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LENGUA DE
PUEBLO
Héctor Hidalgo Quero
ENTRE CANTOS DE PÁJAROS.
El canto paraguanero fue el mejor maestro.
Allí se concentraron las vivencias que con el pasar del
tiempo se
convertirían en canción…
Su música es un cantar
de pájaros entre monte y corazón.
Sonido
orquestal de larga nota asimilado en El Barbasco. El respeto hacia la
naturaleza,
por sabia y compañera. Charrasqueo de cuatros inimitable y
guitarra defensora de galopante percusión.
GOLPES DE ESCARDILLA
SOBRE LA TIERRA
SECA.
El campo paraguanero fue el mejor maestro.
El amor a la
lluvia anunciadora de puntos amarillos de alegría y vida.
Signo natural del trabajo de la
tierra.
Maíz y
tapiramas. El muchacho agradecido de los frutos cosechados en el
pedazo de tierra prestado.
La siembra, como aliada en la
sobrevivencia. Leguas interminables, bajo el ritmo de los baldes
en el hombro, tras el encuentro con los pozos. El sembrar en seco
con la esperanza de un norte.
Y LA ROJA Y SILVESTRE
COSECHA
DE LOS SEMERUCOS
El campo paraguanero fue el mejor maestro.
El recuerdo imperecedero de una mata de semerucos que acaba de
dar sus frutos es núcleo de la canción honrada: la
de la bucólica cuna y frente digna y brazo solidario. La
que nació para cantarse "en una sola época: la
humana".
Rojo como el común de vida. Cada
semeruco era un verso que se quedaba adentro, después
florecerían para todos como ineludible guía, cual
mensaje permanente.
SE NUTRE LA CANCIÓN
La búsqueda de mayores posibilidades
de llevar la vida es el acercamiento hacia la playa. Es la
venta de
empanadas y pan dulce. La ocasión del limpiabotas y del
ágil maletero sorprendido por la TACA.
Es aprender a leer y a escribir a los diez
años, junto a pescadores atentos a las lecciones del
maestro Figueredo.
SERENATEANDO
La canción no había pasado,
todavía, de la mera diversión, de la enamorada
serenata. Del bolero: "cuatrocientas y pico de canciones
románticas".
Pero… allí andaba la
canción. Eran días sin preguntas. La música
de pájaros, lluvia y semerucos entre Las Piedras y una
Caja de Agua.
DESDE TRUCO
A BALCONCITO
El recuerdo del tanque colectivo es la casa
de vecindad caraqueña. El liceo "Caracas" y el
acercamiento hacia la estrella roja. Alma
Máter.
El riesgo, que
creció con el infante capturando mientras repartían
propaganda
subversiva.
ESCUCHA EL GRITO.
Las vivencias brotan y se alejan las
canciones que no "tenían como protagonista al hombre, en
donde el paisaje era el paisaje y nada más".
La militancia política, iniciada en
1959, se profundiza. La lucha clandestina aligera el parto
definitivo.
SENSIBLE Y TENAZ.
Alí
Primera: sensible y tenaz.
La Humanidad desde un calabozo. El momento
de la reflexión definitiva. El de la resistencia y
la moral en
alto, deteniendo la oscuridad de Las Brisas.
La caja de cartón como instrumento.
El aporte diferente. La búsqueda de la canción del
hombre para el
hombre.
La carga sobre Caracas para aminorar el
fracaso guerrillero. El contacto con las masas, ahora
acompañado del Comandante y el Tío
eternos.
La claridad del cantor. El nacimiento
grande del cantor:
"Yo no sabia lo que era un cantor por la
incomunicación planteada. La gente estaba oyendo algo
nuevo, pero había algo importante que en mí se
sembró para siempre: el papel desinhibidor del cantor y
del canto que se hace cuando se plantea en él un respeto
por el hombre…
La música, cuando se ponen a
cabalgar en ella versos donde el protagonista es el hombre hecho
combate, cuando el amor que se
nombra ya no es el individual, el intimo, sino el amor solidario
por todos los seres humanos, cuando el verso además de
divertir proporciona elementos reflexivos y concientizadores,
cuando la canción cumple estas características se
convierte en un arma popular que defiende al pueblo".
LA CANCIÓN ES NECESARIA.
"Humanidad" significo el encuentro del
camino lleno de pájaros, donde el golpe de escardilla lo
transforma en tierra fértil y se cosechan los rojos
semerucos.
Es la canción necesaria, que a la
vez es solidaria y busca la unidad del pueblo venezolano y la
victoria del pueblo salvadoreño.
ALÍ PRIMERA.
Con el clavel de su vida, convocando a
través de la sencilla filosofía aprendida de los campesinos
paraguaneros:
"El trabajo de
roturar y sembrar los campos es más llevadero y
esperanzador cuando se oye el bullicio de los compañeros
¡metiéndole el lomo! a la tarea
común".
Ali primera. Cantor nutrido de paisaje y
hermandad. Bajo una mata de trompito, entre cantos de chuchubes y
guacoas, chengas y turupiales anuncia la frescura de su cosecha
buena, y nos ofrece sus frutos para que después sembremos
las semillas.
Mundo de Acacia
Lluvia de Octubre 1987.
Nota del editor:
Las lluvias aliprimeristas de Guillermo de
León Calles
La
investigación se hace más firme cuanto
más cercana en tiempo y espacio estén las fuentes de que
disponga quien ejerce este difícil oficio de
escudriñador de hechos y relaciones para conseguir
núcleos de verdad, comprobables por diversos medios y modos
de que disponen las ciencias, en
este caso sociales y humanísticas. Por tanto, le
concedemos valor al
testimonio tomado en medio del fragor de los hechos, objeto de
atención, y esta apreciación se
multiplica en el caso de la indagación acerca de la vida
de alguien. Por eso hemos querido traer a la presente entrega el
de gente muy cercana a Alí Primera, desde el punto de
vista del parentesco sanguíneo y del ámbito
espacial en que se movió el juglar paraguanero, tanto en
su país natal como fuera de él.
Guillermo de León Calles no necesita
ser presentado, por cuanto el propio Alí lo incluyó
en su célebre canción "Falconía" como uno de
los más recios pilares de la identidad
regional. Generalmente introducido como el "cronista de Punto
Fijo" o poeta de talla nacional, sin embargo yo lo traigo
aquí como el genial "reconstructor de almas" a partir de
una precisa e intensa mirada en la gente que rodea o ha estado en
contacto con el objeto de sus crónicas biográficas
noveladas. Creo que su texto, impreso
en forma de folleto a pocos meses de haberse producido el
trágico deceso de Alí, resulta la madre de los
escritos posteriores que se han hecho para apresar los hitos
fundamentales inscritos en la genial trayectoria vital del
sembrador de la Patria Bonita, a la que le dedicó casi
completamente todas sus mejores energías y
desvelos.
El principal "documento" con que opera
Guillermo en su arte de
prestidigitar ámbitos espirituales es el de los seres
humanos..¡vaya a usted a saber la complejidad de su objeto
y el delicado arte de urdir los hilos, tejer y destejer las telas
de que se compone la existencia del Homo Sapiens¡ Pero con
la subjetividad o subjetividades deberemos de andar con cuidado
quienes hemos asumido la pasión del estudio y la investigación como profesión y
entrega absoluta de nuestras vidas. Saber elegir muy bien las
fuentes de
información y operar con ellas con el rigor y la
exigencia que exige el conocimiento
científico es garantía de que los resultados
que se obtengan con ello puedan ser plausibles. Es ideal que los
estudios antropológicos y etnográficos puedan
verificar con fuentes documentales lo afirmado por la gente en
entrevistas,
encuestas o en
otros instrumentos de
medición sociológica. No obstante, deberemos
estar conscientes de las debilidades y a su vez ventajas del uso
de cada uno de los tipos de fuentes de que se dispone, y
también de la combinación de unas y otras,
según convenga. A lo que se desea demostrar.
"Las lloviznas del turupial", no obstante
estas advertencias oportunas, como relato de hechos recién
acaecidos, se nos ofrece como un modelo de lo
que se avanza y se alcanza cuando se sabe pisar el terreno firme
de las fuentes primarias, del testimonio de quienes han estado en
primera fila participando en el desplazamiento y trayectoria
fugaz e intensa de sus seres queridos que, repentinamente, han
escapado de su presencia, sin que lo hayan podido calcular ni
mucho menos evitar.
Las lloviznas del turupial
Guillermo de león Calles
Qué Coro más
triste
Carmen Adela acaba de acomodarse el
pañuelo enlutado entre el caballo que se resiste a
envejecer. Desde bien de mañana inició el
trajín en los espacios presentes de su hijo Alí
Rafael. Contempla con fervor los matices encendidos de lienzos y
afiches y rebusca testimonios en la maleta vieja que a lo mejor
la compaña desde la primera vez que emigró de
Paraguaná para prepararles las viandas a la Policía
de Coro o mandar a los muchachos a vender gofios y batíos
"por esas calles de Dios ".
En un verano intenso de aquel de 1940. Las
lenguas secas
y los estómagos ácidos
remontaron de nuevo orillas del mar y medanales. Carmen Adela
Rossell, que así es su nombre completo, le enfrentó
su carácter vertical a las realidades y
cumplió con la promesa de acompañar a Antonio
Isidoro, su marido, hasta donde la suerte y las necesidades le
reservaran un lugar.
_Jesús Rossell fue el primero en
irse a Coro- comenta con bastante soltura – y como era
oficial de la policía, logró conseguir unos puestos
a Antonio Isidoro, Panchito y Fito Primera y a Genaro
Ruiz..
El nuevo oficial de la policía
está en su casa en la calle La Paz. Habían
nacido Asisclo, Adita, Alfonso y Toña. En San
José de Cocodite quedarán enterrados los
cachubes que cortó Mama Pancha entre rezos y tardes
olorosas a bosta seca. La casa de Coro es una sombra que se
proyecta con pisadas coloniales.
Alí primera nace en la maternidad
Oscar M Chapman el 31 de Octubre del de 1942. Afuera el General
León Jurado apura a sus pasos para entrar en la casa de
Gobierno como
Presidente del Estado Falcón.
La Mujer que dio
permiso a Yiyo para que luchara por los humildes, la que le
enseño a no matar las mariposas, entristece su pasado de
madrugada y ser nacido para "jalar batea¨ para hablar de un 4
de Agosto aciago en que un criminal arrebatara varias vidas y
condena a la miseria total a familias que vivieron durante meses
la siembra de la de la esperanza.
– Pedro Agüero se llama el matroso –
casi lo mata nuevamente con la palabra.-.A él lo trajeron
para colocarlo en la sala de Bandera y a pesar de que el finao
Antonio Isidoro advirtió que era un elemento peligroso
nunca le hicieron caso.
La madrugada se vuelve más oscura.
Dan las tres de la mañana y un revólver se encarga
de oscurecerla más. El Coronel Jesús Díaz es
el primero en caer. La necesidad de matar se enreda en las
cabuyeras y Juan Castellanos aquieta sus últimos bostezos.
Antonio Isidoro se mece ligeramente en la hamaca .Pedro
Agüero lo hiere, insiste, corre, huye y antes dispara en la
columna de Gregorio Colina. El hospital "Antonio Smith" se llena
de gritos. A los cinco días, entre los brazos de Carmen
Díaz, dejará varios huérfanos. Ali
tendrá apenas dos años y Héctor se refugia
en el pecho de Carmen Adela. Habrá que volver a las rutas
de los semerucos. El vendaval del sur, a cabalgar
caminos.
Monche escucha con interés el
relato de la abuela que enfusila los vocablos. El es el hijo
psiquiatra, el que fue adelante para encontrarse con Alfonso en
la Caracas de hace años. Carga encima una chaqueta
impermeable y una mirada derrotada por el trasmocho. Habla en
tono repetido.
Pedro Aguero no fue más que un
paranoides.
Carmen Adela no entiende, no tiene por que
entenderlo. El pañuelo enlutado se cubre de venganza
retroactiva y su cuerpo grande cae en la precisa orilla de sus
reflexiones. Bate la cabeza para afirmar :
No Monche el no fue lo que vos
decís. Pedro Agüero fue un matroso.
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SAN JOSE DE COCODITE: VERAPAZ
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Con una pensión oficial de cien
bolívares mensuales una mujer vestida de
negro llega a la casa grande. Mama Chayo los espera en Verapaz,
nombre plácido delo que va a ser su asiento en San
José de Cocodite. El cielo es el mismo que dejaron
colgando cuando se fueron a acompañar a la Cruz de San
Clemente. Un azul de juguetería, las cuatro nubes que no
se cansan de jugar al escondido y una plegaria que se devuelve
hasta las cálidas manos de Mama Pancha.
–La casa quedaba en El
Barbasco—recuerda Monche—y Mama Chayo se llamaba
exactamente María del Rosario. Allí vivimos hasta
el año 47.
Alí ha comenzado a tener
participación activa dentro de su niñez. El hermano
mayor, Asisclo, inicia sus estudios y es necesario buscarlo en
unos burros que el ponedor de nombres de siempre bautiza como
"Tatico" y "Guarapo". Hay que hacer los mandados en Curaragua. La
bodega de Pedro Revilla queda un poco lejos y si no se apuran los
muertos le saldrán en la noche y las luces de las botijas
enterradas encandilarán las veredas.
El niño de poco peso, y mente que
acompaña el vuelo de los volantines se asoma como oyente
en la escuelita de la Maestra Lupe Valles. El dame mi faja y toma
tu faja de Alejandro Fuenmayor se confunde con el cacaraqueo de
las gallinas, que lleva en venta el chavalito de Carmen Adela, y
al regreso el cuento del
torito negro y el torito colorao participa de la siembra que
más tarde dará semerucos, auyamas, tapiramas y
pepinos y que alguna vez marcará unas canciones olorosas a
tierra fresca.
CAJA DE AGUA: LA CALLE COREA
Los radios de batería hablan sobre
los vestigios de la Guerra Mundial.
Corea es un nombre nuevo con sabor a combates que la gente de
Caja de Agua lo toma para la rebeldía de una calle, que
perpetuará su connotación agresiva con el nombre de
Guaicaipuro. En esta calle vivieron los Primera, porque Asisclo
trabajó como office boy en la
Creole y logran, primero, alquilar una casita en la Calle
Comercio; y
después, consignar a Alí en las bondades de Carmen
Díaz para que su pan dulce llene las cestas del cantor que
pregona amasijos entre las puertas llenas de timidices y caobas
precarios.
–Carmen Díaz lo quiso como un
hijo—repite el hermano por encargo de las voces del
tiempo–, tanto como sus madrinas Omaira Sánchez y Teresa
Añez. ¿Qué quién fue su padrino?
Pues, el Teniente Julio Jordán.
Ahora el recuerdo va vistiendo a Asisclo de
Guardia Nacional. Lo pone firme, vestido de verde militar, con la
palma de la mano derecha contra la sien y unos reflejos metidos
en el marco de este cumplimiento de servicio
militar obligatorio, San José abre nuevamente sus vientos
para el regreso de la familia y
desde allí amarra los recuerdos en un conuco prestado.
Allí certifica su oficio de sembrador. El anda con Monche
y con Héctor—Bagueuto—mientras el Tío Juan
amarra los recuerdos al árbol de la noche y luego los
desgrana en vendavales y magias pegajosas.
José Montecano, el que de verdad se
llama Esmil, apenas ha dejado el estribo de un canto solidario.
Viene con los ojos repletos de bullicio y el entusiasmo de
reproducir las canciones inéditas de su hermano
configurado en Latinoamérica.
–Yiyo nos cantaba—la guitarra busca
acercarse al ritmo del pasado—que el Tío Juan les
hablaba de las chivas, de la lluvia, de la esperanza, en los
días que recorrían las cabras dadas al tercio. El
tío Juan era el comerciante. A las cabras las alimentaban
con hojas de olivo, dividive, hojas de laguarí y tunas que
quemaban en un jacho. Tío Juan era el marido de Mama
Pancha y mis hermanos llevaban siempre ocho chivas de la casa de
él a la casa de Verapaz.
Alí, Balikia, como lo llamó
su inseparable Héctor, está allí, intacto,
dentro de unos azules que le inventó el pintor
Jesús Blanco, está en la casa que tantas veces
recopiló su voz, entre las botellas de aguardiente de
pueblo. Está dciendo que en la calle Corea se
tropezó una vez con un hombre militante de la Patria Buena
que sabía darle a las cuerdas del cuatro y tarareaba
completa la letra de "Cabeza de Hacha".
LAS PIEDRAS: LOS PERUCHOS
PEDRO Moreno Valles todas las tardes
recostaba una silla contra la pared de su casa para charrasquear
el cuatro y acompañar la nostalgia que se prendía
en las notas del valse "Lluvia". A ratos llegaba Pedro Revilla
con la guitarra y toda la armonía del mundo bautizaba las
audiencias de Alí. Ya zagaletón continúa su
vida de oyente, respaldado esta vez por los amores solitarios que
cultivaba el ama del Padilla en relación con su hermana
Toña. Es el inicio, el atrevido que le quita el cuatro de
las manos de su dueño y define su sueño
serenatero.
El Guardia Nacional consolidado, consigue
una casa en el campo Junior Staff de Las Piedras. Una casa de
madera, que
concebida para solteros, haAlí consigan trabajo como
cachifoscinaría la presencia de una familia que
complementa su vida con el agua y la
leña vendida por los hijos y la ropa rancia liberada por
las manos espumosas de la madre invencible. Las modestas
influencias de Asisclo hacen que Héctor consigan trabajo
como cachifos en el Comando Militar, y con ropa rehecha con los
uniformes dejados por el hermano, limpian cocinas, sirven comidas
y riegan los jardines.
–También se hicieron
limpiabotas.
El cajón de hoy no fío
mañana sí. Alí auscultando los pies que se
estiraban en el cemento de la
plaza de Las Piedras. Monche lustrando y estudiando en la "Luis
Roncajolo." Los zapatos de los gringos parecen espejos negros. El
marrón no es el de la piel del pan
dulce que se conoce, medio quemado, espoleado por el anís.
Las Piedras surge como un escenario definitivo. El maltrato, las
malas palabras caídas ante una media manchada, los
compañeros que cenan con sus mismos gases
devueltos. Las Piedras significan la franela prestada, el
pantalón roto que perteneció a un muchacho de ojos
azules. Las piedras serán lanzadas desde
entonces.
–Cuando regresé de
Caracas—quien habla es Monche—ni Alí ni
Héctor estaña en la Escuela y
entonces logré con la Maestra Pernalete y con el Director
Héctor Raúl Lugo que los inscribieran e ingresaran
de uan vez a segundo grado, porque ya sabían leer y
más o menos repetían de memoria la tabla
de sumar.
La amistad aparece
en Alí, como concepto
fundamental de la vida, en la edad temprana.Raúl Quintero,
"Caburito", será su amigo de siempre, Cumplido el quinto
grado en Las Piedras van a completar su Primera en el Grupo Escolar
Alejandro Ibarra de Caja de Agua, para el momento dirigido por
Mercedes de Zavala. Un poco atrás quedarán las
canciones aprendidas con el cuatro que le trajo su hermano de
Caracas, las novias de besos y papelitos con flores de amor, los
corazones atravesados por una flecha y los días en que
manejaba los carros de Cayayo Sierralta, Néstor Navarro y
Otilio Chirinos cuando él teniendo catorce años se
los entregaba para que los lavara. En cambio,
siempre andarán con sus ideas políticas
los volantes regados contra la dictadura de
Pérez Jiménez, las tertulias con los pescadores
Juan Bariaca, Tulio Guariato, Bolivita y el viejo
Mingán.
Carmen Adela no permite que alguien se vaya
sin tomar café.
El pañuelo ya se ha vuelto del color del
líquido de la taza y sólo resplandece su mirada,
cuando le cae el afiche que diseñó Héctor
Hidalgo Quero. Anda llamando nietos, participa que Juan
Simón, el de Alí, ya le pasó la gripecita y
que en la radio le
están haciendo un programa especial
a su muchacho de ojos cantarinos.
–Tienen que decir también—la
taza se convierte de nuevo en espacio cristalino—que a
Alí lo quisieron como otro hijo los de la familia Reyes de
Las Piedras y que hay que mentar a los Quintero, los navarro, los
Morales y a Tata Amaya.
La sonrisa que Man le imprimió en
los gestos, induce a Alí Primera a referirnos que
Castañuela los ponía a boxear a él y a
Héctor en son de competencia y que
Chucho Reyes, el dueño del Bar "Pico y Palma", lo llevaba
como el mejor bochador de estos lados a las canchas de Coro y
Cumarebo para que los fanáticos apostaran hasta quinientos
bolívares por el destrozo del mingo.La sonrisa se
convierte en guitarra alta, y la memoria
fresca de los amigos de infancia
reafirma que la primera novia fue una hija de Isabel Antúnez
y que un montón de poemas cupo
entre las portadas de un cuaderno de a locha para enternecer
aún más la vida de un romántico.
CARACAS: LOS TECHOS ROJOS
La dictadura perezjimenista ya tiene
suficientes víctimas para la historia de oprobios.1956,
Caracas apenas comienza a abandonar los pasos militares de su
penúltima Semana de la Patria. El Centro Simón
Bolívar
con sus torres parte en dos las postales
enviadas al extranjero, y los discursos
tambalean las pantallas incipientes de los televisores. Al Liceo
Caracas ingresa Alí para realizar su bachillerato con una
experiencia temprana en la vida y un libro usado a
cuya portada Baldor y el Algebra le pusieron un turbante. Muy
pronto, cuando las sirenas del 23 de Enero del 58, enmarquen a
Wolfgang Larrazábal en las primeras páginas de los
periódicos, el paraguanero aparecerá agitando en
las calles, con una boina roja bien puesta y un carnet y una
conciencia que lo
llevarán a participar de la guerrilla urbana.
La Juventud
Comunista lo recibe desde siempre, como lo refiere el propio
cantor cuando nombra al gallito en la franela corriendo en una
competencia de bicicletas. Antes, cuando un disco prestado daba
vueltas en la clandestinidad de la democracia, su
voz de muchacho fracturada por la nicotina y los gritos ardientes
había negado que "Soy comunista venezolano, joven
comunista soy."
–El Partido—la palabra es la de uno
de los camaradas que prometieron seguir luchando por la
alborada–editó una tarjeta de navidad, donde
estaban contenidas en un 45, canciones como "Madre, déjame
luchar" y "América
Latina obrera."
La Universidad
Central de Venezuela es
el resultado del planteamiento de la lucha armada. La Revolución
cubana ha triunfado, y Fidel y el Che pasan a recorrer las
esperanzas de los partidos de izquierda y de los jóvenes
estudiantes que han aprendido en el marxismo-leninismo la redención definitiva
de la sociedad
latinoamericana. Alí Primera llena planillas en la
Facultad de Ciencias de la UCV para emprender en 1961 la carrera
de Química.
Anda emparentado con las ideas nuevas y los conservadores
principios de
los enamoramientos. La Residencia Stalingrado sabe de los apegos,
y al lado de El Capital se
colocan boleros y serenatas, que de vez en cuando encalidecen las
lloviznas del valle caraqueño.
La violencia toma
caracteres de torrente. Livia Gouvernier es muerta en el portal
de su propia juventud. Noticias de
Colombia y
recados bolivianos van aumentando el fragor de la sierra
venezolana. Las discusiones en la misma izquierda y los errores
reconocidos posteriormente, quebrantan el movimiento
subversivo. Presos, torturados, el Profesor
Lovera silenciado por las cadenas y un pico ahoga su
rebeldía en las aguas de Lecherías. Desaparecidos.
Las paredes de los más remotos pueblos del país,
reciben las ráfagas de las consignas vengativas.
Mártires. En pleno Gobierno de Raúl Leoni.
Alí interpreta el verdadero trabajo del cantor. Las notas
de "Humanidad." Las notas del himno Nacional escoltan el pensamiento y
aprende que esta es una canción para embanderar los
mejores momentos de la causa popular.
El pañuelo de Carmen Adela se ha
vuelto tricolor. En el patio unas gallinas todavía
picotean el olor de la manifestación que cargaba claveles
rojos en los llantos y puños en alto empujando las rutas
de los azules. Las siete estrellas del pañuelo se prenden
de la ventana humilde y alumbran la conversación de la
madre que reniega del silencio:
–Por eso su pueblo lo
acompañó hasta el final cantando el Himno. Vinieron
de todas partes. ¡Ah Mundo¡ Yo no sé
dónde conseguían tantas flores para mi
Yiyo.
Una de las cartas recibidas
en aquella época cuenta que Alí fue becado por el
PCV psra continuar sus estudios en Rumania. Ha grabado dos discos
largos que retozan en el compromiso del país protestario.
1968. El reloj del Rectorado le permite un hasta luego. El
líder
no quiso salir en libertad,
hasta que ocurriera lo mismo en sus compañeros, exprime
una nostalgia de semerucos y recita los versos encantados de Ho
Chi Minh.
RUMANIA
–El nunca estudió música. El
no fue a estudiar música, es decir, estudió por su
cuenta con una guitarra y un cuatro.
Rumania se le convierte en una chaqueta
gruesa contra el invierno y unas mañanitas donde el sol no es
anunciado por los chuchubes. A veces pensará Alí
que los baños de nieve que caen sobre los montes. Son los
nuevos trajes del cerro de Santa Ana, habitante eterno de su
mente. No hay tunas pellizcándole los pies descalzos y el
crepúsculo de Cocodite no es más que un
sueño recogido en su canción mansa. Hay que
continuar los estudios. Los avanzados semestres de su idolatrada
Universidad Central no puede quedarse como un expediente para la
frustración. De nuevo las fórmulas químicas
entretienen las noches tempranas con intenciones de
especializarse en materia
petrolera.
–Antes de obtener el grado—Monche se
ha desprovisto de los lentes—cuando ya casi completaba la
tesis,
volvió a desertar, porque de acuerdo con lo que me
escribió en uno de sus Diciembres, él no
quería someterse a la explotación de las
compañías petroleras.
El afiche que cuelga en la pared de
bahareque en la casa del Barrio donde todavía viven los
Primera, va vistiéndose en Rumanía con un
liquiliqui bien almidonado. Del sol que hicieron estallar las
manos de Julio Colmenarez se desprenden sonidos de maracas, y las
cuerdas tropicalizan la escena del compañero, que atenuaba
el exilio de joropos aprendidos en la infancia y algún
torrealbero menor escapado de la hacienda de Banco Largo. "Es
que me voy para Suecia", intenta decirles a sus amigos
latinoamericanos reunidos en torno al amor de
la tierra. Mireya ha terminado de espantar el tímido abuso
de un gato envejecido y en sus manos da vueltas una luna de masa
de maíz, que la baila frente a los dioses de la brisa para
que Alí tenga buen viaje.
SUECIA: LA PIEL DE MI
NIÑA
Estocolmo reúne los sentimientos del
sembrador de siempre con la frialdad de un cielo escandinavo.
Suecia había sido nada más que una página
abierta por los marinos que bajaban en Las Piedras para alojar
sus venéreas y exhibir pasión fingida de una mujer
rubia entre los brazos de un compañero comercial. Un
cuento pornográfico metido de contrabando en
las cintas del cine Roxi y un
beso lujurioso que se daba a cualquier hora en las plazas
prostituidas por estatuas de carne y hueso. Estocolmo negó
para Alí la propaganda regada en los muelles por la gente
de cara quemada por los hielos de una estación
irreverente. En su nueva Suecia de estos días, el amor se
mezcla en un parque solitario y los cantos se mecen como los
panes dulces de Carmen díaz en las cestas horneadas por el
calor de la
calle Corea.
–Supimos de Shimpi, está muy
bien—afincan Edgardo y Ely tarareando "La piel de mi
niña huele a caramelo"—y su mamá y que dijo
que había crecido un poco y que la mirada cada vez es
más pura a la de Alí. También de Jorgito, el
carajito que tuvo Yiyo con Noelia Pérez. Todos
están grandotes.
El limpiabotas que una vez aprendió
a maltratar el inglés
para mentarle la madre a los gringos de Adaro, es un
políglota a quien se le facilita pronunciar expresiones
amorosas a su Tarja Osenis. El nombre que dista de las
Cármenes de su adolescencia y
de las Chicas que alargaron sus noches de la Plaza
Bolívar, no está arraigado en la presencia de los
callejones oscuros de las misas de madrugada, ni en las
persecuciones desaforadas que rodaban con la tarde por la Bajada
terminada en mar caliente. Ella, Tarja, la sueca de
vocación latina, dará dos pieles que olerán
a caramelo para la magia de Alí: Shimpi y
Marimba—María Fernanda y María
Ángela.
Una fotografía
con un corte de pelo distinto y la mano derecha metida en el
bolsillo de un sweter de lana, hace pensar que el canto se
prepara para continuar el viaje. En la presencia más
redondeada de los ojos se evidencia una decisión muy firme
¡de frente march¡, y en el filo exterior de la
garganta un nuevo rumbo artístico corta el blanco y negro
ante los reflejos dados por una luz que no
cayó de ninguna parte.
ALLA EN EL RANCHO GRANDE
El canto del pueblo desde que nació
huyó de los mercados. Un
obrero un día le dijo a alí, recostado a la pared
blanca de una iglesia de un
pueblo: " No vendas tu canto, si lo vendes, me vendes." Estaban
pasando una película de la Sierra Maestra y el albañil
con las manos enguantadas por la mezcla de cales
morroñosas, le regaló una sonrisa para que la
llevara siempre en la parte de la camisa que roza con los
pálpitos de la honradez. La petición de aquel
predicador de rectitudes, ocupó un puesto importante en el
equipaje consciente del cantante que sorprendió a Alemania con
gritos mexicanos, heredados de la película de Pedro
Infante, y con un Rancho Grande que tal vez fue la réplica
amorosa de la casa de Mama Chayo con el nombre de
Verapaz.
ALEMANIA
–En algunas ciudades del extranjero tuve
que interpretar en sitios públicos canciones rancheras y
de amor para asegurar mi estadía. En Alemania logré
grabar mis nuevas canciones de contenido social, que me sirvieron
para ratificar que los cantos hechos para la esperanza de un
pueblo, son sagrados, pues sólo surgían cuando eran
necesarios y para entrar al mundo de las grabaciones con un
pensamiento definitivo.
Metido en una caja de cartón
está el disco grabado en Alemania. Es severa la portada e
incomprensible el sello que lo auspicia."De una vez" se llama. El
disco salta como una experiencia distinta. Pareciera el triunfo
de una constancia y la rotación de una forma de vida, que
a cada momento vuelve a sus comienzos. El canto se ha convertido
en trotamundos. Después se sucederán los saludos
verticalesd de Polonia y más tarde la Plaza Roja de
Moscú le devolverá los colores del
semerucal y los "datos" abiertos
para la sed de los pájaros. Volverá a la Patria
Buena a pedirle a los chivos mansos que se vuelvan montaraces, se
encontrará con Ruperto y su tristeza marginal,
animará las prédicas de Flora y Ceferino y
buscará los curas de parroquia para decirles que entiende
las claridades de la Revolución.
–Alí regresó en el
año 73—Sol Musset asume la
conversación—y él desde entonces decía
que vino a acompañar a José Vicente y el MAS con el
pensamiento de que se lograra la unidad del pueblo. Fue su
sueño permanente, su desvelo.
Ella no ha terminado de sembrar la
última rosa roja en los cuatro metros de tierra liberada
que tiene tortugas y gallitos y sudores de guitarra.
SOL DE LOS LLANOS
Barquisimeto había reservado uno de
los más impresionantes crepúsculos para facilitar
elencuentro. Gerardo Brito estaba celebrando otro aniversario de
"Los venezolanos primero", y una jovencita qque acababa de ganar
el concurso de "La voz liceísta" en Acarigua,
enaltecía los micrófonos con las notas de "La
paraulita". El poeta la miraba en el estudio con la misma
pasión con que conquistó alguna vez un par de
pichones morenos y la misma mirada que atravesara para recogerla
en versos las luchas de Sandino y el asombro que como cielo lleva
el pueblo salvadoreño.
–Yo vivía en Acarigua—Sol en
este momento se vuelve firmamento pleno—y cuando
regresé siempre estuvieron presentes la sinceridad de
Alí al mirarme y la voz que se arrodilló en un
restaurante para cantarme.
Estaba frente a ella el cantor que
reúne multitudes para despedazar el aliento. La guitarra,
armada, regadora de flores, constructora de mariposas color
rocío. La capital musical de Venezuela les regalaba la
oportunidad de las frases sueltas, el amor, la promesa de un
disco para la voz de la Nena Musset, las llmadas posteriores.
Duaca. El padre de Sol moviendo la cabeza negativamente ante la
presencia de un comunista, un cristo enfrente cuando la ternura
venció las propagandas oscuras caídas sobre el
viejo bueno.
–Fue en 1977 cuando nos
conocimos—Sol toma a Sandino, que lleva en sus manos una
cruz de madera—mi madre artrítica se declaró
en huelga de
hambre en solidaridad
conmigo y con Alí para que aceptaran nuestro matrimonio. Mi
padre posteriormente lo quiso mucho como ocurrió con toda
su gente de Latinoamérica.
Sandino está acompañando los
rezos de todo un mundo que se volcó en casa de Carmen
Adela. La cruz de palo le nació de la ingenuidad. La
comparte con Servando y Florentino. Un llanto tierno de Juan
simón se amamanta con dolor de pecho. Los hijos de
Alí parecen innumerables. De las manos cariñosas
van cayendo caricias sobre sus frentes y ellos repiten el
lagrimear de las Cumaraguas. Unos fantasmas
altos, ataviados con túnicas de petróleo,
repasan el silencio iluminado de un Barrio marginal.
–Después del matrimonio
comprendí que no me había equivocado en mis
primeras impresiones. La bondad de Alí andaba por todas
partes, su calidad de padre,
su espíritu solidario, la combatividad que nunca
abandonó.
Las persecuciones adquieren formas
distintas. Las llamadas repetidas anunciando la muerte. El
parabrisas de su carro que le mete astillas a la noche. Los
comunicados dirigidos a la Fiscalía. Un matorral conteniendo la
respiración de un hombre que necesita vivir
para los demás. Disparos. La conciencia bolivariana en
alto. El apartamento de El Valle sólo crece cuando lo
invade la zozobra. Un remitido de los Comités por la
unidad del pueblo y no sólo de vida vive el
hombre.
–Shimpi tiene la foto donde estamos con el
padre Freites.
Caen primeramente otros testimonios. La
cara virginal de sol se aproxima cada vez más a la
imagen
conventual cuando atraviesa los pasillos de la Escuela Fe y
Alegría donde trabajó por un tiempo. Un cristo le
pende de la tristeza y lo asume como el primer camarada que
militó en sus sentimientos. Es de tarde ya. Unos tambores
venidos de Bobures repican un llanto reprimido. Florentino vuelve
a su llano de metras regadas y empieza a ordenar sus mundos de
cristal.
–El me enseñó a no vivir sin
él.
Un crepúsculo de otra naturaleza le
hace marco para que suba al escenario del anfiteatro de
Barquisimeto. Lleva una nota salpicada por una tinta nerviosa.
"mi agradecimiento en nombre de todos por este recuerdo
permanente hacia nuestro Alí". El micrófono enreda
las las paraulatas de otros tiempos. Los venezolanos
primero.
–Alí Primera—la multitud es
una garganta enrojecida.
–¡Presente¡
Tomado del folleto de igual título
impreso en Punto Fijo, FUNDALI, 31 de octubre 1986. Diseño
y diagramación de Héctor Hidalgo Quero. Foto de
tapas interiores de Heberto León.
______________________________________________________________________
Nota del editor:
El siguiente texto de Charo Pelayo de
Ollarves sigue la línea del relato vivencial tomado de los
familiares, vecinos y amigos más cercanos a Alí
Primera, del que ha hecho profesión Guillermo de
León Calles. Resulta un testimonio henchido de frescura y
cariño por la tierra donde se movieron los pies del
niño Alí en su Paraguaná querida. Lo
reproduzco exactamente como apareció publicado en el libro
Alí Primera. Vigencia del canto redentor, de Miguel
Ángel Paz.
Recordándote, en tu canto
vivo
Charo Pelayo Ollarves
Hace diez años, una infeliz
madrugada silenció las cuerdas de la garganta del
Alí cantor, del Alí poeta, del Alí del
pueblo, del Alí de todos.
Desde entonces en San José de
Cocodite, en sus montes, en los conucos, en los caminos, se
confunde diariamente el cantar de Alí, con el turpial, el
cardenal y los grisáceos chuchubes…
Tratando de indagas sobre la vida de
Alí, me encontré como en Macondo, en aquella casa
"con paredes tapizadas de muchas historias"; la puerta
está abierta –sin malicia ante el mañoso
ladronzuelo. Entré y descansé sobre cardones
moldeados en silla y con la mirada fina en el zaguán,
esperé alguien me presintiera.
De pronto, escuché la voz de un
niño acompasándose con el rasguear del
cuatro:
Tin Marín que arde la
candela
Tin Marín contra la
humedad…
Sentí un aletazo en el pecho.
Cónchale, esa es la casa materna de Alí, a quien
hacía poco tiempo, la muerte le
propinó una mala jugada, mientras conducía su
camnioneta.
De repente apareció un tipo
bonachón, divorciado de malicias. La amistad surgió
al instante; estuvimos conversando toda la tarde. Resultó
ser hermano mayor del cantos—Asisclo—a quien
Alí llamaba "Mi tono mayor". El muchacho sobrino de
Alí –continuaba cantando:
Sólo se mojaron y en la orilla
están
secándose al sol, pronto
sonarán.
Asisclo, Tono Mayor, me llevó a
conocer a la viejita Carmen Adela, la mamá, la inspiradora
de tanta poesía.
Tú me enseñaste
a no matar las mariposas…
Fui aprendiendo poco a poco
a querer a los demás
Por los humildes madre
déjame luchar
Pude ver comandando en aquel sencillo
altar, al Cristo de Ceferino y recordé su conmovedor
diálogo
con el cura:
Y usted perdóneme padre
que no me mata Dios
sino, que me mata el hambre
Y releía sus preguntas
en letras de incienso.
¿Por qué los mercaderes del
templo aumentaron más que los panes de Jesús?
¿Qué quiere decir bienaventurados, que lo de pobre
me lo sé yo?
Nos sorprendió el lucero
mazamorrero, desnudando historias y saboreando un espumoso
café recién colado.
Conocí así la historia de
Alí, un niño huérfano a los dos
años.
Al viejo Isidoro, su padre, lo mataron en
Coro, cuando era policía. Carmene Adela resolvió
llevar sus hijos a San José de Cocodite, donde
vivía l abuela. En su pela con la vida pudo sobrevivir,
ayudándose con una pensión enviada por la
Gobernación del Estado. Jamás hubiera sospechado
Isidoro que él valía cien bolívares
mensuales—y para colmo, como siempre, la pensión se
retrasaba hasta tres y cuatro meses. De no haber existido el
"Compadre Dimas" a lo mejor Carmene Adela y sus hijos no hubieran
sobrevivido. El "Compadre Dimas" era el dueño de la bodega
"Caradecagua", allí se conseguía desde un
kiñlo de maíz hasta un metro de famoso
casimir.
Cuando el hambre les revoloteaba el
estómago, la joven y viuda preparaba los dos borriquitos
de la casa "Tatico y Guarapo" y se enfila con sus hijos a
"Caradacagua" a buscar el ansiado bastimento. Andaban hasta 8 km
por caminos espinosos y empedrados. Llegaban sudorosos fueteados
de viento y polvo; más allá en el rincón del
tinglado, se lamentaba el aguaducho, ya le habían rasgado
el fondo.
En los lomos de los nobles borricos
acomodaban las provisiones y emprendían el regreso.
Alí, el más inquieto, se retrasaba exigiendo la tan
desaparecida ñapa a pesar del fiao. Alí alcanzaba
rápidamente a los fatigados viajeros, iba feliz, contento,
saltando tunas, apedreando datos, chorreándose con
semerucos. Siempre llevaba un sombrero, ajustado con un
cordoncito amarrado al Coello. Era pecoso, ágil, como una
perdiz, quizás, por eso se hizo tan amigo del
colibrí, quien le enseñó muy tempranamente
mover sus alas, a volar muy alto, al estilo de Juan Salvador
Gaviota.
Carmen Adela, dedicó gran parte de
su tiempo a su amiga, la monotonía. Sólo fue capz
de variar su vida, l ausente lluvia al llegar inesperadamente.
MDe pronto resolvió mudarse con sus hijos a La Vela de
Paraguaná, hoy "Barrio Alí Primera".
El hijo mayor optó por su
única escapatoria, se fue al cuartel.
Mire se llevó el latido/
Y
le dejó el
corazón.
Sus otros hijos pudo enviarlos a la escuela
haciendo dulces y empanadas, Alí, Monche y Alfonso se las
vendían en el aeropuerto de Las Piedras. La cartera una
latica de salmón vacía, se hacía más
sonora, cuando los muchachos lavaban carros, limpiaban zapatos y
sobre todo cuando Alí y Monche montaban exhibiciones de
booxeo,. Los gringos de La Creole gratificaba—con
mediecitos—al pícaro limpiabotas, sonriendo al leer
en la caja de madera, unas garabateadas letras "Hoy no
fío, mañana sí".
Dando lustre y acompañándose
con el trapear de sus brazos, fue acoplando Alí los
gorjeos de sus primeras tonadas inspirándose para una
mañana:
"En mi tierra, la luna es tan bella que los
gallos despiertan
Para cantarle a ella"
Burlando obstáculos, Alí
logró llegar a la universidad Central: creyendo en el
canto.
El canto me da vida/para vivir
cantando/
…es así simple,
hermanos
Cuando recibo golpes, alzo la frente y
canto.
Creyendo y escuchando son sus
hermanos:
"Por eso mismo, tus manos, Ché, aun
muertas están luchando,
porque las tuyas y las del Chema no te las
cortaron rogando".
Creyendo y amando a su pueblo:
"Canta siempre que la voz sea un
disparo
Que con las manos del pueblo no
habrá canto desarmado."
Ali se ufanaba cantando "para que no le
quitaran la emoria".
"Y cómo acordarme si me da por
cantar
cada vez que me acuerdo"
"Y todavía me acuerdo, la primera
vez que hice el amor;
Me acuerdo de mi gente, gastando madrugadas
por una lata de agua."
"Y todavía me acuerdo, cuando
mamá se asustaba con mis ideas
revolucionarias."
Y cantó siempre y para
siempre.
Y escribió su "Poema del
Adiós" ¿Precognición? No sé, tal
vez.
Esa noche enmudeció la guitarra,
estuvo celosa viendo escribir sin pentagrama:
Poema del Adiós
Si callo para siempre
no me llores.
Recuérdame siempre, en mi
canto vivo.
Con alegría, no haces
nada
con llorar
Ni con rezos ni con flores.
En al tierra siempre se muere
y la lucha es pan de cada
día, quizás un grito en
mi
garganta
no sea más con vida,
pero vive.
Sólo mis hijos te dejo
y una herida muy profunda
te lacera pero no estarás
sola,
mi voz perdurará en
tus oídos.
Recuérdame siempre con
amor
dedicando tu vida a cuidar
los retoños de nuestro
amor
Alí Primera
Nota del editor:
Escribe Sol, la esposa de
Alí
Seleccioné este texto en
razón de su valor como testimonio de primera mano de una
relación amorosa que arrancó como una flecha y
llegó a la diana en el tiempo récord de la ternura
y el cuidado que mejor adornan el carácter y la
personalidad de Alí Primera. Lo escribe su esposa Sol,
la compañera en quien centró la carga fundamental
de su vida amorosa, en cuya intensidad brillan los ojos de sus
cuatro hijos, omnipresentes en cada uno de sus actos y en las
disímiles formas en que los sentimientos se concretan en
la creación artística. Según me
testimonió su hermana Carmen Antonia La Negra Primera,
Alí era obsesivo en su relación con su pareja y las
cimientes surgidas del calor amoroso y, en el presente relato,
Sol nos lo revela con una prosa concisa y llena de la gracia
femenina que seguramente provocó la atención
desmedida y concentrada del vate paraguanero.
"Alí y yo"
Sol Mussett
Nos conocimos el 10 de marzo en
Barquisimeto en el aniversario del programa "Los venezolanos
primero", organizado por Gerardo Brito, que trasmitía
Radio
Lara.Había ido a cantar representando al estado
Portuguesa, con Manolo Aldana, de Barinas. Mi hermano Rafael
había intervendio también. Estábamos
representados por mi hermano Jorge. Esa noche, recuerdo,
canté La Paraulata, Alfonsina y una canción
dedicada a Barquisimeto. Luego de cantar, Alí se
acercó a mi hermano Rafael para que nos presentara, que le
había gustado mucho como cantaba y quería impulsar
un disco mío. Nos presentaron. Me reiteró su gusto
por mi voz. De allí fuimos a un restaurant.
Recuerdo que esa noche él estaba con
una muchacha muy linda que para época era su novia. En la
cena me hizo apartar de los demás y de cuclillas frente a
mí acompañándose con la guitarra me
cantó primero La piel de mi niña, luego con el
cuatro Mama Pancha y con la guitarra Los dos pichones morenos. Al
despedirnos, mi hermano le dio nuestra dirección y teléfono. Dando por un hecho que Alí
sabía que vivíamos en Acarigua. Qué fue lo
más me llamó la atención de él? Sus
ojos…su mirada que me pareció sincera, intensa,
noble. Me conmovió su ofrecimiento por grabarme un
disco.
Un mes después me llamó
Gerardo Brito, hoy nuestro compadre por su hijo Gerardo
Alí, y me dijo que Alí lo había llamado
pidiéndole información sobre mí. No me
había ubicado ni por teléfono ni por cartas. Las
cartas se las devolvían y y el teléfono no
contestaba.
Gerardo chequeó
teléfono y dirección. Estaban correctos…pero
para Barquisimeto, y no para Acarigua¡ Yo, que estaba
convencida que lo había impresionado, y estaba ya
angustiada por no tener reacción de él, me
sentía desilusionada…No sabía de ese
equívoco inicial. Aclarado, comenzó a llamarme …
Mi papá recibía las llamadas: me llamaba Alí
Primera. Creía que era por el disco. Recibí los
discos por correo, hasta entonces seis, el último
Canción Mansa. Mi papá, adeco empedernido,
recibió muy honrado los discos. Pero un amigo le
aclaró: "Ese cantante es comunista." Eso bastó para
que perdiera todo interés y simpatía por él:
no me pasaba sus llamadas y me decía que no quería
que me enamorara de un comunista. A todo esto, y casi sin verlo,
yo estaba enamoradísima de él.
¡Comenzó una odisea inolvidable¡ Pedía
un carro prestado a un amigo, pasaba por casa y me tiraba besos.
Yo trabajaba como maestra en colegio de Fe y Alegría.
Gerardo Brito, cómplice, nos hacía coincidir en los
actos (siempre acompañados por mi hermano Rafael.)
Coincidmos en Duaca cantando, en noviembre del 77 y por fin em
dijo que estaba enamorado de mí, todo muy convencional,
muy antiguo, muy alejado de su meomento y su personalidad
aparente tan informal. Me aclaró que era muy
celoso…y desde ese momento no podía estar sino con
mis hermanos, en cualquier acto. Así comenzaron nuestros
amores, conocidos por mi familia, menos por mi padre. La prensa
informó a mi padre de "nuestro tórrido romance". Me
prohibió asistirá actos y Gerardo Brito
salió mal parado¡ Hasta me prohibieron ir a su
cumpleaños¡ Alí y yo habíamos planeado
vernos allí. Alí me ratificó intenciones y
sentimientos en otra carta.
Quería hablar con mi papá. Las llamadas
tenían una clave para yo atender, el acoso de papá
era constante. Hasta pensé meterme a monja en Barquisimeto
si no consentía nuestros amores. El 22 de diciembre me
llamó: pasaría por casa. Yo estaba allí, de
punto. Cruzó los brazos, me dijo: "Te amo mucho, Dios te
bendiga." Me hizo señas que me
llamaría…
En enero de 1978, día de mi
cumpleaños, el 5, me dijo, por teléfono que ya "no
aguantaba más". Que el 11 de enero, contra viento y marea,
y papá, hablaría con él. ¡Mis hermanos
y mi madre comenzaron a trabajar a favor de nuestra causa¡
Hasta las monjitas de Fe y Alegría hablaron con mi
papá rogándole aceptara a Alí, todo esto
llevó a papá a aceptar la cita con él. Todo
era excitación¡ Pero ese día había un
acto de solidaridad con Salon Meza y dos días antes
Alí me llamó para decírmelo. "Ves?", me
preguntó papá. "Así son los comunistas,
dejan todo por su causa. No le doy otra oportunidad". Mi
mamá se puso en huelga de hambre en esos días en
absoluta solidaridad. Yo compartía su solidaridad por la
causa…mi madre con la de él. Por fin, el 18 se
cumplió la cita¡ A la una y media de la tarde
llegó Alí¡. Cuando papa lo vio, me dijo:
"Nena…ese feo es del que estás enamorada? Ese es tu
muñeco?" Hablaron por más de cuatro horas. Mi
papá exigió que nos casáramos lo antes
posible, porque no le gustaban "los amores madure cambure", esos
de besitos y agarraderas de mano. Alí sugirió el 10
de diciembre. Mi papá asintió. Pero puso una
condición: visitas en el porche sólo los
domingos…Ni siquiera podía brindarle un vaso de
agua.
Para el mes de marzo ya papá le
decía "ese muchacho" en vez de "ese comunista." Pero esas
visitas eran más para mi madre, quien ya por su artritis
deformante estaba casi paralítica…El la peinaba, la
besaba, le cantaba, …le acariciaba su manos.
Después le compraría su silla de ruedas. Su amor y
bondad hicieron cambiar a mi papá…comenzó a
quererlo. Un sábado, contra las reglas, Jorge lo trajo.
Papá me preguntó si Alí venía. "Por
supuesto¡"—asentí. Llamé a Alí.
Y por primera vez Alí entró en nuestro hogar. De
lejos, pudo ver mi cuarto.
A instancias de mi padre, cociné con
la ayuda de mi hermana, más necesaria que nunca porque
todo se me olvidó. Mi padre siguió
sorprendiéndonos: abrazó a
Alí…después de cenar le bendijo..y le
brindó un trago de ron, cuidadosamente guardado¡
Alí se emocionó tanto que saltó a besarme:
"Qué bueno, mi vida, ya tu padre me quiere¡" Desde
ese momento todo fue más hermoso, más fácil
para nosotros. Me prohibió que siguiera trabajando, era
muy, pero muy celoso.
En abril le dijo a mi padre que
debíamos adelantar la boda porque en julio viajaba a
Cuba y no
quería irse sin mí. Una faringitis impidió
el viaje. Ahora pienso que fue una treta de él.
..papá que no quería esa boda tan rápida,
pensaba que podía "perderlo."Alí le aseguró
que por el contrario, tendría otro hijo. Así
fue.
El 17 de junio nos casamos por civil:
testigos, Gerardo Brito y su esposa, Julio Valero y Olga. El 24
de junio por la iglesia. Shimpi, su hija mayor, (La piel de mi
niña…) vino de Suecia con su hermano menor, Marima,
y una hermana por parte de su madre. Nos fuimos a
Paraguaná de luna de miel…con las
tres¡
Casados, Alí no me dejaba un
momento. ¡Hasta para sellar un cuadrito, me llevaba¡
En noviembre de ese año viajamos a Europa…¡con las tres
niñas¡ pasamos por Suecia y las dejamos. De
allí nos fuimos a Roma. Al salir de
Suecia ya sabíamos que en mi vientre viajaba otro
pasajero: ¡Sandino! Si Suecia fue lindo, Roma lo fue
más. Una comunicación mágica nos
acompañaba en una aventura de amor y felicidad. En los
restaurantes cantábamos con gente desconocida, en la
madrugada recorríamos las calles cantando…La
última noche, arrivederchi Roma…Nos dolía
dejar esa ciudad en la que parecíamos compartir un mundo
irreal de sueños y alegrías…
De allí a Florencia. Cuando
paseábamos, donde Alí veía un olivar
arrancaba las olivas para yo comerlas. Comenzaban los
antojos…de aceitunas…Al regresar a Venezuela,
cantamos en un acto el 2 de diciembre en
Maturín.
El 17 de marzo de 1979 nació a las 3
pm Sandino. Creció más el amor de
Alí…nunca dejé de tener una barriga.
Vinieron Servando (27.8.1980), Florentino (31.8.81)…Juan
Simón (11.11.84.) También compartimos con Jorgito,
su hijo en otra compañera, las vacaciones en
Falcón. Shimpi, de regreso de Suecia, (1979) vivía
con nosotros.
Era un padre atento y maravilloso. Me
protegía íntegramente, él escogía mi
ropa, cuidaba de detalles insignificantes que su angustia
hacía grandes cosas. Era un afán de
protección, como si temiera perder por un segundo el
control de su
mundo íntimo. Eso ha contribuido a acentuar mi soledad,
aun cuando la disimulo por el tremendo compromiso que significa
ser la heredera del bienestar de sus hijos, de los nuestros y de
los de todos esos seres queridos que lo sienten como suyo. El no
me enseñó a vivir sin él.
__________________________________________________________________
Tomado del libro Alí Primera: A
Quemarropa, de Andrés Castillo.1999, p. 92, 93 y
94.
_________________________________________________________________
Nota del editor:
Textos inéditos de Eudes Navas sobre
Alí
Conocí a Eudes Navas Soto a partir
de la lectura de
un libro suyo comprado en el santuario de las Ánimas de
Guasare. El tema, y la forma testimonial de tratarlo, me llevaron
a su casa, donde sostuvimos largas y fructíferas
conversaciones. Pero hablamos más de la familia
santiaguera de los Maceo que de religiones populares y de
cultos sincréticos, que tanto peso tienen en la psicología de
nuestros pueblos latino-caribeños. No sé
cómo saltamos al tema de Alí Primera y él me
obsequió, junto con ejemplares de algunos de sus libros, un
manuscrito que elaboraba acerca de la madre del Padre Cantor del
Pueblo. Conservé el documento hasta que, mucho tiempo
después en que me adentré en el estudio de la vida
de Alí, me sirvió de guía, junto con un
manuscrito de su hermano mayor Asisclo, para entender los
primeros años de su vida, en los que cristalizan valores
esenciales del hombre.
"Carmen Adela" fue incluido en su libro
póstumo Entre corianos te veas y es un ejemplo elocuente
del fino sentido que tenía Eudes para percibir el complejo
entramado de la vida humana. Su prosa, acabada y a ratos precisa,
se deja correr en otros textos, algunos inéditos, que
gentilmente nos permitieron procesar su viuda, la señora
Lilia Josefina Camacho de Navas y su hijo Eudes Navas Camacho, en
una prolongada visita a su casa que me permitió recordar
la última vez que vi al amigo Eudes, en las tensas
circunstancias del Golpe de Estado,
traicionero y cobarde, llevado a cabo por la oligarquía
venezolana en abril del 2005.
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CARMEN ADELA
La madre del cantor mayor
Eudes Navas Soto
A: los Primera Rossell
A: los Padilla Rossell
A: Sol y a los Primera Musset
Para el libro: ENTRE CORIANOS TE
VEAS
25 crónicas de más de la
corianería
Carmen Adela la madre entre otros, del
cantor mayor del pueblo venezolano Alí Primera, era una
paraguanera por los cuatro costados, por cualquier lado que se le
viera. Todo el color sabor y olor paraguanero, formaba parte de
los nutrientes de arterias y venas de Carmen Adela Rossell,
nacida en el ombligo de la península, en San José
de Cocodite el 16 de diciembre de 1910, donde la bonanza de la
tierra, en la época de lluvias y frescura, confunde la
apreciación atmosférica y telúrica de esa
Paraguaná, inciertamente árida, a su vez embriagada
en la delicia de sus propios vientos y la gama de azules de su
cielo y de los mares que la circundan y le refrescan la
resolana.
"Para pelear un coriano
Para enlazar un llanero
Para aguantar un verano,
No hay como un paraguanero"
La gente de Paraguaná carga a
cuestas el olor, el color y el sabor de la península. Olor
a sol, viento mar y tierra, honrosas delaciones de la tarea
diaria, olor a vendaval y a orégano de tiempo de frescura,
color de los azules infinitos de su may y su cielo y sabor
salobre de la brisa viajera que se nutre del mar, para irrigar
todo lo que pertenece a la península: seres, flora,
fauna y suelo. Carmen
Adela era todo eso, una paraguanera integral, donde el mestizaje
que le viene de ese apellido sajón, Rossell, no
debilitó los ancestrales genes caquetíos, que
salían a relucir de su bondadoso rostro de facciones
definidas, de su pelo lacio reacio a las canas, recogido, para la
comodidad en las ocupaciones y para airear la nuca y el cuello,
en un rodete de moño sujeto con peinetas de carey con
aplicaciones de bisutería, de su afán de conciliar
y hacer amigos, de la alegría que cargaba como bastimento
y que repartía a raudales a través de su animosa y
optimista conversación y de esa fortaleza física y
anímica, que tanto la asistieron a la hora de afrontar y
solventar situaciones extremas, muy difíciles para
cualquier ser humano.
Carmen Adela lograba aceptar su destino, le
daba el tratamiento correspondiente a la calamidad eventual
recobrando luego la verticalidad habitual para enfrentarse a la
próxima tarea, logrando sabiamente, que el dolor, lejos de
crear estigmas permanentes y dolorosos, rodara por ella, como
ruedan las gotas de agua sobre el declive de una superficie
engrasada.
Así pudo sobreponerse a la desgracia
de aquel aciago mes de agosto de 1944, cuando recibe el cuerpo
herido del compañero, paraguanero también, Antonio
Isidoro Primera, el padre de Alí, con quien llena de amor,
de alegría y de esperanza, habían salido cinco
años atrás de su pueblo natal en la
península, en las laderas del Monte Cano: San José
de Cocodite, en busca de la deslumbrante y engañosa
prosperidad que ofrecen las ciudades. Antonio Isidoro que se
desempeñaba como agente en el cuartel de policía de
Coro, resultó herido de bala, cuando un recluso
enloquecido repentinamente, arremetió contra varios
agentes, luego de desarmar al chofer de la única patrulla,
que para la época existía en Coro, días
después moriría en una de las salas del viejo
hospital "Antonio Smith".
Carmen Adela lloró su muerto y
tomó las previsiones de los pasos siguientes, usando todo
el valor que le quedara, luego de preservar el necesario, para
atenuar el dolor de sus pequeños hijos:
–Regresé a San José de
Cocodite, en Coro no tenía nada que buscar, Coro me
había dado mis dos hijos pequeños, Alí y
Héctor, pero también me había quitado el
compañero— llegó a contarnos una tarde en su
casa del barrio "La Vela", hoy barrio "Alí Primera", en la
parte norte de Punto Fijo, mientras el agradable olor de un
cafecito recién colado, se abría paso a
través de los olores agresivos de los hidrocarburos
de la vecina refinería —cuando mi familia me vio
llegar con la "ringlerita" de hijos, sin mucha diferencia de edad
y estatura entre ellos; seis muchachos, cinco varones y una
hembra, Asciclo, Ada, Alfonso, Monche, Alí Rafael y
Héctor el "natieco" para entonces; uno de mis parientes
dijo:
–Miren, ahí regresa Carmen Adela,
parece una cabra con sus "mequitos".
En San José de Cocodite, Carmen
Adela y sus muchachos asumen rápidamente lo que les
tenía reservado la vida rural, los varones a buscar agua y
leña, la ayuda en la casa, la pequeña escuela, los
cuentos por
las tardes de los parientes y amigos adultos, el volantín,
el trompo, las metras, las "aventura a través de cujizales
y cardonales, siguiendo por el cauce de las quebradas secas, las
huellas, que marcadas en el endurecido lecho como ideogramas o
caracteres consonánticos de antiguas forma de la escritura,
delataban la presencia reciente de codornices, conejos, iguanas y
otras especies, que cazadas con "tira tiras" y palos,
podían completar las "compañas de arepas" de la
dieta diaria de la familia. En ocasiones la "aventura" los
llevaba en busca de especies marinas, al mar "de la parte
arriba". También era tarea de los varones, a la que se
sumaba la propia Carmen Adela, ir en lo dóciles burros de
la familia, hasta la bodega del "compadre Dimas", para procurar
el "fiado" del bastimento regular, mientras llegaba de Coro, la
pensión de Bs.100, que el gobierno le entregó como
viuda de un funcionario público, "caído en el
cumplimiento del deber y que en ocasiones, tardaba hasta tres y
cuatro meses en llegar. En el camino, se abastecían,
cuando era época, de cuanta fruta comestible produjesen
las plantas
xerófilas cercanas o a las orillas de los pedregosos y
ordinarios caminos: "datos", "lefarias", semerucos, cotoperices,
etc. Era un recorrido de varios kilómetros entre
Caradacagua, la bodega del "compadre Dimas" y el hogar de los
Primera Rossell.
Entre el quehacer de todos los días
y el intercambio permanente con las familias de ella y del
difunto esposo: Mamá Pancha, el padre y hermano de Antonio
Isidoro, Rafael Primera y Juan Primera, el Tío Juan,
quienes le enseñarían a Alí los primeros
"puestos" en el cuatro, y que más tarde se
convertirían en personajes cantados por él, la
celosa vigilancia de los hijos y otras actividades propias del
campo, distraía los días, mientras levaba a cabo
sus planes de traslado hacia la costa oeste de la
península, donde se hablaba mucho de porvenir y
progreso.
Enérgica y decidida como era, un
día Carmen Adela decidió acercarse más al
área de las refinerías petroleras. Los muchachos
van creciendo y requieren mejores escuelas, además ella
cree ver la oportunidad de mejorar las condiciones de vida de la
familia; trataría de conseguir algún trabajo o por
lo menos, mejor compensación por los trabajos que desde la
propia casa, pudiera ser con la ayuda de Ada.
Llega a Caja de Agua en los años
cincuenta. Asciclo, el mayor, quien posteriormente se
convertiría en "el cronista de los Primera" y a quien
Alí llamaba: "tono mayor", debido a la definida tesitura
de su "vozarrón", que más tarde lo haría
lucir en veladas familiares y en programas
radiales de aficionado, ya era un adolescente con "disposiciones"
para el trabajo en forma, lo que llamaban: reportarse. Sin
embargo unos años más tarde él prefiere
enrolarse en el servicio militar y más tarde se hace
guardia nacional. De nuevo hay un hombre con aptitudes de
conductor en la familia.
Pasado un tiempo la familia se muda a Las
Piedras, lugar de trabajo de Asciclo. Alfonso y Monche,
serían pilares básicos en la "búsqueda de la
vida", para ayudar al sustento diario, sin embargo Monche,
además de soñador, era un excelente estudiante y
nunca descuidó su pasión por aprender de toda
lectura que
cayera en sus manos. Carmen Adela y Ada establecían la
logística doméstica. Alí y
Héctor, pronto, de las manos de sus hermanos mayores, se
integrarían a la producción familiar de recursos,
limpiando zapatos, vendiendo empanadas y dulces, lavando y
cuidando carros y cuanta actividad honesta, pudiera proporcionar
unos cobritos, llegando inclusive a "montar" exhibiciones de
boxeo entre ellos mismos y otros actos escénicos
improvisados. Monche se encargaría de enseñar a
leer a Alí y a Héctor.
En Las Piedras, Alí
destaparía el cofre de sus primeras inquietudes
artísticas, sociales y políticas, además de
humanas. Aprende a tocar la guitarra de manos del viejo Tulio
Guariato, comienza a interesarse por la lectura política y
comparte las parrandas de los pescadores, capta las inquietudes
de éstos, y comienza un aprendizaje sobre
las condiciones sociales de "los de abajo", que conservará
y exteriorizará tiempos más tardes en sus cantos y
poemas.
Carmen Adela, una hermosa mujer, curtida
por la vida, pero sin perder sus encantos, conoce a José
Padilla, con quien, luego de un sondeo, hasta comprobar que
éste le iba a "querer a sus hijos", decide a unirse a
él. Monche era el más reacio a aceptar esos
amores.
–Monche era muy celoso conmigo—nos
contaría Carmen Adela. –Asciclo y Alfonso eran
más comprensivos, Alí y Héctor que eran los
más pequeños, rapidito se hicieron amigos de
José y más tarde lo tratarían con mucho
cariño, Alí como era tan echador de bromas y tan
"pasao" con José, al tiempo, cuando llegaba de Caracas lo
abrazaba y le decía: ¿Cómo se ha portado mi
viejo "Semehueve"?. Ni los muchachos, ni yo, ni el propio
José, creo yo, llegamos a saber el porque de ese
sobrenombre, no sé cual de ellos dijo, que Alí le
decía así a José, porque era muy enamoradizo
a espaldas mías, ¡Vaya usted a saber!
Su compañero se convierte en un
padre, sobre todo para los hijos más pequeños de
Carmen Adela, los ayuda, los protege y logra ganarse el amor de
éstos como si se tratara del padre natural. De este
segundo matrimonio, nacen: Edgardo, Mireya, Emil, conocido hoy en
el mundo artístico como José Montecano, nombre que
le escogería el propio Alí, y el menor,
Ely.
De las Piedras, Carmen Adela, decide
mudarse más cerca de la pujante ciudad de Punto Fijo, que
día a día iba perdiendo su configuración
aldeana, para convertirse poco a poco en una joven y dinámica ciudad siempre en
ascenso.
Con José y la prole aumentada por
los cuatros hijos habidos de su unión con él, fija
su residencia en una modesta vivienda de tablas, propiedad de
un sargento de apellido García, de allí se mudan,
dentro del mismo sector y en condiciones de inquilino
también, a una vivienda de las usadas por las
compañías petroleras como soluciones
habitacionales: —Esa casa por fuera, parecía un pote
cortado a lo largo por la mitad y puesto boca abajo sobre el
suelo—nos contaba riendo Carmen Adela.
Esta vez alquilan una pequeña casa
colindante casi con la cerca de la refinería de Amuay; la
vivienda será luego adquirida, mejorada y ampliada por
Carmen Adela y José, allí echarán el ancla,
se disponen a levantar a los muchachos más
pequeños. Asciclo, ya con familia propia,
construirá su vivienda al lado de la de Carmen Adela, la
que pronto se convertiría en la "casa grande" de los
Primera. Alfonso, Monche, Alí y Héctor, comienzan a
ordenar sus propios pasos y cada uno emprende la búsqueda
de sus destinos. Alfonso fija su residencia en Caracas, donde
comienza a desempeñarse en importantes cargos; con
él se va Monche que más tarde termina sus estudios
universitarios y se gradúa de médico,
especializándose posteriormente en Psiquiatría.
Alí, a su tiempo, emprende el camino de la universidad
para estudiar Ingeniería Química. Apenas inicia la
carrera en Caracas, pronto se va a Europa a continuar sus
estudios, pero la "responsabilidad mayor" lo reclama para su pueblo
y, definitivamente se enrola como militante de la esperanza; de
ésta, con su canto y su accionar, se hace el principal
vocero del país y uno de los mas importantes de América, con proyección a los
restantes continentes del globo terráqueo. Por su parte,
Héctor se gradúa de Ingeniero Agrónomo, pero
el destino le guardaba una carta en la manga. En plena juventud y
cuando Carmen Adela, comenzaba a tener sosiego de los avatares de
su vida de esposa, madre y compañera de sus hijos, un
desgraciado accidente automovilístico la va a separar
definitivamente del "natieco" del primer lote de hijos,
Héctor moriría poco tiempo después del
accidente, debido a graves e irreversibles secuelas del
mismo.
Antes de la muerte de Héctor, cuando
ya la familia estaba definitivamente ya instalada en la casa de
Asciclo, alguna vez sugirió que llamaran "Verapaz II",
como la casa de los Primera en San José de Cocodite,
Carmen Adela en franca y responsable conversación con su
compañero, le dijo:
–José, ¿tú no crees
que ya va siendo hora que nosotros nos casemos como lo manda Dios
y la ley?
–y que vamos hacer pues, ¡vamos a
casarnos!—le respondió José.
Una ceremonia sencilla y una misa familiar
dominical, selló definitivamente aquella
unión.
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