Introducción
Muchas personas piensan que no hay una alternativa al
capitalismo y que lo mejor que podemos hacer es tratar de
mejorarlo un poco aquí y un poco allá. Podemos
extraer lecciones de las experiencias pasadas, para saber que el
deseo de desarrollar una sociedad que sea buena para la gente no
es suficiente. Para poder crear un mundo mejor, debemos estar
preparados para romper con el capitalismo.
En el Siglo XIX, aunque no se habían desarrollado sus
detalles, el principio básico del socialismo estaba claro:
el socialismo era una sociedad en la cual la naturaleza de las
relaciones sociales y de los derechos de propiedad
permitirían el pleno desarrollo del potencial humano.
Después de las distintas experiencias acontecidas durante
los años, las cosas se tornaron, sin embargo, más
confusas. Por lo tanto, si vamos a construir el socialismo del
siglo XXI, es esencial aprender de las lecciones del siglo pasado
para volver a tener claridad sobre el tema, por esta y otras
razones, nos referiremos al socialismo en Venezuela; pero para
entenderlo mejor, daremos una explicación de la
raíz de los pensamientos socialistas como opción
para la construcción de un país progresista
igualitario. Asimismo, daremos un relato o historia del
nacimiento del socialismo a nivel mundial para entender un poco
en principio socialista que estamos viviendo en nuestro
país actualmente.
Entre todos estos acontecimientos veremos también las
características de la sociedad actual, producto de muchos
movimientos sociales, políticos y económicos que
hemos vivido desde el pasado hasta la actualidad.
Historia
Para Carlos Marx, padre de la teoría mencionada, el
Socialismo es una etapa de transición que debe conducir a
la disolución de la lucha entre clases sociales con el
objeto de eliminar la injusticia económica y social que
origina la sociedad capitalista o el capitalismo como modo de
producción. En tal sentido, es una acción social de
parte de la conciencia del derecho que poseen todos los
individuos de disfrutar en igualdad de condiciones del beneficio,
que producen las riquezas existentes en nuestro planeta.
Resulta claro hoy que mucho de aquel optimismo era ingenuo y
exagerado. Aproximadamente desde 1965-70 perdió impulso el
crecimiento económico, hasta llegar a un estancamiento y a
veces a una disminución real, sobre todo a partir de
1985-87. La distribución del ingreso, en los países
socialistas, sigue siendo mucho menos desigual que la que hay en
los de libre empresa; pero, los privilegios de parte de los
grupos dirigentes producían una fuerte irritación
en la población, que aumentaba de año en
año. Se desarrolla una creciente corrupción,
facilitada por la falta de control democrático de parte de
la población. La productividad del trabajo sigue siendo
muy inferior a la de los países capitalistas avanzados y
la distancia entre los dos sistemas en algunos momentos
crecía en lugar de disminuir, sobre todo en los
últimos años. Se nota en general una gran
apatía popular, tanto respecto a los problemas
políticos como a los de la economía. En la
política internacional, desde la década de los 60
desaparece la unidad monolítica, lo que se hace notorio
sobre todo en el conflicto chino-soviético.
La crisis se hace violenta y evidente a fines de los 80,
aunque tiene sus primeras manifestaciones en la
sublevación húngara de 1956 y en la
supresión de la "Primavera de Praga", en 1968. El
antecedente más inmediato, a partir del cual ya no hay
solución de continuidad, es el movimiento masivo de
Solidaridad en Polonia (iniciado en 1980), que pasa de combatir
fallas a oponerse a las mismas características del
régimen existente en aquel país.
La perestroika. (Reestructuración) y el
glasnost (transparencia, libre discusión),
proclamados en 1985 por Gorbachov, secretario general del Partido
Comunista de la Unión Soviética, abren la
vía para la discusión pública de los
problemas y para la manifestación abierta de las
contradicciones y conflictos en la sociedad soviética y en
los países de su bloque.
Los años de 1989 a 1991 (se escribe esto en agosto de
1991) ven la aparición de diferentes partidos con
aspiraciones distintas en prácticamente todos los
países del antiguo bloque; en la mayoría de los de
Europa Oriental llegan al gobierno grupos que se manifiestan
contra la intención comunista y que ponen rumbo a la
instauración de una "economía de mercado", que en
la práctica serían sistemas capitalistas, abiertos
a las empresas del mundo "occidental". En la propia Unión
Soviética aparecen voces que plantean la necesidad de la
libertad de empresa como requisito para la libertad humana y para
el desarrollo económico, frente a sectores que exigen la
superación de fallas sin cambios profundos del sistema y
de otros que buscan un "mercado regulado", en el que se
mantendría la supremacía de la propiedad social de
los medios de producción. En todos ellos se plantea la
necesidad del respeto a los derechos individuales, de
información y de discusión.
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