos.

El problema mayor para esta niña en toda
su vida sería la falta de regulación afectiva y de
autocontrol, como apreciaremos a medida que nos familiaricemos
con su historia que
encaja cómodamente dentro de las investigaciones que
Mischel y sus colegas condujeran.

Pero, antes de continuar, recordemos a algunos
pioneros en el campo de la paido-psiquiatría cuyas
contribuciones al entendimiento del carácter no pueden ser omitidas. En esta
específica coyuntura nos referimos a los esposos Stella
Chess y Alexander Thomas. Cuyas investigaciones en las variedades
de temperamento no fueran tomadas en consideración por
Mischel y sus colaboradores, como tampoco tomaron en cuenta las
características individuales de cada candidato.

Lo que hicieron simplemente fue ofrecer
malvaviscos a un niño de cuatro años, le dieron la
opción de esperar, procediendo a determinar sus
comportamientos, dentro de una muestra
representativa modesta, la que hoy desean aplicar no sólo
a predicciones de psicopatología, sino que esperan
ajustarlas a interpretaciones de índole
neurocientíficas.

Oh, del encanto seductor de las interpretaciones
neurocientíficas.

La muñeca por Fernando Botero

Si uno se distancia del escenario ofrecido y,
simplemente, le pide a los niños en cuestión que
repitan, a los cuatro años, la palabra "malvavisco", puede
que recibirá una mayor sorpresa — no importa el lenguaje
nativo de quien, a esa edad, confronte este dilema.

Ahora es tiempo de continuar con Mimsi

Mimsi era muy infeliz y a su vez, hacía la
vida de quienes la rodearan un infierno.

Sus pataletas, cuando no se le otorgara de
inmediato, lo que a gritos exigiera, eran legendarias. Jugaba con
sus materias fecales, se orinaba en la cama y donde quiera que la
oportunidad se presentara, maltrataba los animales
domésticos, mordía, se apropiaba de los
artículos que a otros pertenecieran y consumía
cantidades enormes de dulces.

Era obvio que algo tenía que cambiar si
aspiraba a ajustarse al pre-escolar que comenzaría en
breve.

Cuando la vimos estaba tomando Ritalina, que
había sido recetada por un neurólogo de
Columbia University. Medicina que
fuera descontinuada por nosotros, porque le había
producido tics guturales y faciales.

El tratamiento de esta niña fue una
ordalía prolongada para ella y para su familia.

Comenzó su vida escolar en la escuelita
estructurada que operaba Washington University en su
Child Guidance Clinic. Prosiguió su educación en el
Child Center of Our Lady of Grace como residente hasta
terminar el bachillerato.

Transfirió a la Universidad de Missouri
(UMSL) en Saint Louis, donde se enroló primero en
la pedagogía, luego en la facultad de trabajo social y,
finalmente, a los veintitrés años de edad
abandonó sus estudios y se empleó como
recepcionista en la oficina de
abogados de un tío.

Comer era su hobby y vomitar la solución
seleccionada para tratar de evitar el incremento de la obesidad que,
para ella, era agobiante.

Sus hábitos de higiene eran muy
pobres y, a menudo, resultaban en el ostracismo social.

La terapia siempre era frustrada por su
inhabilidad general de llevar proyectos a su
conclusión. Abandonaba las sesiones sin molestarse en
cancelar.

Todos sabíamos que Mimsi tenía
problemas de impulsividad y de regulación afectiva. Eso
era obvio.

Trastorno por déficit de
atención

Lo que pareciera improbable era lograr establecer
la estrategia
terapéutica que le brindaría alguna solución
a esta atormentada e inmadura mujer.

Al final, lo que mejor funcionaría
sería una combinación de contingencias:

El proceso de
maduración normal que ya estaba finalizando y la terapia
intensiva con un terapeuta de mucha experiencia.

Volviendo a Minschel y sus dulces. En su
entusiasmo este investigador confía en que para coartar
los chances de que niños impulsivos tengan problemas en el
futuro, que la siguiente cita de su pensamiento lo resume
todo:

"Nosotros deberíamos de ofrecer
malvaviscos a todos los niños en kindergarten. Entonces
les decimos: ¿Ves este marshmallow? No tienes que comerlo.
Puedes esperar. Yo te enseñaré
cómo."

Un caso más de la "psicología del
ingenuo".

En
resumen

Los estudios aquí descritos ignoran muchos
factores esenciales en el entendimiento del ser humano y de
cómo su cerebro opera durante el proceso de su
maduración.

Desde los estudios pioneros conducidos por el
grupo de Mark Stewart en Washington University y
más adelante en la Universidad de Iowa en Iowa
City, bajo António
Damasio, siempre se ha creído que los niños
impulsivos que se adaptan a los criterios diagnósticos del
ADHD, son víctimas de retrasos del desarrollo
normal afectando áreas especificas del
encéfalo.

Desarrollo del cerebro

En noviembre del 2007 un grupo de investigadores
del National Institute of Mental Health (NIMH) y de
McGill University anunciaron que habían
descubierto los déficits específicos del cerebro de
los pacientes con problemas de esta naturaleza.

Los cerebros de estas personas se desarrollan muy
lentamente si se comparan con los normales. Lo que no cambia es
el proceso mismo.

Las áreas más antiguas en la
evolución del cerebro — como son la
corteza motora y el tronco cerebral — son las primeras que
maduran en los niños. Éstas son totalmente
funcionales cuando se llega a la pubertad.

Pero otras áreas que son "invenciones
biológicas" nuevas como son los lóbulos frontales,
no terminan el desarrollo hasta que la adolescencia
concluye, la corteza pre-frontal siendo la última estructura
encefálica en completar su desarrollo.

Estos hallazgos nos suministran la llave al
entendimiento del comportamiento de los adolescentes
quienes son más inclinados que los adultos a envolverse en
comportamientos impulsivos y arriesgados.

Un estudio reciente en Cornell
University demostró que el núcleo accumbens,
un área del cerebro que se asocia con el procesamiento de
recompensas, era más activo de manera significativa en el
cerebro adolescente que la corteza pre-frontal, la parte del
cerebro que ayuda a resistir las tentaciones.

Lo que no invalida la realidad del hecho de que
cuando el proceso de la maduración concluye que la
tendencia a comportamientos impulsivos — como fuera en el caso
de Mimsi — cesará. Resultando en que en esta
situación quien tiene que ser "paciente" es el terapeuta.
Proveyendo soporte mientras que, ambos terapeuta y paciente
esperan.

La profilaxis y la terapia para estos individuos,
como antes hemos indicado, es por necesidad un ejercicio en la
aplicación de métodos multifacéticos entre
los cuales la psicoterapia
— cuyos efectos impactan directamente en la estructura cerebral
son de importancia crucial.

No creemos que enseñar a niños de
kindergarten a controlar sus impulsos para "aprender" a comer un
malvavisco posee ningún valor
justificable considerando nuestros conocimientos actuales.

¡Caso concluido!

Bibliografía

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  proceso de publicación)

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca