Cultivo de cardiomiocitos humanos en terapia celular para el tratamiento de cardiomiopatía isquémica
- Resumen
Objetivos
Ubicación del problema a investigar
Hipótesis
Marco teórico
Los Cultivos Celulares
Cultivo Celular de Células Cardiacas
Bibliografía
Resumen
El empleo de células madre embrionarias, para el
tratamiento de cardiomiopatías es una de las herramientas
mas usadas en la actualidad, pero debido a las dificultades que
se presentan para trabajar con ellas como lo es la
obtención de embriones fecundados, se busca desarrollar
técnicas que permitan tratar estas enfermedades de manera
efectiva y con menos problemas, así la técnica de
cultivo de cardiomiocitos se convierte en la mejor opción
para el tratamiento de este tipo de patologías. En este
caso se utilizaran células cardiacas (cardiomiocitos) para
la elaboración de cultivos celulares en condiciones
adecuadas para evaluar la viabilidad de estas células y
así tenerlas como posible tratamiento para
cardiomiopatías isquémicas en humanos.
Introducción
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de
mortalidad en los países desarrollados. Concretamente,
sólo en Colombia se diagnostican 250 nuevos IAM (Infarto
Agudo de Miocardio) por cada 100.000 habitantes y año lo
que hace de esta enfermedad un problema de salud pública
muy importante. La insuficiencia cardiaca (IC) es la principal
consecuencia clínica de la cardiopatía
hipertensiva, isquémica o idiopática, y se debe a
la disfunción de las células musculares
cardíacas o cardiomiocitos (Cohn et al., 1997). La
ausencia de células madre cardíacas así como
la incapacidad de los cardiomiocitos de replicarse y regenerar
las células destruidas constituyen las bases
anatomopatológicas de la IC.
El tratamiento médico ha mejorado
significativamente la supervivencia de los pacientes con
insuficiencia cardíaca (Cohn, 1996). Sin embargo, la
única alternativa terapéutica curativa para la IC
grave es el trasplante cardíaco, que conlleva un elevado
coste económico y una morbilidad importante. Por todo ello
resulta evidente la necesidad de desarrollar nuevas estrategias
terapéuticas que permitan una aproximación mas
fisiológica, segura, económica y menos agresiva
para el tratamiento de la IC. En los últimos años
se han desarrollado nuevas estrategias dirigidas a estimular la
regeneración del músculo cardíaco o a su
sustitución por células con capacidad
miogénica (Kessler and Byrne, 1999).
Los cardiomiocitos se generan a partir de un precursor
celular que se divide y da lugar a grupos de células del
mismo tipo. Durante la vida fetal, estas células empiezan
a diferenciarse y aparecen en su citoplasma las miofibrillas
contráctiles. Estos cardiomiocitos fetales
contráctiles conservan todavía la capacidad de
dividirse a pesar de encontrarse en un estado diferenciado y, en
el caso de los seres humanos, esta capacidad se mantiene hasta
los 3-4 meses de vida posnatal (Zak, 1994). En general, se supone
que a los pocos meses del nacimiento ya poseemos el número
máximo de miocitos cardíacos que podemos llegar a
tener, y que a partir de este momento las células que se
pierdan ya no van a poder ser reemplazadas, lo que conduce a una
disminución progresiva de su número hasta la
muerte. Éste es el modelo de crecimiento que se ha
considerado válido para las células musculares
cardíacas y para las neuronas del sistema nervioso
central. Por el contrario, el resto de las células del
organismo conservan la capacidad de dividirse después de
haber alcanzado un estado estacionario diferenciado.
En diversas opiniones este concepto del corazón
como órgano no regenerativo está basado en
observaciones superficiales y no está de acuerdo con los
datos recientemente obtenidos en animales experimentales y en
humanos. Estos resultados demuestran que el corazón es un
órgano en regeneración continua que aumenta la
producción de nuevas células musculares en
respuesta a diferentes estímulos fisiológicos y
patológicos (Anversa et al 1996). Esta capacidad
regenerativa ofrece nuevas oportunidades para el tratamiento de
la insuficiencia cardíaca.
Los cultivos celulares se han evidenciado como un buen
modelo experimental, ya que permiten reproducir in vitro de una
manera semejante las condiciones que las células tienen in
vivo. Aunque para su realización presentan algunos
problemas técnicos, creemos que, en muchos aspectos, son
más útiles que los modelos de
experimentación animal. Por ello, progresivamente se ha
generalizado su uso en diversas disciplinas biomédicas
(Cofan et al 1992).
La obtención de cardiomiocitos sanos de pacientes
con cardiomiopatías isquémicas, para cultivo
celular nos da una herramienta muy importante para realizar
trasplante celular en estos pacientes con el objetivo de que se
produzca la regeneración de tejido muerto, evitando
así problemas como es el rechazo u otras afecciones
cardiacas asociadas.
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