6. La hiperinflacion en América
latina
"En una economía
hiperinflacionista, la inflación es un fenómeno tan
general y un problema tan grande que domina totalmente la vida
económica diaria. La población gasta grandes cantidades de
recursos."
La economía
europea experimentó un proceso
hiperinflacionario en los años veinte en países
como Austria, Alemania,
Hungría, Polonia y Rusia, las causas y consecuencias de
éste, es lo que se ha denominado hiperinflación
tradicional. Lo mismo ocurrió en Iberoamérica en
los años ochenta en países como Bolivia,
Argentina,
Brasil y
Perú, pero a excepción de Bolivia, las
causas y consecuencias en estos países tuvieron una
naturaleza
distinta a la tradicional.
Existe numerosos debates, teorías
e ideas sobre las causas que provocan una alta inflación,
después de la experiencia vivida en los países
europeos, se establecieron teorías
acerca de sus razones, causas y efectos y se aplicaron políticas
económicas que resultaron ser muy efectivas aunque
costosas; años después algunos países del
tercer mundo se vieron en una situación similar de altos
índices de inflación; sin embargo ni la teoría,
ni las políticas
anteriores eran del todo aplicables a este nuevo proceso
inflacionario; porque si bien tenían algunos factores
similares, se desarrollaron en un contexto totalmente diferente;
Y si bien el paciente no era el mismo, no se le podía
realizar la misma cirugía; razón por la cual, las
políticas ortodoxas no fueron del todo exitosas. Una vez
entendido esto se procedió a realizar diagnósticos
alternativos del paciente cuyas condiciones y síntomas
fueron analizadas por diferentes doctores quienes postularon
diferentes teorías al respecto (heterodoxos) y formularon
nuevas políticas que han tenido igualmente un costo
significativo para estas economías.
Es así como diferentes médicos han
evaluado a los países hiperinflacionarios de América
Latina, paciente que debe ser evaluado cuidadosamente pues
desde su infancia ha
sufrido numerosas enfermedades. Para
comprender el proceso hiperinflacionario en algunos países
Latinoamericanos, se deben tener en cuenta numerosos elementos de
su estructura, su
comportamiento
histórico, el comportamiento
de los agentes e instituciones
económicas , los individuos y la sociedad en
conjunto: factores que influyen en las determinaciones de
política
económica y en el diagnostico y recomendaciones para
sanearlos; esto demuestra que la inflación puede tener
numerosos trasfondos: sociales, políticos,
económicos o estructurales.
Desde esta perspectiva, sería interesante hacer
un análisis de la cadena: Condiciones
iniciales de los países Latinoamericanos (con alta
inflación)® individuo® individuo racional y
emocional® Sociedad®
Estado ®
Instituciones
Multilaterales ® políticas económicas ®
Respuesta de los individuos y la sociedad ® condiciones
finales de los países; analizando igualmente lo que sucede
al interior de esa cadena; Sin embargo este ensayo se
limitara al análisis de las causas de las grandes
hiperinflaciones vividas en América
Latina, las políticas adoptadas y sus resultados;
teniéndose en cuenta algunos de los factores anteriormente
mencionados, además recoge las diferencias entre los
fenómenos hiperinflacionarios tradicionales y los de la
economía latinoamericana y plantea una discusión
sobre el papel de la
"credibilidad" como un factor / causa de este fenómeno y
el juego de las
expectativas en interacción con las políticas y los
planes utilizados en América
Latina.
Adoptar una posición en favor de los ortodoxos o
heterodoxos, no es tarea fácil dada la racionalidad desde
la cual cada uno realizo su análisis; El problema se
constituye en el circulo vicioso de transiciones continuas en la
aplicación de ambos postulados lo cual influyó
directamente en la actitud de los
individuos y la sociedad.
Los tradicionales:
El origen de la hiperinflación tradicional obedeció
a factores externos, ésta se produjo tras la primera guerra
mundial, sus economías presentaron altos
déficit presupuestarios financiados mediante la
creación de dinero. Para
detener la hiperinflación se realizó un programa ortodoxo
ó plan global de
estabilización, el cual generó credibilidad en el
publico y la certeza de que el Banco Central no
financiaría el déficit presupuestario emitiendo
dinero.
En los países europeos que presentaron
hiperinflación, el ingreso solo cubría una
pequeña fracción de los gastos totales y
el colapso en los ingresos
públicos coincidió con el aumento en la
inflación. (caso del efecto Olivera Tanzi). En estos
países, el fenómeno de la hiperinflación fue
precedido por una excesivo nivel del impuesto a la
inflación o señoreaje.
Uno de los componentes claves de los programas
integrales de
políticas ortodoxas que detuvieron la
hiperinflación en las economías tradicionales fue
el hecho de que adoptaran políticas de
estabilización del tipo de cambio
que restablecieran la convertibilidad de la moneda
doméstica en términos del dólar o del oro y
la reducción del déficit presupuestario. Esto hizo
posible la erradicación de la hiperinflación pues
lograron convencer al público sobre el papel del
Banco Central
independiente, que se comprometió legalmente a rechazar
las demandas de créditos internos inseguros y a otorgar mas
crédito
interno al gobierno.
En general, las hiperinflaciones tradicionales tendieron
a ser de mayor duración y mas extremadas que las de los
países latinoamericanos y la característica mas importante respecto a
estas, fue la fuerte credibilidad y aceptación en los
programas
establecidos en Europa durante
este tiempo.
En este punto, podemos inferir que en aquella época era
mas fácil adoptar un tipo de cambio como
ancla pues "el mundo se regia por el patrón oro y en un
ambiente en el
que la deflación de precios no era
común. La norma era una baja inflación" (Kiguel,
Miguel A. Y Nissan, Liviatan), esto fue generando una "creencia
convencional" que "indicaba que un compromiso de tipo de cambio
fijo garantiza más disciplina
fiscal y
monetaria que otras variables"
(Chris Canavan y Mariano Tommasi. 1997), esto dado que el publico
percibe mucho mas fácil una devaluación o cualquier acción sobre
el tipo de cambio.
Así, en las experiencias tradicionales lograron
atacar ese punto álgido en el proceso hiperinflacionario y
en general en todos los procesos
económicos: lograr la credibilidad de los individuos. En
este punto, se hace visible un elemento clave en la adopción
de políticas económicas y se constituye en la forma
en la cual éstas envían las señales de lo
que pretenden y la forma en que los individuos la reciben (las
expectativas), además el contexto y ambiente en el
cual estas señales se transmiten.
A diferencia del caso tradicional, las señales
que pretendían enviar las políticas
económicas para disminuir la inflación en
América Latina tenían un antecedente relevante y
era el hecho de que eran países con una historia de inflación
crónica y persistente en los cuales el publico supone
frecuentemente que los planes antiinflacionarios son de corta
vida, aun a pesar de las promesas del gobierno;
entonces, esto deja entrever la necesidad que se tiene de que las
políticas económicas pongan un acentuado interés en
la transmisión de señales ya que como afirman
Miguel A. Kiguel Y Nissan Liviatan refiriéndose a las
hiperinflaciones tradicionales : " para detener la
inflación no era necesario lograr el equilibrio
presupuestario a largo plazo, aunque si lo era para dar
señales inequívocas de que el Banco Central no
volvería a emitir dinero para financiar el déficit"
como lo muestra la
experiencia de Austria en 1923. Es importante entender en este
punto como en esos casos la señal que indica cambio de
régimen (como señala Sargent, 1982) puede ser un
factor igualmente clave cuando un gobierno pretende construir su
credibilidad.
El Caso De Bolivia
Bolivia tuvo un proceso hiperinflacionario que se ajusta en forma
similar al proceso tradicional y representó la
inflación mas alta de la historia latinoamericana y
la séptima más grande del siglo veinte.
El origen de la hiperinflación Boliviana se debió a
tres grandes causas: Primero: Durante el proceso de endeudamiento
de los países iberoamericanos, Bolivia no estuvo ausente
pues adquirió una gran deuda en los setenta y al subir los
intereses en los mercados
mundiales a principios de los
ochenta, no pudo seguir pagando su deuda ni los intereses
antiguos por medio de la solicitud de nuevos créditos; al estar insolvente para pagar la
deuda, el intento de devolverla creó tensiones
presupuestarias desencadenando elevadas tasas de creación
de dinero; Segundo: los precios de las
materias primas bajaron generando una disminución en la
renta real y de los ingresos del
estado y, en
tercer lugar la gran inestabilidad política
provocó una huida de capitales nacionales y extranjeros
del país creando una espiral inflacionista que
generó una depreciación de la moneda y una mayor
brecha entre los gastos del estado
y sus ingresos.
El shock en la disponibilidad de financiamiento
externo llevó a que en 1982 significaran un -5.6% del
PIB por lo
cual se desencadenaron políticas de creación de
dinero, situación que condujo a la economía al
proceso hiperinflacionario. En este punto se refleja la clara
similitud de Bolivia con la experiencia tradicional, pues en este
país, el nivel de señoreaje efectivamente
precedió a la hiperinflación, el cual se
quintuplico a mas del 10% del PIB en el
periodo 1983-85. La hiperinflación en Bolivia, fue
erradicada por medio de la adopción
de un programa de
estabilización basado en el compromiso de mantener el tipo
de cambio, la reducción del déficit presupuestario
y la transmisión de credibilidad en el Banco Central; una
característica particular en este punto, es
que después, Bolivia financió sus déficits
externamente sin recurrir al señoreaje y procuro mantener
el equilibrio del
presupuesto en
relación a los ingresos en efectivo.
Los no tradicionales.
Carlos A. Vegh, en su revisión analítica para
detener la alta inflación, resaltó que:
"La alta inflación ha sido un problema recurrente en los
países en desarrollo. Es
usual que los programas de estabilización diseñados
para frenarla tengan corta vida y que la inflación resurja
con violencia. El
fracaso reiterado de los programas de estabilización lleva
a que el público sea escéptico sobre las
posibilidades de éxito
de cualquier nuevo intento. El objetivo de
erradicar la inflación se vuelve cada vez más
difícil de alcanzar a medida que los países se
adaptan a una mayor inflación y cada programa fallido
deteriora la credibilidad de las autoridades"
Las nuevas hiperinflaciones se presentaron en un
contexto distinto y con características y consecuencias
diferentes a las tradicionales. Existen varios aspectos
diferenciadores entre el caso tradicional y el de las nuevas
hiperinflaciones: primero que todo, a diferencia de los
tradicionales, las economías de países como
Perú, Brasil y Argentina eran
economías que seguían una tradición de alta
inflación, lo que se debió en gran parte a los
elevados déficits presupuestarios y al incremento del
gobierno y de las empresas del
sector
público; Sin embargo las altas tasas de
inflación fueron controladas durante varios
períodos mediante mecanismos creados por los gobiernos,
manteniendo los ingresos del gobierno estables y enseñando
a las personas a vivir con una alta inflación,
situación que retardó el proceso hiperinflacionario
e influyo en las expectativas y en el aspecto de la poca
credibilidad que se tenía en los programas de
estabilización del Estado.
El segundo factor diferenciador, fue el hecho de que en
estas economías los niveles de señoreaje no fueran
tan significativos como si lo fueron en el caso tradicional, en
este caso, el señoreaje no se descontroló ni
precedió a la hiperinflación (a excepción de
Perú); fueron las devaluaciones acompañadas de
dinero barato e indización salarial, la razón que
provocó los incrementos en la inflación.
La incapacidad del Banco Central para contrarrestar los shocks y
la mayor fragilidad en el sistema
financiero se debió en estos países, a la
gradual contracción de las tenencias de dinero en
relación con el PIB, situación que se
complicó al limitarles el acceso al financiamiento
externo.
Inicialmente para el control de la
inflación se establecieron programas heterodoxos
caracterizados por políticas de ingresos basadas en
precios y salarios, pero
ante el continuo problema de las inflación, Argentina,
Brasil y Perú pusieron en práctica importantes
políticas de estabilización para detener la
hiperinflación. En cada país los nuevos programas
coincidieron con un nuevo gobierno; Menem en
Argentina en 1989, Collor de Mello en Brasil y Fujimori en
Perú en 1990; Los cuales buscaron romper con los
anteriores programas heterodoxos, enfatizando en las
políticas ortodoxas y limitando la política de ingresos,
el objetivo que
buscaban era el equilibrio presupuestal y el cambio en las
expectativas de crecimiento a largo plazo, por lo cual incluyeron
reformas estructurales dirigidas a la privatización de las empresas del
sector publico y liberalización del comercio exterior
para así, llegar a una estabilización continua de
precios; sin embargo esta estabilización de precios no se
logro tan exitosamente como en los casos tradicionales.
La aplicación de estos nuevos programas ortodoxos de
estabilización, tuvieron resultados diferentes a los
tradicionales, pues, aunque lograron disminuir la
hiperinflación, ninguno de los países logró
la estabilidad de los precios.
En su estudio Miguel A. Kiguel Y Nissan Liviatan,
argumentan que la crisis de la
deuda en los ochenta fue en orden de importancia, un factor
secundario en el proceso de hiperinflación en estos
países y que los mas importantes fueron los factores
internos, sin embargo cabe cuestionarse la verdadera importancia
de esta crisis, porque
si bien los factores internos fueron de extrema incidencia, la
crisis de la deuda fue generadora de desajustes internos al
limitar el acceso al financiamiento externo en una
situación en la que existía una debilidad del
control fiscal y
monetario que limitaba la disponibilidad de financiamiento
interno en estos países, así pues se puede incluir
la crisis como parte esencial de la cadena de causas y
consecuencias de la hiperinflación
latinoamericana.
América Latina, se puede considerar como un
paciente con problemas en
su nacimiento y en su proceso de crecimiento, afectado
además por factores externos (su relación e
interacción con el resto del mundo). La alta
inflación por su parte, se constituyó como una
enfermedad con la que aprendió a vivir generando
mecanismos que la hacían alta pero tolerable, y sus
raíces son tanto los problemas
estructurales, como los elevados déficits presupuestarios
y el crecimiento continuo de un sector publico
ineficaz.
Perú:
La economía peruana tuvo dos hiperinflaciones, una en 1988
que duro solo un mes y otra en 1990 que duro solo dos meses.
Perú, fue el caso de las nuevas hiperinflaciones mas
similar al proceso tradicional, pues en el caso del
señoreaje, su incremento fue el causante de la
explosión de la hiperinflación. El comienzo de la
hiperinflación estuvo vinculado a la excesiva
creación de dinero que se llevó a cabo en 1985 y
1986, desencadenando el proceso de aumentos persistentes de los
precios a partir de 1988 llegando a su tope en 1990.
El desarrollo de
la hiperinflación tuvo una marcada influencia de las
políticas populistas iniciadas por Alan García; En
1985 se inició un programa de estabilización basado
en las políticas de ingresos que establecían un
control de precios y salarios,
además estableció un tipo de cambio fijo, el cual
no fue suficiente para estabilizar los precios; El gobierno
peruano financió la actividad económica mediante
perdidas de las reservas internacionales y desarrolló
políticas monetarias y fiscales expansionistas logrando
evitar en el momento, el aumento en la inflación; sin
embargo, al agotarse las reservas se generó un largo
periodo hiperinflacionario.
Los periodos de inflación elevada pero estable, fueron
acompañados de niveles crecientes de señoreaje;
factor que explica el limitado control que el gobierno
ejerció sobre la inflación.
El programa de estabilización aplicado en
Perú en 1990, siguió las pautas del programa
Boliviano; El gobierno se comprometió a mantener el
equilibrio en el presupuesto y a
restringir el crecimiento monetario. El equilibrio en el
presupuesto, se dió por la disminución del gasto y
por el aumento de los ingresos vía impuestos de
emergencia, eliminación de excenciones impositivas y el
aumento en los precios del sector
público.
En 1990 se buscó romper con el régimen
antiguo basado en el populismo y la
gran intervención gubernamental por lo cual, además
de unificar el mercado de
divisas, trabajar en reformas laborales, de comercio y
tributarias gobierno se esforzó en reinsertar la
economía en los mercados
financieros mundiales estableciendo nuevamente contactos con
las organizaciones
multilaterales y los bancos
comerciales.
El proceso de desinflación en Perú, se vio
afectado por el alto nivel de dolarización generado en el proceso
hiperinflacionario, el cual no cambio de dirección durante el periodo de
estabilización, lo cual condujo a que el proceso de
detener la hiperinflación no ocasionara la
expansión de la base monetaria real (M1), y a que ambas se
redujeran a medida que entraban mas dólares en el sector
financiero, creando un ambiente vulnerable a la
reanudación de la inflación y a la convergencia en
las expectativas.
En Brasil y Argentina se desarrolló el efecto
Olivera-Tanzi en forma contraria, pues la inflación
elevó el nivel de señoreaje en las hiperinflaciones
de 1989. En estas economías que ya presentaban altas tasas
de inflación, la inestabilidad y los aumentos persistentes
de los precios se debieron a las políticas de freno y
reactivación adoptadas las cuales crearon un proceso
cíclico en el cual, se daban aumentos y luego
disminuciones gracias a los intentos estabilizadores, creando un
escenario ideal para la explosión de la
hiperinflación, pues al cerrarse la brecha en los ciclos
-alta inflación/ estabilización- se desencadeno el
fenómeno hiperinflacionario.
7. La inflación y
el circulo vicioso de la competitividad
El Gobierno ha tenido que admitir que no se podrá
alcanzar su objetivo (ya revisado) de inflación para este
año después de que el Indice de Precios de Consumo (IPC)
creciese un 0,2% en noviembre: ahora se prevé cerrar 1999
en una horquilla entre el 2,6% y el 2,8%, en vez del 2,4%. La
revisión automática de las pensiones va a costar
116.000 millones de pesetas al erario.
Se resalta que la fuerte subida de los combustibles ha
descabalado los planes, y que la inflación subyacente -en
la que no entran los carburantes- es estable. Y es cierto. Sin
embargo, también lo es que el resto de la Unión
Europea está importando, con el crudo, la misma
inflación que nosotros, pero que, pese a ello, los
índices de sus países están muy por debajo
de los nuestros. Un problema español,
pues.
La demanda
interna -suma del consumo
público y privado más las inversiones en
construcción y bienes de
equipo- aportó 5,6 puntos al crecimiento en el segundo
trimestre. Tamaña aportación -muy por encima del
3,6% que creció la economía en dicho periodo- ha
tenido su contrapartida en la inflación, que vuelve a los
niveles de enero de 1997. Por ello la demanda
interna tiene que compensar el no menos espectacular
déficit comercial, que crece sin parar sin que a casi
nadie le preocupe, y eso que el sector exterior quitaba nada
menos que dos puntos de crecimiento en el segundo trimestre, en
términos anuales. De alcanzar el equilibrio ese sector,
una demanda interna de sólo un 3,6% habría bastado
para alcanzar los niveles de actividad actuales… sin presionar
tanto al alza sobre los precios. Crecemos sin exportar, con lo
que acentuamos la inflación, con lo que perdemos competitividad
y podemos exportar menos: un círculo vicioso en competitividad.
Más allá de cuestiones coyunturales como
el
petróleo, el temor hoy es que, si la demanda interna
sigue creciendo al ritmo actual, la batalla contra la
inflación puede perderse. La tentación de enfriar
la economía por la doble vía de recortar más
el gasto o aumentar las retenciones fiscales sería sin
duda contraproducente. Más responsable sería actuar
sobre el histórico déficit comercial español,
lo que sin duda no es labor de un día. Los precios en alza
(a menudo injustificada, como vemos en los sectores
agroalimentarios) y la eterna desidia exportadora de las empresas
españolas son otros tantos lastres en ese empeño.
Además, la política
monetaria tiene un efecto marginal en un país como
España,
ya que se diseña principalmente para los países de
mayor peso en la UE: Alemania y
Francia. Y en
política presupuestaria, las necesidades españolas
de infraestructura, mucho más altas que en los
países más ricos de la UE, también limitan
el margen de maniobra.
Freno a los que se enriquecen a costa de nuestra
inflacion
Ayer se conoció el dato del Indice de Precios al
Consumo(IPC) correspondiente al mes de agosto, esperado y temido
tanto por el Gobierno como por los mercados, que ya
el lunes anticiparon con su caída la mala noticia.
La subida del 0,4% del mes pasado sitúa el índice
interanual en el 2,4%: seis décimas más de lo
previsto por Economía para todo el año.
El Gobierno se ha visto obligado a revisar su estimación
inicial, situándola precisamente en el 2,4%. El objetivo
es realmente ambicioso, y el margen para conseguirlo, muy escaso,
habida cuenta de lo bien que se comportaron los precios en el
último cuatrimestre del año pasado.
En todo caso, el nuevo índice obligará a revisar al
alza las pensiones y un buen número de convenios
colectivos. Los funcionarios volverán a perder poder
adquisitivo.
Es cierto que el Gobierno ha revisado también los objetivos de
crecimiento (llegará al 3,7%) y de déficit
público (bajará al 1,1%), lo cual significa que se
va seguir generando empleo sobre
una base sana. Pero, también lo es que el control de la
inflación es la clave para que siga funcionando el
círculo virtuoso que ha hecho posible la mejora del nivel
de vida de los ciudadanos durante los últimos tres
años.
La revisión del objetivo de inflación es
muestra de un
cierto fracaso en la política
económica. Y no precisamente por el lado que ayer
apuntaron los socialistas, que reclaman más
intervencionismo, sino por todo lo contrario. Hay sectores que se
aprovechan de la inflación, que le sacan jugo al exceso de
demanda y a su situación de casi monopolio. A
esos sectores el Gobierno debería meterlos en cintura,
porque sus extraordinarios beneficios se están
consiguiendo a costa de poner en riesgo la
estabilidad de precios que tantos esfuerzos ha
costado.
Echar toda la culpa al encarecimiento del crudo no es
justo. Aunque el precio del
petróleo
haya tenido una influencia negativa de 0,7 puntos, no cabe
desconocer que el IPC español es muy superior a la media
armonizada de la UE. Por tanto, es necesario actuar rápida
y contundentemente.
Una parte del Gobierno es partidaria de hacerlo sin
contemplaciones en los sectores claramente inflacionisas,
mientras que algunos miembros del equipo económico creen
que es mejor actuar puntualmente sin necesidad de aprobar un
paquete de medidas de choque como el de abril.
El sector energético se está comportando
como un oligopolio.
Sus precios deben reflejar mejor la realidad del mercado. Si hay
que dar alternativas a la distribución (facilitando la venta de gasolina
en los hipermercados o favoreciendo la creación de
cooperativas
de consumidores) o acortar los periodos de liberalización
(que en el caso del gas es
excesivamente largo), hay que hacerlo, aunque eso comporte que
algunas cuentas de
resultados no puedan lucir beneficios por encima del 20%. Lo
mismo ocurre con la vivienda, sector en el que el Gobierno tiene
especial responsabilidad, por no haber acometido la
necesaria liberalización del suelo. Tampoco se
justifica que, por presiones políticas y
mediáticas, siga limitada al 12% la rebaja del precio de los
libros de
texto.
Rato debe pasar a la ofensiva, aunque algunas de las medidas a
adoptar tengan un coste político y de imagen.
Estados Unidos | Inflacion
Greenspan recomienda una subida de tipos y Wall Street reacciona
a la baja
NUEVA YORK .-
La inflación sigue siendo una amenaza para la
economía de Estados Unidos y
los mercados
financieros pueden esperar más aumentos de los tipos
de interés, según ha dicho el
presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan.
Las bolsas de Nueva York, que habían abierto al alza, por
los buenos datos de
inflación en enero; han invertido a los pocos minutos su
tendencia, tras filtrarse parte del discurso de
Greenspan.
A los ocho minutos de su apertura, el mercado se anotaba un alza
de más de 100 puntos de su principal indicador, el Dow
Jones Industriales. Sin embargo, las filtraciones sobre el
informe semestral
que iba a entregar Alan Greenspan ante una comisión del
Congreso arrastró a la bolsa a la baja.
En su informe semestral
ante el Comité de Asuntos Bancarios de la Cámara de
Representantes, Greenspan ha dicho que la bonanza que vive
Estados Unidos
"no tiene precedentes en el medio siglo que he estado observando
la economía de este país".
La inflación ha mantenido un ritmo muy bajo si se
exceptúan los precios de los combustibles, pero Greenspan
sostuvo que estas condiciones favorables no pueden durar mucho
más a menos que también disminuya el compás
del crecimiento
económico, que ha estado por encima del 4% en los
últimos tres años.
Desde junio pasado, la Reserva Federal ha subido cuatro veces los
tipos de interés interbancarios, como válvula de
alivio de las presiones inflacionarias, pero Greenspan
indicó que probablemente deberán subir aún
más para impedir un recalentamiento de la
economía.
El Departamento de Trabajo ha informado hoy de que el
índice de precios mayoristas se mantuvo sin cambios en
enero después de un aumento del 0,1% en diciembre, y un
incremento de apenas el 3% durante todo 1999.
Pero Greenspan ha dicho que le preocupa la situación del
mercado laboral, donde la
gran demanda de empleados puede hacer que estos exijan salarios
más altos, lo cual en la opinión de los economistas
aumenta el ritmo de la inflación
8. Inflación y
volatilidad frenan integración andina
LIMA — Las altas tasas de inflación y la
volatilidad de las monedas frente al dólar en los
países de la Comunidad
Andina frenan la integración del grupo.
"La inflación latente y la volatilidad del tipo de cambio
frustran el potencial de los productos de
la región y afectan el comercio exterior
del grupo",
advirtió el sábado el presidente del Fondo
Latinoamericano de Reservas, Roberto Guarnieri.
"Son estos dos factores tremendos los que impiden avanzar en el
proceso de integración", agregó el funcionario, que
participó en Lima en una reunión paralela a la XII
Cumbre de presidentes andinos que se clausura el sábado en
la capital
peruana.
Bolivia, Colombia,
Ecuador,
Perú y Venezuela,
miembros de la Comunidad Andina
(CAN), terminaron el año pasado con una inflación
promedio de 15,2 por ciento, una mejora frente al 18,7 por ciento
registrado en 1998.
Dentro del grupo, Ecuador posee la
tasa más alta: 60,7 por ciento, seguida por Venezuela con
18,8 por ciento. Los tres países restantes tienen tasas de
un solo dígito.
Para este año la meta de la CAN
es reducir el costo de vida en
torno al 13,3 por
ciento, según proyecciones del grupo.
Guarnieri explicó que los factores de la elevada
inflación en los países andinos fueron
principalmente derivados de crisis políticas, que la
región ya está superando paulatinamente.
Ante esto, Guarnieri recalcó que los andinos
deberán enfatizar sus políticas monetarias y de
precios para llegar a la meta de un
mercado común de más de 110 millones de
consumidores en el 2005.
Posible crédito
para Ecuador
Guarnieri se mostró contrario a la dolarización de las economías de la
región como receta para vencer estos problemas. Ecuador
acuñó la divisa estadounidense en abril de este
año.
"Mientras existan déficits fiscales muy marcados,
imposibles de financiar sin inflación, es inútil
que se piense que la dolarización va a arreglar el
problema", afirmó.
El funcionario resaltó sin embargo los avances en el
proceso de cambio de moneda en Ecuador y dijo que su organismo
contempla un préstamo puente para ese país
andino.
"Yo no descarto que eventualmente ayudemos con otro
crédito a Ecuador que sirva de puente entre un primer
crédito que le dimos hace dos años", afirmó
Guarnieri.
El Fondo Latinoamericano de Reserva es un organismo regional que
apoya las balanzas de pago de los países miembros,
otorgando créditos o garantizando préstamos a
terceros.
Guarnieri recordó que en 1998 el fondo otorgó a
Ecuador un préstamo de 411 millones de dólares para
estabilizar su economía durante el gobierno del presidente
Jamil Mahuad.
Mahuad fue derrocado en enero de este año tras una
insurrección popular y militar.
"El crédito de ahora puede ser de 40 millones de
dólares con un proceso más alargado de
devolución, que le alivie el peso del primer
crédito y (Ecuador) tendrá un año de gracia
donde no pagará capital sino
solamente intereses", detalló.
Ecuador, que en octubre declaró una moratoria de su
deuda externa,
sufre la peor crisis económica de su historia, que se
reflejó el año pasado con una recesión de
7,5 por ciento.
Los países andinos esperan salir de su crisis este
año con un crecimiento
económico de 2,8 por ciento en promedio, frente a la
contracción de 4,8 por ciento en 1999, según
cálculos de la secretaría general del grupo con sede en Lima.
9. Conclusión
Este tema es muy importante, ya que nos afecta
socioeconómicamente, porque el pueblo que compone a un
país, no esta preparado para la devaluación del dinero, por ejemplo, los
deudores adquieren un producto a un
precio y después de cierto tiempo este no es
el mismo, en el caso de los vendedores de es lo contrario ya que
ellos revalorizan los inventarios
porque la inflación hace subir los precios, esto nos lleva
a que el gobierno debería tener un mejor control en el
manejo de la economía de un país centrando las
causas que justifiquen el alza de los precios para así
diseñar medidas para embatirla, si la inflación es
monetaria se buscará la revalorización de la moneda
a través del aumento de la paridad cambiaria.
Trabajo enviado por.
Miguel Angel Vernal Gutiérrez
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