La "Prueba del Malvavisco" y su incierta capacidad predictiva de futuros problemas del comportamiento humano
Las implicaciones del experimento, años más
adelante
La inteligencia y el autocontrol: ¿Nature vs
Nurture?
En resumen
Bibliografía
Yo me enteré de la, relativa, importancia
de la "Prueba del Malvavisco" cuando leyera la excelente
contribución a las neurociencias que publicara Jonah
Lehrer en su libro titulado
How we Decide.
La monografía
aludida hace referencia a un experimento que, en el 1970, Walter
Mischel, un psicólogo experimental en la Universidad de
Stanford, comenzara bajo el nombre genérico de "The
Marshmallow Test". Este experimento consistía en un
análisis de la capacidad de autocontrol
entre niños
quienes apenas cumplieran los cuatro años de edad.
Antes de proseguir con la parte científica
de esta ponencia es necesario que describamos lo que son los
marshmallows, (dulces muy populares en
Norteamérica), o malvaviscos, como la RAE de la lengua los
designa en nuestro medio. Para su descripción recurrimos a varias
enciclopedias en el internet. Un breve resumen
de nuestros hallazgos sigue:
Marshmallow o malvavisco
"El malvavisco es
una confección que, en su forma moderna,
consiste en una combinación de azúcar o jarabe de maíz, agua, y
gelatina que se ha suavizado con el uso de agua
caliente, dextrosa, y saborizantes, batidos hasta
lograr una consistencia esponjosa.
"Los americanos comen alrededor de 90.000.000
libras (41.000 t) de malvaviscos al año".
Por ello, entre otros factores relacionados a la
alimentación deficiente, los habitantes de
los Estados Unidos
baten todos los records mundiales en el campo de la gordura.
Por supuesto, que el malvavisco no representa la
comida que — en base a conocimientos actuales acerca de la
nutrición
infantil y la obesidad —
los padres desearían iniciar en su consumo a sus
hijos jóvenes, como Mischel, en su entusiasmo, tan pueril
como acoplado a la ambición científica, hiciera.
Pero, veamos.
Examinemos la prueba en sí y en qué
consistió
El método
Niños de ambos sexos, fueron reclutados de
entre los alumnos de un pre-escolar experimental que, entonces,
mantuviera la Universidad de Stanford llamado Bing Nursery
School.
Mischel invitaba a los candidatos infantiles
haciéndoles una pregunta sencilla: "¿Te gustan los
malvaviscos?"
La respuesta obtenida por el investigador,
siempre fue afirmativa
Entonces, el psicólogo le hacía una
oferta al
pequeñín. El niño podía, o comer un
malvavisco de inmediato o, si estaba dispuesto a esperar unos
cuantos minutos, mientras que Mischel terminaba haciendo unas
diligencias y retornara, éste podía comer dos de
las golosinas, en lugar de una.
Decisiones. decisiones y aún no tengo la
edad para hacerlas.
Prácticamente todos los participantes
decidieron esperar, ya que todos, aun siendo muy jóvenes,
deseaban más de los dulces, sin poder
anticipar las consecuencias remotas en su IMC de su placer
juvenil, como adelante tendremos la oportunidad de apreciar.
Mischel, entonces, antes de salir de la
habitación, le decía a los pequeñuelos que
si alguien deseaba hacerlo, podía tocar un timbre, y que
el psicólogo retornaría para que pudiese comer
su "marshmallow". Lo que significaba que
renunciaba a la segunda parte de la recompensa.
Ante la situación planteada, la
mayoría de los pequeñines no podían resistir
la tentación de comer de inmediato los manjares, que la
urgencia del consumo del azúcar les impusiera.
Mientras esperaban.
Muchos de los niños se cubrían los
ojos con las manos para evitar la vista del dulce. Otros daban
patadas a la mesa. Otros se contorsionaban o se tiraban del pelo
en desesperación y angustia durante el aguardo
forzado.
Al final, pocos fueron capaces de dar tiempo al
tiempo por unos quince minutos. La mayoría sólo
duraría un minuto en espera, comiendo la golosina tan
pronto como Mischel salió de la habitación sin tan
siquiera molestarse en tocar el timbre.
El significado de la prueba
Como hemos dicho, esta era una prueba de
autocontrol para los niños y de la función
del cerebro en una
situación estructurada.
Veamos
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