- Internet:
Megautopista de la comunicación
contemporánea - Impacto
social de la comunicación en Internet: el usuario frente
a la pantalla - La
semiótica como herramienta de análisis de los
discursos en el Ciberespacio - Dos
enfoques en el análisis semiótico de la red de
redes - Bibliografía
Internet: Megautopista
de la comunicación contemporánea
El grado de civilización de cualquier
época, gente o grupo de
gentes
se mide por la habilidad de utilizar
energía para el avance humano
y sus necesidades.
George Grant MacCurdy.
La existencia de Internet ha dado lugar a una
cultura
virtual conformada por tres grandes factores: las
características de su llegada a millones de personas en
todo el orbe, lo que recibe cada quien y la forma en que este
suceso llega a cada persona. Resulta
así notable la forma en que este fenómeno de
comunicación mediática es percibido
por los usuarios en distintas partes del planeta, esto nos
conduce a lo que explica Ileana Medina Hernández: no
es estudiar lo que hacen los medios con la
gente, sino estudiar lo que hacen las personas con los mensajes
que les llegan de los medios[1]De lo que no
hay duda es que el hecho de la percepción
está determinado, en gran medida, por los factores
culturales que rodean y por tanto condicionan al receptor.
Varios estudiosos (como Yuri Lotman y Luis Brito
García, por ejemplo) han definido la cultura como un
sistema de
recuerdos colectivos no hereditarios, afirmación que nos
permite comprender cómo cada día se hace patente la
cultura de Internet ya que son más quienes, a escala
planetaria, la incorporan a su cotidianidad,
convirtiéndola en parte integrante de su vida y, de esa
forma, sus acciones
diarias cobran nuevos matices a raíz de este nuevo
fenómeno de la asimilación-incorporación de
la red de redes.
En este sentido, no podemos pasar por alto lo expresado por
Alfred Louis Kroeber cuando aseveró que: los
fenómenos culturales ocurren organizados sobre principios
diferentes a partir de fenómenos sociales,
fenómenos sociales a partir de lo psíquico, y
así sucesivamente[2]
Internet es, en primera instancia, un fenómeno social y
su comunicación con el público está
condicionada por los pilares que sostienen la identidad
cultural: lingüístico, psicológico e
histórico, ya que cada usuario tiene su forma de asimilar
la existencia del ciberespacio de acuerdo a estos tres elementos:
el primero, porque cada quien se convertirá en un
cibernauta más experimentado y capaz y aprovechará
mejor los servicios de
la red, cuanto mejor sea su desempeño lingüístico, lo mismo
para comunicarse mejor en su idioma que para hacerlo en otro que
no sea su lengua
materna.
El segundo, ya que aquí intervienen las leyes de la
percepción, la sugestión, la capacidad de interpretación de cada quien modificada, a
su vez, tanto por su nivel cultural como por su grado de
instrucción.
Y el tercero, debido a que las características de cada
fenómeno de la índole que sea (no solamente social)
dependerán, en buena medida, del momento histórico
en que esté teniendo lugar y de la manera en que las
personas respondan a determinada situación
socio-histórica.
Todos estos factores determinan, considerablemente, la
existencia y características de esa cultura virtual
mencionada al comienzo y que es parte de nuestra realidad. Los
seres humanos de hoy nos enfrentamos a un mundo nuevo y
complejo que ha de dar lugar a otra civilización y formas
de cultura[3]Todo este proceso es un
momento de otro proceso aún mayor e indetenible, nos
referimos a la evolución de que somos testigos y
participantes, ya que la misma constituye: una
obligación difícil culturalmente y emocionalmente
para que nosotros podamos escapar de
ella[4]
Es por eso que, de una forma u otra, Internet ha adquirido ese
alcance planetario, ya que implica no solamente a millones de
personas en todo el mundo, sino que conlleva a que esos millones
de personas experimenten cambios de actitud e
incluso muchas formas de tomar una postura frente a esta
realidad.
Los seres humanos, devenidos consumidores, han ido creando y
consolidando algo en lo que han convertido al ciberespacio: una
costumbre, que es un hábito psicobiológico en
la escala social y eleva valores
culturales[5]Internet se erige como una
suerte de gigante mitológico en los umbrales del siglo
XXI, sólo que es un gigante muy real, con forma de
autopista adonde se va y se viene respondiendo a esa costumbre,
capaz de almacenar una cantidad de información extraordinariamente grande y
variada, poniendo a disposición de los usuarios un
volumen
considerable de datos e
información en sentido general.
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